Empezando a vivir (4)

Y de repente encontré el interruptor que tanto había buscado, y que arrojó un poco de luz dejando ver dónde me encontraba

Bueno, me he animado a continuar escribiendo y aquí está la siguiente parte. Decir que agradezco enormemente a las personas que me han comentado, creo que es como algo imprescindible saber las opiniones de quién lo lee, por lo que os animo a que dejéis algún comentario. Si es bueno, perfecto, pero si no es tan bueno tampoco me importaría… jaja y bueno me gustaría saber si se entienden los ‘’saltos temporales’’ (por decirlos de algún modo, lo pongo a forma de rayitas (cuando hay dos es una cosa y si hay una es otra) porque en verdad no se me ocurría cómo indicarlo… pero bueno, no me enrollo más :)

Espero que os guste!

Chocamos nariz con nariz y giramos ligeramente la cabeza hacia nuestra respectiva derecha y se juntan nuestros labios. Disfruto del instante, nunca antes me había gustado tanto un beso como ahora: puede porque fue con personas que no debían serlo, quizás porque era más joven, mas ‘’infantil’’... no lo sé, y la verdad no me importa. Cierro los ojos para disfrutar de este instante. Quizás son cosas mías, pero siento que es un beso cálido, tierno, diría que con cariño, pero sé que no es así ya que apenas nos hemos visto dos veces. Pero bueno, en eso consiste el soñar: imaginar que todo va bien, sentir esos típicos nervios de la primera vez (aunque no sea como tal), comprobar el ligero temblor que se puede tener en las piernas. Temblor a que todo es perfecto, que es como siempre has querido, que por fin empiezas a avanzar en un camino en el que no estás solo, dónde alguien o algo te está guiando, cuidando. Que tu vida va tomando el rumbo que siempre has querido, y que por diversos motivos no has podido seguir.

Abro los ojos y nos separamos un poco, lo necesario para vernos a los ojos. Le veo esos ojos marrones intensos que minutos antes tanto me habían gustado. Percibo una especie de alegría en ellos, y eso me gusta. Elevo con cierto temor la mano hasta tocar su cara, no quiero ‘’estropear’’ nada, pero no puedo evitarlo. Coloco mi mano en su cuello, debajo de la oreja y sitúo el pulgar en su mejilla al lado de la oreja. Inconscientemente muevo un poco el dedo, como si estuviera acariciándole, transmitiéndole cómo me gusta este momento.

Bajo un poco la vista y miro sus labios, esos que han estado junto a los míos hace apenas unos segundos y no sé porqué, pero siento como se me humedecen los ojos. Y bajo más la vista, mirando prácticamente al suelo. No sé porqué me ocurre esto. Bueno, sí lo sé: tengo una mezcla de emociones, estoy contento por lo que me está pasando pero no puedo evitar sentir cierto temor o miedo por esto, por si nos puede ver alguien, por si me hace daño como algunos chicos antes… pero por lo que principalmente estoy así es porque me siento en cierta manera querido, como si fuera un apoyo para mí (el único que he tenido hasta ahora) y temo a no tenerlo en un rato.

Siento unos dedos en mi barbilla que ejercen un poco de presión para que levante la cabeza y encuentro su mirada observándome. Se acerca a mí y me besa en la mejilla para posteriormente volver a besarnos. Mientras de cierto modo empezamos un juego de lenguas, me coloca las manos en la cintura rodeándome, y yo sitúo mis brazos a la altura del pecho, mientras el brazo izquierdo se eleva y le cojo del hombro, como si estuviera sujetándome de él, inconscientemente evitando que se vaya.

-          Vayamos a un cubículo, no sea que nos pille alguien aquí jaja – me dice con una sonrisa. Me coge de la mano y se dirige hacia allí ‘’arrastrándome’’ con él. Parece un sueño todo lo que estoy viviendo, como si no fuera real. Pero sí lo es, aquí estamos los dos.

Entra él primero y yo detrás. Se apoya en la pared mientras cierro la puerta con el pestillo para que no entre nadie. Me giro hacia él y le veo sonriendo, con la palma de la mano hacia mí.

-          Anda ven.

Se me escapa una sonrisilla y voy hacia él. Apenas nos separará 1.5 metros, pero parece como si hubiera una larga distancia. Alargo la mano y cojo la suya. Entrelazamos las manos y le beso. Empezamos a besarnos ávidamente, besa muy bien, me gusta mucho, siento como respira como si fuera yo y me gusta. Le cojo la mano y la pongo en mi cintura mientras le cojo a él sin parar de besarnos.

Hace rato que mi polla ha despertado, siento cada vez como crece en cada respingón que da. Me coge de los hombros y me voltea para dejarme apoyado en la pared. Se apoya con una mano en la pared y con la otra me empieza a tocar la espalda por debajo de la camisa mientras me besa el cuello y empieza a succionar. No me importa que me deje marca, es más, me gusta, siempre me ha dado como un morbo especial.

Tengo el pantalón a reventar, mi polla está ya durísima y lucha por liberarse. Estoy caliente. Me acaricia la espalda mientras me besa el cuello y de vez en cuando pasamos a besarnos. Me muerde el labio y al soltármelo me sonríe para volver a besarme el cuello. Él también la tiene dura, siento su polla a través del pantalón en mi pierna, ya que está apoyado en mí.

Le separo un poco de mi y le volteo, quedando él contra la pared. Le cojo de la espalda y le aprieto contra mí, como si fuéramos uno. Nuestras pollas de juntan, nos movemos ligeramente mientras nos rozamos.

Pongo mi mano por debajo de su camisa y empiezo a tocarle, a acariciarle, a apretarle un poco mientras nos besamos, voy bajando dándole besos por la barbilla hasta llegar a su cuello, el cual no dudo en besar, chupar, succionar. Se le escapan pequeños gemidos, los cuales no tardo en besarle para que no nos oigan.

-          Creo que... deberíamos... volver, o sospecharan – nos besamos mientras vamos separándonos. Tiene razón, ya ha pasado mucho tiempo desde que salí a fumar y puede venir a buscarme.

Nos calmamos un poco y me giro para abrir la puerta. Me abraza por detrás, me besa el cuello y me susurra al oído que vayamos a la máquina de café para disimular un poco mientras hablamos para quedar otro día. Noto su respiración en mi oído y una especie de escalofrío me recorre el cuerpo del gusto que tengo.

Salgo yo primero del baño y me voy a la máquina, mientras introduzco el dinero para coger un café oigo como se acerca hacia mí. Hablamos como si nada ya que hay más gente alrededor cogiendo cosas de las máquinas de al lado.

Nos damos el número de teléfono y miro la hora. Son las 12.30h. y dentro de media hora más o menos me voy ya a casa a comer. Se lo digo y me dice si quiero quedar esta tarde. Por supuesto, no tardo en decirle que sí que me gustaría, por lo que quedamos en que sobre las 17h. me llamará para quedar.

Cogemos cada uno el café y nos vamos hacia fuera para volver a la biblioteca. Mientras nos acercamos a la puerta veo que mi amiga está fuera fumando. Me dirigo hacia ella mientras él entra en la biblioteca como si no nos conociéramos. Antes de entrar se gira para mirarme y me guiña un ojo, a lo que yo sonrío.

-          ¿Dónde has estado todo este rato? – me pregunta. Parece un poco mosqueadilla.

-          He estado fumando y luego me he ido a por un café, pero había mucha cola, por eso he tardado un poco – veo que se lo ha creído. Intento ponerme de lado, ya que me ha dejado una pequeña marca en el cuello, y eso si que no colaría.

-          Bueno, ¿quieres que nos vayamos ya?

-          Si tu quieres, por mí bien, total, me he dormido un buen rato y ahora no me apetece hacer nada, mañana más – no me apetece hacer nada, pero no porque me haya dormido, sino por lo que ha pasado hace poco en el baño. – me fumo un cigarro y entramos a por las cosas y nos vamos.

La oigo hablarme de algo, pero no le presto atención, mi mente está en otro sitio, vagando por lo que me ha pasado hace poco, imaginando que me puede pasar después, y sobre todo, pensando en él.

Me muevo disimuladamente hacia la derecha y me dirijo al banco que hay enfrente de la pared de cristal que comunica con la biblioteca y deja ver el interior. Nos sentamos los dos. Supongo que mi amiga pensará que es porque estoy cansado, o simplemente por no estar de pie, pero no es así. Dirijo miradas disimuladas hacia el interior para verle a él. Recorro la mirada entre las mesas (hay un grupo estudiando de apuntes, unos cuantos haciendo resúmenes, varias personas están con el ordenador, alguien lee por ahí…) y al final le encuentro. Nuestras miradas se cruzan, él también me estaba mirando. Sonreímos los dos y le guiño el ojo mientras doy una calada. Creo que me gusta, y creo (y espero) que yo también a él.

Veo que se levanta y se dirige hacia la mesa donde estoy yo. Deja un papel y vuelve a su sitio. Me pregunto qué me ha podido escribir. Nos levantamos del banco y vamos andando hacia la puerta mientras termino de fumar. Entramos y recogemos las cosas, cojo los apuntes y los meto en la mochila, los bolígrafos y la botella de agua, y como no, la nota. Me la guardo en el bolsillo, no la voy a leer ahora no sea que me pregunte qué es. Nos ponemos las chaquetas y nos disponemos a salir, no sin antes disimuladamente me giro para verle. Me está mirando de nuevo y veo como con la mano hace el gesto como que me va a llamar, asiento ligeramente y con una sonrisa salgo de la sala.

Vamos andando hacia mi coche, nos sentamos, meto la llave y arranco. Empieza el trayecto hasta mi pueblo. Apenas habrán 3 km para llegar, ya que está al lado. Ya llegamos al pueblo y mi amiga me dice que la lleve a la playa del pueblo a un apartamento que tiene alquilado con unos amigos estas fiestas. La llevo hacia allí y luego me vuelvo hacia mi casa para comer.

1 hora más tarde ya he comido. Son las 14.45, queda algo más de 2 horas para que me llame y quedar con él, por lo que decido ir a mi habitación y me tumbo en la cama. Coloco mis manos debajo de la cabeza y empiezo a recordar ese momento en el baño, su mirada, el roce de sus labios, sus manos acariciándome. Noto como mi polla empieza a despertar, pero paso un poco, no me apetece tocarme ahora. Empiezo a sentir los párpados pesados, como se me cierran poco a poco, hasta que me duermo con la imagen de su sonrisa en mi mente.


Me despierto de repente, intentando acabar con la típica confusión que te invade cuando te despiertas de improvisto veo que Javi está a mi lado en la cama. Él sigue dormido, estamos acostados de lado, con mi brazo por encima de él, mi cabeza está casi a la altura de su cuello. Oigo su respiración, siento su pelo en mi frente y la calidez de su cuerpo en el mío. Quito mi mano poco a poco para que no se despierte y me dirijo al baño a mear.

Miro la hora en el reloj, son las 07.00h. por lo que me quedaría 1 hora y poco para ir al trabajo, y mi chico en media hora le va a sonar el despertador, por lo que decido que le voy a preparar el desayuno y que se levante contento. Siento que le debo algo, lo que me preparó ayer me dejó sorprendido.

Me dirijo a la cocina para tomar un poco de agua mientras pienso que puedo preparar. Me decido a hacer café (que es lo que siempre toma él) y preparo unas tostada. Son las 7.20 por lo que voy a despertarle. Me acerco a la cama y me siento junto a él. Le veo durmiendo tan a gusto y en mi mente acude ese recuerdo de cuando nos conocimos en el parque y le invité para ir a mi casa y de cómo le vi por primera vez en la misma posición…



Seguimos andando hacia mi piso. La conversación es pobre, de vez en cuando me pregunta alguna cosa o comenta algo (para distraerme supongo) pero le contesto escuetamente y vuelve el silencio. Un silencio que me presiona, que no hace nada más que darle vueltas a lo que estoy viviendo ahora. De algún modo encuentro respaldo en él (Javi como me ha dicho antes), la verdad no sé por qué está haciendo esto, por qué me está aguantando, por qué está conmigo si ni siquiera me conoce, pero aquí está, y me alegro que nos hayamos cruzado, encuentro un apoyo en él, un respaldo.

Me pasa el brazo por el hombro, quizá para mostrarme que no tengo nada que temer, que no estoy solo en esto, que puedo contar con él… pero de todos modos no me siento mejor. Veo a la gente pasar por nuestro lado, ajenos a todo. Veo sonrisas en sus rostros, como comentan algo entre ellos, incluso veo una pareja joven cogidos de la mano andando por la calle. Cómo me gustaría poder ir yo así en algún momento, pero sé que eso será imposible, nunca voy a poder ser libre, nunca podré estar con algún chico por la calle y darnos un beso, cogernos un instante la mano... nada, por lo menos si no quiero exponerme a lo que pueda pasar.

Por un instante me cabreo, cierro la mano formando un puño por la rabia. No entiendo porque tengo que sufrir de este modo, no sé por qué tengo que ser diferente, por qué se me tiene que ver diferente. A fin de cuentas soy una persona como todo el resto, que solo por el hecho de que me gusten los chicos y no las chicas me toca vivir una situación que creo que no merezco, o puede que sí, ya no lo sé.

Llegamos a mi portal, entramos y nos dirigimos al ascensor. Son solo 3 pisos, pero no tengo ni fuerzas ni ánimo para coger las escaleras. Entramos y pulso el botón, mientras se cierran las puertas saco fuerzas (no sé de dónde) para no llorar, no quiero volver a hacerlo, por lo menos no delante de él.

Cojo la llave y abro la puerta, entramos dentro y le pregunto si quiere tomar algo. Me dice que con un vaso de agua tiene suficiente, por lo que vamos hacia la derecha donde se encuentra la cocina y saco dos vasos, los cuales agarro y nos vamos al comedor donde está la botella de agua. Nos sentamos en el sofá una al lado del otro y mientras bebemos lo observo: parece como si quisiera hablar pero no encontrara las palabras, noto una cierta tensión en él mismo, quizás porque querría comunicarme algo y no sabe cómo empezar, aunque puede que se deba a cualquier otra cosa, por lo que intento sacarle de este apuro y empiezo a hablar yo.

-          Te quería decir que… de verdad de agradezco que estés aquí… apenas me conoces y no sé… no tengo a nadie más con quién hablar… pero tampoco quiero hacerte pasar este mal rato…   - no me salen muy bien las palabras, tendría tantas cosas que decir que creo que no se entenderá nada lo que le estoy diciendo. Pone la mano encima de la mía por lo que termino de hablar.

-          No tienes que agradecerme nada, yo también he pasado por algo parecido a ti y no quiero que lo pases mal. Es verdad que no te conozco, pero te veo un buen chico y no he podido evitar acercarme a ti cuando te he visto llorar en el parque. Ahora estoy aquí contigo, si quieres podemos hablar y me dices lo que te ha pasado. No tienes nada que temer, yo no te voy a hacer daño – quizás fue esto último que me dijo, o puede que porque en ese momento me dio un abrazo, pero no pude evitar empezar a llorar.

Tengo ‘’amigos’’ en el pueblo, algunos que he hecho también en la universidad, pero no he conocido a nadie a quien le he podido contar mis cosas, siempre me lo he tenido que callar, las cosas que me pasan siempre me las tengo que tragar yo solo y eso es lo que me está haciendo que no pueda vivir. Siento como me asfixia sentir tantas cosas y no poder comunicarlas, temiendo quizás a no encontrar un hombro en la otra persona. Quizás porque con él no me pasa esto es por lo que se derriba el típico muro emocional que yo mismo levanto y que mantengo con cierto esfuerzo en pie.

Sin esperar más le empiezo a contar lo que me ha pasado: como les he contado a mis padres que me gustan los chicos, la reacción de ellos (insultos y agresión incluidos), por lo que decido irme de casa y como he terminado aquí. Aprovecho también para contarle un poco otros aspectos de mi vida: algunos fracasos emocionales que he tenido, cómo he sufrido debido a esto, las curiosas relaciones personales que he tenido…

-          Tranquilo, ahora estoy yo contigo y ya no tienes porque pasarlo mal. Me tienes a mí, y a menos que no quieras, aquí estaré.

Siento el impulso de abrazarle. Me coge él también y siento una cierta presión en su abrazo así como me acaricia con los brazos para consolarme. Nos separamos y le miro a los ojos. Tiene unos ojos preciosos, una mirada comprensiva, con cierta ternura. La verdad es que me gusta, es guapísimo, y quizá por eso, me lanzo y le beso. Nuestras bocas se juntan pero no hacemos nada. Me separo con cierto temor, creo que lo he fastidiado todo, no quería cagarla así…

-          Eeee, lo siento… no sé por qué he hecho eso, lo siento… - las ganas de llorar vuelven a mí, siento como lo he fastidiado, como lo he echado todo a perder, como la he fastidiado con la única persona que ha mostrado algo de cariño hacia mí.

Me levanto para ir a encerrarme al baño cuando oigo como se levanta también. Pienso que se va a ir de casa en nada, pero no es así, me coge de la mano y da un empujón para atraerme hacia él, a lo que me coloca mi brazo en su hombro, me coge de la cintura y me besa.

Empezamos a besarnos como si fuera el último día de nuestras vidas, siento su respiración en mi boca, del mismo modo que cuando va cogiendo aire, y me va calentando más y más. Nuestras pollas ya están duras, siento sobre mi pierna el bulto de su entrepierna. Estoy muy caliente. Nos empezamos a quitar las camisas y nos besamos mientras nos acariciamos el uno al otro. Me encanta sentir la calidez de su cuerpo sobre el mío, sentir sus manos recorriendo mi cuerpo, sentir sus besos en mi cara, su lengua invadiendo mi boca y jugando con la mía, como da pequeños lametones por mi barbilla y por la mejilla, cómo me da pequeños mordiscos en el labio…

Nos quitamos los pantalones y le empujo suavemente para sentarle en el sofá. Me siento encima de él y empiezo a besarle, levanta la cabeza y le empiezo a recorrer el cuello mientras oigo cómo empieza a suspirar de placer dando pequeños gemidos. Mientras le empiezo a besar el cuello, con mi mano empiezo a acariciarle el pecho, deteniéndome en los pezones, los cuales empiezo a hacer círculos con el dedo notando como se van poniendo duros. Tiene un cuerpo muy bonito, está fibradete, se le notan los pectorales un poco marcados, sin llegar a ser musculoso. Bajo la mano y siento un poco los abdominales. Tocar su cuerpo me pone aún más caliente, y a él parece que también. Mi polla está a reventar, queriendo salir en cualquier momento. Estamos uno encima del otro, por lo que empiezo a moverme un poco para sentir como nos restregamos, cómo sentimos que al otro le está gustando, sentir como si tuviéramos un volcán a punto de estallar.

Me despego un poco y voy bajando la cabeza mientras le voy besando el cuello para llegar el pecho, le lamo la parte central y me dirijo hacia los pezones. Empiezo a chupárselo dando pequeños mordisquitos sin llegar a hacerle daño. Noto lo duros que están, quizá debido a que antes se los estaba acariciando con los dedos. Continúo bajando dándole besos por la barriga hasta que llego a la posición de los bóxers.

Veo que tiene la polla a reventar, la cojo con la mano a través del bóxer y empiezo a moverla mientras siento el calor que desprende. No me aguanto más, le bajo los bóxers y veo como salta su polla ante mí. Es bonita, un poco más morena que el color de su piel. Al verla me atrae como si de un imán se tratara, como un mosquito hacia la luz. Empiezo a dar lametones por todo el tronco, se la sujeto contra el estómago y empiezo a chuparle los huevos, a metérmelos en la boca para después volver a su polla. Se la descapullo y me la meto a la boca y empiezo a recorrer la lengua por ella. Tiene un olor y un gusto increíble, oigo como empieza a gemir mientras al mismo tiempo recorro su torso con la mano derecha mientras con la otro sujeto mi polla y empiezo a masturbarme.

De repente siento que me coge de los brazos y me insta a levantarme. Me levanto y nos besamos mientras nos pajeamos mutuamente. Me coge la polla y empieza a masturbarme a un buen ritmo, apretando y suavizando alternativamente. Se escuchan nuestros gemidos de placer que se interrumpen continuamente debido a que los acallamos con nuestros besos.

Nos levantamos y empezamos a recorrer el camino hasta llegar a la cama, pero de repente en el pasillo se detiene y me empuja a la pared. Siento un placentero conflicto de sensaciones, por una parte la calidez de su cuerpo, de sus besos y caricias y por otra parle el frío seco de la espalda.

Recorre rápidamente el camina hasta llegar a mi polla mientras da pequeños mordisquitos por mi cuerpo acompañados de algún que otro beso hasta que llega. Noto su mano en mi polla y como se la mete a la boca. Empiezo a sentir como su lengua recorre todo mi capullo, como se la saca para tomar aire y da algún que otro lametazo. Pff me encanta, parece como si no existiera nada alrededor, como si todos los sentidos hubieran desaparecido y solo quedara el placer. Eso es lo que siento. Le coloco las manos en la cabeza y empiezo a marcar un ritmo considerable, sin que llegue a ahogarse o pasarlo mal, como si le estuviera follando la boca. En unos segundos empiezo a sentir que pronto me correré, por lo que le aparto suavemente y le levanto y mientras nos besamos nos dirigimos a la cama.

Me tumba en la cama boca arriba y se tumba encima mía y mientras me besa el cuello se coge las polla y la dirige a la entrada de mi culo. Empiezo a notar la presión y como va entrando poco a poco, doy un quejido de malestar a lo que para un momento para que me acostumbre y así que no me duela. Se inclina y empieza a recorrer con su lengua mis pezones y reanuda la introducción. En un momento determinado me doy cuenta de que ya la ha introducido toda por lo que empieza a sacarla y meterla suavemente para ir poco a poco aumentando el ritmo.

Los gemidos se hacen cada vez más fuertes e intentamos sin éxito acallarlos para no molestar a los vecinos. Estamos en éxtasis, ha aumentado el ritmo considerablemente y estamos en un frenesí imparable. Me avisa de que tardará poco en correrse por lo que empiezo a masturbarme cada vez más rápido para así terminar al mismo tiempo, de repente saca su polla y se tumba al lado mío y en esa posición nos cogemos uno al otro y mientras nos besamos nos corremos a la vez. Sales trallazos disparados que se entrecruzan entre nosotros y van a parar a nuestros respectivos cuerpos. Poco a poco vamos recuperando el ritmo normal mientras nos acariciamos mutuamente y nos levantamos para ir a la ducha.

Enciendo la llave del agua y nos metemos mientras va saliendo el agua caliente. Nos acariciamos poco a poco mientras nos caen chorros de agua que hacen resplandecer nuestra piel, al mismo tiempo que se va formando vaho (gracias al agua caliente) que forma una atmósfera que parece que nos esté absorbiendo, como si estuviéramos en otro mundo solo los dos.

Cogemos el jabón y empezamos a enjabonarnos uno al otro. Recorro su espalda, sus fuertes brazos y desde atrás recorro con mis manos su pecho. Tiene un tacto suave a la piel por lo que poco a poco empezamos a mostrar nuestras pollas en erección de nuevo. Le miro intentando ver si quiere follar de nuevo y encuentro una aprobación en su mirada, por lo que le giro y se queda apoyado de cara a la mampara. Cojo mi polla y la sitúo a la entrada de su culo y empiezo a hacer presión para que entre. No cuesta nada, quizá por la presencia del jabón y del agua que hace que se deslice mejor.

Le cojo su polla y empiezo a masturbarle, nos besamos de vez en cuando mientras con la otro mano le acaricio el pecho. He cogido un buen ritmo y ya no nos cortamos a la hora de gemir, quizá porque pensamos que con el ruido del agua recorriendo nuestros cuerpos y estallando en el suelo puede frenar el ruido, o puede ser sencillamente porque no nos importa y queremos disfrutar plenamente del momento.

Le quito la mano de su polla y se la empiezo a pajear yo, y él por su parte se apoya en una mano mientras que la otra la coloca en mi culo y empieza a masajearlo, apretando un poco de vez en cuando hasta que en medio de tanto placer veo como se corre contra la mampara, a lo que seguidamente yo saco mi polla y me corro también, disparando varios trallazos que van a parar a su culo y espalda. Segundos después se gira y nos besamos y mientras nuestras pollas van perdiendo intensidad nos volvemos a enjabonar y nos limpiamos.

Nos besamos bajo el agua de la ducha, mezclando la saluva con la misma agua, pero nos nos importa.  Terminamos y salimos a secarnos, cogemos las toallas y nos secamos.

-          ¿Te gustaría quedarte a dormir? – le pregunto esperando que me diga que sí, pero un poco temeroso a que no quiera, o a que ya tenga algo planeado que hacer.

-          Claro que sí, estaba deseando que me lo pidie.. – no le dejo terminar y me lanzo a besarle.

Salimos de la ducha y vamos a la cama, nos volvemos a vestir y yo cojo un cigarro y me voy al balcón a fumar, pensando quizá que no le guste que fume.

Me apoyo en la barandilla y mi mente empieza a recordar todo lo que me ha pasado en tan solo unas horas y en el fondo agradezco que haya pasado así. Me he podido ir de casa y del pueblo que es lo que siempre he querido, y aunque no tengo a nadie aquí por lo menos tengo a una persona que de verdad se preocupa por mí, y al que parece que le gusto. Parece como si en medio de la oscuridad que formaba mi vida he hallado a tientas un interruptor que proyecta una luz tenue, pero que ya me deja ver lo que hay alrededor y visualizar el camino que siempre he querido seguir, ¿y quién sabe?, puede que con un poco de tiempo encuentre esa luz que va a dejarme ser tal y como soy.

Oigo el sonido de mi móvil indicando que me están llamando por lo que entro en casa y voy a ver quién me está llamando. Es mi padre. Supongo que me llama porque mi madre le habrá calmado un poco y en cierta forma se arrepiente de lo que ha hecho, pero no me importa, ya dije que no quería saber nada de ellos y no pienso cambiar de opinión. Me da rabia, siento un poco de cabreo, y me sorprende no encontrar tristeza en ello, pero pienso que ahora estoy mejor que antes, no podía seguir teniendo esa vida que me esperaba allí.

De repente siento los brazos de Javi a mi alrededor abrazándome. Pone su mano encima de la mía quizá intentando destensarla (ya que había formado un puño de la rabia). Supongo que me habrá visto con el móvil y mi posterior reacción, por lo que por eso ha venido a calmarme.

-          Vámonos a acostarnos anda – me besa en el hombro y me agarra de la mano para incitarme a andar. Llegamos a la habitación y nos acostamos en la cama para dormir.

Ha pasado una hora y aún no me he dormido, aunque no quiera, en el fondo me produce cierta tristeza la situación en la que me he visto envuelto sin buscarla. Estamos los dos boca arriba en la cama, tengo su brazo por debajo del cuello y yo tengo (o más bien tenía) mi mano apoyada en su pecho. Me inclino mejor para verle y me quedo fascinado, es guapísimo, todo en conjunto en él es perfecto y aunque intento evitarlo, no paro de preguntarme cómo ha terminado conmigo, y en cierto modo me produce cierto miedo. Miedo a qué mañana no esté, miedo a que mañana se arrepienta de lo que ha hecho, a que me pueda despreciar y a una larga lista más… pero si algo he aprendido últimamente es a no ser tan pesimista. En vez de pensar en eso pienso en la alegría que tengo por haberme cruzado con él, por tener a alguien a mi lado (como siempre he soñado) y sorprendentemente me alegro al pensar que es la primera vez que no tengo remordimientos después de estar con él.

Le miro por última vez antes de volver a dormirme y sonrío, pensando que mañana puede que sea lo primero que vea al despertarme.



Sonrío con una mezcla sentimental entre nostalgia y alegría. ¿Quién me iba a decir que aquel día empezaría a vivir una historia en la que me encontraba ahora? Nadie, y si en algún momento alguien me decía que esperara que puede que encontrara a alguien especial llegaba incluso a cabrearme, cabrearme porque no entendía por qué me decían mentiras para hacerme sentir bien, porque al fin y al cabo, no lo conseguían. En alguna conversación con los compañeros de la universidad acerca de algo sentimental provocaba en mí un estado depresivo que incluso podía durar algunos días. No sé porque, pero cuando estaba con compañía me mostraba alegre, como si los problemas no existían en mí, pero al llegar a casa todo cambiaba, era como si de repente entrara en la realidad, y fuera de casa consistía en un sueño. Pero nada de eso existe ya.

Le doy un beso en la mejilla y le empiezo a mover suavemente el brazo para que se despierte.

-          Buenos días tete – abre un ojo y me mira. Sonríe y con el dedo me indica que me acerque, a lo que nos besamos.

-          Ven, que te he preparado el desayuno – es un poco triste, pero solo se me ocurrió hacer eso.

Me levanto y me dirijo a la cocina mientras se levanta y va al baño a asearse. Llega a la cocina y con una sonrisa se acerca a mí y me pasa el brazo por las caderas mientras me besa en la frente.

Termina de desayunar y va a arreglarse y al final nos despedimos hasta la tarde en que volvamos del trabajo. Le veo marcharse y cerrar la puerta y empiezo yo a vestirme también que en breves me tengo que ir también al trabajo.

15 minutos después ya estoy en el trabajo, tengo unos minutos libres hasta que llegue el primer paciente, por lo que decido hacer algo que había pensado para impresionarle mientras conducía hasta aquí.

Sé que le va a gustar, por lo que cojo un papel, y voy doblando pensando en todo lo que voy a hacer. Ya lo tengo decidido, por lo que como un bolígrafo y pensando en él empiezo a escribir, pensando en él me salen solas las palabras, y eso es lo que hago…


Me despierto un poco desconcertado con el despertador. Por suerte, me había puesto la alarma 30 minutos antes de las 17.00, no sea que me pille durmiendo. Voy al baño a lavarme la cara y así se me pasa el típico estado que no sabes si estas durmiendo o despierto y así me espabilo un poco.

Empiezo a repasar todo lo que ha pasado esta mañana: me he dormido, me he despertado y he salido fuera a fumar y ha venido él, hemos hablado un poco y de ahí nos hemos ido a los baños donde nos hemos liado un poco, luego a la máquina de café donde nos hemos dado los números y antes de salir me ha dicho que me llamaría para quedar esta tarde, y… MIERDA, se me ha olvidado ver la nota.

Voy corriendo hacia mi habitación donde tengo la mochila y rebusco entre los bolsillos para encontrarla. Al final la encuentro. La despliego y empiezo a leerla. Se me dibuja una sonrisa al leerla y me la vuelvo a guardar no sea que mis padres la encuentren y ¿qué pasaría?

Me quito el pijama y me vuelvo a poner la ropa, prácticamente son las 17.00 por lo que me enciendo un cigarro mientras espero su llamada.

De pronto me sorprende el tono del móvil, los nervios empiezan a aflorar en mí. Estoy nervioso y veo como me tiembla el pulso mientras alcanzo el móvil. Por un momento dudo en contestar, no sé si lo que estoy haciendo está bien, cómo me sentiré después (ya que no quiero volver a sentirme mal después de lo que ha pasado esta mañana en el baño, no quiero sentir como que estoy defraudando a alguien)… miles de dudas me invaden en un momento, pero al final pienso que nada de esto merece la pena, que no me sirve vivir siempre atormentado y que debo empezar a disfrutar.

Al final, con un estado de excitación emocional contesto la llamada y me dejo llevar por la corriente que me empuja en una marea de sentimientos, descubrimientos y puede que algo más….