Embarazada de mi hermano 2

- estuvo quieto – sin moverse y poco a poco comenzó a empujar más -- Hasta que se detuvo – escuche el grito de mi hija al sentirse ensartada – la mire morderse los labios agitaba su cabeza de un lado a otro

EMBARAZADA DE MI HERMANO 2.

Mi hija hizo una fiesta celebrando sus 18 años y note a todas esas niñas revolotear y coquetear a mi medio hermano, escuche que le decían a mi hija que su tío estaba guapísimo, fue una noche loca en donde mi hija lo acaparo bailando con el y relegando a su novio.

El rento un yate y nos invito a ir, mi esposo no fue por causas del trabajo pero yo y mis hijas si fuimos.

Cuando mire a mi hija mari Carmen salir con ese traje de baño tan atrevido me alarme, mi hija siempre había sido muy conservadora, pero en ese momento estaba comprendiendo que mi medio hermano enloqueció a mi hija había despertado en ella esa misma pasión que sentí cuando lo mire por primera vez.

Mi medio hermano Roberto solo estuvo unas semanas con nosotros en la casa y se fue a vivir a un departamento tal vez tratando de evitar un encuentro conmigo.

A los pocos días mi hija comenzó a salir, me extraño que no iba su novio por ella después me dijo que había terminado con su novio.

Cuando salía ponía especial esmero en su arreglo. Un día me dijo que la ayudara ya que tenía una cita con Roberto y unas amigas que lo habían invitado a ir a la discoteca. Y quería ponerse algo distinto.

Por primera vez – escuche hablar a mi hija- "ay mama si vieras que varias de mis amigas andan loquitas por mi tío" una ya se le ofreció descaradamente.

Me sentí rara – tenia la confianza de hablar abiertamente con mi hija por que siempre le di la confianza de ser su madre y su amiga. Y le pregunte:

Que me dijera la verdad sobre Roberto que si le gustaba, que sentía al verlo.

No se que siento por el mama pero me gusta.

Me atreví a ir mas allá de mis preguntas y le dije "¿Todavía eres virgen?" a lo que ella contestó que si con la cabeza, agregando, "Me parece que me da un poco de miedo el acostarme con él". "Bueno, pero ¿Te gusta él o no?" Le pregunté a lo que ella respondió "Si, muchísimo, es muy simpático y encantador, y yo lo deseo con locura, no se como me contengo para no dejarlo que me lo haga, sólo que me da miedo la primera vez".

"No te preocupes, no tengas miedo, si lo haces con una persona de experiencia, como Roberto, lo vas a disfrutar mucho, me intranquilizaría si fuera algún joven de tu edad porque ellos no saben manejar esas cosas y se va a encontrar igual de nervioso que tu y podría ser frustrante, como me sucedió a mi la primera vez"

Le dije tratando de darle poca importancia a su miedo, yo aconsejando a mi hija, empujándola, hacia los brazos de Roberto, pero ella dijo: "Mis nervios es porque la tiene muy grande y gruesa, por eso es que lo masturbo, para tratar de calmarlo". Me asombró que mi hija me hablara de ese modo tan crudo, y más ese comentario de "lo masturbo" y le pregunté medio titubeando "¿qué es lo que le haces?", y agregó "ya sabes, lo acaricio y se la chupo. De esa forma lo voy postergando". Cuando escuché ese comentario un escalofrío me recorrió, la espalda y sentí que me excitaba al imaginármela a ella chupando la verga Roberto mi medio hermano.

No supe que decir. Y ella murmuró "no se cuanto tiempo más voy a aguantar sin hacerlo, él es muy ardiente y le encanta que se la chupe, incluso me acaba en la boca y yo me trago el semen" agregó con un tono algo excitado, "no sabes lo grande que la tiene, casi no me cabe en la boca". Yo a esa altura también estaba excitada y pude ver en sus ojos un brillo extraño y su respiración agitada.

Terminó de elegir la ropa que iba a usar y se fue a vestir.

Sentí coraje, frustración, celos, morbo al escuchar a mi hija.

Al poco rato sonó el timbre y cuando fui a abrir me encontré a Roberto que acababa de alquilar un auto y unas muchachas amigas de mi hija lo acompañaban.

Roberto daba la idea de que no era parte de mi familia, de ser mi medio hermano, era todo un ejemplar de hombre, realmente atractivo.

Había heredado de su madre el color de sus ojos verdes, me atraía mi medio hermano y se me mojaba mi concha, Lo hice entrar y al pasar a mi lado sentí que me desnudaba con la mirada. Realmente no me extrañaba lo que mi hija sentía por ese hombre. Su tío Era un tipo capaz de lograr que cualquier mujer hiciese lo que él quisiera.

No me dio tiempo de platicar a fondo con el, acerco su boca a la mía y nos besamos, le susurre al oído mari carme esta enamorada de ti es "señorita" le pedí que no la fuera a lastimar, no te preocupes, me dijo – seré tierno con ella la voy a "desvirgar" con amor.

Escuche la voz de mi hija buscándolo diciéndole que estaba lista para irse a la disco.

Y al mirarla, me sobresalte, prácticamente estaba desnuda con esa mini falda y el top que apenas cubría el volumen de sus pechos. Esa noche estuve más que necesitada de sexo y busqué a mi marido, pero el sexo con él era pura rutina. En realidad nunca se le había ocurrido acabarme en la boca, como me había dicho mi hija que Roberto lo hacia tal y como lo hizo conmigo. Y cuando mi marido me chupaba tampoco me hacía acabar porque era sólo por algunos segundos, sólo como preparación. Le ofrecí el culo, busque sus dedos que me acariciaran de mis nalgas pero no lo hizo y termine frustrada sexualmente.

Mi hija comenzó a salir con mi medio hermano y en una ocasión que ella llego note olor a vino en ella y me dijo - ¡ay me duelen los pechos! Te esta bajando tu mes le pregunte, no es que le permite a Roberto que los tocara pero me los chupo – me estremecí al escuchar su respuesta, y solo le dije a dormir mañana veremos que hacemos – lo importante es que ya estás decidida – y convencida

  • ¡ay mama! Siento un poco de miedo – opte por platicar con ella y decirle – hija eres señorita cuando la mujer es virgen es normal que sufra un poco por ser su primera vez pero – recuerda que la vagina es tan elástica que se adapta a cualquier tipo de pene – verás que lo vas a gozar en su momento -

En los días siguientes solo trabajé por la mañana porque tenía que hacer algunas cosas. Al regresar a casa más o menos a las dos de la tarde me fui a mi cuarto a cambiarme de ropa. Cuando ya me había quitado el vestido sentí que la puerta de calle se abría y entraban mi hija y Roberto y se iban al cuarto de ella. Me extrañó que a esa hora estuviesen en casa, pero más me extrañó que ella lo llevase al cuarto. De inmediato escuché algunos murmullos, escuche la voz de mi hija decirle que la besara que lo deseaba y comencé a sudar frio.

A los pocos segundos sentí gemir a Roberto y no pude resistir la tentación, por lo que me acerqué hasta la puerta de su cuarto, empuje la puerta con sigilo. Al asomarme al cuarto vi a Roberto acostado en la cama, con los pantalones bajos y a ella sacándose la ropa mientras su cabeza estaba sobre la ingle de él. Por los movimientos que ella hacía era evidente que se la estaba chupando, y los gemidos de él indicaban que ella sabía bien como se debía hacer. Me quedé petrificada ante esa imagen, ya que si bien había visto dos o tres películas porno, nunca había visto a dos personas hacer el amor "en vivo" Mi hija chupaba y chupaba el miembro de Roberto y en determinado momento se movió y pude ver que lo que tenía en la boca. Realmente era grande, siete centímetros más largo que el de mi marido y mucho más grueso. Yo veía ese miembro desaparecer prácticamente todo en la boca de mi hija y volver a aparecer, para que ella lo soltase y le pasase la lengua con un placer para ambos que era difícil de describir. Después de estar chupando, él le tomó la cabeza y la guió hacia arriba diciéndole "esta vez no voy a acabar en tu boca, ya es tiempo de hacer otra cosa". Ella un poco temerosa dijo: "Mejor otro día, tengo miedo", pero él se mostró inflexible: "no, lo vamos a hacer ahora" y la fue empujando suavemente sobre la cama terminándole de sacar el sujetador y las pantaletas.

Dejando ver el pubis poblado de vellos negros, rizados, hacia donde se dirigió y la empezó a chupar a ella. Empezó por sus labios vaginales, recorriéndolos de arriba a bajo con su lengua, siguiendo con su clítoris el cual tomó en sus labios y lo halaba hacía si produciéndole un placer inmenso, su cabeza giraba de un lado a otro y sus gemidos eran cada vez más fuertes; de verdad que estaba gozando y yo también.

Después de un rato se detuvo al tiempo que decía "esta vez no vas a acabar en mi boca, vas a acabar con mi verga adentro". Al oír esto sentí un calor que me subía desde la entrepierna y me excité tremendamente, con una leve culpabilidad de excitarme mientras espiaba a mi hija y a mi medio hermano, especialmente en el momento en que ella iba a ser desvirgada.

--Nunca pensé ver desvirgar a una mujer, y mucho menos a mi propia hija.

Trague saliva –cuando mi hija acerco su cara y lo beso en la boca – jugando con su lengua – saboreando su saliva – mientras Roberto tocaba sus senos, los beso hasta cansarse, sus pezones eran ya de una mujer, sus gemidos al sentir las caricias eran los de una hembra, no lo creía, estaban manoseando a mi propia hija, sentí celos comencé a sudar – a temblar pero a la vez deseaba con toda el alma, que la desvirgara – me quede recargada en la puerta mientras mi hija disfrutaba con mi medio hermano.

– Se veía bellísima, un cuerpo hermoso, perfecto, sus formas eran verdaderamente los de una mujer -sus piernas blancas, sus caderas, su cintura, la coloco boca bajo sus nalgas eran también muy hermosas, -- paso un dedo por entre sus nalgas – la mire cimbrarse – gemir – involuntaria mente movía sus piernas como buscando el placer -

La acostó nuevamente de espaldas y bajo su cara hasta su vagina la cual abrió con sus dedos para encontrar su mas intimo tesoro su mas tierno capullo femenino --

  • metió su lengua – saboreo ese flujo divino que emanaba de su sexo - mire a mi hija gemir – mover la pelvis al contacto de su lengua – buscando que la lengua llegara hasta lo mas hondo de su intimidad -

-- entonces fue cuando lo mire tomarse verga con su mano y comenzar a tallar por todo el nacimiento de su sexo – fue la locura para mi hija perdió el control de ella misma – con sus ojos entrecerrados y la boca abierta - gimiendo -

-- La mire por unos breves segundos mire sus piernas – su hendidura mojada excitada sus labios hinchados por la sangre agrupada.

Acomodo sus piernas sobre sus hombros la coloco sobre la orilla de la cama y abriendo la entrada de su sexo coloco su pene y comenzó a penetrarla lentamente, mire a mi hija mover sus caderas buscando el contacto – tratando de ayudar a que la penetrara --- lo intento hasta lograr la penetración -

  • estuvo quieto – sin moverse y poco a poco comenzó a empujar más --

Hasta que se detuvo – escuche el grito de mi hija al sentirse ensartada – la mire morderse los labios agitaba su cabeza de un lado a otro.

Me duele – despacio me duele –

--volvió a quejarse y a gemir, apretó los dientes con fuerza cuando sintió como entraba el en su sexo, como su intimidad era desgarrada, - note como el seguía metiéndose, en su vientre.

-- hasta encontrar la resistencia de su himen - empujo un poco mas, siempre poco a poco para disfrutar la desfloración, y por fin rompió su membrana virginal-

-un fuerte grito fue la respuesta de mi hija - Lo demás fue escuchar sus gemidos

Empujo con fuerza hacia delante y con cada nuevo esfuerzo el la penetro por completo

Grite junto con mi hija creo que mi grito se confundió con el de ella.

-emitió un grito y un quejido de dolor, por la desfloración mientras yo sentía que me ahogaba – pero trate de controlarme la acostó sobre la cama comenzó a besarla sin descanso, saboreaba su lengua la penetraba sin descanso.

Comencé a sudar, mi cuerpo me temblaba, debo reconocer que me daba placer, ver esa verga gruesa, enhiesta como un asta, penetrar hasta lo más profundo a mi hija.

Me produjo un escalofrío en todo mi cuerpo e instintivamente mi mano fue a dar a mi sexo.

Mi hija jadeó algunos segundos como si se estuviera ahogando, pero después la escuche gemir, pero no de dolor, sino de placer, levanto sus piernas y las cruzo encima de su espalda, como no queriendo que se fuera a salir lo que tenía adentro, aunque era evidente que esa cosa no tenía la intención de salirse. Comenzó a jadear cada vez más fuerte, mientras gritaba de placer en el evidente inicio de un orgasmo, el primero provocado por un pene dentro de ella. Cada vez se movía más rápido, al ritmo que le imprimía Roberto en la penetración. La visión era más que espectacular, desde donde yo estaba podía observar como la vagina de mi hija engullía la verga y era muy excitante ver como los testículos rebotaban sobre las nalgas de mi hija a cada embestida de Roberto.

El también se empezó a acercar al orgasmo y apresuró sus movimientos cada vez más, lo que hizo que ambos llegaran al orgasmo al mismo tiempo. La visión era una locura ver a mi hija clavada hasta el tope por la verga de mi medio hermano, hizo que mis dedos se aceleran también hasta llegar al clímax.

No pude evitar lanzar un gritito de placer. En ese momento Roberto volvió la cara hacia la puerta y me vio parada allí, recostada sobre el marco, totalmente excitada y mojada por lo que acababa de ver.

Era tal el gozo recibido que mi hija que no se percató de mi presencia, Roberto me guiño un ojo, mientras se movía para ocultarme de la vista de mi hija y permitir que ella saliera de debajo quedando ella de costado, de espaldas a la puerta y él de frente mirándome sonriente. Yo me retiré rápidamente hacía el dormitorio totalmente excitada y con las imágenes frescas en mi memoria, y desnudándome completamente me metí a la ducha, esperando calmar esa ansiedad que me invadía. Mi hija y Roberto se retiraron los escuche cerrar la puerta.

Me quedé en la tina como una hora tratando de olvidar lo que había pasado.

Después me fui al cuarto de mi hija cambie las sabanas, evitando que mi esposo se diera cuenta de lo que había pasado con nuestra hija. En las sabanas estaba la huella de su desfloración.

Hasta que escuché el timbre de la puerta, salí pensando que mi esposo había regresado muy temprano y con extrañeza, pues él tenía llaves, o que mi otra hija Viviana había regresado de sus clases de natación.

Fui a abrir y cual fue mi sorpresa cuando me encontré de frente con mi medio hermano Roberto, estaba apoyado sobre el marco de la puerta con una botella de vino en la mano y sonriente me dijo: "vengo a terminar lo que quedo iniciado". Me quede petrificada, no podía creer tanto cinismo, acababa de cogerse a mi hija, la había desvirgado y ahora venía por mí.

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