Empezando a conocer a una mujer (5)
Los recuerdos se agolpan de una forma dolorosa, convirtiendose casi en una necesidad. La realidad cuesta describirla en cuatro palabras. Pero se puede disfrutar tanto del recuerdo como de la realidad.
Empezando a conocer a una mujer
(LA CONVENIENCIA DE SER CIEGO E INCLUSO SORDO)
(El despertar dentro de un sueño, siempre resulta problemático, participar y beneficiarse de el toda una odisea. Y después de todo no es tan malo ser cornudo y consentidor si la ocasión merece la pena. Cuando la realidad es mas fructífera que la mente mas enferma)
Estuve 25 años con Beatriz y me doy cuenta que apenas la conocía, a pesar de que con ella conocí el cielo y el infierno del sexo; y no he vuelto a gozar jamás igual con otra mujer.
No se por que pero continuamente me siento como, debió de haberse sentido, el Topo, después de haber cambiado los ojos por el rabo. Es un cuento, es un refrán, es un dicho que cada vez tengo mas presente; aunque mis preguntas continuas son: ¿Fue feliz el Topo después del cambio? ¿Fue feliz la Rana después del cambio? ¿Quién fue más feliz de los dos después del cambio? ¿Se arrepintió mas tarde el Topo por el cambio efectuado? ¿Se arrepintió la Rana del cambio realizado? ¿Si pudiese desharía el cambio el Topo? ¿La Rana si tuviera la oportunidad desharía el cambio?
Cuando la realidad desborda la fantasía mas fantástica y además esa realidad la puedes ir desarrollando en función de añadidos imaginarios, que se trasforman en realidades. Si la provocación y el deseo, se normalizan a través del día a día que da vida a los sueños, a las fantasías eróticas mas desbordantes que siempre te superan hasta dolerte el placer que generan, simplemente te conviertes en un navegante que se abandona a la veleidad de los vientos y de las corrientes y no quiere saber nada del timón.
Me levante, completamente febril y excitado, pero sobre todo cansado, por los sueños y vigilia, producto de as fantasías y realidades del día anterior; que habían convertido la noche en extenuante y agotadora, aunque sumamente placentera, por cierto, placer que había contribuido y contribuía al agotamiento.
Salí de casa, la pensión, y al paso vi la habitación de Jose, con la puerta entre abierta y la cama sin usar.
Llegue a casa de Beatriz, Esther estaba en la ventana, me ofreció una sonrisa y un beso, he hizo gesto de que enseguida bajaban.
Salio Jesús, seguido de Beatriz, Esther, Mariate y Juana.
Yo las contemple sorprendido. Todas iban de falda, corta, en algún caso mini y muy mini, como Mariate; pero la propia Juana llevaba una buena mini y además con aberturas, y como de uniforme, camisa y chaqueta. Muy sexys todas.
Beatriz se sentó a mi lado y las otras entraron atrás. Jesús se acerco a la ventana, y me dijo que me parecían. Si las veía bien. Que el se fiaba completamente de mi, no tanto de ellas. Que si coincidíamos con alguien del pueblo en la capital, que no le permitiese que pasase el día con nosotros. Y que a la vuelta, aunque tardase un poco más, que hiciese por volver por el pueblo de su cuñada y que le dejara a Mariate con su madre, que ya había molestado bastante. Le dije que eso lo diese por hecho, pero que no me echase la culpa de nada, si llegábamos a una hora intempestiva. Me respondió que como si llegábamos a la hora de desayunar, con tal de que fuésemos sin Mariate. Le respondí que algo tenía que ganar yo y le tomaba su palabra, me desharía de su sobrina, aunque la tuviera que tirar del coche, pero que también llegaríamos para que Juana le preparase el desayuno, pero no antes.
Nos fuimos y conforme salíamos, Juana dijo este hombre es insoportable, lo que hay que hacer por complacerle y tenerle contento. Esther me dijo, tan pronto como puedas parar sin que te vea Jesús paras.
Pare enseguida, sin preguntar, al girar la segunda esquina.
Esther le dijo a Beatriz, tú pasa al asiento de atrás y prepárate, vamos a tener la fiesta en paz, que bastante hiciste ya ayer. Y de nuevo dirigiéndose a mí me dijo: la escenita de la escalera no tiene nombre, yo la han castigado, pero mucho me temo que es insuficiente. Así que ya se le dará el castigo conveniente hoy. Tampoco se trata de estropear un día también planificado como el de hoy, y que al fin y al cabo tú has ayudado a conseguir.
Sentada Beatriz en el asiento de atrás al lado de Juana, que quedaba en el medio, ahora y en la otra puerta Mariate. Esther se sentó a mi lado, diciéndome, y la mirada fuera, no dentro, no vallamos a quitar intimidad a las pasajeras, yo la verdad entendí pajeras pero no podía ser mas que una confusión, de atrás, que hagan lo que tienen que hacer y vallamos todos seguros y sin distracciones.
Mi visión se duplico, por un lado, Juana se había sentado entre Mariate y Beatriz, que habían dejado reposar sus manos en la entrepierna de ellas, pareciendo buscar el contacto de la piel y no de la tela; haciéndola a la vez abrir de piernas y dejando ver su pubis al aire, y por otro lado de Esther sentada a mi lado, cruzándose de piernas mostrando sus piernas hasta la ingle; pero en el movimiento mostrando su pubis al aire y perfectamente arreglado, recortado y afeitado.
Mi excitación se disparo, de tal manera, que casi paso de largo, sin detenerme a recoger a Jose, que estaba esperando en el punto convenido, lo que motivo una exclamación de Esther.
Pare, di un poco de marcha atrás, y me disculpe con Jose por el despiste.
Jose le dijo a Esther, bajate y sube atrás, ocúpate de que todo valla bien. Y sobre todo atiende a tu madre.
Jose se sentó a mi lado y dijo, no hagas caso, no son mas que mujeres que les cuesta obedecer; y el término mujeres sonó mas a putas que a otra cosa; tanto así, que Juana dijo: Jose hay que ver como eres, lo dices de una manera, como si quisieras decir otra cosa. Jose le dijo, todos entendimos lo que quise decir y no voy a llamaros a cada una por su nombre, aunque ya se que en el fondo te encanta, pero cada cosa en su momento Juana, y de nuevo tuvo la virtud de sonar distinto, raro, como si lo que decía fuera otro idioma y lo que decía fuera puta o mas bien zorra, pero aquello tenia que ser fruto de mi imaginación, ya que Juan se mostró contenta y satisfecha, aunque yo también la vi, seguramente producto también de mi mente pervertida, excitada y ansiosa, como entrando en un juego esperado y agradable. Pero oí como de lejos que Jose acababa la frase diciendo, Juana cada uno es lo que es y si lo admitimos, sin tener que repetir las cosas, funcionamos mejor.
Cambiando de conversación, dando por finalizada la anterior, Jose dijo, supongo que todas venís bien preparadas y mejor dispuestas para hacer que pasemos un buen día, ya que el tiempo no os sobra, para hacer lo que esperáis hacer.
Yo interrumpí diciendo, tenemos tiempo de sobra, ya que a cambio de dejar a Mariate, en su casa antes de volver al pueblo, Jesús las autoriza a llegar a la madrugada.
Jose me interrumpió, diciendo, Mariate volverá a casa, después de dejar a Juana, Beatriz y Esther en casa. Yo la llevare y así estaremos un rato a solas los dos; ella lo deseara, por que tenemos que hablar de su madre y de su hermana, ¿o no es así Mariate?, si dijo Esther contestando por Mariate, y añadió, además nadie se enterara, por que cuando la lleves parecerá que va de casa.
Juana dijo, si es así, incluso si quieres la podrás llevar a casa, y mi hermana os preparara el desayuno, ya que con toda seguridad estará sola, Maritere, toda la mañana, ya que su marido e hijos habrán ido al monte y no volverán hasta la hora de comer, y además Maritere no preguntara donde ha pasado la noche Mariate, dará por descontado que ha dormido en mi casa.
Mariate, dijo: no, no pasare la noche con Jose, para que después me lleve a casa a junto mama, no le abriré la puerta de casa a Jose. Me dejareis a la vuelta como dijo el tío.
Jose u Juana dijeron, con entonaciones diferentes, que desobediente, todavía no te han enseñado a obedecer, haciéndole caso a tus mayores, a un señor, y estar callada cuando el habla.
Mariate, nerviosa, temerosa diría yo, se apresuro a pedir perdón, diciendo, tía será lo que usted diga, como digas Jose. Yo estaba de nuevo asombrado, por lo que oía y por lo que veía. Y menuda estampa, la que acababa de ver, al girarme, cuando había protestado Mariate.
Las cuatro iban apretadas en el asiento de atrás, con los coños casi al aire, ya que las minifaldas no daban casi para taparlos, las chaquetas abiertas y las camisas entreabiertas, de un modo algo discreto, pero que permitía ver que ninguna llevaba ropa interior, ni sujetador, ni braga; y además se iban tocando, de manera discreta y casi imperceptible, para nosotros, para mi en particular, si nos volvíamos a mirar, haciendo una gran tortilla de cuatro, donde la pauta la imponía Esther y Juana parecía disfrutar en exceso, dejándose hacer, dejándose llevar, como en un novedoso, incitante y morboso juego prohibido, sin pararse en pensar en sus consecuencias, aunque en definitiva las cuatro estaban muy excitadas, y dejándose llevar la una por la otra, sin poder y querer parar, sudorosas y entregadas sin voluntad al placer que se estaban dando.
Mis pensamientos volvieron a volar en busca de una desatada fantasía, que seguía quedándose corta con la realidad. O tal vez, de una manera febril y enfermiza, yo confundía la fantasía con la realidad.
Las seguí observando a ráfagas por el retrovisor, y no era una alucinación, era realidad, se tocaban de una manera suave y discreta, pero intensamente y apenas podían controlar el placer y los gemidos; les veía claramente y les podía escuchaba a pesar de la música, con solo poner un poco de atención, y yo que nunca hubiera podido imaginar aquello, de no ser por una mirada casual y furtiva me recreaba en el espectáculo. Pero la estupidez de mover el retrovisor para tener una visión mejor, mas completa, frustro el espectáculo. Jose me dijo atiende a la carretera que ya tendrás oportunidad de mirar y ver.
Esther, poniéndolo como necesidad de Mariate, me pidió parar el coche en un lugar apartado.
Pare aprovechando una desviación, que me permitía hacerlo algo alejado de la carretera principal y al resguardo de la vista de posibles curiosos.
Salio Jose que muy gentil, le abrió la puerta a Juana, que salio acompañada de Mariate, y Jose refiriéndose a Beatriz, le dijo, ven tu también, que lo necesitas y no vamos a parar para ti la próxima vez, al menos pudiendo evitarlo.
Se alejaron de la carretera y del coche metiéndose entre unas pilas de troncos cortados que estaban próximos, preservando así su intimidad y resguardándose de mi mirada curiosa sobre todo.
Ignorando la presencia de Esther mi imaginación se había lanzado desbocada a correr y volar, me los imaginaba, a Jose, mirándolas, de forma discreta, tocarse, como Juana conducía al orgasmo a Beatriz y Mariate, tocándolas y haciéndose tocar, alcanzaba la propia Juana el orgasmo; y Jose incluso podía aprovecharse de la situación, tocándolas, y porque no, en esa atmósfera de lujuria y placer desbocado, continuar fallándose a Beatriz o a Mariate, delante de Juana, tal vez incluso follarse a la propia Juana, que presa de un placer desbocado, no haría nada por impedirlo, e incluso podía entregarse y pedir mas, ofreciendo a su hija y a su sobrina.
De estos pensamientos pecaminosos y aberrantes, en los que me había abstraído, me saco, me rescato Esther, diciendo: llevas un cuarto de hora a mi lado sin decir palabra, sin mirarme, a pesar de lo provocativa que estoy, incluso ignoras que me estoy masturbando y se podía decir que medio desnuda; es que en una semana te has vuelto maricon. Estaba irritada, ofendida ante lo que consideraba mi indiferencia. Me alegre, a pesar de que cortar con mi fantasía me había resultado, me resultaba doloroso. Me gustaba, cada vez mas, disfrutaba mas de aquella atípica e irreal situación, gozaba de la fantasía que me desbocaba, y mas todavía cuando con el mínimo detalle, conseguía vincularla a la realidad y ponía a esta por encima de la fantasía, como en estos momentos que centre toda mi atención en Esther.
Esther, esta sentada en el asiento trasero, mas bien tumbada, sudorosa, jadeante, con una excitación propia de una perra en celo, las piernas ligeramente abiertas, la falda apenas recogida, y la mano izquierda moviéndose sobre su sexo, rubio y con el pelo recortado, como lo lucían algunas modelos en las revistas pornográficas, mojado y brillante al igual que sus dedos, su mano, hasta la muñeca, por la que corrían sus abundantes jugos; la chaqueta y la camisa ligeramente abiertas permiten ver parte de sus pechos, y sobretodo sus pezones, gruesos, morados y enhiestos igual que una polla a punto de derramar. Aquella estampa, de cuya realidad no dude ni un instante, me hizo envalentonarme e ir mas allá de lo socialmente correcto, incluso mas allá de lo que me hubiera atrevido a hacer en un puticlub, a una puta; y me encontré diciendo: Esther, es que por mucho que piense, incluso después de comprobarlo por mi mismo el otro día, siempre me quedo corto y no me hago a la idea de lo puta y viciosa que puedes ser.
Esther me respondió diciendo, y crees que soy la única de la familia. Por cierto, ¿que tal ayer con mi tía Maritere, te puso muy cachondo? ¿conseguiste rozarla?, eso es lo más que normalmente se consigue de ella, aunque ayer como tú mismo pudiste comprobar salio de casa muy caliente como para permitir algo más. ¿Te lo permitió? ¿Te corriste con ella? ¿Conseguiste llegar a casa sin pararte a hacerte una paja? ¿Soñaste con fallártela? Sabes Beatriz cuando se la pone a punto y se le da cuerda puede ser mucho mas excitante que Maritere; lastima que tu nunca llegues a comprobarlo. Tú ya obtuviste lo máximo que podías obtener de Beatriz, lo que es mas no volverás a obtener de Beatriz, ni la tercera parte de lo que obtuviste, nunca jamás.
No me pude contener, y la sujete del pelo y dándole un fuerte tiron del mismo le introduje la cabeza entre los dos asientos, diciéndole, zorra, me la vas a mamar ahora mismo y voy a limpiar tu boca con mi leche.
Estaba fuera de mi, mi excitación actuaba sobre mi como una droga que anulaba todos mis sentidos, y lo que era peor, todas las barreras, todos los tabúes, todas las inhibiciones; y potenciaba mi libido, mi deseo, haciendo rugir y surgir la bestia que todos llevamos dentro.
Mientras sujetaba la cabeza de Esther entre los asientos delanteros y trataba de liberar mi polla del pantalón y el calzoncillo para poder introducírsela en la boca, mi mayor deseo en ese momento; Esther seguía echando gasolina en el fuego que había encendido, diciendo, seguro que a Mariate y a Juana, las esta follando Jose y Beatriz le estará pidiendo que se la folle a ella también; le dije, y si te equivocas y la esta follando a ella, a la vez que le introducía la polla en la boca. Tuvo tiempo para espolearme todavía mas, al decir, pues si esta follandosela Jose estará pidiendo mas o tal vez que le haga un hijo de puta.
Me folle la boca de Esther, impidiéndole seguir hablando, y sin pararme a considerar que me podía cortar la punta de la polla de un mordisco. Me corrí en su boca, a pesar de los esfuerzos que hizo por evitarlo, y le seguí follando la boca como si del coño se tratara, haciéndole que tragase hasta la ultima gota, diciéndole, traga puta, bebe zorra, no dejes caer ni una sola gota perra o Jose se enterara; esta ultima frase tuvo el mágico poder de hacer que succionase mi polla como si de un aspirador se tratara, provocando mi ansiedad, haciendo que me mease en su boca, justo cuando ella alcanzaba el orgasmo, provocándole el chorro, me figuro que al impactar en su campanilla o en el fondo de su garganta, un amago de arcada y ante el amago de arcada que le dio, hizo que mi polla resurgiese en todo su vigor, volviéndola a obsequiar de nuevo con otra corrida, que ahora al alcanzar otro orgasmo, saboreaba profundamente y alcanzaba un demoledor tercer orgasmo.
Esther se había aplicado bien, apenas le había caído una gota de la boca, se relamía los labios, para limpiarlos y que no se notara nada, ya que si Jose notaba lo mas mínimo, ella decía que la mataría o le haría algo peor. Me dijo que le prometiese que no le diría nada a Jose bajo ninguna circunstancia; le respondí, con una audacia impensable hacia solo unos minutos, no le diré nada mientras seas complaciente conmigo, hagas todo lo que te pida sin rechistar y dejes de provocarme delante de Beatriz.
Esther me contesto, completamente fuera de si, llena de una gran excitación, eres un cabron, un desgraciado y un hijo de puta, te has meado en mi boca aparte de correrte, haré lo que quieras, pero por favor cállate, y no digas nada, ya hablaremos, pero ahora no tenemos tiempo para hablar, suplicando de nuevo dijo haré lo que me pidas, pero por favor ya hablaremos; yo tampoco les diré que me acabas de violar, y si tu actúas como si nada hubiera pasado, y el no nota nada seré tuya para lo que quieras, estaré a disposición de tus deseos, al menos mientras el no me lo impida o me requiera que haga otra cosa. ¡Ah! y notes lo que notes en Beatriz no digas nada, y si le notas algo a Mariate o a Juana, no digas tampoco nada, por favor te lo suplico, hazte el loco también. ¡Ah! Y a la mínima oportunidad, di que te apetecería ir al cine, a ver "Historia de Ô" y después a la discoteca, hasta que cierre, y ya veras como te lo agradezco.
Justo en ese momento aparecieron Jose, Juana, Beatriz y Mariate, a ellas se les veía agotadas, Juana venia como ida, como drogada; la ropa la traían mas compuesta que antes de marcharse, pero los pelos los traían revueltos y los ojos brillantes. Mi fantasía había empezado a volar de nuevo y creí notar restos de leche en los morritos de las tres; también les encontré cara de viciosas, el deseo y el placer reprimidos en sus ojos, y además que estaban necesitadas de mas marcha, que venían insatisfechas, lo que se dice a medio polvo, y que tendríamos que parar de nuevo para continuar el polvo, y en esto, he de reconocer en aras a la realidad que no me equivoque en esto que me imagine, así que en el resto de lo que me imagine creí estar igual de acertado.
Subieron todas al coche, pero situando Jose a Esther, entre Juana y Mariate. Y no había duda estaban las tres tan agotadas como lo estaba Esther, aunque mas excitadas y ansiosa, se les notaba a simple vista, que al contrario de Esther, Juana, Beatriz y Mariate no habían conocido el orgasmo en esta ocasión al menos.
A la vez que arranque el coche, empecé a decir, cuando lleguemos a la capi que os parece que desayunemos y después las chicas vallan de compras, hasta que cierren los comercios a mediodía, después comemos y después de comer, si les queda alguna compra pendiente que la hagan y al acabar vamos al cine, al salir nos vamos merendar y después si no le parece inadecuado a Juana, vamos a la discoteca, para que la vea y si quiere que baile, que nadie se va a extrañarse al verla, ya que no se le echan sus años, parece la hermana, y no precisamente la mayor, de Beatriz y Esther. Y que después del baile, ya decidiremos si le dejamos antes o después a Mariate.
Jose, dice que le parece todo perfecto, pero que de Mariate se encarga el, y eso después de dejar en casa a Juana, Esther y Beatriz. Que hablara con ella y después con Maritere, y además, si Maritere esta sola, a parte de hablar pasaran un buen rato, sonando algo así como que les echara un buen polvo a las dos juntas, y la conversación ya la continuaran en casa de Juana. Que con hembras como ellas el hace cualquier cosa. Juana sonríe, se la ve pletorica y que la excitación que tiene, reduce el cansancio trasformándolo en vitalidad, lo mismo que el deseo se trasforma en placer.
Juana dice que en principio le parece bien el programa de festejos, que propongo, aunque tiene que hacer dos consideraciones, una la de la discoteca, que si lo que hay es todo chiquillería como sus hijas, que hacemos entrar y salir; y por otro lado, que si es como dicen algunos de los padres de las amigas de Esther y Beatriz, un putiferio, que ella no se va a quedar a ver como lo hacen. Jose le dice, bueno te puedes quedarte a hacerlo, y los que miramos somos nosotros, te garantizamos que no diremos nada, la respuesta de Jose, a parte de provocarla, la calienta, y la acalora, la lanza a buscar placer, y dice ¡ah! Y quien me garantiza que no queráis hacérmelo. La otra consideración es una pregunta, formulada con ansiedad y placer, que película iríamos a ver. Yo le respondo, que no he visto la cartelera, pero que hay una que ya vimos y que yo la volvería a ver, pero que no se si ella se atreverá a entrar en el cine. Juana pregunta por el titulo toda excitada, y yo sin dudarlo, mas excitado todavía si cabe, le respondo "Historia de Ô"; no me cabe ninguna duda ya, esperaba la respuesta, esta que se sale, esta que se corre. Dice, tengo entendido que es una guarreria sin nombre, así que según vallamos con las compras decidiremos y además si es una guarreria como me han dicho salimos todos enseguida. Yo le digo, es de una guarreria tal, que si Jesús se entera que la has ido a ver y además has llevado a sus hijas, se separa de ti. Perdona por la idea, yo creo en otra clase de mujeres, libres, adultas, que gozan como mujeres que son; y saben muy bien diferenciar la fantasía de la realidad; pero no se cortan un pelo para satisfacer sus sentidos y deseos, eso si con la discreción que requiere el caso. Así que dejamos zanjado el caso, pido perdón, presento las disculpas pertinentes por tan atrevida y quizás ofensiva idea.
Juana respondió de inmediato, me has entendido mal, no he dicho que me parezca mal la propuesta; lo que he dicho es que no voy a ver una película, con dos hombres, que me pone a punto de hacer el amor. Yo le digo en plan retador, no se preocupe, que si no le hacemos nada a las chicas, menos se lo vamos a hacer a la abuela, digo madre, nos sabremos contener. A la palabra madre le había dado el sentido de vieja y no en vano había deslizado la equivocación de abuela. Juana ya desarmada, sin poder ocultar su interés por la película, incluso su deseo evidente de verla dijo: si yo no me opongo, se estar a la altura de los jóvenes y no me escandalizo por cualquier cosa, ya que no es solo que yo me sienta joven, es que lo soy aunque pueda parecer lo contrario, así que no se hable mas, iremos a ver la película. Yo le digo; pero para verla hasta el final, aunque usted tenga que pedir que le echemos un polvo. Y lo mismo para la discoteca, aunque tenga que hacer ascos al sentarse en el sofá que tiene unas gotas de leche o un esfuerzo para separar al que esté bailando con usted para que deje de meterle mano, es joven como para eso. Juana me interrumpió diciendo: ya hablaremos después, que era como decir vale acepto todo lo que me estas diciendo, necesito que pares como antes, en un lugar discreto. Jose dice aprovecharemos la parada, no para hablar, sino para que pienses con una practica demostración. Juana esta que se derrite de los calores que tiene, entre otras cosas por que no paran de masturbarla, y ya no puede controlar su placer y le va a explotar en cualquier momento.
Paro, y mi fantasía se vuelve a disparar, salen Jose que acompaña de nuevo a Juana, Beatriz y Mariate; y yo pienso va a rematar la faena, si no se las ha follado a las tres antes, ahora se follara sino a las tres, a la que esté pendiente, y ninguna dirá que no; y pensando en lo que me dijo Esther, me imagino a las tres suplicando un hijo de puta y ofreciendo sus coños para que Jose les llene con su eche. Mientras las veo alejarse buscando la protección de las paredes de un derruido caserío, veo como Jose sujeta de la cintura a Beatriz, y oigo a Esther diciendo, lo has hecho muy bien; mi madre esta inmersa en el juego y bien sujeta a el, necesita imperiosamente un orgasmo y Jose va a aprovechar para atarla mas y prepararla para la correa, y de paso, acabar de ponerle la correa a Mariate, y quien va a pagar los platos rotos va a ser Beatriz, que como te dije va a salir además de con la correa puesta, preñada y bien preñada.
Yo la coji del pelo otra vez, y Esther me dijo, quieres otra mamada; yo le respondí, no, me voy a mear otra vez en tu boca y en cuanto la tenga tiesa, te voy a dar por el culo calienta pollas.
Esther me dijo, eres peor que Jose, pero me tienes bien cojida y no me queda mas remedio que hacer lo que quieras, para evitar males mayores.
La saque del coche y se la clave de golpe en el culo, era suave y calido como un coño, y ella estaba gozando como si por el coño la estaría follando. De repente oímos un par de gritos, yo me sobresalte, pero Esther, desbocada, viciosa como no había conocido a nadie; me dijo, tranquilo, solo es que a las hembras no solo se las folla sino también se les hace algo más. Y eso es lo que Jose esta haciéndole a Beatriz y a Mariate para deleite de la puta de mi madre.
Le dije que un respecto mínimo para su madre; y Esther me respondió, que no se lo merecía aunque ella la respetara; ya que Jesús ni era su padre, ni era el padre de Beatriz, ya que era estéril y medio impotente, de los que nunca se les ponía tiesa del todo.
Esther, lanzada, solo deseando tener un orgasmo y estando llena de placer a reventar, solo deseaba eso, reventar y liberar el orgasmo que tanto necesitaba. Esa circunstancia había permitido aflorar completamente, su personalidad autentica, una pervertida, una enfermiza viciosa.
Aprovechando esa situación, le pregunte quien era entonces su padre, y sin dudarlo me dijo que su tío el padre de Mariate, que con su mujer, Maritere, a punto de parir, había violado a Juana, y que al parir Maritere la había contratado de niñera, para que Maritere siguiera trabajando, pero que en realidad su madre había sido la dama de compañía de su tía, y que su tío que ya había violado a Maritere, siendo una niña en el trabajo, desde los quince años que había entrado, hasta que había quedado preñada a los diecisiete y se había casado con ella, por que era una joya de mujer y muy especialmente en el sexo, y no la quería perder. Y Juana como dama de compañía también había sido violada, con la colaboración y ayuda de su hermana Maritere, y como no había quedado preñada también; las dos hermanas a la vez, ella y Mariate. Y que como su tío seguía follando a su madre; Jesús decidió darle un escarmiento a Juana y la llevo a su pueblo a pasar los carnavales, y su tío la había follado sin darle opción a lavarse. Juana había llegado al pueblo con el coño y las bragas llenos de leche de su cuñado, y Jesús al descubrirlo, decidió darle una satisfacción, que primero le quitara el hambre y después la alejara de su cuñado al menos por una temporada; así que durante la semana de carnavales que había pasado en el pueblo de su marido, no había salido de la cama, se la habían follado todos los hermanos de Jesús, incluso su suegro el padre de Jesús, hasta el agotamiento.
De cincuenta a cien polvos, la habían tratado como una puta, la habían follado por todos los agujeros y hasta tres a la vez, haciéndola suplicar mas al principio, para al final suplicar que la dejaran, que no volvería a follar mas, jamás con nadie, promesa que no había cumplido, mas allá de un mes, tiempo que había necesitado para recuperarse, sobre todo de las escoceduras que había tenido en el coño; pero a las seis semanas cuando había comprobado que estaba preñada de Beatriz y no podía saber quien era el padre, ya estaba follando como de costumbre con su cuñado, el marido de Maritere y el añadido de otro cuñado, un hermano de Jesús, y sin contar que cada vez que iban al pueblo de Jesús, algún que otro cuñado se la follaba. Y ahora, se la estaba follando Jose, y seguro que estaba muy a gusto, aunque mas a gusto se quedaría, cuando Jose la dominase y sobretodo la preñase.
Jose ya las tenía en el bote a las cuatro, Esther, Beatriz, Juana y Mariate.
Esther me reconoció que ya hacia absolutamente todo cuanto le pedía, o mejor dicho, le mandaba Jose. Era una esclava para el, haciendo todo lo que el le mandaba sin dudarlo, incluido follar con otros o follarse a otras, cualquier cosa por aberrante que pudiera resultar, la haría sin dudar, sin siquiera pararse a pensarlo. Y ella era el modelo de lo que, Jose, pretendía hacer con todas las demás.
Esther acababa de saber que estaba preñada, y estaba satisfecha, contenta y orgullosa ya que ese era el deseo de Jose, no solo para ella, sino para todas.
Esther esperaba el momento oportuno para contárselo a Jose, el momento en el que el la premiaría con una orgía de sexo y placer.
Beatriz, había sido facilitada por ella a Jose, como otras, la había puesto a disposición de Jose, y estaba ya casi dominada, aunque en algunas cosas, las mas duras, se resistía, incluso, todavía se negaba, oponiéndose a la voluntad de Jose y en otras, como en mi caso, la desobediencia era evidente, pero era cuestión de tiempo, y de apretarle un poco mas las tuercas, solo un poco, ya que en el que obedeciese completamente y como ya hacia ella, se había comprometido Juana, que le había dicho a Jose que seria incluso mas obediente y sumisa que Esther, por que tenia una predisposición especial, y además quedaba fuera de si, como en un estado hipnótico, que le anulaba la voluntad, cuando se acercaba al orgasmo, se podía hacer cualquier cosa con ella, o mandarle hacer cualquier cosa que nunca se opondría o negaría; y no solo eso, sino que gozaría con ello por aberrante, duro, cruel o doloroso que fuera.
Juana, era producto de la actuación de Esther y de Beatriz, que la habían estado entonando y preparando para ponerla a disposición de Jose, y el día adecuado, la habían entregado a Jose, y aunque en principio no quería, había sido necesario violarla, después de unos minutos, y cuando había empezado a gozar, había sido todo mas fácil, ya que gozando, perdía la voluntad y se entregaba, y así Jose había conseguido hacerla gozar como nunca antes, nadie lo había hecho; y así que se fue deslizando por una relación muy atrayente, por infiel, morbosa y adultera, cada vez mas satisfactoria y placentera, en la que a parte de disfrutar como nunca lo había echo anteriormente, se sentía muy cómoda y además resultaba un juego y como juego, rompía una vida aburrida y monótona, resultándole una distracción muy entretenida y adictiva; y así que se había ido deslizando hasta la situación actual, sin darse cuenta, situación en la que se encontraba, muy bien y muy a gusto, pero cada vez mas a merced de Jose, que se la estaba follando muy bien y de forma muy satisfactoria, pero que la había enviciando, haciéndola mucho mas viciosa de lo que por natural era, y además y como ultimo eslabón para completar la sumisión, la tenia inmersa en la espiral del actual juego sexual, en el que cada vez estaba mas comprometida y atada, y sabiendo que entrar en esa espiral, significa enviciarse, desear cada vez mas, necesitar cada vez mas, y así se compromete cada vez mas; y resultando así, que a mayor compromiso mas vicio; y cuanto mas enviciada esta, mayor necesidad experimenta, y de nuevo para satisfacer las mayores necesidades surgidas, mucho mayores compromisos va adquiriendo para satisfacerlas; y de esa manera tan inocente y natural, Jose la va atando y anulando, para acabar sometiéndola a su voluntad; poco a poco y de manera casi imperceptible, hasta tenerla completamente esclavizada, como tenia a Esther, en estos momentos. Así tendría a Juana en pocos días.
Mariate, también había sido follada por Jose. Primero engañada y seducida en una situación creada y provocada con la complicidad de Esther, que la había propiciado y convencido para que se dejase llevar y se entregase a Jose, y después la había obligado a seguir, diciéndole y repitiéndole, primero que no había pasado nada, que lo que había pasado era lo mas natural del mundo; y a medida que le había ido exigiendo mas Jose y asustada se había querido retirar; se encontró con el segundo escalón, el de lo estas disfrutando como una loca, y lo has disfrutado como ni te podías imaginar, y además te ha desvirgado, si la gente se entera que va a ser de ti; serás ya y para siempre una puta, casi con seguridad tu padre te echara de casa, las amigas te volverán la espalda y no te volverán a hablar, y todos los chicos correrán detrás de ti, pero solo para follarte, ninguno aceptara aparecer como tu novio y mucho menos pensaran en casarse contigo. Así que en esta situación poco había podido hacer Mariate, salvo dejar que Esther y Beatriz la siguieran follando, y poniéndola a punto para que Jose se la follara y que cada vez la obligara a mas, dejándole menos opciones de negarse o de decir que no a las nuevas exigencias. Para eso a habían llevado a ver "Historia de Ô", para que supiera lo que era, lo que Jose quería de ella, lo que podía esperar, lo que tendría que hacer y como se tendría que acostumbrar a gozar. Y en vista de la buena respuesta producida, habían procedido a su sometimiento y degradación, implicando a Juana, que a modo de juego, debía atar y doblegar a Mariate, llevándola a un camino sin retorno; pero a su vez, habían despertado y desatado la libido de Juana; que quedaba presa en la tela de araña que le habían preparado a Mariate; y hoy con la película y la reacción previsible de Juana, se quedaría pillada sin posibilidad de retroceso alguno. además Juana había estado toda salida durante lo que había durado la estancia y tratamiento en su casa de Mariate, y ya delante mía, le había ofrecido a Jose a su hermana y a su hija, además de ofrecerse ella.
Aunque lo mas duro iba a ser después de la película, para Juana y para Mariate, cundo la dejáramos en manos de Jose.
Mi opinión era que Esther, había dejado volar su imaginación, aprovechando alguna que otra casualidad o coincidencia, para espolear mi imaginación y así que le echase un polvo. Lo que me había contado, a pesar de haberme imaginado parte y previamente también; bajo ningún concepto podía ser cierto. Coji a Esther y se la clave en el culo diciéndole, si no lo quieres pasar mal, todo eso me lo tendrás que demostrar.
Tuve que interrumpir el polvo a medias, porque, les vi aparecer a lo lejos.
venían componiendo una imagen muy extraña. Mi imaginación desbordada y mi fantasía disparada; y con mi libido desbocada; podían hacer parecer cualquier cosa como irreal, pero sobretodo cualquier situación normal como la mas aberrante de las fantasías.
Así me pareció ver venir al chulo con sus putas, después de haberlas castigado o premiado según conveniencia. Viendo la cara de placer de Juana, y el dolor y sometimiento en las caras de Beatriz y de Mariate. Pero era la imagen sobre todo de tres perras en celo dispuestas a hacer o dejarse hacer cualquier cosa, por obtener un poco de placer.
Esther que había tenido varios orgasmos, se estaba masturbando de manera frenética, parecía que quería un orgasmo a toda costa, pero era justo lo contrario, buscaba recuperar el punto limite antes del orgasmo, para que Jose no notase lo que había habido entre los dos. Algo que al margen de la fantasía y de la realidad, me permitiría comprobar que la realidad de la familia dejaba pequeña cualquiera de mis fantasías incluidas las mas perversas, retorcidas y exageradas. Empezando por lo que me mostraría esa misma tarde. Ya que Jose la dejaba para que se encargase de mí e impidiera que yo viera nada y me enterara de lo menos posible; pero ella atada a mí por su insaciable y vicioso apetito sexual; me iría mostrando ante mi asombro y estupor.
Subieron todas al coche, Juana estaba más apurada que antes de bajarse. Jose le dijo a Esther, atiende a tu madre, me parece que no se controla, y todavía no es el momento de las putas, hasta la tarde y después de la película; y no te olvides de tu prima, que al final de la jornada me la tengo que llevar a casa, procura que esté en las condiciones necesarias, para facilitar mi labor; y Beatriz ya esta bien y te ayudara.
Arranque preguntándole a Juana, que íbamos a hacer después de comer; sin pensarlo lo más mínimo, chillo, ir al cine y a la discoteca, estaré hasta el final y haré lo que tenga que hacer; estaba que se bababa del placer que tenia.
Llegamos a la capital y fuimos al restaurante, que estuvimos la otra vez, yo les deje a la puerta y me fui a aparcar. Les vi entrar y desde luego la estampa era muy erótica. El chulo iba a ofrecer sus putas a los posibles clientes y las llevaba del mejor modo y manera, así como en la mejor forma, para octener el resultado más interesante.
Al entrar en el restaurante, oí el comentario, no se donde van a ir, pero están a punto de caramelo, el destinatario de esta mercancía va a pagar muy bien por ella; eran unos comensales de una mesa próxima. La camarera de la ocasión anterior, me dijo que si queríamos llevar nuestra mercancía a exponer y buscarle nuevos clientes, que le tendría que mejorar la propina, y así ella misma se encargaría de ayudarnos indicándonos los mejores clientes e incluso los más necesitados.
Y me contó como Jose se estaba ocupando de ellas. Bueno de todas menos de Beatriz, que fue respetada, las demás fueron tratadas en el servicio por Jose. Por eso las camareras, no tenían ninguna duda de que Juana, Esther, Beatriz y Mariate, eran unas putas de alquiler, a disposición para lo que se les pidiera. Juana había perdido los papeles, ya que respondía a las indicaciones de Jose, llegando a masturbarse en la mesa, delante de todos, incluida la camarera.
La comida discurrió como una tortura, a la espera del cine. Al final, hasta Esther estaba fuera de si, suplicando que acabáramos y nos fuéramos al cine.