Emerger de la soledad. (2)

La historia se centra en la vida de un sacerdote católico y su constante lucha entre sus deseos terrenales y sus obligaciones morales. Los cuales se intensifican notablemente durante la aparición de un joven llamado David. ¿Podrá el sacerdote hacer frente a esta situación? o ¿El deseo lo consumirá?

“La verdad y la mentira van tomadas de la mano, por el largo camino de la vida. Solo un vestigio de sinceridad, puede lograr que ambas se distancien y así una de las dos, se mostrará victoriosa ante la otra. Lamentablemente… ninguna puede evitar, sentir el dolor, de tan cruel separación.”

Dichos encuentros sexuales se sucedieron con el correr de los días. Siempre a una determinada hora y lugar. Casi convertidos y absorbidos por alguna extraña danza pagana, donde la lujuria y la pasión eran en esencia, el motor de esa melodía.

Nicolás abrió la puerta de su habitación y camino por el largo pasillo de la capilla. Lamentó no poder seguir descansando. Su cuerpo deteriorado por el cansancio y sumado al insomnio crónico, que mantenía desde hacia años, pesaban sobre los hombros de su ya, maduro cuerpo. Pero el solo hecho de recordar y volver a saborear los  momentos pasados, lo libraban de cualquier pesar.

Su itinerario era casi inamovible y debía comenzar cuanto antes con el ritual de la confesión matinal, los devotos esperaban ansiosos la oportunidad de liberar la carga de sus condenadas almas. Se dirigió directo al confesionario, ingreso al interior del mismo, abrió la pequeña reja divisoria y se dispuso a escuchar la primera confesión. El joven rostro de una dama, se divisaba desde el exterior.

.- Ave María Purísima.

.- Sin pecado concebida.

.- Dime hija, ¿que es aquello que te aqueja?

.- Perdóneme Padre, pero he cometido un pecado mortal.

.- ¿Por qué,  piensas eso?

.- He deseado la muerte de mi prójimo.

.- Que te ha llevado a tener pensamientos tan oscuros.

.- Discúlpeme Padre, no merezco la misericordia de dios.

.- Todos la merecemos hija mía,  ahora cuéntame.

.- Es que… tengo conocimiento de que no soy una mujer muy entusiasta. Mis anhelos no son muy importantes y a veces soy un poco torpe o descuidada. Lloro por todo y casi siempre me equivoco.

Las palabras de la joven comenzaban a sonar desordenadas.

.- Trato de ser una mejor persona, ocupándome de todo y tomando clases de buena educación para señoritas.

Unas visibles lágrimas caían por el contorno de su rostro.

.- Hija mía ¿estas bien?

.- Creí que al mudarnos aquí, todo seria realmente diferente, que podríamos ser felices, todo lo malo quedaría atrás. Un nuevo comienzo, después de tantos momentos tristes. Pero él sigue inmerso en su pasado, yo lo escuche, hablando en sueños…

.- ¿Lo escuchó?

.- Desde que lo conocí, otro ser, se ha convertido en la esencia de su vida. Me convencí de que nada cambiaria mi amor en odio y me obligue a aceptarlo. David no es una mala persona, siempre ha cuidado de mí.

Nicolás inmediatamente reconoció la voz que tan amargamente se sinceraba ante él y se levantó rápidamente de su silla.

.- ¡Señora Keller! ¿Es usted?

.-Pero… No entiendo por que no me ama. Yo, yo… lo intento padre, realmente lo intento. Cada día le pido a dios que me permita estar a su lado aunque su corazón este con esa persona.

Sus manos sudaban y temblaban. Su rostro se demacraba cada vez más, su respiración se entrecortaba y sus mejillas tomaban un intenso color rojizo.

.- ¡ Porque !

El intenso grito congeló el ambiente de la sala. El llanto irrumpió en aquel instante.

Nicolás salió del confesionario e  inmediatamente sujeto el casi derrumbado cuerpo de la joven.

.- Por favor Señora Keller, tranquilícese. Tome asiento, le traeré un vaso de agua.

.- ¡No!

.- Eh…

.- Que humillación el mostrar tan desagradable conducta.

El sacerdote se encontraba tan impaciente por abandonar la habitación como así de incomodo ante esa situación.

.- Lo escuché padre, fue horrible…

La joven intentaba mantenerse erguida sobre si misma. Balbuceaba y lloraba. Parecía que por fin había podido liberar la angustia que la carcomió por años. El dolor en su interior dócil y sumiso había hecho mella en ella.

.- Hija mía,  lo siento…

Pero ¿que era eso que había escuchado? Se preguntaba. Nicolás abrazó la joven, mientras llamaba a uno de sus colegas. El desafortunado hecho había ocasionado un revuelo en la tranquila calma de la mañana.

.- Padre Aubertier ¿en que lo ayudo?

.- Por favor, llama a un médico, comunícate con  la familia Keller y pide que vengan a recogerla. En mi agenda encontraras su número.

.- Enseguida.

El clérigo logró comunicarse con la residencia Keller. Dando aviso de lo sucedido con la señora de la casa. Su suegra enseguida dio conocimiento a su esposo y este salió encaminado hacia la capilla.

El medico se hizo presente y en una habitación contigua, atendía a la joven constatando que esta se encontrara bien. Nicolás esperaba afuera en el momento en que David llegó asustado y sorprendido.

.- ¿Qué paso?

.- Ella esta bien, el médico esta revisándola. Como puedes ser tan cruel, la haz llevado al límite de su cordura. ¿Y que es eso de hablar en sueños? -comentaba en voz baja.

.- Tranquilízate y deja tus sermones de lado. Además no sé  de que me estas hablando.

El sonido de la madera gruñir interrumpió la conversación. El medico salió de la habitación, cerrando la puerta a sus espaldas y pidió hablar con ellos.

.- La Señora se encuentra muy bien, solo sufrió un desequilibrio emocional. Pero hay que controlarla ya que en su estado puede ser muy peligroso.

.- ¿Su estado? Preguntó Nicolás, como presintiendo a que se refería.

David lo miró directamente a los ojos y contestó.

.- Mi esposa, esta en cinta.

Este los apartó de la vista de David.

.- ¿Pero todo esta bien doctor? ¿El niño en su interior estará bien?-expresó preocupado el sacerdote.

.- Sí,  no hay que preocuparse, es natural que esté muy sensible emocionalmente. Pero un episodio como el de hoy, puede ser muy dañino para los dos. Eviten darle disgustos.

.- Si doctor, lo tendré en cuenta.-contestó David.

.- Bueno, ya pueden pasar. Hasta otro momento, no duden en llamarme.

Ambos se despidieron del médico. Y el colega del sacerdote lo acompaño a la puerta de salida.

Nicolás le propinó una mirada llena de furia a David.

.- ¿Y cuando pensabas decírmelo? Me haces sentir asqueroso… eres de lo peor.

.- Esto no cambia para nada lo que siento por ti. Nicolás, te amo…-murmuraba cada vez mas cerca del sacerdote.

.- ¡Cállate! Por favor… No puedo creerlo, soy el único culpable de esta locura.

.-¡Escúchame!

Nicolás volteo su rostro y giro su cuerpo para abandonar la sala. David que era de reflejos más rápidos. Lo tomó del brazo y lo detuvo.

.- Otra vez piensas dejarme solo. ¿Verdad? No te basto el hacerlo, cuando solo era un chiquillo.

.- Deja de decir tonterías. No puedes seguir viviendo en el pasado.

David bajo su rostro y se apartó.

.-Alguien podría vernos. O peor, ella podría escucharnos.

David acercó su boca junto al cuello de Nicolás y lo besó. El cuerpo del sacerdote se estremeció y un calor le desbordaba por los poros. Pero esta vez, una  parte más conciente se imponía ante una totalmente bestial.

.- Lo siento, necesito pensar.

David apretó su mano, soltándola muy despacio, mientras le expresaba.

.- Nicolás, perdóname…

El joven ingresó dentro de la misma, dejando la entrada abierta.

Reuniéndose con su esposa, se ubicó a un lado del sillón de roble donde esta yacía descansando. Un angustiado Nicolás observaba desde la puerta, la imagen de la joven pareja reconfortarse y abrazarse.

En ese momento el amor, la culpa y la mentira se habían dado cita a una reunión de a tres, una que no era para nada prohibida, obscena o fuera de los parámetros establecidos a lo que se consideraba una buena conducta. Este era un encuentro más natural.

Era un vistazo a la triste realidad…

Continuará…

Nota de autor: ¡Hola! Estuve con algunos problemas y no pude continuarla, ahorita me puse firme y subiré el resto de esta historia. Saludos…