Emancipación 5

Primero que nada una disculpa a todas por hacerlas esperar tanto, pero ya saben no falta el maestro que no tiene vida social y que le gusta divertirse a costa de sus alumnos. Tratare de poner continuacion en Juego M; a mas tardar esta semana, que la tengo menos atareada. Agradezco sus comentarios.

Salió del hospital por la puerta trasera, no quería que nadie la viera, ese tipo de pruebas podrían cavar su propia  tumba. Chester aun estaba con vida y con lo que sucedió entre ellos, sus intenciones de matarla estarían al máximo.  Era casi seguro que algunos espías estarían pendientes de las personas que  vinieran  a urgencias con una herida de bala. Ante todo debía pensar con la cabeza fría.

No podría dejarse llevar por lo que su corazón le dictara,  solo le hacía débil ante los demás, por mucho que sintiera perder cada día  la amistad y el amor  de sus seres queridos, eso jamás le detendría para completar su objetivo.

Tomo dirección a casa de  Nash,  recogería su gabardina, no quería más preguntas,  pensando que era muy posible que haya visto la katana, algo difícil de explicar.

Media hora tardo  en llegar, al estar frente  a  la casa, saludo a varios de los vecinos de Nash, que la habían visto una o dos veces, eso le ayudaba a no ser sospechosa, busco alguna ventana  abierta al frente, pero todas están cerradas, se dirigió a la parte trasera llevando con ella la moto, no quería que estuviera  a la vista,  encontró al labrador de Nash dormido en su casa, quien al verla se le aventó para lamerle la cara y jugar con ella.

-¡Tranquilo, Max!-grito,  a lo cual el perro se sentó, era lo único bueno que había logrado que hiciera, al venir un par de veces, ya que el perro era bastante necio-ahora mejor ayúdame  a meterme a la casa de tu dueña-reviso la puerta trasera y nada, no encontraba una manera de entrar sin hacer demasiado esfuerzo, sabía que debía cuidarse el hombro.

Al estar analizando un punto por el cual poder infiltrase, le llamo la atención que Max no estuviera  a su lado-Max, ¿donde estas?- le llamo un par de veces, el cual salió de la vivienda por su entrada  que estaba  colocada en la parte baja de la puerta-ahh, se me olvida tu entrada personal, muy bien chico-palmeo la cabeza del perro. No sería difícil poder entrar por ahí, ya que el perro era grande, no tardo nada en estar en la cocina.

No busco en el consultorio, ya que recordaba  vagamente que Nash le quito la gabardina en la sala, la cual se encontraba en el sofá, por la forma en que se encontraba parecía que no había sido revisada. Escribió una nota corta y la dejo en la mesita de centro de la sala, “Vengo por la moto el fin de semana”, decidió llevar la gabardina en el brazo, se despidió de Max y salió del lugar.

Caía el anochecer, contemplaba   la luna, su  compañera, su aliada en algunas ocasiones, en otras su confidente de tantas noches de amargura y nostalgia. Entro a un parque,  no recodaba su nombre, solo necesitaba  alejarse una vez más, sobre todo de Charlotte, aun no podía olvidar sus ojos, esa calidez que hace tanto tiempo no sentía, una sensación de alegría invadió su ser, sin embargo, no podía olvidar de quien era hija, ni siquiera sabía porque pensaba en ella. Alejarse de ella era lo más sensato, le asustaba la conexión que sintió con su mirada y el  contacto de su mano.

Dio varias vueltas por el lugar hasta tomar lugar, en una banca frente  al lago del parque, lo observo unos minutos más. Recordó una ocasión cuando vino con ella, nunca podía negarle nada, siempre la seguía en sus locuras, le hacían tan feliz, una sonrisa se formo en sus labios,  como si no hubiera ocurrido nada,  tantos besos, abrazos y  caricias compartidas. Innumerables cosas que añoraba, pero sus recuerdos así como vinieron se esfumaron. Cada parte de su cuerpo tembló con el  recuerdo de la muerte de ella. Sentía la rabia y el dolor punzante en su cabeza.

-lo siento tanto-sus ojos estaban rojos de tanta impotencia-yo tuve la culpa-una lagrima escapo de sus ojos-espero que me hayas perdonado-se  arrodillo, no le importo el frio que sintió al estar en contacto con el pavimento.  Algunos gritos vinieron  a su mente, intento callarlos cerrando sus ojos como si con eso fuera suficiente- se que nuca te gusto la venganza…-su garganta comenzaba  a cerrarse por el esfuerzo- pero nunca perdonare a esos malditos- se levanto del piso, seco las lagrimas con su manga.

Abandonó el parque, muchas cosas faltaban por arreglar, dejarse morir por su sufrimiento no era una opción, hizo una promesa y no  descansaría hasta cumplirla. El dolor de su brazo había regresado, pero podía manejarlo, al fin de cuentas el dolor y el sufrimiento ya era parte de ella.

Hoy, ya nada  podría hacer, debía seguir con la apariencia de una gran arquitecta, con una vida recta e impecable, tomo un taxi de la zona para llegar a su departamento oficial. DE vez en cuando volteaba  para ver que nadie los siguiera, una manía  que tenía desde hace tiempo, también escaneo al taxista, un señor de alrededor de 50 años, que no parecía una amenaza, el retrovisor tenía un rosario colgado y había una foto de su familia   que colgaba del taxímetro.

Como siempre se bajo diez cuadras antes de su edificio, siguió el mismo procedimiento, esperar a  que el taxista se pierda de vista y después caminar entre las sombras para llegar a un edifico de un nivel económico alto,  saludo al portero.

-¿tuvo algún problema con su auto, señorita Blake?-pregunto el portero al verla entrar por la puerta principal.

-no ninguno, Jack,  solo quise caminar un poco-le contesto cortésmente-nos vemos, que descanses-paso del él, y tomo el elevador, si le hubieran puesto un cabestrillo, de seguro su portero le hubiera preguntado santo y seña de lo ocurrido, la curiosidad de las personas por  vida de los demás es una característica humana muy común.

Abrió con su clave electrónica la puerta un lujo que varios del edificio se dieron,  llevo la gabardina a su cuarto y la guardo en el closet. Reviso su teléfono y tenía 9 mensajes,  apretó play y siguió cambiándose de ropa, necesitaba un baño urgente, podía oler el aroma del hospital impregnado en su cuerpo, algo que detestaba  cuando estaba con Nash, agradecía muy en el fondo que ella siempre tomara una ducha después de su jornada para verle.

-Primer mensaje, necesito verte urgentemente-reconoció la voz al instante, David, el oficial para el cual trabajaba-segundo mensaje, Blake-era la voz de su madre, pensó que el chismoso de Steven le fue con el asunto de su hombro-acaso no recuerdas que tienes madre y hermanos, te espero como siempre el domingo a desayunar, parece que el único día que nos puedes dedicar-volvió a respirar normal, aun con su edad, su madre era la única que lograba manipularla- y no te quiero ver con las ojeras de siempre, así que duérmete temprano-una madre nunca dejara de ver a su hijos como niños.

Escucho cinco mensaje más de los cuales tres eran de  Steven de la noche anterior y los de más de David que parecía bastante perturbado, supuso que tendría nueva información. Se metió  a la ducha para poder relajar su cuerpo,  manteniéndose  bajo el agua cuarenta minutos. Debía relajarse para tomar y actuar de la mejor manera. Optó por no llamar a David y mejor contactarlo mañana. Necesitaba un descanso, las últimas noches no había podido dormir nada. Puso sus celulares a cargar. Camino a su cama y se recostó en ella, miraba el techo de su habitación mientras planificaba mentalmente todos los asuntos que faltaban por resolver, al poco rato se quedo completamente dormida.

Despertó como siempre a las seis de la mañana, apenas había dormido seis horas seguidas,  el hombro ya no le dolía tanto. Preparo la ropa que iba  a usar, después reviso su correo, tampoco podía descuidar su trabajo, tenía que checar varias obras, mientras revisaba sus trabajos pendientes puso algo de música clásica,  tamborileaba su pulgar sobre el escritorio, tenía más de veinte correos nuevos. Cerro su computadora, necesitaba moverse rápido, se metió al baño y no tardo más de veinte minutos en salir,  se vistió y se coloco sus lentes. Se vio una vez a la espejo, su rostro estaba más relajado, sin embargo sus ojos reflejaban  la oscuridad que vivía. Apago el aparato de sonido y salió del apartamento.

Tomo el ascensor,  al entrar en él, había dos personas más una mujer joven de cabellera castaña, de buenas formas, con una falda sastre y una blusa en V que no dejaba  nada  a la imaginación, la otra persona era un señor mayor que Blake había visto varias veces, saludo a los dos amablemente, quedando en medio de ellos. Blake se bajo en la planta baja, pero  en el trayecto aunque el elevador era para una capacidad  de trece personas y solo iban tres, no dejo de sentir como la joven se recargaba descaradamente en ella, conocía que su apariencia atraía demasiado a las chicas, su aire de superioridad  y seguridad le daban un toque irresistible. Sonrió un poco, recordaba   como ella la celaba  a veces por diversión, ya que sabía que Blake nunca la engañaría.

La recepción del edificio estaba casi vacía, el único en ella era el portero que tenía un café sobre el mostrador, vestía como siempre  un traje negro con un gafete que lo identificaba. Le saludo rápidamente y salió del edificio.

Llego a la estación de metro más cercana, antes de tomarlo, llamo a David, espero tres tonos cuando le contestaron.

-Blake, ¿Dónde demonios estabas?-alejo un poco el aparato de su oído

-Luego te paso mi agenda, para que la revises, no solamente trabajo para la policía-contesto fríamente

-Ya, te he dicho que renuncies, serias  un gran elemento para nosotros-Blake observaba alguna de las tiendas alrededor, mientras vigilaba a todas las personas de su alrededor. También checaba las cámaras de algunos comercios para colocarse en un ángulo donde no le grabaran demasiado.

-Para eso me buscabas, porque si es así te hubieras ahorrado la llamada-le molestaba de sobremanera que le hicieran perder su tiempo, checo la hora y ya eran cuarto para las ocho.

-Solo digo la verdad, no lo tomes a mal-un silencio por parte de él-no puedo decirte mucho por teléfono, nos vemos donde siempre y a la misma hora

-Ok,  te veo al rato-no espero respuesta, guardo su celular y bajo  para tomar el metro.

Su paso era rápido, entre más temprano llegara, más rápido resolvería sus asuntos en la constructora, en el ascenso al metro esquivo a varias personas que distraídamente tenían algún choque, se bajo en la estación Flushing-Main Street.

Camino algunas cuadras y llego a la constructora, saludo a la recepcionista y  a los guardias de seguridad, todavía faltaba casi una hora para la hora de entrada, solo algunas personas les gustaba llegar antes.

Al llegar  a su piso, solo había dos  secretarias, quienes la saludaron en cuanto la vieron salir del elevador.

-Buenos días arquitecta, ¿quiere que le prepare un café?- le pregunto una de ellas

-Sí, muchas gracias-necesitaba un liquido que la revitalizara, además de que no había desayunado nada. Abrió la puerta de su oficina, dejando  la puerta abierta. Encendió su laptop e introdujo su contraseña. Empezó a revisar unos planos, mientras hacia unas anotaciones  escucho unos golpes en su puerta.

-¿puedo pasar?-volteo y asintió con la cabeza-me tome el atrevimiento de traerle un sándwich de la cafetería, espero que no le moleste-ahora recordaba que la secretaria era la mama del niño de ayer

-Gracias-pocas secretarias eran amables con ella.

Dejo el café y el sándwich en la mesa- con permiso

-Adelante- dejo su lápiz y camino a la mesa, dio un trago a su café, aunque no lo demostrara en sus facciones, le agrado el sabor, después tomo el sándwich que era de pollo y empezó a morderlo, su estomago lo agradeció, llevaba bastantes horas sin probar alimento. Cuando termino regreso a sus labores, tardo una hora en corregir algunos de los planos de los arquitectos que estaban bajo su cargo.

EL movimiento en la oficina  empezó a las nueve, cuando la gran mayoría ya estaba en su puesto. Blake cerró su puerta, nunca soporto mucho los lugares con demasiado ruido, tomo asiento frente a su laptop para terminar los últimos detalles de los planos  del siguiente proyecto que estaban realizando, una cadena de hoteles, quería dejar impresionados  a los dueños de la cadena hotelera. Con esto obtendría el  bonus que necesitaba para seguir con sus investigaciones, y un par de armas nuevas.

Tenía puesta toda su atención en el monitor cuando escucho que alguien abría la puerta, ni siquiera levanto la vista, la única persona que se atrevería a entrar sin tocar era Steven, prefirió ignorarlo, si es que le era posible. Escucho el clic de la puerta al cerrar, y los pasos de él acercándose para finalmente tomar asiento frente a ella. Sintió la mirada de su amigo, pero no dijo nada durante cinco minutos.

-¿Por qué estas aquí?-pregunto por fin Steven

Sin levantar la vista de la pantalla, le contesto-según recuerdo aquí trabajo-termino de hacer los ajustes a su presentación.

-No estoy bromeando Blake, debes descansar, ayer saliste del hospital  y no fue como si nada más te inyectaran-le reprendió con un tono bastante molesto. Dejo de lado la laptop y masajeo el puente de su nariz, no tenía más escapatoria que seguir teniendo este tipo de enfrentamientos con su amigo.

-No tienes de que preocuparte, no creo morir tan pronto

-Me encanta tu entusiasmo-contestó sarcásticamente, mientras palmeaba el escritorio de caoba.

-Estupendo-sonrió falsamente-pareces que nos vamos entendiendo

-Por supuesto-le devolvió la sonrisa-al igual que tu mama comprenderá la situación-los ojos de Blake, parecían aventar dagas  a su amigo, su sonrisa se volvió retorcida como últimamente pasaba cuando le daba el tiro final a sus enemigos.

-Haz lo que quieras-le respondió, mientras tomaba un sorbo del café sobrante de su tasa-pero si le da un infarto a mi madre tu serás el único responsable…

-¿y qué crees que le pase  a tu madre cuando le llamen un día en la mañana avisándole que el cuerpo de su hija está en la morgue?

-¿Acaso me viste cara de busca pleitos o delincuente para estar en ese tipo de actividades?-pregunto cínicamente, atravesándolo con la mirada

-entonces dime, ¿Por qué te dispararon?-refuto, mientras buscaba un gesto en su amiga que la delatara

-deberías estar enterado de la situación de la ciudad, hay muchos asaltos últimamente, nadie está exento de ser víctima de uno de ellos, y muchos de los cuales son con demasiada violencia-recargo su rostro en la mano, estaba perdiendo tiempo valioso con su amigo

-eso no responde mi pregunta Blake, si tienes problemas, yo quiero ayudarte-ella opto por revisar el reloj de su muñeca llevaba media hora perdida

-mira, no tengo más tiempo que perder, ya le explique a Nash lo que me paso, si me quiere creer bien y si no pues ni modo, no puedo hacer nada o ¿quieren que busque a quien me disparo, haber si  así me creen?-pregunto burlonamente

-Deja tu actitud defensiva, soy tu amigo, yo nunca te juzgaría, no tienes porque seguir guardándote todo

-¿tienes algo más que decir o eso es todo?- le cuestiono fríamente, mientras golpeaba con un lápiz el escritorio, indicándole que la conversación no le interesaba en lo más mínimo

-No, te recuerdo que tenemos junta  a las  once con mi padre y los demás socios para presentarles el proyecto a los empresarios de la cadena de hoteles-decidió resignarse, el muro de Blake le parecía impenetrable.

-Ok, te envió la presentación ahorita, para que estudies los punto más importantes- Steven salió de su oficina. Tomo su lap y continúo trabajando, revisando correo  y respondiendo correos.

AL terminar,  agarro el auricular y presiono el botón dos-¿Qué se le ofrece arquitecta?-escucho la voz de su secretaria

-Solo quería confirmar si las carpetas ya están en la sala de juntas-volteo su silla, y observo el edificio de enfrente, que demostraba su ritmo de vida, trabajar como esclavos para poder comer medianamente al igual que todas las personas del mundo..

-No se preocupe, acabo de dejar el lugar impecable-respondió felizmente la secretaria

-Muy bien, Lauren. Confió en usted-colgó el teléfono. Faltaban veinte minutos, se levanto y camino a su baño privado, se lavo los dientes. Su presentación siempre debía ser perfecta, los negocios eran como la política sonreír mientras te comes la mierda de los demás. Claro ella nunca sonreía a menos que no fuera sarcásticamente, casi nadie se atrevía confrontar su mirada como si un instinto de supervivencia les avisara del lobo que tenían enfrente.

Salió de su oficina y se dirigió  a las sala de juntas que estaba situada en el siguiente piso, todos se alejaban de su camino, su mal humor y sarcasmo era conocido por la mayoría. Tomo el elevador y en menos de un minuto estaba frente  a la puerta de la sala de juntas-Giro la perilla, todas las cabezas voltearon a verla.

-¡Buenos días a todos!-saludo cortésmente, Steven, su padre,  Jeremy y el señor Marshall ya esteban en sus respectivos lugares, pero sintió algo fuera de común, un malestar en su estomago cuando dio con la mirada de Charlotte, quien tenía una sonrisa en su rostro mientras le saludaba con un movimiento de cabeza, su autocontrol se fue por la coladera, un solo acto de ella, la dejaba  totalmente descolocada, decidió bajar la mirada y sentarse en su lugar, todavía quedaba cinco minutos para empezar la reunión.

-¿te importaría si hago yo la presentación?-Steven le pregunto, pero Blake no lo escucho, en lo único que pensaba es el ¿Por qué ella estaba  ahí?,  sentía su mirada  sobre ella-¿Blake?-le zarandeo un poco, al sentir el movimiento,  giro a verlo.

-¿Qué paso?-le pregunto en voz baja.

-¿Qué si no te importa si hago la presentación yo?

-No, para nada- fue una oportunidad única, se sentía incapaz de pararse al frente, dirigió una mirada  a Charlotte, la cual continuaba mirándola fijamente con una sonrisa, se sentía tan idiota en esos momentos, por más que intentara ignorarla no podía.

SI era algo carnal, pensaba que era la falta de sexo de su último mes, trataba de convencerse de ello, ni de loca se atrevería meterse con la hija del señor Marshall, si de por si la odiaba, no dudaría que la mandaría a matar si pervirtiera  a su hija. SI el cuerpo de de diosa de Charlotte era irresistible, eso era innegable. Sumida en sus pensamientos no se dio cuenta cuando Steven empezó la presentación, solo cuando le preguntaron algo salió de su mundo.

-¿Estás de acuerdo Blake?-Todos en la mesa le miraron, por primera vez no sabía que contestar, ni siquiera sabía de qué rayos estaba hablando, tomo la vía rápida.

-Por supuesto-todos la miraron normal, menos Charlotte que soltó una pequeña risita  al darse cuenta que Blake  no tenía ni la menor idea de lo que le preguntaron, cosa que no paso desapercibida para nadie.

-No hay más que decir señores, seré yo quien vaya entonces a dirigir las primeras semanas,  la obra, después iré esporádicamente a revisarla-Eso fue un balde agua fría para Blake, ella era quien iría  a  supervisar, le molestaba que no hubieran planteado antes eso, de  todas maneras le daba igual con Steven fuera no tendría quien la estuviera vigilando.

Los empresarios se retiraron y solo quedaron los accionistas y parte de los ejecutivos importantes-Bueno Blake, como Steven estará afuera por algún tiempo,  tú te encargaras de la remodelación del hospital donde Charlotte trabaja-le indico el padre del  susodicho.

-No hay problema-no le quedaba nada más que acatar las ordenes, nunca le respondería al señor Patrick, quien siempre depositaba su entera confianza en ella, el señor Marshall solo la miraba con desdén.

-Trataras personalmente con Charlotte a quien ya conoces, ella te dirá los cambios que quieren realizar- asintió con la cabeza, no podía creer su mala suerte ahora tendría que tratarla, preferiría tener  una cacería, seria menos riesgoso para su salud mental-Bueno fue un gusto como siempre verlos, eso es todo y nos vemos hasta la junta del siguiente mes.

La mayoría fue saliendo rápidamente, Blake que aun no podría creer lo sucedido no se percató que solo quedaba ella y Charlotte en la sala, Steven por supuesto salió, no quería darle la cara  a su amiga por no haberle avisado del último cambio. Cuando se dio cuenta, trato de huir del lugar pero la voz de Charlotte le detuvo.

-Blake, espera un momento-le tomo por el brazo, provocándole un calor en todo su cuerpo

-Ehh-al voltear se quedo prendada de su ojos azules, que reflejaban la inmensidad del cielo-podemos hablar en otro momento, tengo asuntos que resolver-salió por la puerta, pero Charlotte se emparejo con ella, mientras caminaban hacia el elevador.

-No te voy a quitar mucho tiempo-entraron en el elevador- solo quiero que quedemos para empezar la remodelación-Blake cada vez estaba más nerviosa, al abrir la puertas  varios se dieron cuenta con quien venía, el chisme correría como pólvora, ya mañana dirían que ahora de echaría a la bolsa a la hija del señor Marshall.

-Sígueme-no le gustaba estar a la vista de tantos chismosos, caminaron a su oficina, dejo pasar primero a Charlotte, quien se dio cuenta de que a Blake no le gustaba estar en boca de todos- como te decía tengo algunos asuntos por resolver, ¿te parecería si vienes pasado mañana?-no podía aplazar mucho el tiempo, entre más rápido empezara,  mas pronto terminaría su tortura.

-claro no hay problema- no dejaba de verla, le encantaba sus ojos, una mezcla de verde con azul  turquesa.

-en ese caso, no deseo entretenerte más- tampoco podía correrla, nuca  se atrevería, sin embargo su presencia la asfixiaba, se sentía como idiota frente a ella, una sensación que llevaba un par de años sin experimentar.

-no te preocupes, entro  a trabaja hasta en la tarde, por cierto como sigue tu hombro- sin previo aviso se acerco a ella  y  toco su hombro-pensé que no trabajarías hoy, ayer estabas muy débil- la ternura con que le hablaba,  era una melodía que no permitía alejarse de ella.

Blake no dejaba de observar cada movimiento, pero no hacía nada por huir, la sensación de tenerla junto  a ella era más placentera, veía sus labios, tampoco pasaban desapercibidas su formas bajo esa falda gris que portaba, estaba embobada viendo cada parte de su cuerpo, el olor a fresa que desprendía cada poro de su piel, era una nueva  droga para ella.

Charlotte por su parte, veía con la misma intensidad a Blake, era una especie de imán para ella, desde que la conocía, sus ojos le cautivaron, por supuesto la belleza de Blake, su personalidad, todo lo que reflejaba le encantaba, se sentía en un sueño cuando estaba junto a ella, le fascinaba  la manera en que Blake le miraba en esos momentos, la pasión que desbordada sus ojos, quería sentir la calidez de sus labios. Estaba tan cerca de ella, era su oportunidad de comprobar que era ese nuevo sentimiento que recorría su cuerpo.

Justo cuando la distancia empezaba  a disminuir, Steven abrió la puerta, rompiendo el encanto, Blake dio un paso para atrás al igual que Charlotte.

-Hola, Char no sabía que seguías aquí- observo  a  ambas, Blake parecía igual, pero la rubia estaba un poco sonrojada, pensaba que imaginaba cosas, aunque últimamente el comportamiento de Blake cambiaba cuando estaba  a lado de Charlotte.

-Estoy  arreglando el asunto del hospital y de paso quise revisar a Blake-contesto un poco nerviosa, su respiración era irregular, creía que podría salir de dudas de una vez por todas, esas últimas noches no dejaba de pensar en Blake,  pero tiempo era lo que le sobraba.

-Te lo agradezco tanto, aquí, la señorita cabeza dura no entiende que debe cuidarse-sonrió complacido por la mueca que Blake dejo salir de fastidio.

-Para que estén tranquilos, ya me voy.-Una excusa perfecta para  evitar más preguntas y el estar cerca de la rubia.

-Eso está mejor,  debes descansar-le hablaba Charlotte cariñosamente- tienes que cuidar mucho tu herida, para que no se infecte

-SI, lo sé-empezó a guardar algunas cosas para poder marcharse, mañana  revisaría las obras que quedaron pendientes

-si guastas, ¿yo puedo ayudarte a limpiar las heridas?-le sugirió un poco sonrojada, para Steven era divertidísimo ver como Blake intentaría zafarse. Por su parte la aludida, no podía razonar, acaso se le estaba insinuando.

-no te preocupes, pasare hoy a casa de Natasha para que me revise-fue lo primero que se le ocurrió.

-Si, debí suponerlo-su tono salió un poco molesto-no debí tomarme el atrevimiento-camino a la puertas de salida- nos vemos.

No podía creer que la rechazara y más por la doctora Natasha, ya sospechaba que había algo más entre ellas, sentí que se quemaba por dentro, por supuesto eran celos. Salió a paso rápido del la oficina y se perdió tras las puertas del elevador.

-Acabas de herir su ego- empezó a molestar Steven

-No sé de que hablas-ni  siquiera ella entendía, no creía que fueran celos, si ni si quieran tenían algo que ver.

-En serio Blake como le haces, hasta  a las más heterosexuales les haces dudar

-Si lo que digas, mejor me voy antes de que sigas con tus tonterías- tomos sus cosas y bajo al estacionamiento, su realidad comenzaba al salir del edificio.