Eloy y Marisa - 7
Las cosas van de mal en peor para Marisa, Eloy se ha acostado con otra mujer y para terminar de arreglarlo sus hermanas consiguen averiguar lo que ha sucedido entre ambos, enfrentándola por ello, generándose una situación nada agradable.
Eloy y Marisa - 7
Cuando por fin pareció calmarse, una Marisa, aparentemente fría como el hielo le explicó a Eloy el motivo por el que quería hablar con él, para que la acompañase a la convención. Este tras pensárselo unos segundos aceptó, ya que era consciente de que era una de esas ocasiones en que si querían seguir pareciendo un matrimonio perfecto, no le quedaba más remedio que hacer de tripas corazón y aceptar ir con ella como su "amantísimo" esposo. Tras esto, Eloy se dirigió a su dormitorio para acostarse, dejando a su esposa en el salón, sentada en un sofá, mirándole con expresión dura. Eloy no era ningún imbécil, era más que consciente de la pose y lo que esa situación significaba para Marisa, también sabía que descubrir que había estado con otra le había dolido mucho. Cuando la vio con aquella camisa en las manos mirándole de aquel modo, supo que se había dado cuenta de que había estado con otra mujer, y no le resulto algo divertido por cierto, él sabía perfectamente lo que se sufría en ese caso, además en esos momentos ya no tenía aquellas ansias de venganza que le atacaron cuando descubrió todo.
Cuando su esposo desapareció tras la puerta, Marisa no pudo evitar derrumbarse a llorar, el saber a Eloy con otra le había dolido en el alma, pese a que incluso ella misma hubiese ya barajado esa opción muy seriamente con tal de conseguir una nueva oportunidad. En esos momentos además del dolor de saber que había estado íntimamente con otra mujer, se trataba también de lo estúpida que se sentía, había incluso pensado en "permitirle" estar con otras varias durante un tiempo a cambio de que le diese una nueva oportunidad. En carne propia y por primera vez, entendía de verdad todo el daño que con su aventura le había hecho a su marido, lo que este debió de sentir al saber que durante varios meses ella había estado haciendo eso mismo con otro hombre.
Por la mañana ambos coincidieron en el desayuno, cada uno preparándose el suyo propio, como de pasada Eloy le dijo que no cenaría en casa, que llegaría tarde. Marisa le preguntó por la razón, él tras quedarse unos segundos pensativo, decidió contestarle, le explicó que cuando saliese pensaba pasar por casa de Cristina, su secretaria, para visitarla a ella y al bebe que acababa de tener. Marisa no dijo ni media palaba, pero lo cierto es que por alguna cosa que no podía explicarse, pese a conocer a Cristina y caerle simpática, agradable, etc… no terminó de gustarle eso de la visita. Decidió que esa misma mañana llamaría a sus hermanas para que fueran con ella al centro de compras, era consciente de que necesitaba distraer su mente o terminaría por volverse completamente loca… pues sabía que lo de la secretaria de Eloy simplemente eran celos, posiblemente amplificados al saber que se había acostado con otra.
Por su parte Yaiza desde que volvieron del viaje estuvo pensando en cómo conseguir llevarse a Eloy a la cama. Conocía poco sobre él, más que nada y básicamente, ese conocimiento se centraba principalmente tanto en los que le contase Cristina como en lo que ella misma había observado, aunque de otras compañeras también había recibido alguna información. Por un lado tenía claro que era alguien que no se mordía la lengua si tenía que decir alguna cosa a alguien, a quien fuese, incluida ella como ya tuvo oportunidad de comprobar en persona durante su primer encuentro. También tenía claro que Eloy trataba de mantener una imagen además de una reputación en su trabajo y entorno cercano, pensaba que ella había sido testigo de su “desliz” por pura casualidad, también que no sería alguien a quien le fuese posible tomar ventaja por ese hecho, porque con su reputación, ¿quién la creería?, era su palabra contra la suya junto más que probablemente, de intentar algo para aprovecharse de ello acabaría despedida de modo fulminante y encima sin conseguir su objetivo.
Al final llegó a la conclusión de que tendría que hacerlo del modo tradicional, conquistarlo y arrastrarlo hasta su cama, pero el cómo hacerlo era lo peliagudo siendo Eloy como era. Decidió que esa misma mañana empezaría a poner en marcha sus planes. En primer lugar indagar todo lo posible sobre él entre todas sus compañeras para tratar de ver el suelo que pisaba, y además, a la vez, empezar a cocerlo lentamente como a una rana. Pensó irónica en ello, esto era igual, si metes a una rana en agua hirviendo, esta saltara fuera de la cazuela en el acto, pero si la metes con agua fría, para después ir aumentando lentamente la temperatura, la rana permanecerá dentro sin moverse, cocerá hasta morir sin el menor intento de salvarse. Desde el primer día, Yaiza empezó a modificar su forma de vestir y de “mostrarse” ante Eloy, pero muy sutilmente, muy de poquito en poquito, de forma casi, casi imperceptible. Un día una falda medio centímetro más corta y quedando así durante un par de días, luego unas medias más sexys, otro día un sujetador que se transparentaba levemente con su blusa, otro empleaba algo más de contacto “inocente” con él, otro un poco más de realce de sus labios, etc., pero todo ello despacito, tomándose su tiempo, pero sobretodo muy sutil, casi imperceptible…
Durante toda la mañana Eloy estuvo trabajando con la enorme cantidad de datos acumulados durante su viaje con Yaiza, pero lo hizo en gran parte solo, ya que su secretaria bastante tenía en esos instantes con tratar de ponerse al día con todo lo que tenía que hacer al sustituir de sopetón a Cristina. Por la tarde se escapó pronto para poder ir a ver a la reciente mamá, pensó en si llevarle un ramo de flores o no, si con él bebe sería oportuno o no que fuesen naturales, al final, como no lo tenía nada claro, se decidió por una solución salomónica, solución que provoco cuando llegó a su destino, las risas de Cristina y de su madre, que se encontraba con ella…
- De verdad Eloy que esto del ramo de Rosas solo se te podía ocurrir a ti…
- Bueno, lo siento, pero como no sabía si sería bueno por la niña, por las alergias y eso, pues decidí traértelas de las de tela…
- No, si te lo agradezco, me encanta esa preocupación, pero es que… -le costaba dejar de reírse-.
Eloy estaba visiblemente azorado, y menos mal que la madre de Cristina era mucho más discreta riéndose. Cuando llegó y le entregó el ramo, explicando los motivos de llevar flores de plástico… a ambas mujeres casi les da un ataque de risa, la madre de Cristina incluso se salió un momento al salón dejándoles a solas. Eloy no hacía más que mirar a la niña arrobado, los bebes le encantaban, Cristina le ofreció cogerlo, y la madre se lo termino por poner en brazos pese a las reticencias de este… Aprovechando el modo en que Eloy se comportaba con él bebe, Cristina le hizo cierta pregunta incomoda que le llevaba rondando ya días…
- Eloy, ¿va todo bien?
- Si, perfectamente, tranquila, Yaiza no lo está haciendo nada mal…
- No, no me refería al trabajo…
- No te entiendo –dijo visiblemente sorprendido.
- ¿Te acuerdas lo que me dijiste cuando lo deje con Sergio?
- Si claro, pero… -Cristina le interrumpió.
- Pues te digo exactamente lo mismo que tú me dijiste a mí… y créeme que tenías toda la razón en ello…
- Entiendo… ¿tan transparente resulto?
- Para mí y posiblemente para cualquiera que te conozca bien, si, mucho. Si quieres no serlo tanto, quizá debieses de dejar de mover ese anillo cada vez que te abstraes o dices algo en cualquier referencia a… “eso”… y llevas unos dos meses o poco menos con esa costumbre.
- Ya… lo tendré en cuenta, gracias…
- No hay de que, tú también me fuiste de gran ayuda para mí…
- Bueno, creo que debo de marcharme ya…
- Está bien, pero no te olvides de que quiero volver a verte otra vez, ¿vale?
- Si, ya veré… gracias Cristina.
Eloy salió de casa de Cristina visiblemente tocado, aunque trató de no darle esa impresión a ella, se alegró en ese momento de que Marisa le hubiese dicho que no pareciese por casa y no era porque creyese que fuese a hacer lo que dijo... pero tras la conversación con Cristina no se encontraba como para volver a enfrentarla si le salía con alguna. Fue consciente de que su secretaria le conocía perfectamente, había tocado un punto muy sensible para él, había tenido muchas veces ganas de llorar desde que se enteró de la traición de Marisa, desde que todo ese dolor empezase, pero siempre se había negado ese derecho a desahogarse… ahora no estaba seguro para nada de poder controlarlo si empezaba. Eloy cuando llegó al apartamento sintió como si las paredes se le empezasen a caer encima, como aumentaban exponencialmente su congoja a medida que los minutos pasaban, por lo que tomando nuevamente sus llaves de casa, salió con intención de ir a tomar una copa a algún sitio, donde fuese, solo quería distraerse un poco.
Cuando Eloy se marchó de la casa, viéndole como iba, Cristina no pudo evitar recordar lo que este le había dicho cuando lo dejo dos años antes con su novio. “Vete a casa y llora todo lo que puedas o necesites, cuando lo hayas hecho hasta quedarte sin lágrimas, vente para que hablamos…”, y después de hacerlo así, no tuvo otra que reconoce que fue uno de los mejores consejos que nunca hubiese recibido, aunque le costó hacerlo horrores. Ahora, quería tratar de devolverle aquel favor tan grande que él la hizo, ella sabía de primerísima mano lo bien que aquello sentaba luego. Además, tenía sus propios motivos personales para estar interesada en saber todo lo posible sobre ese problema de Eloy en concreto, también había otra cosa que había estado rumiando a su alrededor desde que sus padres nuevamente “se acercaron” a ella, y para eso iba a necesitarle a él, iba a necesitar que le hiciese un enorme favor… Sus ojos se perdieron en un punto concreto de la pared pensando en cómo hacerlo y cuando sería el mejor momento de pedirle el favor, pero antes necesitaba que estuviese bien, dispuesto a poder ayudarla…
Sin embargo, su madre cuando Eloy se marchó y ella se perdió en su mundo, se la quedó mirando especulativa, cuando Cristina “retornó” de su propio mundo y vio esa mirada, se apresuró a cortar cualquier idea extraña de su madre…
- Mamá, no se te ocurra ni pensarlo siquiera, yo jamás de los jamases me he acostado con él, ¡¡¡nunca!!!, de modo que no vayas por ahí…, por favor.
- No, no era eso… -se azoró ante la repentina seriedad de su hija, que acababa de pillarla de lleno-, solo pensaba que es una pena que un hombre tan majo aparentemente, con esa pinta que da de ser un hombre de familia… en fin…
- Mira mamá, te aseguro que sea cual sea el problema que tiene con su mujer, él no es el causante. Llevo cuatro años siendo su secretaria, y nunca le he visto mirar a nadie en ese sentido.
- Bueno, pero tú no estás siempre con él, y es un hombre al fin y al cabo…
- Mamá, créeme que si tu vieses del modo en que siempre mira a su esposa, también estarías segura de que pase lo que pase en ese matrimonio, no puede ser de ningún modo cosa suya…
- Cariño, ¿a ti te gusta tu jefe? –la miró fijamente.
- ¿Y esto a que viene ahora? –respingó.
- Viene a que le defiendes mucho, demasiado para ser tan solo tu jefe o un buen amigo… Soy tu madre y además también soy mujer, tengo ojos en la cara… Desde que eras pequeña se cuando alguien te gusta, y ese hombre, está claro que te gusta y creo que mucho.
- Si mamá, me gusta, como a buena parte de mis compañeras de la oficina, a todas nos gustaría poder pillar a alguien así para nosotras, pero eso no quiere significar lo que tú insinúas…
- Si, ya, claro, por supuesto cielo, seguro que me he equivocado… -sonrió por primera vez-.
Cristina decidió dejar pasar lo que había dicho su madre, no quería entrar en una discusión con ella que no iba a poderle ganar, porque se empecinaría en llevar la razón, como siempre, y terminarían discutiendo de nuevo las dos, de modo que cambio de tema, preguntó por su hermana pequeña, que era el origen del problema para el que quería la ayuda de Eloy.
- Por cierto Mamá, ¿y Laura que tal esta?
- Bien, está bien, en casa, se quedó ocupándose de todo, y por cierto, que aparte de encargarnos muchos besos para las dos, me pidió que te dijese que más te valía que antes de regresar a trabajar fueses por allí para que pudiese ver a su sobrina… o te ibas a enterar de lo que vale un cargamento entero de peines… -quedo un tanto dubitativa antes de continuar-. Y dijo que recordases aquello de que hablasteis…
- De acuerdo, me alegro… yo también la echo de menos… -no dijo nada del críptico mensaje de su hermana, aunque estaba claro que su madre esperaba que lo hiciese.
Ahora mismo y tras tener a la niña, incluso su padre estaba más suave que un guante, se le caía la baba con su nieta, aunque él tras el parto tuvo que regresar, lo que menos necesitaba era discutir con ninguno de ellos. Llevaba sin casi hablarse con ellos desde que quedó embarazada, aunque este último mes antes de tenerla, ambos se habían acercado bastante, y tras tener a la niña en brazos, sus padres volvían a ser casi, casi, los de siempre de nuevo… Su hermana Laura era otro cantar, nunca la dejo de lado, había hablado siempre con ella, era su informante en casa, incluso cada vez que podía se había escapado para poderse ver, de hecho como ya he dicho, ella era el origen del favor que quería pedirle a Eloy.
Esa misma tarde Marisa había quedado con sus dos hermanas, pensaba ir de compras con ellas y luego cenar las tres juntas. Aparentemente estaba muy alegre, pero ni por un solo instante engaño a ninguna de las dos, que la conocían demasiado bien como para eso. Por pura casualidad, y quizá mala suerte para Marisa que en ese momento estaba dentro de los probadores, sus hermanas fueron a encontrarse con Jorge, el amigo de Eloy, y su esposa Bárbara, a los que conocían de sobra por ser íntimos de Eloy desde la infancia. Tanto el como ella las saludaron con gran cariño, haciendo Bárbara un montón de preguntas a Carol sobre su vida y estancia en Suiza, todo cambio con la aparición de Marisa. Jorge saludo con “corrección”, mientras que Bárbara fue de una frialdad extrema con ella, sus hermanas aparte de ello, también se dieron cuenta de cómo había palidecido esta levemente al ver a la pareja hablando con ellas.
Cuando se despidieron, las tres siguieron adelante con sus planes, durante la cena, en un momento dado en que Marisa se marchó al servicio nuevamente, se la notaba muy nerviosa desde el encuentro con el matrimonio…
- Vamos a tener que hablar con ella y que nos cuente que pasa, yo no sé tú, pero no puedo verla así, en ese estado –le dijo Blanca a su hermana.
- Yo tampoco, pero no me termino de atrever a ello, ¿y si lo que nos cuenta resulta que no nos gusta?
- Es nuestra hermana, lo peor que nos puede contar es que se van a divorciar en cuanto mamá… bueno… -se le hizo un nudo en la garganta.
- Está bien, como quieras, pero yo no lo veo tan claro como tú. Blanca, la gente no se divorcia sin un buen motivo, y este no suele ser uno limpio y bonito, tu eres abogada, tu bufete también lleva de estos casos, mejor que nadie tu deberías de saberlo…
- Si, los llevamos, pero no yo, no entra dentro de mi ámbito de experiencia, yo me decanto al mercantil, me especialice en empresas. Pero no creo que sea tan grave como para eso… una pelea muy fuerte entre ellos…
- Vuelvo a decírtelo hermanita, no hay peor ciego que el que no quiere ver, y tu parece que insistes en ponerte una venda sobre los ojos apropósito, pese a todos los indicios que tú misma tienes delante y ser tan inteligente… te empeñas en mirar hacia otro lado.
- Está bien, sea como tú dices, dime entonces una cosa, si se van a divorciar, explícame… ¿Quién de los dos es el que ya no ama al otro, dime?
- Ya… Mira Blanca… -meneo la cabeza en sentido negativo-, está bien, que sea por las malas entonces, en cuanto lleguemos esta noche a su casa, antes de despedirnos hablaremos con ella.
- Sera que hablaremos con los dos, porque estará también Eloy, y también pienso hablar largo y tendido con él –aclaró firmemente Blanca a su hermana.
- Está bien, sea como tú dices… Ahí viene Marisa, dejemos esto para cuando corresponda, vamos a tratar de pasar lo que quede de velada del modo más agradable.
Carol no terminaba de entender a su hermana pequeña, era muy lista, inteligente, astuta, espabilada y sobre todo, una grandísima abogada, no comprendía como podía negarse a sí misma lo que estaba tan claro. No dudaba de que Blanca de ser otras personas hubiese llegado también a su misma conclusión, pero seguía negándosela con la misma fuerza que siempre, con esa tozudez tan característica de ella, se oponia a aceptar la verdad que tenía ante sus ojos y que todo le indicaba que así era en realidad…
La velada fue de lo más tranquila, ambas hermanas se las apañaron para acompañar a Marisa a casa, tenían la vana esperanza de hablar con la pareja, los dos juntos, pero cuando entraron se enteraron por su hermana que Eloy estaría todo el fin de semana en el apartamento del centro “por trabajo”. Tras mirarse Blanca y Carol entre ellas, fue la segunda quien empezó…
- Está bien Marisa, ¿qué ocurre entre Eloy y tú?
- Perdona… ¿a qué viene esa pregunta?, que yo sepa no ocurre nada, todo va bien… -se hizo la sorprendida, mirando a sus hermanas nerviosa.
- ¿Vais a divorciaros? ¿Por eso aquel documento de separación de bienes que Alberto le preparo a Eloy, no? –preguntó de sopetón Blanca disparando a ciegas.
- ¿Cómo sabes que lo hizo Alberto para Eloy? –respondió Marisa de modo automático, sin pensar, pálida-.
- No lo sabía, hasta ahora que me lo acabas de confirmar… Pero está claro que eso es una especie de acuerdo pre divorcio entre ambos. ¿Qué es lo que os está pasando Marisa, es que ya no os queréis?
- Joder claro que le quiero, es él quien se quiere divorciar… -replicó derrumbándose en uno de los sofás a llorar.
- ¿Pero porque quiere divorciarse de ti? No tiene sentido, antes de enfermar mamá, Eloy pensaba dejar todos esos viajes para poder estar contigo, aun ganando menos dinero, incluso se planteó la opción de dejar su trabajo de ser necesario. De hecho me pidió que revisase bien su contrato para ver si era posible tomar alguna de ambas opciones y en caso de ser ambas, cual sería más rápida de ambas. Pensaba decírtelo para vuestro aniversario a modo de regalo, luego… bueno… paso lo de mamá y decidió posponerlo más tiempo por si era necesario…. Por eso no tiene sentido lo que dices… -dijo Blanca viendo como su hermana al saber eso abría los ojos como platos.
- ¿Qué ha ocurrido? O mejor dicho, ¿qué coño has hecho? –preguntó Carol nuevamente, pero esta vez con voz dura.
- Le… -tragó saliva-, le engañé con un compañero de trabajo… durante tres meses y algo… -confesó Marisa con lágrimas corriendo por sus mejillas, superada por lo que Blanca dijo que Eloy pretendía hacer.
- Supongo que seguís juntos por mamá, ¿no? –preguntó Blanca sentándose de golpe en otro de los sofás mientras se pasaba las manos por la cabeza, haciendo gestos negativos con esta.
- Si… me dio la opción de aceptar el reparto de nuestras cosas y esta farsa o el divorcio instantáneo, pero me advirtió que si me negaba a alguno de ellos me hundiría en todos los aspectos que pudiese, que yo vería lo que mamá me importaba… Lo acepte porque sé que no hablaba en balde, además, necesito tiempo para poder recuperarle… pese a que él dice que no hay vuelta a atrás, sé que me quiere… -en su voz empezaba a aparecer cierta desesperación.
- Pues deberías de hacerle caso Marisa, creo que lo mejor es que te fueses haciendo a la idea de que has perdido a tu marido por zorrear –dijo con voz dura Carol-. Has sacrificado tu matrimonio por un polvo… de verdad que no entiendo cómo pudiste llegar a eso…
- Pues porque pensaría con el coño y no con la cabeza… Ahora por… idiota -evito por los pelos el adjetivo que pensaba realmente-… lo ha jodido todo para siempre… -remachó Blanca repentinamente enfurecida.
- ¿Que yo lo he jodido, que yo he sacrificado…? -se levantó Marisa de un salto-, ¡¡¡malditas hipócritas!!!, siempre he sido yo quien lo ha sacrificado todo en esta familia, siempre yo, que coño habéis hecho vosotras dos… decidme, ¿qué coño habéis sacrificado vosotras…? –les gritó con odio.
- Ya vale Marisa –dijo en tono autoritario Carol-, no saques los pies del tiesto y te líes ahora a echar mierda… la has jodido tu solita, no busques excusas…
- ¡¡¡Ahhhh!!! Claro, excusas. Yo me sacrifique permitiéndome perder a mi marido para poder pagar los gastos de mamá, afrontar también la universidad de Blanca, me tragué todo el sufrimiento de ella, tenía marido porque lo decían los papeles pues no nos veíamos nunca, solo era trabajar. Pero eso sí, para ayudar, tú te largaste a Suiza dejándonos el pastel… No solo es culpa mía, Eloy me dejo sola, me abandonó, pudo haberse negado, pudo haber seguido como entonces y no irse más a menudo de viaje dejándome completamente de lado, ¿o no? –se defendió Rabiosa-, ¡¡¡yo, siempre yo la sacrificada de un modo u otro!!!.
- No te pases, y no vengas de mártir Marisa, te recuerdo que yo estaba delante cuando nos dieron los resultados de Mamá –dijo Blanca, luego su voz se volvió dura como el acero-. Te recuerdo que fuiste tú quien le dijiste a Eloy que con lo que ganábamos ahora y pese a no tener ya créditos pendientes, no podríamos hacer frente nuevamente a los gastos de un nuevo tratamiento. Fuiste tú Marisa quien le lanzó en esa dirección de trabajar más para ganar más dinero… No trates de echarnos a nosotras la culpa de ello…
- Dices que ninguna hemos sacrificado nada, ¿verdad Marisa?, ¿sabes porque me mude a Suiza, porque me marche de aquí en ese momento tan delicado? –preguntó con voz apagada Carol.
- No, ¿para ganar más y ayudarnos así? –preguntó sarcástica.
- No, lo siento pero no fue eso, fue algo mucho más… sucio que eso. Si lo hice fue para evitar tratar de quitarle el marido a mi hermana –Marisa levantó la mirada sorprendida-. Si Marisa, sí, me enamore de Eloy como una colegiala, y la única forma que se me ocurrió de no cometer una locura, de enfrentarme a ti y a todos por él, fue irme de aquí, poner tierra de por medio para olvidarme de lo que sentia, algo que por cierto conseguí… -hizo una pausa, quedando pensativa unos segundos para después continuar-.
- No creas que te lo cedi sin lucha solo porque eras mi hermana, no, para nada. Lo hice porque creía firmemente que tú eras la indicada para alguien como él, y no yo, que por mi habían pasado ya una buena colección de hombres. Yo era mercancía muy usada, ante él me sentía como tal, y que no se merecía a alguien como yo –terminó, sabiendo que no era totalmente sincera, pues de haber tenido la más mínima opción de llevarse a Eloy, quizá no hubiese hecho nada de aquello y se hubiese enfrentado incluso a Dios por él, pero en ese tiempo, sabía perfectamente que era una guerra perdida, pues nadie se lo podría arrebatar a su hermana-.
- Carol… -susurró Blanca pasando de modo cariñoso una mano por uno de sus brazos.
- No, no pasa nada, eso solo es pasado. Marisa, quizá debieses de hablar con Eloy, porque me da la impresión de que piensas que todo esto del divorcio es solo por el mero hecho de que follaste con tu compañero durante unos meses…
- ¿Y no es así? –mascó las palabras, mirando a su hermana con rabia a duras penas contenida.
- Sabes, cuando veo lo poco que le conoces, por momentos empiezo a arrepentirme de haberme ido sin luchar por él hasta el final. De habérmelo llevado yo, sé que ahora seriamos los dos felices, jamás habría puesto eso en juego. Habla con él, trata de explicarle y que el té explique, para que comprendas lo muerto que esta este matrimonio de una vez…
- ¡¡¡Es el quien no quiera hablar conmigo!!! –le chilló llorando Marisa a su hermana.
- ¡¡¡Pues oblígale maldita puta barata, fuérzale a escucharte por cojones, échale los mismo huevos que le echaste a ponerle los cuernos a alguien como él, zorra hija de puta!!! –le grito, sujetándola por la pechera con fuerza, teniendo su cara a centímetros de la de su hermana. Luego la soltó con violencia contra el sofá-, me das asco…
- ¡¡¡Carol!!! –saltó rauda Blanca al ver aquello-, déjala joder, es tu hermana…
- Lo sé, desgraciadamente lo sé, y por eso la apoyare, por ser mi hermana, aunque el cuerpo no me lo pida, y lo que me pide es inflarla a hostias, aunque este muriéndome por apoyar a Eloy que debe de estar hecho una mierda por culpa de esta… -se calló a tiempo, justo antes de volver a adjetivarla-. Ve, ve al apartamento mañana, y habla con él, fuérzale a enfrentarse a ti, échale ovarios. Total, ya no tienes nada que perder, ya lo perdiste todo cuando te abriste de piernas para tu compañero…
Tras esto Carol se marchó, seguida de cerca por Blanca, que se despidió de su hermana, mirándola llorar con una mezcla de rabia y pena contra ella. Blanca no había querido admitírselo a sí misma, tal y como Carol ya le había dicho anteriormente, ahora se sentía estúpida, pero es que nunca imagino que Marisa fuese capaz de engañar a Eloy. Tampoco había tenido los arrestos de Carol de confesar, que ella también había estado enamorada de Eloy, aunque en su caso era mucho peor, pues aun lo estaba… probablemente… Y no podía hacer nada al respecto, pues también sabia que para el solo era la hermanita pequeña de Marisa… además, pensándolo fríamente tampoco estaba nada convencida de que mereciese la pena jugarse su amistad con Eloy por una posibilidad casi tan nula de tenerlo para ella, como la de su hermana de recuperar su matrimonio…
Blanca estaba ante un dilema muy grave, su hermana se iba a divorciar, eso lo veía tan claro como Carol, conocía a Eloy y con lo que su hermana hizo no había marcha atrás posible en su decisión, era un caso perdido. El hombre del que estaba enamorada desde hacía años iba a quedar libre, iba a convertirse en el ex marido de su hermana, pero y ahora… ¿qué es lo que debería de hacer, tratar de ir a por él intentando que olvidase quien era, o dejarlo escapar para no hacerle más daño a su hermana y no arriesgar la amistad que tenían los dos? Era consciente que con la primera su hermana Marisa no se lo perdonaría jamás, pero lo de dejarle escapar para que otra se lo llevase… le dolía el alma solo de pensarlo… y el arriesgar su amistad para terminar, quizá muy probablemente, como Marisa… Tenía encima un marrón más que considerable, mientras Eloy era de su hermana todo era muy simple, no había opciones de nada… ahora sin embargo… Esto era un soberano embrollo… porque además había hecho de todo para olvidarle y ahora mismo tras este descubrimiento sobre sus hermanas, ya no estaba segura de nada…
Eloy por su parte salió de casa dispuesto a tomar algo y pasear luego un poco para despejar la cabeza, la conversación con Cristina le había tocado más de lo que se quería reconocer a sí mismo. Al final, sin saber casi ni cómo ni porque, incluso sin saber si fue solo un sueño, la realidad o producto de su imaginación, la noche termino en el cuarto de baño de un pub cualquiera, sentado en la taza de uno de sus baños, con los pantalones y los bóxer en el suelo, mientras una mujer de pelo castaño, de unos treinta y algunos, con su falda remangada, sus bragas sujetas en un solo tobillo, le cabalgaba entre gemidos y besos. Estuvieron follando unos diez minutos, primero se corrió ella, al poco fue el quien lleno el preservativo, luego… cada uno por su lado y fuera, en la barra, incluso simularon no conocerse…
Al día siguiente, Eloy de esa noche solo tenía imágenes sueltas, una especie de flases, al extremo que ni siquiera recordaba con claridad cómo demonios había llegado a casa, únicamente era consciente del resacón, del intensísimo dolor de cabeza que llevaba… y de que en su cartera, tras revisarla, había un preservativo menos que el día anterior… Se maldecía, él que siempre que bebía alcohol lo hacía con mucha moderación, se debía de haber tragado media destilería por lo que le dolía todo y lo que le molestaba el más mínimo ruido… Cierto que no fue el mejor sitio, ni el mejor momento para ello, pero su mente dolorida por la resaca divagó por su cuenta sobre todo lo que estaba viviendo, y en sus ojos sus lágrimas por fin rompieron todos los diques que llevaban meses aprisionándolas… Poco a poco empezó a sollozar quedamente… hasta transformarse en un rio incontenible que alivio gran parte de esa presión que se había ido acumulando desde que descubrió la traición de Marisa…
CONTINUARA