Emancipación

La vida de Blake hace tres años sufrio uno de los golpes más fuertes, perdio al que era el amor de su vida a manos de unos criminales, desde entonces tomo la justicia en sus manos. Perdiendo la humanidada con cada muerto que deja a su paso, hasta que aparecio Charlotte.

Llevaba horas escuchando a su amigo y lo único que había  llegado a captar de la conversación, si se le podía decir así, era  la famosa fiesta en conmemoración del aniversario de la constructora. Francamente, ella todavía estaba en la bodega de ayer, donde  libero un cargamento de niñas que iban  a ser llevadas  a distintos prostíbulos de la ciudad, podía recordar cada instante de la operación, hasta el más mínimo detalle, lo invencible que  se sentía al enfrentarse  a esas situaciones, la emoción cuando tenía el arma  sobre sus cabezas, la sensación de adrenalina corriendo por cada fibra de su cuerpo, algunos pensarían que ya estaba rayando en la locura, algo que sin duda   estaba pasando, lo que en principio era solo por venganza,   se había convertido en una obsesión, ahora su principal objetivo en la vida, era acabar con toda la porquería de la ciudad.

Una misión suicida, por supuesto lo sabía y eso la excitaba más, ver como esos malditos se arrodillaban, ladraban, lloraban y suplicaban el perdón, cosa que nunca les daría, el odio  de esa noche  y esa cortina de acero  cubriendo  su corazón, la hacía impenetrable  a cualquier muestra de compasión  o humanidad. La locura se apoderaba de ella cada noche de cacería, como ella les llamaba, disfrutaba  aniquilar  a cada uno  a sangre fría. Al recordar al último que mato ayer no pudo  más que formar una sonrisa,  ver como el tipo le besaba los pies, pensando que con eso se descuidaría y podría atacarla, sin embargo fue más rápida y le  disparo en su cabeza, salpicando su ropa  y  parte de su manos con su  inmunda sangre.

-¿te parece gracioso esto, Blake?- su mejor Steven ya estaba indignado por la actitud que mostraba, algunas veces ya no reconocía a  la chica que conoció en la universidad.

-ehh… perdona, ¿Qué me decías?-su  tono como siempre fue neutral,  desde hace años era así, nunca demostraba ninguna emoción

-hasta cuando vas  a cambiar esta actitud- no podía soportar como su casi hermana, se perdía cada más en un abismo sin ninguna luz, en sus ojos ya no había alguna llama de esperanza o amor, solo el profundo dolor  que nuca la dejaría ir, sería su sombra  eternamente, si ella lo permitía

-no entiendo de que hablas- claro que sabía muy bien a lo que se refería Steven, el solo recordar,  le daba la fuerza para continuar con su labor cada noche

-No te encierres, el sufrimiento no se va  a ir si solo lo guardas en tu corazón- no hubo ningún gesto en su cara, solo los nudillos blancos de sus manos, algo que no podía ver el ya que  se encontraban apoyadas en su rodillas, bajo el gran escritorio de caoba

-No te entrometas en algo que no puedes solucionar-por el cariño que sentí por él nunca lo involucraría en sus asuntos, aunque  en el camino destruyera su hermandad, la raya que ella cruzo  hace tiempo, nunca le permitiría volver  a  hacer la misma,  además no había mucha diferencia, siempre fue una persona seria y fría, no obstante su  belleza engañaba a todos y esa apariencia andrógina,  llamaba  demasiado la atención,  su cabello negro y siempre perfectamente liso, su cuerpo   perfecto, parecía una escultura viviente, su  sonrisa torcida que engatusaba   a cualquier dama que quisiera, pero lo que más llamaba la atención de ella, sus ojos verdes que si se apreciaban de cerca se podía observar que en verdad era una combinación de verde con azul.

-Pero lo podemos hacer juntos, no tienes porque dejarte morir sola

-Lamentablemente ya no hay vuelta atrás, así que olvida esas ideas tuyas, no necesito la compasión de nadie- para mitigar la ira que la inundaba por lo ocurrido hace dos años, tamborileaba su dedos sobre el escritorio- y si es todo lo que venias  a decirme, ya no tenemos más de que hablar- se quito los lentes y empezó a darse  un masaje en el puente de su nariz

-No es  lo único que tengo que hablar contigo- se reacomodo en la silla- como sabes hoy festejaremos el 30 aniversario de la constructora y sabes que tanto  a mi papa como a mí, nos importa tu presencia en el evento

-era eso-  inclino para atrás su cuello, observando el techo de su oficina mientras  buscaba una excusa para no asistir

-No trates de inventarme algo  para zafarte, te conozco demasiado- Blake formo su típica sonrisa de lado y  bajo su cabeza, clavando su vista en su amigo

-Odio que me conozcas también- un poco de buen humor regresaba  a  ella, no es que fingiera, simplemente a veces le apetecía ser alguien común

-Tantos años junto a ti, y aun crees poder engañarme- si supieras fue su único pensamiento

-Al parecer  no tengo otra alternativa, ¿verdad?-el  negó con su cabeza- ok, pero solo estaré  a lo máximo dos horas, tengo otros asuntos que atender

-¿será  caso una nueva conquista?- pregunto con una sonrisa infantil

-por supuesto que más tendría que hacer- contesto sarcásticamente

-solo decía- Steven se inclino en el escritorio mientras escudriñaba minuciosamente el rostro de su amiga

-¿Qué se te perdió algo?- nunca desviaría la vista ante su amigo, por lo cual lo enfrento

  • no solo me preguntaba que veían la chicas en ti, serán acaso tus lentes que te dan un aire de misterios y escepticismo – tomo los lentes de Blake  y se lo puso, se levanto de su lugar y observo su reflejo en   una de las ventanas- no entiendo si somos muy parecidos, algunos incluso creen que somos en verdad hermanos- comentaba, mientras hacia infinidad de poses

-ya deja mis lentes, no hacen milagros- se paro tras de él y espero un momento para después quitárselos rápidamente, recibiendo un puchero en respuesta, se volteo y camino a  su silla, tomo nuevamente asiento. Abrió uno de los  cajones de su escritorio, sacando un pañuelo,  comenzó a limpiar los lentes, tomándose su tiempo, cada acción  que hacia tenía  que ser perfeccionista, no podía permitirse errores, no otra vez, al terminar su tarea, los lentes fueron  colocados nuevamente en su lugar - si quieres te paso la dirección de mi oculista para ver si pueden hacer algo por ti o mejor por Jenny para que no tome riesgos innecesarios-  la cara de él,  recibió el comentario con fingida molestia, en verdad ellos nunca podrían enojarse, había una conexión entre ellos que no se los permitía, por mucho que a veces ella lo  intentara -te estoy haciendo un favor

-¿no sé, porque sigo siendo tu amigo?- simulo un tono de molestia, sorbiendo su nariz para aparentar que iba  a empezar a llorar

-lo mismo digo-bostezo-  ya que conseguiste tu cometido,  puedo continuar con mis labores

  • jeje- soltó una risilla nerviosa- se me olvido que  es obligatorio que vengas acompañada

-¿de dónde sacas esa tontería?- ya estaba un poco molesta por la interrupción

  • bueno la verdad es que…

  • al grano- el sabia que debía jugar su cartas bien  o saldría en silla de ruedas de esa oficina

  • no te vayas  a enojar- dijo mientras tomaba una carpeta como protección- resulta que Jenny le comento  a Elise  que tu vendrías y como sabe que siempre andamos juntos, ella se apunto

-para mi cama  como siempre- se llevo una de sus manos  a su barbilla- cuando comprenderá que no quiero ni darle  la hora

  • es tu culpa la traes loca- contesto sonriendo

-muy gracioso, si fue tu culpa, quien me llevo a esa fiesta, tú te llevaste a Jenny y yo me quede con la loca de su amiga,  con la   que siempre termino si ustedes deciden salir

-recuerda que no siempre se pude ganar

-ni que lo digas- ya la vida se lo había demostrado y cobrado con creses, su mirad volvía  hacer sombría, Steven se dio cuenta de ello

  • bueno, ya quedamos-se paro lentamente, debía salir rápidamente antes de que Blake   empezara a rebatirle. La voz de ella lo freno  antes de que pudiera salir.

-alto, todavía no acabamos

-yo pienso que si, además ya le pregunte a tu mama y está de acuerdo, lo que te falta es salir y distraerte un poco- cada día se sorprendía de cómo lograban manipularla, era de suponerse, su madre no era tonta, sabía que algo ocurría, estaba entre la espada y la pared, no quería levantar más sospechas ni preocuparla, no se lo merecía, además con esto los dejaría más tranquilos, ya que su madre de seguro se lo había comentado a sus hermanos.

-tu ganas por el momento- tecleo algo en su laptop, dirigió la mirada a su amigo que seguía  a la expectativa- y de una vez  finiquito este asunto con esa  acosadora-dio por terminado todo y  continuo trabajando tenía que adelantar varias cosas, no podía darse el lujo de dejar amontonado el trabajo, ya que  no sabía cuando tendría una nueva misión.

A las siete en punto, Blake llego al pent-house de Steven, de donde partirían por  ellas,  Steven quien portaba  un traje negro impecable,  su cabello castaño que a veces  parecía resplandecer,  era herencia de su difunta madre y su sonrisa encantadora eran sus mayores atributos, aparte de su cuerpo atlético.

Por otra parte  Blake, también portaba un traje  que le favorecía bastante por su aspecto, algunas personas la confundían pensando que era chico, pero ciertos rasgos femeninos y su cabello  delataban su naturaleza, no habías duda del porte  y aire era familiar entre ellos. Le gustaba llevar zapatos de piso, su altura de 1.80 metros se lo permitía y  sobretodo porque  necesitaba moverse rápido y   a veces su vida dependía de la velocidad de sus pies y la agilidad que mostrara. No podían faltar sus lentes, que le daban un aire intelectual  y que le hacían más sexy a la vista de los demás, aunque de esta manera ella ocultaba  sus ojos, no quería que nadie descubriera  quien era en realidad.

El camino en realidad era muy corto ya que Steven y Jenny, Vivian en  la misma zona,  una de las partes más exclusivas de nueva york, el Financial District, donde  cada uno tenía uno de los  pent-houses más lujosos, que demostraba la cuna de ambos,  cosa que facilito enormemente su relación antes los ojos de los padres de ella,  cosa que nunca le importo en verdad  a ellos.  Dejaron el bugati de Steven en la  entrada del edificio y   subieron por ellas.

-Espero que tu novia pueda controlar a la loca de su amiga-  Blake se encontraba recargada en una de la paredes del elevador

-YA Blake, no puede ser tan malo traer loca a una chica tan guapa como Elise, mira es pelirroja y con eso enciende a cualquiera, tiene unos ojos verdes preciosos,  y unas curvas,  eres afortunada a la vista de cualquiera

-bueno ya que te parece tan exquisita, porque no te quedas con ella toda la noche-las puertas del elevador se abrieron

-¿es que quieres asistir a mi funeral?

-no estaría mal

-hare como que no escuche eso, bueno como te iba diciendo yo ya estoy comprometido en cuerpo y alma con Jenny

-sobre todo en cuerpo-completó

-calla, aunque no lo crees me enamorado por primera vez de alguien- cada vez que  Steven hablaba de su relación, no había duda de sus palabras, solo que   a Blake le gustaba molestarlo

-si tu lo dices- encogió sus hombros y   caminaron hasta llegar a la puerta, que fue abierta inmediatamente por una de las  empleadas

-Pasen, por favor, las señoritas no tardan en bajar- los guio hasta  llevarlos a la sala, donde  tenían una perfecta vista del central park, una de las cosas que le encanta ver a Blake-¿les apetece tomar algo?

-conociéndolas, supongo que tardaran-dijo  Steven par tomar asiento en uno de los sofás- me puedes traer un whisky, por favor- indico amablemente

Blake seguí con su mirada puesta en el parque, le encantaba la naturaleza, le proporcionaba cierta paz y tranquilidad a su espíritu,  ni siquiera había notado que la joven esperaba una respuesta de ella. Por supuesto la apariencia etérea de Blake, dejaba sin habla  a varias chicas y  la joven empleada era una de ellas, por lo cual no se atrevía  a interrumpirla. Steven se percato de ello  y solo podía sonreír,   sabía muy bien el efecto avasallador que tenía su amiga sobre muchas y muchos.

-ey, demuestra un poco de educación- ella reacciono al instante, volteo y vio a su amigo y con una mueca de desagrado le dio atender el  por qué la interrupción, el con los ojos le señalo a la joven,  pero  Blake no entendía

-dime- su tono parecía  a veces amenazador,  era ya natural en ella

-lo siento no quería molestarla- la empleada estaba totalmente roja de la cara y la tenia inclinada para no hacerle frente- ¿solo quería saber si se le ofrecía algo de tomar?- el nerviosismo en ella era evidente. Blake se sintió un poco culpable por la forma en que hablo aunque no era su intención.

-No te preocupes- suavizo un poco su voz- con un vaso de agua estará bien- la empleada  salió inmediatamente por lo solicitado

-mmm- resoplo Steven- sigo sin entender que te ven,  eres a veces tan escalofriante, sin embargo aun así eres un imán- Blake regreso su vista  a  al parque, para seguir su recorrido por el lago, donde apreciaba algunas animales que alcanzaba a ver.

-nunca sabrás mi secreto- soltó sardónicamente- además según tu,  ya no lo necesitas, ¿o  sí?

-jaja, tu siempre tan animosa- la empleada  llego rápido con los dos vasos, y se lo dio  a cada uno, para  salir rápidamente, ya que no podía soportar la mirada de Blake

-bueno que estas mujeres no conocen la palabra puntualidad- miraba su reloj y ya eran casi las ocho, una de las cosas que siempre la ponía de mal humor era este tema, todo mundo la conocía por este detalle, si trabajabas bajo su cargo, debías ser perfeccionista si querías seguirle el  ritmo y si no mejor salir de su paso, para ella, si no eres parte de la solución, eres parte del problema.

-tranquila, de seguro Elise quiere estar espectacular para ti- dirigió una mirada amenazadora  a su amigo- es una gran posibilidad-no le tenía miedo, nunca se atrevería  a  hacerle algo, además pocas veces tenia oportunidad de molestarla

-síguele, te  aseguro que a Jenny le encantara escuchar algunas historias sobre su noviecito

-claro que me gustaría oírlas- Jenny entro  y le dio un beso en la mejilla  a Steven. Quien perdió un poco de color por la declaración de Blake

-todo a su tiempo- contesto, mientras posaba su vaso en una mesa de cristal- por el momento lo mejor es partir si no queremos llegar tarde, paso junto a ellos en dirección a la salida

-¿no piensas saludarme?- esa vocecita ya comenzaba   irritarle,  no tendría más remedio que aguantarla esta noche y tratar de deshacerse de una vez por todas de ella, o por lo menos lograr evitarla una buena temporada. Al igual no estaba ciega y admiraba la belleza de Elise, ese aire seductor que destila por cada poro de su piel nívea, nunca pasaría desapercibida  hasta un ciego abriría los ojos cuando pasara y el vestido que portaba no dejaba nada a la imaginación, solo enmarcaba aun más sus curvas.  Encantadora dirían todos, al principio pensaba tener una noche con ella, pero no todo lo que brilla es oro, lo supo cuando vio sus ojos, un gusto que no se daría.

-lo siento, no te vi- y ojala así fuera siempre pensaba, le extiendo la mano, no quería la molesta sensación de los labios en su mejilla o peor aún, en sus labios,  era una constante de ella querer robarle un beso, varias veces lo había intentado y sin ningún éxito, afortunadamente para Blake.

Elise no tuvo de otra que solo darle la mano. Los cuatros bajaron y abordaron el auto, Steven y Jenny adelante mientras que  Blake y Elise, compartieron el asiento de trasero, cosa que disfrutaba la ultima sumamente. En cada oportunidad que tenia chocaba su rodilla contra la de Blake, en un enfrenón, ella se abalanzó  a sus brazos al igual que su boca estuvo cerca de los labios de Blake, quien no veía la hora de llegar, esta mujer parecía una sanguijuela con una combinación de pulpo.

Por suerte no tardaron más de 30 minutos en llegar a la  quinta avenida, al estacionarse frente al  edificio de la constructora, Blake salió como resorte del asiento antes de que Elise terminara en su rezago, le ayudo a bajar solo por cortesía, no podía darse el lujo de quedar mal antes todos los reporteros y la multitud que estaba alrededor de ellos. Formo  su característica sonrisa torcida y tomo por la cintura  a Elise, tomando sus brazos para tenerla controlada. Camino hasta la entrada y  después de cruzar las puertas cristalinas, la soltó  delicadamente.

La farsa apenas había empezado, debía  mantenerse en calma y con la cabeza fría, si no los buitres no tardarían en querer comérsela,  ya tenía la experiencia necesaria y sabia que debía comportarse, así es el mundo de estas personas,  toda una red de hipocresía, donde ella debía jugar, entre más cercanos tengas a tus enemigos,  más  a salvo estarás, así podía controlarlos sin que se dieran cuenta, ella era como un titiritero, mediante unos  hilos finos  manejaba a toda la bola de  farsantes que pululaban  a su alrededor y que querían su cabeza, era su forma de mantenerlos bajo su yugo.

Tomaron el elevador  que los llevo a la terraza, donde la suave música inundo sus oídos,  al parecer los de departamento de eventos se lucieron, el lugar tenía muy buena iluminación y la decoración era sofisticada pero con un toque de elegancia, en una de la mesas sobresalía una escultura de  hielo, que era la réplica del edifico donde se encontraban, un detalle bastante conmovedor, de seguro  fue obra de Andrew, el subordinado número uno del socio del padre de Steven, un señor bastante nefasto que desde conoció siempre la evito y ella hizo lo mismo, la mirada de ese hombre era de soberbia y una profunda ambición, pero cuando cruzaba mirada con Blake  siempre demostraba odio e ira, algo que no comprendía. Cosa que poco le importaba y era un sentimiento mutuo, sobre todo cuando descubrió que el tipo tenía otra clase de negocios, lamentablemente era un pez bastante gordo y no tenía pruebas que lo implicaran directamente.

Todas las miradas se posaron en ellos, algunos murmuraban por la relación que Elise  gritaba a los cuatro vientos sobre ellas, a nadie le importaban sus preferencias  sexuales, ya que ambas estaban fuera del closet, sobretodo Elise que encabezo bastantes escándalos en primera plana de ciertos diarios, lo que criticaban era que la veían como  una cazafortunas, lo mismo de su amistad con Steven que suponían era por conveniencia.

Todo creían que el puesto que ocupaba era gracias a él, los únicos que sabían la verdad eran sus empleados más allegados, conocedores de su trabajo  y algunos empresarios que la catalogaban con una de las mejores arquitectas del país, con una inteligencia   y creatividad impresionantes. Más ese tema nunca tuvo importancia, a  ella no le interesaba  su opinión, solo no quería que se inmiscuyeran en sus asuntos. Los secretos que escondía deberían permanecer siempre así.

Tomaron lugar en una de las mesas que estaba  apartada para ellos, Elise por supuesto no se le separaba. La reunión estaba en pleno apogeo, casi todos los invitado habían  llegando, lo mejor de la sociedad de new york estaba congregada. La bebida por excelencia era champagne, cada una de la personas tenía su copa  en mano, esperando el momento especial.

Patrick  Stewart subió al podio junto a su socio   Sébastien Marshall, este ultimo siempre con su porte altanero, el  padre de Steven el señor Patrick  solicito la atención de los presentes. A lado de él estaba Steven y  por el otro lado se encontraba la señora  Marshall y su hijo, Jeremy, el contador de la empresa que como todo mundo sabía era un reverendo inepto.

-Buenas noches a todos y a todas, por acompañarnos en este momento tan importante de nuestras vidas,  es un placer para nosotros  compartirlo con ustedes, hace treinta años, Sébastien y yo empezamos este sueño, al principio nada era miel sobre hojuelas, trabajamos duro y sin descanso, afrontamos con la frente en alto  muchas crisis que se presentaron a través del tiempo,  para poder ver hoy el  fruto de nuestro labor y saben todo valió la pena,   cada uno de mis logros se lo dedico a mi hijo Steven- ellos intercambiaron una mirada fraternal-  y  a mi difunta esposa Susan que donde quiera que se encuentre, se que esta siempre cuidándonos-Blake desde que conoció al padre de  Steven,  tuvo una gran conexión con él,  además  de que sus ojos eran casi idénticos, le tenía una gran confianza y un gran cariño como  a un  padre, el que no tuvo gusto de conocer- les doy  las gracias por estar a mi lado en estos años, los dejo con Sébastien- se alejo del micrófono y le dio un abrazo a   Steven .

-Ten por seguro que ha sido un gusto estar a tu lado en este tiempo, en nuestras alegrías y tristezas-más falso no se podía escuchar para Blake-al igual  que tu también estoy muy agradecido con la vida y con dios por la familia que tengo, a mi esposa y a mis hijos, Jeremy y Charlotte, que son mi más grande tesoro- dirigió una mirada a su lado, pero faltaba un integrante de su familia- parece que mi princesa no ah llegado aun -comento mientras sonreí. Blake no recordaba que  tuviera una hija.

De pronto una chica subió al escenario,   parecía una ninfa, su  cabellera  rubia  ondulada era espectacular, le llegaba a la mitad de la espalda,   portaba un vestido rojo abierto hasta la espalda baja,  mostrando su belleza,  era un monumento, su cara maravillosa, cada facción parecía esculpida  a mano. Blake no podía quitarle los ojos de encima, no era solamente la belleza que irradiaba, algo más profundo le atraía de ella, en ese momento no había nada más importante que  apreciar la divinidad  de una diosa.

-Lo siento, papi, ya sabes cómo es estar en emergencias- todos rieron por su comentario.

Charlotte, paseo su vista por los invitados hasta que dio con la mirada de Blake,  la unión entre ellas fue instantánea,  ninguna sabia por que no podían dejarse de ver, las pupilas azules de Charlotte quedaron prendadas de los enigmáticos ojos de Blake, era un momento mágico, donde ambas formaron una sonrisa en su rostros.

Blake rompió el encanto, alejo su mirada  velozmente, no le gusto nada la sensación que produjo  Charlotte en ella, era mejor retirarse en cuanto terminara el brindis. No quería tener contacto con ella,  su mente le indicaba que debía mantener cierta distancia, pero su cuerpo demostraba lo contrario,  su vista no apartaba los ojos de ella,  claro sin hacer contacto visual nuevamente.

-Ella nunca será tuya-la voz de Elise taladro sus oídos, eso lo tenía muy claro, de pronto se sentía asfixiada por la situación, decidió tomar un poco de aire y  se paró de su lugar. Pero no sin decirle unas palabras a su acompañante.

  • Se muy bien donde posar mis manos y tu mejor que nadie lo sabe-  le espeto antes de alejarse de la mesa.

Antes de emprender su escape, escucho como el padre de Steven la llamaba para que brindara junto a ellos.

-Ven,  Blade eres como una hija para mí y una de nuestras mejores arquitectas- anuncio por el micrófono. Quería salir corriendo, el solo penar en tener un acercamiento con ella, le perturbaba. El cuchicheo por la declaración anterior no se hizo esperar. Regreso con el porte y la seguridad que la caracterizaba, levanto su vista,  la cual muchos no soportaban por la intensidad que transmitía.  Llego al escenario, la esencia que desprendía  era tenebrosa y para otros  atrayente.

Todas las miradas estaban en ella, cosa que no le afectaba, incluso el señor Sébastien no la dejaba de  ver con ira, algo a lo que ya se había acostumbrado. EL único par de ojos que la estaban poniendo de nervios eran los  de Charlotte, que  no la dejaba de examinar, se situó junto  Steven y su padre, quienes le dieron una copa, para que brindara con ellos.