Emily

Contraté una nueva secretaria, pero nunca me imaginé que pudiesemos llegar a intimar, y menos a...

EMILY

Cuando Emily entro en mi despacho por primera vez, me causó una gran impresión; tenía una atractivo especial. Mi antigua secretaría se había ido, y necesitaba una nueva con urgencia.

La contraté sin más dilación, tenía ganas de trabajar. Enseguida congeniamos y la oficina empezó a ir de maravilla, yo me portaba cortésmente, aunque la bestia que tengo en la entrepierna deseaba algo más.

Con el tiempo empecé a observar ciertas miradas que de soslayo me lanzaba, tenía una carga especial, notaba como me deseaba…. Cada vez que se acercaba a mí, sus pezones erectos ser erguí de entra su blusa, eso me ponía nervioso, muy nervioso.

Temía entrar en un conflicto empleado-trabajadora, además si me desmandaba podría llegar a acusarme de acoso sexual en el trabajo, para evitarlo solo encontraba una situación, despedirla.

Pero mi mente se negaba a ello, no deseaba hacer tal cosa. Pero inconscientemente comencé a tratarla peor, pero ella sin queja o lamento alguno ejecutaba mis ordenes dócilmente, tranquila y con una educación y porte sin igual. Después de cada orden que ella ejecutaba disciplinadamente, mi pene alcanzaba unas prominentes erecciones, que alguna vez ella miraba fugazmente, sabedora de lo que estaba provocando.

Un día consiguió volverme loco, por más putadas y judiadas que hice, no fui capaz de alterarla, ese día mi pene tenia un tamaño considerable, y mi rostro esta desencajado por el deseo y por una lujuria descontrolada; ella lo noto y me sorprendió entonces lo que hizo.

Se acercó a mí lentamente, sin darme tiempo a reaccionar, desbrochó mi pantalón, se arrodillo ante mi pene erecto y comenzó a lamerlo con fruición, cada vez se lo introducía más y más en su garganta.

-Para, esto….para – la ordené.

Ella paró inmediatamente y me susurró.

-¿No le gusta?¿ No es lo que estaba deseando? ... Le amo, le deseo, el día en el que entré en su despacho me enamoré perdidamente. No me importa como me trate, lo único que deseo es estar a su lado y complacerle. Solo deseo estar a su lado

-Pero si te he tratado fatal

  • Me gusta verle disfrutar cuando me trata como una esclava, me motiva, estoy completamente mojada y excitada, veo como su pene se hincha cuando me someto por completo a su voluntad. Por favor, déjeme ser su esclava para todo…no me separes de tu lado

-Pero que zorra eres, desnúdate inmediatamente.

Sus pechos, grandes y bien torneados saludaron gozosos a la libertad recién adquirida, su sola visión hizo que me pene desease más guerra aún. Tome entre mis manos su cabeza, y de un golpe certero introduje en su boca una vez más mi anhelante miembro.

Empezó a lamerme con verdaderas ansias, rodeando mi glande con su lengua, saboreando cada milímetro de la erección. Le di tiempo a respirar.

  • Le amo, y me da lo mismo como me trate, no me importar que me trate como una guarra, como una puta a su servicio particular, solo quiero ser su zorra sumisa, úseme por favor, como le dé la gana.

Esa confesión enardeció aún más, si es que llegados a este punto, mi deseo de tomarla, la levante y la coloqué sobre mi mesa del despacho, los papeles volaron por todos los rincones, pero no me importo.

Al verla allí todo desnuda sobre mi mesa, solo quise tomarla de un golpe, y eso hice, de un solo envite mi pene entro en su empapada vagina, jamás había encontrado a una mujer tan dispuesta y tan lubricada. Mientras golpeaba y gozaba con su posesión, mi miraba baila e iba acompañando el vaivén de sus pechos, que gozosamente disturba sobandas, estrujándolos y arrancando gemidos de placer de su dueña. Su cara era todo un poema, increíblemente estaba feliz y radiante de ser salvajemente poseída, de ser tomada al asalto por su jefe encima de la mesa.

  • Son suyas, mi señor, haga con ellas lo que quiera.

  • Eso es lo que estoy haciendo, so puta….

-Si..si… soy su puta… - es lo único que atinaba a decirme.

Jamás había experimentado esa sensación de poder salvaje sobre una mujer, y me estaba gustado, y por lo que veía a ella también, y encima estaba enamorada de mí.

Mientras la follaba y mi pene salía y entraba furiosamente de su empapada gruta, me prometía mi mismo, que si para hacer la feliz tenía que comportarme como un Amo y a ella tratarla como una esclava, lo haría, y se lo dije.

  • Te voy a hacer la esclava más feliz del mundo, vas gozar sirviéndome, y sobre todo, vas a hacerme gozar a mí.

  • Si señor…- Mientras comenzó a acariciarse el clítoris en pequeños círculos, buscando un placer mayor, pero no se lo permití, le retire las mano de su pubis y las icé por encima de su cabeza.

-Primera y fundamental orden, eres mi putita, y como tal, solo yo seré la fuente de tu placer, de tu goce, tienes prohibido terminantemente masturbarte a partir de ahora, solo yo tengo ese derecho.

Entonces, comencé a acariciarle el clítoris de entre su mata de pelo.

  • Y te quiero completamente depilada, este pubis rasurado inmediatamente, quiero ver como te abres para recibirme, y mientra hacia esto comencé a pellizcar suavemente el botón del placer que emergía ya desafiante.

-No…por favor

-Calla zorra, hará lo que me dé la gana

Ella cerro la boca, y sus lamentos pronto se transformaron en susurros de placer, su vagina comenzó a palpitar mientras rodeaba mi pene que entraba y salía cada vez con mayor rapidez, noté como empezaba a tener un gran orgasmo, y yo ya fuera me mi, y ante la visión de esa estupenda mujer abierta y entrada a para mi placer, me vacié en su interior en una explosión de placer como jamás había tenido, teniendo de fondo los gritos y gemidos de placer que salían de boca.

Nos derrumbamos juntos, saciados y ahítos de placer, y mientras jugaba con sus pechos ella me dijo.

-Gracias señor por tomarme así, le prometo que no le defraudaré jamás, seré su sirvienta fiel, y además le amaré con verdadera locura.

Sonriendo miré en dirección a su lindo rostro y le susurre con voz dulce

-No me cabe la menor duda, y porque yo también te amo, te aseguro que vas a gozar sirviéndome, te voy a convertir en la mayor puta del mundo, que es lo que seas.

Y una sonrisa de oreja a oreja surco su rostro en ese momento.

Y empezó una nueva vida para ambos.

Y ……bueno….eso es otra historia que ya te contaré

Papillon{LR}

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