Emocional cap 7, 8 y 9

Más dudas. Más certezas. Cada vez peor. Cada vez mejor. Pablo se hunde cada vez más en su espiral de autodestrucción.

CAPITULO VII

AGONÍA

Pero que mierda estaba yo haciendo? Pasando del morbo al sufrimiento, parecía no querer darme cuenta de lo que me estaba sucediendo y asemejándome a un estúpido, delante de todos, daba la apariencia de que estaba consintiendo a que se metieran con mi mujer.

No era eso lo que quería… No era así como quería obtenerlo y por su puesto, creía en que lo más sano, sea lo que se armaba en pareja… Pero el los jueguitos sucios de Ana?… No… Eso no… Ahora tenía en claro que eso no era para mí, para nada era lo que estaba queriendo, lo que estaba deseando… Y ante lo cual, sin querer sonar egoísta, al ser el juego de uno solo sabía de que aquello tampoco iba a ser bueno para nosotros…

Dios!… Es que tanto me habían afectado esos videos y relatos eróticos como para estar dispuesto a perder al Amor de mi vida a  manos de una hija de puta y unos aprovechados?

Éste no parecía ser yo. Y sin duda de que, al planificar cumplir  juntos una fantasía de pareja, ésta debería de ser consensuada con Ana Laura y ésta situación aberrante y angustiante que estaba pasando en éste mismo instante no era para nada la manera correcta de llevarla adelante, dejando que, no solo los demás participaran en el proceso, sino que hasta los definieran.

(No! Eso no podía ser así) - Le determiné a mi consciencia y en cuanto lo hice, un huracán de odio me revistió todo el cuerpo transformándome en un cavernícola.

Rápidamente y dejando de lado ya todas esas idioteces dentro de mi cabeza, Googlee el nombre de aquella discoteca Ochentosa y al encontrar su dirección en la web, tomé mi campera, las llaves de casa, las del coche y junto con la billetera, salí corriendo hacía allí como un desesperado piloto de carreras.

Si tenían pensado meterse con mi mujer aprovechando su inocencia, la confianza de su confidencia y ahora también de su borrachera, pues antes de conseguirlo iban a quedar unos cuantos tumbados en el trayecto. Eso era lo que me repetía como un mantra de guerra mientras conducía hasta allí intentando no matar a nadie por el camino.

Al local bailable llegue rápido. Lo que más me costó fue encontrar estacionamiento mientras maldecía de ser tan maniático con mi coche como para no atreverme a dejarlo tirado por allí en la puerta para ir rápidamente en busca de mi mujer.

Entre que estacioné como a 6 cuadras, la cola de gente para pagar la entrada, la cual gracias dios no era mucha dada la hora, para después ingresar a aquel lugar que desconocía para intentar ponerme en la búsqueda de sus amigos y así poder localizar con ellos a mi mujer, no debí de haber tardado más de 20 0 25 minutos en todo el transcurso del exasperante proceso.

Ay Dios! Una tormenta de furia me intoxicaba de adrenalina la mente mientras ingresaba a aquel local, cuando de pronto, a 5 pasos de mí, me encontré de frente con todos aquellos, observándolos, como un tigre que da caza a su presa, o sea a ese tal Alejandro, que como les he comentado ya, era el hermano de aquella zorra de mierda y también como no, el profesor de música de mi mujer.

La piña que le di en el mentón, hizo que aquel tipo de unos 36 años cayera al suelo como un bolsa de papas mientras me provocaba una satisfacción tremenda por dentro el saber que en los próximos días aquel imbécil iba a tener que tomar las bebidas con un sorbete.

Lógicamente los gritos, arrebatos de gente e insultos hacía mí y entre los demás, mientras de pronto todo el lugar en donde aquellos estaban se asemejó a un hormiguero que recién habría sido pateado, me permitieron salir de aquella escena sin que me vieran o dieran caza los guardias de seguridad de la discoteca, para lógicamente tener que sacarme de allí.

Ya a continuación, sabiendo que había evitado ser identificado y al ver que Ana Laura no estaba con ellos allí, me pose a recorrer como un loco las otras dos pistas de baile para, por un lado, recuperar a Mi Donna y por el otro, darle otra lección a aquel miserable que se la venía dado de amigo, solo a la espera de su oportunidad para vengarse y desquitarse de mí.

O si!… Y allí lo encontré al maldito. Estaba justamente en la segunda pista de baile. Allí mismo adonde los había visto en la fotografía que me había enviado Paula mientras aquel le manoseaba el culo a mi mujer y en lo que tardé en llegar hasta él, primero observé que no estaba con Ana Laura con él y en segundo lugar, tal como ya era una postal en el paisaje de la vida de aquel, una vez más, Emanuel estaba discutiendo aireadamente con su novia Milena.

Al llegar a solo 2 pasos de aquel, que no sé bien, si porque de alguna forma ya le habrían avisado o porque tras varios años de conocernos, no me quedaban dudas de que al verme con esa cara de loco que llevaba y lógicamente sabiéndose culpable de lo que había hecho, Emanuel comprendía lo que se estaba por venir encima, pero para mi sorpresa, lejos de presentarme batalla, Emanuel apartó primero del medio a su novia, la cual de hecho parecía no entender lo que le sucedía a su novio por haberle dado aquel empujón, para luego encararme con sus dos manos extendidas hacia adelante a modo de demostrar con claridad de que no quería pelea.

La furia en esos instantes se había apoderado de mi por completo, no dejándome espacio para reflexionar, ni muchos menos tampoco para ponerme a consultar lo que había pasado y por ello, al ya tenerlo a mi alcance, mi guardia de combate callejera le dejó muy en claro, al que antes era mi amigo, de que por nada del mundo pensaba librarle de aquello.

Observando como Emanuel daba un paso para atrás a modo de coger perspectiva, de pronto, la interposición sorpresiva de su novia Milena entre los dos, me logró poner en situación, dado que por nada del mundo hubiera pensado comenzar a lanzar golpes de puño por el aire estando una mujer a mitad de destino de aquellos y pudiendo golpearla. Ya si había que descargar una bronca, pues bastante tiempo íbamos a tener en el resto de nuestras vidas.

  • Espera Pablo!… Espera, si?!… Justamente por lo que ya me imagino, es que yo también estaba discutiendo con éste imbécil de mierda!… - Me gritó aquella mujer que demostraba para mi alegría, tener más huevos que el mequetrefe de Emanuel.
  • Apártate Milena…  Esto no es contigo… Es con él… Con él y con todos los demás hijos de puta que me han querido tomar por idiota… -

  • Espera macho - Intervino Emanuel - Me parece que, o no entiendes nada o es que tienes el cuento cambiado… - Lo que pasó… Lo que hemos hecho con Ana Laura fue idea de ella y no cosas mías… Ni nuestras… -

  • JA! SI! JUSTO! - Le respondí, mirándolo con cara de incrédulo, desprecio y mucho asco, al verificar como éste era tan poco hombre como para echarle la culpa a una mujer borracha por las manoseadas que éstos le habían pegado.

Pero es que no era solo aquello, sino más bien por haber sido tan mal nacidos como para planear y urgir aquel plan a mis espaldas de forma tan malvada y maquiavélica, al parecer, solo por el objeto de alejar a Ana Laura de mí para que se pudiera quedar con ese cobarde que ahora se escondía detrás de las faldas de su mujer, el mismo que antes decía llamarse mi amigo.

No sé si me causó más conmoción darme cuenta, casi 5 segundos después de lo que Emanuel me había dicho, o lo de, al verlo a aquel parado allí delante de la que era su novia y darme cuenta de que todo lo que había pensado en ese rato de furia no tenia ya lógica ni razón de ser.

No al menos con respecto a Emanuel. Pero para ratificar y ya eliminar esa duda, deshice la guardia de boxeo que mantenía para hacerle a Milena aquella pregunta trascendental que me carcomía el cerebro.

  • Desde cuanto hace que estás aquí?… -
  • Pues desde hace solo un rato… Pero descuida… Ya sé lo que éste tarado a estado haciendo y de hecho me lo acaba de explicar bien antes de que le hubiera arrancado los huevos.

  • Así que tu también estás con estos hijos de putas? - Le consulté a aquella hembra de más 1,90 que imponía su respeto.

  • He! Tranquilo chaval!… Tú de que vas?… Mejor vas bajando esos humos de matón de cuarta, al menos si es que quieres mi ayuda, la cual te aseguro que vas a necesitar - Me expuso aquella esquizofrenia, quedándome mirándola sin entender una mierda sobre lo que me estaba diciendo o sobre que era a lo que se refería.

  • Pues a ésta tía que carajo le pasa?… Contrólala! - Le indiqué a un Emanuel ausente y callado con cara de estar cagado en las patas, al cual parecía que nunca lo había conocido, pues era deplorable el papel de cobarde en el que se recluía.

  • Lo dice el que no sabe adonde carajo está la suya? Jajaja!… Son patéticos… Los dos!… - Afirmó Milena, advirtiendo con pena  y pesar sobre la razón que aquella tenía y por eso mismo dejándome sin palabras como un retardado con su caramelo.

  • Mira Pablo… Déjame contarte… Lo que pasa es que… - Me indicó Emanuel hasta que su novia autoritaria lo mandó a callar como si fuera un niño de pre escolar.

  • Tu te callas imbécil! Déjame esto a mí, que el chaval está buscando a su mujer, no tus explicaciones… Ya luego se las darás si aun las quiere… Ahora mismo dile adonde está así la puede encontrar… Ya le dará ella las explicaciones que necesite… - Le remarcó aquella Milena seria y dictatorial, por primera vez, dándole toda la razón del mundo a  lo que aquella decía.

  • En… En el baño… Está media en pedo y le ha dado por ir a vomitar… Yo me quedé esperándola afuera luego de que terminamos de bailar, pero luego aparecía Milena y… - Me indicó Emanuel, al cual dejé de escuchar para salir al encuentro de mi mujer.

Yendo a los tumbos esquivando gente, mientras iba dirigiéndome al baño de forma frenética, al llegar a la puerta me di cuenta de que siendo hombre no podía entrar. Allí, detrás de mí llegó Milena como una heroína al rescate, la cual pasó a mi lado sin mirarme siquiera, desapareciendo inmediatamente por la puerta de aquel y solo para salir ella sola 5 minutos después, para mirarme a la cara con preocupación en sus ojos, dándome una noticia fatídica que me demolió.

  • Tu chica no está. Pregunté por ella, es decir, por la chica del vestido marinero que iba media pedo y salvo que haya otra igual, me dijo la chica que cuida la limpieza del baño que salió hace un rato a los tumbos y que por ello, en la puerta, un guardia de seguridad la llevó a los reservados para que se pudiera recuperar… Imbéciles… La ponen en pedo y luego la dejan sola y tirada en un baño para que se la lleve cualquiera - Me iba diciendo aquella imponente mujer, al parecer la única coherente que estaba allí de mi lado, mientras ambos marchábamos velozmente hacía esos reservados que estaban en la parte VIP del local.

Al llegar a las escalera, como no, cruzada por una cadena y custodiada por un enorme guardia de seguridad, sin tan solo decirle nada, saqué de dentro de mi billetera un billete de USD 100, lo cual era mucho más de lo que aquel guardia debería de ganar en toda esa noche.

Aquel, obviamente, acepto el billete rápidamente y abrió la cadena por donde pasamos Milena y yo, subiendo las escaleras hasta llegar a una zona mucho más espaciosa y pintoresca, en donde había una inmensa cantidad de gente alrededor de las mesas, sillas y sillones, bordeando de manera circular a una barra privada de cócteles al lado de otra pista de baile.

Para mí desgracia todo el lugar estaba a reventar, por lo que, sin seguir avanzando, di media vuelta y me dirigí a ese mismo guardia que custodiaba la puerta para intentar que nos sirviera de guía por el lugar.

Al mismo, que me miraba con ojos de desconfianza, le expliqué lo que me estaba sucediendo. Diciéndole que en el baño de mujeres me habían informado, que la mujer que era mi novia y que se había puesto media en pedo en una salida de chicas, la cual vestía un vestido negro de estilo marinero, la habían traído hasta aquí un guardia de seguridad para que se pudiera recuperar y yo, que era su novio y que ahora la había venido a buscar, necesitaba que nos pudiera ayudar, dado que él seguramente, que conocía mejor el lugar, iba a poder ayudarme a encontrarla más rápido.

Claro que no, en esa noche de mierda, lo que me indicó ese mismo guardia, más atento al otro billete de USD 100 que le ofrecía que por mi cara, antes de hacerse del mismo, me bien informó:

  • Mira chico… Yo no quiero problemas aquí, OK?… Yo me acuerdo de esa muchacha que dices, pero te aseguro que no ha subido con ningún guardia, dado que a ellos les estaba rotundamente prohibido confraternizar o tener cualquier tipo de contacto físico con las mujeres de la clientela y mucho menos… - Se calló aquel enorme tipo, justo cuando quizás iba a cometer la indiscreción de seguir informándome sobre lo que en realidad el había comprobado que estaba sucediendo con Ana Laura.

  • Habla ya… - Le dijo entre angustiado y alerta, ofreciéndole el tercer billete de 100.

  • Pues nada… Tu tranquilo, si?… Ahora te acompaño yo y me ocupo del asunto éste… Aquí nada de malos rollos o te tendré que sacar… La chica que me dices ingresó ya hace unos 10 o 15 minutos e iba del brazo de un chico que para nada era unos de mis colegas. Yo no sé quien carajo era, la verdad es que nunca lo había visto por aquí antes, pero ella parecía que lo conocía bien por como iban hablando tomados del brazo… Ya sabes lo que te digo… -

  • Puta mierda!… - Grité, en tanto ese guardia, como Milena, me pedían que me quedara tranquilo y que de seguro, nada era lo que parecía.

Allí subimos los tres. El guardia por delante, yo por detrás y por último Milena, en ese orden, mirando yo para todos lados intentando superar el murallón que era la espalda de aquel guardia para buscar por adelante de aquel, el sector más privado y oscuro de ese lugar, en donde había unos amplios sillones de cuero y que era, vaya a saber porqué, al lugar adonde aquel mastodonte se dirigió de manera directa y sin esperar nada más.

Yo ya era una montaña de huesos con cara de histérico, que ya se comenzaba a cuestionar que es lo que haría si me encontraba a Ana Laura dándose el lote con otro tipo frente a mi cara y estando aquel animal siguiéndonos los pasos.

La idea de mandarla a la mierda, si eso sucedía, por primera vez visitó mi cabeza, en tanto una inmensa angustia acompañadas por otra sensación de agobio y desamparo, me arrastraban a dejar de intentar hallarla, junto al orgullo varonil auto impuesto a tener que soportarme como pudiera aquellas enormes y vergonzosas ganas que tenía de largarme a llorar.

Milena, el guardia y yo recorrimos uno a uno todos aquellos sillones, mirando en todos ellos, mientras que cada uno que visualizaba era como un parto de incógnita e insoportable martirio, bajo la sospecha de encontrarme allí o en el próximo a la que era mi chica revolcándose a los besos con otro tipo o quien sabe que cosa peor, dado la inmensa oscuridad que habitaba en el sitio y que justamente se prestaba para ese tipo de cosas.

Gracias a dios, con el último de los sitios ya inspeccionados, Milena y yo nos volvimos a encontrar parados al lado de la pista de baile, solo para llegar a nosotros el guardia un rato después, pero el proviniendo desde la barra de tragos, mirándome a los cara con verdadera mirada de pena y para informarme algo mucho peor que el hecho de poder encontrarme allí a Ana Laura en una situación por demás de comprometida.

  • He consultado en la barra y según me dijo la bartender, la vio irse con ese chico en dirección a la salida ya hará como unos 5 o 10 minutos… -
  • 5 o 10? - Le consulté más desesperado que antes y sintiendo como me moría por dentro.

  • Pues que diferencia hace? -

  • Toda!… Para mí toda!… - Le contesté, ya con media lagrima colgándome del ojo pero resistiendo como podía a que se me fuera a caer por la mejilla.

  • Bueno… Creo que me dijo… Más de 10… -

  • Pero no era que hacía 10 minutos que había ingresado aquí con aquel? -
  • Bueno puede ser que me haya equivocado… No estoy mirando el reloj a cada rato… -

  • La puta madre!!!!!… - Grité sintiendo que el mundo bajo mis pies se me destrozaba en pedazos.

  • Ven!… Vamos afuera… Quizás no es lo que parezca y solo hayan salido a tomar aire dado lo pedo que iba y… y… Por dónde salimos de aquí lo más rápido posible?… - Me intentaba consolar Milena, en tanto luego le consultaba a aquel guardia, que parecía querer acompañarme en el dolor de mis ya casi seguros cuernos, tal como si estuviéramos en un velorio.

  • Por allí!… Hay un ascensor que da directo a la salida… Es el acceso VIP - Nos indicó aquel, llevándonos al lugar custodiándonos como un guardaespaldas. Quizás por respecto y agradecimiento que sentía por el que le había salvado la noche, o quizás para asegurarse de que no me topara con aquellos por el camino y que armara allí la trifulca de San Quintín.

Me parecieron horas lo que tardó en llegar ese ascensor para luego subir detrás de Milena.  Ese maldito ascensor, que era un cubo todo vidriado, era tan lento que me exasperaba la sangre, sobretodo al contar los nanosegundos para poder salir a la calle con la esperanza de poder interceptarlos afuera.

Pero claro, eso solo sería de utilidad si es que Ana Laura era siendo llevada de manera inconsciente o de manera  forzada y no yendo aquella con aquel hombre tomada del brazo o de la cintura con amabilidad para irse con él por voluntad propia, cumpliendo quizás con la velada amenaza que me había arrojado antes de irse de casa de no regresar esa noche a dormir por quizás preferir irse con otro macho a revolcarse con él por allí.

Salir, mirar y no ver a nadie que estuviera buscando, salvo a un grupo de gente agrupada en la puerta conversando entre sí, creo que fue toda una misma acción. En tanto, Milena a mi lado, solo tuvo que poner su brazo en mi espalda para darme cuenta, de lo que en realidad, ahora pensaba que si estuviera pasándome lo que ambos pensábamos.

  • Lo siento… - Escuché que me decía y al escuchar aquello de su boca, fue como el clavo de la tapa del cajón fúnebre en que Ana Laura me había enterrado, pues ya lo que me indicaba esa realidad, era que no había mas nada que hacer con respecto a mis cuernos.

Milena siguió diciéndome alguna que otra cosa para consolarme, o al menos es lo que creí escuchar, mientras inmerso o hundido en una cámara de silencio total, comencé a caminar solo por la vereda, en dirección a mi coche, con la intención de irme rápidamente de allí a modo de evitar que me vieran llorar.

Llegar al coche, cerrar la puerta y ahí si, ya largarme a llorar como una Magdalena, sucedió en otro de esos mini lapsos de tiempo con los que ahora parecía transcurrir mi vida.

Tarde cerca de 20 minutos en darme cuenta de que, de no estacionar como una marica mi coche, de no ponerme a jugar en mi casa con mí podrida cabeza enferma o tan solo poder contar con esos segundos que había perdido, en tanto hablaba con Emanuel o de los que había desperdiciado dedicándolos a pegarle a aquel imbécil del hermano de Paula, quizás los hubiera podido utilizar para llegar a tiempo de interceptarlos y de esa forma hacerla entrar en razón para recuperarla y salvarla de lo que estaba a punto de hacer, lo cual ya sin duda que era volverme un cornudo.

Salvarla?… Pero que mierda estaba diciendo?… Salvarla de que?… De irse a follar con otro por voluntad propia?… De irse con otro para meterme los cuernos?… Por Dios!… Si que era patético.

Cuando encendí el coche, una amarga esperanza de que quizás Ana Laura hubiera sido llevada a nuestra casa por unos de los amigos de aquel bastardo, me dio una tímida rendija de esperanza, mientras de pronto, me empecé a insultar a mi mismo por no tener ya la posibilidad abierta de llamar a Paula, para que ella le preguntara a su hermano, adonde era que aquellos pudieran estar.

Tarde 12 minutos en regresar a mi casa. Otros 3 en subir y otras 20 más en dejar de llorar otra vez, una vez más, al darme cuenta de que Ana Laura no solo no estaba allí en casa, sino que todo estaba tal cual yo lo había dejado cuando me fui, dando señales claras de que nunca había regresado allí.

Todo esto pasaba por mi cabeza como en cámara lenta mientras caía sentado en aquel sillón desde donde había partido, mirando aquel reloj de pared que nos habían regalado los padres de “Aquella" y de como en éste ya daban, por cierto, las 04:45 de la madrugada y quizás, como un lapidario mensaje de reconocimiento de la realidad, ya fui siendo consciente, que "Aquella" finalmente habría cumplido su velada promesa de no regresar esa noche a casa para, preferir en cambio irse por allí a pasarla mejor en compañía de otro macho… De Seguro y por cierto, me torturaba pensando, mucho mejor que yo, que no era sino que un tarado de mierda por haberla dejado escapar, sin siquiera haberlo puesto difícil.

——————————————————————————————————

CAPITULO VIII

PERDIDO

Ahora eran tortuosas las imágenes de "Mi Donna" siendo follada de forma violentamente desgarradora por el que era un musculoso y atlético macho que le estaba dando sin parar de manera salvaje.

La secuencias de aquellas, en las cuales, los bruscos y secos vaivenes de su cuerpo cubierto, antes las constantes acometidas de su ansioso y rudo amante que la montaba encima, no eran peores que los jadeos imaginarios que le robaba aquel ante cada uno de sus tremendos empujones.

Su boca… Su cara… Sus gestos… Eso era en lo que no podía dejarme de concentrar. Unos gestos y gesticulaciones que nunca antes le había visto hacer cuando follaba conmigo, me daban destacadas muestras de que efectivamente aquella debería de estar sintiendo miles de cosas con aquel, eso mismo que yo, nunca le habría podido o sabido ofrecer y por eso ahora era un cornudo.

La lengua, su lengua, asomada asquerosamente por entre medio de los labios de su boca abierta y torcida, deformada en una expresión de completa lujuria y lascivia, hasta incluso hacerla ver de manera ridícula, guarra, ordinaria, grotesca!… , era lo que venía a mi mente para retorcerme las tripas, en tanto mi enfermo y maldito pene erecto, no parecía entender de razones para pulsar ansioso bajo la tiranía impuesta por la que era mi húmeda prenda intima que la contenía aun oculta como podía.

Sus tetas. Sus bellas e inmensas tetas. Esas misma que hasta allí eran solo mías, yendo abruptamente de adelante hacía atrás cuando no eran aplastadas y amasadas por las manos de aquel, fraccionados por el incesante machaque de la polla de éste salvaje, con sus pezones volando por el aire, impunes, libres, totalmente expuestos y mirando hacía el techo en un grosero movimiento aleatorio en forma de círculos, en tanto intentaban ser devorados en todo momento por una acuosa y voraz lengua que no paraba un segundo de querérselas mamar, chupetear, baboseándoles todos aquellos sobresalidas cúspides de carne en que estaban convertidos hasta lograr el objetivo de conseguir dejárselos completamente cubiertos por su saliva.

Nada, de lo que estaba a disposición de ser disfrutado, de lo que pudiera ser poseído, dentro de aquel doloroso ensueño, estaba siendo dejado de lado.

La falda, ahora enrolada por sobre su ombligo, junto a sus negras medias de algodón, sujetas para entonces por las enormes manos peludas de aquel sinvergüenza, estarían a punto de ser destrozadas por aquellas garras, por el modo en como éste les clavaba sus toscos dedos entre aquellas, en tanto, sus carnosos muslos eran empujados hacía los lados y hacía encima de su cuerpo para, con esa táctica y  técnica aquel poder tener, poder lograr, poder conseguir, un completo, mejor y más profundo acceso hacía el interior de las carnes, de la que, hasta entonces, solo era "Mi Hembra".

Ya más tarde, la decoloración de sus nalgas, ahora rojizas, coloradas, por los continuos y violentos golpes de sus caderas, era en lo que se centraba mi mente enferma, a la vez que no dejaban de atormentarme aquellos posibles constantes jadeos, gritos y gemidos, que provenían desde lo más profundo de los pulmones de una desaforada guarra en la que, aquel fornido y musculoso macho, ya de seguro, a esas horas, habrían logrado convertir a la que era mi honrada y recatada mujer.

El whisky sin hielo, los nervios, mi sudores fríos y por su puesto, mi culpa y mi llanto, fueron mi compañía hasta el amanecer.

Ya eran las 9:26 de la mañana cuando, sin saber bien desde adonde provenía ya esos sonidos, escuché resonar el timbre de llamada de mi teléfono móvil. Ya, más que desesperado, derrotado y hundido, observé de como era Paula, y no Ana Laura, la que me hacía esa llamada.

Imaginándome lo peor, es decir, las noticias de confirmación de la efectiva infidelidad de… de… "Ella"… Atendí el mismo con un hoyo profundo en el medio del pecho, un sabiendo que aquella maldita no iba a perderse la inmejorable oportunidad de reírse en mi cara, ahora que mi cabeza, sin dudas, ya habría sido totalmente decorada por la aparición de unos hermosos y grandes cuernos provistos "amablemente" (Sarcasmo) por la que era su amiga.

  • Si… Dime… - Le respondí ni bien le atendí la llamada mientras cerraba los ojos como a la espera de su inevitable embiste.
  • Adonde estás?… Estás en tu casa?… -
  • Si… - Le confirmé, esperando a continuación, ahí ya si, miles de risas y burlas de parte de aquella, sobretodo luego de haberle partido los dientes a su queridísimo hermano.
  • Pues quédate allí… Llego en un rato… - Me señaló Paula de forma autoritaria y seca.
  • Para qué?… - Le consulté confundido, perdido, hundido.
  • Pues te aseguro que no porque quiera verte a ti, pero es que necesito ropa de Anita para que se pueda cambiar - Me respondió y ya, sin poder soportar más a que se me fueran cayendo las lagrimas, intenté de que no se notaran los sollozos y suspiros que me generaba el hecho de imaginar que aquel brusco macho, hasta le hubiese destrozado la ropa en su carnal desesperación por someterla a su antojo.

  • ESTA  BIEN?… - Le grité, sin saber o poder evitar de estar dándome vergüenza a mí mismo, cuanto más seguía esperando que, al otro lado de la linea, una respuesta facial y lógica, como la que podría darme ahora aquella. Algo asó como… “Si!… Bien… Bien folladita ya está!”, pero no, Paula no se subió al chiste fácil que era yo en esos momentos, para explicarme algo que, sin saber porqué, por que ya no parecía corresponderme, me resultaba en verdad un alivio.

  • Pues sí!… Mira Pablo… Ya voy para allí, si?… Anita está en casa durmiendo luego del pedo enorme que se pegó anoche, si?… Espérame por favor -

  • Lo haré… - Le contesté, entre triste y desanimado, sin atreverme a confesarle de que ya sabía yo, que “Ella”, habría pasado con otro la noche, quizás ante el miedo de que entonces ya no viniera y así intentar al menos saber algo más de boca de aquella cuando ya la tuviera atrapada en mi casa o hasta quizás, por el terrible terror de perderme aquella última oportunidad de tener que ver, al menos, algo más, por poco que fuera, en la que ahora iba a ser, de seguro, la nueva vida de aquella e intentando por eso mismo, la más mínima posibilidad que pudiera tener para lograr mantenerme aun dentro de aquella.

Pasaron 20 minutos cuando de pronto sonó el timbre de la puerta. Al abrir, una Paula también demacrada y cansada, me dieron cuentas que ella tampoco habría podido dormir bien o tan siquiera de pegar un ojo en toda la noche.

  • Hola… Pasa… Entra al vestidor y toma de allí todo lo que necesites… Pero… -
  • Pero nada Pablo… Ayer casi matas a mi pobre hermano… Sabías que es epiléptico y que con el golpe que le diste, le dio un ataque dejándolo en el hospital?… No sé porque lo hiciste… Él no te había hecho nada a vos, sabes?… -

  • NO! Jajajaja! Nada!… Solo emborrachar a tu Anita para que él o sus amigos y hasta Emanuel, se la pudieran follar en fila… -

  • Pero que mierda decís?… Estás loco?… -

  • Si… Dale!… Ahora viene la explicación al imbécil del novio, no?… Sabes qué?… -

  • Qué?... - Me cuestionó Paula, logrando que me quede callado, pues si querías saber lo que me tenía por contar, aun sabiendo que de seguro eran mentiras, debería mantenerme callado, a pesar de la inmensa humillación que me proferiría el tenérmelo que aguantar.

  • Nada… Dime… - Le respondí entre hundido, agotado y destrozado.

  • Pues que te diga qué?… -

  • Adonde estuvo y que hizo anoche cuando se fue con un tipo… Eso… Qué más?… -

  • Jejejeje… Qué?… Dios… Si que en realidad eres patético!… En lugar de preocuparte por ella o de saber como está, lo único que puedes pensar es que te ha metido los cuernos?… Dios! DIOS!!!… Son todos iguales!… - Afirmó Paula. Y en tanto yo la escuchaba, intentando soportar de como me estaba queriendo tomar por salame, solo para saber algo más de lo que, sin dudas, ambas habían planificado desde la otra tarde.

  • Pues ya sé que ahora está borracha en tu casa durmiendo la mona según me lo estás contando… Así que… Qué más?… -

  • Pues nada… Que más quieres saber?… Ya lo sabes!… Salimos a comer, luego a un bar y después a bailar… Si es verdad!… Anita ya estaba media borracha cuando llegamos allí y pues nos pusimos allí a jugar un poco contigo… Ya sabes… No me haga tenerte que contar, lo que de seguro, ya sabes… Pero después de dejar de bailar con Emma, de pronto, según aquel, ella quiso irse a vomitar y por eso Lorena y un amigo de Alejandro la acompañaron al baño y cuando al fin salió de allí, estaba tan mareada y descompuesta que la llevaron a tomar aire afuera para luego ofrecer traerla de nuevo a su casa, a lo que, luego de la piña que le diste a mi hermano, Anita ya no que quería regresar por lo indignada que estaba, así que, para no complicar más las cosas, ya la llevaron para mi casa… Eso… Nada más… -

  • Así nomás? Mira que fácil se montaron al historia!… Lastima que tiene más huecos que aun colador… Al baño la llevó Emma… Luego salió de allí sola, sin que nadie la estuviera esperando, dado que Emma estaba más ocupado en discutir con Milena que en hacerse cargo de lo que habían estado haciendo a mis espaldas y para entonces, ya un tipo se la llevó al VIP, en donde estuvo con aquel por cerca de 20 minutos… Quien sabe haciendo qué… O Si!… Que no somos tontos… Después de todo… No estaba, según lo sé… Tan Borracha como decís, pues bien que caminaba solita y por sus propios medios mientras que iba hablando con aquel hijo de puta… Luego, encima, ya se fue con él… Solos… Con él, Paula!… Con él!!!…. Ni mierdas de tu cuñada y el amiguito de tu hermanito… O  si… No sé… Y eso de que, se fueron a tu casa… Pues… A saber… Si allí estuvo sola con él, pues de seguro que se lo deben de haber pasado muy bien… - Le dije todas aquellas verdades a su puta cara casi sin respirar, con saña, con bronca y con un dolor que me rajaba el pecho por la mitad, quedando Paula estupefacta, haciendo un esfuerzo formidable para intentar mantener su mejor cara de pocker.

  • Pues lo del VIP no lo sé… Y eso otro que dices tampoco… Pero quiero que sepas que ella no te fue infiel con nadie y que el amigo de mi hermano está casado y no es de los que les gusten justamente las jovencitas y menos si son mis amigas… Que él es un hombre serio amigo de la familia… Por lo demás, ya puedes armarte un guión de película de suspenso que te forras de plata… Permiso… Voy a buscar ropa para Anita, que la que se puso ayer para salir está toda vomitada y ya se la he puesto a lavar… - Sentenció Paula, logrando ponerme contra la pared, aunque intenté no demostrárselo, quizás como un modo de no quedar como una retardado, pero claro, si es que ya no lo era, posiblemente por todo el rollo que me pudiera haber montado de no estar yo en lo cierto con todo lo que habría creído que había pasado.

Allí, estando aun sentado en el mismo sillón de cuando había regresado de mi Raid de búsqueda y rescate, por primera vez, recordé las palabras exactas de Ana Laura:

"eso nunca va a suceder!… Lo comprendes verdad?… Nunca!… En toda la vida!… Ni se me ocurre pensar en la cuestión de acostarme con otro hombre que no seas tu y muchos menos aun, en ponerte miserablemente los cuernos!… Eso es una locura Pablo!… Una aberración!…. Algo que nunca!… Jamás!… Va a suceder… Solo espero que lo sepas… Que lo entiendas y lo comprendas”

Dios!… Habría sido un estúpido?… Pues de ser así me moriría virgen de los años que me iba a pasar sin volver a eyacular de nuevo. En eso pensé y rápidamente intenté sacarme todo eso de la cabeza. Yo no era estúpido y si en verdad, nada de eso hubiera pasado en realidad, pues igual Ana Laura tenía un montón de cosas que explicarme para tratar de salir ilesa de todo esto, cosa que en verdad bien sabía que le iba a costar explicar. Y eso era si yo le creía lo que me tenía para contar.

Al cabo de un rato, Paula salió con un bolso del vestidor, quien sabe con que cosas llevando dentro, pero seguramente solo serían un conjunto de jogging, o algo así, para que Ana Laura se pudiera cambiar, estando ya tan preocupado en eliminar mis dudas sobre lo sucedido durante esa noche, que en verdad que no le di ni importancia.

  • Bueno… Me voy… Por cierto… Mi hermano ya está bien… Gracias por preguntar… -
  • Mira… Lo siento, si?… Yo no sabía nada de eso… Y con respecto a eso… Pues envíale mis disculpas… Pero ya sabes… Piénsatelo mejor antes de joder a la pareja de los demás metiéndote en el medio… - Le respondí observando a como bajaba su cabeza, como si me diera a entender que sabía que había metido la pata hasta el fondo del tacho.
  • Si… Eso si… Lo siento yo también… De verdad… -

  • Por cierto… Una cosa más… Que hicieron ayer a la tarde?… - Le consulté de golpe, logrando observar como Paula se quedaba sin saber que decirme.

  • Pues eso se lo preguntas a tu novia… Ya, si me dices que no me tengo que meter en sus cosas… Eso es lo que voy a hacer desde ahora… -
  • Perfecto entonces… Algo más?… -

  • Si… Anita quiere saber si no le vas a pegar si regresa ésta tarde… -

  • Vete a la mierda!… Ya sabe ella perfectamente que eso nunca podría suceder… Eso me parece más una pregunta tuya que de ella… Porque sabes… Serás su amiga del alma, pero a mi, tu, no me conocer ni una puta mierda… -
  • Como digas… - Me respondió dejándome con la duda en la cabeza de hasta adonde era que Ana Laura le habría contado sobre todas las cosas privadas de nuestra pareja.

Vaya mierda de día pasé esa tarde. Solo me pude sentir mejor cuando…

  • Hola… Ya sé que la he cagado… Me perdonas?… Ahora voy a ser yo la que voy a estar castigada… Verdad?-

——————————————————————————————————

CAPITULO IX

EXPLICACIONES

Las ojeras de Ana Laura eran un autentico poema. La había visto ingresar por la puerta cerca de las 17:30 de la tarde. Apareciéndose allí con su mejor casa de inocente culpable, como quien sabe que la ha cagado hasta el fondo pero intentando parecer de que no era responsable de nada de lo que yo hubiera pensando.

  • Qué mierda me vas a explicar, Ana?… - Le grité a Ana Laura, tan solo para que se fuera poniendo en tema y no se quisiera pensar que se podía ir de rositas, ante los intentos de explicación que intentada darme y a los cuales, a pesar de si querer tenerlas, no creía poder soportar.

  • Pero es que ni me dejas hablar… Mira!… Creo que mejor me voy a ir a la casas de mis padres por unos días y… -

  • Pues que no, mierda!… Te quedas aquí y ya mismo me explicas porque mierda me has hecho algo así… -
  • Pero si ya te digo que no pasó nada… Paula ya me vino con el cuento de lo que habló contigo y la verdad es que no puedo creerle lo que me estuvo diciendo… -
  • Pues no sé en verdad lo que te dijo, pero a mi también me vino con un cuento de ciencia ficción repleto de huecos que no pienso creerle… Y muchos menos a ti si mmi salís con lo mismo… -

Ya mi intención era ponerla entre la espada y la pared, a modo de que comprendiera de una buena vez que no iba a tragarme esos cuentos chinos ridículos.

  • Ja!… Míralo tu… Ahora pareces tan inocente!… Hace unos días el señor me decía que deseaba que a su mujer se la follara medio país y ahora me sales con que quieres que sea una monja de clausura… Pues decídete si!… Y no!… Yo no… Snif!… Yo no te he… Snif!… No te he metido los… -
  • Ya… Tranquila… Si?… Ya te traigo un vaso de agua… Así nos tomamos un tiempo para relajarnos y tranquilizarnos… -

  • No Pablo! NO!… Sabes lo que te amo?… Tienes una puta idea de lo que yo siento por ti?… Porque me estás hablando como si fuera una puta de cuarta y no tu mujer, Tu Donna, Tu Reina… A esa que siempre llamas "El Amor de tu Vida"… -

  • Espera Ana… Si?… Espera… Calmate… -
  • Pero lo sabes?… Sabes o no lo que siento por ti?… Porque puedo soportarlo todo… Menos… Sniff!… menos que ya no… Que ya no… Sniff… -

  • Dame un… un… mom… momento… - Le repliqué, pues al verla llorar así, la verdad es que me estaba partiendo al medio. Pero es que no quería tampoco sucumbir a aquellas lagrimas de cocodrilo y dejarle creer que con un par de aquellas podría hacer conmigo lo que quisiera.

Con eso en mente me metí velozmente en el baño, para una vez allí dentro, en la privacidad de ese cuarto, tomarme la cara con las dos manos para intentar recuperar el aplomo que había perdido, tan solo al verla aparecer por la puerta hecha una mierda.

Mi Donna era una Diosa y esa imagen tan patética de ella, luciendo aquel jogging desteñido, aquel buzo viejo y holgado que no sabía de donde mierda había sacado si es que Paula le había llevado su ropa, pero sobre todo con su cara hecha pedazos. Eso era algo que no soportaba ante lo mucho que yo la quería y la quiero. Sobre todo al quizás creer que era otro macho el que me la había enviado en esas condiciones luego de hacer con ella lo que se le hubiera antojado.

Los golpes en la puerta cerrada con pestillo, luego de haber sido intentado ser abierta con violencia, apenas si me dejaron recuperar de mi agobio. Al otro lado, los gritos y golpes de una mujer desgarrada e histérica, no pudo evitar a que, mi orgullo herido de macho, se impusiera a no abrirle la puerta.

Ana Laura no tardó ni un solo segundo en echárseme encima ni bien el pestillo se abrió y ya de pronto aquella me fue arrastrando bajo las ducha, la cual ella misma abrió, sin importar de que aun estuviéramos cubiertos por nuestra ropa.

Ya la voracidad, producto de la restricción del encuentro de nuestros cuerpos, mandó a la mismísima mierda lo que pensábamos o estuviéramos padeciendo y junto a aquellas, las miles de explicaciones que nos debíamos, pareciendo que ahora aquella agua caliente estaba bautizándonos en el inicio de un nuevo tipo de relación más violenta, más radica y destructiva, para mi… Para los dos.

En tanto "Mi Donna" se fue arrancando así misma el buzo mojado que le cubría su torso, asomándose de aquella manera cruda, impune y directa, aquellas dos inmensas maravillas que eran sus tetas.

  • Come!… Come hijo de puta!… Métetelas toda en la boca y mejor que me las chupes bien hasta que yo te lo diga… Eso Así… Así… Cornudo de mierda… Que quieres saber?… Quieres sabes si tu mujercita te puso los cuernos?… He?… Hijo de puta… Solo eso quieres de mí?… Pues ni una mierda… Ahora me comes bien las tetas y ya luego te lo niego o te lo confirmo… - Me gritaba aquella con una cara desencajada por la maldad y la violencia.

En tanto Ana Laura me gritaba todo aquellas preguntas terriblemente humillantes, de pronto ésta liberaba una de sus manos de mi nuca y con las que me forzaba a quedar pegada a una de sus tetas, para a continuación ir llevándolas hacía mis pantalones, no tardando más de un segundo en bajármelos de golpe hasta dejármelos en las rodillas y hacerse así, de forma violenta, de la que era una polla por demás de dura y erecta, mientras que yo, como sin fuerzas, intentaba querer resistirme a su ataque para zafarme de su sometimiento, aunque con un temor enorme a que, en un movimiento brusco de parte mía, le pudiera terminar lastimando o haciéndole daño.

Las sordas exclamaciones no cesaban de salir de mi boca, un poco con rechazo, otro poco con asco, pero mucho más aun con un deseo voraz de comenzar a comérselas, envuelto en la perdición de un violento acoso que me iba doblegando a sentirme patético.

Allí permanecí… En sus manos, en su completo poder, hasta que al final, sin darme cuenta, me fui cayendo de rodillas mientras que aquella me iba sometiendo con su mirada directa clavada en la mía, advirtiendo de como una sonrisa maligna se apoderaba de aquella como si de pronto un demonio la estuviera poseyendo.

  • Eso si… Así… Eres mío… Te enteras?… Si!… Mío!… MÍO!… Quiero que lo entiendas bien porque parece que no lo estás comprendiendo últimamente… - Me recriminaba aquella mujer parecida a mi novia, la cual comenzaba a sacudirme la polla de manera tal como si quisiera arrancármela, en tanto la lluvia de la ducha me nublaba la vista, haciendo que la viera a través de una nebulosa inclinada sobre si misma para poder alcanzarme la polla, dejándola de esa forma en un postura de superioridad.
  • Ah… AJH!… Si… Si… Soy tuyo… Soy tuyo… - Le respondí medio inconsciente sin ya importarme una mierda todo lo que podría haberme hecho y desahogándome del terror que había sentído al poder, quizás, haberla perdido.

  • OH! SI! Jajaja!… Si!… Claro que si… Mi Pelele… Claro que si eres mío… Pero aun no me has respondido… HE?… HE?… - Me gritaba en la cara mientras que volvía a embutirme forzadamente una de los erectos pezones al interior de mi boca… - Quieres o no enterarte de si ya llevas cuernos?… No era eso lo que tanto ansiabas saber?… Haciéndote el matoncito… -

  • Si… Mmmm!… Mmmm!… Ah!… si… Dímelo… Dímelo… Ya me has hecho un cornudo?… PLAF!!! - Resonó el sopapo que me dio de manera violenta, dejándome completamente aturdido al haberme éste impactado en la oreja.

  • Pues te piensas que tu Diosa es una puta de mierda?… Pues claro que no Cabrón de mierda… Pero si piensas que voy a explicarte una mierda de lo que hice anoche… Pues vas por el camino incorrecto… Tu… tu… A lo único que ahora tienes derecho… Es a meterte ÉSTA!… En la boca para comenzar a chupármela como corresponde…  AHHH!!!… No sabes lo caliente que vengo de anoche… Con todos los que me manosearon el culo por seguirte el jueguito… AH!!! SI!… ASÍ!… Cómetela toda… Toda… ES TUYA!! SI!… SOLO TUYA!… Aunque quieras que la comparta con otros para convertirte en un cornudo de mierda!… NO!!! NO!!! NO!!!!… Entiéndelo bien… Ya te lo he dicho… Aquí se va a hacer todo lo que yo te ordene y nada de tus jueguitos de mierda de pervertido… AJHH!!!… -

Jadeaba y gemía "Mi Diosa”, "Mi Reina” “Mi Donna”… La mujer de mis sueños, mi poderosa “Mujer Maravilla”… Y todo esto mientras me manipulaba bruscamente con sus dos manos como quería, para luego de calmarme una vez con sus tetas, amamantándome con su pecho, tal como su fuera un bebé recién nacido, le fui mamando sus cueros hasta que ésta la fue dirigiendo otra vez hasta aquella aventura lampiña repleta de babas, mocos y flujos, la cual no dudó un instante en meterme en la boca para que se la comiera, para que se la chupara y para que se la lamiera.

  • No!… No me la lamas… No me la comas… Chúpala… Eso es!… Así!… Succiona todo lo que encuentras allí… Eso Así… Déjamela bien limpita!… Quieres jugar?… Quieres imaginarte a que me estás limpiando toda la concha luego de que he sido follada como una puta barata?… Claro que si!… Que te conozco asqueroso de mierda!… Eso es… Si Jejeje!… Házmelo así!… Mmmm! AH!!! AHH!!!… Si! Así!… Asqueroso!… Asqueroso!!! ASQUEROSO! ASQJJJJAAHHH!!!… DIOS!!! DIOS!!! CHUPA! CHUPA! CHUPA!… -

Los gritos de Ana Laura deberían de darle a entender a la perfección a todos los vecinos, de lo que allí debería de estar sucediendo, pero claro, de momento todo aquello me importaba una mierda. Solo tenía cabeza para pensar, alegre y vivas, de que si aquella estaba así de mojada era porque no había sido follada y eso era algo que desde dentro de mi corazón, mi dio tanta luz que no me dio ningún pudor comenzar de nuevo a meterme en el papel al que “Mi Donna” me sometía.

Ya el baño, “Mi Diosa” me dedicó a través de su Squirt, que fue como el manto que no solo cubrió mi boca, mis ojos y mi cara, sino que además fue el cáliz sagrado con el que entendía que, a pesar de que potencialmente me hubiera hecho cornudo, aquella me seguía eligiendo a mi, a su amor, a “Su Chico” (Tal como ella me llamaba a mí con su apodo romántico de pareja), pues solo me alcanzaba con sus palabras y las acciones violentas con las que me intentaba reducir a la nada, para darme cuenta de lo mucho que yo la adoraba y que ella también me quería, que me amaba, que me deseaba y por sobre todo que me necesitaba.

Pasaron cerca de una hora cuando ya estando los dos de nuevo en nuestra cama, de nuevo enterrados entre si con un poderoso y fuerte abrazo, cuando “Mi Donna”sacó del tintero aquel "Elefante Blanco” que flotaba en la habitación desde que nos habíamos acostado.

  • No… No sucedió… - Me ratificó para luego dejarme flotando en al aire algo que me paralizó - No como tu crees… Al menos no por completo… -
  • Qué?... -

Fue lo único que le pude decir, notando como mi corazón me volvía a latir violentamente dentro del pecho.

——————————————————————————————————-