Eloy y Marisa - 4

Las dos hermanas de Marisa empiezan a darse cuenta de lo que ocurre entre los dos. Eloy por su parte se marcha de viaje de negocios con Yaiza, su nueva secretaria, y una vez allí, decide que es un buen momento para empezar a pasar página con su esposa

Eloy y Marisa - 4

Carol iba en el avión muy pensativa, cuando su hermana Blanca le dijo a última hora que no iría por ella al aeropuerto, ya que pensaba quedarse a cenar donde Marisa porque quería hablar con Eloy de algo… Estuvo intentando tirarla de la lengua, y las explicaciones que le dio sobre ello no la convencieron. Blanca se mostró tremendamente cauta con lo que dijo cuándo le preguntó si ocurría algo, de hecho desvió la conversación al instante. Blanca era muy directa, le importaban tres pimientos las cosas de los demás o lo que cualquiera pensase, y con la familia o los amigos era especialmente asi, pero sin embargo al preguntarle se había salido por la tangente. Cierto era que su hermana pequeña no se solía meter en la vida de nadie, aunque con Eloy y Marisa era otro cantar, le echaba mucho morro, le metía morro hasta llegar al más puro descaro la mayor parte de las veces, eso sí, sin embargo en esta ocasión le dio la impresión de que había algo más en todo aquello. Todo apuntaba hacia algo relacionado con su hermana Marisa y Eloy, o más posiblemente entre esos dos, por ello pensaba hablar con Blanca en cuanto pudiese…

Lo cierto es que Carol llevaba buenas noticias, habían salido dos plazas para trabajar en España, en Madrid, en investigación, pero dependientes del Cern y no del gobierno español o de cualquier otra institución, con lo que era algo seguro en cuestión de estabilidad laboral. Obviamente en cuanto lo supo había luchado por ellas, dejando también muy claro ante sus jefes que no pensaba, ni rendirse, ni dejar escapar al menos una de las dos. En eso tenía todo que ver, evidentemente, la situación de su madre, y ese fue también uno de los motivos también reales por lo que fue seleccionada para ocupar ese lugar, ella era muy válida y la situación familiar, peso considerablemente en la decisión… Ahora, en cuanto se reuniera con toda la familia y le diese las buenas noticias, trataría de convencer a su madre para que la dejase vivir con ella, cosa nada sencillo pues esta estaba muy susceptible debido a su situación, ya que no quería ser tratada como una “invalida”, a su favor podría argumentar en el peor de los casos, que solo sería hasta encontrar un alquiler que le gustase. Después de ello, pensaba hablar a solas con Blanca.

El sábado por la mañana fue el reencuentro de las tres hermanas, resultó de lo más emotivo. Cuando Eloy entró por la puerta de casa de su suegra, un torbellino en forma de Carol se le tiro literalmente al cuello para abrazarlo, este la sujeto por la cintura con fuerza y le dio varias vueltas en el aire riéndose junto a ella, devolviéndola también en su mejilla tantos besos como esta estaba dándole en la suya. Blanca que normalmente estaría también riéndose por el recibimiento de su cuñado, estaba más pendiente de su hermana Marisa que de otra cosa, la miraba de reojo, y vio en ella un gesto un tanto extraño cuando ambos cuñados se abrazaron con tanto cariño. Por su parte, Doña Carmen sin embargo, parecía encantada y únicamente pendiente de la demostración de afecto de ambos.

Lo siguiente fue Eloy abrazando a su suegra, Doña Carmen también se lo devolvió con el mismo cariño, ya que para ella Eloy era ese hijo que nunca había tenido. A Eloy le entristecía mucho ver a esa vital mujer tan apagada por causa de los fármacos que tomaba para su mal, aun se valía a duras penas por sí misma y no quería a ninguna de sus hijas con ella, pretendía ser independiente hasta que le alcanzase su final. Todos sabían que eso no podría ser posible, ya que en algún momento, y no tardando mucho ya, la medicación sería tan fuerte, posiblemente lo haría la morfina en altas dosis para el dolor, que la incapacitaría por completo antes del fin. Solo con verla de nuevo, con sentir el enorme cariño que le tenía, Eloy se reafirmó más en que su decisión de aguantar ese tiempo que la quedaba junto a su “mujer”, era la correcta. Las tres hermanas se pusieron a charlar juntas. Entre tanto Eloy hacía reír a su suegra mientras la ayudaba con todo lo que estuviese alto y que ella necesitase para terminar de preparar la comida, tal y como siempre había hecho, pinchándose, bromeando mutuamente entre risas.

Carol estuvo explicando sus buenas nuevas, el hecho de que se vendría a trabajar a España durante un largo periodo de tiempo si todo iba bien, tal y como supuso, su madre anticipándose a ella, directamente la “aceptó” encantada en casa de nuevo “mientras” se buscaba un alquiler adecuado. Carol, mientras hablaba con su madre sobre ello, observaba discretamente a sus dos hermanas, y a Eloy, teniendo más claro cada vez que lo que ocurriese con Blanca, de un modo u otro debía de estar relacionado con algo de estos, aunque no terminaba de ver que podría ser conociendo como eran los dos entre ellos. Luego estuvo interrogando a todo el mundo sobre cómo les iban las cosas, a Eloy incluso le preguntó por Cristina, su secretaria, a la que conocía personalmente, que le caía francamente bien y que sabía estaba muy avanzada en su embarazo, por lo que tenía que estar a punto de salir de cuentas.

Este se lo estuvo explicando, incluido lo de la selección de su sustituta, lo que ocurrió durante la misma entre risas, o el hecho de haber cenado con Cristina para ofrecerle otro puesto cuando regresase de su baja por maternidad. Tanto Blanca como Carol se dieron también perfecta cuenta por la cara que esta puso, que Marisa no sabía nada de todo ello, aunque hizo en todo momento como si hubiese estado al tanto, lo que era extraño, pues Eloy era de los que ese tipo de cambios a su alrededor, o la clase de suceso “divertida” durante la primera entrevista con esa tal Yaiza siempre los comentaba con su esposa. Carol se empezó a preocupar también, cada vez tenía más claro que debía de hablar con Blanca en privado para que le explicase que narices estaba ocurriendo.

Tras la comida, por la tarde, mientras charlaban los cinco, Carol ya iba viendo ciertas cosas “extrañas” en la pareja, como por ejemplo algo tan tonto como la falta de los leves contactos entre ellos que tan habituales eran. El ver algo así era complicado, al punto que Blanca ni siquiera se había dado cuenta de ello, pero claro, Carol le llevaba cierta ventaja a su hermana, pues hacia mucho que no veía a nadie de su familia y para ella ese tipo de cambios eran bruscos, repentinos. Desde siempre le había gustado esa complicidad que observaba en Marisa y Eloy, como por ejemplo ese estar poniendo la mesa y hacer algo tan tonto como pasar el dorso de la mano por la cintura del otro a modo de gesto de cariño, o darle al otro un beso en la mejilla sin venir a cuento, sus miradas cómplices… En todo el tiempo que llevaban allí juntos, no había visto nada similar a ello ni una sola vez, también era cierto se repetía a sí misma, que llevaba mucho sin verlos en su salsa, y quizá es que ya no lo hacían, pero tratándose de esos dos lo dudaba seriamente… Otra cosa que solía ocurrir con ellos y que también observo, es que no solo no tenían miradas cómplices, sino que mientras que los ojos de su hermana sí que buscaban a Eloy inconscientemente cuando se distraía, los de este, no lo habían hecho con ella ni una sola vez… Cada vez tenía más ganas de poder hablar a solas con Blanca…

La ocasión se dio justo antes de la cena, su madre salió con que necesitaba un par de limones y no tenia, Blanca se ofreció a ir, apuntándose ella en al acto para acompañarla. De camino le preguntó a su hermana que era lo que sucedía entre esos dos…

  • ¿Así que lo has notado?
  • ¿Qué ocurre algo?, si, desde luego, y que tú si no lo sabes tampoco, como mínimo tienes que tener tus sospechas de lo que pasa, ¿qué es lo que ocurre Blanca?.
  • Pues lo cierto es que no lo sé, no he averiguado nada de nada, pero estoy cada vez más mosqueada con ellos, tengo claro que algo va mal. ¿Te diste cuenta de la cara de Marisa cuando Eloy nos explicó lo de su nueva secretaria?
  • Sí, no sabía nada de nada sobre ella, y aunque trato de aparentar lo contrario, lo cierto es que le sorprendió. Además no le gustó lo que escuchó sobre esa entrevista o la forma de vestir con la que Eloy la describió, y no te digo ya el saber que será ella quien va a viajar con él cuando salga a trabajar fuera.
  • Si, y no es la única vez que he visto eso –luego estuvo pensativa un par de minutos, volviéndose al final hacia su hermana-. No sé si debería de decirte esto… pero… bueno, como la consulta me la hizo como hermana, pienso que estará bien. Veras, hace un par de semanas vino a verme Marisa con algo muy raro entre manos.
  • ¿Raro?, define raro… -preguntó Carol preocupada.
  • Vino a verme con un típico acuerdo pre-nupcial de separación de bienes para ella y Eloy, detallando a fecha de hace aproximadamente un mes los bienes que eran y su distribución, los que se considerarían como propiedad individual de cada uno tras la firma. Esto es de genero estúpido a estas alturas, eso se hace antes de casarse, luego ya me contaras qué interés puede tener en una pareja como ellos… y sé que Marisa no quiere de momento niños, lo que quizá pudiese ser un motivo para algo así solo por si acaso… -al ir mirando hacia adelante, Blanca no vio cómo su hermana palidecía, mientras ella negaba con la cabeza ese último extremo que había dejado colgando.
  • ¿Y qué quería exactamente que hicieses si ya estaba redactado según lo entiendo?
  • Que viese si había algún error o alguna cláusula que estuviese mal redactada, en fin, si tenía algún fallo en su creación que pudiese luego dejarlo invalidado… o tuviesen que tratarlo entre ambos llegado el momento de poder necesitarlo…
  • ¿Y?
  • Pues que obviamente estaba bien, no es tan difícil de hacer, yo misma tengo varios impresos genéricos para esos casos, solo hay que acotarlos las circunstancias específicas del cliente y arreglado. En este caso también adaptarlo a que ya están casados en régimen de gananciales para que se totalmente valido, pero no es algo de física nuclear, para un abogado medianamente competente es de lo más sencillo.
  • Blanca, quizá debieras de mantenerte al margen y dejarlos tranquilos… -dijo Carol adjuntando al conjunto general la pieza que le hacía falta y que su hermana, sin saberlo, acababa de proporcionarle.
  • ¿Cómo dices? ¿Y eso a que viene? –se paró, quedándose mirándola.
  • Viene a que creo que no te interesa su vida, si hay algún problema entre ellos, deja que lo solucionen solos, si te metes sin saber que pasa, lo más probable es que hagas más mal que bien…
  • Vale Carol, ya está, dime, ¿qué sospechas que ocurre para que me digas eso? –preguntó muy seria Blanca mirando fijamente a su hermana.
  • ¿Sabes porque rompí con Erik realmente? –preguntó Carol refiriéndose a su último novio, con el que llevaba casi año y medio.
  • No, pero no entiendo a qué viene esto… -contestó perpleja Blanca.
  • Cuando le dije la oportunidad de venirme para estar con Mamá, me dio un ultimátum en plan de amenaza con respecto a eso si se me ocurria aceptar. Era el segundo de ese estilo que me daba desde que empezamos juntos, con el anterior le salió bien y cedí, claro que no fue sobre mamá. El problema cuando te marcas un farol, es que hay que saber cuándo dejarlo, Erik me presionó excesivamente, cuando las cartas quedaron sobre la mesa, yo gane y el perdió… Pese a que él no quería, cumplí por mi cuenta con su ultimátum… rompí una relación que tuve claro en ese instante que no me llevaría a ningún sitio…
  • Lo entiendo, eso lo entiendo, comprendo los motivos por lo que dices que pasó, ¿pero qué tiene que ver con esto? ¿Es que sabes algo?
  • Pues lo mismo, es muy parecido Blanca. Quizá no te des cuenta, pero estas metiendo el hocico donde no te llaman, antes o después si no averiguas nada sobre seguro empezaras a hacer apuestas y a probar. El problema es que las estarás haciendo con su vida… y tú cuando algo se refiere a esos dos, no tienes término medio, con lo que lo más probable es que en lugar de ayudar, solo lo empeores todo aun más.
  • Repito, ¿de qué te has dado cuenta Carol? –preguntó repentinamente muy seria.

Carol no contestó, siguió andando a la tienda del barrio, la de siempre, la que desde niñas abría también los sábados hasta las tantas. Carol tenía una ventaja crucial sobre Blanca para ser capaz de darse cuenta de lo que ocurría, o quizá fuese más exacto decir que varias. Primero estaba ese documento que según Blanca le presentó Marisa para que revisase, en esencia era muy parecido a la lista de lo que era de cada uno que ella hizo con Erik cuando rompió con él y tuvieron que hacer el reparto de sus cosas… Que Marisa se la presentase a Blanca para revisarla y que no se lo hubiese encargado hacer directamente a ella no tenía sentido, excepto en un caso, que hubiese sido Eloy el que se lo había dado previamente a ella. Entonces, si ese era el caso, el único sentido que tendría algo así, era como una especie de preacuerdo de divorcio entre ambos para un futuro, y el ver hoy a Eloy con su madre le daba la siguiente pista. Eso le indicaba una clara posibilidad del porque no lo habían hecho todavía, y cuando seria exactamente ese futuro.

Luego estaban esos pequeños gestos empalagosos que siempre había entre su hermana y su cuñado, ahora todos ellos parecían haberse esfumado por completo entre los dos. También estaba el hecho de que si bien Marisa seguía buscando a Eloy con la mirada, este también parecía haber perdido esa “practica” repentinamente. El hecho de que hubiese determinadas cosas que Eloy no le hubiese contado a su esposa, cosas que al contarlas ante todas ellas sin esconderles nada visto lo que contó sobre la ropa de su “nueva” secretaria, estaba claro que no es que pretendiese ocultarlas… En todo el rato que llevaba junto a ellos, no había visto el menor gesto de complicidad entre ellos, ni el menor atisbo de gesto de cariño, si bien tenía que reconocer que de parte de su hermana sí que había podido observar alguna cosa rápidamente reprimida con un aparente esfuerzo por su parte, del lado de Eloy, absolutamente nada de nada, en lo que a él respectaba, su hermana parecía casi un cero a la izquierda.

Y todo esto lo había visto con tan solo unas pocas horas, pero como ella sabía, tenía una ventaja crucial sobre Blanca. Hacía más de cuatro meses, casi cinco, que no les veía a ninguno de ellos, y todos esos cambios que de ser más o menos progresivos al estar en contacto no se notarían apenas, para ella que por culpa de su hermana ademas iba buscando “detalles”, eran como los fuegos artificiales en una noche cerrada, igual de “vistosos”. Si tuviese que hacer apuestas sobre lo que ocurria, lo haría por el hecho de que fuese Eloy quien quisiese el divorcio de Marisa, pero que lo estaba posponiendo por su madre, esperando a que ocurriese el fatal desenlace y no darla semejante disgusto…

Estaba segura de que Blanca de llegar a esta misma conclusión, trataría de averiguar qué había ocurrido entre ambos, pero ella en cambio, prefería permanecer al margen de lo que ocurriese, era un poco como la táctica del avestruz de esconder la cabeza para no ver los problemas, pero en este caso, temía lo que pudiese llegar a descubrir, que motivo habría podido empujar a alguien como Eloy, que amaba a su hermana como la amaba, a tomar esa decisión... Cuando salieron de la tienda con los limones, Blanca regresó a la carga…, tenía muy claro que su hermana parecía haberse dado cuenta de algo, y quería saber de qué…

  • Está bien Blanca, te lo diré, pero quiero que me prometas que escuches lo que escuches, no te meterás. De hecho quiero que me lo hagas de manera formal, con juramento incluido, que siempre has sido muy pejiguera con mantener tu palabra. ¿Conforme con la condición?
  • Si me convence si, si no desde luego, para nada… -levantó la mano derecha poniendo la izquierda sobre su corazón en una especie de burla-, “Juro que si me das una explicación que considere valida no me meteré en su vida y sus problemas”, ¿conforme así?...
  • Me vale así, sí. Está bien, el único sentido que tiene que Marisa te llevase esos papeles para que los revisases y no pedirtelo a ti directamente que se los preparases, es que se los hubiese dado Eloy para que los firmara. Erik y yo hicimos algo muy parecido a eso para repartirnos nuestras cosas, obviamente, no era algo legal como lo que ella te entrego, sino una lista particular entre ambos…
  • Venga ya –se rio-, ¿qué pretendes decirme, que se van a separar…?
  • Piénsalo detenidamente, tu misma lo dejas caer cuando veníamos. Sabes también como yo que eso no era un acuerdo de tipo prenupcial, sino más bien un preacuerdo de divorcio en toda regla, de hecho, tu misma me has dicho que habían hecho el reparto completo de todos sus bienes y que solo tendría sentido en caso de tener hijos por si acaso -vio como de repente Blanca dejo de reírse para ponerse pálida, por fin empezaba a ver eso a lo que antes parecía negarse, más que a no darse cuenta de ello, pues ella misma había apuntado a la posibilidad.
  • Pero no es posible, esos dos no, sabes de sobra como son entre sí, además… siguen viviendo juntos… No Carol, es imposible, tu sabes cómo se quieren… y eso sí que no cambia de un día para otro… no… imposible, sabes que son uña y carne -negó con la cabeza.
  • Excepto como cuando como anoche, repentinamente según me dijiste, Eloy se queda en su apartamento, el que tenia de soltero en el centro, ¿no? –suspiró-. Piénsalo, él nunca le daría un disgusto de ese calibre a mamá en esta situación, aguantaría lo que fuese para que muriese feliz, ya sabes cuánto se quieren esos dos…
  • Si, mas parece el su hijo que nosotras… pero no –sacudió la cabeza-, es imposible, esos dos no… que va… ¡¡¡Joder Carol, que no coño!!!.
  • Blanca, si todo esto le estuviese pasando a otras personas diferentes y no a ellos, si fueran clientes tuyos lo que te hubiesen ido con esos papeles, ¿dirías lo mismo?, dime.
  • No –tuvo que admitir con un hilo de voz-, no lo haría, pensaría como tú. Pero hablamos de ellos dos, y no de otros, no Carol, no, es imposible entre esos dos… No me lo creo, esos dos son la pareja perfecta y lo sabes…
  • Bueno, si ya, por eso mismo no quieres verlo, pero ahora recuerda –dijo según llegaron a la puerta de la casa-, pon buena cara, diviértete, y sobre todo, no te metas en nada de nada, déjalo estar, y más aquí, delante de mamá. ¿Entendido Blanca? Si mis sospechas son ciertas, no arruines lo que trata de hacer Eloy por ella.
  • Si, entendido, me mantendré al margen… pero creo que te equivocas, lo que planteas es imposible… -negó tozudamente con la cabeza.
  • Eso espero, que tengas razón, por el bien de todos… y especialmente de esos dos –remachó, mirando a los ojos a su hermana Blanca, que los desvió incomoda, consciente de que Carol no lo creía así ni por casualidad.

Ambas entraron como si no ocurriese nada de nada, sin embargo esta vez Blanca evitaba mirar a ninguno de los dos, solo se centraba en Carol y en su madre, algo que no le pasó desapercibido ni a Eloy, ni a Marisa, palideciendo esta última levemente al sobresaltarse, pensando que quizá su hermana lo hubiese averiguado todo, aunque rápidamente desechó la idea pues no veía forma de que pudiese haberlo hecho. Aunque pese a todo, pensó en tratar de averiguar por Carol si durante el viaje a la tienda había ocurrido algo, ya que estaba claro que Blanca no volvía como se había marchado.

El problema de Blanca para no dar con la clave y no poder ver lo que su hermana le presentaba, residía principalmente en, por un lado, no querer verlo, no querer aceptar aquello que todo parecía indicarla. Pero por otro lado tenia también sus razones para eso y que se remontaban tan solo a unos pocos meses antes, ella sabía por el propio Eloy, que justo antes de la nueva recaída de su madre, este había estado planteándose el reducir su trabajo e incluso el dejar de lado las opciones de viajar e incluso el trabajo si era necesario así. Sabía que eso como mínimo reduciría en mucho su sueldo, pero a cambio podría darle todo ese tiempo que nunca tenía a Marisa, lo comentó con ella, ya que tenía la intención de regalárselo a su esposa como regalo de aniversario y así darle la sorpresa. Luego todo ese plan se vino al traste cuando nuevamente su madre enfermo, Eloy no se atrevió a dejar su actual posición porque daba por sentado que de nuevo y debido a los gastos médicos, se requeriría de todo el dinero con que se pudiesen hacer, pero por eso mismo no le entraba en la cabeza que él fuese quien quisiese divorciarse. No le veía motivos para poder querer hacerlo, pese a que todo parecía apuntarle como bien le explicó Carol en su idea, y especialmente estando casado con alguien como su hermana, que se veía a todas luces lo enamorada que estaba de él.

Eloy por su parte conocía bien a Blanca, estuvo seguro al verla que algo se había tenido que oler, lo que no le extrañaba nada en absoluto conociéndola y en el modo en que ella les conocía a ambos, pero una cosa era que sospechase que algo podía ir mal en la pareja, y otra muy distinta que pudiese ser capaz de imaginarse la dura verdad de lo que había ocurrido entre ellos. Al final la noche acabó como otras muchas de esas, con Blanca y Carol quedándose a dormir, y Eloy con Marisa camino de casa, cada uno en su propio coche, lo que les evito el tenso viaje juntos.

Durante la semana, Carol se tuvo que presentar en su nuevo centro de trabajo, aunque contaba aun con unos cuantos días para poder hacer el traslado de domicilio. Blanca por su parte estuvo en su bufete desde donde trato de hablar con el abogado y amigo íntimo de Eloy, Jorge, para ver si el documento que le presento su hermana había sido creado por él, aunque sin conseguir nada, pues este en cuanto vio por donde iban los tiros se acogió de inmediato, aunque con el debido tacto, al secreto abogado cliente para no tener que hablar de Eloy con ella. Por su parte Marisa tenia trabajo en el hospital donde esa semana tenia algunas guardias, una suya y dos más procedentes de sendos cambios con compañeros, también estaba pendiente de si era elegida para la ir a la convención representando al hospital, y francamente, estaba deseando no ser una de los elegidos para ello.

Por su parte, Eloy, el lunes recibió a su nueva secretaria, Yaiza, que de inmediato se empezó a poner al día con Cristina, quien la informo de que ese mismo miércoles tendría vuelo a Barcelona acompañando al jefe, a Eloy. A Yaiza le fue entregado por la empresa un ordenador portátil bastante potente y completamente limpio, con todo lo necesario para hacer correctamente su trabajo instalado en él, así como un par de programas de protección para evitar que cualquiera pudiese manipularlo. El mismo miércoles por la mañana mediante un frio y escueto Whatssap, Eloy informó a Marisa que estaría fuera de Madrid por varios días, pero solo eso, no dio ningún tipo de datos ni de dónde estaría, cuando regresaría o si se marchaba con alguien. Para Marisa era muy duro tener que constatar por este tipo de cosas, cuan profundo era el abismo que se había abierto entre ellos dos, y hasta donde llegaba el daño que le había causado a su marido, sin mencionar el leve ataque de celos que tuvo automáticamente al pensar en lo que contó de su nueva secretaria y que está muy probablemente iría con él.

El miércoles Eloy se marchó de viaje con la compañía de Yaiza, que iba de lo más nerviosa, sentados en sus asientos, uno junto al otro, la chica era incapaz de estarse quieta, no dejaba de mirar a Eloy de reojo y removerse nerviosa en su asiento…

  • Bueno ya vale, Srta. Yaiza, está muy nerviosa, que pasa, ¿le da miedo volar o es que le preocupa algo? –no pudo evitar interesarse.
  • No, no me da miedo volar, soy canaria, estoy habituada a ello… y por favor, tutéeme, no me trate de usted…
  • Muy bien, lo hare así, pero lo mismo digo, soy Eloy… aunque sea tu jefe. Entonces sino es el avión, es que te preocupa algo…
  • Bueno, es que no se si sabré hacerlo bien, aunque Cristina me lo ha explicado todo perfectamente y tengo su teléfono por si me surge algún problema. Me he traído también ropa de lo más discreta posible… -dijo poniéndose colorada.
  • Entiendo… -sonrió al recordar la primera vez que se vieron-. A ver si te puedo tranquilizar, primero cálmate porque sé que tienes la preparación necesaria para poder hacerlo, además estos primeros días yo te ayudare con las cosas, y sobre tu modo de vestirte…, hazlo como prefieras. Mira Yaiza, no tiendo a considerar a la gente con tu preparación como estúpida, sé que serás capaz de delimitar perfectamente el arreglarte para sentirte guapísima y atractiva al trabajar, a hacerlo del mismo modo, para salir a divertirte. Vístete según tu estilo, cierto es que no te quiero ver vestida de Gogo de discoteca para trabajar o para una reunión de trabajo, pero tampoco quiero que por ello te veas obligada a disfrazarte de monja de clausura… Pero en esto me refiero únicamente al trabajo, no a tu vida privada o cuando tengamos horas libres para poder disfrutarlas a nuestro aire, ¿me comprendes lo que te quiero decir?
  • Si, básicamente que me vista como me guste, pero siempre con la mente puesta en delimitar cuando estoy trabajando, y cuando de fiesta en mi tiempo libre. ¿Es así no? –sonrió con una enorme dulzura.
  • Eso mismo, se tú misma y procura disfrutar de todo el tiempo libre de que dispongas cuando estemos de viaje, haz lo que te apetezca más, sal a divertirte, ve de turismo, lo que quieras, no te cortes en ello… Aprovecha que paga a empresa el alojamiento y te pone en bandeja visitar sitios nuevos…
  • Eso me sonó genial, pues hay algunas cosas en Barcelona que me gustaría ver… y en otros sitios… -se rio.

Tras eso ambos se callaron ya que con la charla prácticamente habían llegado ya a la aproximación, y empezaron a encenderse las señales de colocase los cinturones de seguridad del avión. Una vez abandonaron el control del aeropuerto, se dirigieron directamente por el coche de alquiler encargado para dirigirse al hotel, donde en la habitación de Eloy ambos estuvieron preparándolo todo para empezar a trabajar al día siguiente en las oficinas del cliente. Tras la cena, Yaiza se marchó hacia su habitación alegando que estaba cansada, Eloy por su parte se dirigió hacia el bar del hotel a tomar una última copa para también él, irse a descansar pronto. En la barra pidió un Bourbon, estaba paladeándolo mientras una vez más a lo largo de estas últimas semanas, en cuanto tenía un rato de asueto así, pensaba en su vida, en la mierda en que se había convertido por culpa de su esposa…

Cinco minutos después de empezar a tomarse la copa en el bar del hotel, se situó a su lado una mujer, y dos minutos después de eso, estaban ambos hablando distendidamente entre sonrisas. Se trataba de una mujer de pelo castaño, ojos marrones, unos veinticinco o quizá veintisiete años, de pechos no muy grandes, pero con un buen cuerpo por lo que podía ver, tardó menos de diez minutos en catalogarla como una prostituta buscando algún cliente, y que estaba simplemente tanteando el terreno con él. En otras circunstancias le hubiese mostrado su alianza discretamente dándole a entender que perdía el tiempo, pero lo cierto es que en esta ocasión, no le apetecía hacerlo de ese modo.

Tampoco es que le hiciese mucha gracia la idea de contratar una prostituta, pero se dijo que antes o después debería de tratar de dejar atrás a Marisa y empezar a estar con otras mujeres. Había tenido en estas semanas ocasión de estar con otras, pero tenía un cierto temor a fallarles justo en el momento preciso por no considerarse estar preparado aun para irse con otra. Seguía queriendo a Marisa, le gustase o no el estar enamorado de alguien no era un interruptor que se apagase o se encendiese a voluntad, y el único hecho cierto, es que desde que empezó con ella, nunca había estado con ninguna otra, ni sentido tampoco esa necesidad. Marisa había sido su tercera pareja sexual, todo lo que sabía lo había aprendido con ella o quizá incluso de ella, ya que nunca se molestó en preguntarle cuantos había habido antes de él, ya que era algo que jamás le había importado anteriormente, para él solo contaba desde el momento en que empezaron los dos a salir juntos.

Al final fue claro con la chica, que dijo llamarse Gloria, acordó el precio e ingenuamente le pregunto qué era lo que se suponía que tenían que hacer a continuación, ella con una suave carcajada le indico que por supuesto, irse hasta su habitación, además le aseguro que no debía de preocuparse pues ella se encargaría de que se lo pasase francamente bien… En el ascensor, Gloria no podía dejar de mirar al hombre que llevaba a su lado, era alto, moreno, se le veía físicamente atractivo, también había visto la alianza en su mano, junto a como no había dejado de tocársela en todo el tiempo que estuvo observándolo antes de acercarse, y aun en esos instantes en el ascensor con ella, seguía moviéndola en su dedo con el pulgar… Normalmente con otros clientes, en esos instantes ya estaría recibiendo besos e intentando quitárselos de encima antes de que llegasen a las habitaciones del hotel, sin embargo, con ese hombre solo había un silencio tenso con él perdido en sus pensamientos…

  • ¿Es tu primera vez? –trató de romper la situación.
  • Perdón, ¿cómo dices? –Eloy pareció salir del ensueño.
  • ¿Que si es la primera vez con una chica como yo, ya sabes, con una profesional…?
  • Eh, si, si, es la primera vez que voy con una, si… y creo que estoy un poco nervioso… -sonrió.
  • Si –sonrió ella a su vez-, créeme que eso ya lo he notado, pero estate tranquilo, te aseguro que te merecerá la pena, tan solo trata de relajarte y déjame hacer a mí.
  • Tratare, créeme que tratare de hacer lo que me digas…
  • Tú únicamente concéntrate en disfrutar del tiempo que estemos juntos los dos…
  • De acuerdo…

En ese momento el ascenso se detuvo en la planta de Eloy, este abrió camino hasta la puerta de su habitación, abrió esta con la tarjeta y se hizo a un lado, cediéndole el paso a Gloria. Por como entro esta y se comportó una vez en su interior, le quedo claro que no era la primera vez que estaba en una de esas suites, pues parecía conocerse perfectamente la distribución de la misma. Lo primero que hizo tras quitarse la chaqueta que llevaba, fue dirigirse a la puerta que intercomunicaba la suite de Eloy con la inmediatamente contigua, que por cierto estaba ocupada por Yaiza, y comprobar que la puerta estuviese adecuadamente cerrada desde ese mismo lado. Supuso que no es que supiese que había ido con alguien al hotel, sino que esa acción era una precaución habitual para ella cuando subía con un cliente…

Estaba pensando en eso parado en el centro de la habitación cuando Gloria le sorprendió besándole el cuello a la vez que le empezaba a quitar la chaqueta. Una vez esta estuvo fuera de sus brazos, con un gesto calculado, la mujer la lanzo sobre uno de los sofás, luego procedió a retirarle la corbata y a ir abriéndole poco a poco la camisa. Fue desabotonando uno por uno mientras su lengua pasaba por el hueco que iba dejando, haciéndole gemir hasta el mismo instante en que la camisa también abandono sus brazos… Entonces arrodillándose ante él, mirándole a los ojos mientras le aflojaba el cinturón, para posteriormente desabotonarle el pantalón y bajar la bragueta… En solo quince segundos, tanto el pantalón como los bóxer estaban en sus tobillos, y su polla completamente erguida quedaba a escasos centímetros de la boca de Gloria…

Eloy se sorprendió al notarse completamente duro desde tan pronto, su pene había alcanzado su máxima dureza justo al caer el ultimo botón de su camisa a manos de la mujer. Había temido no conseguirlo y sin embargo, esa mujer en un par de minutos le había puesto en marcha, haciendo además que la desease, y todo ello, simplemente desnudándole, únicamente con eso… Él no va más llego cuando la lengua de Gloria se centró sobre su glande, jugando con la punta de la lengua sobre el mientras que con una mano lo masturbaba, y con la otra, usaba sus uñas para “arañarle” los testículos de un modo que provocaba que su pene pareciese engordar a ojos vista al aumentar radicalmente su propia excitación.

Cuando vio como casi todo el tronco de su polla desaparecía en la boca de la chica, no pudo evitar dirigir sus manos hacia su cabeza, posándolas sobre estas, sin apretar, sin intentar sujetársela, únicamente buscando una referencia de su posición antes de cerrar los ojos para disfrutar de la espectacular mamada que le estaban haciendo. No podía parar de gemir, incluso en un momento dado sus caderas empezaron con un suave movimiento instintivo, haciendo como si la estuviese follando la boca. Había notado el preservativo desde el principio mientras se lo colocaba, eso sí, pero las sensaciones pese a ello eran terriblemente intensas, esa mujer era una autentica maquina con la boca, le había colocado el condón con ella y a la vez le estaba haciendo delirar… Cuando sintió que le empezaba a llegar el orgasmo noto algo más, algo especial que nunca antes le habían hecho, uno de los dedos de la joven se introdujo en su ano, directo sobre su punto G, que empezó a excitar justo en el mismo instante en que su leche empezó a abandonar sus huevos…

Estalló en su boca dando un fuerte alarido de placer, incluso sus piernas estuvieron a punto de doblársele por el efecto del orgasmo, aguanto en pie porque aguanto, ni el mismo supo porque no se había venido abajo… Cuando la chica se sacó la polla de la boca poniéndose en pie, el con el pene ya completamente flácido dio tres pasos titubeantes para ir a derrumbarse sobre la cama, quedando tendido de espaldas sobre ella, completamente jadeante. Incorporo la cabeza un poco para ver que hacia Gloria, y se encontró con un espectáculo de estriptis de primera, estaba desnudándose de un modo terriblemente sensual, su vestido iba cayendo por su cuerpo simplemente con el contoneo de sus caderas, cuando el pecho le quedó al descubierto, los movimientos de este eran tan hipnóticos como el del vestido resbalando despacio, centímetro a centímetro… Cuando Gloria se mostró completamente desnuda y en todo su esplendor, la polla de Eloy nuevamente se encontraba completamente erguida…

CONTINUARA