Embrujo lesbiano

Como cualquier otra mujer bella y caliente. su vida sexual con los hombreshabia sido exitosa. entonces conocio a nidiay quedo esclava de placeresque jamas habia imaginado.

EMBRUJO LESBIANO

Como cualquier otra mujer bella y caliente, su vida sexual con los

Hombres había sido exitosa. Entonces conoció a Nidia y quedo

Esclava de placeres que jamás había imaginado.

Lo que les voy a contar ocurrió hace dos años, cuando yo tenia 23 años. En aquella época, trabajaba como secretaria, salía regularmente con dos amigos míos y si un día conocía a algún muchacho que me atrajera, no titubeaba en conquistarlo y templármelo en el motel más cercano.

Yo no era una ninfomanía pero disfrutaba meterme una pinga grande y gorda en mi hambriento coño tres o cuatro veces a la semana. Me sentía orgullosa de mi habilidad en la cama y de los favorables comentarios de mis amantes. Había leído unos cuantos libros sobre educación sexual y conocía todos los trucos, aun los más enfermitos para convertir una simple noche de templadera en algo inolvidable.

Había experimentado con cuanta posición erótica existe, me consideraba una experta en mamadas de rabos y me venia bestiamente cuando me hacia una paja mientras mi pareja me observaba.

Me sentía feliz y contenta pues templaba con regularidad, tenia un buen trabajo y estaba satisfecha de estar vivita y coleando. Entonces conocí a Nidia y mi vida cambio por completo.

Ella recientemente había sido contratada como secretaria por mi compañía y almorzamos juntas unas cuantas veces. Era una muchacha hermosa aproximadamente de mi edad y muy buena gente.

Un día me invito a ir a su apartamento a cenar. Fui y descubrí que era formidable cocinera. Después que comimos, mientras estábamos tomando café en la sala, ella me pregunto si me gustaba el sexo. Bueno, ustedes saben lo que pasa cuando dos mujeres se reúnen a hacerse confidencias. Me oí a mi misma contándole acerca de mis amigos y sobre cuanto me gusta tener mi concha ocupada por una dura mandarria.

"Eso mismo me ocurría a mí hasta hace dos años", me dijo.

"¿Qué fue lo que te ocurrió?" Le pregunte.

"Descubrí que prefería templar con otras mujeres". Replico.

La sorpresa casi me hizo derramar el sabroso café que estaba paladeando. Así que ella era lesbiana. La mire con mucha mas atención pues siempre había tenido la idea de que las tortilleras eran de tipo masculino, peludas y con musculatura. Pero Nidia era esbelta, bonita y de atrayente sensualidad.

"Bueno, en el mundo hay de todo", le dije cortésmente tratando de disfrazar lo chocante de su confesión.

Ella sonrió, puso su tacita de café sobre la mesa y poniéndose de pie me pregunto si yo alguna vez en mi vida había hecho el amor con otra mujer.

"No", le dije mientras sacudía la cabeza reforzando la negativa. "Nunca me ha pasado la idea por la cabeza. Me siento muy feliz con los hombres y no soy curiosa".

"Deberías probar con otra mujer", insistió.

" No gracias, por el momento me quedo con los hombres", decline con amabilidad y un poco de nerviosismo.

"No deberías de descartarlo si nunca lo has probado", murmuro. "Mira tengo unas cuantas revistas pornográficas. Solo quiero que les eches una ojeada."

Sinceramente, no había ningún peligro en mirarlas por lo que acepte su invitación y le dije que las miraría mientras ella se dirigió al librero y saco una enorme colección de revistas calientes.

Me encontraba sentada en el sofá y ella se acomodo a mi lado mientras yo ojeaba las revistas. Tal como me había dicho, se trataba de pornografía de la fuerte que presentaba mujeres haciendo tortilla entre sí. En las revistas no aprecia ni un solo hombre y muchas de las mujeres fotografiadas eran extremadamente bonitas.

Uno de los ejemplares mostraba dos atractivas muchachas enfrascadas en un 69. en la pagina siguiente, había una foto en primer plano de una mujer metiendo y sacando su lengua de una raja abierta. Mas adelante, se veía a dos mujeres signando, esta vez con ayuda de consoladores. Lo mismo con las otras revistas: paginas y más paginas de mujeres desnudas templándose, besándose y mamandose el coño unas a las otras.

Debo admitir que cuando termine de ojear las revistas me sentí caliente pero, en realidad, no por ganas de acostarme con otra mujer sino caliente en general, una especie de excitación vaga por haber contemplado tanta carne desnuda.

"Bueno ¿Qué te ha parecido?" Me pregunto Nidia.

"Es interesante", le respondí. "Pero no puedo imaginarme como una mujer puede tener con otras mujeres orgasmos tan buenos como los que se obtienen con los hombres".

"En el pasado, he templado con bastantes hombres", dijo "Te puedo garantizar que el orgasmo que tu logras con otra mujer es tan bueno como el que tienes con una pinga metida en tu chocha".

"Pero siempre me vengo cuando siento los chorros de leche caliente salir de su tubo e inundarme la "vagina", proteste. "Un gigantesco orgasmo. Si yo hiciera tortilla con otra mujer, entonces no podría experimentar esa venida."

"Eso es cierto". Sonrió Nidia colocando su mano derecha en mi hombro. "Pero hay unas cuantas compensaciones. Mamarle el bollo a otra mujer provoca en mi un orgasmo tan grande como los obtenidos en compañía de un hombre. Estoy segura que si tu pruebas a meter tu lengua en un coño lo vas a disfrutar de lo lindo."

Le dije que lo dudaba y me marche para mi casa un rato mas tarde. Aquella noche tuve unos cuantos sueños y en todos aparecían esculturales mujeres desnudas templando entre sí usando gruesas velas de cera o, si no, entonces se trataba e interminables mamadas de coño o de tetas. Los sueños parecían tan reales que cuando me levante descubrí que mi chocha estaba totalmente empapada de crema surgida de lo mas profundo de mi cueva amorosa.

Al otro día, en el trabajo, Nidia me invito a ir de nuevo a su casa. Acepte pues a pesar de mi misma, quería revisar de nuevo aquellas revistas pornográficas.

De nuevo nos sentamos en la sala de su apartamento y recorrimos pagina por pagina su formidable colección de jodedera y según yo iba mirando las fotografías, sentía como mis jugos íntimos iban humedeciéndome la entrepierna.

Nidia me miraba sonriente y muy sexy cuando me invito de nuevo a hacer la prueba:

"A ver, deberías intentarlo. Haz el amor conmigo esta noche. Si no te gusta no tienes que seguir. Pero uno nunca sabe, va y te arrebata, si te gusta, piensa en cuanta felicidad extra vas a añadir a tu vida sexual."

Me puse a pensar. Decidí, después de analizarlo seriamente, que nada tenia que perder en realidad. Siempre existía la posibilidad de decirle que se detuviera y no continuase. E incluso, si la jodedera me gustaba, eso no significaba que me fuera a convertir en una lesbiana, al contrario, seria bi-sexual y podría obtener todo el placer de ambos sexos.

"Esta bien, voy hacer el experimento", concluí.

Si en aquel momento yo hubiese sabido las consecuencias de iniciar este tipo de relación con ella, hubiese salido de aquel apartamento a la máxima velocidad que me permitieran mis piernas....

Nidia me tomo de la mano y entramos en su dormitorio. Entonces se desvistió y la visión de su saludable cuerpo me provoco las mismas sensaciones de cachondez que tuve cuando estaba ojeando las revistas pornográficas.

Llegado mi turno, me quite la ropa y ella miro mi cuerpo desnudo e indefenso de arriba abajo y suspiro de placer. No podía quitar su mirada de los invitadores labios de mi raja y, esto por razones desconocidas, me provoco un escalofrió de placer y sin saber lo que hacia, me incline para que mis manos acariciaran el interior de mis muslos y, cuando alcance la papaya con dedos trémulos aparte la entrada de mi hueco para que ella enloqueciera con mis tesoros ocultos.

En efecto, sus ojos se abrieron aun más de lujuria y pasión y, con movimientos de pantera en celo, se acerco a mí y cayo de rodillas, mirando casi hipnóticamente mis labios abiertos mostrando el nácar de los pétalos y el delicado canal que conduce al clítoris.

De nuevo, un escalofrió al pensar en esta lesbiana haciéndosele la boca agua con mis húmedos encantos.

"Acuéstate en la cama", casi me ordeno. "Quiero chupar ese bollo maravilloso."

Me estire encima de las sabanas, todo mi cuerpo temblando de anticipado placer. Entonces, grite de pasión y lasciva al chorrearme cuando sentí la punta de su lengua entrar en contacto con los labios carnosos de mi vagina. Fue una extraña emoción.

Por supuesto muchos hombres me habían dado lengua y mamado la chocha pero ella era la primera mujer que lo hacia, así que el orgasmo fue mucho más intenso que los logrados con la lengua masculina. De hecho, la venida fue tan explosiva que me encontré suplicándole que me metiera toda su lengua en mi caliente y mojado coño.

Su lengua, como un dardo encendido, me frotaba los inflamados labios de la crica y me volví a chorrear entre estertores. Sentí como mi espesa y tibia crema me corría por los muslos. Pasado un rato, ella levanto la cabeza y me pregunto si me gustaba la chupada que me estaba dando.

"Si, me vuelve loca". Exclame. "No pares y meteme tu lengua hasta que me la sienta en el fondo."

"Todo en su momento." Me dijo.

"No tenemos porque apurarnos. La crema de tu bollito tiene un sabor maravilloso. Es una delicia tomársela tan caliente y pegajosa."

Entonces con sus dedos abrió completamente mi concha y miro embrujada por un momento. Con delicadeza, sus dedos abrieron la pequeña guarida que protege mi latiente pepa que quedo descubierta en su rosada belleza.

"Ah, que apetitoso clítoris tienes", dijo en un susurro e inclino la cabeza hacia delante, de tal manera que con una ligera succión aprisiono la pepa entre sus pulposos labios. Suavemente empezó a chuparme la pepa del clítoris mientras yo me contorsionaba y gemía al llegar al clímax con varios orgasmos que sacudieron mi cuerpo agotado.

Volvió de nuevo a mamarme la pepa, que latía frenéticamente y adquirió una dureza que nunca antes yo había conocido. Entonces, sus chupones se hicieron cada vez más intensos mientras sus dedos me acariciaban febrilmente la papaya. Era tanto el placer que experimentaba con su lengua, labios y dedos concentrados en mi ardiente agujero, que por momentos, pensé que me iba a desmayar.

Nidia dejo escapar mi pepa de entre sus labios, echo la cabeza hacia atrás y después de pasarse la lengua por sus labios, respiro profundo y enterró su lengua en lo hondo de mi raja. Mi cuerpo entero estaba convulsionado de éxtasis. No recuerdo donde había leído que solo una mujer sabe como darle una mamada a otra mujer pues conoce todos los puntos vulnerables de una raja y sabe donde y como provocar el máximo placer. Parece que lo que había leído era correcto pues Nidia estaba haciendo cosas con su lengua dentro de mí que antes me hubieran parecido imposibles. Llego un momento en que perdí la cuenta del numero de veces que me había chorreado. Finalmente, saco la lengua de mi encharcada madriguera, levanto la cabeza y después de relamerse golosamente los labios con la lengua, me pregunto:

"¿Te gustaría dar tu primera mamada lesbiana de bollo? Me harías feliz si te iniciaras conmigo."

Le dije con sinceridad que su chupada había sido fantástica y la mire intensamente. Me fije en sus erectas tetas en que se destacaban los endurecidos y rozados pezones y le pedí que primero me los dejara mamar por un ártico. Sonriente, se estiro en la cama y me dijo.

"Veo que té estas convirtiendo en una tortillera, bienvenida."

Supongo que ella tenia razón pues estaba arrebatada por chuparle sus dos globos aterciopelados y meter mi lengua en su hueco oloroso. Si, era una lesbiana o, mejor dicho, yo no pensaba que lo era en aquel momento. Lo que pensaba era que me estaba convirtiendo en una mujer bi-sexual y no encontraba nada malo en eso. Como quiera que fuera, ella estaba encima de la cama, estirándose voluptuosa entre las sabanas, sus tetas duras sobresaliendo con los pezones apuntando para el techo. Solamente de mirarlos, me inunde de deseo y olvide toda prudencia.

Me puse a su lado y le pase la lengua a uno de los pezones. Ella suspiro de placer y con sus manos empujo mi cabeza contra su pecho, de forma

Que su pezón entro profundo en mi boca.

Me sentí maravillosamente bien. Según lengüeteaba y chupaba el pezón, este se iba poniendo mas duro e hinchado. Era la primera vez que mamaba el pezón de otra mujer y debo reconocer que lo estaba disfrutando a plenitud. Entonces hice lo mismo con el otro pezón y ella tomo las tetas entre sus manos y las apretó para que los pezones quedaran uno al lado del otro y yo pudiera acariciarlos de una sola lamida o chupada. Abrí la boca bien grande y, hambrienta, devore esas suculentas tetas sintiendo casi en mi garganta la tersura de sus dos pezones palpitantes.

Pasado un tiempo, deje escapar los pezones de mi boca y baje la vista en dirección a su ardiente hoyo y, para mi delicia pude contemplar los trémulos labios tentadoramente abiertos mientras escapaban sus tibios efluvios empapando las sabana. Era un panorama extremadamente erótico y pensé que solo unas horas antes, consideraba que hacer el amor con otra mujer era una perversión.

Sin titubear dos veces, me lance a lo profundo de su cuerpo, donde ,e esperaba ansiosamente su anhelante chocha. Me coloque entre sus bien abiertas piernas con la cabeza cercana a su raja y respirando profundamente, aspire el aroma que desprendía y que me inundo los pulmones. Entonces separe con mis dedos los delicados pétalos de su flor y enterré mi lengua en su hueco. Era la primera mamada que yo daba de ese tipo y me pregunte porque había esperado tanto pues era una experiencia extraordinaria. Metí aun más profundamente la lengua y sentí como ella reaccionaba a mis caricias gimiendo desesperadamente y moviendo sus caderas con frenesí al sentir una oleada de orgasmos desencadenarse en su papaya. Cada nuevo orgasmo que experimentaba, me inundaba la boca con sus deliciosos y tibios fluidos.

Así me mantuve por casi veinte minutos. Satisfecha me coloque a su lado y, toda vía no me había dado cuenta, y Nidia me había clavado una vela de cera en la raja. Sus manos expertas mela metía y sacaba rítmicamente en un bombeo profundo que me hacia dar una cintura bestial. Sentí mi crema salir a borbotones en varios orgasmos que me dejaron sin aliento. Sacando la vela me la entrego en mis manos para que yo se la metiera en su ardorosa crica. Así lo hice y le bote una tremenda paja que la hizo venirse entre gritos y espasmos.

Confieso que aquella noche la pase muy bien. Nidia me enseño todo acerca de la singueta lesbiana, me explico viejos trucos de tortilleras y la mejor parte fue cuando hicimos el 69, su lengua entrando y saliendo vorazmente de mi hueco mientras yo le chupaba su ardiente crica.

Al llegar a mi casa mucho mas tarde, me acosté y me sentí muy feliz y satisfecha. En aquel momento yo me consideraba bi-sexual, en otras palabras, lo mismo podía disfrutar e sexo con los hombres que con las mujeres. Pero no me sentía en la necesidad de tener un hombre al lado, lo que tenia ganas es de hacer tortilla con Nidia cuantas veces fuera posible, pues ella me había hecho gozar como nadie antes. Pensé en estar templando con ella por un par de meses, aprender todas las técnicas lesbianas y entonces salir con un hombre para sentirme una pinga bien adentro.

Estaba segura de que iba a vivir en el mejor de los mundos. Con estos planes en mi cabeza, comencé a verme con Nidia cada dos días. En verdad, me creía enamorada de ella pero apenas habían pasado unas dos meses cuando ella me informo que se tenia que marchar de la ciudad por unos cuantos días. No me considere muy desgraciada ya que su ausencia significaba la posibilidad de salir con alguno de mis simpáticos amigos y pasarme una noches sintiendo una buena mandarria atravesándome de lado a lado. Me entretenía con la tortilla entre Nidia y yo pero ya era tiempo de sentir de nuevo los calientes chorros de leche inundando mi vagina. Era una sensación de la que casi me había olvidado.

Llame por teléfono a Nico, un muchacho con el que había salido y templado en varias ocasiones. Lo escogí a el en particular porque es poseedor de una de las morrongas mas grandes y duras que han pasado por entre mis piernas. Así que le pedí que pasara por mi apartamento.

Se apareció a las ocho de la noche con una botella de vino en la mano. Nos tomamos un par de tragos y nos fuimos para el dormitorio. Allí se desvistió y quede sorprendida de que la aparición de su impresionante manguera no me hubiese puesto cachonda como había ocurrido en otras ocasiones.

Me quite las ropas y nos metimos en la cama. Me beso en la boca y aunque lo recordaba como experimentado besador, ahora su boca y sus labios me parecían duros y ásperos y de nuevo quede sorprendida de no gozar su lengua en mi boca de la forma acostumbrada.

Entonces se encaramo encima de mi y me relamí gustosa pues esta era la parte por la que tanto había esperado. Llevaba dos meses sin meterme una pinga, solo aprendiendo trucos tortilleros con Nidia. Ahora iba a satisfacer las ansias de ser clavada por una espada de macho. Con un ligero movimiento de sus caderas, Nico posesiono su trabuco frente a la entrada de mi caverna y lentamente me la fue metiendo hasta que sentí sus cojones rozándome las nalgas. En realidad, eso no me provoco placer o éxtasis. Con esto no quiero decir que no me gustara, es que había la ausencia de un placer irreversiblemente perdido. Sentía como si mi coño hubiese sido ocupado por un anónimo cartílago duro.

Posiblemente el se confundió y tomo mi silencio por arrebato pues comenzó a bombearme con su tremenda fuerza, metiendo y sacando su polla a lo largo de su longitud. Es mi costumbre tener varis orgasmos durante un palo. Los hombres solo tenían metermela para que yo empezara a venirme. Pero en aquella ocasión no sentía nada. Absolutamente nada.

Su verga estaba bien adentro de mi bollo y con el pistoneo sus huevos rítmicamente golpeaban los labios vaginales pero yo no sentía nada a pesar de los esfuerzos de Nico por hacerme gozar.

Sin embargo, no anticipaba ni remotamente la llegada de un orgasmo y eso me preocupaba seriamente. Pensé que pudiera achacarse a que me hallaba fuera de practica y todo volvería a la normalidad cuando el se viniera y yo lo acompañarla sentir su leche llenar mi coño. Así que empecé a menear mis caderas y las paredes de mi vagina se apretaron contra su inflamada herramienta. Con un grito salvaje Nico se chorreo y me la enterró hasta el gollete para que yo sintiera su ardiente leche disparándose en todas direcciones dentro de mi vientre. Desafortunadamente, me sentí algo disgustada de tener ese semen espeso y pegajoso nadando dentro de mi.

Molesto por mi falta de reflejos y ganas, Nico se vistió y salió de mi apartamento furioso después de acusarme de ser mas fría que un esquimal. Yo estaba hecha un mar de lagrimas pues no comprendía que es lo que había fallado de forma tan lastimosa.

La noche siguiente, lleve a otro hombre a mi apartamento, esta vez se trataba de un desconocido que elegí sin ninguna razón en particular. Echamos un palo pero yo no tuve un orgasmo.

Entonces me di cuenta que me había enviciado con Nidia y su templadera lesbiana. Por lo que unos días mas tarde, fui a su casa sabiendo que ya había regresado de su viaje. Pensé que si ella me había capturado con sus tortillas, tan capturada que no podía venirme con un hombre, ella misma era la persona indicada y capaz de liberarme del embrujo en que me hallaba.

La propia Nidia fue quien me abrió la puerta y dio la impresión de estar algo sorprendida por mi presencia. Me hizo pasar a la cocina y allí le conté mi historia y como había templado con dos hombres distintos sin lograr un solo orgasmo. Le dije que necesitaba de su ayuda para escapar de la prisión lesbiana.

Ella me dijo que no-tenia forma de ayudarme y que yo me había metido en esta cuestión con los ojos bien abiertos, si no me podía chorrear con los hombres era cuestión de mi mala suerte.

Entonces le pedí que echáramos un palo pues al menos con su tortilla alcanzaría el orgasmo que con tantas ganas anhelaba. Pero ella negando con la cabeza, me dijo que esta esperando a otra muchacha que estaba al aparecer en cualquier momento. Una muchacha que ella iba a educar en la forma de hacer el amor lesbiano.

Entonces me di cuenta que Nidia solo persigue a las mujeres que nunca han hecho tortilla anteriormente. Abandone su casa con el rostro cubierto de lagrimas.

Así que esta es la forma en que una lesbiana arruino mi vida. Desde entonces he estado saliendo con innumerables hombres con la esperanza de que algún día me venga al sentir mi bollo atravesado por una verga grande y dura. Hasta el momento, no he tenido éxito.

Lo que significa que cuando quiero tener un orgasmo tengo que salir y conseguirme otra lesbiana o una mujer bi-sexual. Únicamente cuando tengo la lengua de otra mujer profunda en mi coño puedo venirme.

Es una situación muy lamentable pues ansió tener un orgasmo provocado por un hombre pero cada vez que una morronga entra y se desliza dentro de mi concha espero desesperadamente alcanzar un clímax que nunca llega.

Después de dos años intentándolo toda vía no he podido. No es que me encuentre desesperada y haya perdido el interés, al contrario, salgo con cada hombre que conozco. Jamás me niego a templar con los hombres que me invitan.

Supongo que algún día desaparecerá la influencia que Nidia ha tenido en mi vida sexual, lo deseo con todo mi corazón. Pero como ya he dicho, cuando deseo tener un orgasmo, tengo que hacer tortilla con otra mujer. Me odio por tener que hacerlo y me odio cuando meto mi lengua en cu caliente chocha y se la mamo pero, por el momento no hay otra solución.

No puedo contra este EMBRUJO LESBIANO

FIN.