Emilia

Mi cuerpo es armonioso y atractivo. No, no iba a tener problemas para encontrar quien se fijara en mí pero, aún así, ¡qué perdida me sentía!... sentía la necesidad de aparearme con un macho, satisfacerme con él, mi sexo se excitaba con solo pensarlo.

Mi cuerpo es armonioso y atractivo. No, no iba a tener problemas para encontrar quien se fijara en mí pero, aún así, ¡qué perdida me sentía!... sentía la necesidad de aparearme con un macho, satisfacerme con él, mi sexo se excitaba con solo pensarlo,

Emilia

Mis caderas, quizás un poquito anchas, quedan muy disimuladas por el contraste entre mis nalgas redondas y respingonas y mi cintura estrecha de adolescente. Sigo teniendo unos glúteos y unos muslos duros y perfectamente torneados, fruto de las muchas horas semanales de sacrificios y ejercicios.... ¡cuántas jovencitas no se cambiarían por mí! Solamente un poquito de rollizos que últimamente me veo en el espejo cuando me pongo de perfil delata que ya no soy ninguna niña pero, en conjunto, mi cuerpo es armonioso y atractivo. No, no iba a tener problemas para encontrar quien se fijara en mí pero, aún así, ¡qué perdida me sentía!... sentía la necesidad de aparearme con un macho, satisfacerme con él, mi sexo se excitaba con solo pensarlo, no quería cometer una locura…, oh Dios con mis 42 años a cuesta y con estos pensamientos, claro mi esposo con los 18 años de casados no me mira con esos ojos de varón hambriento, para el soy una decoración mas de su casa y una acariciada fineza dividendo que él ha podido plasmar con su esfuerzo por el trabajo. Logrando una muy buena situación económica en su vida, lo demás no importa.

Nuestra única hija de 18 años, acostumbrada a que todos sus caprichos fueran permitidos por su padre, viajaba con sus primas, en un crucero de placer.

Esa era mi vida vacía, sin halagos, sin pasión. Me sigo mirando en el espejo, pensando cuantas mujeres sin este cuerpo se satisfacen mejor de sus machos o llenan sus vidas con apasionados encuentros extra conyugales sin importarles su vida social, yo temerosa de no tener una independencia económica temo estas cosas, pero mi cuerpo reclama, tengo en estos momentos mi sexo estimulado, enardecido del apetito ardiente de ser importunado por un miembro del llamado sexo fuerte. Trato de relajarme y para variar salgo al Centro Comercial Florida que esta a doce calles de mi casa, recuerdo que mi marido se llevó mi coche, pues el del está en el taller y se lo entregaran a medio día, tendré que ir en un bus, faltan un par de horas para el mediodía. Cojo uno que viene a reventar de pasajeros, la gran mayoría de estudiantes de una universidad que esta dos kilómetros mas arriba de mi casa, al subir debido a mi poca o nula experiencia de viajar en locomoción urbana, al partir este casi me desplomo de la pisadera, no caí gracias a que un joven de unos 20 años me retiene con su mano derecha, sujetándome de donde puede y esta se engancha en mi blusa a la altura del plexo solar apresándome un seno para mi infortunio, con lo excitada que estaba mi cuerpo, un macho joven me aferraba un seno y además me comprime contra su cuerpo para afirmarme mejor, según me informa susurrándome en mi oído. Cada movimiento del bus me sacude contra el joven macho y este me maltrata oprimiéndome, contra su cuerpo.

Aquí me bajo le comunico al joven.

Tan pronto, me contesta, ahora que esta estaba agradándome el tener entre mis

brazos, me dice el fresco.

Bájate y me acompañas, me escucho decir.

Este desciende. Me invitas a un café, me dice

Estas loco le digo y si nos ven

Aquí en el último piso hay un establecimiento, con pequeños paradores

independiente y muy reservados, me dice. Así no seríamos vistos por nadie y

tú estarías tranquila… Tomándome de la mano me lleva. ¿Me invitas?, me dice

Me río de su frescura y lo acompaño…, ingresamos a uno de esos reservados y por

un mini micrófono solicito cerveza con pizza y unas empanaditas fritas de queso,

que son del gusto de los jóvenes estudiantes.

Mientras este me acaricia mis hombros diciéndome

Ves, aquí nadie nos verá por que lo solicitado llegara por esa bandeja deslizante, me

dice.

¿Todo es tan privado?... no se a un dependiente que acarree algo, pregunto

Si tú lo solicita sí, me responde mientras sigue acariciándome mis hombros brazos y

bajando un poco su mano acaricia de pasada mis pechos…, llega lo solicitado a través

de la bandeja, me paro acoger los alimentos y él por detrás se pega a mi cuerpo

diciéndome , lo que mas me gustó en el autobús fueron tus nalgas redondas y

paraditas, me dice

Apretándome en contra de el, al tiempo que besa mi cuello

y su lengua recorre mis oídos

me desconcierto de excitación retenida, sintiendo que

mis bragas, mis minúsculas bragas se inundan por los fluidos vaginales que se me

escurren cual río por mis muslos.

Dios… que estoy haciendo, dejándome manosear por un adolescente. Pero no resisto y dándome vuelta con mis labios me pego a sus labios, en un beso que pronto se transforma en un beso con lenguas enredándose estas en el interior de nuestras bocas.

Las manos del adolescente se multiplican tocándome mis muslos, recorren mis glúteos apretándolos, recorriendo mi monte y sexo, …, comienza a desabotonarme mi vestido, pronto me tiene en bragas y sostenes…, sus manos se reparten una a mi vagina y otra a mis pechos, mientras me atraca contra la muralla al frente de la puerta que tiene un espejo en el cual puedo ver como este se baja sus pantalones y calzoncillos dejándome entre mis muslos su miembro engrandecido a su máxima extensión y bajándome mis bragas este busca con ahínco la entrada de mi vagina para dilatarla deslizándose hacia su interior sin mayor oposición, debido a lo inundada que esta y permite sin oposición el ingreso de este hasta los mas oculto de sus rincones.

Me quejo con la penetración ante tan duro miembro ensanchando mi vagina poco usada, OOHH, cuidado que duele, Aahh mas despacio, Mmm que delicia, sigue soy tuya…, y cayendo sobre los banquetas, me acomodo mientras recibo la apasionada conexión de su miembro con mi vagina.

Media hora a lo menos me bombea mi vagina hasta sacarme bramidos y suspiros de gloria ante la llegada de mi soberbio orgasmo y la entrega de sus espermios en mi sagrada y deseada abertura carnal.

Luego recogemos nuestra ropa, nos vestimos y saboreamos los alimentos que habíamos solicitados retirándonos con orgullo del establecimiento, sin mirar para ningún sitio por si había algún conocido.

En la calle me pide mi número telefónico y mi nombre, diciéndome cuando quieres que te llame para repetirnos este paseo.

No, contesto soy casada y puedo tener problemas…, al rato le doy mi teléfono y le digo llámame a la tarde y dame tu nombre…, Leo responde…, luego tomo un taxi que va pasando y me retiro a mi casa, en donde llego directo a una ducha y a esperar a mi marido para almorzar.