Emputecí a mi esposa (II)
Mi esposa me fue infiel por segunda vez, sin que yo lo supiera. Sin embargo, cada día la quiero más. Es mi putita.
EMPUTECÍ A MI ESPOSA II
Les sugiero leer mi relato anterior llamado " Emputecí a mi esposa I ". No fue muy logrado como relato, pero sólo refleja algo totalmente cierto y la gran calentura que me brindó mi putita, encamándose con su joven amante.
Pues, lo logré por segunda vez. Aunque esta sin siquiera pedírselo, con lo que creo haber logrado que se convierta en una putita. Bueno a los hechos.
Como saben, por razones de trabajo, yo permanecía fuera de mi país por lo que echaba mucho de menos a mi esposa, sobre todo en las noches, lo cual sólo lograba que más me calentara y deseara que me pusiera los cuernos, para que al menos ella tuviera satisfacciones sexuales. Esto era motivo de pajas diarias, mientras me contaba su aventura por teléfono y por carta, en realidad era yo el que se lo pedía.
Bueno, después de su primera experiencia como infiel, mi putita aumentó su calentura y nuestros encuentros, en sus esporádicas visitas a Buenos Aires en donde yo residía, se mostraba mucho más caliente y me pedía que le hiciera la colita con mucha frecuencia, ya que su amante se la había hecho prometer, por lo que parecía querer acostumbrarla para recibir su gran verga. Tanto, así que se ensartaba solita y gozaba mucho más que antes cuando lo practicábamos sin el aliciente de su amante.
La siguiente infidelidad, en realidad la cometió con un gran amigo de su primer amante. Éste último la invitó a salir un día sábado, junto con una amiga para su compadre. Sin embargo, sólo se presentó el amigo con otro muchacho ya que el amante primero, no pudo salir por un compromiso de trabajo.
Con toda seguridad el compadre de su amante, Juan Pablo de sólo 22 años, alto y delgado como le gustan, ya venía dateado de lo putita y buena para coger que era mi querida cónyuge, porque lo primero que hicieron fue invitarlas al departamento del hermano de uno ellos, en donde bebieron piscolas y se apoderó de élla. Según mi esposa la besaba rico, lo que la calentó y accedió a ir a la cocina a preparar más tragos, la que llevaba directo a un dormitorio, en donde terminó cogiéndosela.
La continuó besando con gran pasión, lo que agradó mucho a mi putita, logrando desvestirla rápidamente para chuparle sus tetitas y acariciarle el clítoris, cono cual mi mujercita acaba rápidamente. Ella no resistió el tratamiento que le estaba dando Juan Pablo, por lo que rápidamente pasó a la acción. Le quitó su camisa y comenzó a besarlo, acariciándolo con su lengua desde el cuello hacia abajo, pasando por sus axilas y vientre. El sólo gemía y le decía "cosita rica".
Le sacó su pantalón con rapidez y dejándolo sólo en calzoncillos, lo continuó acariciando con su lengua hasta descubrir su pene, el que besó y recorrió a todo lo largo, para después metérselo en la boca y chuparlo frenéticamente. A tanto llegó su frenesí que él le pidió que parara para no acabar seguramente. Se dió vueltas en la cama y abrió sus piernas para que la penetrara, lo que Juan Pablo hizo con urgencia.
Mi esposa gimió al recibirlo en su conchita apretadita, la verdad es que ella dijo ser muy afortunada porque Juan Pablo tenía una verga bastante grande y que la hizo muy feliz (aunque no esos monstruos que todos describen en sus relatos).
Mi mujercita gimió con la primera penetración. Juan Pablo la penetró casi con delicadeza o más bien con temor de hacerle daño, lo cual demostraba su poca experiencia, aumentando el morbo de mi esposa.
Juan Pablo fue casi pasivo al principio, así que mi putita se lo tuvo que follar como sólo ella sabe. Se movió con gran frenesí logrando orgasmo tras orgasmo, por largas tres horas.
Esto dejó muy perplejo a Juan Pablo ya que mi putita goza mucho con cada follada. Acaba fácilmente y con grandes quejidos de placer. Le preguntaba a cada rato si tenía buena relación conmigo y como se llevaba en la cama con su esposo, a lo que mi mujercita le contaba que gozaba mucho y que ella siempre era así.
Su joven semental tenía gran duración, pues no acababa, debido a la gran excitación o al alcohol quizás, por lo que mi mujercita extremó sus habilidades en la cama y aprovechó de tener un coito como hace tiempo no lo tenía. Lo hizo poner de espaldas en la cama y lo montó ensartándose la verga y culiándolo con gran energía. Se hizo dar desde atrás, en posición de perrita, por su conchita, usando todas las posiciones conocidas, por lo que obtuvo muchos orgasmos.
Como final de tan colosal follada, viendo que Juan Pablo no acababa, mi putita le chupó el pene y lo pajeó hasta hacerle brotar gran cantidad de semen que se tragó hasta la última gota, dejándolo aún más perplejo, ya que nunca le habían hecho semejante faena.
Bueno, espero que me crean ya que hay una gran incredulidad entre los lectores, debido quizás a lo fantasioso de los relatos. En mi caso, yo sólo cuento lo que me relató mi putita, a la que cada vez deseo más.
En realidad no hemos tenido ningún problema con estas aventuras, ya que ella superó sus cuestionamientos morales, en tanto que yo nunca termino de agradecérselo ya que me ha hecho gozar permanentemente, ya sea recordándolo o cuando tenemos sexo, el que es cada vez mejor.
Espero que este reato sea lo suficientemente bueno para que guste a los lectores de Todorelatos, para así compensar en algo los cientos que he leído, y para que alguien se anime a escribirnos, sobre todo si son varones jóvenes, delgados, altos y ojalá morenos como le gustan a mi putita, para ver si alguna vez cumplimos mi fantasía que es gozarla entre dos y verla ensartada y gozando de un buen pene.
Si son de Chile y les gustan las maduritas, sería ideal. Mi mujercita tiene 46 años, mide 163 Cms., delgada, con un culito no muy grande y unas tetitas duras y de buen tamaño, ya que se las hice operar para que se sintiera más puta.
También, si alguna mujer se atreve nos gustaría recibir correspondencia, ya que su fantasía es tener sexo lésbico, más bien que otra mujer le haga el amor.
MARIA - JOSE