Embarazada y zoo (5)
Continuo relatando mis aventuras con Lourdes y Rocco
EMBARAZADA Y ZOO (Quinta parte)
Este sería mi último relato, dado que de continuar
haciéndolo, reiteraría lo ya relatado, al igual que los anteriores, espero mis
queridos lectores lo disfruten, he tratado de narrar, las partes más elocuentes
y los momentos mejor disfrutados
Gracias por vuestra notas de agradecimiento, eso me ha
llevado a seguir escribiendo.
Continuando…….
A pesar Rocco, de estar aparentemente recuperado, Lourdes se preparo para copular
con su mascota. Después de haberla lamido, como para ponerla a punto, dio
algunas vueltas pero sin mayor entusiasmo. Me había hecho la ilusión de verlos
apareados, pero no parecía ser factible.
Había cambiado la temperatura así que nos colocamos,
unas batas, prendimos la estufa, y nos acurrucadas en el sofá mirando
televisión, esperando el momento preciso. Entre el sonido del aparato, el
calorcito que nos producíamos terminamos dormitándonos. El perro cerca del
hogar hizo lo mismo, aparentemente con deseos de descansar. Al sentir una mano
acariciando mi rostro, me di cuenta que estaba apoyada mi cabeza sobre el
regazo de Lourdes. En un estado de relax, y distendido, sentí como sus manos comienzan
a abrir mi bata, hasta dejar totalmente al descubierto mis cálidos y sensibles
bustos, cerré mis ojos para disfrutar plenamente de sus mimos.
Comenzó a juguetear con mi pezón, hasta producir su
rigidez, su boca no tardó en apoderarse de las puntas de mi botón, para
comenzar a mamarlos con mucha avidez, no tardaron sus dedos en apretar mis
puntas, produciéndome un cierto dolor, pero a su vez un grato placer. Lourdes
era una golosa irrefrenable, y se volvía loca por mis mamas, atragantándose con
ellas, dejando de lado todo tipo de amabilidad, me devoraba con total avidez,
me enloquecía de tal manera, que
terminaba entregándome a su loca pasión, erizando mis pezones y aligerando mis
tetas colmadas de mi leche materna.
Acercando su boca a mi oído, me susurra “Me excita tu estado de preñez, de cómo te
estimulas, de tus tetas cargadas de ese liquido lechoso. Te haríamos de todo
entre Rocco y yo.
Me produzco un cosquilleo interno saber que los
cautivaba, contestándole :
Si?, pues haz lo que te plazca,
me encanta que se sustenten de mi cuerpo, pero antes me harás un gusto.
“Bien, que quieres que haga? Me responde, mientras abría mas mi bata, dejando al
descubierto mi desnudo cuerpo.
“Verte copular con tu mascota” le contesté.
Sin hacerse rogar, se acercó a Rocco, que aun dormía,
se arrodilló y empezó a despertarlo,
cuando miro la hora y veo que eran más de las 9 de la noche, me dio un ataque.
Sabía que de quedarme eso sería para largo, así que de mala gana, me vestí
rápidamente y me fui de igual manera. Al llegar a casa de mi madre, me
regaño por la hora, teniendo la misma
discusión con mi esposo, por llegar tan tarde. No objeté nada, ya que tenían
razón, pero por la noche traté de complacerlo, a pesar que no tenía demasiados
deseos. Mi obsesión de verla a Lourdes con su mascota, me ayudaron a
estimularme lo suficiente, como para tener una buena relación.
Dejar los fines de semana la niña con mi madre, y a su
vez abandonar a mi marido por unas horas, se había tornado bastante
dificultoso. Me sentía como castigada, además mi panza aumentaba
progresivamente, y no deseaba tener problemas con el bebe, considerando que aun podía permitirme
hacerlo, dificultad que le comenté a mi amiga, para tratar de superar este
inconveniente, y me dice “No te preocupes
faltaré un día a mi trabajo y estaremos
tranquilas “.Esperé más que ansiosa la llegada de ese momento, después de
10 días de espera, no sé con qué excusa, faltó a su trabajo.
Estaba deseosa de llegar a su casa, apenas dejé a mi niña en el hogar de mi madre, para que
la cuidase, y sabiendo que mi esposo llegaría tarde, prácticamente corrí a la
casa de mi amiga, para estar juntas el mayor tiempo posible.
Al llegar a la
casa de Lourdes, pensaba si se acordaría de lo pactado. Pues cual fue mi sorpresa al abrirme su puerta, estaba con
una quimono, corto y transparente, que revelaban su desnudez y unas medias
negras que le llegaban casi hasta la entrepierna, que realmente me impactó.
Después de darnos unos apasionados besos, me hizo sentar en el sofá, trajo a
Rocco, y comenzó a tocar sus genitales, hasta que comenzó a desenvainar su punta roja, apenas
lo logró, su boca buscó la verga para
iniciar una lenta mamada.
Ya el perro empezó a buscarla como para penetrarla,
intentándola tirar al suelo y obtener su objetivo, Lourdes siguió jugando
evitándolo y a su vez provocándolo.
Esa escena ya me estaba produciendo un sin número de estimulaciones, iba a ver por
primera vez a una mujer siendo penetrada por su mascota, cosa que a pesar de
haberlo experimentado en carne propia, no dejaba de originarme una gran
expectativa y por supuesto una gran exaltación.
Como intentando atraer a su mascota, se quitó el
quimono, quedando solo con sus bragas, verla así me producía una gran fogosidad, después de continuar
retozando con él, se termino sacando su prenda,
y volcándose sobre la alfombra, con su cuerpo desnudo que se contactaba con el
pelaje del animal.. Abrió sus piernas a la espera del sexo oral perruno. Rocco comenzó a explorar su sexualidad,
iniciando su característica lamida, humedeciendo la vagina de mi amiga, que se
agitaba ante la intervención de su perro. Veía que las lamidas que le efectuaba
a Lourdes no dejaban de aumentarle su exaltación tanto como la mía, se
friccionaban como dos amantes totalmente ardientes. Los pezones de mi amiga se
habían erizado, y la verga de Rocco ya revelaba su punta roja.
En un momento dado, Rocco apoya su contextura sobre el
de Lourdes, sacudiéndose en su intención de penetrarla, tomó su bulto, en el
que ya estaba surgiendo su verga, para iniciar una lamida de una manera muy
sensual, el perro se quedó estático, disfrutando, de tan específico acto.
Lourdes tocaba su sexo, sin dejar de actuar sobre el miembro del animal,
introduciéndolo en su boca de una forma sorprendente.
El solo hecho de observar la escena, hacia que cada
segundo mi excitante cuerpo, se llenara de nerviosismo, poder llegar a ver a ese animal coger a mi amiga con toda su
energía, me fascinaba apasionadamente. Percibía que entre ambos se había
llegado al máximo del clímax. La verga de su perro, aun se mantenía dentro de
la boca de Lourdes que inicio un ritmo
acelerado, un flujo, mezcla de su saliva y la secreción del miembro del perro,
brotaban por la comisura de sus labios.
Lourdes se giró, posesionándose en cuatro, dispuesta a
entregarse a su mascota, en ese instante pensé en la forma sumisa y sin recatos
que nos entregábamos a un animal, ver como en cuatro, Lourdes estaba a la
espera de ser copulada por su perro, me produzco una sensación de morbosidad y
a su vez me excitaba. Noté como el cuerpo de Lourdes se estremecía, y los
extremos de sus .se agudizaban, a la espera del desenlace previsto. Cuando
Rocco, comenzó a lamer sus huecos, como para excitarla o lubricarla para
obtener una mejor intromisión de su verga.
De manera instintiva y sin mayor sobriedad, apoyo su pesado cuerpo
sobre el de mi amiga, que con fuertes enviones intentaba penetrarla, después de
varias tentativas, un grito de Lourdes indicaba que ya había sido atravesada,
por ese aparato bastante crecido, un alucinante bombeo se inicio en su matriz,
mientras las patas delanteras de su apasionado, se aferraban a su cintura, como
impidiendo que se escapara. Esa escena
hizo que me abriese mi pantalón, para introducir mis dedos, en mí más que
húmeda vagina.
Ver entrar y salir el tronco del animal, de la cavidad
de Lourdes, sumado a sus gemidos y los jadeos del animal, era algo subyugante,
verla como era cogida. Traté de intervenir, acariciando a Lourdes, quien me
detuvo, indicándome que solamente observara, que después entraría en acción. Obedecí
su pedido, para seguir observando, tratando de no perder detalle. Fundo o más
bien creo que la parte más excitante era ver a Lourdes, gemir, mientras su
mascota no se detenía, notar la
totalidad de su verga, cobijada en el útero de esta mujer, y como el animal se
hace dueño de ella, era su hembra, era su perra en definitiva. Mi estado estaba
más que alterado, me había quitado los pantalones y a través de mis bragas
comencé a masturbarme, mi sostén y mi blusa,
delataban una gran mancha, producto de mi leche y la agitación que me
embargaba.
Percibía como la leche del perro afloraba de la vagina
de Lourdes, mientras mantenían el acople, para quedar depositada sobre la alfombra. Veía gotear su matriz, por los
líquidos que le había evacuado Rocco, mientras aun conservaba su instrumento en
el interior de su útero, quien de una manera poco delicada, en un momento la
sacó de su encierro, Lourdes agitada, aun se mantenía en cuatro, mientras unas
lamidas del perro, daba por finalizado el encuentro. No me pude contener y me
arrodille para mamar su vagina,
absorbiendo esa mezcla de jugos, que me enloquecieron, mientras nos
besamos intensamente.
Apenas Lourdes se fue recuperando, comenzó a quitarme
mi blusa manchada también, levantando mi sostén, para apreciar mis pechos
agitados, producto de mi exaltación ante el espectáculo desplegado, mamó como
desesperada mis pechos enardecidos, buscando con su mano mi sexo húmedo.
En ese instante, sentí que era mi poseedora, que lo
que me propusiese estaba dispuesta a realizar, es posible que mi fogosidad
necesitara ser aplacada.
El perro aun mantenía su miembro dinámico, a lo que
Lourdes me invito a que se lo mamara, sin pensarlo y atraída, como una exasperada,
acate su pedido, me volqué boca arriba y debajo de Rocco, me apoderé de su
verga y comencé a mamársela, transitándola en su totalidad con mi lengua, para
después introducirla en mi boca, absorbiéndola de manera impetuosa.
Sentí que quitaban mis medias, y desplazaban mis
bragas, para descubrir mi sexo totalmente húmedo y deseoso de ser aplacado. La
lengua de Lourdes no se hizo esperar, rozando mi clítoris mientras sus dedos palpaban mis cavidades, lo que me estimulaba a mamar con mayor perseverancia.
Al retirarse el perro, Lourdes se hizo dueña de la
situación, me llevó a su dormitorio, me hizo acostar, vendándome los ojos,
iniciando su habitual rito, con mis pechos, para continuar con mis cavidades
mas intimas, si estaba caliente, ella completó mi estado voluptuoso evolutivo.
Comencé a sentir algo extraño que se introducía entre mis piernas. Rápidamente
comprendí que era, así que dejé que continuase con su objetivo. Sin poder ver y
suponiendo sus intenciones, me entregue plenamente a sus fines, mis sentidos
parecían agudizarse, concentrados en ese punto, percibía como me introducía ese
elemento con suavidad hasta lo más profundo de mi útero. El bombeo se fue activando,
hasta llevarme a un estado expectante, si bien no veía, percibía su pelvis
chocar contra la mía. Me fue transportando a un estado de total estaxis,
aumentando mis ansias, sin poder contener mis gemidos.
Me quitó el elemento, para girarme, comenzando a
introducirlo por mi ano, me punzaba un poco pero me encantaba, no fue demasiada
la penetración, solamente como para dilatar mi abertura. En ese momento yo
volaba, cuidadosamente me fue llevando a la posición de perrita, lamiendo mi vagina mientras terminaba de
quitar el estimulante juguete.
Al darme unas
palmadas en mis nalgas, sentí a Rocco, apoderarse de mi cuerpo, que sumisamente
lo acepté. Por supuesto comenzó a bombearme de inmediato, pero mi sorpresa fue
cuando la mano de Lourdes la dirigió a mí
dilatado y preparado recto.
Cuando su punta
encontró mi orificio anal, instintivamente traté de impedirlo, pero cada vez
que penetraba un poco, me agradaba produciéndome una sensación distinta, a
pesar de no haberlo practicado demasiado, opté por dejar todo al azar, o en
manos de Lourdes, ya era su perra caliente, dispuesta a contentar a su macho. Mi corazón latía apresuradamente y mi cuerpo
empezaba a llenarse de transpiración.
Notaba que cada vez se introducía
mas, cosa que me incitaba al permitir su intromisión, me dolía pero lo
toleraba, era una mezcla de sufrimiento y placer. Con determinada habilidad, su
miembro comenzó su rítmica penetración, hasta ir disminuyendo paulatinamente,
al dilatarse en mi interior, sentía dolor, pero era como que se fusionaba con
mi excitación. . La verga de Rocco,
comenzó a penetrarme abruptamente, rozando las paredes de mi conducto,
sintiéndola crecer como veces anteriores, pero por otro canal..
.Sus patas se aferraban fuertemente como para poder meterme la totalidad
de su brutal aparato, sus uñas arañaban mis muslos .Sentía que mi culo se partía, estaba siendo vulnerada
por una bestia insaciable e incontrolada, dispuesto a satisfacer su intuición
animal, no importaba por donde, solo se manejaba por su instinto.. Lo sentía
entrar dolorosamente centímetro a centímetro, a través de mi recto. Supongo que
cada vez más enrojecido por ese taladro de carne, mi esfínter parecía palpitar
ante esa intromisión.
Rocco se deposito
sobre mi espalda, mientras aprecié sus primeros infusiones regar mi interior,
me excitaba, disfrutaba eso, a pesar del dolor, su bombeo era implacable y
lleno de violencia, en donde mi culito era forzado sin mayor contemplación.
Lourdes se tiró al
suelo para chupar mi sexo, mientras permanecía clavada por el perro, las
lamidas de mi amiga, y el objeto que contenía en mi entrañas, me producían una
serie de orgasmos fantásticos. Esa invasión de mi cuerpo en pareja, me hacía sentir como la prisionera, como el
objeto sexual, era el dispositivo del sacrificio, en donde cada parte se
deleitaba con una de mis cavidades. No puedo negar que lo disfrutaba
plenamente, sintiendo que cada vez me entregaba más a sus deseos.
El calor de su
esperma comenzó a regar mi conducto, eso fue la consecuencia de otro espasmo.
Pero el punto de culminación, fue cuando Lourdes me introdujo su consolador por
mi vagina.
En ese momento me
sentí como vejada por su bestialidad, me dolía bastante, sentía como que era infligida
por lo que estaba haciendo. Cuando logró meterla totalmente, su pelota
totalmente dilatada, apresada en la salida de mi recto, para finalizar plenamente abotonados En ese instante sentí como que Rocco,
era mi dueño, que era el macho poseedor de su sumisa mujer-perra, permitiéndole
todo, con tal de gozar de sus penetraciones. Sentía como palpitaba su verga
dentro de mi recto, cuando de repente Rocco se giró y por primera vez quedamos
abrochados, culo con culo, sentía palpitar su verga, que me producía una serie
de espasmos, pero al sentir evacuar nuevamente su simiente por mi culo, fue el
súmmum, gemía como una cachorra Trataba de retenerle las patas para evitar que
me arrastrase y llegase a producirme algún desgarro en la zona enganchada.
Casi veinte minutos
perduré en esa situación, Lourdes trataba de contenerlo, para evitar de ser
arrastrada por la habitación. Cuando su verga se fue contrayendo, de un tirón
la sacó de mi conducto, invadiéndome un fuerte dolor. Me lamio como para calmar
mi sufrimiento momentáneo.
Prácticamente me
desplomé en el piso, totalmente agotada por semejante acoso. Noté mis muslos rasguñados,
me ardía mi culo y mis labios vaginales algo inflamado. Por suerte Lourdes me
cobijo entre sus brazos en señal de contención.
No era demasiado tarde, pero mi cuerpo ya no respondía a otro alocado
encuentro, me sentía satisfecha, aunque mi cuerpo estaba algo maltratado.