Empezando a conocer a una mujer (4)

Mis recuerdos guardan un gran erotismo para mi, no se si lo mismo lo percibiran los demas, la continuidad sera producto de que sea compartida por los lectore, si no fuese asi acabaria con estos recuerdos.

Empezando a conocer a una mujer

(NO HAY MAYOR CIEGO QUE EL QUE NO QUIERE VER)

(Alucinaciones de una mente pervertida, viciosa y enferma; o la triste realidad que te toca vivir y deseas negar, aun a costa de que piensen o incluso digan que estas loco; antes que digan que eres un carnudo y consentidor)

Estuve 25 años con Beatriz y me doy cuenta que apenas la conocía, a pesar de que con ella conocí el cielo y el infierno del sexo; y no he vuelto a gozar jamás igual con otra mujer.

No se por que pero continuamente me siento como, debió de haberse sentido, el Topo, después de haber cambiado los ojos por el rabo. Es un cuento, es un refrán, es un dicho que cada vez tengo mas presente; aunque mis preguntas continuas son: ¿Fue feliz el Topo después del cambio? ¿Fue feliz la Rana después del cambio? ¿Quién fue más feliz de los dos después del cambio? ¿Se arrepintió mas tarde el Topo por el cambio efectuado? ¿Se arrepintió la Rana del cambio realizado? ¿Si pudiese desharía el cambio el Topo? ¿La Rana si tuviera la oportunidad desharía el cambio?

Cuando una vida se mueve entorno a lo que no queremos admitir, y por lo tanto se convierte en un no queremos ver. Y tu mejor justificación es, si sueño, que yo sea participe de los sueños, y si veo, que lo que yo hago supere a lo que yo veo, tu vida desemboca en un infierno. Pero lo cotidiano se trasforma en una droga que te ata y lo que estas deseando, no sabes muy bien si es soñar o vivir. Lo único que deseas es goza. Y al final, aunque eres consciente de la realidad te escudas en convencerte que no es mas que una fantasía producto de tus deseos, antes que admitir que es una realidad placentera y que tu no eres mas que un vicioso carnudo, por convicción, y por que no te queda mas remedio.

Tarde en volver a ver a Beatriz dos semanas.

Me encontré varias veces con Esther en la calle, y siempre me decía lo mismo, que Beatriz estaba castigada, para que aprendiese a comportarse y a obedecer, que supiese y sobre todo que aceptase quien era el señor de la casa; que su padre estaba muy enfadado por culpa de ella, y las ponía a todas de putas y viciosa; que no lo podían aguantar y todo por culpa de Beatriz, y que su madre había prometido que no saldría de casa hasta que no estaría domada y aceptase de una vez por todas quien era su señor y a obedecer y aceptar ciegamente lo que le dijeran como si de ordenes se tratara. Insistía en que la tenía que olvidar, que no era el momento adecuado para una relación y mucho menos hablar de boda.

El viernes, dos semana después, Esther se encontró conmigo, y digo bien se encontró conmigo, no me encontré yo con ella; me pidió que la llevase en el coche al pueblo vecino. Acepte de mil amores, me daba la oportunidad de estar con ella y me hacia a la idea que la podía follar, a pesar de ser las doce del mediodía. Fuimos al pueblo, y me contó como su padre estaba muy enfadado con ellas, que acusaba a su madre, Juana, de acostarse con Jose, y facilitar que este se acostara con sus hijas, y ahora que encima, estaba ofreciendo a su sobrina; que les tenia que hacer un favor y era irlas a buscar el sábado, para pasar el día en la capital de compras, insistir mucho en lo de las compras, y .que después iríamos al teatro, y a cenar; que insistiera mucho en que se animara, que quería que nos acompañara, que comeríamos y cenaríamos marisco y carne. Que ella y Mariate irían en el autobús y yo le llevaría a el y a su mujer, así como a Beatriz en el coche. Yo le dije si no iba a ir Jose y me dijo que si, pero que su padre no se tenia que enterar y si se lo planteaba como ella me decía, el estaría obligado a decirles que fueran, casi a obligarles y que fueran todas conmigo en el coche, y el quedarse en casa ya que estaba a régimen por que tenia gota y no quería reconocerlo, ni que nadie lo supiera. Y que después irían en el coche conmigo y con Jose, de la forma que Jose decidiera.

Yo me sentía muy molesto con ella, porque no me gustaba lo que me estaba diciendo, pero sobretodo, porque se había comportado muy normal, no me había enseñado ni la rodilla y su conversación era de lo mas banal e intrascendente; así que le espete, a boca garro y sin pensármelo, ni un segundo; ¿Que pasa Jose también se acuesta con tu madre?; ¿por que esta tan cabreado tu padre? ¿eres, sois unas putas?

Esther, sin verse afectada para nada, y sin cortarse ni un pelo, me dijo, ¿tu que crees?, ¿no has visto lo suficiente?, ¿Por qué va a ser mas mi madre que yo? ¿no te gusta como soy yo? ¿te casarías conmigo, sabiendo que para quien iba a estar disponible siempre seria para Jose? Y sin variar ni el tono, ni la voz, me dijo ¿Qué vas a hacer? Yo le respondí nada, para hacer lo que me pides me la tienes que mamar.

Esther se inclino, y desabrochando mi bragueta, se puso a hacerme una mamada en pleno pueblo, a la una del mediodía, haciéndome correr en un segundo, y escupiéndome la leche, mi leche a la cara, me dijo, vendrás a buscarnos a las ocho de la mañana, mañana, y esta tarde a partir de las siete acércate a casa para hablar con mi padre, e invitarlo y convencerlo de que no valla, e incluso que nos obligue a ir, para eso le dices, que no tendrá miedo que nadie le quite a su mujer; y me advirtió y esta mamada la pagara Beatriz, pasara un mal rato, tal vez estés con ella mañana y no puedas follartela, en todo el fin de semana. Y me pregunto, ¿te casarías conmigo, pensando que soy una puta y sabiendo, que solo tendría mi coño para ti cuando no me lo pidiera Jose, y que jamás volverás a tener una mamada mía, ni podrás volver a penetrar mi culo? No busques más a Beatriz.

La lleve de vuelta al pueblo, aunque esta vez, me mostró, sus piernas y su escote, me invito a tocar su coño y me hizo una deliciosa paja, que remato diciendo, no me as contestado a lo que te pregunte. De nuevo sin pensar y mostrando toda mi excitación le dije SI; y ella me volvió a desconcertar con una nueva pregunta, ¿y me prepararías para el?, si estas dispuesto a ello, tal vez convenza a Jose para que me deje casar contigo y poder tener los hijos de el.

Ya bajándose del coche, me dijo, no te olvides de la cita de esta tarde, por que el que más parece que va a perder eres tú que no volverás a ver a Beatriz. Y volviéndose y cerrando la puerta, ¡ah! esta cabreado, por que mi madre se ha quedado preñada, y ha abortado y el esta convencido que no era de el, entre otras cosas, por que llevaba medio año sin acostarse con ella, e imaginándose que ella dormía con Jose, pero sin atreverse a entrar en la habitación a comprobarlo. En la habitación dormían Juana y Beatriz, ¿que te parece? Y debo de decir ahora ¿tu que opinas? para quedar bien. Hasta la tarde.

A las siete estaba como un clavo en la puerta; me abrió Beatriz, sonriente, lo primero que me dijo, fue gracias. Pero antes de dejarme pasar me dijo, te estas follando a Esther, mientras a mi me tienen a régimen, eres un cabron y después dices que me quieres. Engaña a mi padre para que el señor gobierne su corral. Me paso donde sus padres. Me fije que estaba también Mariate y una mujer que no conocía, aunque Esther no estaba. También note que tanto Beatriz, como Juana, como Mariate tenían mala cara, cara de agotamiento.

Me presentaron a la mujer, resulto ser Maritere, hermana de Juana, madre de Mariate y tía de Esther y Beatriz. El padre dijo, es la próxima enferma. Yo tomando la conversación y siguiéndole la corriente, le respondí, es que hay enfermedades muy contagiosas; a eso venia yo. El me dijo, ¿a contagiarte?; yo le respondí, no, ni mucho menos. Venia a sacarlas de casa, que se recuperen de la enfermedad y que pasen todos un buen día y usted se ventile y no se contagie. Vi como se enfurecía, hasta el punto de casi no controlarse. Lo ataje, diciendo, mi invitación consiste en que nos vallamos todos a la capital mañana a pasar el día, comer, ir al teatro y a pasear y si queda tiempo antes de cenar ir al cine también, día muy completo y ocupado. Venia pensando en invitarle a ti y a tu mujer, a Esther y a Beatriz, pensando que os podía llevar en el coche a todos; pero ahora que veo a Mariate y a su Maritere, pues pienso que os invito a todos y pienso que para ir, os llevo en el coche a Juana, a ti y Maritere, y Beatriz, Esther y Mariate que vallan en el autobús.

Maritere dijo que muy agradecida, pero que ella y Mariate, se iban esa noche a su casa, que había venido a buscarla para llevarla ahora que estaba mejor. Yo le respondí, a Mariate la tiene que dejar, y además quédese, pasamos mañana el día juntos y desde la capital, se vuelven a su pueblo usted y Mariate.

Jesús dijo que el no iba, y yo enseguida le dije si no se atrevía, enseguida respondió, que tenia cosas que hacer, pero que irían Juana Beatriz y Esther.

Maritere dijo que ella no podía quedarse, pero que Mariate se quedase.

Jesús el padre, salio de la sala, rezongando, no te preocupes, ya veras que pronto vas a poder quedarte y venir con más frecuencia. Esther que entraba en aquel momento, dijo, porque será que esta a gusto aquí y no como otros.

Estuve un rato con todas ellas, y la verdad es que me sentía muy incomodo, por que el padre no aparecía, y Esther sobre todo, pero Juana, Beatriz y Mariate, no hacían mas que tocar a Maritere, toqueteos, que a mi me parecían provocativos, y además que la estaban excitando. Maritere poco a poco se iba poniendo colorada, sofocada por la situación y por el producto de la situación. Y dijo que se tenia que ir a coger el autobús, y yo gentil, y deseando salir de allí corriendo, me ofrecí a llevarla en el coche. Ella acepto sin que le tuviera que rogar. Me dio la Impresión que se encontraba muy violenta.

Nos despedimos, Juana le dio un beso en la mejilla a su hermana y le toco el culo haciéndole sentir la caricia y haciendo que la notáramos los demás, a continuación Beatriz fue la que se despidió y se despidió de su tía de la misma forma que su madre; a continuación fue Mariate la que se despidió de su madre, y lo hizo con un beso en la boca y tocándole el culo como las otras. El rostro de Maritere estaba encendido, cuando se despidió de su cuñado, que la beso en la mejilla y le dijo, corre ahora que puedes para irte, que ya volverás por aquí todos los días y a pasar unos días lo mismo que tu hija. Maritere, le devolvió el beso y le dijo toda sofocada, no se porque dices eso, eres siempre tan raro.

Esther la cojio al paso, y la beso en la boca diciendo, tía, como que te vas tan rápido, con lo que te queremos todos aquí, siempre llegas y sales corriendo, no será por que no te damos muestras de afecto, esto, sin dejar de besarle la boca y acariciar su culo. Deslizo su mano por su pecho, tu siempre tan guapa y elegante, tienes un estilo precioso. La toco y acaricio, la entrepierna descubriendo la abertura de la falda y mostrando sus piernas sin final. Maritere estaba como una amapola, Y Jesús no le quitaba ojo, y yo tampoco. Esther la condujo hasta su padre y diciéndole, despídete de papa, que siempre tiene toda la razón en lo que dice. Sin dejar de jugar de una forma extraña con sus manos en la figura de su tía, como si fuese el chulo que dispone de su puta, hizo que le besara o se besaran sus bocas, en un beso inocente, pero que a Jesús lo encendió, y por que no reconocerlo a mí también.

Salimos, yo despidiéndome de Jesús, diciéndole, cuento contigo mañana, no me falles y me cargues con la responsabilidad de ser el guarda de estas cuatro bellezas, que no se si seré capaz de mantenerlas a salvo de ligones y seductores profesionales, que luego no admitiré ninguna responsabilidad; y no quisiera convertirme en su encubridor. En el encubridor de sus escapadas sexuales a tus espaldas.

Enfadado Jesús respondió, no iré y no hay ningún peligro, pueden ir sin mí a cualquier parte sin riesgo alguno.

Desde la calle, le dije, no estaría yo tan seguro; de todas formas, mandalas vestidas de la forma mas conveniente y yo me esforzare y velare por su virtud.

Juana, es una mujer de 44 años, la estampa de Esther en grueso, tiene la estatura y figura de Esther, pero con los pechos y el culo de Beatriz, sensual siempre y sexy cuando quiere mostrarse. Resulta deseable y puede ser muy incitante y provocativa. Viste con ropa aparentemente clásica y recatada, aunque como comprobé muchas veces eso no es mas que la apariencia y sabe trasformar esa ropa, en provocativa y sexy, en alguna ocasión, las chicas de compañía fácil, van mas recatada, pero eso forma parte de otra parte de esta historia.

Maritere, una mujer, aunque se podría decir hembra, excepcional, una lolita con 40 años, una mujer que parió 5 hijos, el primero con 17 años, y parece una jovencita de 20 años y además virgen; ya que a pesar de ser muy sensual y sexy, además de terriblemente excitante e incitante; nunca puedes librarte de su aire infantil de total e inmaculada inocencia. Viéndola surge el deseo y las ganas irrefrenables de tener sexo. Rubia, pechos grandes, muy bien puestos, altos y desafiantes, cintura de avispa, piernas torneadas e interminables, rematadas por unas caderas de ánfora y un culo que despierta los deseos mas oscuros. Ropa suelta y vaporosa, infantil, pero la interior muy ajustada, como una segunda piel, haciéndole sentirse tocada, marcando y enseñando muy bien lo que sujeta y muy sexy.

Subimos al coche y yo me quedo sorprendido por la estampa de la bellísima pierna que le marca y realza su falda, pero que no es nada comparada con la magnifica estampa que de sus piernas deja ver su falda abierta hasta la mismísima braga, enmarcando dos piernas de marfil, una estampa que acelera el corazón y levanta el mástil, ya que muestra una mujer bandera, allí donde esté, siempre objeto de deseo.

Su voz es sensual llega hasta el alma e incita a pensamientos eróticos que con el paso del tiempo y el fluir de la música de su voz, desata la libido, convierte los pensamientos en pecaminosos, haciendo necesario, cuando te encuentras a solas con ella de, un supremo esfuerzo para no poseerla en un instante. El movimiento de sus labios y el cantarín timbre de su voz, tiene el mismo efecto que una intensa mamada, que saca hasta la última gota del jugo viril del hombre.

Le ayude a ponerse el cinturón y comprobé la turgencia y volumen de su pecho; ella se dio cuenta y me sonrió con una sonrisa de desaprobación, a la vez que se ponía roja como la grana.

Durante el viaje, se mostró tímida y muy parca en palabras, aunque se le escaparon, le arranque, o me provoco con varias confidencias.

Su conversación, fue parca y seria al principio del viaje y fluida, infantil e intima al final.

Yo estaba pendiente de sus movimientos, mejor dicho de lo que mostraba de su cuerpo. Al principio tapo sus piernas con celeridad; pero al ponerse el cinturón, volvió a mostrarlas, operación en la cual tuve que ayudarle, circunstancia que aproveche para tocare los pechos y comprobar su perfección así como su capacidad de respuesta.

La conversación giro en torno a su familia, en particular sobre su marido, un hombre mayor, celoso, muy posesivo; y que todos los días le planificaba su vida al mínimo detalle, incluida la ropa que se tenia que poner; ropa que por cierto le elegía el, desde los zapatos hasta los sombreros, incluyendo los bodys que usaba, ya que no le permitía ninguna otra prenda de ropa interior. Ella estaba acostumbrada a esa vida, así llevaba casi veinticinco años. Lo que realmente le preocupaba, eran sus hijas Lourdes la mayor, en especial y en menor medida Mariate. Esta ultima, la consideraba protegida, desde que frecuentaba de manera asidua la casa de su hermana, tal vez se pasase incluso demasiado tiempo allí, pero Juana la controlaba, y la hacia obedecer, con lo cual la protegía, ya que era una niña y en su casa estaba la hermana mayor, que ya tenia novio y no estaba segura de que siguiese siendo una señorita.

Yo le dije que ella todavía parecía una señorita y que bien joven tenia que haber mantenido relaciones, aunque fuese después de casada. De nuevo se puso roja y dijo, con cierto deje de pena y nostalgia, que cuando había decidido su marido. Pero añadió que había sido duro, muy duro y no quería que sus hijas pasaran lo que ella había pasado, y además, si pasaba algo impresentable, su marido las castigaría muy duramente; y que después de la muerte de su hijo pequeño, hacia ya trece años, no quería quedarse embarazada de nuevo.

Llegamos, aparque delante de la puerta de su casa, y la ayude a soltarse el cinturón y aproveche de nuevo para sentir sus pechos en mi mano, esta vez los dos y el poder de sus pezones.

Me dio un beso, de despedida, en la mejilla, aunque con el movimiento, no se si mío o de ella, sus labios se deslizaron y se encontraron con los míos, su boca abierta, y sus labios húmedos, eran toda una invitación, mis labios secos, aunque mi lengua asomando entre ellos, fruto de la palabra de despedida que modulaban; su cuerpo se estremeció, y el mío también; puso su mano en mi pecho en un gesto de repudio, de rechazo, forzando la separación, para que la cosa no iría a mas; no en vano estábamos delante del portal de su casa; sin embargo ese gesto mas que separarme o apaciguarme, me lanzo hasta el punto que mi boca, durante un instante, tomo la suya, y me corrí, pensando que ella me entregaba la suya, ya que no había interrumpido el contacto. Ella fue consciente de mi venida. Y separándose, a modo de despedida, dijo: que deleite y que suerte gozar de esa forma de un amigo.

Arranque el coche, dando lugar a un arrebato, y me despedí a la carrera, de un modo poco cortes, pero no se que hubiera pasado si me hubiera dejado llevar del otro arrebato; el de tomarla de la mano e introducirla de golpe en el coche, volver a tomar su boca de nuevo, arrancar y salir disparado a buscar un lugar apartado y tomarla allí mismo; tenia en ese momento la seguridad de que no se negaría y si que se entregaría. En el beso no se había puesto roja a pesar de lo que se acelero su respiración.

El viaje de vuelta fue un dejar volar la imaginación, conmigo y Maritere de personajes centrales, follando, de todos modos y maneras, con sus hijas presentes y colaborando, y Beatriz mirando, sonriendo tristemente, pero sin desaprobarlo, como esperando mi llamada, para participar.

Llegue de vuelta al pueblo, y aunque inicialmente no había entrado en mis planes, fui a casa de Beatriz a comunicar como ya había dejado a Maritere en su casa. Fui invitado a cenar en medio de un ambiente muy raro y muy tenso. Las mujeres estaban todas en bata de casa, pero todas preparadas como para salir, no hacia falta fijarse mucho, bastaba con mirar, para darse cuenta de que estaban excitadas y febriles, como para ponerse a echar un polvo, incluso colectivo en cualquier momento. Jesús durante la cena mordaz y agresivo, violento hasta el punto, que le dije que si tanto le molestaba la excursión del día siguiente la suspendíamos y dejábamos para otro día. Que lo que le había dicho de la ropa, no era mas que una broma hacia el y un piropo a Juana y a las chicas; pero que no se tenia que preocupar por nada, que no iba a pasar nada, que se podía fiar completamente de mi, y además por otra parte, su mujer estaba para controlar a Esther, Beatriz y Mariate, y Juana, solo tenia ojos para el. Que Maritere bien que confiaba en ella.

Jesús, respondió de forma extraña, las que duermen en la misma cama bien que se conocen, pero suelen tener los mismos gustos y lo que es peor los mismos vicios. Estas son, algo que fijándose bien aparentan, pero que ella es algo muy distinto a lo que aparenta, por mucho que te fijes. Pero no te preocupes, mañana vais a la capi de excursión, por que lo digo yo, y sino es así, sabrás lo que soy cuando me enfado; y te llevaras una enorme sorpresa cuando las veas salir, cuando las vengas a recoger. Yo ahora me voy a la cama, pero tu te puedes quedar todo lo que quieras, cuanto mas mejor, siempre que no te quedes a dormir. Se fue. Yo aproveche para ir al water, sin saber por que se me había puesto muy dura otra vez, y lo único que podía parecer ligeramente erótico, era aquella sensación de que todas ellas estaban a punto de alcanzar un orgasmo y que cada vez que se tocaban o rozaban, lo hacían buscando provocar todo el placer posible en la otra. Y mi imaginación calenturienta que las imaginaba desnudas de bajo de las batas.

Al salir del Water me encontré de manos a boca, como hubiera deseado tomar su boca, con Esther, siempre tan sensual y provocadora; que me dijo haber si Maritere me había hecho correr, que era muy excitante y provocativa, con aquella imagen que le ponía su marido de niña muerta, pero que siempre estaba a punto para un polvo, aunque al final, nunca lo echara. Que jose se volvía loco con ella y no pensaba más que en cojerla, hacerla suya y tenerla siempre a su disposición. Cosa imposible dado el marido que tenia, que era viejo, desconfiado y dominante. Me dijo si sabia que se había casado, con su jefe, embarazada, y que se había creído por parte de la familia, que el la había violado, ya que a una niña de apenas 17 años, no le podía gustar un viejo de 40 años y que además no era gran cosa. En las palabras de Esther, había celos, envidia y rabia. Yo le dije, será como tu, que también te dejas llevar por Jose. Hasta para la cama, que bien se la preparas. Lo dije con un sentimiento que me salio del alma y sin saber muy bien porque.

Entonces Esther, levantando la voz, me lanzo lo que se puede tomar como una maldición, y que estos años, he vivido bajo su maleficio, diciendo: el que quiere ver ve, y el que se limita a mirar, puede ver o no ver, pero el ciego por mucho que mire y quiera ver, no vera; pero el ciego tiene otros sentidos y los aprovecha, para tener otro tipo de visiones; pero tu ni eso. Rechazas los consejos ignoras las peticiones y ni siquiera escuchas. Tu siempre que se la metas en el coño a Beatriz, por que en ningún otro agujero se la vas a poder meter, la notaras muy mojada chorreando, pero vete a saber, si será de tu buen hacer, de su capacidad o predisposición a follar, o por que otro la ha usado previamente y te la manda mojada; nunca la tendrás cuando tu quieras, solo la tendrás cuando otro lo autorice, aunque tu creas, por que quieras creer, lo contrario. Abriendo su bata me mostró su cuerpo desnudo, tal y como yo imaginaba que estaban y sus pezones como flechas disipaban toda duda, diciendo: ha sido una lastima que no nos conociéramos antes, y en otro momento, de otra forma; por que este cuerpo que tanto deseas hubiera sido solamente tuyo, y yo hubiera sido la mas feliz de todas las mujeres contigo, tu inocencia y no hubieras necesitado de permisividad alguna. Fíjate bien, observa, mira y ve, mañana, y lo que veas seguro que es lo que es y no producto de tu imaginación.

Acabo la conversación, cuando apareció su madre en el pasillo, y despidiéndose, dijo aunque si sigues, tal vez puedas poseer mi cuerpo alguna que otra vez y yo disfrutar del tuyo. Juana que no pudo dejar de escuchar sus ultimas palabras; le dijo Esther a la cama que ya va siendo hora, y tengo el convencimiento de que no vas a pasar muy buena noche, ninguna vais a pasar buena noche pensando en lo de mañana.

Dirigiéndose a mi, y mientras Esther corría a su cuarto, me dio la impresión de que a punto de llorar; Juana dijo: será mejor que te marches, ya que estas esta noche poco o nada van a dormir, pensando en lo que les espera mañana y tampoco vamos a descansar preparándonos para mañana estar a punto y disfrutar del día, pero sobre todo haciendo disfrutar.

Llamo a Beatriz, para que me acompañara a la puerta, a cuyo lado yo ya estaba y se despidiera de mi, diciéndole, se breve, no tardes que te espero para llevarte a la cama; no hagas nada que no puedas hacer, salio conmigo al descansillo de la escalera, la bese, me respondió al beso, estaba como un flan, se deshacía de placer, veía comenzado un orgasmo, la toque, se entrego, y deslice mis manos bajo su bata y encontré la misma imagen que vi en Esther, las lanzas de sus pezones; pensé en follarmela allí mismo, pero era demasiado incluso para una imaginación calenturienta como la mía; acababa de tener un segundo orgasmo completo, se separo y llorando se metió en casa, pero no sin antes decir, cabrón no eres mas que un maldito estupido y me acabas de joder otra vez, a la vez que cerraba la puerta en mis narices.

Me fui a casa y me encontré con Jose, que me pregunto quienes iban al día siguiente, yo le dije que a parte de mi, Juana, Esther, Beatriz y Mariate. Jose dijo si no iba ir el cabron del padre, yo le dije que no; entonces, si no tienes inconveniente, iremos en tu coche todos y la próxima vez, procuraremos que valla el bueno de Jesús, para darme el gusto y el placer de tentar a Juana delante de el, en gozarla en las barbas de ese cabron. Quedamos para después de recogerlas a ellas, recogerlo a el, a la salida del pueblo.

Se despidió diciéndome, de veras te vas a casar con Beatriz, no te vale con follartela; me vas a joder y hacerme casar, para no perder a Esther, para no perderlo todo. Eres un idiota, que pudiendo follar con todas solo vas a follar con una y usada.

Me fui a la cama, y tuve una noche turbulenta, con mi imaginación, mis sueños y mi fantasía desbocadas, donde me follaba a toda la familia de Beatriz, a pesar de sus suplicas, me quedaba con Esther y Maritere que se hacían una tortilla para mi.

Mi fantasía me desbordaba cuando estaba despierto, pero dormido rebasaba todos mis conceptos del bien y del mal; pero cuando despertaba, mi fantasía parecía quedarse completamente minimizada, por la mezcla de fantasía-realidad-fantasía que se desataba.