...empieza la liberación...

Después de la boda de mi hermana tenía que hacer algo con mi vida sexual...

Nunca lo había hecho con un hombre…si, aún era virgen. Aunque tenía mi novio de toda la vida y algunos alumnos y alumnas muy dispuestos a echarme una mano, pero…

Desde que había comprobado en la boda de mi hermana que las apariencias engañan, decidí usar ropa más estrecha y corta, más ropita interior sexy y porque no…más pequeña. De hecho, cuando me compraba ropa interior, escogía la que me gustaba y pedía unas tallas menos.

Bueno…no sabía qué hacer con mi vida sexual, y sí…o mi novio pasaba mucha hambre esperando que llegase el día de nuestra boda, o…no quería ni pensarlo.

Aunque virgen, me encantaban los juguetes sexuales y los utilizaba como una posesa. Era virgen, pero de alguna forma tenía que desahogarme.

Había conseguido un empleo en la universidad, como profesora de economía financiera. Por las tardes daba clases en una academia privada a alumnos que tenían problemas para aprobar.

Y a esa academia es donde iba con mis ropas más estrechas y cortas y mi ropita interior pequeña…allí conocí a Juan.

Juan trabajaba por las mañanas como celador en un hospital. De un barrio marginal de Sevilla, estaba acostumbrado a hacer las cosas a su modo y a imponerle a los demás esas formas de hacer. Alto…moreno…fuerte y no de gym, ojos verdes y dos huevos muy bien puestos. Me sentía protegida a su lado.

Juan siempre me hablaba de incentivos…de incentivar a los estudiantes…yo no sabía de qué hablaba la verdad, y creo que su pareja o medio pareja, Silvia, tampoco. Ella también era alumna mía. Rubia…ojos color miel…descarada…siempre iba con botas militares y vestidos cortos. En las clases la miraban con deseo y ya se encargaba Juan de las hostias…que las hubo.

Ella solía comentarme que Juan la ponía con ese par de huevos que tenía…y yo callaba para no decirle que a mí también y a muchas más.

Yo no sabía qué hacer con mi vida sexual…quería cumplir aquello para lo que me educaron, no hacerlo hasta casarme. Pero veía videos porno…me mataba con consoladores varios…me vestía provocativa adrede para que me dijeran cosas…con mucho cuidado y discreción me insinuaba a algunos chicos para luego dejarlos con la miel en los labios…me gustaba enseñar algo…Juan me decía que le parecía que yo en el fondo era una pervertida y una calientapollas. Silvia le llamaba la atención cuando decía estas cosas y luego me miraba y me decía que mi novio se lo tenía que pasar muy bien conmigo…que cuando yo quisiera podía compartir placer con ellos…y reía.

Me plantee muy en serio seguir esperando a mi boda y sobre todo pensaba y pensaba y pensaba otra vez si mi novio estaría esperando el gran día igual que yo.

Pasó el tiempo…el tiempo pasaba sin más…y a medida que lo hacía mi ropa interior encogía.

Un día tenía que salir para la academia y mi novio, Rubén, se quedó en casa solo. Cuando me despedía de él llegó una amiga…le dije a Rubén que le preparara un café que yo tardaba un par de horas en volver. En el dormitorio Rubén me cogió el culo y me dijo que ya se había dado cuenta que casi había reventado un consolador…que a ver cuando llegaba la boda para que rompiera otra cosa. Yo lo miré seria…llevaba un vestido de tirantas ajustado y como quince centímetros por encima de mis rodillas…zapatos de medio tacón y un sujetador y tanguita negros con encajes a juego…y le dije que yo suponía que él estaba esperando con paciencia ese día al igual que yo.

Me fui a clase…allí estaba Juan…con una gran sonrisa.

-         Hoy estas más buena de lo normal profe…

-         No empieces Juan…y Silvia?

-         Ni idea…hoy decía que no tenía ganas de venir a clase…

-         Pues le dices de mi parte que luego suspende y ya tenéis los dos una edad…cuantos?

-         Yo 27 profe y ella 25…

-         Y a ti que te pasa hoy que estás en las nubes Juan…

-         Que como no podía venir Silvia, le he echado un par de polvos antes de venir…pero ya se me está pasando el efecto…

Cuando se ponía así no le prestaba atención…pero no me cabía la menor duda de que lo había hecho.

De los tres alumnos que habían venido esa tarde dos se tuvieron que ir antes y me quedé a solas con Juan.

Era mayo y hacía calor…Juan se quitó la camiseta y pude ver su torso sudoroso y tatuado por casi todos sitios. Le pregunté que significaban algunos de los tatuajes y mientras me lo explicaba acabe sentada en sus piernas.

Habían pasado unas tres horas desde que salí de casa y sonó mi teléfono, pedí disculpas a Juan para atenderlo.

-         Si dígame?

-         ¿Eres tú verdad Maku?

-         Si dime…

-         No me interrumpas, quiero contarlo todo de corrido…

-         Dime, no te voy a interrumpir…

-         En primer lugar, tu novio tiene una lengua que no te mereces…capaz de hacer correr a una mujer de un par de lametones…en segundo lugar tiene una polla que merece un monumento…y en tercer lugar y una vez puesta contra la pared me empotró como un animal y han sido tres kikis de ensueño…que dices tía?

Colgué el teléfono muy serio…volvía a sentarme en las piernas de Juan. Lo miré muy sería y le dije si quería ayudarme a cambiar algunas cosas…me respondió que le explicase…

-         Desnúdate…quédate como viniste al mundo…

-         Pero que dices tía.

-         Que lo hagas…

Lo hizo…y si…tenía dos huevos y no en sentido figurado…y entre los huevos una herramienta digna del mejor profesional.

Me senté enfrente de él y me quité los zapatos…saqué del bolso un frasquito de aceite de masajes y me lo puse en los pies…empecé a frotarle con suavidad su polla…

-         Te estoy viendo ese tanga que llevas que no tapa nada tía…

-         Pues mejor para ti capullo…

Seguí masajeándole su herramienta mientras el miraba con lujuria mis piernas y lo que veía entre ellas…

-         Cabrona!!!...que bien lo haces…parecías una mosquita muerta y eres una guarra…que bien se lo tiene que pasar ese gilipollas que tienes por novio…aaahhhhh…

En ese momento saltaron varios chorros de semen que fueron a parar al suelo…ya al final cuando salía con menos impulso resbaló por mis pies…

Me acerqué a él…le día un beso en los labios mientras le masajeé los huevos…

-         Por cierto, Juan no han sido dos…

-         ¿Qué dices tía?...

-         ¿Si…no han sido dos los polvos de Silvia…sino cinco…y ahora quiero aprovechar el tiempo perdido…me ayudas?...

…besos…

Maku.