Empresaria de profesión, puta por vocación - 22

La historia de patricia, una madura empresaria, con unas fantasías sexuales desmedidas

Nota de autor:

“Ante todo, quiero desearles a todo un buen estado de salud, y que no hayan sufrido el COVID 19 ni en persona, ni entre los suyos.

Quiero pedir disculpas a todos los que seguían el relato, y se quedaron a medias.

En un principio, ante la magnitud de la pandemia que estamos padeciendo, no me pareció oportuno seguir con el relato, hasta que esto se calmase o se pasase.

Visto que no tiene trazas de pasarse en un futuro próximo, decido continuar con la historia de Patricia, intentando que ello suponga un entretenimiento más en estos difíciles días, y espero no herir sensibilidades de nadie.

Y sobre todo,

#Quédate en Casa

CAPITULO XIX

CHACHA DE MI CHACHA Y MI MARIDO (4)

Así, fue. Nelson se tumbó encima mío y me la metió con bastante violencia. Me llenaba bien el coño, nunca pensé que fuera capaz con sus años de responder así sexualmente. Me morreó un poco, bueno más que morrearme me llenó de babas, sin duda fruto de los dientes postizos que llevaba, que casi me quedo con ellos en la boca.

Por el contrario, se ve que llevaba tiempo sin follar, o que la sesión de correazos le había motivado mucho, el caso es que en nada se corrió dentro de mi coño. Y la verdad es que se corrió bastante, estuve un buen rato notando su semen salir de mi coño.

Para entonces, Nelson hijo, que ya se había sacado la polla hacía rato, se subió a horcajadas sobre mí metiéndome la polla en la boca. Aquí no se cortaba nadie de ver a los otros en cueros, seguro que hacían cosas entre ellos.

Nelson Hijo, estaba bastante bien armado, y se había empeñado en meterme la polla entera en la boca, cosa que se me antojaba complicada al estar tumbada. Pero la hermanita y la mamá, se encargaron de forzarme la cabeza de tal forma que pronto me encontró con la nariz aplastada contra el pubis de Nelson hijo.

Aquella situación era muy agobiante, y no pude evitar una profunda arcada, seguida de un vómito

Aquello fue la excusa para que me llovieran un montón de bofetadas por todas partes, mientras Nelson hijo, no sacaba su polla de mi boca. Al final conseguí adoptar una postura que me permitió tragar toda su polla sin más complicaciones.

Cuando se cansó de follarme la boca, dijo,

“Ma, tata, levantarla las piernas a esta cerda hacia la cabeza, voy a reventarla el culo”.

Altagracia y su madre, lo hicieron, dejándome con el ano totalmente accesible para él.

“Mira, Pa, como la peto el culo”, le dijo Nelson hijo al padre.

No lo pensó mucho. Colocó su polla en mi ano, y de un seco empujón me la metió.

Lancé un pequeño grito al abrirme el ano de golpe, y el empezó a follarme el culo con fuerza y ganas.

“Mira, Pa, ¿ves que bien le entra? Mira que pedazo agujero la queda”, le decía a su padre sacándome la polla de vez en cuando y abriéndome las nalgas para que pudiera ver bien mi ano totalmente abierto. Una de esas veces la aprovecharon Altagracia y su madre, para acercarse, y al margen de ver también la dilatación de mi ano, escupir dentro de él.

Aun estuvo un buen rato Nelson hijo follándome el culo. Parece que el coño después de haberse corrido Pa dentro le daba un cierto reparo. Al final termino corriéndose, como era de esperar.

Altagracia se fue a la cocina, trajo un plato lo puso en el suelo, y me dijo,

“Ahora perra, vacía tu culo en el plato”, me dijo.

Me levanté y me coloqué en cuclillas sobre el plato. Con la dilatación que tenía del ano, no me hizo falta ni hacer casi fuerza, para que la leches saliera de mi culo.  Algo de leche de Pa, salió también de mi coño.

Pronto estuvo toda la base del plato, llena de la leche de los dos hombres, más los escupitajos de las dos mujeres, y bueno algo marroncillo también salió fruto de que no me había preparado Apenas deje de echar leche por el culo, la Señora, me cogió de los pelos, me echo hacia atrás y me bajo la cabeza hasta el plato.

“Lame bien tu leche, perra, que no quede ni gota”, me dijo.

“Si señora”, la dije mientras empezaba a lamer.

Dejé el plato reluciente. Sin una gota de leche.

“Bien cerda. Eres una buena puta, seguro que tienes un mercado muy bueno”, me dijo la Señora.

Lo que más me ponía de toda aquella situación, es que la familia de Altagracia, no sabía que realmente, era su señora, que trabajaba para mí. Me hubiera gustado saber cómo hubieran reaccionado, pero sin duda era romper el encanto a la situación.

“Ahora quita las sabanas, que las has puesto perdida de tu vomito, y lávalas. Luego haces la cama de nuevo”, me dijo la señora.

Así lo hice. Quite las sabanas, y limpie un poco el colchón que estaba mojado del vómito. Me llevé las sabanas a la cocina, y fui a meterlas en la lavadora, pero la señora que venía detrás me dijo,

“No, puta, nada de lavadora, lávalas a mano”, señalándome la pila.

Allí me dirigí con ellas y empecé a lavarlas.

Al rato apareció Altagracia.

“A ver puta, cuando termines de lavar las sabanas y hagas la cama, te vas a la ducha. Te pegas una ducha entera que quedes bien limpia. Te he dejado en el baño tu maletín de viaje de maquillaje, así como tu cepillo del pelo y tu perfume, el que más usas, el que pareces una puta cada vez que te lo echas.  Cuando te seques, te maquillas, te peinas bien, ponte el pelo cardado me gusta como lo haces te queda muy ahuecado y muy bien. Te sientas en la taza del wc, y esperas que llegue yo con tu ropa. Ahora voy a ver a mi marido que esta al llegar. Si tardo un poco es que le estaré comiendo la polla en el coche.” Me dio un azote en el culo, y se fue.

Yo así lo hice. Era evidente que el día no terminaba en la casa de Altagracia.

Terminé de lavar las sabanas, e hice la cama. Luego me metí en la ducha, me lavé detenidamente, sobre todo las partes más usadas. Me sequé a fondo con una toalla que había en un perchero. En el maletín de viaje, también había crema corporal, y aproveché para darme una buena capa por todo el cuerpo. Luego, me maquillé, me cardé el pelo, y me perfumé todo el cuerpo y esperé sentada en la taza a que apareciera de nuevo Altagracia.

Al rato apareció, con restos de semen en la cara, y con un par de bolsas en la mano.

“Este es el traje. Póntelo”, me dijo.

Lo saqué de la bolsa.

Era un traje rojo, de una pieza, de látex. Tenia los hombros y los costados al aire, y diferentes cortes en muslos y pantorrillas, así como en el pecho. Por delante una tira unía lo que sería el pantalón con el top. Por detrás iba todo al aire. Excepto el elástico que sujetaba el top al cuello. Tenía una cremallera que lo cerraba en la entrepierna desde el pubis hasta el final de la raja del culo. La cremallera iba escondida con un pliegue del traje por lo que a simple vista no se veía.

Empecé a ponerme el traje, mientras ella se limpiaba el semen de la cara. La verdad es que quedaba totalmente pegado al cuerpo, era como una segunda piel.

“¿A ver zorra, que tal estas de Catwomen?”, me dijo Altagracia mirándome de arriba abajo.

“Guau, estas rompedora, te queda genial. Toma los zapatos.”, me dijo sacando de la otra bolsa un par de zapatos míos negros de tacón de aguja.

Me los puse y me miré en el espejo.

La verdad es que el puto traje era un escándalo. Marcaba absolutamente todo pero hasta a mí me gustaba como me quedaba.

“Bueno pues no vamos, Víctor está en el coche esperándonos. Despídete de mi familia, y agradéceles lo bien que se han portado contigo.”

Así lo hice. Después del impacto inicial al verme salir del baño, me dirigí a la madre de Altagracia.

“Señora has sido un verdadero placer servirla, a usted y a toda su familia. Espero que mi servicio haya sido de su agrado”, la dije.

“Si, puta, eres muy buena, y así vestida vas a hincharte a ganar dinero esta noche”, me contestó.

Ah Pa, le día un beso en la mejilla, y Nelson hijo, no estaba, debía de haberse ido a contar sus andanzas a los amigos.

Salimos las dos de la casa. La verdad es que a mí solo me faltaba llevar un cartel con los precios colgado del cuello. La gente se paraba en los coches y todo para vernos. Víctor, además había aparcado enfrente y un poco distante, por lo que el desfile que pegué fue triunfal.

Altagracia se sentó al lado de Víctor, con lo que yo me senté en el asiento trasero.

“Cariño, le queda bien el traje a la chica, ¿verdad?, dijo Víctor dirigiéndose a Altagracia.

“Si, amor. Me gusta porque deja ver desde lejos lo puta y zorra que es”, le contestó ella.

Ambos rieron fuertemente.

Víctor arrancó. Apenas llevábamos unos metros andados, Altagracia se giró hacia a mí y me dijo,

“A ver putita, esta noche mi marido y yo, tenemos un compromiso y no podemos hacernos cargo de ti, pero he hablado con unos amigos, que se han ofrecido encantados a entretenerte toda la noche. Eso si has de ser muy obediente con ellos porque digamos que tienen malas pulgas si no se hace lo que ellos quieren.”

“Si señora, descuide que no tendrán queja de mi”, la contesté.

“Más te vale”, me respondieron los dos casi al unísono.

Habían conseguido intrigarme con aquellas palabras. Aunque no iba a tardar mucho en ver a que se referían.

Vi que íbamos saliendo de la ciudad y nos adentramos en un polígono industrial. Por un momento pensé que me dejarían en alguna rotonda con algún chulo, y que tendría que trabajar para él  toda la noche. Pero no. El coche se detuvo delante de una nave, que debía de funcionar los fines de semana como discoteca. Había una gran pancarta en la entrada, que ponía,

“FIESTA CARIBEÑA”

Y si, la vedad es que por fuera se veían muchos tíos con pinta sudamericana, y también algún nativo, algún español.

¡POR DIOS!!!

Acababa de ver entrando en la nave a varios empleados de la empresa.

“Oye, oye, acabo de ver entrando en la nave a Gálvez y tres más de almacén. Yo no entro ahí”, les dije.

“Ah, si, chica, se me olvidó comentarte, que había repartido varias invitaciones en la empresa. Hay que agradecer a los empleados su dedicación”, me dijo Víctor, “pero sí, claro soy consciente de que no es buena cosa que te reconozcan, así es que este traje también trae una careta. Es una careta también de látex, que se pega por completo a la piel, y solo aplicando un producto que nosotros tenemos se puede quitar, por lo que estas totalmente a salvo con ella”

Mientras me decía eso Víctor, Altagracia salió del coche, se sentó atrás conmigo, me dio un potingue en la cara, y me puso la careta encima. La careta cubría la frente, los ojos y la nariz. Me mire en el retrovisor del coche.

La verdad es que camuflaba bastante y dejaba al aire los orificios de la nariz y la boca. No se me reconocía fácilmente. Probé a quitármela, y efectivamente se había pegado a mi piel.

“¿Mas tranquila ahora, chica?”, me dijo Víctor.

“Sí, así si”. Le contesté. Realmente era meterme en la boca del lobo, si me reconocían, estaba perdida. Tendría que ser la esclava sexual de aquellos empleados, pero yo lo había elegido así y ahora no podía echarme atrás.

“Vamos”, me dijo Altagracia abriendo desde dentro la puerta de mi lado, para que saliera.

Podríamos decir, sin miedo a equivocarme, que la salida del coche, fue apoteósica.  Al momento se produjo un murmullo entre todos los que había fuera, que rápido se convirtió en todo tipo de piropos, insultos,…., de todo. Me llamaron desde la puta de catwoman, hasta vaya pedazo de mujer.

Realmente me sorprendía, pese a mi edad, el éxito que tenía con los hombres. Era una auténtica pena el tiempo que había perdido hasta ahora. Eso de casarte y ser solo de un hombre, es el mayor acto machista que ha hecho la sociedad. Pero bueno en lo que pudiera estaba dispuesta a recuperar el tiempo perdido.

Entre en la nave, yo delante, y Víctor y Altagracia detrás.

En el camino pese a que era corto, me metieron mano por todos lados.

Cuando entramos en la nave Víctor me dirigió hacia la derecha una especie de oficina que había.

“Tu espera aquí, chica”, me dijo dejándome fuera de la oficina, mientras que él y “su” mujer entraban.

Esperando empecé a fijarme en lo que realmente era aquella nave. No era una discoteca, ni siquiera un pub, o un bar, aquello parecía una especie de parque temático. Si esa era la mejor definición. Un parque temático del sexo.

El sitio estaba oscuro, y hasta que no llevabas un rato dentro no empezabas a vislumbrar algo.

Cuando empecé a ver, vi diferentes puertas, con carteles encima que supuse indicaban lo que se practicaba tras de ella.

Fucking Area

Gangbang

Bukkake

BDSM

Fisting

Gloryhole

Voyeur

Zoo

También observé que la gente llevaba pulseras de colores supuse que daban acceso a las diferentes zonas de aquel parque temático.

Al rato salieron Víctor y Altagracia, acompañados de una mujer mayor a la que fui presentada.

“Este es el producto”, dijo Víctor, cogiéndome de la mano y haciéndome girar sobre mí misma.

“No tiene mala pinta”, dijo la mujer. “Ya veremos cómo se desenvuelve dentro”.

“Sabe la puta sus condiciones?”, preguntó la mujer.

“Yo la pongo al tanto”, dijo Altagracia.

“A ver, putita, Este lugar abre las 24 horas del día. Estarás aquí el tiempo que esta señora y sus jefes, consideren necesario. Como ya habrás visto, tiene diferentes zonas, y pasaras por todas. Solo tendrás n descanso entre zona y zona, para hacer pis, beber agua y algún que otro reconstituyente. Lógicamente, ganaras según los servicios que hagas, y harás servicios según lo servil que seas con los clientes, cuando mejor trabajes, más servicios tendrás. El dinero no te lo darán a ti. Me lo darán a mí e ira a la familia con la que has pasado hoy el día. Como has visto no les vendrá bien una ayudita. Así es que esfuérzate, y saca mucho dinero. También le he dicho a la señora, que no se te puede quitar la máscara bajo ningún concepto. Bueno creo que esta todo. ¿Se me olvida algo?, le preguntó a la mujer.

“Simplemente que la palabra NO, esa prohibida”, contestó la mujer.

“Bien has entendido puta?, ¿lo tienes todo claro?”, me preguntó Altagracia.

“Si señora, claro como el agua”, la contesté.

Tenía que dejarme hacer de todo. Así de fácil.

La mujer me puso en la muñeca una pulsera blanca que ponía FULL USE. Me cogió del brazo y me llevó hasta la puerta que ponía FUCKIN AREA.

CONTINUARA