Emancipación 7

Feliz año nuevo a todas y todos! Agradezco sus comentarios. Espero que se la hayan pasado alegres en estos días.Un abrazo y mis mejores deseos.

-siento interrumpirte- no pudo contestarle, era una suerte que estuviera sentada, sentí cada parte de su cuerpo vibrar con su presencia, paso a la oficina y cerró la puerta-sé que mi comportamiento  no fue adecuado pero…

-no te disculpes, no me debes ninguna explicación- corto antes de que Char se disculpara,  debía poner una barrera entre ellas, hablar sobre algo más que trabajo estaba estrictamente prohibido. Tan solo el hecho de llamarla por su nombre era algo que jamás debió haber sucedido-¿a qué debo tu visita?-pregunto con un toque de molestia, quería alejarla de cualquier manera, bajo su mirada rompiendo el contacto visual y se concentró en su computadora.

-Es sobre el hospital- respondió  molesta, no entendía como una sola persona podía sacarla de sus casillas,  aun no le había hecho algo, pero le irritaba. Sentía una opresión en su pecho con la forma en que Blake se comportaba con ella.

-Ya tengo todo arreglado, acabo de terminar las modificaciones, las enviaré al departamento de finanzas para que tengan el presupuesto en una semana y comience la obra

-no recuerdo haberte dicho que tipo de cambios requeríamos-espeto enfadada,  le enervaba que las personas  tomaran decisiones pasando de ella- la junta te ordeno que lo hicieras en base a mis recomendaciones-Blake ni siquiera se inmuto por el tono elevado de ella, y continuo escribiendo un carta a uno de su subordinados. Al ver esto Charlotte se acercó al escritorio y cerró con su mano su laptop-podrías ponerme un mínimo de atención

-te estoy escuchando, no veo la necesidad de cerrar así mi computadora-acaricio su barbilla mientras observaba  su cuerpo, le divertía la manera de ser de ella,  nadie se había atrevido a hablarle así o actuar de esa manera, una sonrisa se formó en sus labios.

-pues no lo parece-la siguió mirando con descaro, casi acariciando cada curva de su cuerpo con la mirada, se veía tan hermosa con esa falda lisa que resaltaba su bien formado cuerpo, la manera en que su cabello caí sobre sus hombros y espalda, ese aroma que cautivaba a su nariz, imposible confundir su esencia de jazmines, su aroma natural.

Por su parte Charlotte comenzó a sentir una avalancha de calor  desde el centro de su cuerpo,  deseaba besarla pero no tenía la seguridad de que Blake le correspondería, su actitud  en el tiempo de conocerla demostraba  que no era de su agrado, pero hoy se sentía deseada por su mirar. Ni ella misma comprendía esa necesidad de su cuerpo. Sentía sus mejillas arder  y unas coquillas  en la planta de los pies que hacían temblar sus piernas. Su enojo  se desvaneció por completo.

-bueno ya  tienes toda mi atención, ¿contenta?-pregunto mordazmente, mientras seguía con su mirada clavada  sobre ella. Char  se sentía una niña pequeña, la presencia de Blake era avasalladora, su porte, esa seguridad que destilaba por cada poro, se sentía sofocada-por favor continua, no tenemos todo el día.

-no tienes por qué ser tan cortante-su tono desposta, la  enfureció de nuevo

-solo trato de hacer mi trabajo-apoyo su manos en el escritorio

-pero podrías ser una poco más amable-observo  sus mejillas rojas, sabía que estaba jugando con fuego, por todos sus movimientos faciales, no dudaba que en cualquier momento una bomba estallara en su cara.

-¿cuál es la diferencia, si el resultado de mi trabajo es el mismo?-por alguna razón quería ver hasta donde llegaría este encuentro,  algo fuera de su rutina que le  provocaba  sentirse viva, una manera de jugar con las personas que lograban sostener una charla con ella, sin bajar la mirada. Continúo a la expectativa, la vio dudar varias veces antes de dar su respuesta.

-Cuando el velo que cubre tu mirada desaparezca, sabrás   cual es la diferencia a la  que me refiero-miles de respuestas espero escuchar desde educación hasta porque era obligación de ella, pero nunca algo como lo que oyó,  paso por su mente, su sonrisa se desvaneció. El tono, la suavidad  y el sentimiento con que lo dijo, fue una flecha que  quebró una parte de su máscara.

Ahora su mirada fue la que cayo, solo dos personas en el mundo le hablaban de esa manera, que soportaban sus desplantes, su humor ácido y su ironía, donde al final la dejaban callada con unas dulces palabras, cuando  ella trataba de llevarlas al límites de la cortesía.

Ninguna se atrevió a decir más, Char se arrepintió de haberle dicho eso, no tendría razón de meterse en su vida. El teléfono comenzó a sonar, Blake levanto el auricular.

-Arquitecta, el señor Marshall quiere ver a su hija-salió de su  aturdimiento

-Gracias, Claire- sin despegar sus ojos de su escritorio-Tu padre te está buscando, ve,  podemos terminar el asunto del hospital más tarde-la  muralla  de Blake, se levantó aún más alto.

-Lo siento-salió de su oficina, era consciente de que toco un fibra muy sensible, lo podía palpar en el ambiente.

Vacío era como sentía su corazón, las palabras de Charlotte se lo recordaron,  un continuo martilleo en su alma, si es que tenía algún pedazo de ella todavía. Tenía todo lo que una persona a su edad podría desear, un gran trabajo, dinero, salud,  pero no poseía  ese espíritu de años atrás ni  a la persona que más había amado. Solo  la satisfacción que disfrutaría al encontrar a esos malditos,  cada día se perdía más en el laberinto de la mafia, cada día su lado oscuro de apoderaba  de su cuerpo, solo el hecho de ayudar a algunas cuantas personas no le hacían sentir la  bazofia en la que se estaba convirtiendo, con cada último aliento que arrancaba de los despojos de la sociedad.

No soportaba estar más en ese lugar, paredes de color crema, sus cuadros abstractos que reflejaban su personalidad tan crudamente, que a veces se asustaba por el holocausto que podría avecinársele. Tomo su saco y salió de ahí.

-Claire, voy a salir un momento, me llamas si surge algún  imprevisto-comenzaba a sentirse mareada, a paso rápido entro al elevador, aun manteniendo su postura rígida, solo al cerrar las puertas, recostó su cabeza en frio metal, se sentía en un precipicio, donde solo un paso la llevaría a la locura. Sus palpitaciones eran cada vez más constantes, el aire comenzaba a faltarle, llevo sus manos al cuello desabrochando un par de botones, algunas gotas de sudor corrían por su frente, saco un pañuelo de su pantalón, limpio su frente. Ajusto su respiración, necesitaba despejar su mente, olvidar  sobretodo. Con gran esfuerzo se irguió, llego a la planta baja, donde algunas personas la saludaron al pasar, solo asentía con la cabeza. Fuera del edificio, camino por las transitadas calles hasta llegar al parque más cercano, no le importó ganarse algunas miradas por la rapidez con la que iba, esquivo niños y algunas personas despistadas.

Termino sentada bajo la sombra de un árbol, recargándose por completo,  la sensación de tranquilidad momentánea volvió, ya no sentía ese agobiamiento en su cuerpo,   de cualquier forma saco su cartera, de donde sustrajo un pequeño churro de mariguana, no era feliz haciéndolo, pero algunas veces necesitaba postergar su dolor, lo encendió con cuidado, vigilando que ningún fisgón o policía pasara por la zona, dio tres calada con la cual llego un poco de alivio, solo  ejecutaba una vez al mes  esa acción, un vicio que se adquirió para apartar toda la porquería que había visto en esos últimos años de su mente. Cada vez se hacían más repetitivas las pesadillas.

Continuo media hora más ahí,  admirando el paisaje y a la vez  analizando a las personas a su alrededor. Buscando  esa ambrosia de la vida, cualquier cosa que le recordara que aún era un  humano, alguien con defectos, miedos y sentimientos.

Decidió regresar a su oficina, debía esperar por lo menos hasta la tres para retirarse, su paso fue parsimonioso, haciendo el mayor tiempo posible, no quería tener que ver a Charlotte,  evitar la verdad le ahorraría muchos dolores, tanto físicos como mentales. El efecto de la mariguana empezaba  a pasar,  compro unos chicles  para alejar un poco el aliento u olor que quedara en ella.

Al entrar todo seguía su ritmo, continuo el camino hasta su oficina, al parecer la mayoría de los empleados de su piso habían salido a comer, alegrándole un poco la soledad que rondaba el lugar.

Entro  a su recinto, dirigiéndose a su baño personal, pero todavía la fragancia de Charlotte estaba ahí, con demasiada intensidad, refresco su cara, no tenía duda, tendría compañía un rato. Seco  su rostro lentamente y salió.

-siento la demora, no pensé que me estuvieras esperando-dijo mientras se dirigía a su   silla de cuero, saco unos planos de su cajón derecho, esparciéndolos sobre el  escritorio.

-pensé que habías salido a comer-comento  para cortar la tensión de la situación

-aun, no-ajusto un poco sus lentes-este es el plano del hospital, las zonas que estas punteadas son las modificaciones que hice, pero indícame cuales son las que tienes en mente- Charlotte  reviso el plano, sorprendiéndose de que la mayoría de los puntos que se iban a cambiar ya estaban marcados, incluso tenía otras modificaciones en las que no había pensado pero que le parecieron estupendas. Su conocimiento era básico, pero suficiente para entender  los trazos realizados, su padre le enseño en caso de tener que asumir o tomar decisiones de la constructora.

-¿Cómo supiste?-no daba crédito

-es parte de mi trabajo analizar las estructuras para después perfeccionarlas de tal manera que cubra las necesidades de los ocupantes, supongo que no se me ha pasado nada, ¿o falta algo?- ahora entendía porque era una de las arquitectas más famosas de la ciudad, no había duda que nació para eso, la audacia y su intelecto eran inapelables.

-no así está bien-pensó perfecto sin embargo guardo esa palabra, no quería seguir agrandando su arrogancia.

-bueno  la primera parte está cubierta, te vuelvo a repetir, tardar una semana en aprobarse y empezare la obra tres días después, por lo tanto la obra estará en  treinta días a más tardar, ¿alguna pregunta?-aún seguía en  su estupor,  no podía creer la rapidez con la que llevaba su trabajo. Dio un respingo con su nariz, se suponía que debía pasar algún tiempo con Blake para aclarar ese sentimiento que la traía vuelta de cabeza.

-Ninguna- comenzó a guardar los planos, al terminar encendió su computadora, apenas las dos de la tarde-¿podría invitarte a comer?-continuo escribiendo, pero en verdad no lograba coordinar sus dedos- en agradecimiento-sus ojos azules tenían un brillo especial, tan celestial. Necesitaba alejarse pero era tan atrayente, cada gesto, mirada y expresión facial era un invitación-por favor

Cerró su laptop, algunos cajones bajo llave, camino hacia la puerta-vamos-Char salto casi de la silla.

Cualquier pretextó pudo haber dado pero no, ahí estaba, sentada con la hija de uno de los dueños, el cual la odiaba a morir. Sus manos húmedas, eran clara muestra del nerviosismo,  aun así nada en su rostro la delataba.

-gracias por aceptar salir conmigo-estaba radiante, sus palabras fueron melodías para sus oídos, no podía dejar de verla, de admirar cada gesto, su sonrisa, la forma en que caminaba, el subir y baja de su pecho con cada respiración, deseaba tanto tocar su cabello,  sentirla entre sus brazos hasta aspirar  la totalidad de su aroma.

-de todas formas, tenía que salir a comer- comenzó a probar su platillo, para poner fin a su pequeña conversación.

-dime una cosa, ¿eres así de insoportable con todas las personas a tu alrededor  o es solo conmigo?- en ninguna palabra oculto su molestia y un pequeño matiz de dolor. Blake al escucharla, dejo el cubierto sobre el plato. De alguna manera pudo sentí el malestar de Charlotte.

-Es mi forma de ser-no había irónica o algún tipo de burla  voz-no te des tanto crédito-tomo de nuevo sus cubiertos

-Bonita forma de ser

-Gracias,  me harías un favor si lo repites enfrente de Steven-replico con el mismo tono sarcástico de ella.

-Ten lo por seguro-dándole una sonrisa forzada la cual Blake regreso.

Registró el restaurant, vio algunos conocidos, continúo hasta que una castaña se atravesó en su visión, ni siquiera levanto la vista, podía sentir su presencia, con las tantas  veces que intentaba ocultarse de ella, era absurdo que no supiera quien era.

-¿Por qué no respondes mis llamadas?-su tono imperativo llamo la atención de varios comensales del lugar. No podía creer su mala suerte, apenas había comido la mitad de su plato, una lástima tener que dejarlo. Charlotte al igual dejo de comer.

-¿En verdad tengo que repetirte la respuesta?-pregunto viéndola a la cara, con su mirada  estoica

-no puedes hacerme esto-subió más el tono de su voz- hemos salido más de seis meses juntas-histérica la palabra perfecta que describía cada movimiento de ella, sus labios torcidos, las líneas de su frente y el taconeo cada tres segundos.

-error Elise, en primer lugar yo solo una  única vez te invite a salir, las demás tú te has anexado con  Steven,  su novia y yo, ¿puedes ver la diferencia?-estaba harta de tener siempre este tipo de discusiones.

-deja de tratarme como a todas las mujeres que te llevas a la cama-apoyando  las manos en su caderas, su expresión facial cada vez más descompuesta hasta formar una mueca repugnante.

-no lo hago, ellas merecen más respeto

Un estruendoso sonido se escuchó  en el restaurant, todos voltearon a ver, la mano de Elise impacto de lleno en la mejilla de Blake, sus lentes resbalaron hasta la punta de su nariz, ella ni siquiera se movió, pudo evitar el golpe, pero se mantuve firme.

-¿contenta?-lo natural para todos ahí, era que respondiera con algún insulto un reclamo, sin embargo Blake era lo contrario-¿me permites seguir disfrutando mi comida o ya me puedes privar de tu presencia?-continuaba con la misma tranquilidad, sin ningún gesto en su rostro, solo acomodo sus lentes.

-Estúpida- volteo a ver a Char-espero que disfrutes el revolcón con ella,  es lo único que quiere de ti-con esa frase, dio media vuelta y abandono el lugar. Blake continúo comiendo, pero el lugar continuaba en silencio, cada par de ojos estaban clavados en su mesa, levanto la cara con irritación y  dio la mirada más gélida.

-¿te molestaría si nos vamos?-saco la cartera de su pantalón sin esperar respuesta, llamo al mesero al que se la entrego. Char no salía de su estupefacción. Unos minutos más y Blake se puso de pie- vámonos- la siguió  por impulso, pero no podía olvidar las palabras de solo quiere acostarse contigo se repetía una y otra vez en su mente.

Caminaron un par de cuadras, la mano  de Blake sujetaba su brazo, pararon cerca de la constructora. Blake volteo a verla, analizando su rostro, la pequeña arruga que estaba en su frente, su mirada perdida en algún punto de la calle.

-disculpa, la escenita, algunas personas no comprenden las cosas cuando se les explican-capto la atención de Char quien levanto su mirada del piso, una mezcla de desconcierto se cernía sobre sus ojos,  estuvieron viéndose  varios segundos, contemplando sus rostros, memorizando cada línea de expresión, el matiz de sus ojos,   las forma de sus cejas, el contorno de sus labios, la conexión que existía cada vez  que sus almas se encontraban. Podían sentir  la atracción de sus cuerpos, esa fuerza gravitatoria cada vez que estaban juntas,  la atmosfera que las envolvía dejándolas  en su propio mundo, donde podían contemplarse sin ninguna restricción o miedo, olvidando cualquier pasado.

Una de las manos de Charlotte, acaricio su mejilla lastimada,  frotándola suavemente, palpando la suavidad de su piel, el calor que transmitía  a través de su palma a su cuerpo.

-Amor, ¿Qué alegría verte?-todo termino, ese vínculo entre ellas despareció. Andrew la abrazo cruzando sus brazos sobre su vientre, al igual que su mentón se apoyaba en su hombro-sabía que vendrías a buscarme-su boba sonrisa, retorció sus entrañas, fue como un golpe interno. La necesidad de golpearlo  invadió sus pensamientos. Fijo su vista en él, deseaba tanto aventarlo a la avenida-Hola, Blake-sus miradas se confrontaron, ninguno se soportaba.

-con permiso- paso de ellos, una furia tremenda recorría su cuerpo. Entro en la recepción si mirar a nadie, tomo  el ascensor, al cerrar las puertas descargo su puño en el  metal. Sus fosas nasales  se expandían constantemente como un toro, la tonalidad de sus ojos cambio a un casi color negro. Solo conocía una explicación para eso, una que no admitiría,   la cual no tenía cabida en su vida, algo que jamás pensó en volver  a experimentar, alegría o maldición, aun dudaba cual definiría mejor ese descubrimiento.

Fulmino a todo el  que encontró a su paso, empezaba  a perder el control de sus actos, azoto la puerta de su oficina, ganándose la mirada de su departamento. Aventó su saco al perchero, necesitaba descargarse, si no estallaría. Se recriminaba  no haberse alejado desde el primer momento en que la vio, lo supo al instante, ella cambiaría gran parte de su vida y eso no podía ocurrir. Su cuerpo  reaccionaba con su contacto y ahora su mente no la podía sacar de sus pensamientos.

Si fuera cualquier otra chica no dudaría en acercarse, sin embargo ella era diferente, si con tan solo mirarla estaba así, no quería averiguar si llegaba a besarla. ¿Qué pensaría de ella cuando supiera todo lo que había hecho? No era arrepentimiento de sus actos. Era ese dolor de ver como la persona que amas te tiene miedo.

El sonido de su celular, la distrajo de sus pensamientos, cerro sus ojos,  no esperaba  tan pronto esa llamada, menos en su oficina, abrió la puerta del baño y  la llave del lavabo al igual que puso música en su otro teléfono, mientras no dejaba  de escuchar la melodía.  Presiono la pantalla y puso el celular en  su oído.

-Reunión, media noche, sin falta-era lo que necesitaba distraerse y enfocarse en el proyecto que estaba trabajando desde hace años. Faltaba poco para lograrlo, no importaba que tuviera que sacrificar la amistad o el amor para alcanzar su objetivo. Nadie la alejaría de su misión, sus manos ya estaban manchadas de sangre.