Emancipación 3
Bueno, una disculpa por el retraso. Espero que todos estén bien, les agradezco sus comentarios.
-Como todo sabíamos, ayer en la noche llegaba uno de los cargamentos más importantes de mujeres y de drogas de este mes, pero lamentablemente alguien se encargo de avisarle a la policía, perdimos más de 50 millones de dólares en ello, y los únicos que sabíamos de esa operación, somos los quince que estamos aquí, algunos de nuestros infiltrados en la policía y por supuesto el jefe.-el ambiente era pesado para todos en la mesa-Llevamos medio año con este problema, justamente la policía llega a nuestros puntos de encuentro -fijo su vista en cada uno de ellos, tratando de encontrar alguna señal de nerviosismo. Blake le mantuvo la mirada, sabía que debía permanecer fría e imponente- ¿no les parece raro caballeros?-sonrió mostrándoles sus dientes, casi como un perro esperando el momento para atacar, uno de sus mejores habilidades era oler el miedo en las personas.
Todos permanecieron callados, viéndose unos a otros, algunos con pequeñas gotas de sudor en sus rostros. El silencio se mantuvo bastante tiempo.
-Y para colmo el idiota de Hill cayo detenido
-¿y qué quieres que hagamos, Jack?- la pregunta salió de la boca de otro de los asesinos más peligrosos del lugar, Richard, un tipo de alrededor de treinta años de edad, pelirrojo, su apariencia pacifica no mostraba su verdadero rostro. El tipo era de armas tomar y no era nada tonto.
-El asunto de Hill ya lo tengo controlado- relajo sus facciones- ¿solo falta el soplón?
-posiblemente fue el mismo Hill, últimamente se le iba la lengua en sus borracheras-Chester sugirió- te dije que era un incompetente-continuaba con sus comentarios mordaces
-si de seguro el fue con la policía-agrego otro
-él era el infiltrado-muchos de la mesa apoyaron esta idea para salir del paso. Mejor no pudieron ir las cosas para Blake, no tendría que preocuparse por ello.
-Eso ya lo veremos-contestó tajantemente Jack, al instante todos guardaron silencio- ahora necesito que alguien tome el lugar de Hill, y por precaución hemos escogido a dos de ustedes, uno se encargara del negocio de la droga y el otro de los centros de prostitución
-¿Quiénes son los afortunados?- Chester estaba bastante impaciente, su sonrisa mostraba lo seguro que estaba de ocupar uno de esos lugares. Mientras que Blake solo pensaba en cómo deshacerse de él, ya bastantes problemas le causaba, con siempre estarla acusando de espía
-Shinigami, tú te encargaras de la red de prostitución y Richard, tú te harás cargo de la importación y exportación de drogas, ¿alguna pregunta?- muchos estaban de acuerdo, ellos eran de los más calificados para el trabajo
-¿Por qué demonios él?-grito Chester, señalando a Blake- yo llevo años en la organización, el apenas tiene un año, yo tengo más experiencia.
-Jack, en esta ocasión le daré la razón a Chester, solo soy un exterminador - sus palabras eran neutrales, casi robóticas- lo mío es matar, no encargarme de los negocios
-Lo ves el mismo sabe que no podría con el paquete
-Una de mis reglas es no meterme, ni con mujeres, ni con niños- poco le importaron las palabras anteriores
-Esa es pura palabrería, admite que no tienes las agallas para esto-seguía molestando Chester. Por su parte Blake, ni siquiera lo miraba
-Lo dice el que no aguanta mi katana en su garganta por más de un minuto-con ese comentario, las risas de los demás no se hicieron esperar
-Cállate imbécil- se paró de su asiento, apoyando ambos brazos sobre la mesa- lo digo ante todos, tú no eres más que un maldito espía- sus ojos se tiñeron color sangre y las venas de su rostro se marcaron aun más. Al punto de casi explotar por el coraje.
-Basta!!!- la voz poderosa de Jack inundo la bodega-como quieras Shinigami-no podía darse el lujo de perder a uno de sus mejores asesinos- Ya que tienes tantos ánimos Chester, tu ocuparas su puesto, espero que no nos defraudes- su tono amenazante no paso desapercibido para nadie, la situación ya era molesta para más de uno por los constantes comentarios de Chester- y para que creamos que Shinigami es un espía o como le llames, danos pruebas -Jack fue uno de los primeros de la organización en darle su apoyo a Blake, claro no todo en la vida es gratis, algunos favores por parte de Blake, como sacar del mapa algunas personas que obstaculizaba a Jack, les permitieron relacionarse más, al cabo de hacer una amistad, beneficiando a Blake
-cuando las tenga, espero que no sea demasiado tarde para todos- tomo sus armas y salió de la bodega. Con eso había declarado su sentencia de muerte, debía planear como eliminarlo sin levantar sospechas de ella, si no la mayoría daría por hecho que él tenía razón sobre su verdadera condición. Por el momento se había salvado de ocupar un puesto que no le convendría en lo absoluto, ahora solo era tiempo para poder eliminar a Chester
-¿alguien tiene algún otro comentario?-miro a todos y ninguno dio muestra de continuar la conversación-entonces eso es todo, cada uno continué con sus actividades, pueden retirarse
Blake espero a que la mayoría saliera. Subió a la azotea y reviso la zona, sabía que Chester estaba bastante enojado y no dudaría en atacarla, después de observar todo el lugar decidió que su mejor ruta seria saltar a la azotea del otro edificio y de ahí bajar por las escaleras de emergencia. Todo lo hizo rápidamente, reviso la hora y ya eran las dos de la mañana, bajo por las escaleras y camino las cinco cuadras para llegar al parque por su moto, cuando estaba por tomar su casco, escuchó algunos pasos tras ella. Siguió como si no hubiera pasado nada, mientras una de sus manos tomo la empuñadura de la katana, preparándose para el ataque.
-Ya es hora de que arreglemos cuentas-la voz era inconfundible, caminaba lentamente hacia a Blake. Ella coloco su casco de nuevo sobre la moto y giro para enfrentarlo.
-Te estaba esperando-sonrió torcidamente y sus ojos se tornaron de un color casi negro, obvio no lo mataría aun, no podía dejarse llevar por impulsos, solo le daría un escarmiento.
El saco una nueve milímetros y le apunto directamente a Blake- ya veremos si en realidad eres el dios de la muerte- disparo directamente a la cabeza. En un movimiento Blake saco su katana, interponiéndola entre la bala y su rostro, agradecía haber escogido una aleación resistente a las balas, solo un par de chispas salieron del choque de los metales, pero antes de que pudiera regresarle el ataque una luz roja se reflejada en el filo de su espada, su agudo oído pudo escuchar el click de un arma, estaba totalmente expuesta a un francotirador, no pudo hacer nada más que inclinarse a su lado izquierdo, impactando la bala en su hombro derecho, la sensación de la bala rompiendo sus carne, algunos ligamentos y el crujir de uno de sus huesos.
Cayo al piso irremediablemente, el dolor era intenso, pero su instinto de supervivencia era mayor, rodo junto a su moto para evitar más disparos, saco el arma de su pierna, todo esto sin hacer movimientos llamativos. Chester observo la escena con una sonrisa, por fin se desearía de su peor enemigo.
-ahora veremos quien tiembla de miedo- la voz sarcástica de Chester le aviso que estaba a menos de diez metros de distancia, le regresaría su regalo por supuesto-despídete de este mundo- antes de que jalar del gatillo, Blake giro acertándole un tiro en su hombro izquierdo, el grito de dolor de Chester fue tan satisfactorio, su arma salió volando justo a lado de la moto, con eso lo mantendría quieto. Sentía la sangre ya en su costado, debía terminar con esto antes de desangrarse, levanto su katana y como lo esperaba el francotirador dio en ella, con eso identifico su posición, era bastante rápido, debía ser exacta, el dolor empezaba a marearla.
Aventó su katana a tres metros de altura, volvió escuchar el tiro sobre ella, era su oportunidad, la oscuridad le ayudaría en esta ocasión, se levanto rápido y disparo, el ruido de una caída se escucho a lo lejos, aun mantenía algo de conciencia, recogió su katana, no parecía tener algún desperfecto.
-Maldito!!!- al parecer la niña no se iba a callar-eres un hijo de m*!!!- gritaba con la voz entrecortada. Blake se acerco lentamente a él, como lo suponía no era más que un hablador.
-Cállate imbécil, hoy es tu día de suerte- su máscara la tenía bastante húmeda por el sudor frio que inundaba su cuerpo- te voy a dejar vivir, deberías estar agradecido-mostro una sonrisa escalofriante
-Vete a la jodida, no te creo nada, infeliz- escupió en la tierra, frente a los pies de Blake
-Ya no gastes energía, no querrás morir, ¿o sí?- su tono burlón, congelo la sangre de Chester
-Te daré lo que quieras- lagrimas salían de sus ojos, su orgullo fue vencido por el miedo, la sombra frente a su ojos era una de la más temidas, la muerte era algo seguro para el- yo solo estaba bromeando, nunca iría en contra tuya- una risa estrepitosa salió de los labios de Blake, le divertí ver como suplicaba por su vida
-Por supuesto, como crees que yo pensaría eso de ti, ¿si somos amigos?
-Sí, eso somos- su risa nerviosa parecía más bien una mueca, entre dolor y nerviosismo
-Como tú lo has dicho yo soy un dios de la muerte-su voz era sombría – pero recuerda todo tiene un precio
-¿no importa cuál sea yo te pago?- despernadamente contesto
-no es algo monetario, solo un pequeño recordatorio para que no olvides nuestra amistad eterna-alzo su katana, la luz de la luna se reflejaba en su filo, como un haz de luz, su ojos se perdían por la similitud de color con su máscara ,una sonrisa tétrica se formo en su rostro.
-lo que sea pero no me mates- aseguro
-como quieras- pateo su mano lastimada, provocando sus aullidos de dolor
-Maldito, prometiste no matarme-expreso furioso
-siempre cumplo mis promesas- piso su muñeca con su pie derecho, no muy fuerte ya que su cuerpo empezaba a sucumbir por el dolor, el trato de zafarse, pero no podía casi mover la mano por el dolor de la bala-ahora calladito- paso su katana por su cuello-muy bien, vamos progresando
Observo su mano y encontró lo que buscaba, el anillo que Chester siempre presumía frente a todos, un regalo de su padre cuando entro a la organización, no era gran cosa, pero era un orgullo para él, antes de seguir perdiendo más tiempo, un grito más aterrador se escucho en aquel parque, Blake enterró su katana, cortando su dedo índice, el sonido de ello fue una melodía para sus oídos.
Con todo y el dolor logro quitar su mano, retrocediendo a más de un metro de Blake, el miedo se reflejaba claramente en su rostro, su cuerpo empezaba a convulsionar de pánico. Blake se agacho, tomo el dedo, saco el anillo y le aventó a Chester su dedo.
-con esto, todo está olvidado- metió el anillo en su gabardina- lamento si fui rudo, no quería lastimarte- el no contesto, su rostro llego a una tonalidad blanca-que tengas una bonita noche-dio media vuelta y camino a su moto, se coloco el casco y arranco.
-Te voy a matar- grito Chester antes de que pudiera partir, ella alzo la mano para despedirse de él.
El dolor ya era insoportable apenas lograba mantener el control sobre la moto, no tenía otra opción que ir con la única que persona que le ayudaría, aunque tendría que responder con algunas mentiras por seguridad, manejo alrededor de veinticinco minutos más hasta que aparco en el jardín de una casa bastante bella, sentía su cuerpo caliente, la visión empezaba a fallarle, con mucha dificultad bajo de la moto, se quito su máscara guardándola en un bolsillo de la gabardina, logro llegar a la puerta, donde se dejo caer contra ella, no podía más, dio dar un par de golpes en ella con su mano sana.
Nadie parecía responder a su llamado, su respiración era más difícil cada vez, sentía el sabor de la sangre en sus labios, cerró sus ojos, dando todo por perdido, cuando escucho una voz.
-¿Si esto es una broma más vale que se vayan, la policía no tarda en llegar?- la voz sonaba nerviosa
-soy Blake, Natasha- después de haber pronunciado esas palabras, escucho como del otro lado abrían rápidamente
-no me avisaste que vendrías-se escuchaba ahora más relajada- pero cuando abrió completamente la muerta y Blake cayó a sus pies, su rostro se contrajo-¿Qué te pasa Blake?
-Necesito que me saques una bala-con su mano derecha le indico su hombro derecho
-¿pero quién te disparo?
-eso no importa ahora, eh perdido mucha sangre- ella sabía que tenía razón, le quito la gabardina y vio la sangre que cubría la mayor parte de su camisa negra, intento ponerla en pie pero no tenía la suficiente fuerza
-Blake, no puedo yo sola contigo- con sus últimas fuerza se paro, pasando un brazo sobre el cuello de Natasha. Atrás de la casa de ella contaba con un consultorio particular, le gustaba ayudar a las personas en caso de alguna necesidad, la dejo sobre la cama de hospital, le quito su camisa negra y la faja que cubría sus pechos, le coloco la intravenosa, y saco de un refrigerador un paquete de sangre que tenia por cualquier percance, conocía perfectamente a Blake, por lo cual conocía su tipo de sangre.
-Gracias- salió de sus labios antes de perder el conocimiento
El dolor punzante en todo su cuerpo, le hizo abrir los ojos inmediatamente, pero tuvo que cerrar por los rayos de sol que daban directamente en su cara, cuidadosamente los abrió, acostumbrándose a luz recibida, no recordaba nada después de que llego a casa de Natasha, una chica de su misma edad, doctora, bastante mona, cabello castaño, ojos ámbar, con unas curvas bien definidas, no se podía dudar de su buen gusto.
Reviso la habitación, se encontraba en su consultorio, recorrió el lugar hasta que la vio dormida en el sillón de al lado, se notaba el cansancio en su cara, su pijama blanca con bolitas moradas, la hacía ver tan tierna y sus pantuflas de gato del mismo color, era un cuadro encantador, rio por la vista, pero el dolor de su hombro le hizo de gemir.
Natasha que no tenía el sueño pesado, despertó sobresaltada- ¿Qué pasa?
-Tranquila, solo que la vista es muy buena- el doble sentido en su frase no paso desapercibido para su anfitriona
-aun en tus condiciones, no pierdes tu humorcito- se coloco a lado de ella
-disculpa solo admiraba tu gatitos- un golpe en su hombro derecho le hizo volver a gemir –ahh… solo bromeaba
-ya sabes que no me pasan tus chistes- suspiro- Ahora dime que te sucedió- ya se lo esperaba, no era común ver a alguien con un disparo a menos que fuera policía
-no es obvio, alguien me disparo
-eso ya lo sé-puso los ojos en blanco- quiero saber él porque
-la gente está loca- no deseaba dar explicaciones, continuaba con sus respuestas esquivas, hasta cierto punto bizarras
-ósea que es normal que vengas a mi casa a las tres de la mañana con una herida de bala, en el hombro- la chica no le iba a dar salida tan pronto
-estaba bien, te voy a contar lo que sucedió- trato de acomodarse en la cama
- estoy esperando
-lo que mande la señorita, trataron de asaltarme, me defendí y el ladrón me disparo a quemarropa, ¿algo más que quieras saber?-tampoco Blake estaba de humor
-si fue un asalto, ¿Por qué no fuiste al hospital?
-disculpa, la próxima no te vuelvo a molestar- intento levantarse de la cama, antes de que pudiera, Natasha la detuvo
- no es eso Blake, me preocupo por ti, sé que me estas mintiendo, llevas tiempo actuando raro, los fines de semana nunca te encuentro, nunca contestas mis llamadas, solo se de ti cuando quieres que nos veamos—amantes de ocasión, eso son, aunque también habían formado un amistad, no importaba si Blake no lo demostraba muy a menudo.
-otra vez con eso, ya te dije que tengo mucho trabajo- ella solo negó con la cabeza, siempre llegaban a lo mismo
-como veo que no me vas a decir en que estas metida, ten mucho cuidado
-no estoy metida en nada, esto fue solo fue un percance, sabes que me chocan los hospitales
-está bien- miro el reloj de la pared, eran ya las diez de la mañana, apenas logro dormir cuatro horas- ya se me hizo tarde, tengo que ir al hospital, por nada del mundo te quiero con un pie afuera de esta cama, los puntos se pueden abrir, además estas muy débil por la sangre que perdiste- tomo unas cajas de uno de los gabinetes y se las puso en una mesa junto a la cama, al igual que un vaso y una jarra de agua-tomate estos analgésicos cada seis horas, si necesitas algo me llamas al móvil- pero Blake no parecía darle mucha importancia, no podía levantar sospechas, por eso no fue a un hospital, nadie más debía saber sobre esto, perder tiempo acostada en esa cama no era una de sus prioridades, debía trabajar para deshacerse de una vez por todas de Chester. Natasha se dirigió hacia la puerta, la abrió y antes de cerrarla-no estoy bromeando, Blake, nada de esfuerzos- conocía lo cabezota que era
-Se cuidarme muy bien
-eso es lo que me preocupa-murmuro cuando cerró la puerta
Una vez a solas, agarro tres pastillas, las metió en su boca, tomo un poco de agua, con eso sería suficiente para unos diez horas, espero a que surtieran efecto, era como estar soñando, supuso que solo debió haber tomado dos.
Cuando tuvo la suficiente fuerza, se arranco la intravenosa, guardo las pastillas en su bolsillo, se sentó pero un mareo le vino y volvió recostarse, lo intento otra vez, pero ahora con más cautela, al sentirse capaz de pararse, se puso de pie, sus pasos eran torpes, salió del consultorio, busco su gabardina, la encontró en el sofá, por la forma en que estaba, Natasha no tuvo tiempo de revisarla. Al estar en el marco de la muerta, busco sus llaves, pero ya no las tenía en el bolsillo del pantalón, de seguro Nash, como ella le llamaba, se las escondió.
Eso no la detendría, salió a la calle, y paro un taxi- a la noventa y uno-no tenia tiempo de ir por sus cosas a su otra casa, todo el trayecto se la paso con los ojos cerrados.
-llegamos, son treinta dólares- saco un billete de cincuenta dólares-no importa si le doy puras monedas
-quédese con el cambio-salió rápidamente del carro
Entro a su edificio, saludo al portero, tomo el ascensor, necesitaba un baño urgente. En su departamento todo parecía estar en su sitio, se quito la gabardina y la doblo cuidadosamente con la forma de su katana, quito un cuadro de la pared, tecleo su contraseña y la caja fuerte se abrió, metió la gabardina, los zapatos, la camisa y el pantalón, no podía dejar ninguna evidencia a la vista.
Dentro de su cuarto saco la ropa que iba usar ese día, la puso sobre su cama, únicamente tomo su toalla y se metió al baño. Antes de meterse a la tina, quito los vendajes de su cuerpo, los puntos seguían en su lugar, duro más de media hora en la tina.
Salió más relajada, se sentía con más energías, un poco adolorida del hombro nada con lo que no pudiera, intento volverse a poner los vendajes, pero con una mano era bastante difícil, así que solo se dejo la gasa sobre la herida. En menos de veinte minutos término de vestirse, lo bueno es que tenía varios pares de lentes. El efecto de las pastillas ya le había pasado un poco, ya no tenía la sensación de estar volando.
Después de revisarse por última vez, bajo al sótano del edificio por su auto, un mercedes benz, un lujo al que no se pudo resistir. Apenas era la una de la tarde, se dirigió directo a su oficina, necesitaba terminara algunos trabajos, manejo más lento de lo normal, por su brazo, si un policía la detuviera tendría muchas preguntas que responder. En menos de cuarenta minutos llego a su oficina.
Saludo al portero del edificio como acostumbraba, era un señor de mediana edad, que no se metía con nadie, algo que les gustaba a Blake, en verdad detestaba a las personas que solo se dedicaba a recortar a los demás o que se la pasaban inventando chismes.
Abordo el ascensor, presiono el botón con el numero 16, nada más salir de las puertas los murmullos empezaron, era raro verla llegar tarde. Con solo levantar la mirada, todos volvieron a sus puestos, sabían bien que tenía muy mal temperamento, su oficina quedaba al fondo del pasillo, pero antes de llegar, vio a un niño de tres años, montando en un escritorio, estaba a punto de caerse, cuando el niño resbalo, Blake se aventó para atraparlo, importándole muy poco su dolor.
Con el niño en sus brazos se levanto, el dolor en su hombro regreso, sentí la sangre salir, el color de su cara se fue.
-¿de quién es este niño?-pregunto, nadie respondía, Steven salió de su oficina y tras de él salió Charlotte
-Blake, ¿Qué pasa?
-Nada, solo quiero saber de quién es esto- se volteo para que viera al niño en sus brazos, que no parecía tener ningún miedo de ella, incluso lucía bastante cómodo
-es mío-por fin la madre se atrevió hablar, era la secretaria de Steven-lo siento señorita Lynch-chillaba la mujer- no pude dejarlo en la guardería, le prometo que no vuelve a suceder
-está bien tranquila, solo ten más cuidado- le entrego al niño y se sujeto el hombro
-oye Blake no te ves muy bien- Steven observo el rostro de su amiga, estaba más pálida de lo normal- ven vamos a mi oficina-estaba tan débil que fue incapaz de oponerse, Charlotte los siguió sin decir ninguna palabra
Una vez en la oficina de Steven, Blake dejo su portafolio en una silla y se sentó en uno de los sillones, no podía mantenerse en pie. Charlotte se sentó junto a ella y vio en la blusa de Blake una mancha de sangre. Un dolor le atravesó el pecho por verla tan débil.
-Estas sangrando-Blake se desvaneció en sus brazos.