Emputecí a mi esposa (6)
Cómo realizamos nuetro primer trio.
Emputecí a mi esposa V
Gracias a mi empeño y a la cooperación de mi esposa, he conseguido poco a poco irla emputeciendo. Ella es muy caliente y complaciente en la cama, además de muy atractiva para los hombres, pese a no ser del tipo modelo que describen siempre. Es morenita clara, con un cuerpo menudo, 163 Cms. y 53 kilos, un culito pequeño pero apretado y sin un gramo de grasa o celulitis. Sus pechos son lo mejor, ya que se implantó silicona, así que es una delicia agarrarse de ellos.
No tiene tabues con respecto al sexo, por suerte ama chuparlo y es difícil quitárselo una vez que ha empezado, es un placer inmenso cogérsela por la vagina ya que goza como una perra (que hermoso es verla acabando desaforadamente). Con vaselina, le encanta que se lo metan por el culito y es capaz de acabar varias veces siendo penetrada por su entrada trasera.
Siendo así, como no voy a desear que se coja a todos los que ella quiera y los que yo quiera también. Por eso me encanta cuando logra seducir y tener sexo con alguien que yo le haya sugerido o alguien que le guste a ella. Como dije ante, a mi putita no se le había pasado por la mente serme infiel, pero como es un juego de a dos, sus aventuras tienen un morbo especial, así que goza a placer con todos sus amantes.
En cualquier caso, ha mantenido a uno de sus jóvenes amantes por un buen tiempo, el que ha aceptado culeársela con mi participación, así que entre los dos le damos unas maratones de sexo con las que tiene para varios días. Al menos semanalmente nos juntamos para tener sexo con ella.
También la he autorizado para que salga con su joven amante a fiestas de su universidad y que la preste a sus compañeros que quieran cogerse a una putita con experiencia y muy caliente. Es así como ha acumulado bastantes encamadas y orgías con los compañeros de universidad de nuestro amigo.
Yo gozo mucho con sus aventuras, sobre todo cuando me las cuenta y luego hacemos el amor largamente. También me sirven de consuelo cuando viajo y no puedo estar con ella, ya que mi fantasía me llevan al cielo imaginando sus aventuras sexuales pasadas o las que tiene en esos momentos aprovechando mis ausencias.
Bueno, les contaré la primera experiencia que tuvimos de a tres, o mejor dicho cuando me la pude coger con alguien más. Mi putita logró convencer a Gastón para hacer un trio, su amante más estable, un chico de 24 años, el único que quiso compartirla conmigo y que también es un poquito morboso ya que a poco de conocerla y cogérsela ya la había entregado a un amigo de su confianza. Este encuentro resultó muy bueno, por lo que hemos continuado con nuestras orgías de a tres, en la que la reina absoluta es mi putita esposa y nosotros dos sus sementales.
Una vez aceptada la propuesta por parte de su amigo nos reunimos en nuestra casa de campo, la que es muy aislada y cómoda. Llegamos de noche a ella, cada uno en su vehículo. Mi putita iba muy arreglada, con una minifalda delgada y holgada, la que mostraba mucho y permitía sentir todas sus intimidades por sobre la ropa. Como ropa interior sólo usaba una tanga pequeñita blanca, que es como mejor se ve.
En el camino fue calentándose de solo imaginar lo que le esperaba y yo pagué las consecuencias, ya que mientras manejaba ella me sacó el pene y me lo fue acariciando mientras me decía lo que quería hacer. Su deseo era mamar las dos pollas al mismo tiempo y que Gastón se la cogieran por la vagina a cuatro patas, mientras me la chupaba a mí. Yo por mi parte, le pedía que se portara desinhibidamente, que fuera lo más puyita posible y que lo más quería era ver mamándole la polla a Gastón y verla con su boca llena de semen.
Me prometió dejarnos exhaustos y que se dejaría coger por el culo por Gastón, ya que esa era la fantasía de él. Para eso yo debería ayudarla a aflojar su hoyito con bastante vaselina, ya que su amante tiene una estaca muy larga. Yo le dije que tendría que comérsela toda, por todos sus agujeritos.
Llegamos a la casa con hambre, así que procedimos a ingerir las comida preparada que llevábamos y una botella de cava, la bebida de puta de mi esposa. Con esta se puso muy contenta y empezó un coqueteo con ambos a la vez, gracias a su conocimiento previo de Gastón. Luego les propuse que bailaran, mi putita lo abrazó con pasión de inmediato y él la cogió de su culo de inmediato por lo que el baile se transformó de inmediato en un morreo de campanillas. A ello ayudo la cava y la tenue luz de la sala.
Después de un rato, pedí mi turno para bailar diciéndole a Gastón que prestara a mi putita, es decir a la putita de los dos esa noche. Balié unos pasos y propuse que ya que era nuestra putita se sacara algo de ropa para que nos deleitara con su cuerpo. La dejamos sola al centro de la sala y pusimos música un poco más sugerente para este efecto, ella se hizo de rogar más por coqueteo que por verguenza y empezó a bailar sensualmente, mientras le aplaudíamos al ritmo de la música.
Debido a la poca ropa que llevaba, luego quedó sólo entanga y zapatos, con lo cual me acerqué e invité a Gastón para que la agasajáramos entre ambos. Continuamos moviéndonos al compás de la música, yo desde atrás agarrado de sus tetitas y Gastón desde adelante tomado de sus caderas y besándola tórridamente.
Mi esposa comenzó rápidamente a desnudar a Gastón, le sacó la camisa y le besó su cuello y pecho, luego soltó su cinturón y se agachó para sacarle los pantalones. Gastón ya tenía una erección notable, insinuando las grandes dimensiones de su pene, por el cual le decían el bombero. Mi putita le hizo unas caricias con su boca por encima del pantalón y se volvió hacía mi para desnudarme también, dándole la espalda a su amante. Este se agarró a sus duras tetas, mientras le punteaba el culito por encima de su tanga.
Me quitó rápidamente la camisa, me recorrió ricamente con su lengua y repitió sus caricias en mi polla, por sobre el calzoncillo, al igual que lo había hecho con Gastón, quien al agacharse mi mujercita le estaba dando un tratamiento manual a su culito y a su conchita.
María José se arrodilló en la mullida alfombra, con su tanga aún puesto y nos bajó a ambos los calzoncillos. Me sentí disminuido cuando vi el pene de Gastón, pero luego recordé que el fin de todo era que mi putita gozara y que mientras más grande mejor.
Mi putita mamaba ambos penes golosamente, los recorría desde la base hasta la punta con su lengua y luego se los tragaba hasta la campanilla, alternadamente. Luego se incorporó y nos llevó de la mano al dormitorio.
Recostó a Gastón al medio de la cama y se concentró en mamárselo, lo ensalivaba y lo recorría con pasión, como siempre lo hace. Para no sacarla de su golosina, aproveché que estaba con su culito parado, en cuatro patas mamándoselo a Gastón tal como yo lo había soñado, me dedique a hacerla gozar con mi mano, le acaricié su almejita, masajee su clítoris mientras le introcía un dedo para hacerla acabar, lo que logré rápidamente. Luego seguí con su culito, para preparárselo para cualquier contingencia.
Le puse bastante vaselina y se lo masajeé, con uno y luego con dos dedos, mientras Gastón resistía estoicamente la infernal mamada que le daba mi esposa. Esta cuando sintió que su culo ya estaba relajado, se dió vuelta y le pidió a Gastón que se la cogiera desde atrás en cuatro patas, mientras comenzó a mamármelo a mi.
Gastón encontró el camino ya lubricado, por lo que la ensartó por su cuquita con mucha facilidad y deleite de mi putita. Esta comenzó a mover su culo en círculo con fuerza y a gemir profundamente, mientras Gastón se la culeaba profundamente, con sus casi 22 centímetros. María José me había dicho que ella era capaz de agauantar cualquier calibre, pero yo igual me impresionaba como acogía tan largo, aunque no tan grueso cipote. Al parecer, su largo favorecía esta posición, ya que conmigo a menudo se le sale.
Viendo como mi putita gozaba la fenomenal cogida, casi no sentí su mamada, por lo que pude aguantar durante los quince minutos que Gastón se la culeaba. Esta gemía con fuerza y pedía más y más, acabando por fin con la cara enrojecida y con las venas a flor de piel. Ambos le acabamos en forma simultánea, yo en la boca y Gastón en la cuquita. Se recuperó, me dió un beso y me agradeció la experiencia, yendo al baño a ducharse.
Mientras nos recuperábamos, le dije a Gastón que si le había gustado mi putita. Me dijo que le encantaba y que estaría cogiéndosela siempre. Pues entonces aprovecha -le dije- porque esta noche es la putita de los dos, báñate con ella. Mientras ellos se duchaban, prendí puse el canal porno de la TV satelital.
Mientras veía la película triple X que estaban dando, me imaginaba que ninguna se parecía siquiera a la que acabábamos de protagonizar recién, lo que calentó de nuevo imaginándo lo que mi putita esposa estaba haciendo en el baño, por lo que me fuí raudo a verlos.
Estaban bajo la ducha, manoseándose ambos y luego mi esposa se agachó para mamárselo a Gastón que ya lo tenía parado nuevamente. En ese momento entré y me agaché a chuparle el culito, mientras caía el agua sobre nuestros cuerpos. Su culito estaba aún muy lubricado con el tratamiento que yo mismo le había dado antes con la vaselina, así que le propuse a Gastón que si no se le antojaba ese culito. Este enloqueció y quería hacerlo ahí mismo. Mi esposa le pidió que fueran a la cama ya que su hoyito necesitaba mucha preparación, se secaron y fueron al dormitorio besándose apasionadamente, mientras yo me terminaba de bañar.
Continuará
Por favor escríbanme. Me encanta conocer sus opiniones y sus experiencias propias, con sus parejas. Yo soy un cornudo convencido, ya que desde que nos atrevimos a tener estas aventuras el sexo ha sido superlativo entre ambos.
Me interesa saber las opiniones de hombres que sean o anhelen ser cornudos y de mujeres que sean infieles, sobre todo. Pero también de jóvenes que les gusten las maduritas, ya que son los preferidos de María José