Emma 1
Un vampiro de 423 años? si exactamente eso soy......
Es de madrugada y me encuentro sentada en el balcón de mi apartamento, bajo un cielo estrellado acompañado de una luna sonriente y brillante. Hace frió, o eso supongo al ver los cristales de las ventanas empañados, yo no lo siento, nunca he sentido ni frió, ni calor en toda mi existencia...... que soy? Se preguntaran.
Enciendo un cigarrillo, el tercero de la noche, tomo un poco de vino tinto, miro hacia dentro de la habitacion y veo a la hermosa criatura de piel blanca y rubia cabellera que esta en mi cama plácidamente dormida, mi reciente conquista. Al pasar las décadas han pasado por mi cama una cantidad de hombres y mujeres ofreciéndome una noche de sexo sin inhibiciones y como siempre un poco de ellos para saciar mi sed. Le doy el último jalón al cigarrillo y termino la copa, entro a la habitación y la veo, esta de lado, me acerco a ella, su espalda blanca y suave llama mi atención enseguida beso su hombro, acaricio su brazo con mis manos, beso su cuello, paso mi lengua por dos pequeños agujeros en el y limpio la sangre que aun queda. Ella suspira al sentir mis caricias y abre los ojos y busca los míos y me sonríe
―estas helada- dice ella. Mientras busca mis labios los cual yo esquivo. ―que pasa?―
― nada hermosa—susurre mientras la recuesto en la cama y me coloco sobre ella, veo sus ojos azulados, su nariz recta y perfilada y su boca la cual me mostraba una perfecta sonrisa. Para mi cada humano tiene un olor diferente, característico, único. La rubia para mi olía a canela y naranja, pero sabía muy diferente. ― Me encanta tu cuerpo ― le dije.
―Puedes tenerlo cuando tú quieras — me dijo ella con deseo.
― Que amable — le dije con total ironía. Levante mi vista y la mire, pude ver en sus ojos como su mirada se transformaba de una totalmente lujuriosa a una totalmente aterrada, tape su boca antes de que pudiera gritar. Y le dije ― mírame a los ojos —enseguida relajo su cuerpo y le destape la boca, mantenía su mirada fija en mí y solo asintió cuando le dije ― vístete y márchate, nunca has estado aquí y nunca me has visto, ve a casa —la vi vestirse tranquilamente e irse de mi departamento como si nada.
Al pasar los años, y han pasado muchos, demasiados diría yo, mi apariencia no ha cambiado, mantengo la misma de cuando me transformaron. Una chica de 24 años, blanca de cabellera larga castaña clara, ojos verdes, nariz perfilada y pequeña, 1,70 de estatura que hacen ver mis piernas blancas y tonificadas aun mejor. Quien diría que beber sangre humana le daría tanta vida a tu cutis y piel. Demasiados cuentos y películas de vampiros que no muestran más que mentiras. El ajo solo me da mal aliento, las estacas? pff tal vez una astilla me afecte mas, agua bendita todo lo que hace es mojarme jaja. Aun no he visto el primer vampiro q se encienda en llamas al ser mojado con agua bendita y si hay muchos como yo, bueno tal vez no como yo exactamente. Tal vez sean mis años o mi neutral existencia que me hace no ser tan sanguinaria como los demás, soy mas pro-vida, siempre que pueda controlarlos y beber su sangre con eso me es suficiente.
Me coloco una bata y busco mas vino, voy a mi estudio y me siento en mi escritorio y reviso unos papeles, casos clínicos de pacientes que vi en el dia, no duermo, nunca he podido hacerlo así que aprovecho el tiempo y termino mi trabajo. Lo que si he podido aprender a controlar al pasar los años es mi apetito, me ha sido muy útil en mi trabajo ya que soy residente de emergencias de un hospital en la ciudad, así que me es muy efectivo especialmente en el quirógrafo. Cada cierto tiempo me mudo de ciudad, para no levantar sospechas , siempre es inusual ver como una jovencita se ve de la misma manera al pasar los años, así que en cada país al que voy aprendo algo nuevo, un nuevo idioma, nueva gente, nuevos sabores y nuevos olores.
Termino el trabajo y logro ver por la ventana como va saliendo el sol y con este el anuncio de un nuevo dia, por cierto el sol tampoco me afecta, no me quema como todos creen, tampoco resplandezco ni brillo como diamante como les hacen creer en cierta película de vampiros. Miro el reloj que anuncia q son las 6am, aun me queda una hora para entrar a trabajar, me ducho y me visto, agarro las llaves y mi bolso y salgo del departamento. Espero frente al ascensor que este abra sus puertas. Se que no vivo sola en ese gran edificio y que en los otros departamentos existen familias y gente viviendo allí también, solo que, simplemente no me importa su existencia, solo los veo en la mañana y en las noches cuando regreso, al abrirse la puerta del ascensor veo a una pareja de ancianos en el, y a su derecha veo a una chica de no mas de 20 años con cara de fastidio, recostada de la pared interna del ascensor, saludo con un buenos días al entrar al ascensor y me dispongo a ocupar la parte de atrás de este. Cierro los ojos e inhalo el aroma de las 3 personas a mi alrededor y percibo lavanda y frutas. Reviso mi celular mientras hago el descenso y como siempre nada, no hay llamadas ni mensajes de nadie, aunque si agradezco la modernización de la civilización y la existencia de celulares, computadoras e internet, pienso que las personas deberían volver a conectarse entre ellos, hablar en persona, pero en fin que se yo a todo esto. Mientras pensaba en mi solitaria existencia noto como la chica me observa, así que levanto mi mirada y busco la de ella, me miraba y mientras lo hacia mordía su labio y recorría mi cuerpo con su mirada, igual a la de un niño lleno de emoción al ver un montón de regalos en navidad yo solo sonreí y dije para mi:
―Ay niña no tienes ni idea — le regale una media sonrisa para luego avanzar hacia fuera del ascensor. Sonreí a Luis el agradable portero y me dispuse a buscar mi auto e ir a trabajar. Al llegar al hospital entre directamente a dejar mi bolso, colocarme mi bata blanca, mi estetoscopio y mi leal bolígrafo que no puede faltar. Entre a emergencias y como siempre estaba lleno de pacientes, inmediatamente escucho mi nombre.
―Dra. cohen, buenos días. Que tal su fin de semana?―dice María. María es una enfermera de emergencias que a mi parecer esta en todos lados o simplemente aparece donde yo estoy. Pero vamos es una señora muy amable y tal vez la mal pensada sea yo.
―Hola María, pues muy bien creo yo, ocupado ocupado – digo yo, pensando en lo rutinario de mi fin de semana. – que me tienes por allí?—maría me ve y sonríe.
―Pues te tengo un código 3—dice ella.
―Un código 3? Ya se murió el paciente?—le digo tranquilamente
― no ese tipo de código 3.—me mira gracioso – un código 3!—me dice abriendo los ojos para que entendiera lo q me quería decir.
― ahhh ese tipo de código 3— le digo entendiendo. Ella asiente y agarra mi mano y me lleva hacia la última cama donde las cortinas están cerradas. – paciente femenino de 17 años, presenta contusiones en todo el cuerpo y dolor punzante en antebrazo derecho, esta con un señor que no la deja sola ni un segundo y tiene cara de pocos amigos—dice maria entregándome la historia.
―Pues necesito que el salga y me deje con ella para poder hablar— le susurre.
-― Entonces díselo tú, a ver si a ti te hace caso—me dijo y me señalo con la cabeza a quienes estaban detrás de la cortina. La mire con fastidio y resignación y pensé ya veremos.
Al correr la cortina pude observar a un hombre grande y fornido de espaldas a mi, llevaba una chaqueta marrón y le hablaba a alguien delante de el con rudeza y enojo.
― Buenos días Sr Salvatore ― le dije. – soy la Dra. Cohen—el volteo buscando la fuente de la voz que le hablaba, al moverse pude ver a la jovencita que estaba delante de el y que no podía ver. Lo que vi fue hermoso, simplemente hermoso, ella era hermosa, piel blanca, cabello castaño claro casi rubia, ojos azul intenso, una cara hermosa pero su mirada denotaba tristeza y miedo. Ella me miro y simplemente nos quedamos así hasta que la voz de María me saco de mi sueño.
―Dra….. ― me dijo. – Dra cohen? Dra? Katherine!!!--- me grito. Cosa que detesto, que me griten, no soy una niña, tengo 423 años por dios santo..
―Que!!― le conteste.
―Le decía al Sr Salvatore que tu vas a examinar a su hija.—me dijo poniendo cara de “despierta tonta”.
― Si, Sr Salvatore, yo sere la dra a cargo del caso de su hija y necesito por favor salga y espere en la sala de espera hasta que yo finalice la revision. – le dije con todo el profesionalismo que pude.
―Por favor dígame Piero—dijo el como todo un caballero.
― Ok Piero, hágame el favor—le dije amablemente mostrándole con mi mano el camino.—maría lo acompañara hasta allá si Ud. desea--.
―No es necesario —dijo el, no sin antes mirar con rabia a su hija como dándole una ultima advertencia. Yo lo mire con extrañeza y la mire a ella que pareció temblar ante estas palabras.
Lo mire caminar hacia la sala de espera, luego cerré la cortina y busque un banquito para sentarme frente a la chica.
Hola .... – le dije y busque rápidamente la historia para ver su nombre, pero ella me respondio antes de poder hacerlo.
―Emma , mi nombre es Emma—me dijo mirándome con esos ojazos azules.
― Hola Emma― dije yo, con la cara mas amable que tenia. ― mi nombre es Katherine, puedo?― le dije señalando su brazo el cual parecía roto.. ― tranquila, no me tengas miedo. Yo no te voy a lastimar—le dije con toda la sinceridad del mundo.
― Adelante, no tengo miedo—dijo muy segura.
Le sonreí y me acerque a su brazo, me coloque de su lado derecho y sujete su antebrazo para examinarlo, efectivamente estaba roto. Tenía una fractura muy inusual, una fractura que solo ocurriría si alguien con mucha fuerza te tomara del antebrazo y apretara hasta romperlo. Ella me miro mientras yo la examinaba pude sentir su corazón latir muy rápido, no se si era miedo hacia mi o solo nervios. Cerre mis ojos e inhale su aroma, era algo completamente diferente a lo que había percibido antes. Era una mezcla entre miel con manzanilla y otros aromas que no podía identificar pero eran tan agradables a mi sentido del olfato, nunca había experimentando lo que estaba sintiendo.
― Dra?—me dijo ella. Abri mis ojos y pude observarla mirándome con una sonrisa llena de dulzura.
Enseguida la solte y le dije—discúlpame —
― No hay problema—me dijo aun sonriendo—estas helada.. tienes frio?—pregunto.
― Emma, quiero hacer una placa de tu brazo, vas a ir con María a la sala de rayos X y allí te la harán, no te preocupes, no te va a doler nada ― le dije para tranquilizarla y a la vez esquivando su pregunta.
― Lo se, ya lo he hecho antes – me dijo con resignación y tristeza en su cara.
Mientras ellas iban y venían, me quede sentada pensando q María tenía razón. Emma era víctima de maltratos físicos y a mi parecer eran propiciados por alguien cercano a ella. No puedo acusar a su padre así como así, necesito pruebas, necesitaba hablar con ella y q me lo dijera para poder acusarlo. Mis pensamientos fueron interrumpidos por Emma q volvía a sentarse en la camilla. Yo empecé a llenar su historia médica y podía sentir su mirada en mí, sonreí y volví mi mirada a ella. Ella desvió su mirada y se sonrojo, me pareció tan tierno.
―Todo bien?—le dije acercándome y colocando frente a ella. – Emma como te paso esto?—le pregunte señalando su brazo obviamente fracturado.
―Me caí—respondió ella llevando su mirada hacia el piso y pude escuchar como su corazón empezó a latir muy fuerte. – Soy muy torpe y me caí por las escaleras—levanto su mirada y pude ver como esos dos hermosos ojos azules se llenaban de lágrimas.
―No creo q seas torpe Emma, y tampoco creo que te hayas caído—le dije mirándola a los ojos. Dos grandes lagrimas rodaron por sus mejillas, me acerque a ella las limpie, y pude sentir su suave, tersa y tibia piel mientas la tocaba con mis manos, nuestras miradas estaban fijas en la otra y pude ver como sus ojos bajaron hacia mis labios y me regalaba una hermosa sonrisa.—quiero ayudarte, Emma. – le dije.
―Tengo miedo, si le acuso no se de lo que pueda ser capaz--- me dijo con pánico tomando mi mano.
― No voy a dejar que nada te pase, te lo prometo. Pero necesito que me digas que paso para poder levantar una denuncia en su contra ― le dije con voz firme.
―NO!!!—dijo alarmada. ― por favor no lo hagas, no le digas que yo te lo dije! Tengo miedo. Por Ashley y por mi. ― me dijo con lágrimas en los ojos..
―Quien es Ashley, Emma?—le pregunte suponiendo lo peor.
―Mi hermanita, solo tiene 5 años. Por favor no le digas que yo te lo dije —me dijo aterrada. Obviamente le temía mucho a su padre.
―Está bien, tranquila. —le dije mientras María llegaba con la placa que pedi. Encendí el megatoscopio y coloque la placa de rayos X en el para poder observarla, pude ver una fractura de radio con desplazamiento, que a mi parecer era curable, solo había que colocar el hueso en su lugar y fijarlo con un yeso para que pueda soldar correctamente, dentro de 6 semanas el hueso soldaría y problema resuelto. O eso pensaba yo.
―Emma, tu radio está roto—le dije.
Me miro extrañada con cara de no entenderme—mí que?- dijo Emma.
―Disculpa, tu hueso. Veras, tienes dos huesos largos en el antebrazo, antes de llegar a la muñeca. El radio y el cubito. Uno de ellos, se desplazo de su lugar y se rompio ― le explique lo mas claro que pude.—descuida solo tengo que llevarlo a su lugar y colocarte un yeso. En 6 semanas estarás como nueva—le dije esto y le sonreí. Ella solo me miro con tristeza.
― Esta bien—me dijo.
― María, por favor traes una venda de yeso ?—le dije.
―Esta bien doctora. Ya regreso—me dijo y salio hacia la farmacia a buscarlo.
Luego de un rato pude enderezarle el brazo a Emma, no fue bonito en realidad, le dolio mucho y lloro, y yo sentí como si me doliera a mi. Mientras le colocaba el yeso pudimos hablar un poco.
―Que edad tienes?—me pregunto Emma.
―Que edad crees que tengo??—le dije. Ella me miro con una mira inquisidora y los ojos achinados, lo que me causo mucha risa en realidad. – jajaja esa es tu cara cuando piensas?—le pregunte.
―Jajaja no te burles!.... 30?—dijo ella adivinando.
―Crees que tengo 30 años?—le dije aparentando asombro.—de verdad?—le dije.
―Jajajaja … 31?—me dijo adivinando.
―Oye gracias por lo que me toca.. jajaja. Tengo 24. No sigas adivinando por favor jajaja ― le dije riendo. De verdad me golpeo el ego. Pero a la vez me tenia hipnotizada, su risa, su olor, el contacto con su piel al colocarle el yeso.
― Jajaja lo siento.. en serio tienes 24? – me pregunto. A lo que yo la mire y asentí a su pregunta.– no los aparentas—me dijo.
― Y tu no aparentas 17—le dije en broma.
― Eso es por que tengo 21—me dijo emma con mucha tranquilidad.
Levante la mirada y vi su cara ― Pero tus datos en la historia dice 17 años-- le dije.
― Mi papa le dijo eso a la enfermera—dijo con mucha decepción—es como si no le importara, ni mi edad sabe—me dijo con rabia.
Termine de colocarle el yeso y le dije ― Emma, lo que hace tu padre no es correcto. Ya eres una adulta por q no sales de allí. – le aconseje.
―Y que pasara con Ashley? No puedo dejarla con el. Prefiero ser yo que ella, por lo menos yo puedo soportarlo, ella no, es solo una niña!—me dijo algo alterada.
La abrace sin pensarlo, solo quería que se tranquilizara. Cualquiera en su lugar se habría exaltado, una completa extraña abrazándote, pero ella solo acepto mi abrazo y pude sentir como su respiración se calmaba así q me despegue de ella y mire sus ojos, ella quiso mirar hacia el piso a lo que yo toque su mentón y levante su cara hacia mi. Su corazón latía muy rápido y podía sentir su respiración agitarse de nuevo, podría jurar q había un brillo en sus ojos, mire sus labios, rojos, su aroma a miel invadió todos mis sentidos
― déjame ayudarte, por favor—le dije despertándome a mi misma. ― toma, esta es mi tarjeta. Allí esta mi numero personal y mi dirección. Todo lo que necesitas es llamarme no importa la hora y allí estaré para ti. --- le dije mientras le daba un rectángulo pequeño de cartulina. Ella lo tomo, me miro y sonrió.
―Gracias—me dijo. – de verdad gracias por todo esto.—me dijo limpiándose las lágrimas.
― Ojos tan lindos como los tuyos no deberían llorar—le dije mientras le pasaba un klenex. A lo que ella me miro y me sonrió. Se levantó de la camilla y salimos a la sala de espera donde su padre se encontraba. Llegamos hacia donde el estaba sentado y solo la miro de mala gana
― Sr Salvatore su hija tiene una fractura del antebrazo derecho. Le recete unos calmantes para el dolor y reposo absoluto para que el hueso pueda soldar con total normalidad. El yeso lo tendrá por 6 semanas hasta que yo considere adecuado retirarlo--- le dije al malhumorado ser que yacía aun sentado frente a mi.
―Muy bien, ya nos podemos ir?—me dijo levantándose del asiento con cara de fastidio.
Supongo que si—le dije
Mire a Emma mientras caminaba hacia la salida con su padre delante de ella diciéndole “muévete” o “caminas muy lento”. Ella volteo su mirada hacia mí y me sonrió, una sonrisa llena de dulzura y cariño yo solo la mire alejarse de mi queriendo salir corriendo a su lado.
― Necesito un refrigerio— dije, mientras me encaminaba hacia el tercer piso del hospital. No malinterpreten, solo iba al banco de sangre. Lo bueno de trabajar en un hospital son los refrigerios gratis, claro sería mucho mejor si bebiera la sangre de una persona viva, pero ya ven, prefiero la refrigerada por lo menos con esta no daño a nadie. Mientras bebía mi O- lo único que podía pensar era en Emma. ― tengo que sacarme a esta niña de la cabeza ― pensé.
buenas noches queridos lectores, espero hayan tenido un día excelente..!
para los que les suene familiar esta historia o piensen que la han leído en otro lado, pues si, no estan tan equivocados... esta historia estaba publicada aqui mismo, en TR.. pero tranquilos que no la estoy plagiando ni nada por el estilo, es mía la historia la empece a escribir ya hace mas de 5 años y la he decidido terminar. estaba en una etapa de mi vida en ese momento empezando una carrera y ya han pasado tantos años y han pasado tantas cosas en las que me he dado cuenta de que no debo dejar nada inconcluso ni siquiera una historia que me inspiro y se volvió parte de mi vida.. así que la decidí publicar de nuevo y mejorarla un poco, hacerla hasta mas estilizada y llevar la trama de la historia a otro nivel..
espero disfruten y les guste ya que entrego una gran parte de mi alma a ella..
lean, califiquen y comenten que con gusto responderé. me despido desde Venezuela.. besos!
Thestoryteller