Eloy y Marisa - 9

Las cosas se le empiezan a complicar a Eloy en la oficina desde el mismo instante en que su divorcio pasó a ser de dominio público… Cristina le solicita un favor al que Eloy accede sin problemas, aunque eso les llevara a pasar unos días juntos los dos en los que cualquier cosa puede pasar

Eloy y Marisa - 9

Eloy idiota no era, y no tardó en darse cuenta de determinados detalles en la oficina a los que inicialmente no dio importancia. Aunque no supo cómo pues él no fue por ahí aireando su vida privada, y menos en algo como eso, se conoció enseguida el verdadero motivo del divorcio y quien lo había pedido realmente, pronto esas pequeñas cosas “extrañas” que notaba se las empezó a tomar muy en serio. En primer lugar observo un incremento de saludos y apoyos entre las féminas de la oficina, lo que con lo antes explicado de que parecía saber todo el mundo lo que había ocurrido, o sino todo, al menos bastante más de lo que a Eloy le hubiese gustado, no le sorprendió en absoluto. También es cierto que muchos compañeros masculinos hicieron lo mismo, pero en las mujeres, bueno, más exacto sería decir que en algunas muy concretas, existían ciertas… “particularidades” cuando se acercaban a él. Por ejemplo, algo que notó, es que cuando iban a hablar con él de cualquier tema, sus escotes de repente parecían más pronunciados, sus faldas algo más cortas e incluso podría haber jurado sobre la biblia, que hasta sus pantalones eran aparentemente más ajustados de lo que inicialmente le habían parecido al cruzarse con alguna ese mismo día. También se dio cuenta de que las muestras de apoyo de estas en concreto, eran mucho más “físicos” que en las demás, aunque desde luego, nada de todo esto que he explicado era algo como para resultar alarmante por sí solo, el problema venia cuando se juntaba todo y se observaba con detenimiento.

Más de una y de dos, incluso en grupitos, no se cortaban en abordarle bien a la hora de descanso del café, bien a la hora de comer para “animarle”, e incluso en algún caso se ofrecieron a quedar por la noche algún fin de semana con el “altruista” fin de que se olvidase por unas horas de sus problemas y “sacarle de casa”. Por todo esto, al empezar a prestar mucha más atención a lo que le rodeaba en el trabajo, también noto algo extraño en Yaiza, su secretaria, pero en ella si que no logró identificar que era, ya que aunque con los antecedentes de las demás también se fijó en su ropa, en su caso no observo que esta sufriese “modificaciones” repentinas de un minuto para otro… Todo esto, solo sirvió para meterle a Eloy más presión de la que ya tenía encima, al final se vio obligado en cierto modo a pensarse muy seriamente si tomarse los días que le debían o como normalmente hacía, limitarse a cobrarlos. Habida cuenta de que en esos momentos ya no necesitaba de ese dinero como antaño se lo empezó a pensar muy enserio, por cierto que esos días de cobrarlos, estarian muy bien remunerados, que todo hay que decirlo.

Aquí sí que habría que darle un fuerte aplauso a la inteligencia de Yaiza, que dudas aparte de cómo seguir en su camino de llevarse a su jefe a la cama y ahora ya de conseguir algo más con él. Se fijó en las reacciones y actuaciones de las demás, también en como Eloy había terminado al final por darse cuenta, o del modo en que este empezaba a mirar a su alrededor detenidamente, sin olvidarse de espiar hasta su más mínimo gesto cuando veía “algo” en alguna para observar sus reacciones y aprender en cabeza ajena. Por ello, Yaiza detuvo de inmediato todo su plan en curso para acercarse más a él, le vio muy pendiente de todo y especialmente “de todas”. Por lo que ya le conocía a estas alturas, fue consciente de que si seguía adelante con la idea de “la rana”, al estar tan pendiente, antes o después se daría cuenta, e iría directamente en su perjuicio, motivo por el que “retrocedió” en sus planes, aunque manteniéndose estática en su último avance con su vestimenta. Claro que eso no evitó que se acordase de la madre que trajo al mundo a tanta “babosa” que ahora se interponían en su camino, jodiéndole tan cuidada planificación para llevarse a Eloy al huerto. Se le llevaban los demonios cada vez que pensaba en que le habían terminado por obligar a estarse quieta cuando ya se encontraba perfectamente posicionada para poder empezar a actuar. Lo gracioso e irónico de todo el caso, es que unas por otras, en sus ansias por “alcanzarle” y echar a la competencia a un lado, solo conseguían molestarse entre ellas, además de ponerle a él en guardia en contra de todas…

El domingo durante la cena con Cristina, durante la cual la protagonista nuevamente fue la nena de esta, quien por cierto hacia que a Eloy se le cayese la baba. Como ya se ha explicado antes, hubiese querido tener hijos, pero Marisa no considero que fuese el momento en ninguna de las ocasiones que se lo planteo y por lo que terminaron en discusiones más que serias por ello. Algo de lo que ahora, retrospectivamente y con cierta tristeza amarga, se alegraba de que no hubiese ocurrido, visto en como termino su matrimonio perfecto. Cristina demostró tener una especie de sexto sentido sobre Eloy, pues parecía que pudiese leerle la mente en casi cada momento…

  • Porque no lo dejas ya, no tuvisteis hijos, no fue dado así y ya está, el pasado no se puede cambiar… Por mucho que lo deseásemos, no es posible…
  • Lo se… como se nota que me conoces bien, supongo que por eso mismo eres mi secretaria, mi amiga y que gozas de toda mi confianza, siempre sabes en que pienso sin necesidad de decírtelo… -sonrió.
  • Si, lo se… por eso soy la mejor… en todos esos aspectos –sonrió, y luego susurro para si- “…y también tengo claro que eres un tonto que no te das cuenta de según qué cosas aunque las tengas bajo los pies
  • Bueno Cristina, y dime, que era ese favor que me querías pedir…
  • Veras, es una cosa que mi hermana me contó, algo que me ha preocupado, eso es lo que me lleva a pedirte este favor…
  • Cristina, dime, sabes que cualquier cosa que este en mi mano, si es por ti, lo hare encantado…
  • Me gustaría que le echases un vistazo a la empresa de mi padre, las cosas no van muy bien últimamente, llevan dos años, quizá algo más, de capa caída y cada vez, según me dijo mi hermana el otro día, la cosa va a peor…
  • ¿Tu padre es empresario? –se sorprendió.
  • Si, lo es, es una empresa con unos setecientos empleados, tiene… o tenía varios millones anuales de facturación. ¿Y ahora me preguntaras que hago de secretaria, o porque nunca lo he dicho cuando se supone que somos tan amigos, no? –suspiro, consciente de que iba a tener que darle algunas explicaciones.
  • Pues la verdad es que si… -contestó, perplejo por el descubrimiento.
  • Digamos que yo soy la oveja negra de la familia, mi padre me planifico la vida, yo me negué, dije que viviría por mi cuenta, que no quería nada de su dinero… y aquí estoy, siendo tu secretaria, amistad aparte. Y el motivo de no decirte nada, es porque  te conozco, seguro que te hubieses metido a tratar de arreglar mi vida y que volviese a contactar con mi familia, como no quería discutir contigo por ello, no te lo dije, ¿te parece buena mi explicación? –le preguntó en un tono levemente beligerante.
  • Pues sí, bastante buena, y también tienes razón, hubiese tratado de que te arreglases con tu familia… touche… -se rio-. Bueno, y ahora en serio, dime, ¿qué es lo que pasa exactamente con la empresa de tu padre?
  • Veras, mi hermana está preocupada, ella trabaja con mi padre, según me contó está intentando levantar aquello como puede, pero dice que no es que tenga mucho espacio de maniobra tal y como va todo…
  • Entiendo, y tú quieres que mire sus cuentas, sus modus operandi. También que vea si puedo facilitarles un plan de viabilidad, vamos, en definitiva, que haga mi trabajo en la empresa de tu padre, ¿no?
  • Sí, mi hermana ha prometido facilitarte lo que necesites para hacerlo, cualquier cosa. Tú tan solo dímelo que yo me encargo de que te llegué todo lo que pidas lo antes posible.
  • Pues ya sabes que necesito, sabes de sobra que no tengo que decirte nada, eras quien se encargaba de organizármelo… de modo que… prepáramelo, lo miro y te digo algo de… -Cristina sonrió interrumpiéndole.
  • Toma, aquí tienes todo lo que usualmente me pedirías, perfectamente organizado y listo para que te puedas poner a ello enseguida… -dijo tendiéndole a Eloy un disco duro externo.
  • Vaya, una chica previsora, por cierto, que vaya forma más diplomática de echarme… y eso que aún no he terminado de cenar ni nada –sonrió divertido.
  • ¡¡Idiota!!, sabes que no era para eso –se rio.
  • Está bien, echare un vistazo y te diré algo lo antes posible. Si encuentro como enderezarle el rumbo también te preparare un plan de acción para que tu padre pueda ejecutarlo.
  • Perfecto, eso es lo que quería… Aunque si te digo una cosa, procura que no implique despidos, para mi padre sus empleados son como de la familia, y por ahí no pasara…
  • Ya sabes que no es mi estilo. Es raro que no haya otro modo de arreglarlo que no sea ese…
  • Lo sé, por eso mismo quiero que seas tú y no otro quien lo mire… a ti no te importa comerte la cabeza lo que haga falta para no acudir a lo fácil…

Después de dar por zanjado el tema y de que Eloy se hubiese guardado el disco, se dedicaron a cotillear sobre temas del trabajo, o quizá más bien, un Eloy en tono divertido, contándola sobre los cambios que había apreciado en el personal femenino con respecto a él, algo con lo que Cristina aparentemente se estuvo riendo muchísimo… Pero lo cierto es que interiormente no le estaba haciendo la menor gracia lo que escuchaba, y más aun dependiendo de quien fuese la persona concreta. Algo que sí que mosqueo un poco a Cristina fue el hecho de que la nueva, Yaiza, no entrase en los comentarios de Eloy, en los dos días que estuvo con ella, y las veces que hablaron las dos por teléfono, detectó un creciente interés en Eloy, algo que de repente por los comentarios de este, parecía haber desaparecido y que ella desde luego no se tragaba. Al final Eloy antes de irse se comprometió con Cristina a decirle algo en una semana, máximo diez días.

Eloy empleo casi todo su tiempo libre para tratar de encontrar los posibles problemas de la empresa de la familia de Cristina, y fue mucho más peliagudo de lo que en un principio pensó, los diez días máximos, se transformaron en quince, y sin ser algo definitivo lo que tenía que hablar con ella. Quedó con Cristina para el primer sábado, Cristina también le informo que estaría presente su hermana pequeña, Laura, que iba a ir expresamente a su casa ese fin de semana, pues quería saber de primera mano su opinión. Eloy por supuesto aceptó, no viéndole mayor problema.

Por otro lado, durante todo este tiempo, Blanca y Carol estuvieron tratando de que su hermana Marisa se animase, que saliese por ahí con ellas y con amigas, que conociese gente, incluso llegado el caso que se diese alguna alegría con algún hombre que le gustase. Pero fue un fracaso, pues especialmente con esa última parte, era completamente inquebrantable, nada de hombres, no al menos de momento. En su fuero interno y pese a estar ya listo el divorcio, a falta únicamente de los últimos trámites en el juzgado en cuanto les llamasen, ya que no le quiso poner el menor impedimento a Eloy, seguía aún manteniendo una levísima esperanza de que este quizá, reconsiderase su postura y la aceptase de nuevo a su lado. Ese era el principal y casi exclusivo motivo o razón por la que no quería nada que enturbiase su posible imagen en este tiempo. Tanto Blanca como Carol tenían claro que eso desde luego no sucedería, eran conscientes de que su cuñado había hecho de su hermana el centro de su vida cuando se casaron, y que la traición de esta había sido mortal para él… El daño que esta le había hecho, por así decirlo, era completamente irreparable, y contra antes lo entendiese su hermana de ese modo, antes podría seguir adelante. Por ello trataban por todos los medios que volviese a la vida, a ponerse nuevamente en el mercado… a salir por ahí con gente… conocer hombres.

Eloy en el trabajo, en un momento dado llego a la situación de estar prácticamente bajo acoso directo y claro por varias de las mujeres de las oficinas. Eloy también hay que decirlo, se divertía con ello, aunque eso si, se pegaba unos calentones cada vez que “atacaban” que para que contar. El era prácticamente soltero, hacia bastante que no follaba… y para que engañarse, estaba bastante necesitadillo de sexo, por lo que el mejor modo que considero para evitar las tentaciones, fue quitarse de en medio. Esto hizo que prácticamente se recluyese en su despacho y casi, casi, su único contacto con el mundo femenino en la oficina fuese Yaiza, su atractiva secretaria, que poco a poco regresó a su plan original de “cocer la rana lentamente”  aprovechando esa oportunidad que las demás le habían colocado en bandeja, aunque eso sí, el “lentamente”, paso a ser un “lentamente con ciertas prisas”, pues veía el panorama en las demás.

El Sábado, cuando Eloy entró en casa de Cristina, se encontró por primera vez con la hermana de esta, una especie de copia algo más joven de ella, la única diferencia prácticamente eran los casi seis centímetros más alta que era Cristina y sus ojos, que los de Cristina eran castaños, mientras que los de Laura eran verdes, pero por lo demás, eran casi dos gotas de agua, incluso físicamente se parecían un montón. Tras la comida todo el protagonismo se lo llevo la niña, que nuevamente se robó a Eloy para sí, haciendo que este estuviese todo el rato pendiente de ella y no de las dos hermanas. Al final, la mamá recupero a su retoño, para dejar que Eloy por fin les explicase, aunque desde el primer comentario de Eloy, ya sabían ambas que la cosa pintaba mal con su padre para poder hacer nada…

  • Bueno, he revisado todo esto que me facilitasteis, y debo de deciros que es bastante peor de lo que pensaba. Aunque pese a esto, no sea tarde en absoluto y el rumbo de la empresa se pueda enderezar con relativa facilidad, no va a ser nada sencillo de lograr…
  • ¿Tan mal está la cosa? –preguntó Cristina, más por ver su cara que por lo que dijo.
  • Si, si quisieses que yo hiciera algo al respecto y estuviésemos trabajando “oficialmente”, tu padre tendría que firmar una orden de actuación en toda regla. En este caso, de todos modos creo que debería de hacerlo, aunque tendría que ser para alguna de las dos, puesto que yo directamente no puedo intervenir dado mi contrato de exclusividad con la empresa. Pienso que vuestro padre necesita un serio toque de atención, y esa orden vendría perfecta para ello… así de mal esta…
  • ¿Qué es eso de una orden de actuación? –preguntó Laura.
  • Cuando a Eloy le encarga alguna empresa que dé solución a sus problemas y ponga sus medidas en marcha, la junta directiva o los dueños deben de firmarle un poder de plena autorización, comprometiéndose a respaldar todas y cada una de sus decisiones, sean cuales sean estas, sin posibilidad de modificarlas o negarse a implantarlas durante un periodo determinado de tiempo. Eloy solo lo emplea en casos extremos –respondió Cristina con claros signos de preocupación en su voz.
  • ¿Qué es lo que ocurre y que has pensado? –preguntó Cristina a continuación.
  • Lo primero que tengo para mostraros y mi primera medida es una lista de cincuenta y tres despidos inmediatos.
  • Eloy, te dije que nada de despidos… -Eloy cortó a Cristina.
  • Y yo te dije que lo intentaría, y sabes de sobra que no es mi estilo, sin embargo, estos cincuenta y tres deben de abandonar la empresa si o si… Y esto no es negociable para poder sacarla adelante, no te creas que son despidos al azar, que no, para nada, son despidos objetivos. Mirad esto por ejemplo –le tendió un papel a Cristina.
  • Vale, que tenemos que ver… -dijo Cristina, mientras Laura se pegaba a ella para ver lo que Eloy indicaba.
  • Esa es la plantilla de mantenimiento de la empresa de tu padre, son doce operarios, un jefe de equipo, un encargado, un ayudante de supervisor, un supervisor, un subjefe de Mantenimiento y un Jefe de Mantenimiento. Todo el peso de ese departamento lo lleva el jefe de Equipo, los otros cinco tan solo molestan, o se limitan a aceptar las peticiones y sugerencias de este, tan solo firman lo que este les da, eso sí, no se olvidan para nada de cobrar a fin de mes. Por no hacer, no llegan ni a trabajar a tiempo, ninguno de esos cinco aparece por la empresa antes de las nueve y media de la mañana como muy pronto, cuando las siete es la hora de entrada para todo el mundo, tu padre y tu –señalo a Laura-, incluidos.
  • ¿Pero cómo es posible? –preguntó retóricamente Laura.
  • Pues muy sencillo, esos cincuenta y tres despidos tienen algo en común, todos comparten uno de estos tres apellidos, Barcarcell, Coronado o Lopez-cobos, como veis no son unos apellidos “normales”, como para tanta casualidad. Hay otros tres más con dos de estos apellidos que no he incluido, pero esos si cumplen con su trabajo, con su función y sus sueldos son acordes con sus responsabilidades. Esos como ya digo, no están incluidos ahí, pues dan el callo como el que más…
  • Pero es que… -Eloy cortó a Laura.
  • Ten otra cosa en cuenta Laura, ninguno de esos despedidos es “un currito” que se manche las manos trabajando. Todos ellos tienen unas nominas muy bien provistas, excesivamente bien provistas para el cargo que desempeñan en su gran mayoría. Sus sueldos conjuntos por increíble que parezca, suponen en torno al 24,61% del total de la partida de nóminas, y eso es prácticamente una cuarta parte de total. En otras palabras, estos tíos están desangrando a la empresa lentamente, y encima ni siquiera cumplen con su trabajo o con el horario del mismo. Creo que a estas alturas no necesito explicaros que todos esos fueron contratados a dedo, y por eso mismo hay otros dos que deberían de seguir sus pasos como máximos responsables del desaguisado, y esos dos son hombres "de máxima confianza" de tu padre.
  • ¡¡Mierda!!… -masculló Laura.
  • Hablaremos con mi padre de esto, le enseñaremos el informe que preparaste, veo que es muy completo y que define perfectamente la situación –dijo Cristina que no había parado de leer mientras hablaban-, mi padre se va a poner contento cuando lea esto.
  • Aún hay más, esto solo era la parte más "light". También he detectado irregularidades en la contabilidad, pero me es imposible confirmar eficazmente nada salvo lo de esas cincuenta y tres personas o quienes les contrató. Con lo que tengo entre las manos no puedo hacer más, necesitaría trabajar sobre el terreno, directamente en las oficinas, evidentemente con vosotras, aunque yo solo os indicaría que hacer. Pero si queréis que lo arreglé, tendréis que hacer que vuestro padre firme ese documento aunque solo sea virtualmente, Cristina sabe cómo prepararlo…
  • ¿Es necesario Eloy? –Preguntó Cristina.
  • Si, absolutamente. A ver, será un documento privado entre padre e hija, por tanto algo “dudoso” como para arriesgarse a un juicio. Eso no equivale a uno legalmente oficial como los de nuestra empresa, pero creo que hacer que lo firme o que al menos lo considere así de formal, será muy importante para que tu padre sea consciente de lo serio que es esto, de lo que se está jugando… Si lo conseguís, pediré mis días libres y unos cuantos más de mis vacaciones e iré con vosotras a ver que conseguimos sacar en limpio entre todos…
  • Te lo agradezco Eloy, pero no puedo permitir que gastes tus vacaciones en… -Eloy la interrumpió.
  • Era algo que tenía pensado hacer, no tenía planes, pero si necesito ese tiempo alejado de todo. Esto me viene como anillo al dedo, aunque eso sí, me tendréis que indicar un buen hotel, porque desconozco toda aquella zona.
  • Te alojaras en casa, hay habitaciones de sobra e incluso para darte más intimidad, podrías ocupar la casa de invitados que tenemos, es independiente de la principal por lo que te dará intimidad, y como tú dices, eso no es negociable –tercio Laura-.
  • Es que…
  • Además, si vienes tu a casa mato dos pájaros de un tiro, ya que así consigo también que esta “tipa” y la niña se vengan con nosotros a casa de mis padres, que hace años que no va por allí. Hermanita, has metido en esto a tu jefe, así que ahora no puedes escaquearte de estar en casa para ayudarle y de paso, echarme a mí una mano para que papa firme ese papelito que tú tienes que preparar –remachó riéndose Laura ante la cara de circunstancias de Cristina.

Tal y como había quedado con ambas hermanas, el mismo lunes pidió los días que tenía acumulados y algunos más de sus vacaciones, a contar desde la semana siguiente, pues aún le quedaban por cerrar los informes de un cliente. Esos días fueron muy esclarecedores para Eloy, al saber de sus vacaciones, Yaiza acelero la “cocción de la rana”, con el resultado de que esta notó el calor, y se escapó viva del agua hirviendo. Eloy se dio perfecta cuenta del repentino juego que se traía su secretaria, pero en lugar de ponerla en su sitio, maliciosamente la dejo seguir, y además, le entró al trapo haciéndose el tonto, provocando que la buena chica se agarrase unos calentones de aúpa. Claro que Eloy no es que fuese mucho mejor, solía terminar en casa cascándose una paja a la salud de Yaiza… El viernes no aguanto más y salió de marcha para ligar, cosa que consiguió con relativo por esfuerzo, ya que seguía siendo un tipo aparente, aunque evidentemente desentrenado, lo que por alguna extraña razón, hacia a las chicas más “receptivas”, pero solo eso, "receptivas".

Cuando llegó el Lunes en que se marchaba a casa de los padres de Cristina, se pasó a por esta y por la niña para hacer el viaje juntos hacia el sur. Al llegar a la "casa" familiar se llevó la primera sorpresa, ya que en realidad se trataba de un impresionante cortijo. Cuando entró y tras los saludos, le indicaron sus dependencias, llegó la segunda, en realidad no se alojaría en la vivienda principal, sino como dijo Laura, en una especie de vivienda anexa a esta, una especie de casa de invitados totalmente independiente. Tras esto se dio de bruces contra la tercera de las sorpresitas, ya que en dicha vivienda no estaría solo, sino que la compartiría con Cristina y su niña, lo cual en esta ocasión mas que asombrarle, lo que le dejo es perplejo, aunque evidentemente, no dijo nada en absoluto. Por su parte sí que se dio cuenta de cómo Cristina observaba con los ojos entornados, para nada divertida, a sus padres y hermana.

Tras ir con Cristina a dejarlo todo, esta le encargó un momento al bebe, aduciendo que tenía que mirar una cosa en la otra “casa”. Regresó en unos quince minutos, por su cara, su gesto y sus maneras, Eloy que conocía bien esas señales, supo que había discutido con alguien y además no había regresado nada contenta. Los tres primeros días fueron de lo más normales, el padre de ambas, Eloy y Laura marchaban a la empresa donde estaban hasta por la tarde, cuando regresaban, entre él y Cristina organizaban todo, clasificándolo, ordenándolo, y distribuyéndolo para su análisis exhaustivo.

Fue precisamente ese tercer día cuando Eloy empezó a sentirse incomodo con estar alojado en el mismo sitio que Cristina, pero no precisamente por él bebe, que realmente era un cielo, una vez tomaba su cena del pecho de su madre, prácticamente era como si ya no existiese hasta que le tocaba su siguiente toma... Increíblemente, ni un cañonazo parecía que fuese capaz de despertarlo... El problema que tenía Eloy radicaba en dos cosas, primero en la ropa que usaba Cristina, la cual encontraba excesivamente "entretenida", shorts, falditas por medio muslo, algún top e incluso una camiseta cortita y muy ceñida fueron sus prendas en esos días. La verdad es que daba gusto mirarla, y segundo problemilla, que consistía en la larga sequía a que había estado sometido en su matrimonio por los problemas o el trabajo, aunque en este caso, especialmente por todo lo acontecido en los últimos meses. Cierto que había follado casi más en estas últimas semanas que en buena parte de los meses anteriores, pero parecía que contra mas tenia, mas quería..., además que la situación creada en la empresa, tampoco es que lo hubiese ayudado mucho.

Tras toda la semana trabajando, los abuelos se ofrecieron a quedarse con la niña mientras su madre, Eloy y Laura se iban a tomar alguna cosa por ahí, pero fue inútil, si bien Cristina insistió en que ellos dos si se fuesen, ella se negó a separarse de su hija para ir a divertirse. El resultado fue el obvio, Eloy también decidió quedarse con ella a "disfrutar" de una velada de películas de televisión, mientras que Laura si, ella si se marchó con su novio a tomar algo con su grupo de amigos. Cristina y Eloy estuvieron viendo una película, sentados ambos juntitos en el mismo sofá, cuando esta término, hicieron un rato zapping hasta encontrar otra que les pareció que podía estar bien. A la media hora de estar viéndola, la cabeza de una Cristina medio adormilada se apoyó sobre el hombro de Eloy, este para obtener una mayor comodidad para ambos, le paso el brazo sobre los hombros, atrayéndola de ese modo inconscientemente prácticamente sobre su pecho... y entonces ocurrió el desastre.

La inocente película se destapo con una escena de sexo salvaje y casi, casi explicito entre sus protagonistas, a tal extremo que ambos se excitaron con las imágenes casi a la par. Lo gracioso del caso, es que ambos decidieron lo mismo y en el mismo momento, los dos pensaron que era hora de retirarse a descansar pues la película tampoco era gran cosa, igualmente pensaron en darse el típico besito en la mejilla de despedida, solo que nuevamente se pusieron de acuerdo en ir en la misma dirección, y los labios de ambos terminaron sobre los del otro. Pudo quedarse en un simple piquito y un leve azoramiento por parte de ambos, solo que cuando sintieron los labios del otro, se miraron a los ojos sin separarse ni un milímetro, tan solo tres segundos después, ambos de nuevo al unísono, sacaron sus lenguas para enroscarse una con la otra en un beso cada vez más desesperado.

A los veinte segundos de estar besándose Cristina estaba sentada sobre las piernas de Eloy, con sus brazos rodeando su cuello, mientras que las manos de este la aferraban firmemente por la cintura, las caderas de ambos empezaron también a moverse suavemente casi a la par, del mismo modo, gimieron casi a dúo por el roce y la excitación. De repente pareció que a Cristina le empezaban las prisas, sin dejar de besar a Eloy empezó, más que a desabotonar la camisa de este, a saltarle todos y cada uno de los botones de la misma en su afán de abrírsela a tirones. Cuando la tuvo por la mitad, abandono sus labios para centrarse en besar su pecho, en lamer sus pezones, en hacerle jadear. Mientras, al sentir esa urgencia de ella, Eloy se vio contagiado, dejando de lado su cintura para ir a por el top que llevaba puesto, para sacárselo de encima cuanto antes. Una vez este estuvo fuera, se las apaño para acariciarla los pechos, aunque sin que por ello se cegase en eso, que no, su siguiente objetivo fue su faldita, y bajo esta la braguita...

Mientras él estaba pedido en esos objetivos, Cristina se las apañaba como podía para facilitarle a él las cosas y a la vez, desabrocharle los pantalones con la sana intención de bajárselos, luego hacer que su ropa interior siguiese el mismo camino, y por fin, para terminar poder liberar su polla, el verdadero objeto de su más íntimo deseo, la ansiedad de por fin poderla tener dentro de ella... Cinco minutos y un intenso combate entre ellos después, Cristina estaba estirada sobre el sofá, desnuda, con Eloy también desnudo sobre ella, con su polla en el interior de su coño, haciendo que se derritiese viva con su movimiento de caderas, un movimiento suave, rítmico, como si estuviese usando su polla como batidora dentro de su coño, mientras que las caderas de ella trataban de marcar su propio ritmo. Los jadeos y gemidos de ambos eran realmente esclarecedores sobre sus sentimientos, sobre su forma de actuar con el otro, aunque posiblemente, ambos pensaban que quizá al día siguiente, el otro se arrepentiría, por ello tenían la misma idea, aprovechar la situación en todo lo que diese de sí.

Unos quince minutos después, ambos habían alcanzado su primer orgasmo y estaban tumbados sobre el sofá, abrazados, dándose besitos. Diez minutos más tarde, con ambos ya recuperados casi totalmente y de nuevo en plena forma, estaban esta vez en la cama de Cristina, con Eloy de espaldas y ella cabalgándole como una amazona galopando, con las manos de él acariciándole, apretujándola los pechos, pellizcándola los pezones, alzando su cabeza para durante unos segundos lamérselos y mordisqueárselos. Las caderas de Cristina se movían como si fuese una picadora de carne, daba giros rápidos, a la vez que subía y bajaba, poco a poco le comía el terreno a él, despacio, lentamente quería obtener el control total sobre el polvo, además de por su puesto, querer aún mucho más de él.

Unos minutos después de esto las tornas habían cambiado, Cristina estaba a cuatro patas, con el culo en pompa y la polla de Eloy entrando y saliendo a toda velocidad, de forma salvaje de su cada vez más encharcado coño, sus gemidos y jadeos aumentaban cada vez mas de volumen mientras sus manos se aferraban a las sabanas de la cama, haciendo allí fuerza para sujetarse ante las brutales embestidas que la estaban llevando hacia la cima de su placer. En realidad Cristina estaba en la gloria, llevaba desde que rompió con su novio soñando con esto, con follar con Eloy, con estar con su jefe... Incluso también se había cumplido su deseo de que se la follase sin condón, sintiendo la piel de su polla en el interior de coño y después, los chorros de esperma rompiendo contra su cerviz, la leche de Eloy chorreándola piernas abajo, poder sacarla para saborearla... limpiarle la polla después con la boca... y ahora parecía que quizá sí que consiguiese todos y cada uno de esos deseos... aunque aún tendría que trabajar un poco más para lograr el que de verdad ansiaba con todo su corazón. Luego, al día siguiente, que fuese lo que dios quisiese, pero de momento que le quitasen lo bailado.

Para sorpresa de Cristina, cuando ambos se corrieron, se dio cuenta de que a Eloy la polla ni se le había bajado, en realidad, lo que pasaba es que tanta era la sequía y tal su calentón, en gran parte precisamente por estar follándose a Cristina, que seguro que de haberse tomado una pastilla de viagra, no habría conseguido un resultado igual. Esta vez la hizo girarse, quedar tumbada bajo el, que se puso sus piernas sobre los hombros, abriéndoselas bien para, primero comerla el coño, importándole tres pimientos el que su semen estuviese allí, se lo dejo reluciente, le extrajo casi hasta la matriz al succionar, incrementando de paso la sensibilidad de su coñito con ello, luego se las apaño para poder besarla y pasarle la mitad de todo lo "recaudado", para que ella también lo degustase. Tras ello recupero su posición inicial, volviendo a penetrarla lentamente mientras se miraban a los ojos con lujuria… Tras varios minutos follándosela en esa nueva posición, con suavidad, Eloy le introdujo dos dedos en el culo haciéndole un poco de daño al principio, entre gemidos Cristina le pidió que fuese con cuidado, cosa que desde luego él hizo, encontrándose con un culito cerradito y que le apretaba la polla de un modo increíble.

Cristina no era virgen por ahí, pero hacia muchísimo tiempo que no lo hacía por allí, más de dos años exactamente, desde antes incluso de la ruptura con su novio. Bueno, para ser totalmente sinceros, tampoco es que lo hubiese hecho con nadie por el otro lado, aunque ahí sí que varios juguetes habían pasado, entreteniéndose con ellos en alguna que otra noche solitaria. Por eso mismo, con tanta sequía, ahora se estaba pegando un auténtico festín de sexo. Pero si tenía muy clara una cosa, y es que eso a Eloy no pensaba confesárselo ni por casualidad, preferiría incluso pasar por puta que confesarle precisamente “eso”. Cristina y Eloy, pese a todo, se controlaban de expresarse de forma escandalosa por la niña, debían de contenerse, morderse incluso los labios para no gemir fuerte, incluso los jadeos tuvieron que ahogarlos como pudieron, principalmente con besos, lo que únicamente les calentaba más aún. Eso lo hizo todo mucho más agónico, e increíblemente más morboso, excitante y placentero, especialmente el orgasmo, que a ambos les termino alcanzando con una intensidad arrebatadora…

Se terminaron por quedar dormidos uno en los brazos del otro, compartiendo la cama de Cristina… Cristina se quedó dormida enseguida abrazándole, con la cabeza sobre su pecho. Eloy, justo antes de dormirse empezó a pensar en lo que habían hecho los dos… pero estaba tan, tan, tan agotado, que no pudo por menos que decirse a sí mismo, que de eso podía preocuparse por la mañana cuando se despertase… luego se sumió en el sueño mientras mantenía su brazo sobre la cintura de Cristina, sujetándola contra si…

CONTINUARA