Embarazada gozando en la oscuridad
Curiosas cosas pasan en el metro cuando se desactiva la energia.
Iba en el tunel del metro, mi vientre de embarazada no me hacia perder atractivo, de hecho hacia footing y llevaba ropas elásticas, pero hoy iba con un vestido de premamá, un camisón y mi ropa interior debido a mi revisión ginecológica pero en cuanto llegue a casa, me cambiaré y hare mis dos kilómetros, últimamente me cuesta correr con el vientre.
Pero el metro se detuvo, todo quedó a oscuras, la gente se asustaba ¿qué estaba pasando?
-señores pasajeros, hemos tenido un problema en el suministro eléctrico, estamos trabajando en solucionarlo, disculpen las molestias.
Si, ya, como se nota que no estas de pie con un montón de gente apretujándote, pasaban los minutos, unos minutos larguísimos, pero notaba algo en mi culo.
Era el paquete de un hombre, la notaba erecta y clavándose en mi culito.
Sentía miedo, pero al mismo tiempo me excitaba, mi marido no me encontraba guapa con el vientre de preñada, de modo que no me tocaba, asi que, decidí ser más atrevida.
Restregué mi culito en el paquete, notaba que era muy grueso.
No es que sea miedosa, pero los penes muy gruesos siempre me han dado miedo, iba a dejarlo, pero la reacción de aquel hombre no se hizo esperar.
Me estaba acariciando el vientre, con mucha suavidad y sensualidad, no pude evitar sonrojarme, esas manos subían y subían hasta coger mis pechos, los movia con suavidad y maestria tenia que taparme la boca para evitar gemir.
Mi sujetador fue arrebatado por las varoniles manos de aquel hombre, yo me agarré a una de las barras para mantener el equilibrio, el.
Puso sus manos bajo mi camisón y empezó a acariciarme el clítoris.
Me agarraba con fuerza e intentaba evitar jadear, nunca me habían tocado con tanta maestria, notaba como ese dedo estimulaba mi clítoris.
Note como mis bragas se bajaban al igual que oia bajar una cremallera.
Me agaché un poco y abri un poco las piernas, estaba dispuesta a recibirle.
Noté como el me penetraba con suavidad, agarrándome la cintura, al principio me dolia porque era demasiado gruesa, pero después de que mi vagina se adaptase a esa carne que me invadía empecé a sentir mucho placer.
Notaba como aquel extraño me bombeaba en la oscuridad, delante de toda esa gente que solo esperaba a que se encendiera la luz.
Yo rezaba por que no se encendiera, menudo espectáculo estaríamos dando.
Agarro con fuerza la barra ya que me esta viniendo un orgasmo, un orgasmo que tuve la suerte de silenciar.
El tambien se corre, ya que siento como me llena el interior de su simiente, siento como se agacha y recoge mis prendas intimas para guardarlas en el bolsillo.
En ese momento se enciende la luz, yo me giro para ver a mi amante, pero lo he perdido en la multitud.
Al llegar a mi parada, me dirijo a casa, no sin preguntarme, quien fue aquel que me hizo mujer