Empitonada por el viudo en el Tanatorio.

Lo que iba a ser una desagradable visita en un funeral de una amiga, paso a ser un encuentro de sexo discreto de los que hacen epoca.

Había recibido la desagrádale noticia de la muerte de una vieja amiga, que aunque no la veía con frecuencia sí que andaba en contacto con ella pues recientemente se había vuelto a casar tras su separación con un apuesto ex empresario que se había auto jubilado  y al que conoció en un crucero, casándose a los pocos meses, y aunque yo no lo conocía si sabía que era muy atractivo  pues las descripciones que me hacia mi amiga de él, lo ponían en las nubes en todos los sentidos , pues ya saben que las mujeres somos muy cotillas y nos lo contamos todo.

Me dirigí al Tanatorio ubicado en Valencia donde tenía lugar el velatorio , y aunque me encontró situarme pues había varios funerales en las distintas salas, al final lo encontré y di el pésame a la familia que reconocí de mi amiga, si bien no veía al apenado viudo por lo que pregunte y me dijeron que estaba tomando un café en el bar que había en los bajos del localA.

Aunque yo no lo conocía pensé el a mi si, pues mi amiga le había hablado mucho de mí y quizás   alguna foto le habría  enseñado.

Efectivamente al llegar a la cafetería se me quedo mirando un apuesto caballero con un elegante traje negro que le hacía destacar aun mas su pelo blanco que aunque corto destacaba en su poblada cabeza, saludándome con un gesto con la cara y su mano, por lo intuí rápidamente era él.

Me acerque y le abrace trasladándole mis condolencias, indicándome el que me había reconocido pues su difunta mujer le había hablado mucho de mí y había visto fotos de nuestras fiestas cuando nos juntábamos.

Sentí al abrazarme una extraña sensación pues su fortaleza  me sorprendió para la edad que yo pensaba debía tener, pues intuía tendría unos 65 o 66 años, además aunque el momento no era para pensar en otras cosas, con el fuerte y largo apretón de sus manos sobre mi cuerpo, sentí el roce de su  paquete contra mí, intuyendo igualmente que había sido causal.

Tomamos el café  tras una larga y apenada conversación contándome como había sido el desafortunado final, y cuando pensaba regresaríamos al salón donde estaba el resto, el me indico que no quería ir allí pues no paraban de atosigarlo con lamentos, por lo que había hablado con los dueños de aquel local y le habían dejado una pequeña sala con unos sofás para descansar en una planta más arriba, por lo que volvió a pedir  dos cafés más para llevar y con el ascensor nos dirigimos a la misma.

Tomo rápidamente el  la conversación una vez sentados, si bien yo inconscientemente ya le había mirado dos o tres veces el bulto que aquel elegante pantalón no lograba disimular, pensando para mi mientras él hablaba, que había sido afortunada mi amiga el tiempo en vida con él, si aquel pantalón contenía lo que yo me imaginaba.

Él me dijo que sentía no habernos conocido antes y habernos juntado, si bien riendo dijo, que su mujer entre bromas le decía,” mejor no te presento a Tere pues como le gustes esa marchosa te me quita y te lleva a la cama a la primeras de cambio, que la conozco y es una fiera con los hombres”.

Yo medio ruborizada le dije, por dios las cosas que decía Laura, aunque viéndolo allí frente a mi quizás seguro hubiera sucedido.. Continúo diciendo que le había contado que  yo era muy liberal y que tras la muerte de mi esposo en un accidente había continuado con esa vida con un irlandés…. Yo medio ruborizada le corte riendo y le dije…pero bueno que te conto esa arpía de amiga que tenía, casi que te cuenta mis cosas de cama… el entre risas  me dijo, bueno algunas si me dijo  que tú le habías dicho, pero no te asustes ni te sientas violentada, yo antes era también así, riendo levemente, a la vez que se tocaba con disimulo pero de una forma muy sexy su enorme paquetón.

Marco con la mano disimuladamente el bulto  y pude distinguir que el grosor era bueno y si eso estaba relajado ahora, después daría miedo.

Continuo hablando y me pido que le contara cosas de mí,  y así lo  hice ,aunque fui comedida, pues el sitio no era para explayarse, sorprendiéndome el con una afirmación que me dejo fría, pues dijo que conociéndome sentía que habíamos perdido una oportunidad de habernos liberado los cuatro cuando yo vivía con el Irlandés.-

Puso la mano con delicadeza en mi muslo y sentí casi me desmayo pues aquel hombre me estaba excitando mucho y el lugar no era el idóneo, me acaricio levemente a la vez que decía, que a su mujer seguro no le hubiera importado el juntarnos y más con una buena amiga .

Yo ingenuamente le dije,¿ qué hubiera pasado los cuatro juntos? … el entre una risa picarona, me dijo pues hubieras disfrutado de esto, a la vez que se echaba mano a su enorme bulto y  yo continuo diciendo de ese precioso cuerpo que tienes que me deja alelado  solo de  mirarlo.

Me estoy sofocando, le dije y estamos en el velatorio de tu mujer y mi amiga…

El cortando mi conversación, dijo: y nosotros somos adultos y a ella ya no le podemos hacer daño, acercando acto seguido  su mano debajo de mi falda a la vez que se abalanzo a besarme.

Me deje caer hacia atrás en el sofá sin impedir el beso y su mano que no tardo nada en acariciar mi sexo atreves de mi ropa interior, quedándome atolondrada por la sapiencia de esa lengua en mi boca.

Me mordisqueo los labios tiernamente y continuo con un placentero y largo beso que parecía sellar el acuerdo de lo que iba a suceder rápidamente.

Bajo al cuello besando sin parar  con su boca,  mientras su mano subía por el interior de mi blusa buscando mis pechos con sus tersos pezones que se habían activado ante la maestría de aquel reciente viudo, y al llegar a ellos los acaricio como hacía tiempo no me lo habían hecho, soltando una, gemidos de placer  que rápidamente fueron sofocados por su boca que retomo mis labios para silenciarlos.

No me di cuenta como sucedió, pero mi mano estaba sobando y manoseando aquel enorme paquetón que apretaba con fuerza  testando su enorme tamaño y dureza, palpe buscando el tamaño de sus pelotas, y sentí escalofríos cuando las agarre , a la vez hacia que ardiera más mi sexo aun ante tanta excitación que iba creciendo a raudales .

Me reclino sobre los largos sillones y con sus dos manos me retiro rápidamente mis braguitas, oliéndolas seguidamente y soltando un resoplido de miura ansioso por montar a la hembra.

Con los dedos gordos de su manos comenzó un juego erótico en mis labios  que hacían se abriera mi sexo como una flor,  tan bien lo hacía que mi cadera pegaba pequeños saltos levantándose ante el arte de aquel  viejo experto, pasando tras unos gratos y placenteros minutos, a comer con maestría  por su boca y en concreto con aquella maravillosa lengua que entraba donde otra nunca había llegado, provocándome al minuto un explosivo orgasmos que no pude contener.

Esto alentó aun mas aquel maestro del sexo  que sin amilanar la sabia comida,  alargo hasta casi provocarme el segundo, pero mis manos agarraron su cabeza por su corto y espeso pelo para separarlo y pedirle  que me penetrara.

Sonrió mirándome picaronamente, e incorporándose de rodillas entre mis piernas abiertas, soltó el cinturón, bajo la cremallera lentamente, vislumbrando a través de esta el enorme bulto que pedía oxígeno y luz, para seguidamente dejarlos caer y bajar los ajustados slip blancos que llevaba, dejando libre aquel enorme duro, grueso y largo falo, que se balanceaba recto mirando a mi sexo.

Solté un gemido de admiración, y como un resorte me incorpore para lanzarme como una loba con mis manos y mi boca a agarrarlo y chuparlo desesperadamente.

Tan atolondradamente lo hice que le di unos pequeños mordiscos en su enorme cabezón, provocándole un pequeño quejido a la vez que me agarro mi cara con sus fuertes manos, pare decirme, tranquila que no te la va a quitar nadie,  vas a poder comer todo el rato que quieras.

Yo me reí sonrojándome un poco y acto seguido le agarre aquel par  de enormes pelotas para sobarlas suavemente a la vez que ahora si lamia su capullon previo a metérmelo todo en  mi boca para allí dentro saborearla y aspirarla como si la vida me fuese en ello.

Gemía el ahora por mi maestra comida y como pudo se dejó caer hacia atrás quitándole yo los pantalones y los slips,  pero sin dejar de saborear aquel caramelo.

Soltó su corbata y abrió la camisa y mis finas manos subieron por su plana barriga hasta el frondoso y espeso pectoral , ya blanco en su mayoría, buscando pellizcarle sus duros pezones , mesando aquel espeso pelo entre mis dedos mientras mi boca palpaba las gotas previas que aquel enorme pollon ya soltaba por tanta excitación.

Me pidió parar pues le iba a provocar una corrida de escándalo, diciéndome que ahora si me iba a penetrar, por lo que muy a mi pesar solté aquel mástil terso y brillante para ponerme en posición de recibir aquel maravilloso premio.

Abrí mis piernas desesperadamente, acercando el rápidamente aquel misil que primero jugueteo con su cabeza en la puerta de mi sexo , provocándome una agitada respiración y tembleques en mi cadera que apenas podía contener, pues anhelaba ser clavada  y fusilada a embestidas  por aquella enorme tranca.

Cuando me empitono, se dejó caer con su enorme cuerpo, provocando aquello entrara hasta mis entrañas, a la vez que me hizo explotar en un grito sordo de placer, pues mordí mis labios para no alertar a todo el edificio.

No les voy a mentir ni voy a decir cantidad pues ciertamente no recuerdo los mini  orgasmos continuos que me provoco mientras se contorneaba  clavado en mí, pues sus sabios movimientos de cadera no hacían más que acrecentar aún más el placer que producía la entrada y salida de aquel enorme falo que a duras penas cabía en mi dilatado y empapado sexo, pues sentía con cada embestida como si me desgarraran las paredes a su paso, pero a la vez era impresionante el placer recibido, llegando tras unos diez o quince minutos a una explosión filan donde perdí todo fuelle y fuerzas quedando semi desplomada a merced de los últimos coletazos previos a su asombrosa y abundante corrida.

No podía creer la cantidad que había recibido, pero luego recordé el tamaño de aquellas preciosas pelotas y me imagine que la producción iba de acorde a sus dimensiones.

Quedo el después de unos tensos coletazos, ya relajado sobre mí, recuperando su respiración a la vez que busco mi boca para besarme dulcemente.

Cuando ya nos habíamos recuperado, me dijo… iba a preguntarte si te gusto, pero creo que no hace falta, riendo dulcemente después.

Nos vestimos rápidamente pues quizás estuvieran buscándole abajo, y una vez acicalado y una repintada de urgencia, bajamos con disimulo otra vez a la cafetería, aunque mis piernas ahora no me respondían y daba traspié con los tacones por falta de fuerzas.

Me quede ya todo del tiempo con él y el resto de los allegados, y una vez finalizado  el funeral con su ritual característico, me fui despidiendo de todos, pero cuando llegue a él con discreción, me dijo:   Tere no te vayas sola, que esta noche no me quiero quedar en casa solo, si no te importa te llevo al Hotel donde te quedas, necesito compañía y descansar contigo.

Sentí un alivio pues realmente necesitaba su compañía, pues en le poco tiempo que lo había conocido, había surgido en mi algo que me atraía fuertemente de él, aunque el sexo también tuvo su parte de culpa.

Llegamos al Hotel y lo primero que hicimos fue darnos una baño y pedir que nos subieran la cena, aunque yo tuve un aperitivo entre el agua de la cálida ducha, pues me apeteció darle una soberana mamada de esas que hacen flexionar las rodillas del mejor semental, y casi lo consigo, aunque reconozco que el andaba ya cansado por el ajetreo de todo el desagradable suceso vivido recientemente.

Después de la cena, no quise forzar la máquina y dejarla para el amanecer, pues su cara reflejaba cansancio y fue caer desnudo sobre la cama y quedarse dormido como un lirón.

Aprovecho una para observarlo en plenitud allí relajado sobre la cama desnudo como dios lo trajo al mundo, con su sexo semidormido pero no menguando en demasía, entre las piernas, con ese par de bolas pobladas ricamente y reposando sobre las sabanas, como digo, me recree mirándolo y me sentí afortunada de haber conocido aquel hombre, aunque interiormente me sentía como una víbora, pues las circunstancias no  eran las más éticas y morales.

Pero como él dijo a la mañana siguiente, ya no le vamos a hacer daño a nadie así que tras pedir unos cafés u unos bollos, pasamos a la faena matinal que superó con creces al día anterior pues……