Eloy y Marisa - 6

Eloy tiene una nueva experiencia con otra mujer en la noche Barcelonesa, mientras que Yaiza por su parte, descubre nuevas e interesantes cosas sobre su jefe, haciendo que se replantee seriamente la actitud a tomar hacia él

Eloy y Marisa - 6

El fin de semana Eloy y Yaiza estuvieron trabajando con el fin de poder terminar cuanto antes y regresar a casa en el plazo más corto posible. En realidad esto Eloy lo hacía por ella, por la joven, porque maldita la gracia que a él le hacía regresar y tener que ver a Marisa, era algo que cada vez llevaba peor, era consciente de que de ese modo la herida no se cerraría, no podía verla sin que pensase en lo que esta había hecho... y comenzar a comerse la cabeza con otras cosas.

El sábado por la tarde, sobre las siete, le dijo a Yaiza que ya estaba bien de trabajar, que se marchase a su habitación, que se cambiase, y que se marchase por ahí a divertirse. Yaiza se lo agradeció, incluso le ofreció irse con ella a tomar algo y bailar, a divertirse los dos, incluso medio riéndose levantó la mano en plan juramento para prometerle que no trataría de abusar de él si bebía de más. Eloy amablemente rechazó la oferta, marchándose Yaiza alegremente a su habitación, usando como era lo normal mientras trabajaban, la puerta divisoria interna entre ambas suites.

Eloy sintió irse a Yaiza de la habitación sobre las diez de la noche, en voz baja y sonriendo, le deseo suerte y que encontrase con quien divertirse. Nuevamente al estar solo sin hacer nada le alcanzo la melancolía, pensando en su matrimonio, en los buenos tiempos, cuando pensaba que tenía la mejor esposa del mundo, cuando creía que con ella tenía sus espaldas bien cubiertas, todo ello mientras jugaba con su anillo de casado. Era un costumbre inconsciente que adquirió cuando la descubrió, cuando se dio cuenta que le estaba engañando con otro, que estaba traicionándole mientas se mostraba como la misma amorosa Marisa de siempre con él, la leal esposa y compañera. A las diez y media tomo una decisión, por primera vez decidió pensar en sí mismo, dejar de llorar por las esquinas y lamentarse por lo que ya no merecía la pena, tenía que empezar a dejar todo aquello en el pasado si quería poder seguir adelante en solitario. Fue directo a la ducha, después de salir de ella, fue por su maleta, escogiendo la ropa que considero era más informal y mejor le quedase para ir a divertirse…

Tan solo veinte minutos después de tomar su decisión salía por la puerta, al llegar al ascensor se quedó mirando su mano, concretamente su alianza, recordó lo sucedido en la cama con Gloria, pensó unos instantes y dio media vuelta. Regresó sobre sus pasos, entró en la habitación y la dejó en un pequeño bolsillito de la maleta, luego sacó de esta algo que tenía esperanza de poder usar de nuevo, dejándolo en la mesilla, en su cajón superior, marchándose de seguido de la habitación. Cuando llegó a la calle tomó un taxi, indicándole el nombre de una conocida discoteca de la noche Barcelonesa, donde llegó en tan solo quince minutos. Dentro estuvo tomando una copa, luego se lanzó a la pista de baile a divertirse, estuvo bailando con varias chicas, unas más y otras menos jóvenes. Era muy obvio que estaba muy desentrenado en el arte de ligar, tras los dos primeros intentos que francamente resultaron patéticos, por no decir otra cosa más humillante todavía, decidió dejarlo de lado, tan solo dedicarse a divertirse y que ocurriese lo que tuviera que ocurrir…

Resulto ciertamente irónico, cuando dejó de intentar ligar, fue cuando más éxito tuvo entre las chicas y mujeres, fue como si hubiese dejado de ser considerado un peligro, o quizá mejor sería decir, un plasta e incluso un baboso... Lo cierto es que hacía mucho que no se divertía de ese modo, una hora y media después de estar allí dentro, se encontraba en su salsa hablando con tres chicas con las que congenio en la pista de baile mientras se tomaban los cuatro un descanso. A petición de ellas se dirigieron a un sitio más tranquilo dentro del mismo local, un lugar donde poder hablar. Estuvo contando anécdotas, chistes, haciendo bromas, poniendo también su puntito picante, en todo ello que las tres divertidas le seguían el juego. Al final, cuando ellas dijeron que se tenían que marchar, les respondió que les acompañaba hasta la puerta, porque también para él era tarde…

Estuvo con ellas riéndose y charlando hasta que paro un taxi en el que pudiesen irse. Se despidió con un beso de las tres, diciéndolas lo mucho que se había divertido, dos de ellas se montaron en el coche, la tercera, Montse, les dijo a sus amigas guiñándoles un ojo, que ella ya se iría más tarde a casa, que se quedaba un rato más hablando con Eloy. Cuando el taxi desapareció calle abajo, fue visto y no visto, Montse se dio media vuelta lanzando sus brazos al cuello de Eloy, atrayéndole hacia sí y besándole con una más que evidente carga de deseo, su lengua salió de sus labios buscando la del hombre desde el primer momento.

Apenas veinte minutos después entraban ambos de la mano al hotel, tomaron el ascensor solos, cosa que aprovecharon para empezar a besarse, más que besarse, para devorarse los labios mutuamente. Montse alzo la pierna hacia la cintura de Eloy, sujetándosela este por el muslo mientras ambos se frotaban contra el otro, calentándose y empezando ya a lanzar gemiditos de excitación. Cuando el ascensor alcanzo el piso de la suite se abrieron las puertas, ellos dos prácticamente ni se dieron cuenta, al punto que se volvieron a cerrar y Eloy se vio obligado a darle al botón de apertura antes de que alguien pudiese llamarlo desde otro piso. Ambos abandonaron la cabina, avanzando por el pasillo a trompicones, hasta finalmente alcanzar la puerta de Eloy, donde pego a ella la espalda de Montse, mientras sus besos se hacían cada vez más “violentos”, aprovecho la primera tregua que hubo para abrir de inmediato con su tarjeta llave….

Una vez abierta la puerta entraron dentro sin dejar por ello de comerse la boca, la puerta fue cerrada por Eloy con el pie, usando su mano para situarla en posición de cierre de la puerta… De lo que ninguno de los dos se dio cuenta, es que justo cuando Eloy abría la puerta y se introducía en su interior con Montse, uno de los ascensores se abría también en dicha planta, y dentro del mismo se encontraba Yaiza, que se sorprendió al ver durante casi segundo y medio la escena… De hecho, fue tan poco el tiempo y tan de refilón, que no estuvo segura de haber visto bien la situación, anduvo tentada de llamar a la puerta de Eloy cuando llegó ante ella, pero se contuvo, pego la oreja a la puerta para tratar de escuchar, y aunque dentro se escuchaba ruido, no podría decir con seguridad si eran dos o una única persona.

La decisión de Yaiza fue marcharse a su suite, no le pareció oportuno llamar a la puerta, primero por las horas, segundo porque era su jefe, y tercero porque pasase lo que pasase era un marrón de cuidado para ella que estaba recién contratada. Si había visto bien estaría con una mujer, muy posiblemente poniéndole los cuernos a su esposa pues lo cierto pensándolo fríamente es que a esta tampoco la conocía y pudiese ser que metiese la pata equivocándose, más teniendo en cuenta como le habían pintado en la oficina al matrimonio. Pensó que si se entrometía y no era su esposa, entonces el sabría que ella se había dado cuenta y lo había pillado… lo que no le convenía en lo más mínimo, no ya saberlo ella, si no que su jefe fuese consciente de que lo sabía, podría peligrar su puesto, un empleo por otro lado muy bien pagado. Pero además, si llamaba y no era así, si esa era su esposa, quizá su intención al tocar a la puerta a esas horas se pudiese malinterpretar, que era justo lo último que querría, pues también sería un problemón para ella, especialmente como la esposa fuese celosa. Se llevaba muy buen con su jefe, tenía muy buen rollo con ella, no la miraba como muchos otros con gesto lujurioso como si quisiese comérsela viva, y no estaba por la labor de arriesgar nada de eso, pese a reconocerse a sí misma que sí, que ciertamente, Eloy la ponía...

Mientras Yaiza se dirigía a su suite, con las ideas más o menos claras, y nada segura de que era lo que había visto en realidad o con quien, Eloy estaba en la antesala de la habitación tratándose de comerse viva a Montse, algo que ella también trataba de hacer con él. Se desnudaron mutuamente allí mismo entre besos y caricias, Eloy la quito los pendientes mientras que sus labios, lengua y dientes se hacían cargo de sus orejas y cuello, arrancándola un gemido de placer tras otro. Cuando Eloy había acabado con una cosa, entonces quien atacaba era Montse. Le estuvo quitando la camisa, desabrochándole botón a botón con los dientes, mordiéndole los pezones cuando descubrí sus pectorales, arrancándole un gemido de dolor por ello, luego una vez completamente abierta, le lamió el torso desde el cuello hasta llegar al ombligo… Cuando ambos estuvieron completamente desnudos, fue cuando pasaron a la habitación, a la cama…

La única pregunta de Montse fue la obvia… igual que la respuesta de Eloy…

  • ¿Tienes preservativos?
  • Por supuesto, en el cajón de la mesillita… veinte…
  • ¡¡Uhmmm!! Veo que esperabas tener compañía… mucha compañía… -dijo maliciosa.
  • Nunca se sabe… a ver cuántos usamos nosotros ahora… quizá sean pocos… -replicó divertido mientras se metía un pezón en la boca para mordisqueárselo.
  • Arggghhhh… Fantasma… uhmmmmm…. –gimió.

Eloy como pudo abrió el cajón cogiendo uno y abriendo el plástico, Montse se lo quitó de las manos, le miró traviesa y se bajó para colocárselo, lo situó en el glande para luego introducírselo en la boca e ir desenrollándolo con ella… Eloy estaba en el cielo, las sensaciones de la boca de la chica eran increíbles, tenía la polla tiesa a punto de explotar, tuvo que poner toda su atención en tratar de no correrse. Cuando Montse termino con el preservativo tumbo sobre la cama a Eloy, montándose sobre él, se sentó a horcajadas, alzándose y poniendo su glande sobre la entrada de su coño… Entonces mirándole…

  • No quiero tonterías previas, necesito follarte y que me folles… por favor… venga, vamos ya…
  • Todo tuyo… -respondió elevando de golpe la pelvis, metiéndole en el empujón media polla.

Quedó claro que a Montse le había pillado de improviso la reacción de Eloy cuando le pido follar, pero se repuso al instante, dejándose caer a plomo sobre él, metiéndose del segundo golpe el resto del miembro del hombre, haciendo que pusiese los ojos en blanco, aunque a punto estuvo de estropearlo todo, faltaron milímetros para que al bajarse tan brusca no pillas entre medias uno de los testículos, por fortuna solo fue un leve pellizco que molesto más que dolió… Montse estuvo cabalgándole como un jinete desatado al galope, se movía de modo errático mientras batía sus caderas… Eloy lo sentía extraño, pero no por ello menos placentero… Cuando se cansó, hizo bascular a Montse, situándose sobre ella, empezando a moverse rápida y contundentemente contra su sexo. Los gemidos de ambos iban increscendo…

Por su parte Yaiza empezó a escuchar el ruido a pagado del concierto que la pareja estaba dando en la habitación de al lado. Su curiosidad pudo mucho más que su prudencia, si bien al principio esta se limitó a pegar la oreja contra la pared, pronto tuvo claro que así no se enteraría de nada. Su vista se paseó por la habitación para tratar de buscar un mejor sitio, y se detuvo en la puerta que intercomunicaba ambas suite. Evidentemente había dos puertas, y cada una abría hacia la suite en donde estaba… Decidió intentarlo, descalzarse y probar si Eloy había tenido la precaución de cerrar la suya o no. Para su… “alegría”, descubrió que no, que estaba abierta, sin llave, tan abierta como la suya, y la usó. Abrió con cuidado, no viendo nada de nada, excepto del montón de ropa de hombre y de mujer que regaba el suelo de la salita… De puntillas fue tratando de no hace ruido hacia las puertas del dormitorio, que permanecían entreabiertas únicamente…

Yaiza se asomó con muchísimo cuidado de no ser descubierta, vio el cuerpo desnudo del hombre sobre el de la mujer, las piernas de esta cruzadas sobre la cintura masculina, sus brazos sobre sus hombros mientras que sus manos se tensaban sobre su espalda, vio como sus uñas parecían clavarse en su carne, como la espalda parecía tener varios arañazos relativamente profundos. Durante treinta segundos estuvo estática, observando como el culo del hombre, de Eloy, de su jefe, subía rápido y se abatía contra la pelvis de la mujer con toda su fuerza, dando un golpe seco contra ella, a la vez que ambos dejaban escapar bien un jadeo, bien un gemido… Pasados esos treinta segundos, una de las manos de Yaiza se situó sobre su propio sexo, sus dedos iniciaron sus caricias sobre su coño, que a esas alturas estaba completamente mojado, empapado en sus flujos, su rostro rojo bermellón, sus labios mordidos por sus dientes en un intento de que sus gemidos no los traspasasen descubriéndola… Otra cosa que le quedó claro en esos pocos instantes, es que la mujer en cuestión, no tenía pinta precisamente de ser la esposa… pero para nada, sobre todo porque no coincidía con la descripción que le hicieron de ella.

Vio perfectamente cuando la tía que su jefe se estaba follando se corrió, cuando se tensó y arqueó bajo el hombre, cuando sus piernas se convirtieron en cepos, cerrándose violentamente sobre su cintura, cuando sus uñas se clavaron de verdad, dejando varios surcos rojizos sobre la piel de él, alguno de los cuales incluso llego a dejar escapar un tibia gota de sangre… Yaiza entonces se corrió, por suerte para ese momento ya estaba de rodillas en el suelo metiéndose dos dedos en el coño y con la otra mano retorciéndose los pezones, con lo que pese a fallarle las fuerzas, no se derrumbó contra el suelo o hizo ruido alguno. Se retiró de allí como pudo, no sin antes ver como la chica era prácticamente levantada en vilo por la fuerza de Eloy y puesta a cuatro patas, después de ello, la polla del hombre volvió a entrar de un solo golpe en el coño de la morena que se estaba follando de aquel modo tan salvaje… y que nuevamente gimió como si la estuviesen matando…

Tras correrse Montse, Eloy decidió follársela a lo perrito, por lo que se incorporó, cogiéndola por la cintura la alzo en vilo, asombrándose de lo poco que la chica pesaba, esta se dejó hacer, especialmente cuando comprendió lo que su compañero de cama quería, facilitándole en lo que pudo la acción, pese a estar aún tocada por el orgasmo sufrido. Eloy cuando estuvo en posición se la metió por el coño sin paliativos y sin contemplaciones, mientras la embestía y follaba con fuerza, uno de sus dedos jugaba con cuidado con su culito, dándose cuenta de que esta estaba bastante “abierto”, lo que indicaba que esa chica no era ajena a ese tipo de sexo.

Tan solo cinco minutos después, una vez que ella estuvo recuperada decidió cambiar de agujero, para ello se echó sobre su espalda, moviendo una mano por debajo de su cintura para alcanzarle el clítoris, empezando a jugar con él mientras se la follaba. Dejo de apoyarse también en su otra mano, de ese modo fue ella quien tuvo que centrarse en soportar el peso de ambos, cuando lo consiguió fue cuando Eloy cambio por sorpresa de agujero, situando el glande en su entrada trasera, y de inmediato iniciando la presión de este sobre el esfínter. La chica trato de moverse y negarse, pero el peso de Eloy sobre ella se lo impedía, para terminar de rematarla, los dedos que estaban en ese instante con su clítoris abandonaron este para tres de ellos enterrarse profundamente en su vagina, arrancándola un fuerte gemido, y tras este vino la entrada total del pene de Eloy en su recto, arrancándola un grito inicial de dolor, transformándose menos de dos minutos después, en agónicos grititos de placer…

Ambos estuvieron follando durante un par de horas más o menos en conjunto, tomándose sus espacios para descansar a lo largo de ese periodo, durante los cuales no dejaron de besarse por todos lados. Eloy uso tres de los preservativos, Montse se corrió al menos cinco veces, pero la noche ya no dio para más, pues sobre las seis de la mañana ella dijo que se iba a duchar pues ya debía de irse para casa. Se despidieron en la puerta de la habitación con un beso. Eloy no cerró esta hasta ver como Montse entraba en uno de los ascensores, después de ello, fue Eloy quien se ducho para luego echarse a dormir un rato en uno de los sofás de la antesala, ya que habían dejado la cama hecha un cristo entre flujo, semen y el sudor de ambos.

A Yaiza le costó lo suyo conciliar el sueño. Desde el primer momento en que le vio, Eloy le gustó, pero tras la charla inicial sobre el vestirse, lo serio que le pareció, lo formal, más lo poco que logro saber en esos dos días con su secretaria habitual, tanto por esta como por alguna otra de sus compañeras, estimó que tratar nada con ese hombre, seria perder completamente el tiempo y un riesgo inaceptable para ella. Sin embargo, lo que acababa de presenciar tiraba por tierra la especie de mito que tenían de él, tan solo se trataba de otro tío mas que hacia lo que todos, tirarse a cuantas pudiesen. Además, para ser franca consigo misma, lo cierto es que lo que había visto en aquella habitación, le había gustado, y más que eso, excitado al extremo de verse obligada a masturbarse mirando… Se mordió el labio pensando, primero en como mirarle ahora a la cara tras haber sido testigo de aquello, y segundo, se preguntó si sería capaz de intentar dar un paso con él en la dirección que le gustaría… en la que la llevara directamente a ocupar el puesto de la chica a la que se acababa de follar en la habitación de al lado.

Al día siguiente Eloy llamó a la extensión de Yaiza para quedar a desayunar, esta le dijo que estaba lista y él le respondió que entonces fuese ya para su habitación y de ese modo bajaban juntos. Yaiza fue directa hacia la puerta entre ambas, pero en el último segundo se detuvo, ya con la mano en el picaporte de la suya, se lo pensó mejor y salió al pasillo, llamando a la puerta de Eloy. Este le abrió dándole la espalda y diciéndole que por favor entrase. Yaiza se quedó en la antesala observando como él se terminaba de calzar, por casualidad se fijó en sus manos, quedándose unos segundos paralizada al darse cuenta que su alianza había desaparecido del dedo. No dio nada, se calló y trato de no volver a mirar su mano, sin mucho éxito la verdad. Cuando Eloy uso la tarjeta para cerrar la puerta desde fuera, nuevamente Yaiza no pudo evitar fijarse en su dedo, y para su sorpresa, en esta ocasión, su alianza de nuevo volvía a estar en su sitio…

Cuando este cerro Yaiza rápidamente marchó ante el andando en dirección a los ascensores, iba arrepintiéndose de no haberse puesto algo más sexy, pero pese a ello, intento mover sus caderas como mejor sabía hacerlo, pero eso sí, sin resultar “ostentosa”, tenía demasiadas tablas como para hacer ninguna estupidez delante de alguien como aparentemente parecía ser su jefe, un lobo disfrazado de corderito bueno. Aun recordaba perfectamente la conversación de aquella primera vez en que se vieron, y como la hizo ir otro día vestida de un modo, según él, más adecuado para su puesto o posición.

No pudo evitar relamerse pensando en lo bien que se lo podría estar pasando con ese “lobo” en todos y cada uno de los futuros viajes que ambos tuviesen que hacer juntos por trabajo… Iría con pies de plomo con él, pero no dudaría si la ocasión se daba, de convertirse en su amante, por lo que vio con aquella morena esa noche, Eloy no parecía manejarse nada mal en la cama. A Yaiza algo así le vendría bien, ya que en principio no buscaba una relación, sino únicamente follar, y un hombre casado prácticamente se lo garantizaba… especialmente si era uno como su jefe, con esa mujer tan "ideal" que todos decían que tenía, no pensaría ni por un casual en dejarla o poner en peligro su matrimonio, así que solo sería sexo.

Ese día todo fue muy rápido, aunque Eloy notó cierto nerviosismo en Yaiza, estaba como intranquila, pero aparte de eso, apenas si se fijó en ella. No se dio cuenta de que sus short se habían acortado un poco de más, al igual que su top, y tampoco que bajo este último no debía de llevar sostén, que por algunos detalles al moverse, también se podría asegurar con un alto porcentaje de acertar, que tampoco llevaba ropa íntima de ningún tipo. Buena parte del nerviosismo de Yaiza precisamente venia por ese lado, se había arriesgado al presentarse en su habitación para trabajar con una ropa tan... "insinuante", encontrándose con que su “jefe” no le hacia el menor caso, que únicamente estaba centrado en el trabajo y le prestaba más atención a su taza de café, que a ella. Yaiza además tenía experiencia con los hombres, más de la que su edad podría dar a entender, y si algo sabia, es que su jefe, Eloy, no estaba disimulando en absoluto, sino que realmente no le estaba haciendo ni puñetero caso de verdad, que era poco menos que un cero a la izquierda en aquella habitación, lo que no la hizo nada feliz, por cierto.

El lunes se presentaron en las oficinas del cliente para ultimar los detalles finales, una vez solucionados esos pequeños flecos, se despidieron hasta el momento de enviarles su detallado informe sobre la situación por la que atravesaban y decidir cómo actuar tras encontrar los problemas, aunque al final, no todo fue tan simple como pensó, por lo que todo se atrasó bastante. El jueves ambos regresaron a Madrid, justo para que al entrar en las oficinas de su empresa, se encontrasen con el hecho de que el lunes Cristina se había puesto de parto, teniendo una preciosa niña... a Eloy le falto el tiempo para llamar a la feliz y novata "mamá". Primero la felicito, luego le envió todo su cariño, a continuación la bombardeo a preguntas sobre cómo le fue y como era o estaba la niña, pero para terminar, le metió un broncazo considerable por no haberle dicho nada de nada y tener que enterarse tan tarde... Tanto Eloy como Cristina eran conscientes de que ese mismo día a Eloy le sería imposible ir a verla hasta muy tarde, lo que no era plan, pero este se empeñó en hacerla una visita al día siguiente, argumentando que aprovechando que era el inicio el fin de semana, saldría antes, que le debían esa pequeña escapada para relajarse por el viajecito de marras...

Pero antes de eso, antes de poder ir a ver a Cristina, Eloy era consciente de que debía de pasar por casa de su "esposa" para "dormir", tenía un buen número de llamas perdidas de ella, Whatssap e incluso un par de correos electrónicos, a nada de ello había contestado o prestado siquiera atención. Cuando aparcó el coche para después subir hasta el domicilio, se iba mentalmente preparando para tener algo parecido a una confrontación con su Marisa, por el modo de llamarle es que algo ocurria, no a su suegra pues en ese caso también habrían llamado Blanca o Carol y a ellas sí que les hubiese cogido el teléfono. Pero por todo esto, era evidente te que Marisa parecía tener alguna cosa que decirle, y dado como estaban ambos, para insistir de ese modo debía de ser alguna cosa que considerase importante... Según entro dio las buenas noches, se encontró con su "mujer" sentada en el sofá, tras devolver el saludo...

  • Eloy, necesito hablar contigo...
  • Te dije que nosotros ya no tenem... -le cortó.
  • No se trata de nosotros, es otro asunto deferente, por eso quería hablarlo contigo.
  • ¿Me puedo duchar antes? -preguntó.
  • Si claro, no hay problema, adelante, mientras iré organizándomelo para explicarte el problema...
  • De acuerdo, no tardo...

Eloy se metió en el baño, abrió la mampara de la ducha y antes incluso de cerrarla puso su cuerpo bajo el agua. En ese momento entró en el servicio Marisa con la intención de recoger la ropa que Eloy se quitase y lavársela junto con la de la maleta. Tan solo diez segundos después de entrar, Eloy cerraba las puertas de la mampara, pero no antes de que Marisa se quedase completamente paralizada al ver la espalda de su marido, completamente arañada... Por primera vez hizo lo que jamás se imaginó a si misma haciendo con Eloy, fue a la habitación donde este dormía, estuvo primero revisando su teléfono sin encontrar nada, luego fue la maleta, con el mismo resultado hasta llegar a una camisa usada de un suave color claro. Al mirarla de cerca observo cada vez más pálida como en la zona de los botones y ojales, sobre el pecho, había varias marcas de carmín que en alguna dibujaba insinuante las huellas de labios...

Se sentó sobre la cama llorando con la camisa en sus manos, mirando fijamente las manchas. Así, en esa misma postura y llorando aun, gimoteante, fue como se la encontró Eloy al buscarla tras ponerse su muda limpia y salir de la ducha. No le hizo falta más que ver la camisa y recordar la experiencia con Montse, aquella chica barcelonesa, para ser consciente de lo que más que probablemente habría podido hallar en ella y por qué se encontraba en ese estado. Se dirigió a su lado sin decir ni media palabra, estuvo sacándolo todo del interior de la maleta, suavemente tomo la camisa de manos de Marisa que aun llorando no podía apartar sus ojos de él. Una vez tuvo todo en las manos dijo que iba a poner la lavadora, rogando a Marisa por favor, que le esperase en el salón para hablar de eso en que tan interesada parecía... Esta cabizbaja se dirigió hacia allí, sentándose en uno de los sofás cuando llegó, tras ella lo hizo Eloy…

  • Y bien Marisa, ¿de qué me querías hablar?
  • Dime que eran esas manchas en la camisa y esos arañazos en tu espalda… -dijo mirándole a los ojos, con los suyos al borde de un nuevo desbordamiento.
  • Eso es exactamente lo que piensas, los restos de una noche apasionada con una mujer. De verdad que no pretendo ser cruel contigo Marisa, créeme que si me hubiese dado cuenta de ello no lo habrías visto, pues aun con todo lo ocurrido entre nosotros, no quiero hacerte daño gratuitamente. Pero por favor te lo pido, trata de pasar esta página con este matrimonio que es únicamente fachada, mira de encauzar nuevamente tu vida y encuentra a alguien con quien ser feliz, olvídate de mí o de lo que una vez fuimos, porque esa época ya no regresara nunca más…
  • Y si lo dejamos en cero… y si tú te acuestas con tantas mujeres como veces yo lo hice con mi amante… aunque sean distintas y varias veces… incluso quizá la esposa de mi amante, de Alejandro… Eso nos nivelaría, igualaría mi falta, ¿verdad? –su voz sonó a desesperada.
  • ¡¡Joder, de verdad Marisa, escúchate hablar por favor, no razonas bien, propones una locura!!. ¿De verdad crees que hay algo que puedas hacer que me compense todo el daño y dolor que me has causado? ¿Crees de veras que porque me acueste con otras para “igualarnos” podría volver a confiar alguna vez en ti de nuevo? ¿De verdad crees que hay alguna posibilidad de ello? No, no lo hay, no existe nada que puedas hacer que lo consiga, ya te digo que eso es imposible del todo tras el destrozo que has causado… Eras consciente de lo que te jugabas cuando me traicionabas, apostaste y perdiste, ahora te toca aguantar el tipo y recibir los beneficios de ello.
  • Pero… -Eloy con tono seco la cortó, fue entonces que sus ojos nuevamente se desbordaron.
  • Sin peros, yo no jugué, yo no aposte con nuestro matrimonio, con nuestro amor pese a estar en tu misma situación. Si tu no me tenías a mí, yo tampoco te tenía a ti, ambos por la misma razón, pero yo si tenía ganas me las tragué, si te necesitaba me aguanté con lo que tenía de ti, con lo poco que te podía tener y que tú me podías ofrecer. Y estábamos así porque me dedique a tratar de ayudarte a ti o a tu familia como mejor sabía y era capaz. Tú me has devuelto todo eso en forma de traición y dolor, un dolor que me arrasa el alma cada vez que te tengo delante… ¿De verdad piensas que voy a darte alguna oportunidad?, pues si lo haces, olvídate, porque, y siento profundamente tener que aclararte esto de este modo, en el momento en que tu madre sea enterrada, daré orden de tramitar nuestro divorcio por la vía más rápida posible… Fuiste mi vida Marisa, el faro de mi existencia, pero ahora mismo ya solo eres el dogal que la más dura de las traiciones y el dolor que aprietan sobre mi cuello hasta casi asfixiarme, que me quema solo con tenerte delante… -Eloy se quedó mirándola, esperando a que dijese algo… al final continuo.
  • Ya está bien, dejemos eso porque no nos va a llevar más que a hacernos daño. Dime, ¿de qué querías hablarme?
  • ¿Entonces puedo tener los amantes que quiera no? –preguntó rabiosa, con los ojos llenos de cólera…
  • Tantos como desees, me da absolutamente igual, por mi parte ya empecé a tratar de enderezar y reordenar mi vida desde el mismo momento en que te presente todos aquellos documentos, ya te he dicho que eso mismo es lo que tú deberías de tratar de hacer. Si quieres venir a tu casa con alguien, eres más que libre de hacerlo, es tuya de hecho, pero eso sí, por favor, mándame un simple Whatssap para que sepa que no aparezca a dormir… Una cosa es que me di igual, y otra que quiera encontrarme con algún espectáculo.
  • ¡¡¡¡Pues entonces perfecto, este fin de semana no te quiero ni ver por aquí, pienso follarme a todo lo que se me ponga por delante!!!! –gritó rabiosa, echándose luego a llorar-.

Eloy se la quedó nuevamente mirando, no le era nada agradable ver así a la mujer que amaba, porque si, aun la amaba pese a todo el daño que le hiciese, así como también era totalmente cierto, que no por ello pensaba cambiar de opinión en lo absoluto. Su matrimonio estaba total y definitivamente sentenciado a muerte, había cosas que era consciente que nunca jamás sería capaz de perdonar, o lo que era aún peor que eso, tampoco de olvidar… Lo peor no era exactamente el que ella hubiese tenido sexo con otro engañándole, no, eso con ser muy duro no era lo que más le dolía… El verdadero problema es que al saber todo eso, su mente lo había derivado en cosas aún mucho peores y que le habían hecho muchísimo más daño… su pérdida de confianza en ella era total, absoluta y sin la menor posibilidad de remisión.

CONTINUARA