Emerger de la soledad. (3)

Emerger de la soledad(secuela de Pensamientos Pecaminosos)

“Jamás olvidaré el instante, en el cual levanté mí rostro y desvelé la profundidad de aquellos ojos claros, al momento en que me lanzaban una furiosa mirada, mi interior se consternó. Han pasado tantos sucesos dramáticos en este pequeño escenario. Aquel entorno intimidante que me acobardaba, obligándome a encerrarme, en un aire de soledad. Pero el cálido roce de tu mano, abnegado por tanta fuerza y libertad, me hizo sentir capaz de cualquier hazaña. Entonces, ¿por qué me embarga semejante desasosiego? ¿O acaso, este es mi castigo, mi querido Dios?”

En cuanto Nicolás abrió los ojos, la mañana siguiente, se levantó y acomodó las mantas sobre la cama, abrió la puerta de su habitación y se dirigió al cuarto de baño. Dejando la túnica en una cesta de mimbre, entró apurado en la bañera. Utilizando una vasija, se arrojó agua tibia. Fregó su cuerpo con una esponja, incansables veces, al punto de enrojecer su piel. Quería quitar todo vestigio de aquel recuerdo que aparecía por momentos, una sensación que lo embriagaba de amargura. A pesar del dolor que sentía al friccionar su piel con tanta fuerza, el enojo y la indignación eran mucho mayores. Durante un momento se detuvo, miró fijamente el agua de la bañera y contemplo su serenidad. La imagen de aquella pareja reconfortándose el uno al otro, lo lastimaba. Inmerso en un trance, se replanteó sus convicciones. Solo se atrevió a mandar una carta formal, preguntando por la salud de la futura madre, quería hacer lo imposible por asegurar su buen desempeño como guía de la comunidad, pero trataría en lo más profundo, el mantenerse al margen de David y de su familia. Por su bien y por el de ese niño por nacer.

Mientras tanto David, preso de un cólera, no podía concentrase en su trabajo de oficina. Había llegado muy temprano en la mañana. Era el lugar que se había convertido en su escape a la realidad. Aquel que con solo observar en cada rincón de la habitación, las imágenes de esas tardes de amor, lo sorprendía por donde mirase. Deseoso de borrar la intolerante sensación de enojo, arrojaba papeles y documentos al suelo, en cada arrebato de ira.

.- ¡Idiota!-¿Dónde están los libros con los nombres de los principales proveedores?

.-Disculpe, Señor. Los registros se encuentran en la oficina exterior.

.-  Puedes retirarte, volveré en un momento.

Pidió el coche y dio órdenes al chofer de dirigirse a la iglesia. Pero reflexionó, si  molestaba a Nicolás, solo lograría alejarlo cada vez mas, debía ser paciente y darle tiempo. Pronto llegaría el momento en el cual, ambos ya no soportarían el hecho de estar separados. Se auto convenció y  le ordenó volver a casa.

La Señora  Keller se encontraba descansando en sus aposentos. Una habitación sobriamente decorada con bellos colores pasteles y finos muebles laqueados. Contaba con un amplio vestidor y un imponente tocador. Las suaves sábanas de seda recorrían todo el contorno de su cuerpo adhiriéndose  aun sin fin de cojines que completaban la decoración. Sus manos ocupadas doblaban una pequeña bata color beige. Esta había comprado varios conjuntos y colchas para bebe. Insistió en confeccionar pequeños vestidos y pantaloncitos. Acariciaba cariñosamente las prendas mientras sonreía. Pero el sonido de pasos subiendo por las escaleras de madera, que llevaban a la habitación que ocupaba el primer piso, la desconcentró de su labor.

-. Permiso ¿puedo pasar?

-.Pase, por favor.

La fuerza intimidante que ocultaba la voz de su suegra, era una fuente de respeto para la joven. Esta inclinó su cabeza demostrándose avergonzada y dejó la prenda sobre la cama.

.- ¿Cómo estas?  Debes alimentarte o mi nieto nacerá débil.

.- Sí, ya he comido, querida suegra.

.- Entonces, antes de retirarme quiero charlar contigo. Espero que me escuches y lo tomes en cuenta.

.- Sí.

.- Mi familia ha sido de las más respetadas por generaciones y eso incluye la falta total de situaciones escandalosas. Sé que mi hijo es muy especial, pero su carácter se ha formado tan sólido y sobresaliente, solo para ser un triunfador. Su belleza es descendencia de la aristocracia que forma parte de sus antepasados. Si él no es feliz, es porque quien esta a su lado, no se encuentra a su mismo nivel.

El pudor que sintió la joven en ese momento hizo que mordiera sus labios.

.- No es ningún reclamo, ni mucho menos un desprecio. Pero he criado tres hijos y el más importante, es aquel que duerme a tu lado cada noche o quizás, alguna noche ¿verdad?

.- Lo siento, noo entiendo a que se refiere…

La joven tartamudeaba intimidada por las preguntas de la madura mujer.

.- Disculpa mi impertinencia, pero no soy tonta. Esta es una casa grande, pero pequeña ante los hechos.

La mujer se acercó al gran ventanal que sobresalía en la habitación y miró el hermoso jardín.

.- Mi hijo esta enamorado de otra persona, lo sé. Cuando solo era un adolescente cada día al llegar de su catequesis se mostraba lleno de alegría. Pero algo sucedió en ese momento y su vida se colmo de un gran pesar. Desde ese momento, solo tengo en mente, el intentar devolverle un poco de la felicidad que perdió.

.-“Solo he visto esa sonrisa tan radiante una vez más y fue precisamente en este tiempo.” –murmuraba en su interior.

Un flash con el recuerdo del día que concurrieron a la iglesia al encuentro con Nicolás, cruzó por la mente de su madre.  Pero esta se volvió sobre sus pasos y se sentó a un lado de la joven.

.- Quédate tranquila, a veces las esposas debemos soportarlo todo. No es un privilegio ser feliz pero si una obligación el tener un hogar respetado y un marido sobresaliente. Tú  recompensa será tener un hermoso hijo y él con su mera presencia borrara todo recuerdo desagradable.

Acariciando su mejilla le brindó su mejor sonrisa.

.-Ahora descansa mi bella muchacha y déjamelo todo a mí.-

La madre de David supervisaba todos los preparativos para la llegada del pequeño. Dispuso de una nodriza y la fiesta, seria una de las más elegantes y ostentosas. Ya que festejarían su nacimiento y bautismo. La iglesia del pueblo, era la agraciada.

En las siguientes semanas, la relación de ambos, solo se basó en simples contactos por correspondencia o casuales encuentros en circunstancias públicas, siempre levantando un muro de frialdad.  Durante esos días, Nicolás se obligó a sucumbir en la soledad y la autosatisfacción. Imaginando un David tierno y relajado, imaginaba esos intensos ojos claros mirándolo, incitándolo a avanzar, a casi traspasar lo lascivo. Cada vez que se tocaba, se envolvía en un ritual enérgico, luego respiraba hondo y se sentaba sobre el borde de la cama, pensativo. Por más que lo intentara, era en vano no albergar un afecto profundo hacia David. Se acercaba a la ventana y contemplaba el cielo, levantando la mirada, le rogaba a dios que hiciera desaparecer de su interior esos sentimientos.

.-“¿Por qué me embarga semejante desasosiego? ¿O acaso, este es mi castigo, mi querido Dios?”

Volvía a su lecho solitario y cerraba los ojos.

El sacerdote anhelaba cada recuerdo, a medida que sus ilusiones iban desapareciendo, con ellos lograba mantener su espíritu intacto y así soportaba las extensas horas que le reservaba la noche. Pero ese no seria un día como otros.

Con el paso de las horas, observaba el reloj de péndulo que se ubicaba a un lado de su escritorio. Las agujas acompañadas, por los débiles rayos de sol que se asomaban por la ventana, daban la bienvenida al ocaso que se manifestaba.

Nicolás se convenció de que ya era hora de dejar el trabajo y se dispuso salir a caminar. Debía despejar su mente. Algo muy infrecuente, pero con la llegada de la primavera los días se tornaban más húmedos y calurosos. Caminó por extensas cuadras de tierra mientras pensaba en todo lo ocurrido y al llegar cerca de la plazoleta, encontró de inmediato a unos joviales devotos quienes se acercaron a saludarlo. Nicolás recorrió con los ojos la muchedumbre quese agolpaba; hombres, mujeres y niños.  Todos parecían  disfrutar libres de preocupaciones. De pronto su mirada se detuvo y se fijó en un rostro que sobresalía del entorno.

.- ¡David!- exclamó.

Este se encontraba en su coche, sentado en el asiento trasero, esperando sobre la esquina. Sus ojos se entrecruzaron, el muchacho le brindo una mirada fugaz acompañada por una sonrisa. En ese momento el joven tocó el hombro del chofer y abrió la puerta del coche. Bajó del mismo y caminó directo a la muchedumbre. Nicolás sin percatarse de su presencia se volvió de espaldas. Una voz aceleró su corazón.

.- Nos volvemos a  encontrar, padre Nicolás.

Allí detrás de él se encontraba David, tan elegante y sensual como siempre.

.- Parece que le gusta jugar a las escondidas . -susurraba en su oído.

Nicolás sonreía por los nervios. Sin embargo, encontró la forma de evitarlo.

.-Me he enterado que ya esta próxima la fecha del nacimiento.- preguntó.

.- Si, faltan unos tres meses.- contestó, el joven.

Nicolás persuadió a los devotos para encontrarse en otro lugar.

David miró directamente a ese hombre que siempre había encontrado atractivo, a pesar del correr de los años.

.- Sabes Nicolás, jamás había sentido tal conexión con ninguna otra persona. Esa que con solo mirarla a los ojos, te habla, sin tener que mover los labios.

Él asintió con la cabeza, reconociendo la verdad en sus palabras.

.-  Debo volver a la iglesia. Hasta luego

.- Déjame acompañarte, por favor.

.- No gracias, puedes irte.

.- ¡Por favor Nicolás, solo déjame acompañarte!

.- Esta bien, baja la voz. Eres como un niño malcriado. Solo hasta la entrada.

El sacerdote no pudo imponer su negativa de acompañarlo, caminaba a paso ligero. David debía de apresurar su marcha, si quería permanecer a su lado.

.- ¿En verdad, piensas no hablarme nunca más?

.-No es eso… solo que no es el momento adecuado. Estas por ser padre, no es algo correcto.

.- ¡¡Eso no tiene nada que ver!! ¿Como debo hacer para que entiendas?

.- ¡Silencio, no grites! … esto no puede estar pasándome.

Casi llegando a la iglesia faltaban unos pocos metros para pasar por el marco de entrada, que majestuoso, se imponía con magnifica arquitectura. Ambos ingresaron, saludaron a los empleados y demás clérigos. Respiraron y exhalaron, mostrándose intranquilos y sobresaltados. Nicolás se dirigió al corredor derecho e hizo pasar al joven a su oficina.

Al finalizar la tarde en la residencia Keller…

.- ¿No te parecen hermosos Mariel?- preguntó la señora a su nueva nodriza.

.- ¡Son hermosos, señora!

.-Estos conjuntos los encontré en la feria artesanal a muy buen precio. Los usara mi hijo en su bautizo. Pues presiento que será un varón.

.- Eso significa que también nosotras debemos estar de punta en blanco.

.-Seremos las mas bellas…-bromeaban entre risas.

.-  El mes que viene es la reunión para organizar el bautismo.

.- Sí, estoy encantada con la noticia.

.-Creo que invitaré a mis padres. Mariel que te parece si recorremos el pueblo en busca de mantillas y visitamos la iglesia, quiero agradecer al padre Aubertier. En los pasados días no he tenido las agallas para disculparme por el mal momento que tuvo que pasar.

.- De acuerdo, señora.

Ordenó a uno de los trabajadores de la casa que le pidieran un coche y salió por la puerta principal para esperar allí al vehiculo.

En cuanto arrancó, miró de derecha a izquierda, disfrutando del paisaje autóctono. Al llegar a la plazoleta, saludo a dos jóvenes señoritas, ambas caminaban tomadas del brazo. Por un momento sintió una ligera nausea y un persistente ardor estomacal, todos síntomas de su delicado estado. Al llegar a la iglesia el vehiculo se estacionó.

Las dos mujeres bajaron del mismo y caminaron juntas, llevando en las manos sus respectivas carteras en sobre las cuales sacudían de un lado al otro.

Recorrían con sus ojos la gente que las rodeaba, buscando entre lo rostros, al padre Nicolás.

.- ¿Señoras en que puedo ayudarlas?- preguntó dulcemente un sacerdote que se había acercado.

.-Buscamos al padre Aubertier, queremos agradecerle su buen gesto.

.-El padre Aubertier se encuentra en su oficina.

.- ¿Podemos solicitarlo por un momento?

.-Se encuentra ocupado. Acompáñenme.

Caminaron por el pasillo principal que bordeaba la sala. Se detuvo a admirar los cuadros y contempló los arreglos florales. Intento memorizar los diseños más llamativos, ya que los pondría en práctica en su mismo hogar.

.- Allí  se encuentra la entrada de la oficina.

“Acomodó su cabello y alisó su blusa utilizando las manos. Esbozando una sonrisa, al percatarse de su buena fortuna…”

Continuará…