Eme I: Mi primer encuentro con Eme

Mi primer contacto con la que será mi ama -Eme-

Estábamos a punto de despedirnos, después de nuestro primer contacto. Lo recuerdo divertido y distendido. No suelo atacar el primer día, pero parecía que ella tenía otros planes…

Y se lanzó a comerme la boca. Obviamente no iba a rechazar esa posibilidad y empezamos a besarnos en medio de una de las plazas más concurridas de Madrid.

Cuando vi que su autobús se iba, me di cuenta de que podría ir más lejos de lo que pensaba, y tras pocas palabras nos estábamos metiendo mano discretamente en un taxi, rumbo a mi casa.

Al llegar a casa empezamos a magrearnos salvajemente. Desde el minuto uno su culo generoso me había causado debilidad, y no podía parar de imaginarlo estampado en mi cara, restregándose en busca de placer a toda costa.

En poco tiempo estábamos desnudos y yo ya donde quería, con mi lengua en su coño, relamiendo ávido todos los fluidos que me ofrecía. Los que quería todos dentro de mi boca.

Tenía madera de femme fatale . Se estaba dejando hacer, y ni por un minuto pareció preocuparse por mi placer. Como si supiese que mi debilidad es mi castidad mientras se corren en mi cara una y otra vez…

Me las arreglé para llevarla a donde me gusta: sentada en mi cara. No tuvo ningún reparo ni vergüenza en empezar a cabalgarme la cara, dejándomela empapada entera y oliendo a coño cachondo. Mi polla estaba solitaria, tensa como un palo, chorreando de excitación.

Al poco volvió a decidir sobre su placer y se montó sobre mi polla y empezó a cabalgarme. Fue en ese momento cuando me soltó un bofetón inesperado, tuve que concentrarme para no correrme como un adolescente.

Esta chica prometía y parecía que iba a sacar a flote toda mi vena sumisa… En un momento de relajación para ella me la volví a traer a mi cara. Decidí que era buen momento para ver cómo reaccionaba a mi más oscuro vicio, y en el ya llevaba un rato pensando. Quería mi lengua metida dentro de su culo.

Así que poco a poco fui lamiendo cada vez más abajo hasta que noté ese agujero ya rozando mi lengua… No podía estar más cachondo. A ella le pareció buena idea y me lo ofreció sin complejos. Quería mi lengua dentro de ella y yo se lo iba a dar.

Se reclinó hacia atrás de forma que su culo fue lo único que quedó a la altura de mi boca y empecé a relamerlo…

En ese momento cogió mi polla y se la metió en la boca. Era increíble como la comía. Era una autentica experta y mientras disfrutaba de su culo me preguntaba cuantas pollas se habría comido y cuantas habían entrado en el jugar que estaba adorando.

Sólo cambió de postura para dedicarse un poco a mí y siguió con una brutal mamada. Se notaba que le encantaba, se la metía hasta el fondo y le gustaba quedarse sin aire con ella llenándole la boca. Lamía muy sucio, escupiendo constantemente fluidos que caían sobre su pecho haciéndolo brillar.

Esa actitud de guarra me puso a mil y la puse lista para follármela de nuevo. Tal cual la metí, empecé a lamer su pecho, recogiendo mis fluidos y los suyos, saboreando esa salada y deliciosa mezcla.

Finalmente, se corrió salvajemente y se quedó muy relajada. Me tumbé a su lado, llegó el momento de la verdad… Estaba claro que su intención era dormirse y ni el más mínimo gesto de querer vaciarme...

Me encantó. Egoísta.

Prometía bastante.

Me costó dormirme, pero al final lo logré, con la polla chorreando cachonda, pensando en ese bofetón, en su culo y en que con ella, mis orgasmos, podrían llegar a ser la menor de sus preocupaciones.