Elvira, nuestra sirvienta mulata (1)
Se quitó la tanga, se abrió de piernas, y se empezó a meter un dedo en su cosita bonita...
Elvira, nuestra sirvienta mulata (1).
Esta es mi segunda historia e igual que la primera (Verónica, la maestra del amor), es totalmente cierta.
Mi mamá se había acostumbrado a tener sirvienta en nuestra casa, debido a que se iba atrabajar en las tardes, se aburría mucho estando en casa.
Habían pasado por la casa diversas muchachas, todas feas.
Le recomendaron a una sirvienta nueva, la conocí cuando regresé del trabajo, en ese entonces, yo tenía 32 años. Cuando entré a la sala, mi mamá me llamó, y llamó a la nueva sirvienta y nos presentó.
Se me cayó la mandíbula cuando la vi.
Yo mido 1.82 m calculé que ella medía 1.75 m. Muy alta para la media mexicana. Le calculé como 18-19 años de edad. Muy joven.
Tenía el cabello debajo de los hombros, totalmente rizado y negro. Su cara! Era muy hermosa, con típicos rasgos de la gente africana. Ojos muy grandes, nariz muy fina, y su boquita trompuda y paradita con labios muy gruesos.
Su cuerpo? Uuuuuff!!! Cuerpo de diosa. Tenía una minifalda a la mitad de los muslos, piernas largas, largas, muy largas, parecía que nunca iban a terminar. Sus pies tenían una sandalias con tiritas arriba del tobillo.. En la parte superior usaba una playera muy delgadita y se notaban sus senos como toronjas, hermosos, paraditos como a mi me gustan. Sus hombros eran pequeños.
Su color de piel!!!! Uuuufff!!!! Morena morenaza.
-De donde eres Elvira?
-De la costa de Guerrero.
Ella se rió y me dijo mucho gusto, espero que nos llevemos bien y que les guste mi trabajo.
Apenas si pude balbucear unas palabras de bienvenida. Mi mamá le pidió que por favor me sirviera de cenar y al girar para dirigirse a la cocina, le devoré con la vista las nalgas. Que nalgas!!!! Se adivinaban anchas y también paraditas, como de repisa. Contrastaban con su cinturita. Tuve una erección automática. Volvió la cabeza , me sonrió y me dijo:
-Ahorita lo llamo cuando todo esté caliente.
-Madre mía que bombón!!! Pensé.
Me senté a comer y la invité a sentarse para acompañarme.
-Ya cenaste?
-Ya joven, gracias.
-Mira Elvira, te voy a pedir un favor, no me digas "joven", ni tampoco me hables de usted, me haces sentir viejo.
-Gracias Mario! Me haces sentir a gusto.
Su voz era rasposita y sensual y con el clásico acento de la gente del sur del país.
En eso llegó mi papá a la casa y también se la presentaron. Mi papá también se quedó asombrado ante ese monumento de mulata.
Terminé de cenar y me fui a mi recámara. Tengo que verla desnuda, tengo que verla desnuda!!! Como le haré pensaba yo y mientras me frotaba el pene que estaba a todo lo que daba de parado.
Apenas si pude dormir pensando en la mulata. Al otro día me fui temprano a trabajar. En la tarde me apresuré a llegar a la casa lo más rápido posible y deleitarme el ojo con la sirvienta morena.
En lo que ella preparaba la cena, me metí a su cuarto para ver su ropa interior. Mi mamá es muy noble y no la alojó en el cuanto de servicio, le dio una de las recámaras de la casa. Traía muy poca ropa, se notaba que era muy humilde. Tenía como 10 tangas muy pequeñas, de hilo dental y se notaban ya viejitas por el uso. Sus brasieres también se veían muy usados. Como la veré desnuda? Aaaaaahhhh!!! Ya se!!!! Cerré su cortinas de la ventaba, pero dejé una pequeña abertura entre las cortinas para poder asomarme a espiarla. Fui por mi cámara de video para grabarla. Nos despedimos después de cenar y cada quien a su cuarto. Yo me salí al jardín con la cámara lista para grabar a mi mulata.
Se encendió la luz de su recámara y me acerqué con cuidado.
Estaba parada en el centro del cuarto, se sentó en la cama y se quitó la playerita que tenía, luego la faldita, se quitó el brasier ..madre mía! Que tetas!!! Eran perfectas, redonditas, en forma de toronjas pero sobre todo los pezones!! Se puso de lado y los vi. Eran más morenos que la demás de piel, paraditos y puntiagudos como dos chocolatitos.
Se acostó solo con la tanga, encendió la lamparita del buró y yo grabando y temblando de la excitación. Se quitó la tanga, se abrió de piernas, y se empezó a meter un dedo en su cosita bonita. Le hice un zoom a su cosita, pero de noche, con una luz mala, no veía bien lo que pasaba. Estuvo un rato masturbándose con los dedos, se retorcía en la cama y de repente se levantó fue al tocador y tomó decidida un cepillo para el cabello. Se volvió a acostar, se abrió de piernas y ..se metió el mango del cepillo en la vagina!!! Solo vi como desaparecía el mango en su vagina. De plano bajé la cámara y me empecé a masturbar con entusiasmo. Después de unos minutos, se sacudió visiblemente y dejó caer el cepillo y apagó la luz.
-Esta negrita tiene que ser mía!!! Pensé. -Que haré? Al siguiente día me reporté enfermo al trabajo y me quedé en casa con mi mamá y la sensual sirvienta.
Mi mamá salió de compras después de almorzar y nos quedamos solos Elvira y yo. Ella andaba por toda la casa haciendo su trabajo y yo detrás de ella plática y plática. En un momento dado, se voltea hacia mí y me dice entre seria y enojada:
-No soy pendeja, tu no estás enfermo, te quedaste a propósito para quedarte conmigo y verme las nalgas, verdad?
Me tomó de sorpresa su franqueza y le dije:
-Bueno, la verdad me gustas mucho y no, no estoy enfermo, quería quedarme contigo. Pero bueno, no te enojes, tu tienes la culpa, estás muy linda.
Sonrió y me dice:
-Me caes bien, pero vas muy rápido, no? Apenas me conoces y ya quieres cogerme.
Me tocó la verga que ya tenía una erección. Me empezó a sobar.
-Pinche Mario, si la tienes bien parada!
.Mira como me pones mi vida!
-Bueno, ya sabía que esto iba a pasar.
Elvira me bajó el cierre del pantalón, sacó mi verga, y jalándome de la verga me llevó a su recámara.
-Espera mi vida, mejor vamos a mi recámara.
-Estás loco, si viene tu jefa, mejor que te vea salir de mi cuarto y no yo del tuyo.
Entramos a su recámara, nos abrazamos y me dejé caer en la cama y ella quedó encima de mí. Nos empezamos a besar con pasión y lujuria. No me cansaba de besar esa boquita de labios gruesos y paraditos. Le besé y llené de baba toda su carita, ella hacía lo mismo. Metí mi lengua en sus orejitas y empezó a gemir, besé y saboreé su lindo cuello. Le acariciaba la espalda y metí mis manos bajo su falda. Le acariciaba y apretaba las nalgas Su piel era suavecita, tibia y su olor, que olor! A mujer joven y cachonda.
-Párate Elvira, te quiero desnudar. Se paró de un brinco.
Le subí la playerita, le volví a besar la carita, el cuello y los hombros, le desabroché el brasier, era del tipo que se abrocha por el frente, en medio de las copas. Sus hermosos senos brincaron al instante. Los tomé entre mis manos, los olí, los besé y metí sus lindos pezones en mi boca. Los saboreé como si fueran deliciosos chocolates.
Le besé los brazos, se los levanté y besé sus axilas. Que olor!! Olor a hembra.
La abrace y la subi a la cama. La bajé la falda y quedé embobado viendo su sexo apenas cubierto por una tanguita blanca. Se veía espectacular su piel morena y un pequeño triangulito blanco.. La tanguita se metía entre sus piernas y por los lados salían sus vellitos púbicos. La acerqué hacia mi y pegué mi boca a su sexo. Cerré los ojos y empecé a saborear su piel. Le bajé la tanguita y metí mi lengua entre sus labios. Gemía de una manera deliciosa. La tomé de la cintura y la acosté. Metí mi cara entre su sexo. Que delicia de olor! Le metí la lengua lo más que pude y me tragué todos sus fluídos. Después de unos minutos tuvo un orgasmo. Me apretó la cabeza con sus muslos y después me soltó.
Le di la vuelta y entre resoplidos se acostó boca abajo.
Le olí el cabello, la nuca, la espalda se la besé y lamí toda. Ella solo se retorcía y gemía de placer.
Llegué a sus nalgas, le metí suavemente la lengua buscando su ano y temblaba como si tuviera escalofríos. Le separé las nalgas y me quedé embobado viendo ese sabroso ano negro. Lo lamí y hasta brincó cuando toqué mi lengua con su anito.
Seguí con sus muslos y me fui hasta sus pies. Le lamí cada dedito y ella solo suspiraba.
-Siéntate en mi cara Elvira, quiero lamerte otra vez.
Se levantó y se sentó en cuclillas en mi cara. Su sexo estaba empapado de mi baba y sus fluídos. Se sentó en mi cara y se empezó a mover como poseída, solo oía sus gemidos, no podía ni mamarle a gusto porque no se quedaba quieta. De repente se quedó paralizada y soltó un grito que me asustó. Tuvo un orgasmo y sentí como me llenaba la cara con más fluídos. Eran viscosos y calientes.
Se relajó unos segundos y después se orinó en mi cara! Pinche zorra!!!
Soltó tres chisguetazos, nunca me lo hubiera esperado, me tomé tres grandes tragos, sentí que me ahogada, de plano la empujé para incorporarme.
Se bajó de mi cara riéndose y visiblemente apenada.
-Discúlpame Mario, no fue intencional, es que sentí delicioso, no me pude controlar, jamás había sentido tan rico.
-Me reí de su cara asustada, mi cara escurría orines.
Me fui al baño a lavarme la cara.
Regresé rápido a su habitación con la verga bien parada.
-No estas enojado mi vida? Los dos nos soltamos a reir.
-Te pasas Elvira, me tomé tres tragos de tus miados!!!
-Pero te gustó, o no?
-Pues ahora me toca a mi, mamacita!
Me acosté boca arriba y a ella me la acomodé en un cachondo 69-
Me prendí como loco de su sexo- Que espectáculo!!! Sus labios vaginales, ano y nalgas a mi disposición!! Le lamía como si fuera el mas delicioso dulce sobre la tierra. Ella hacía lo mismo, me mamaba la verga y las pelotas con muchas ganas. Ella tuvo dos ó tres orgasmos. Solo me apretaba con fuerza la cabeza entre sus muslos. Lo bueno es que ya no me orinó.
La tomé de la cintura y la acosté, le metí una almohada debajo de sus nalgas y quedó a mi disposición ese monumento de mulata.
Me acomodé entre sus piernas, me agarré la verga y se la empecé a frotar contra el clítoris.
-Ya métela pinche Mario, por favor!!!!!
-Espérame mamacita, te estoy saboreando.
Así estuve unos segundos porque desesperada ella misma tomó mi pene y se lo metió. Mi pene entró como Pedro por su casa, estaba escurriendo fluidos y no me costó trabajo entrar.
Empecé con un rico mete-saca, mete-saca, después de unos minutos ella empezó a temblar, su linda carita se empezó a contrar, y soltó un grito que me asustó!!! Parecía que la estaban golpeando. Me rodeó la cintura con sus preciosas piernas y me apretó fuertemente, no me podía mover.
Soltó varios gritos mas, se relajó y me soltó. Me acosté junto a ella, los dos estábamos jadeando, sudando y respirando como desesperados.
-Pinche Mario, que delicia!!!!
-Gracias mi vida, que rica y sobrasa estas! Pero podrías dejar de decirme pinche? No me gusta.
-Yo te digo como quiera, apenas me conociste y ya me estás cogiendo! Que te crees?.
Me reí y le dije: dime como quieras.
Descansamos, me paré a orinar y al regresar a su recámara, se había acostado boca abajo y se había metido una almohada bajo el vientre, aprende rápido, pensé.
Me quedé admirando ese cuerpazo moreno y esas nalgas divinas ..y estaban a mi disposición!!!
Me acosté sobre su espalda, le olí el cabello, le besé el cuello, le olí , besé y lamí toda su linda espalda, me detuve en las nalgas, se las empecé a besar, a dar mordiditas, ella se retorcía como gusanito. Le abrí las nalgas, admiré ese ano divino y se lo empecé a lamer. Ella ahogaba sus gritos con la cara en otra almohada. Le metía mi lengua lo mas que podía, apenas si oía sus gritos y no dejaba de agitarse.
Dejé su ano y me fui sobre sus muslos. Que piernas! Morenas y perfectas, armónicas. Seguí el mismo ritual, oler, besar y lamer. Me regresé a las nalgas. Se las abrí y con cuidado metí un dedo en su vagina y lo empecé a meter y sacar como si fuera un dildo. Ella medio volteó:
-No seas cabrón, ya métemela, me estás matando!!!!
Me reí y no le hice caso, le metí dos dedos y seguí mete-saca, mete-saca.
Ella gemía y retorcía de gusto.
-Que cabrón eres, ya métemela!!!!!
Metí mi pene en su vagina. Estaba empapada, que delicia! Y otra vez mete-saca, mete-saca.
Empecé a temblar, ella lo sintió y me dijo:
-Vente adentro mi vida, vente adentroooo!!!! Aaaaaaaaaaaarrrrrrrrgggg!!!
Al mismo tiempo nos agitamos, ella aullaba!!!!!
Me acosté a su lado y jalábamos aire por la boca, le ofrecí agua y descansamos abrazados. Yo aprovechaba y le acariciaba su cuerpazo, senos, nalgas, todo.
Pondré mis sexoaventuras con mi multa. En verdad que fueron muchas, nos agarramos de conejillos de indias sexuales, fue la época mas padre de mi vida, le aprendí y me aprendió. Fuimos amantes como 3 años hasta que se fue, que lástima.