Embriagué a mi esposa para mi amigo

Fue bueno volver a ver a mi compadre de la juventud, y riquísimo participar en un juego donde él y yo teníamos un plan y ella era nuestro juguete sexual

Me alegré muchísimo cuando mi mejor amigo en el tiempo del servicio militar me dijo que se habia venido a vivir a mi ciudad. Todos los amigos y conocidos que tenía acá eran por parte de mi mujer y yo extrañaba poder compartir con alguien que fuera más amigo mío que de ella.

Mi esposa, Sofi, aceptó acompañarme a verlo el día sábado, y yo ya tenía mi plan hecho luego de que é comentó que vio fotos de nosotros en nuestra red social y me dijo que mi mujer era todo un bombon.

ya en casa de él nos pusimos a compartir, conversar y bailar, y yo me fui encargando de que la copa de mi Sofi siempre estuviera llena. Eso la tuvo de buen humor, y la hacía bailar, lo que le daba calor y sed, y bebía más... con mi amigo fingíamos beber, pero cuando ella se descuidaba echábamos nuestros tragos en su copa. Yo sé que podríamos haber hecho eso mismo estando sobrios, pero para revivir antiguas aventuras del tiempo del servicio necesitábamos a una hembra ebria, y esa sería mi mujercita.

Para cuando estaba lo suficientemente bebida como para no tenerse en pie la acostamos y la desnudamos, y nos acostamos desnudos a su lado, mirándola, admirándola, sabiendo lo que iba a pasar. Nos pusimos a besar su piel, los muslos, los brazos, las tetas, su cara y nos entreteníamos comentando su linda figura, sus lunares, y él aprovechaba de preguntarme qué tal era ella en la cama, y si tragaba el semen, o si se dejaba ensartar por el culo. Yo contestaba con mucho gusto sus preguntas a la vez que lo veía manosearla y mamarle las tetas. Gozamos al máximo ese preámbulo de tenerla desnuda, a nuestra merced, pero sin penetrarla aún, aunque sabíamos que eso era inevitable pues eso es lo que hace un hombre ardiente con una putita ebria.

Cuando me dijo que ya quería ensartarla yo mismo me di el gusto de lentamente abrirla de piernas para él. Y mi amigo se dio el gusto de meterle sólo la puntita, mostrándome que iba a jugar con mi mujer a su regalado gusto durante esa noche. Mientras lo hacía, sólo la puntita, nos fuimos recordando de distintas aventuras de nuestro tiempo del servicio, y lo mezclábamos con que él lamía las tetas de mi esposa o la besaba en la boca. A mí como marido cornudo me excitaba enormemente ver a mi amigo con total poder sobre mi mujer, dándole puntita, acariciando su clítoris con la punta de su vergota, viéndola totalmente desnuda, tomándola fuerte del cabello como si mi amorcito fuera una muñeca inflable.

Recordábamos cosas, nos reíamos, nos excitábamos, y él aprovechaba de meter su verga más profundo en la mujer de mi vida. Ella a ratos como que tendía a reaccionar, pero el efecto del alcohol no la dejaba, y podía decir algo ininteligible y luego volver a desmayarse. Eso nos daba morbo, el pensar que se podría despertar y darse cuenta de que estaba siendo usada por él en medio de su borrachera. Yo jamás había participado en un juego así con ella, y ya que esa era mi primera vez que la entregaba a otro estando ella ebria, mi intención era disfrutarlo al máximo.

A ratos mi compadre la ensartaba rico, dándole duro y enterrando el vergón hasta el fondo, y a ratos se quedaba quieto en parte para prolongar su placer, y en parte porque recordaba cosas, aventuras, de nuestro pasado y las comentábamos y nos reíamos. Por momentos él mientras la ensartaba la tomaba fuerte del cabello y le decía al oído "puta sucia, perra callejera... para esto te embriagaste!" Por supuesto que él lo decía en un tono que yo pudiera oir, pues él humillaba a mi esposa para experimentar el humillarme a mí, entendiendo que ese era su momento de gloria: ahora él era el macho Alfa de nosotros, pues yo mismo le había llevado a mi esposa a su casa para que él la gozara. O sea que con eso yo me demostraba inferior a él. Y lo peor, y más delicioso, era que eso era cierto. Como cornudo yo necesitaba que otros hombres se cogieran a mi mujer, y ahora que él estaba ahí yo disfrutaba enormemente de que un macho que me conociera de hace muchos años viera que yo era un marido cornudo y que mi esposa era la perra a su servicio.

Y ahora él ya no podía contenerse y la fue cogiendo rico, y pasó una mano por detras de la cadera de mi mujer para acariciar con los dedos el culo de mi hembra, sobre todo su hoyito anal al mismo tiempo que la ensartaba más y más. Los dos comentábamos a la hermosa y sucia puta que teníamos para entretenernos ahí, y mi Sofi como que anduvo despertando un poco por la cogida, pero no alcanzó a decir mucho pues mi amigo aprovechó para besarla en la boca, y ella, ebria como estaba sólo atinaba a responder sus besos. Ella reaccionaba con placer a las embestidas de mi amigo, aunque yo no estaba seguro si ella sabía que estaba cogiendo con él o pensaba que era yo a quien tenía encima. No pude más y tomé la mano de mi amorcito y con ella me fui haciendo una paja mientras mi compadre la ensartaba rico, a todo galope y se notaba que seguía acariciando con sus dedos el hoyito anal de mi amada esposa.

Fue todo tan maravilloso que tanto él como yo comenzamos a eyacular: yo sobre las sábanas, y él adentro del amor de mi vida, llenándola con su leche. Fue un instante en el paraíso, donde gozamos de esa pervertida aventura sexual recordando nuestros tiempos de juventud, y usando para ello a mi esposa.

Cuando estuvimos listos nos turnamos en posar al lado de ella y tomar fotos con nuestros telefonos. Yo incluso lo entrevisté sobre lo rico que había sido para él tener sexo con mi mujer, y él con gusto respondía y comentaba el lindo cuerpo de ella.

Nos quedamos dormidos en la cama los tres, y un par de horas más tarde desperté al sentir la luz del baño que daba sobre mi cara y descubrí que Sofi había despertado y estaba ahí orinando con la puerta abierta. Le hablé y me di cuenta de que aún estaba borracha, aunque ya menos, pues me pidió que nos fuéramos a casa. La ayudé a vestirse y la subí al auto, dejando las bragas de ella sobre la almohada de mi amigo como recuerdo y trofeo.

Como ella esperaba en el auto con la puerta abierta a que yo encontrara su cartera en algún lugar de la casa de mi amigo, el aire fresco la fue reanimando. Para cuando volví con la cartera y me senté a su lado, ella estaba un poco más conciente y comencé a conducir. Ahí ella me preguntó si había pasado algo con mi amigo, refiriéndose por supuesto a haber tenido sexo con él. Le dije que ella se había embriagado y que lo había seducido con sus besos y que por supuesto que yo no había tenido nada en contra de que me dieran cuernitos. Le dije que ella se le había ofrecido como una desvergonzada puta y que se lo había llevado a la cama para que gozaran.

Sofi parecía estar un poco avergonzada, pero más que nada intentaba decirme que no recordaba nada de nada de cómo había llegado a la cama con él. En un semáforo le di mi telefono para que viera el video donde yo lo entrevistaba a él luego de haber tenido sexo con ella. El estaba desnudo sentado en la cama, feliz, y ella acostada con las piernas abiertas y la leche recién saliendo de su conchita. En realidad ese video no probaba nada, pero como ella aún tenía alcohol en el cuerpo lo tomó como que efectivamente ella se lo había llevado a la cama y luego de acabar se había dormido, mientras que mi feliz amigo contaba sobre lo delicioso que se la había cogido.

Ya en casa nos acostamos, y Sofi algo menos ebria ahora me pidió perdon por haber seducido a mi amigo de la juventud, revelando con eso que ella era una Hotwife que me ponía los cuernos estando yo ahí mismo. Le dije que la amaba y que la perdonaba, y que yo había disfrutado viendo todos los orgasmos que ella había tenido gracias al vergón de mi amigo. Ella se alegró, y bromeando un poco me dijo: estoy tan ebria que ni recuerdo esos orgasmos... quizás me tenga que volver a acostar con él para recuperarlos. Nos pusimos a reir y me excitó que ella hablara así de mi compadre. Le dije que se me había puesto dura la verga y Sofi, muy amorosa, me dijo que me subiera encima para satisfacerme. Cuando yo ya estaba adentro de ella me dijo: es lo menos que puedo hacer si ya dejé satisfecho a tu amigo. Nos reímos, y tanto eso como el sentir la leche de mi compadre adentro de mi amada esposa hicieron que yo eyaculara maravillosamente, y mi Sofi se movía y me acariciaba y me besaba para demostrarme que me amaba, y para compensarme por haber revelado nuestro secreto de cuernos a mi amigo. Le dije que ahora que él lo sabía bien podíamos seguir teniendo sexo con él y pasándola bien los tres. Y ella me dijo: por supuesto, además que él me debe esos orgasmos que no puedo recordar. Nos volvimos a reír, y nos dormimos abrazados y planeando volver a ver a mi compadre y hacer cosas bien ricas con él en la cama. En silencio disfruté de que mi esposa me hubiera pedido perdón por "lo que hizo", cuando en realidad mi compadrito y yo disfrutamos de la aventura de tenerla como nuestra "muñeca inflable" y usarla rico, con la misma complicidad que durante nuestros tiempos de juventud.