Empleada madura a todo servicio (3)
Norma poco a poco entrega su virginidad anal a su joven patron.
Empleada madura a todo servicio
Tercera parte
Norma asistió a la noche siguiente y a la subsiguiente también, siempre cruzando a oscuras por el viejo patio a cumplir los deseos de su patrón. Cada vez se notaba menos nerviosa y disfrutaba ser penetrada por el joven hombre.
En cada sesión le trabajaba el ano, besándoselo, metiéndole mi lengua y mis dedos, haciendo que se acostumbrara a esas sensaciones.
Una mañana que llegué temprano, me encontré a Laura saliendo a realizar las compras al pueblo, para el almuerzo. Le pregunté quien quedaba en casa y me dijo que solo estaba Norma. Esa noche también había recibido la visita de Norma en mi habitación, y aun que había estado muy buena, había quedado con hambre, a si que cerciorándome que laura tomase la micro para ir a ciudad, y Don Luís y don pancho andaban en los campos, entré a la casa y me dirigí a la cocina.
Hay estaba Norma, preparando el almuerzo. Usaba un vestido ancho y suelto, pero que de todas formas mostraba las curvas de su generoso culo. Me acerque en silencio por detrás y me apoye contra ella, colocándole la mano en su sexo.
¡OH señor !
Hola Norma como estas
Me asustó . Cuidado que Laura andaba por ahí
No te preocupes , la vi que salió y estamos solo
¿No me diga que anda con ganas?
Si te quiero ahora
Bueno déjeme lavarme las manos y vamos a su cuarto
No te preocupes .. sigue haciendo lo que estas haciendo, que yo me atiendo solo.
¿Cómo?
Tu tranquila .. déjame a mi
¿acá?
Si acá
Le levanté el vestido y le comencé a acariciar sus grandes nalgas. Ella se quedó apoyada sobre el mueble de la cocina, mientras su patrón la manoseaba a gusto.
Solo le corrí un poco su calzón y sin mucho trámite se la metí por detrás comenzándomela a follar ahí, de pie en la cocina. Norma estaba un poco sorprendida que la buscara a esa hora de la mañana y mas aun en ese lugar, pero al sentirse penetrada, se dejó llevar y comenzó a gozar las puñaladas de carne que su joven patrón le propinaba.
Su calzón me molestaba un poco a si que le dije que se los sacara, dejándolos encima del mueble. Con todo su vestido levantado sobre su espalda, con todo su culo a mi disposición la penetré una y otra vez, gozando ambos el momento.
Estas muy rica norma
Ahhh patroncito .. ud también
¿Te gusta que te la meta?
Ahhhh si déme mas patroncito .. me encanta sentirlo adentro
Estas muy mojadita mmm me encanta que estés a si
Usted me pone así patroncito .. ah ah ah ¡
La vieja mujer apoyada sobre el mesón estiraba mas su cola hacía atrás y yo, con los pantalones en mis tobillos, la penetraba fuertemente. Ella ya se había acostumbrado que mientras se lo hacia en esa posición, mis dedos se le hurguetearan el ano, y sin dificultad se los podía meter.
Pero estando en esa posición, me fije que dentro de las cosas que estaban en el mesón de la cocina, había unas zanahorias que recién había pelado Norma. Me fije en una zanahoria que no era muy gruesa, pero si larga. Mi morbo nuevamente se apoderó de mi y sin pensarlo dos veces, la tomé. Norma no se dio cuenta que lo había echo. Le saque el dedo del culo y le introduje la punta de ese vegetal. Su forma era ideal, alargada, delgado en la punta y grueso en la parte de atrás. Ella sintió lo helado de este y me preguntó que estaba haciendo.
Tu solo relájate y disfruta
No patroncito .. que hace
Solo relájate mujer .. y disfruta
Lentamente le fui metiendo el vegetal en el culo. La forma de este y la excitación de ella no me impidieron meterle gran cantidad de este.
Norma se mostraba en un principio un poco nerviosa, pero al sentirse penetrada por ambos agujeros, comenzó a sentir una excitación que nunca antes había sentido. Con una mano le agarraba una de sus nalgas y con la otra le metía y le sacaba la zanahoria del culo, mientras con mi verga la penetraba una y otra vez.
No pasó mucho tiempo para que la vieja mujer al verse penetrada por dos partes, alcanzara su orgasmo. Yo estuve un rato mas así, jugando con la zanahoria y penetrándola, hasta que le llené el coño de semen.
Me salí de ella, dejándole la zanahoria en el culo. Ella misma se la sacó e incluso anduvo riéndose por la situación. Me subí los pantalones y me fui de la cocina. Pero ya sabía que después de ese encuentro, penetrarla por el culo, era solo un mero trámite.
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