Empleada y Jefe: Todo por un ascenso

Raquel y Natalia son dos empleadas de una conocida empresa. Se rumorea que la ascendida será Natalia, es entonces cuando Raquel se insinuará directamente a su jefe para ser ella la afortunada para optar al nuevo puesto.

Antes de entrar en su despacho como cada mañana, se colocó sus generosos pechos en el sujetador y se desabrochó un botón de su ajustadísima blusa para dejar ver un poco más su escote a su jefe.

Su jefe nada más verla entrar se fijó en sus torneadas piernas, empezando desde el suelo, en esos tacones altos de color rojo, y al subir, terminando en sus bronceados muslos que no dejaban ver más allá de la falda del uniforme de su subordinada, su "Relaciones públicas".

Tener ese puesto en la empresa es para muchos un deseo, cualquier becario soñaría con contar con ese cargo pero a Raquel en los últimos meses le había aparecido una dura competencia, una licenciada solo un año mayor que ella que había entrado en la empresa pegando fuerte y por los pasillos de la oficina se escuchaba que pronto iba a ser ascendida a un cargo mayor y que la remuneración salarial que iba acompañada con ese ascenso era más que atractiva.

Ambas tenían el cuerpo que cualquier mujer desearía y cualquier hombre querría poseer, pero además contaban con un buen curriculum.

Se acercó a la mesa de su jefe, le saludó, él le contestó amablemente y Raquel se inclinó levemente para dejar los informes que llevaba en su mano sobre la mesa, momento que Rubén Benítez aprovechó para echar una mirada rápida y deseosa al escote de la chica, ella se dio cuenta y se sintió alagada por ello. Luego, aunque le costó, le miró a la cara, sus bellos ojos verdes, su larga melena morena al aire y sus rosados labios carnosos que ella misma se humedecía de forma muy sexy con su lengua.

  • ¿Ya están listos los informes?

  • Sí (Mostró una preciosa sonrisa)

  • Muchas gracias señorita Raquel, es usted una gran empleada.

  • No he escuchado lo mismo estos días por los pasillos… (Dijo descaradamente sentándose al otro lado de la mesa del jefe)

  • ¿Cómo…? ¿Qué es eso tan importante para usted que ha escuchado?

  • Que Natalia podría ser ascendida próximamente, cuando solo lleva 10 meses en esta empresa, sin embargo yo

  • Bueno, Natalia tiene razones muy buenas para ascender, su trabajo es impecable pero no tenga en cuenta todo lo que escucha

Raquel se levantó rápidamente de la mesa, se dejó de caer sobre ella poniendo frente a la cara de Rubén su escote.

  • ¿Razones mejores que ésta? (Mientras que las delicadas uñas de su mano derecha acariciaban suavemente la parte de su pecho que estaba a la vista.

Como era lógico, su jefe no pudo evitar mirar sus dos preciosos pechos, elevados con esa ajustada blusa algo desabotonada que casi no dejaba lugar a la imaginación, pero intentó no mirarla más de la cuenta y volver a mirarla a la cara.

  • Señorita, creía que era una profesional, está usted insinuándose de una forma

  • Venga, no se haga el tonto, te veo todos los días mirarme de arriba abajo y recrearte en ellas varios segundos.

Raquel dio la vuelta a la mesa para ponerse más cerca de él, tomó su mano izquierda y la acercó hasta su escote, hizo que la acariciara y después recorrió con la mano de su jefe todo su cuerpo, bajando por su cintura, caderas, y llegando a los muslos, metió levemente su mano por debajo de su falda, no más de la cuenta para después sacarla.

  • Si no quisieras, ya me hubieras parado ¿no crees? Venga, Rubén, podemos divertirnos mucho en esta aburrida mañana de Miércoles. (sonrió pícaramente y luego le dio un breve pico en los labios)

Al ver que su atractivo y joven jefe (apenas tenía 3 años más que ella, 28) casi paralizado no contestaba, siguió progresando esa relación que se hacía más estrecha, volvió a acercar su cara a la de él para morderle suavemente el labio inferior de su boca y escuchaba como la respiración de su jefe había aumentado desde que entró en la habitación.

  • ¿Quieres follar? (Le preguntó sin ningún reparo)

Él no contestó o no se atrevió. Entonces ella se dio media vuelta como haciéndole ver que si no quería nada se marchaba.

  • Espera

Sonrió de espaldas a él sin que la viera al escucharlo, y después se dio media vuelta.

  • Dígame, Don Rubén.

  • Cierre el pestillo de la puerta y acérquese

Ella cerró el pestillo que tenía por dentro la puerta y se acercó a su jefe que enseguida empezó por sí tocar los pechos de Raquel a través de su blusa.

Raquel se hizo hueco entre la mesa y el sillón donde él estaba para colocarse sobre sus piernas, nada más sentarse notó a través de su falda la elevación que había tomado su miembro.

  • ¿Ves cómo te pongo?

  • Mucho (Ahora fue él quien acercó su boca a la de ella y la besó apasionadamente, introduciendo su lengua en la boca de ésta)

Raquel aún sentada sobre el miembro de su jefe, de frente a él, hizo pequeños movimientos circulares con sus caderas que potenciaron la excitación de Rubén.

  • Sácamela ya.

Hizo lo que el jefe mandaba, abrió el botón y la cremallera del pantalón, primero palpó con sus manos el pene duro sin quitar el calzoncillo y después metió su mano dentro de él para sacar su polla erecta y pajearla un par de veces con su mano mientras Rubén se acomodaba hacia atrás en el sillón con aquella mujer encima de él tocándole y cerraba sus ojos mientras inspiró con fuerza aguantándose las ganas.

Bajó un poco los pantalones y calzoncillos de Rubén para tener más libertad de movimiento, tomó posición arrodillada entre las piernas de él y pasó su lengua por la polla varias veces, Rubén, la tomaba por detrás de la cabeza con sus manos y la acercaba a su miembro, ella se la introdujo en la boca y comenzó a mamársela como nunca había mamado la polla de un hombre, intentándole dar todo el placer posible, se ayudaba con su mano, pajeándolo a la vez que chupaba jugosamente la punta de su rabo y más tarde sus cojones, volvió a metérsela entera en la boca, entrándola y sacándola una y otra vez cada vez con más velocidad como si le estuviera follando su boca.

  • Quítate esto.

Se apresuraba en desabrochar los botones de la blusa de su empleada aunque algunos botones saltaron ante los tirones que le daba para abrirla lo antes posible, tiró la blusa al suelo cuando consiguió quitársela y después se apresuró aún más si cabía para quitarle el sujetador y poder tomar sus tetas con sus manos, apretó con cada mano uno de sus pechos, los apretó entre sí y la acercó más a su polla para que ella pudiera pajearle con sus pechos, ella cumpliendo así otro de los deseos que tenía en ese momento su jefe, colocó la polla de Rubén entre sus dos tetas y él se encargó de mover su cadera para meterla y sacarla restregándola por la tierna piel de entre sus pechos, ella se apretaba los pechos facilitándole la tarea y miraba con su cabeza hacia abajo hacia sus tetas por lo que la punta del rabo casi le llegaba a la boca cuando la embestía, ella sacaba su lengua para recibir el glande de Rubén de esa forma.

En cuanto a Rubén, le encantaba mirarla mientras se la había estado chupando o ahora mientras se la pajeaba entre las tetas porque ponía esa cara de mala que tanto le ponía y sobre todo le ponía a mil cuando mientras se la mamaba miraba hacia arriba, hacia sus ojos. Le encantaba mirar entre sus piernas y ver esa dulce cara tan preciosa mirándole como si nada, como niña buena y comiéndosela sin parar.

Pronto llegaron los primeros quejidos de Rubén antes tal excitación.

-Uhmm, dios, que puta eres, cariño, te adoro, te adoro… (Conforme iba terminando la frase su tono de voz iba bajando hasta quedar casi en un susurro sin fuerza perdido entre un suspiro, y sus ojos no podían mantenerse abiertos) Si no me dejas ya metértela me voy a terminar corriendo en tu boca.

Ella se la sacó de la boca, ambos se pusieron de pie e hicieron sitio entre los papeles de la mesa para despejar un hueco donde Raquel se sentó inclinándose un poco hacia atrás y abriendo sus puertas, dando entrada libre a su coño. Rubén con dos de sus dedos abrió levemente la entrada a ese cálido orificio y le dio unos pequeños lametones con su lengua humedeciéndola un poco más de lo que ya estaba.

  • Mmmm

  • ¿Te gusta? (Le preguntó él)

  • Me encanta.

Al comprobar que ante esas lamidas Raquel se ponía cachonda, volvió a acercarse a su coño para comérselo un poco más y apretar suavemente su clítoris entre sus labios, pero no se pudo centrar mucho más tiempo en esa zona porque deseaba metérsela inmediatamente y así lo hizo, con ayuda de su mano colocó la punta de su polla en la entrada de ella y empujó con su cuerpo hacia adentro, ella pronunció leves quejidos con esa primera embestida, después se fue habituando a la entrada y salida de ella de ese enorme miembro que la estaba follando.

  • Ohh, sigue, sigue…(Decía todo lo bajito que podía para que no la escucharan fuera)

Sus tetas botaban al compás de esas mencionadas embestidas y en un momento dado Rubén se acercó a chupar su pronunciado pezón ante el calentón para luego continuar follándosela.

La dura polla de Rubén se fundía dentro del húmedo a la vez que cálido coño de su subordinada que lo había puesto en un dulce aprieto que no sabía como acabaría pero que ya había empezado, la agarraba por la cintura con fuerza mientras le daba una y otra vez una y otra vez, casi sin darle respiro, acelerando cada vez más el ritmo, escuchando los gemidos cada vez más altos de la que en ese momento estaba siendo su chica, la chica a la que estaba poseyendo con facilidad.

Sintió que pronto se iba a venir, que no duraría mucho más, no la quiso avisar, quiso correrse dentro de ella, tomó costosamente aire para dar ese "Spring" final hacia la meta, la siguió embistiendo hasta que llegó ese momento, él paró unos segundos dentro de ella porque casi no tenía fuerzas suficientes para seguir metiéndosela cuando de su polla empezó a brotar chorros de leche, cálido semen recién salido que inundó el interior de la vagina de Raquel, cuando daba sus últimos gemidos y besó la boca de Raquel.

Estaba sudado, caliente, con la respiración aún agitada que poco a poco se intentaba normalizar, solo bastó con que Rubén con un par de dedos de su mano izquierda frotara el clítoris de ella y otro par de dedos de la otra mano la penetrara por esa cavidad que aún seguía caliente y mezclaba esos fluidos vaginales que la habían lubricado con el blanco semen de él, para que Raquel también llegara a un intenso y esperado orgasmo que él acalló besándola en la boca para silenciar los más fuertes gemidos que no pudo evitar que salieran de ella.

Rubén la besó con deseo, juguetearon con sus lenguas dejando sus labios mojados él uno del otro, se separaron, ella le quitó con su boca los pocos restos de semen que permanecían en su polla y se vistieron.

Antes de que ella se marchara del despacho

  • Gracias por ese pedazo de polvo. –le dijo su jefe-

  • Nada, a ti, ha estado muy bien, aunque espero que me lo recompenses como tú ya sabes.

  • Eso tenlo claro.

  • ¿He cumplido tu fantasía sexual de follarte a una tía en el curro?

  • No, espero que no te enfades

  • ¿Por qué?

  • La primera ya fue Natalia

  • ¡¿Por eso la ibas a ascender a ella?!

  • No, cariño. –Se acercó para besarla- Tu polvo me ha gustado mucho más, ella está bastante buena también pero tú eres toda una putita cuando te lo propones, me has puesto a mil, espero que lo podamos repetir (Le dijo cogiéndola de la barbilla)

  • Sí, lo repetiremos si veo esa recompensa antes que en ella… (Sonrió morbosamente)

Raquel se giró y se marchó del despacho guiñándole un ojo antes de cerrar la puerta.

Tan solo una semana después Raquel recibió el inesperado ascenso que Natalia ya creía que era suyo y se lo agradeció a su jefe como le había prometido.