Embarazada por mi hijo

Segundo encuentro

No recuerdo en qué momento mi hijo y yo perdimos el contacto, ni cuando me quede profundamente dormida. Pero desperté apenas amaneciendo. Por un momento pensé había tenido un delicioso pero prohibido sueño, pero al vernos tan cerca y desnudos, y la pegajosa humedad entre mis muslos, me golpeo dolorosamente la realidad, llorando corrí a darme un baño, como si así borrara el pecado.

Esa semana mi hijo y yo antes tan unidos y afectuosos, solo cruzábamos pocas palabras, en una tensa calma, que para el sábado mi niño no soporto, mas, ya listos  a dormir, al apagar la luz, soltó el llanto, suplicándome lo perdonara.  Lo abrase amorosa, diciéndole no había sido su culpa, el vino, mi soledad y su juventud nos jugaron una trampa.  Se quedo  más tranquilo, y luego de una larga pausa, le pregunte si pensaba que era bonita, sonrió y respondió que bonita y atractiva. Me confesó además que desde antes de nuestro encuentro, cada vez que podía se fijaba en mis senos y pompas, que le gustaban mucho,  suspiro y apenas musitando como para que no lo escuchara, pregunto si podía tocarme, sin pensar, le respondí que solo un poco, pensé que lo haría sobre la blusa de mi pijama, pero desabrocho un par de botones metiendo la mano para agarrarme un seno, acariciándolo ligeramente. Pregunto entonces si me había lastimado, sonreí y respondí que no, y sin querer agregue que me había gustado mucho, se dibujo una sonrisa de pícaro, y dijo que había sido lo mejor que le había pasado en la vida, entre sus caricias en mis senos, la plática y el recuerdo, me fui calentando cada vez más,  de pronto el chico me pellizcó un pezón de tal forma que me llevo a un estado de excitación que termine por perder la cordura.  Termine de desabotonar la blusa, dejando al descubierto ambos senos,  mi niño entonces aprovecho para comenzar a mamar uno de ellos mientras su mano continuaba jugando con el otro.  Entre tanto mi mano busco y encontró su miembro duro y caliente bajo el pantalón, recorriéndolo una y otra vez a todo lo largo, poco después mi niño sin dejar de chupar del seno jugueteando con la lengua en el pezón, dándole a veces ligeros mordiscos, metió una mano bajo mi pantalón pijama, separe la piernas un poco dándole libertad, para masajear el clítoris metiendo de vez en vez los dedos en la concha, volviéndome loca de placer, finalmente no pude contenerme más, me saque el pantalón con todo y pantaletas, mi hijo al verme hiso lo mismo, para luego acomodarse sobre mi entre mis piernas que separe tanto como pude. Me lo fue metiendo despacio, te gusta así?, me pregunto, suspirando asentí,  entonces inicio el mete y saca, deseperantemente  lento, hasta que empecé a pedir mas y mas moviendo las caderas de arriba abajo tratando forzar más profundo las ensartadas. Pronto comprendió mi ansiedad, clavándome el falo con más fuerza,  comencé a gemir y jadear como loca.  Subiendo y bajando frenética la pelvis siguiéndolo para lograr estocadas más duras y profundas.  Hasta que finalmente me llevo al clímax, todos mis músculos se tensaron, mi vagina se contraía en espasmos apretado el ariete, como si quisiera ordeñarlo.  Segundos más tarde me fui relajando en un delicioso sopor.  Mi niño aun continuo bombeando el fierro con fuerza un par de minutos más antes de dejármelo clavado hasta la raíz,  dejándome sentir su leche tibia en lo profundo del vientre.