Empezando el año con buen pie.
Cuando ya finalizaba la fiesta de año nuevo, el alcohol y las ganas de fiesta llevaron a un par de chicas desconocidas, una de ellas con novio, a hacerme una mamada, sin que yo pudiese llegar a decir una sola palabra en todo el proceso.
Saludos a todos, llevo visitando esta página bastante tiempo, disfrutando de las historias que aqui se escriben, y he decidido finalmente animarme a contar algunas de mis experiencias personales y fantasías (y todo lo que queda entre medias) para que otros tambien las puedan disfrutar. Este de aquí sería mi primer relato, así que espero que os guste. Está basado en una historia real que me ocurrió, aunque por supuesto algunos detalles están cambiados. Aquí va:
Esta historia me ocurrió hace ya bastantes años, cuando yo tenía 18 o 19, en una fiesta de nochevieja. Yo y mis amigos habíamos ido a un local muy popular en las fiestas de año nuevo donde se reunían todos los años cientos de jóvenes. La noche no había tenido mucho de especial hasta ese momento, pero desde luego, había sido divertida, y como no, sacamos todos mucho provecho de la barra libre.
Lo cierto es que los detalles de la noche en general ya son muy difusos, ya que fue hace bastante tiempo, pero lo que ocurrió cuando ya se acercaba la hora de cerrar del local no se me va a olvidar con facilidad nunca. Sobre las cinco de la mañana (estimo yo), salí fuera a tomar el aire, ya que me estaba empezando a agobiar un poco de tanta marcha y tanta gente. Los baños del local, como es de esperar cuando todo el mundo estaba bebiendo como cosacos, estaban hasta arriba, de modo que mucha gente estaba saliendo fuera para orinar en un bosquecillo cercano entre los árboles.
Fué ahi cuando de repente se me acercaron dos chicas, y una de ellas me espetó:
-¿Tú eres el chico que nos va a dar polla?
Mi cara debió ser un poema, pero la verdad es que mi cerebro no estaba en pleno funcionamiento tras todo el ron de la noche, y antes de que pudiese siquiera contestarle, me cogió de un brazo y me empezó a arrastrar hacia el bosquecillo.
-Vente, que tenemos que mear.
La chica que hablaba tenía el pelo rojo brillante, era guapilla y un poco regordeta, con buenas curvas. Su amiga, que me agarró por el otro brazo, era rubia y delgada, muy guapa y con los pechos muy bien puestos. Ambas iban muy bien vestidas, como era de esperar para la ocasión (yo iba de traje también), y tenían un canalillo generoso en sus vestidos. Aunque lo cierto es que entre la confusión y el alcohol no disfruté mucho de las vistas.
Había que caminar un tramo hasta el bosquecillo donde la gente estaba haciendo sus necesidades, y las chicas comenzaron a hablar mientras iban para allá.
-Venga tía, vamos a pasárnoslo bien, lo haces con este chico y él no se va a enterar nunca- Dijo la pelirroja.
-No se... creo que no debería, si se entera me mata - Le contestó la rubia.
Mientras hablaban, comenzaron a sobarme las piernas con la mano que tenían libre, mientras me agarraban el brazo con el otro. Para mi sorpresa, la rubia fue la primera en acercar su mano a mi polla y tocarla suavemente por encima del pantalón, como por descuido. Ni que decir tiene que en este momento la tenía como el cerrojo de un penal. Yo pensaba que me iban a reventar los pantalones.
Siguieron hablando mientras nos acercamos a los árboles. El camino no pudo durar más de un minuto, pero yo lo recuerdo como una eternidad. Ellas hablaban de la posible infidelidad de la rubia, que se resistía a los argumentos de la pelirroja con cada vez menos convicción, mientras me magreaban más y mas la pierna y el pene.
Finalmente llegamos a la zona donde comenzaba a haber arbolillos. aquí y allá se veían culos blancos agachados de chicas orinando entre los matorrales. En ese momento, la pelirroja levantó la cabeza y me miró a la cara (creo que fue la primera vez que me miró el rostro) y suplicó:
-¡Sácate la polla por favoooor...!
La manera en la que lo dijo... bueno, dejémoslo en que no la olvidaré nunca. Sonaba muy desesperada por tener algo de sexo esa noche. Yo, aún en estado de shock, alcancé a llevarme una mano al pantalón y desabrocharme el cinturón.
No hizo falta más, en cuanto lo hice, la pelirroja se puso de rodillas de golpe frente a mi y tiró de mi pantalón para abajo, dejando a la vista mi polla, que ya debía estar desesperada, como la muchacha, por salir de su prisión de tela, y saltó frente a su cara como un resorte. Sin perder el tiempo ni mediar más palabra, la chica se la llevó a la boca y empezó a chuparla como si no hubiese un mañana.
La rubia se quedó callada mirando a su amiga comiéndose mi polla, pensé que sería este el momento en el que finalmente se rajaría y volvería por donde había venido, dejándome sólo con su amiga, pero, para mi sorpresa, su mano tímidamente siguió acariciando mi pierna hasta llegar a mis pelotas, que comenzó a acariciarme.
Ni que decir tiene que yo no me lo podía creer, y imagino que muchos de los lectores tampoco lo harán y no les culpo. Pero la cosa todavía no terminó ahí.
La pelirroja se sacó mi polla de la boca, que había dejado totalmente envuelta en su saliva, y agarró a su amiga por el brazo, empujándola hacia abajo. La rubia se dejó llevar a la altura de mi rabo, lo miró unos instantes, pero no con duda, si no más bien con una lujuria descontrolada. El último empujoncito se lo dió de nuevo la pelirroja, al llevar su cabeza hacia mi pene, que se metió en la boca soltando un gemido.
Si la primera chica me había chupado la polla con rabia, como si llevase cuatro meses encerrada y cachonda perdida sin ninguna persona a mano con la que desfogarse, no se ya como describir como me la chupó la segunda en cuanto la tuvo en la boca. La chica, que hacía unos momentos parecía tan preocupada por su novio desde luego no debía estar pensando mucho en él ahora, mientras lamía mi pene desde la base hasta la punta, gimiendo sin parar. Sólo puedo imaginar lo cerda que se sintió comiéndose la polla de un desconocido a espaldas de su novio, y con su amiga mirando. Para mí, su boca se sentía como el paraíso.
Cerré los ojos, y disfruté de las sensaciones. Aún estaba en estado de shock, pero en ese momento ya opté por dejar las cosas pasar. Sentía la lengua de la chica infiel recorriendo mi polla avariciosamente mientras su amiga intentaba colar algún lametón en mis huevos y en mis muslos. Centré mis oídos en los gemidos que ambas no paraban de soltar... Estaba cerca del nirvana.
Fue entonces cuando ambas se levantaron de golpe, asustadas. Yo no me enteré, pero debieron oír voces de unos amigos suyos, que habían salido a buscarlas, por lo que se dijeron entre ellas... si... me temo que la historia no tiene final feliz, literalmente. Ambas se levantaron, se ajustaron la ropa, y, sin mediar palabra, salieron pitando de entre los árboles. Dejándome a mí con la polla fuera y con el mayor calentón que había tenido en toda mi vida.
Nunca me enteré de sus nombres, y no las volví a ver en toda la noche. Llegué a casa unas horas después aún con un tremendo calentón, y le comenté a una amiga por chat lo que me había pasado. Fue entonces cuando por fin pude liberar mis tensiones, ya que a mi amiga se le contagió algo del calentón que yo tenía encima y acabamos pasándonos fotos y corriéndonos juntos, empezando el año nuevo con un orgasmo, como deberían empezar todos los buenos años.