Empezandoa conocer a una mujer. Lo que hay que ver
El conflito entre una educacion y conocimientos clasicos, lo que se considera normal; y una imaginacion desbocada e irreal, que nos situa dentro de la fantasia irracional. Y la cruda realidad que siempre va mas alla dejando corta a la fantasia mas irreal.
Empezando a conocer a una mujer
(MIRANDO NO SIEMPRE SE VE)
Estuve 25 años con Beatriz y me doy cuenta que apenas la conocía, a pesar de que con ella conocí el cielo y el infierno del sexo; y no he vuelto a gozar jamás igual con otra mujer.
No se por que pero continuamente me siento como, debió de haberse sentido, el Topo, después de haber cambiado los ojos por el rabo. Es un cuento, es un refrán, es un dicho que cada vez tengo mas presente; aunque mis preguntas continuas son: ¿Fue feliz el Topo después del cambio? ¿Fue feliz la Rana después del cambio? ¿Quién fue más feliz de los dos después del cambio? ¿Se arrepintió mas tarde el Topo por el cambio efectuado? ¿Se arrepintió la Rana del cambio realizado? ¿Si pudiese desharía el cambio el Topo? ¿La Rana si tuviera la oportunidad desharía el cambio?
Cuando estamos predispuestos a creer, o a no creer, la mayoría de las veces, quien ve es el cerebro y no los ojos, y aunque todos lo sabemos, desde tiempos muy remotos"Lo estoy viendo, pero no me lo puedo creer; tiene que haber una explicación o algo que lo justifique, por que de lo contrario es imposible. No puede ser, a pesar de que lo veo no lo creo" Esto es imposible que suceda. No vale con ver hay que tocar Santo Tomas.
Con Esther sentada a mi lado, mis ojos solo eran para ella y la carretera, y el resto de mis sentidos para la carretera y para pensar en ella. No era que de refilón pudiera ver casi sus bragas, ni viese su sujetador y pudiese imaginarme el pecho contenido en el. Era mucho más, la sensualidad que emanaba de su cuerpo, de su rostro, de sus gestos. Cuando movía su mano, en un gesto de lo más natural, acariciando su preciosa pierna o rozando su pecho, era como si acariciase mi polla, como si mi mano fuese la que trataba de liberar sus tetas y su placer. Me la folle varias veces, y de todas las formas posibles en el camino, con la imaginación puesta en lo que le había visto hacerle a Jose. Me parecía escuchar sus gemidos, gemidos que venían del asiento de atrás y que tarde mucho tiempo en comprenderlo. Pero como digo, no estaba yo en condiciones de echar un vistazo atrás, aunque solo fuera por el retrovisor.
Llegamos a la capital y lastres se dedicaron a probarse la ropa de la mitad de los comercios de la ciudad, ropa que en muchos casos, no pasaba ni de lejos por ser adquirida, dado su estilo tan sexy y atrevido, que hoy puede ser muy corriente en la calle, pero que en aquella época, solo estaba reservada a las putas y a alguna que otra señorita de compañía. A mi me toco acompañarlas mientras elegían los trapitos, mientras los miraban en la percha y a Jose hacer guardia en la puerta del probador, sujetando las prendas probadas o por probar, y dando en algún caso su opinión sobre como les sentaba. Envidie su puesto en aquel momento, por que me imagine que, yo en su lugar, las vería desnudarse, vestirse, gozaría del espectáculo y les dedicaría algún que otro calificativo o piropo fuerte, amen de alguna caricia. Pura fantasía propia del momento y mi estado. Me convencía a mi mismo de la diferencia entre mi fantasía y la realidad.
Fuimos a comer a la parte vieja, les deje en la puesta del restaurante, y aunque el trafico no estaba como ahora y mucho menos el aparcamiento, tarde en llegar alrededor de un cuarto de hora.
Esther estaba sentada en la mesa esperándome. Me dijo que Beatriz y Mariate habían ido al servicio a arreglarse nada mas llegar, y que ella y Jose se habían quedado a esperarme, pero Jose no había podido aguantar más y había tenido que ir al water. Y ella a esperarme, para que no pensase mal.
Hablamos un rato. Ella me pregunto haber que tal me lo estaba pasando, si me había aburrido durante las compras. Incluso de manera disimulada, se abrió la camisa mostrándome un sujetador, para a continuación levantándose discretamente la falda me enseño la braga. Me dijo que era un body, que había tomado prestado de la tienda, por que así era más emocionante después hacer el amor. Y me dijo que era una lastima que no me lo pudiera enseñar. Que Mariate y Beatriz, seguro que no estaban ni en condiciones de enseñar lo que ella me había enseñado.
El tiempo parecía pasar o muy lento, estando con Esther un minuto podía parecer una eternidad; pero con la camarera pesada de marras que nos había tocado, un minuto parecía menos que un milisegundo; ya se había acercado a preguntarnos lo que íbamos a tomar varias veces.
Esther me dijo si no quería ir al water, le dije cortésmente que no, pensando en aprovechar cada segundo que pudiera estar a solas con ella. Entonces ella se levanto y me dijo que iba a arreglarse ella también y además meterles prisa a las otras.
La camarera, cuando Esther se marcho, vino a preguntar de nuevo si íbamos a comer y que queríamos. Le dije cortésmente que si que comeríamos, que le pediríamos cuando estaríamos todos, pero que podía tomar nota de lo que yo quería y una de las señoritas, Beatriz solía tomar siempre lo mismo cuando comía en un restaurante, al menos si lo había en la carta; la camarera me respondió, que una hora para pedir era mas que tiempo suficiente, que luego ellas salían tarde y nadie les pagaba las horas extras. Le respondí, que no se preocupara, que si me cobraba a mi le daría una buena propina, y le di como anticipo de quinientas pesetas. Me dedico una luminosa sonrisa, y me dijo que no me preocupase por nada, que cuando estaríamos todos vendría a tomar nota.
Enseguida llego Jose, que se justifico con el estomago y el largo rato que habíamos estado de pie, parado a la entrada de los probadores, y que desde que habíamos salido del pueblo habían pasado mas de seis horas. Le dije que no se preocupase, que Esther me había echo compañía y además había tardado un rato en llegar. Jose dijo, como lo mas natural del mundo, si no me había puesto caliente Esther, que era una zorrita calienta pollas, mas puta que su hermana y sin dueño para el. Me molesto el comentario y le dije que ahora le tocaba esperar a el, que cuando llegaran las chicas que llamaran e hicieran el pedido, que yo ya lo había hecho y también para Beatriz. Jose me respondió que no me preocupase, que pediría el para todas, que a Beatriz seguro que no le apetecía lo que yo le había pedido; y que igual llegaba yo antes que ellas, ya que seguramente estarían tocándose y haciendo una tortilla en el retrete, ya que estaban muy salidas. Le dije que me molestaban esos comentarios y me fui escuchando su risa.
Al ir al servicio, no me cruce con ellas como esperaba, pero si pase al lado de las camareras, y les escuche el comentario de, a veces piensas que merece la pena ser puta por lo que deben de cobrar, cuando a la camarera le dan quinientas de propina, que no le darán a esas zorritas por un polvo a tres. Pensé que no era yo el salido, que todos estábamos igual, que eran los nuevos aires de libertad de la transición, y que a lo que mas parecían afectar era al sexo.
Cuando volví del servicio, estaban los cuatro sentados ya, y ellas estaban todas coloradas, como si hubieran estado corriendo la maratón o se hubieran pasado con el colorete. Esther era la más afectada, aunque Beatriz estaba como ida. Le dije que le había pedido la comida y si le gustaba, me respondió, seca, que no le gustaba que le pidiese la comida, que fuera la última vez, a ver si me creía que era su padre o su señor. Le dije que no volvería a pasar. Y Mariate, dijo, que les gustaba mas la comida que les pedía Jose, bueno rectifico Esther, nos gusta mas la comida cuando la pide Jose.
Acabamos de comer, y fuimos corriendo al cine, ya que se había hecho tarde, sobre todo cuando después de comer, Esther, se llevo de nuevo al servicio a Mariate y Beatriz, diciendo que se tenían que arreglar y sobre todo preparar y limpiar bien para el cine y mas para después de la película y el viaje de vuelta al pueblo.
Pague la comida, y a pesar de que Jose no hizo la mínima intención de pagar, me aleje un poco detrás de la camarera, para darle la propina prometida. La camarera me agradeció la propina diciendo, que las disfruten, están muy bien, y no tendrán reparos en hacer cualquier cosa con amigos tan esplendidos y además no parecen estar en condiciones de resistirse a nada; son ustedes unos golfos, que les aproveche y vuelvan cuando quieran, sin prisas estaremos para atenderles. Y creí ver una mirada insinuante. Le respondí que todo trabajo tiene un precio, aunque a veces sea muy difícil valorar el precio justo. Riendo ya la camarera, dijo, si, si, tiene usted toda la razón, hay trabajos que todavía son muy difíciles de hacer y por lo tanto mas de valorar en su justo precio.
En el cine nos sentamos en la ultima fila, estaba medio vació a diferencia de las veces anteriores que había estado a rebosar, yo en el asiento del pasillo, a continuación Esther, a continuación Mariate, después Beatriz y al final Jose, haciendo el comentario de que los pastores tenemos que proteger el ganado, no valla a venir cualquier salido y a pesar de estar nosotros al lado, les meta mano y las haga correr y nos estropee la fiesta posterior. Yo lo veía muy difícil y muy fantasioso, ya que como he dicho el cine estaba medio vació y la poca gente que había procuraba ocupar las plazas de las zonas de mas luz al contrario que nosotros.
Al poco de empezar la película me di cuenta que, lo mismo que en la ocasión anterior, Esther había empezado a masturbarse, y había abierto parcialmente la camisa y con el body había colocado los pechos de forma que estaban fuera del sujetador y tenia los pezones en su máximo esplendor. Pensé muchas cosas en poco tiempo, y todas giraban en torno a lo mismo, participar en aquella masturbación. Mis pensamientos fueron interrumpidos por Jose, que dijo que mejor estábamos en el rincón, con las putitas tan animadas, tratando de ponerse en el papel de la protagonista, y además había poca gente y nadie se iba a molestar en mirar, ni se preocuparía por nosotros. Nos pusimos al final de la fila. Y al levantarnos, y con la poca luz y la muy calenturienta imaginación que yo tenia en aquel momento, me pareció que Mariate y Beatriz estaban igual que Esther y con la braga en la mano.
Aproveche para decirle a Jose, que podíamos intercambiar nuestros asientos, ahora que la protección la necesitaba Esther, por si aparecía un salido, retomaba sus palabras, que el la protegería mejor. Se echo a reír y me dijo que de lo único que tendría que protegerla era de mi, y que no me preocupase, que si tenia que tocar tocase, que ella no diría nada, que estaba acostumbrada y que el estaba bien donde estaba.
Sentados de nuevo y con una advertencia por parte del acomodador de que guardásemos silencio, que no era ninguna película para escandalizar a nadie, nos callamos y quedamos como estábamos.
Esther reanudo su juego, y pude ver con la claridad de algunas escenas que Mariate estaba en las mismas, incluso en una ocasión pude ver la mano de Esther en su entrepierna; la vista sin embargo no me alcanzaba a Beatriz y mucho menos a Jose, pero me pareció que las tres gemían suavemente, de forma casi imperceptible; por lo que yo me las imagine masturbándose a las tres. Esther lo hacia sin ninguna duda y estaba salida completamente. Yo deslice la mano buscando su coño y ensimismado con sus tetas, le acaricie. Mi sorpresa fue cuando me susurro, que no tan suave y delicado, que la iba a hacer correr, y esa no era su intención, tenia que estar fresca y dispuesta para su señor.
La película se me hizo eterna, agradecí el descanso. Y Esther, Mariate y Beatriz, aprovecharon para ir al servicio a limpiarse y prepararse, ya que al salir no tendrían tiempo según les dijo Jose.
Jose se acerco a mi, y me dijo, como te decía y puedes ver, no son mas que unas putitas calentorras, para usar y tirar, como te vas a casar con una de estas, diviértete con Beatriz, aprovecha hasta cansarte y después déjala como si seria un trapo viejo, o como la perra viciosa que es, hazme caso, no te lo voy a repetir mas, puedes hacer sin embargo lo que quieras, pero yo quedo limpio de cualquier cosa o culpa que me puedas imputar en el futuro.
Y yendo ya a su asiento, por que se empezaban a pagar las luces, me dijo mira, mira bien, pero sobre todo procura ver lo que miras, y no lo que te gustaría ver.
Con las luces apagadas, llegaron Beatriz, que paso de prisa casi sin rozarme, Mariate que me dio la impresión que tentaba mi paquete con su culo, y Esther que si lo tentó y me dio una buena refriega.
Esther nada mas sentarse, se puso los pechos en aquella rara posición, y se levanto la falda para masturbarse, lo hizo mirándome y sonriendo; en voz baja me pregunto que culo era mas apetitoso de los tres, y si no me gustaría follarme el culo de su prima, no le conteste, y ella replico, que no me dejaría hacerlo como me había dejado hacerlo la zorra de su hermana, que los culos y las bocas, me volvió a repetir eran para los señores. De todas formas Mariate tenia que aprender mucho, estaba prácticamente sin usar, acabo diciendo.
Acabo la película, salimos del cine. Beatriz estaba ida, como la última vez que había visto la película, pero inaccesible, ni me dejo que la tocara. Mariate estaba toda excitada y no lo ocultaba, hacia comentarios sobre las escenas y sobre todo sobre el compromiso que adquiría la protagonista y el poder del señor.
No se si lo había dicho, pero la película era "Historia de Ô", y habíamos ido para que la viera Mariate y se ilustrase con algo decente y no con cuentos como el de "Nueve semanas y media", que la había visto ya una docena de veces, y no se cansaba de verla.
Así que Mariate estaba salida, decía que era una película para ver en al intimidad con alguien muy especial; Jose le puntualizo, con un señor; y le remacho diciendo, todos los deseos se cumplen y no hay mayor cumplimiento de un deseo que ser la protagonista; pero reprímete un poco, que ahora no vas a echar un polvo, ya llegara el momento.
Esther, también estaba salida aunque mas moderada en sus gestos y palabras; si dijo, con una cara de viciosa que me sorprendió, la noche es larga y todas quedaremos servidas antes de que salga el sol; pero sin olvidar lo mas importante, y que es que el señor se quede satisfecho. Ya habéis visto: placer- dolor-placer, quien lo da quien lo goza es el autentico señor, y las putas-perras-zorras para servirlo. Y dirigiéndose a Mariate, dijo ya tendrás oportunidad de verla tantas veces como "Nueve semanas y media" y mas aun. Y como "Nueve semanas y media, ser la protagonista, tu señor te hará gozar, y sobre todo te gozara.
Subimos al coche, y como en el viaje de ida se sentaron. Y como en el viaje de ida, la turbadora presencia y la mas turbadora y provocadora actitud de Esther me aisló y bloqueo del resto. Esther puso música, saco de su bolso una cinta muy sensual y la puso a todo volumen. A mi me pareció de nuevo que de atrás se elevaba un clamor de gemidos fuertes y continuados. Pensé ya esta otra vez traicionándome la imaginación; e intente ver varias veces lo que ocurría en el asiento de atrás con mi imaginación desbocada, y a pesar de que Esther estaba igual que en el cine, y me invitaba a tocar su coño. Pero esta vez la imaginación de lo que podía estar sucediendo atrás, podía más, pero al contrario que a la mañana, por mucho que miraba no podía ver nada; suspiraba por que apareciera un coche, pero era la hora de estar cenando y el tráfico era inexistente. Pensé en encender la luz interior con cualquier pretexto, pero no me atreví; y más por lo que me imaginaba que vería, que por lo que dirían. Un par de veces trate de bajar la música, pero Esther me cojio hábilmente la mano y la llevo a su coñito, que estaba encharcado, diciendo deja la música, no pienses, estamos todas igual, necesitando lo mismo; y la música lo mismo que aplaca el deseo, puede potenciarlo hasta rebasar cualquier limite.
A la altura donde yo había follado a Beatriz la otra vez, Jose me dijo para, para y metete ahí en esa pista, al principio no le oía, mejor dicho no le entendía, pero justo en ese momento se acabo la música. Y pude oír perfectamente como chillaba Jose diciéndome que parase en la próxima curva, y que entrase en la pista forestal que había, hasta alejarnos un poco de la carretera, que Mariate estaba mareada y que quería hacer cosas como devolver y de vientre, así que o paraba o me iba a poner el coche de primera.
Mariate tenía mucha prisa por salir del coche y hacer lo que parecía hacerle una falta extraordinaria, pero no quería ir sola, y tanto Beatriz como Esther no querían acompañarla, pues decían las tres que les daba miedo.
Entonces Esther propuso, que no era cuestión de ir todos, pero que debía de ir Beatriz a acompañarla y Jose para que se sintieran tranquilas; que ella y yo los esperaríamos pacientemente en el coche, hasta que Mariate quedase completamente tranquila y satisfecha. Y demás así yo no me impacientaría y ella se sentiría tranquila esperando conmigo, y Mariate no se sentiría agobiada por la presencia de ellas dos. Y que la próxima vez iría ella y se quedaría Beatriz, y que iría yo y se quedaría Jose.
Se fue Mariate, del brazo de Beatriz, casi sin poder andar, yo lo atribuí al dolor de vientre, aunque podía ser del placer que tenía; Jose caminaba detrás, se situaron detrás de unos restos de madera cortada.
Esther me dijo que agradecía aquel momento, para Hablar conmigo; mientras tanto su mano rozaba la bragueta de mi pantalón, y ella se mostraba insinuante. Me dijo que dejara en paz a su hermana, que lo único que iba a conseguir era follarle el coño, y nada más, pero que nunca me pertenecería, ni me dejaría hacer con ella lo que yo deseaba de una mujer. Me saco el pene, y puso la música, alta de nuevo, diciendo que era bueno que no se oyera lo que no se debía de oír y todos estar tranquilos cada uno a lo suyo. Me volvió a decir que la leche solo eran las mujeres viciosas y dependientes las que se la tragaban y de un señor, no de cualquiera, además había que aprender a tomar la leche y otras cosas y que se sufría mucho, si no se hacia por el placer correspondiente.
Yo le respondí que con su hermana había hecho lo que había querido, o al menos permitido ella, que no la había forzado a nada, que ella se hubiera dejado cuanto menos hacer. Esther me respondió que no se lo creía, pero que Beatriz ya había penado y sufrido por ello y que volvería a penar y sufrir por ello otra vez, que aprovechara esta noche y mañana, por que tardaría en volver a estar con ella, ya que tenia que aprender a estar y ser de nuevo.
Mire hacia fuera coincidiendo con la cinta que se había acabado, y me pareció ver a Jose montando a Mariate, mientras ella se agarraba a Beatriz e incluso que chillaba como si la estuvieran forzando. Pero en ese momento las hábiles manos de Esther, me habían hecho llegar y además habían recuperado la música. Deje volar la imaginación y me desentendí de todo lo demás atribuyéndolo a mi imaginación desbocada de esa noche.
Las manos de Esther no pararon por que hubiese llegado, seguían jugando con mi polla, hasta causarme estremecimientos de dolor, a causa del placer que me generaban. Sujeto mi cabeza, y diciendo ya vigilo yo por los dos, me la dirigió a su coño que tenia al aire y con la luz del radio caset del coche brillaba como si fuera de oro, o tal vez agua. Pero de nuevo sufrí un estremecimiento de calentura, cuando Esther bajaba mi cabeza en busca de su coño, y con el reflejo de la luz de un coche, me pareció de nuevo ver a Mariate, esta vez de rodillas, con la polla de Jose en la boca, y a Beatriz sujetándole la cabeza; esta vez intente mirar, levantando la cabeza, pero Esther con mano dura me lo impidió, diciéndome si la iba a dejar con las ganas, y apretó fuertemente mi polla que se deshacía de placer y estaba a punto de nuevo, aunque tarde una eternidad en correrme de nuevo y no fui capaz de hacerle a ella correrse ni una sola vez, a pesar de que limpie todos sus fluidos, e incluso algo mas.
Justo cuando me estaba arreglando el pantalón, llego Jose con Mariate y Beatriz, las dos traían mala cara y Mariate en particular venia llorando y le costaba mas andar que cuando se fue, por lo que yo pensé que estaba equivocado cuando la vi ir; y pensé que podía ser el placer el que no la dejaba andar, y en realidad le había sentado mal el viaje.
Jose dijo que no se podía jugar a ser mayor, cuando se era una cría, y que había que aprender a comer un poco de todo y a obedecer, por mucho que doliera, por que de lo contrario dolería más y encima se perdería la parte del placer. Y mirándome a mí, dijo que Mariate y alguna más tenia que aprender que pasar el día de la manera más placentera, disfrutando de una buena comida y una deliciosa película, no podía ser motivo.
Jose decidió como se deberían de sentar y Esther le respondió con un como diga el señor. Procuraremos que no vuelva a pasar. La trataremos de ayudar durante el resto del viaje.
Mariate se sentó atrás, junto con Beatriz y Jose le dijo a Esther que pasase al asiento de atrás, a ocuparse de Mariate, ya que nos iba a dar el viaje de vuelta, por que todavía no sabia lo que quería, ni lo que le convenía; que si ahora la boca, ahora el culo, ahora el coño. Que el esperaba que antes de llegar al pueblo pidiese para parar de nuevo.
Esther pidió que pusiéramos la música a tope, Jose dijo que quería escuchar los resultados de los partidos; entonces Ester dijo que pusiéramos los altavoces de atrás, yo los puse y dejamos de oír las voces de Esther, Beatriz y Mariate, que quedaron apagadas por la música y la voz de Jose comentando el resultado de los partidos.
El tráfico había aumentado, ya que después de más de dos horas que había durado la parada, ya habían acabado la mayoría de cenar y yo aproveche la circunstancia para echar una mirada atrás, aprovechando las luces de otros vehículos. Vi claramente el pecho de Mariate al aire con los pezones altivos, duros e hinchados. También vi como las manos de Esther y Beatriz jugaban con ellos y me pareció que estaba abierta de par en par de piernas y las manos de Esther y Beatriz, se habían apoderado también de su coño, jugando, hasta hacer boquear a Mariate.
Pero Beatriz con un grito, corto mi observación, diciéndome: cerdo cabrón, no te aproveches de la situación, deja de mirar atrás y atiende la carretera. Mariate bastante apurada esta con la situación, y pasándolo muy mal, para que encima vengas tu a mirar haciéndola sentir como una puta zorra. Mariate, que estaba como ida y seguía llorando, soltó un grito y dijo si soy una puta perra, pero os aseguro que esto no volverá a pasar. Beatriz, me volvió a recriminar mi comportamiento diciéndome mira como la haces sentir y no quiere pedir.
Avergonzado no volví a mirar, aunque no paraba de imaginarme la tortilla que estaban haciendo.
Jose, dijo, ayudarla, y que haga lo que más le convenga o mejor le venga y que pida lo que necesite cuando no pueda aguantar más.
Esther medio diciendo, que ya le estaban ayudando, que de la forma que la llevaban, era probable que llegaran a casa y que su madre se ocuparía de ella toda la noche y que mañana la mantendría en la cama todo el día y con el tratamiento adecuado a la situación de hoy, para que el lunes a la mañana, ya estaría completamente en condiciones y en disposición de afrontar sus devociones y cumplir con sus obligaciones, por duras que fueran, y que seguro que serian muy duras, sobretodo teniendo en cuenta lo de hoy. Mariate seguía llorando, y pidiendo perdón; yo le dije que no se preocupase y que cuando quisiera parar, que pararíamos, y después de la parada ya vería como se sentiría mejor. Me dijo que era un hijo de puta y un desgraciado, y que si tenia que parar, yo no la acompañaría.
Se reanudo la música y la conversación de Jose, que me dijo, estas putas niñatas, les gusta hacerse las duras, pero enseguida acaban rogando y suplicando, hay que tratarlas con mano dura.
No había acabado de hablar Jose, cuando Mariate se puso a chillar como una loca, pidiendo, mas aun suplicando, que parásemos, que haría de todo, que haría todo lo que hiciera falta, pero que no podía aguantar mas, que seguir así era la peor y mas dura de las torturas. Jose dijo, sigue ya diré yo para parar, que se aguante esta puta, que no vamos a parar en cualquier parte, tenemos que parar en un sitio que le permita hacer todo lo que tiene que hacer, sin preocupaciones.
Jose me dijo, para en la próxima curva y continua hasta el caserío que esta desabitado y allí, con luz podrá hacerlo todo y viendo lo que hace. Para a una cierta distancia del caserío para vigilar si viene alguien, que para lo que va a hacer lo que menos necesita es espectadores.
Pare el coche donde dijo Jose, y Jose dijo, le acompañáis tu y Beatriz; Mariate dijo con este hijo puta no me bajo ni del coche, ya me ha jodido bastante. Esther dijo ya te acompaño yo y Jose; y mientras que el aproveché para echarle un polvo a Beatriz que lo esta deseando; y a ti no te traeremos hasta que hagas todo lo que tienes que hacer, aunque para ello hallamos de castigarte a fondo.
Se la llevaron casi a rastras por que le era casi imposible andar, y Beatriz se sentó a mi lado, tenia mala cara y lo primero que me dijo fue que no la tocara. Me pareció que se encontraba cansada y excesivamente excitada, por lo que trate de seguir el consejo de Esther. Pero por otro lado no podía olvidar lo que había pasado en la anterior parada, y lo que creía haber visto yo, o fabricado mi calenturienta mente, y estaba muy pendiente de lo que había junto al caserío.
Entonces pude ver, sin ninguna duda lo que creí que Esther me dedicaba. Justo en la esquina del caserío y en el limite de la luz y la oscuridad, en la difusa penumbra, pude ver como era sodomizada, como la chupaba y era follada en todo momento como una perra a cuatro patas; a pesar de la música me parecía oír, y eso se producía cuando no la tenia en la boca, sus aullidos de dolor, y los gemidos de placer. La visión era difusa, apenas distinguía más allá de las formas.
Beatriz, a la que tocaba y besaba cada vez con mas intensidad, lloraba y no paraba de repetir, eres un cerdo, todos sois iguales, no merecéis nada, solo tenéis lo que sois capaces de robar y obtener por la fuerza; solo un señor, se merece el respecto y la entrega de una autentica mujer, por mucho que la haga sufrir, solo le pertenece a el. La oía lejana, como la música, solo tenia sentidos para lo que apenas veía y creía escuchar en la lejanía.
No se cuanto tiempo estuvimos parados, pero fueron varias horas, ya no se veía ninguna luz pasar en la carretera.
En un momento dado me pareció que las figuras que veía, no eran dos sino tres, y que la que estaba siendo montada y disfrutada por Jose, no era Esther, sino Mariate. Que era manejada por Esther al capricho de Jose y que le proporcionaban mas dolor que placer, aunque el placer se producía y la hacia chillar igual que el dolor.
Lo que oí claramente fue, ya no puedo mas, llevarme al coche, haré lo que queráis mañana, pero hoy dejarme. No se si esto era realidad o sueño, ya que se produjo justo en el momento que Beatriz alcanzaba el orgasmo, producto de mis toques y caricias, besos y achuchones. Y la respuesta de Beatriz, que fue desconcertante e inusual, fue la de echarse a llorar, y decir no soy mas que una puta zorra, que gozo en cualquier momento, espero que mi señor me perdones y me ofreceré a el para que me castigue como la perra que soy. Eres un cerdo, y un hijo de puta que pretende siempre humillarme ante mi señor. Me sorprendió el comentario, me desconcertó su filipina; y pensé que estaba muy mal y que tenia poco menos que una crisis de identidad, o religiosa. Estaba desconcertado por todo, no podía imaginar la realidad, que veía, que oía, por que estaba mucho más allá de mis fantasías, de lo que era normalmente aceptable desde la perspectiva de la más calenturienta de las perversiones.
Me saco de mi ensueño, la voz de Esther diciéndole a Mariate, no te preocupes, Mama, se ocupara de ti hasta el lunes, y el lunes ya veras como superas todo esto, y el martes o miércoles te vas a casa, mas contenta que unas pascuas y deseando volver cuanto antes. Y mama, Juana, ya hablara con tu madre le dará una explicación y no habrá pasado nada. Serás una mas, y estarás deseando que te llamemos, para venir a disfrutar con nosotros.
Jose que traía del brazo a Mariate, decía, que no es mas que una niñata, que su madre no la ha sabido preparar, que Juana, lo que se tiene que ocupar de su hermana y ser mas dura con esta, que tiene mucho que aprender y no estaría de mas que lo aprendieran juntas.
Mariate, que seguía llorando, pero aunque se la veía mas agotada, estaba mas contenta, dijo que ella estaba dispuesta a hacer lo que fuera, para pasar esta situación, que lo estaba pasando muy mal, pero que se le pasaría y que la próxima vez no se repetiría esta situación que seria como Esther, pero que necesitaba llegar, que la dejaran llegar por favor y descansar un poco, que después haría y seria lo que el quisiera que fuera; y ya aprendería como y con quien fuera lo que fuera, pero que por favor la dejaran llegar de una vez.
Beatriz, a una seña de jose, se bajo del coche para meterse atrás, y le dijo a Mariate, no te preocupes, pronto llegamos a casa, tal vez lo pases mal mañana, pero te acostumbraras y a partir de esta disfrutaras como una loca las próximas veces, ya no te encontraras como ahora y disfrutaras del viaje. Y no te preocupes por llegar, que ya llegaras.
Esther se sentó en el asiento junto a mí, y Jose y Mariate entraron atrás. Jose mirando a Beatriz, le dijo a Esther, mira a tu hermana, otra que tal baila, va a tener mucho trabajo Juana este fin de semana, con las dos, por que es otra que ya a llegado, y sin permiso. Esta hecha una piltrafa, necesitara que su madre se ocupe de ella y le enseñe a ser mujer. Beatriz llorando le respondió que era una mujer y que aprendía bien. Pero que haría lo que fuera necesario.
Esther me dijo, tocando y abriendo mi bragueta, el aprendizaje es duro, no te conviene mi hermana, es una débil y una puta calienta poyas, pero que luego no sabe comportarse, ni obedecer, ni complacer a un señor.
Yo estaba en la gloria, la mano de Esther hacia milagros, no sabia que pensar, mi imaginación iba más allá de los límites de lo racional, de lo fantástico. Pero era todo normal, y mi excitación me hacia ver lo que no había; tal vez Esther tenia algún interés en mi, lo que disparaba mi fantasía hasta los limites de lo imposible, pero mas la disparaba todavía pensar que era una viciosa insaciable. Otro pensamiento, es que estaba tratando de proteger a cualquier precio a su hermana pequeña.
Fuese lo que fuese, me interesaba seguir, tenia que disfrutar de Beatriz, y hacer lo que fuera para follarme a Esther.
Llegamos a su casa, se bajaron las chicas y Jose y yo nos fuimos, las tres le besaron en la boca y se fueron con una caricia, Beatriz a unas palabras de Jose, me beso y se fueron sin despedirse, ni quedar para otro día, eran las seis de la mañana y Juana, las estaba esperando en la ventana.
Jose, me dijo, ves como no te conviene, no es más que una puta y no sabes tratarla, déjala de una vez. No la veras en un mes por lo menos. Juana se encargara de ella, lo único que sabe hacer es estropearte el día y dejarte cabreado e insatisfecho. Tiene mucho que aprender todavía, antes de echarse un novio y mas para echarse un marido. No se todavía por que te la presente, cada cosa debe de ir a su tiempo, y ella no estaba preparada para la presentación y Mariate, puede, podía esperar.
Yo seguía desconcertado, como era posible que las tratara así, que se preocupase por ellas como se preocupaba; y que diese la impresión que las controlaba, que se las follaba a las tres, y por otro lado que Beatriz se acostase conmigo y Esther me provocase de aquella manera.
Cuanto me quedaba por aprender, cuanto me quedaba por fantasear, cuanto me quedaba por sufrir; pero sobre todo que trabajo más arduo y agotador, separar la fantasía de la realidad, diferenciar lo que se veía de lo que se imaginaba, y distinguir los sonidos y atribuirles su justo sentido. Necesitaba, hubiera necesitado, y de principio siete sentidos y no seis, y solo tengo, tenia cinco.