Empresaria de profesión, puta por vocación - 19
Empresaria de profesión, puta por vocación - 19
CAPITULO XVI
CHACHA DE MI CHACHA Y MI MARIDO (1)
Tomaron sus aperitivos entre risas y coqueteos con Altagracia, que estaba que no cabía en sí, de tener a tres tíos adulándola.
Los dos amigos de Víctor eran de una edad similar a la nuestra. La verdad es que sentía curiosidad por saber las juergas que se pegaban juntos, pero la noche era muy larga, quizás pudiera enterarme de algo.
También hubo algún comentario jocoso, sobre mi uniforme. Me fui a retirar a la cocina, pero Víctor me dijo,
“Eh, chica, no te vayas por si necesitamos algo”
Así es que allí me quedé yo de pie por si los señores mandaban algo.
Altagracia, se disculpó ante los invitados.
"Disculparme un momento, pero tengo que ordenar a la chacha para la cena", les dijo, a la vez que me hacía una señal de que tirará para la cocina.
Cuando entramos, me dijo,
"Oye, estúpida, quiero que los invitados estén contentos y tú tienes una cara de sieso que los vas a espantar. Procura sonreír", me dijo mientras con su mano estiraba mis labios y dibujaba una sonrisa en mi cara.
"Sí señora", la contesté.
"Y esta camisetita que te compramos, es para que marques pezones, porque seguro que 'estás faltosa', ¿verdad perra?", Me siguió diciendo, a la vez que con sus manos buscaba sobre la camisetita mis pezones y me los pellizcaba para que se pusieran bien duritos, como decía ella.
La puta de la chica, se había metido muy bien en el papel. Se estaba ganando una buena gratificación.
Me dejo los pezones como escarpias, mientras me decía,
"Vamos, putita lleva los entrantes, luego vienes y preparas la carne como te ordenó el señor".
Allí salí yo con mis pezones queriendo romper la camisetita, la sonrisa en la cara casi de oreja a oreja y dos platos en cada mano llevando los entrantes.
El tema no pasó desapercibido a los hombres, que bromeaban,
"Víctor, tu mujer sabe convertir a las chachas en auténticos miuras. Vaya cornamenta, jajajaja".
Volví a la cocina a preparar la carne, sobre todo la de los invitados. Les ralle la viagra encima, mezclándola bien con la salsa.
De vez en cuando miraba la trayectoria de los chicos no sea que se les hubiera olvidado algo importante, volvieran, y se encontrarán con este show montado. Todo en orden.
Emplaté la carne y los pasé unos segundos por el microondas.
Volví al salón a ver si habían acabado con el Dura y Grande, el entrante y habiéndome asegurado previamente de que mis pezones están bien erectos.
La señora me dijo,
“Chica, puedes ya retirar los platos"
Así lo hice. Ahí ya empecé a recibir los primeros toqueteos por parte de los invitados
Todo en un ambiente distendido de broma, pero sus manos me tocaban, disimuladamente por todos lados.
Me llevé los platos a la cocina, y volví con el Orgasmo, la carne, siempre asegurándome de que mis pezones se marcarán bien como me había ordenado la señora y con una sonrisa en la cara lo más natural posible.
Serví los platos asegurándome de no equivocarme en los de los dos invitados para no equivocarme los había marcado cada uno con una ramita de perejil.
Se repitieron los roces y toqueteos más o menos disimulados.
Les dejé degustando el orgasmo y mientras yo permanecí, en un rincón de pie, por si era necesaria su intervención en algo.
La señora también empezó a ser objeto de las bromas y picardías de los dos invitados. Parecía que ella también iba a ser parte del juego.
Al cabo de un rato dieron también por finalizado el plato del orgasmo y la señora me ordeno,
"Chica, retira los platos y trae el postre".
Así lo hice, aunque ahora no había tenido ocasión de poder ponerme los pezones duros. Pero lo solucione a llevar la tarta Kama Sutra.
Volví a quedarme en una de las esquinas del salón mientras degustaban las tartas.
El señor me dijo,
"Chica sírvenos cava en las copas para poder brindar por una noche inolvidable"
Obedecí y les serví a todos media copa de cava.
Brindaron por ellos por muchas cenas y noches como esa.
Bebían, y yo me encargaba de rellenar las copas en la medida que las iban vaciando.
A estas alturas yo procuraba frotarme los pezones con los brazos, más o menos disimuladamente, para que la erección permaneciera
A la tercera vez que les serví cava en las copas el señor me dijo,
"Chica, tráete dos botes de nata montada que hay en la nevera y tráete un vaso para que tú también puedas brindar con nosotros".
Así lo hice cuando volví con mis pezones super duros otra vez habían colocado una silla entre medias de los dos invitados y la señora me dijo,
"Chica, siéntate entre los invitados y hazles los honores"
Yo así lo hice con gran regocijo por parte de ellos que enseguida me llenaron el vaso de cava y me pasaron uno la mano por el hombro y el otro por la cadera.
Uno de los invitados se volvió hacia mí con su copa de cava en la mano y me dijo,
"Brindo por ti guapa y por eso dos pedazos de pezones que tienes",
Todos reímos el brindis, y seguimos apurando el cava de nuestras copas o en mi caso vaso.
Pronto empecé notar como la mano que tenía en el hombro, empezaban a deslizar hacia abajo una de las hombreras de la camisetita.
En ese momento la señora interrumpió y me dijo,
"Chica recoge los platos y limpia la mesa para la sobremesa.
Me levanté, recogí los platos, los llevé a la cocina y volví con una bayeta para recoger todas las migas y limpiar bien el mantel.
Según lo iba haciendo una mano se aventuró por debajo de mi faldita y empezó a masajearme los muslos y las nalgas.
Cuando terminé de limpiar bien el mantel volví a llevar la bayeta a la cocina y me traje un paquete de servilletas de papel por si eran necesarias.
Al llegar me encontré como la señora y el señor se estaban empezando a morrear y los dos invitados esperaban ansiosos mi regreso.
Intenté volver a ocupar mi asiento de antes, pero uno de los invitados me cogió por la cintura, y me sentó sobre sus piernas.
Me empezó a morrear, mientras me iba soltando los tres botones de la camisetita.
Yo de reojillo, miraba como Víctor le estaba comiendo las tetas a Altagracia.
Toda aquella situación me estaba poniendo cerdisima.
Termino de quitarme la camiseta y empezó a estrujarme las tetas.
El otro invitado cogió uno de los botes de nata montada y empezó a echarme nata por mis tetas.
Ahora eran los dos los que se comían la nata sobre mis tetas.
La temperatura iba subiendo en el salón. Altagracia, ya se había desprendido del vestido, lo cual me alegró bastante. Con el puesto solo habría terminado por ensuciarlo, cuando no romperlo.
Entre los dos, me cogieron y me tumbaron sobre la mesa boca arriba. En un momento, me quitaron la faldita y las bragas-pololos, que causaron muchas risas en los invitados. También me quitaron los zapatos, dejándome solo con las medias horteras.
Uno me separó las piernas, y el otro empezó a vaciar los botes de nata sobre mi cuerpo. En ese momento, Víctor se levantó, saliendo del salón y volviendo al poco con una bolsa de mini fresas, que abrió y dejó a mi lado. Aprovechó también, para quitarse los pantalones.
Los invitados empezaron a coger fresitas, y a ponerme las en los pezones, el ombligo....
Pronto se unieron Altagracia y Víctor a la decoración de mi cuerpo.
Uno cogió un par de ellas y se dirigió a mi coño.
"Víctor, tienes a la chacha con el coño chorreando, que no se diga, hombre", dijo.
Me metió dos fresas por el coño, y lo taponaron con fresa.
Me llenaron de nata todo el cuerpo y me pusieron toda la bolsa de fresas repartidas por él.
Cuando terminaron su obra, se entretuvieron en hacerme fotos.
Después, sentí cuatro bocas comiéndome entera. Altagracia se entretuvo con uno de mis pezones, primero quitándole la nata, y luego mordisqueándolo. Se sacó una de las tetas, la rebozó también en la nata de mi cuerpo y me la dio a lamer. La devolví el favor, y le mordisqueé también su pezón. Vi como Víctor se ponía detrás de ella, y no sé si quitándole o bajándole el tanga, se la estaba follando. Uno de los invitados, buscaba con la boca las fresas en mi coño y cuando las encontró, dijo,
“Que pena, no vamos a dejarlo ahora vacío”, tiró de mí hacia el borde de la mesa, se sacó la polla y empezó a follarme.
Era la primera vez que alguien me follaba a mí delante de Víctor, y que él se follaba a alguien delante mío.
Evidentemente era algo a lo que teníamos que acostúmbranos. El otro invitado se abrió camino en mi boca, metiéndome la polla, por lo que tuve que dejar el pezón de Altagracia. Giré la cabeza hacia su polla, con lo que perdí la visión de Víctor, pero noté como Altagracia, se tumbaba literalmente sobre mi estómago, gimiendo como una loca, ante las embestidas de Víctor.
El que me follaba la boca, se esmeraba en metérmela entera. La verdad es que era super morboso estar follando en mi casa, en mi salón y en la mesa donde habitualmente comíamos, por dos desconocidos, al menos para mí, y delante de mi marido.
Sin duda aquella noche, marcaría un antes y un después en nuestras relaciones como pareja.
El que me follaba el coño, saco a toda velocidad su polla de él y me la llevó a la boca, echando al que me la follaba, porque se quería correr en ella.
Y así lo hizo, mientras que el que estaba en mi boca, se fue a mi coño. Rápido me encontré, con una descarga de semen en mi boca con un sabor algo salado y amargo. Sin pensarlo dos veces gire la cabeza hacia Víctor, enseñándosela primero llena del semen del amigo, y luego totalmente vacía después de tragármelo.
Sin hablar, pero con los gestos de la boca me dijo PUTA. El amigo, se sentó en el sofá a descansar de la follada. No lo habíamos protegido espero que no lo manchen, es un sofá caro.
Mientras el que me follaba el coño lo hacía como si no hubiera un mañana.
“Víctor, te la vas a follar tú?, o puedo correrme en su coño”, le preguntó a mi marido.
“No jodas”, dijo él, “yo no voy a rebajarme tanto como para follarme a la chacha. Os la dejo para vosotros”
En ese momento, pensé, ya verás enterado, como vean las fotos que hay por los muebles, en que se me ve contigo, vas a quedar como un cornudo estúpido. Eche una mirada hacia los muebles. Había dicho fotos? Joder, no había ni una, habían tenido la previsión de quitarlas.
Y el que me follaba, no se hizo repetir la sugerencia, y me soltó toda la leche en el coño. Luego sacó la polla, y me la trajo a la boca,
“Límpiala guarra”, me dijo.
Le terminé de ordeñar la polla y limpiársela con la boca, relamiéndome con cada gota de semen que pude conseguir.
Cuando estuvo también bien vaciado y limpio, se unió a su amigo en el sofá.
Víctor, seguía follando con ganas a Altagracia.
Me incorporé en la mesa, y pude verles bien. Ella efectivamente, estaba perfectamente rasurada, y Víctor, la embestía con fuerza.
Al rato, con grandes aspavientos, se corrieron aparentemente los dos. Víctor bufaba como si no hubiera follado en su vida y la cerdita lanzaba aulliditos mientras me miraba como diciendo, mira como ordeño a tu macho cerda.
Cuando se la sacó, Víctor se quitó el condón, y dijo,
“Voy a vaciarlo en el WC”.
Se acercó a mí y me dijo,
“Abre la boca, chacha, que eres el WC más cercano que tengo”.
Abrí la boca, esbozando una media sonrisa.
Víctor vació el contenido del condón en mi boca. Cuando terminó de caer el semen, dio la vuelta al condón, y me dijo,
“Lámelo entero, no dejes nada de leche de tu señor en él.”
Lo cogí con dos dedos, me lo metí entero en la boca y lo fui sacando lentamente apretando bien con los labios para que toda la leche se quedara en mi boca.
Cuando lo saqué, abrí la boca, y se la enseñé toda llena de semen. La cerré, lo tragué y volví a abrirla para enseñarle que ahora estaba totalmente vacía.
“Es un honor para esta humilde criada, poder el semen fruto de la relación de amor de sus señores”, le dije.
“Chica”, me dijo uno de los invitados,” vuelve a llenarnos las copas de cava”
Agradecí el levantarme de la mesa, que lógicamente estaba muy dura. Les serví el cava a los cuatro.
Al terminar de servirle a Altagracia, me dijo,
“Chica, lámeme un poco los pies”.
Realmente aquello me lo había buscado yo, así es que no me quedaba otra que seguir el juego.
Me puse de rodillas delante de ella, la cogí un pie, me lo llevé a la boca, y empecé a lamérselo. Empecé por los dedos lamiéndoselos y chupándoselos uno a uno.
La verdad es que me ponía mucho el que Altagracia me mandara hacerle cosas, y lógicamente, yo también pensaba aportar cosas de mi cosecha. Así, a la vez que la lamía los dedos, la iba dando masaje con los dedos en los tobillos y las plantas de los pies.
Altagracia, no tardó mucho en empezar a sentirse cómoda, noté como relajaba su cuerpo. Era el momento de actuar. Empecé a subir mis manos por sus piernas. Apenas pudo resistir el notar mis manos en sus muslos, para ponerse a jadear.
Vi que nadie me decía nada, al contrario todos miraban expectantes, y Altagracia, se dejaba hacer con gusto.
CONTINUARA