Embarazada por mi padrastro (2)
Continuación de mi historia con mi padrastro Michael en la isla desierta.
Buenas mis queridos lectores, antes de continuar con el relato quiero agradecer a las personas que me han escrito los comentarios con sus opiniones y sugerencias, créanme que los he tenido muy en cuenta, muchísimas gracias.
Aquí vamos con la continuación del relato:
Capítulo 2
Después de haber pasado uno de mis mejores momentos con mi madre y Michael en la choza de aquella isla desierta donde no había nadie más que nosotros tres, empecé una mejor relación con Michael después de aquello (como era de esperar) sin embargo habían algunos impedimentos en los que no podía insinuarme demasiado ni entablar conversaciones profundas con él ya que era el novio de mi madre y encima ella es demasiado celosa, incluso con su propia hija, aunque es normal…yo también lo estaría si fuera madre de una chica como yo que se ha tirado a su novio.
Al día siguiente de nuestro maravilloso trío me encontraba recolectando cangrejos en unos pequeños acantilados que se encontraban cerca de nuestra casa, llevaba ya un buen rato en aquel sitio cuando escuché a Michael gritar mi nombre a lo lejos y me di cuenta de que me estaba buscando, levanté mi mano para que pudiera verme a lo lejos. Mientras se acercaba notaba en mi cuerpo una sensación extraña de deseo y nervios, ya no veía a Michael como el novio de mi madre sino como un hombre que me había hecho pasar uno de los mejores ratos de mi vida y suena raro pensar que mi madre era la competencia mía después de aquello y por supuesto no estaba dispuesta a que me lo quitara de mi vida así de un día para otro.
-no me lo puedo creer- susurré en voz baja- estoy celosa.
Michael se acercó a mí y me dio un casto beso en la mejilla, aquello me dejó desilusionada y más aún cuando después de saludarme me dijo:
-tu madre dice que vayas ya a la choza con los cangrejos que has cogido porque dice que tiene hambre.
-si...voy Michael- dije mientras suspiraba ante la situación.
Durante el camino Michael notó mi frialdad y mi indiferencia por lo que no se quedó callado y me preguntó:
-¿Qué te ocurre Gaby? ¿Por qué estás tan fría conmigo?
No me podía creer que encima tuviera el descaro de hacerme esas dos preguntas y lo miré seriamente sin decirle nada para que se diera cuenta de que aquellas cuestiones estaban fuera de lugar.
Cuando entramos a la choza mi madre se encontraba protestando y preguntándome el por qué había tardado tanto, yo solo me limité a preparar la comida junto con Michael.
Fueron unos minutos bastante tensos en el ambiente por parte mía menos para ellos dos que seguían hablando de temas tribales incluso cuando preparé la comida en la pequeña mesa de madera rato después, yo no era capaz de verlos juntos dándose besos delante de mí mientras seguían con sus conversaciones, era como si yo no existiera, entonces me levante súbitamente de la mesa y tiré el plato por lo que mi madre reaccionó inmediatamente y me gritó:
-¿Qué coño te pasa Gaby?
-¿Que qué me pasa?- respondí irónicamente- que no es justo que estés melosa con Michael delante de mí y no tengas en cuenta lo que hicimos ayer, aunque no lo comprendas me duele verlos así a ustedes dos sin tenerme presente.
-Mira Gaby- respondió mi madre enfadada- lo de ayer fue para que te desahogaras sexualmente, he sido muy comprensible contigo en cuanto al sexo, pero eso no te da derecho a que te enamores de Michael de un día para otro solo porque te ha follado.
Michael estaba algo inquieto por la conversación tensa que había en el ambiente pero no dijo nada.
-Mira el lado bueno- continuó mi madre Ana- Michael eyaculó dentro de ti y además creo que por estos días estás en tu periodo de ovulación, con un poco de suerte te deja preñada…Michael tiene buena puntería.
-¿y cómo sabes tú eso?- pregunté con rebeldía- te hiciste la ligadura de trompas hace unos años y nunca tendrás la oportunidad de tener un hijo con un hombre tan maravilloso como lo es Michael, en cambio yo si- dije mientras me acercaba a Michael para acariciar su cuello con mi mano derecha y con la izquierda tocaba su paquete de forma descarada.
Mi madre se levantó de repente y me dio un bofetón en la cara tan fuerte que me dejó viendo estrellas y acto seguido me dijo:
-Sigo siendo tu madre, así que me respetas a mí y a mi pareja.
Yo salí de aquella casa rápidamente y furiosa con lágrimas en mis ojos, me fui al otro lado de la isla cerca de un arrecife que había mientras me posaba sobre una gran roca para llorar, mi madre tenía razón pero no era mi culpa de que me enamorara de él.
Pasó alrededor de media hora cuando sentí pasos acercándose a mí y cuando me di la vuelta para ver quién era me llevé una alegría muy grande, era Michael. Cuando llegó me dio un fuerte abrazo para consolarme y limpiar mis lágrimas, yo solo acariciaba su rostro mientras no dejaba de mirarlo a los ojos de una manera dulce.
-No me gusta que estés triste- dijo Michael rompiendo aquel silencio.
-Con que estemos juntos los dos solos me es suficiente para ser feliz-respondí mientras me acercaba para darle un beso en la mejilla.
-Tenemos que volver a la choza- dijo Michael- tu madre está algo preocupada.
-No pienso volver- dije resentida- lo siento Michael pero es la verdad, no la soporto.
Estuvimos conversando alrededor de 10 minutos y ya me estaba sintiendo mejor con él, fue entonces cuando la conversación se fue tornando algo caliente mediante cierto coqueteo de forma indirecta, yo obviamente aproveché la oportunidad para insinuarme así que me acerqué más a él y envolví mis brazos sobre su cuello mientras le decía:
-Bueno, padrastro favorito, ya que estamos tu y yo solos aquí quiero preguntarte algo.
-Adelante pequeña- dijo Michael con curiosidad y excitación.
-¿Es verdad eso que dijo mi madre, que tienes buena puntería?
-No sé porque lo dijo-respondió con cierta inquietud.
-Hazme tuya una vez más-dije finalmente sin tapujos-quiero sentir tu leche dentro de mí otra vez.
-Al final voy a acabar preñándote de verdad- sonrió Michael ante aquella situación.
-Hazlo-dije convencida-después de todo, ¿no es lo que quiere mi madre?
Ambos sonreímos y me acerqué a él para darle un beso en la boca, él me lo correspondió sin problema y se abalanzó sobre mí para estar encima mientras no paraba de besarme.
Yo solo llevaba puesto mi bikini y Michael solo llevaba puesto sus shorts por lo que facilitó bastante la tarea de quitarnos las prendas, me quedé rápidamente con las tetas al aire, el sol radiante hacía verlas más jugosas junto con las areolas coloradas que adornaban el centro de cada una, Michael sin perder tiempo puso su boca sobre mis pezones mientras los chupaba, succionaba y mordisqueaba mientras yo no paraba de morderme mi labio inferior.
Con sus manos quitó mi braguita dejando al descubierto mi joven sexo que para él había sido todo un manjar y que ahora lo tenía disponible para él solo, observó con calentura mi vientre y mi pelvis que brotaban pequeños pelos de marrón claro, levantó mis piernas y hundió su lengua dentro de mi rajita.
Mis piernas empezaron a temblar con cada lengüetazo que metía Michael en mi coño, que bueno era haciéndome sexo oral y que lengua más prodigiosa.
Ver a Michael comiéndome el coño era una vista que me ponía a cien, él disfrutaba chupando y succionando mis labios vaginales y mi clítoris mientras me metía su dedo índice en mi abertura de manera rítmica, mis gemidos eran involuntarios ya que sólo me concentraba en aquel maravilloso placer que él me estaba proporcionando con su magnífica lengua.
Subió su cara para besarme las tetas una vez más y aproveché ese momento para bajarle los shorts y agarrar esa gruesa polla que me tenía hambrienta, aún no estaba dura del todo así que sin pensármelo dos veces, acerqué mi boca para comérmela.
En ese momento me di cuenta de que yo tenía mi boca algo pequeña en comparación con el grosor de su miembro y aquello me pilló por sorpresa pero hice un esfuerzo y pude meterme al menos la mitad de aquel grueso pene mientras Michael empezó a gemir como un loco.
Me encantaba observar su cara de placer mientras se la chupaba y pasaba mi lengua por su tronco al mismo tiempo que lo llenaba de saliva, con mi mano derecha la sujetaba y con mi izquierda acariciaba sus enormes testículos.
Observaba su colorado y enorme glande que apenas cabía en mi boca, para su edad aún estaba bastante liso y su brillo me invitaba a seguir chupando, estaba tan concentrada dándole placer a mi macho que no me di cuenta que él quería comerme el coño de nuevo, así que puse mis nalgas en su cara y bajé mi cara de nuevo a su polla para seguir chupándosela mientras Michael me lamía el clítoris.
Con sus manos apretaba con fuerza mis gordas nalgas y las separaba de tal manera que pudiera observar mi enorme coño y mi colorado y apretado ano, con su lengua pasaba del clítoris al ano velozmente, era la primera vez que yo hacía un 69 y me resultaba algo extraño hacerlo sobre todo sentir como su lengua saboreaba mi ano juvenil, pero el solo hecho de saber que el sabor de mi apretado culo le estaba gustando me ponía caliente mientras continuaba comiéndome su miembro.
Empecé a gemir fuertemente cuando él no dejaba de pasar su lengua por todo mi sexo y me metía sus dedos al mismo tiempo, uno en mi rajita y otro en mi ano, entonces una fuerte descarga eléctrica producida dentro de mi cuerpo hizo que me corriera en su cara, llenándolo de mis fluidos al mismo tiempo que él se los bebía todos dejándome el coño súper mojado.
Me incorporé lentamente ante aquel explosivo orgasmo, respiraba agitada mientras me quedaba de rodillas para recuperar el aliento, al estar de espaldas a Michael, pudo observar mi enorme trasero y como un animal salvaje se montó encima de mí, y me clavó su polla en mi coño fuertemente.
Sentir como entró de golpe aquel grueso miembro me hizo tocar las nubes y me quedé en aquella postura de perrito mientras él seguía embistiéndome a un ritmo imparable, agaché mi cabeza de manera que mi frente tocó la arena y mis gemidos era lo único que se escuchaba a mi alrededor aparte de los fuertes choques pélvicos que hacia Michael al mismo tiempo que mis gruesas nalgas emitían sonidos ahogados por sus embestidas.
Gemía tan fuerte que no podía ni escuchar el sonido de las olas, me estaba centrando en un próximo segundo orgasmo, Michael me daba fuertes nalgadas con sus manos dejándomelas bien rojas.
-Eso es Michael- dije en mi excitación- azótame fuerte, he sido una mala chica.
Yo acomodé mis nalgas y mi cadera al ritmo de Michael y me movía junto con él, como si no quisiera que su enorme polla saliera de mi vagina en ningún momento.
Un fuerte orgasmo sacudió mi cuerpo una vez más y mis gemidos hicieron que enterrara mi cara en la arena al mismo tiempo que Michael empezaba a gemir como un chico cachondo y se corría dentro de mi húmedo coño, mientras se corría no paraba de penetrarme fuertemente, parecía que aquel coño joven lo enloquecía… Entonces se detuvo y dejó su polla dentro de mi completamente enterrada, yo sentía su cálido semen dentro de mi vagina licuándose con mis fluidos, entonces giré mi cabeza y lo observé con mi rostro de extasiada al mismo tiempo que él me miraba con cara de satisfacción y cansancio.
Estuvimos en esa posición alrededor de dos minutos sin sacarla mientras se ponía flácida dentro de mí, abrazó mi espalda envolviendo sus brazos en mi cuerpo al mismo tiempo que retiraba su agotado pene de mi coño, se soltó de mi y fue a besarme mis nalgas que aún continuaban rojas por sus azotes al mismo tiempo que su semen salía de mi vagina y caían gotas en la arena.
Cuando mi cuerpo fue recobrando el sentido, mi estomago empezó a tener hambre y le dije a Michael si quería ir a pescar algo para comer, por lo que me respondió encantado ya que él también le había entrado hambre después de aquella gran follada que me dio, solo faltaba tener que hablar con mi madre cuando llegase a la choza pero la verdad es que ya me encontraba muy calmada. Continuará…