Empresaria de profesión, puta por vocación - 16

La historia de patricia, una madura empresaria, con unas fantasías sexuales desmedidas

CAPITULO XIII

TARDE DE CHICAS

A las cinco estábamos en la cafetería Plaza. Aunque era un sitio grande, de un vistazo vi que no estaba Rosa. Aun no habría llegado.

Un camarero, nos ofreció una mesa.

“No gracias, estamos esperando a una amiga, muy amable”, le dije.

Al rato entró Rosa por la puerta de la cafetería. La niña venía esplendida, radiante, con un vestido floreado a medio muslo, con generoso escote. La verdad es que la otra tarde, había tenido poco tiempo para verla detenidamente. O más correctamente, la parte de cuerpo que más había visto no era precisamente su cara. Y era muy mona. Muy resultona. Quizás le sobraran 4 o 5 kilitos, pero y ¿a quién no?

“Rosa”, la saludé con la mano. Ella sonrió y se acercó. Nos dimos dos besos en las mejillas, y le presenté a Inma.

“Mira Rosa, te presento a Inma. Una buena amiga, además de compañera de trabajo”-

También se dieron dos besos, y le hice una seña al camarero, de que ya podíamos sentarnos.

“Acompáñenme, por favor”, nos dijo el camarero, llevándonos a una mesa que estaba en medio de la cafetería pero que no estaba muy rodeada de gente.

Nos sentamos las tres.

“Así es que compañeras, que guay”, dijo Rosa.

“Bueno”, dijo Inma, “más que compañera, ella es mi jefa. Que digo mi jefa. Es la dueña de la empresa. La puta dueña de la empresa, jajaja”.

“No jorobes, ¿tú eres la dueña?”, me preguntó.

“Pues sí, lo soy, aunque después de cómo me vistes el otro día, no puedas creértelo”, la dije.

“Buah, Inma, tenías que haberla visto como apareció”, empezó a decir.

“Rosa, sin detalles, por favor, a Inma no le interesan esas cosas”, la dije.

“Ah, vale, vale, perdón, no quería ser indiscreta”, dijo ella cortada.

“Inma sabe lo fundamental, y es como nos conocimos. El resto pertenece al secreto del sumario. Pero bueno vienes guapísima. ¿Tú a que te dedicas, Rosa?, la dije cambiando de tema, y haciendo que hablara y se relajara.

“Estoy estudiando Redes Sociales y Community Mangement, y además también SEO/SEM”, dijo ella muy digna.

Inma y yo nos miramos.

“Y eso que es?”, la pregunté.

“Gestionar las redes sociales y comunidades digitales como un canal fundamental para el posicionamiento de marca y ubicar las marcas en los primeros puestos de los buscadores. Espero que el trabajo del presente/futuro.”, dijo ella muy puesta.

“¿Oye, muy interesante, y ya has terminado?,¿te queda mucho?, ¿has hecho practicas? ¿Trabajas?”, la lancé una batería de preguntas.

“¿Ves?”, dijo Inma “es dueña o no es dueña, jajajaja”

“Jaja, si, ya vero. Si termine este año, e hice prácticas, ya que los cursos incluían unos meses de prácticas en cualquier empresa que reclamara. Pero no, no trabajo, pese a que he presentado ya tres proyectos que se han realizado”

"Rosa te digo una cosa cualquier día de estos te pasas por la empresa y charlamos, me puede interesar lo que tú haces. Hasta ahora tenemos contratado un servicio externo, pero no estamos demasiado contentos con los resultados", la dije.

Nos interrumpió el camarero.

"¿Qué van tomar las señoras?".

"¿Qué os parecen unas tortitas con nata, una para cada una?", les pregunté.

Las dos asintieron.

Y para acompañar un café con leche para mí y ¿vosotras?

“Yo también, dijo Rosa.

“A mi descafeinado”, dijo Inma.

“Y que chicas, ¿estáis casadas?, nos preguntó Rosa.

“Yo, sí”, la contesté. Desde hace 30 años y tengo dos hijos”.

“Yo, soltera, pero no entera, jaja”, dijo Inma.

“Y tu marido sabe de, bueno, ¿de estas cosas que haces?, me preguntó.

“No, bueno yo creo que algo se huele, hace tiempo que estoy haciendo cosas raras, y él no tiene un pelo de tonto”.

Merendamos las tres con gusto y con ganas la tortita hablando de pequeñas banalidades de la vida.

A eso de las seis las dije,

"Vamos chicas que se nos va la tarde y tenemos mucho que hacer"

la cafetería plaza estaba a escasos cinco minutos andando del piso de mis padres y una vez que pagamos para allí nos dirigimos.

Al llegar a la casa subimos al piso y como no nos encontramos a Concha la cotilla del bloque,

"Hola Patri guapa cuánto tiempo sin verte qué tal estás?"

"Bien, bien, Concha genial y tú te veo muy bien", la dije.

"Si, no me puedo quejar, y que ¿a dar una vuelta por el piso de los papás?", me dijo como siempre intentando tirarme de la lengua.

"Si, he venido con dos amigas a ver si le damos un repaso a la cocina que estaba de grasa hasta arriba, aunque no sé porque la verdad es que no tenemos muchas ganas, pero bueno a ver qué hacemos", la dije terminando la conversación.

Me despedí cortésmente de concha y entramos las 3 en casa.

"Bueno chicas antes de nada las tres a la duchita a lavarnos bien. El día ha sido muy largo".

Eso hicimos. La verdad es que Rosa es una maravilla sin ropa, es lo que tiene el tener un cuerpo veinteañero.

Nos duchamos a las 3 con algún juguete o inocente del orden de fruta no la espalda y como no muy bien con las manos el chichi las unas a las otras.

Cuando terminamos las dije,

“Ahora a secarnos bien y a la camita, quiero un orgasmo inolvidable para cada una, por lo menos, así es que hay que esforzarse chicas."

No sé porque me daba la impresión de que no iba a ser difícil en el ambiente entre las 3 notaba mucho feeling.

La verdad es que era complicado hacer sexo entre las tres. Ya lo era hacerlo solo con una, por la inexperiencia, pero ya entre las 3 pues más complicado todavía.

Previsora, puse una toalla de baño en la cama, sobre las sábanas, para evitar el tener que lavar todas las sabanas, si alguna si iba más de la cuenta.

Así es que las sugerí,

"Que os parece si vamos una a una, nada de hacer numeritos como el trenecito o algo así”.

No sé porque, pero Inma y yo nos fuimos a por Rosa. Seguramente ayudo el que estaba tumbada todo lo larga que era boca arriba pidiendo guerra.

Enseguida se encontró con una boca, en su boca, y otra que le recorría el cuerpo. Le dije a Inma, que yo me encargaba de su coño, pese a que ella podía también probarlo.

Y no tardó en hacerlo, cambio de labios, de la boca al coño, yo me encargue ahora de su boca, de sus tetas, de sus pezones, mientras que Inma, saboreaba su coño. Y digo saboreaba, porque realmente era eso. Ese coño se saboreaba.

Fue relativamente fácil hacer que Rosa, se corriera, y si cabe más fuerte que la tarde del coche en el campo. También el ambiente era más relajado, y había más estimulación por nuestra parte. Menos mal que puse la toalla. Sino habrían tenido que ir las sabanas derechas a la lavadora. A mí me sorprendía todo el flujo que echaba aquella chica.

Luego me tocó a mí. También me peque una buena corrida. Y por último a Inma. Con Inma, y ya que los había comprado, use el consolador doble. Para follarla a la vez coño y culo. Rosa, al principio, miraba expectante y divertida, pero luego me pidió el consolador doble y la estuvo follando ella con él, y además con bastante arte. Con las dos manos metía un lado y sacaba el otro, como si de dos pollas se trataran.

A Inma, le encantó y también se corrió abundantemente.

Luego me adueñe del arnés y las dije,

“Poneros las dos a cuatro en la cama que voy a estrenar el bicho este, les dije señalando al consolador que ya tenía yo acoplado en mi cintura.

Las dos se pusieron, y ellas solitas, empezaron a morrearse.

Yo cogí el lubricante que había comprado Inma, y las eché un buen chorro a las dos desde el comienzo de la raja del culo, para que le fuera cayendo. Con Inma no tenía dudas, trababa por el culo sin problemas, pero con Rosa, no tenía ni idea, así es que me centre en ella, en untarle le lubricante, bien por el ano.

“No, no, por el culito, no, no me han metido nunca nada”, me dijo con voz de asustada.

“Tranquila” la dije, “solo estoy jugando un poco con él”.

Me di cuenta de que o el lubricante era muy bueno, o el ano de Rosa, tenía una especial facilidad para dilatarse, ya que solo de pasarle la yema del dedo, se abría lo suficiente para meterla un dedo sin problemas. Cada vez la hacía más presión con el dedo al untarle el lubricante, hasta que inevitablemente, se metió dentro de su culo. Pego un pequeño respingo, y quejido, que rápido se tornó en jadeo a medida que iba yo metiendo y sacándole el dedo.

Cuando la vi que aquello la excitaba y que el dedo entraba cada vez con más facilidad, unté, bien el consolador de lubricante y le puse la punta del consolador en el ano. Repetí la técnica del dedo. Ir poco a poco empujando muy suavemente, hasta que el ano se abriese, y acogiera el grosor del consolador.

Un Ohhhhh, largo y pronunciado, nos avisó que el consolador había abierto lo suficiente el ano, como para abrirse ahora camino por su recto. Yo noté, como efectivamente se iba perdiendo dentro de su culo.

Lo deje hasta que le entró del todo. A esas alturas, Inma, ya la estrujaba los pezones, y la comía la boca. Me mantuve en la posición un pequeño rato. Rosa, daba suspiros profundos, pero sin denotar dolor. Le eche otro chorrito de lubricante, y empecé a sacárselo y a metérselo despacio y con un recorrido corto, para que su ano siempre estuviera abierto a la máxima anchura del consolador.

En un principio, Rosa se llevó la mano hacia atrás, hacia su culo, como queriendo pararlo, pero yo le cogí la mano y se la llevé al coño para que se tocara, y lo hizo.

Empecé a incrementar la velocidad y la longitud de las metidas y sacadas del consolador, al mismo ritmo que Rosa, aumentaba sus suspiros, sus jadeos, y gemidos.

Cuando vi que ya aceptaba el consolador en su culo, empecé a follárselo de verdad, a tope, con rapidez, y sacándoselo casi entero y volviendo a metérselo otra vez. Ella seguía tocándose cada vez con más intensidad y ganas el coño. Empezó a jadear y gemir cada vez más rápidamente, hasta que empezó a clavar la cabeza en la almohada con gritos apagados inequívocos, de una nueva corrida.

La saque lentamente el consolador, y la dejé descansar. Salió algo manchado de caca, y me apresure a escondérselo de la vista, ya que por experiencia sabía que eso cortaba mucho, sobre todo las primeras veces.

Cuando reposó unos instantes, volvió la cabeza a mirarme y me dijo,

“Joder jefa, aún no trabajo para ti, y ya me estás dando por culo”

Tanto Inma como yo, reímos a carcajadas la ocurrencia de la chica.

“Te estas ganando el puesto a pulso”, la dije, ¿“Te duele?”, la pregunté.

“No, noto como si me entrara el aire, pero dolerme como tal no”, me contestó.

Por meros motivos de higiene, le puse un condón al consolador, y empecé ahora a follarle el culo a Inma. A rosa le encantaba mirar como entraba y salía, y como le iba abriendo el ano.

En un momento dado la jodía de la niña me dijo pues tú no te vas a ir de rositas, y cogió el consolador doble, y me lo clavó en el culo. Empezó a follármelo con ganas. Yo, aprovechando su broma, la dije,

“Rosa, dar por el culo a la jefa, no está nada bien, pero sigue, sigue, uhmmmm”

Esperamos hasta que se corrió Inma y luego hasta que me corrí yo, que también terminé a cuatro patas en el acama con Rosa follándome culo y coño con el consolador doble.

Aun estuvimos un rato jugueteando en la cama las tres, pero la hora, ya se nos echaba encima, así es que decidimos darnos otra ducha, y dar por terminada la Tarde de Chicas.

CONTINUARA