Eloy y Marisa - 13 (Final)
La historia llega a su final, y no siempre todo es lo justo que debería de ser
Eloy y Marisa - 13
Cristina se enteró del viaje de Eloy por este, sin embargo de su destino lo hizo del modo más surrealista, por su propia madre, ya que él no se lo especificó. Por lo que esta le contó, su queridísimo padre le había hablado a un amigo íntimo de la familia cuya empresa pasaba también por unos difíciles momentos, del gran trabajo que Eloy hizo por él junto con sus hijas, aunque le aclaro, que en este caso fue como un favor personal a Cristina. Este hombre se sintió francamente impresionado cuando Carlos, el padre de Cristina, le estuvo enseñando todo lo que Eloy le preparó para sacar a su empresa adelante y ponerla de nuevo en plena forma… No dudo ni un instante, se puso en contacto con la empresa de Eloy para contratarla, con la única condición no negociable, de que fuese este quien se encargase del trabajo in situ… Ni os digo la alegría que le entró en el cuerpo a Cristina cuando su queridísima “mami” se lo contó, le faltó poco para liarse a destrozar todo lo que tenía a mano por el cabreo que se pilló al darse cuenta de la que había formado su padre con aquella conversación…
Por otro lado, Yaiza no era idiota, vio en esto su gran oportunidad con Eloy al tenerle lejos de Cristina, a quien consideraba la más peligrosa de todas las que estaban tras de él por su confianza y cercanía. Algo que si hizo ese mismo martes para tratar de minar la ventaja de Cristina, fue aprovechar una llamada telefónica de Blanca a Eloy para que escuchase por “accidente” mientras esperaba a que fuese atendida, como hablaba con alguien imaginario sobre el clarísimo interés de Cristina por su aun cuñado. Incluso esta pudo escuchar también, como se “rumoreaba” que había metido cizalla en él contra su futura ex cuando la sorprendió engañándole…, de hecho, Blanca no llegó a hablar con él, directamente colgó antes de que este se pusiese al teléfono. Y no era únicamente ella, también las otras “candidatas” estaban entre ellas a “navajazo” limpio para tratar de quitarse a la competencia de en medio, de hecho, la propia Yaiza esquivo un par de ellos ante varios jefes con dudas vertidas sobre la eficacia de su trabajo.
El miércoles por la mañana Eloy y Yaiza tenían prevista su salida de Madrid, esa misma tarde estaban citados con el cliente para que pudiesen tomar contacto con la situación directamente. Esta vez, ambos viajaron a su destino en el *AVE, desde la estación se trasladaron en taxi hasta el hotel, marchando cada uno directamente a su habitación. Una vez en la suya, Yaiza estuvo preparando la ropa que usaría esa misma tarde para la visita al cliente, toda ella destinada al disfrute por parte de Eloy cuando la viese de esa guisa. Para su desgracia, cuando se reunió en el hall del hotel con Eloy para marchar donde el cliente, se encontró con una desagradable sorpresa en forma de Carlos y Laura, el padre y hermana respectivamente de Cristina, que habían ido para acompañarlos personalmente junto a su cliente, íntimo amigo del primero como ya se dijo antes. No hace falta decir, que esto no es que le sentase especialmente bien a Yaiza.
Si bien Carlos ya tenía pensado hacerlo de este modo, el que Laura se uniese fue idea de Cristina ya que debido a la niña a ella le sería imposible ir pues sería un palizón tremendo para la pequeña otro viaje como ese en tan poco tiempo. Estuvo pensando que hacer mientras no cesaba de maldecir el que todo le saliese de ese modo, y a la “golfa” de Yaiza que seguro que trataría de aprovechar, fue entonces cuando llamó a su hermana… Además lo hizo muy enfadada, explicándole a esta lo que quiera que por favor, hiciese mientras Eloy estuviese por allí abajo. Aunque Cristina no le explicó nada de nada, ni le dio motivos para que hiciese lo que ella quería, Laura no tuvo necesidad de ello en cuanto vio aparecer a Yaiza con su “indumentaria” de trabajo. Se dio cuenta de que Eloy no mostro sorpresa alguna, tampoco hizo ningún tipo de gesto, mientras que los hombres que la vieron, incluyendo a su padre, no pudieron sino admirar el pedazo de mujer que era. Laura entendió entonces perfectamente los motivos de su hermana para pedirle que ella personalmente “acompañase” a Eloy el mayor tiempo posible, era obvio ahora que su hermanita quería evitar que esa tal Yaiza estuviese a solas con él durante el mayor tiempo posible.
El cliente quedo gratamente impresionado con Eloy, no digamos ya con el espectacular aspecto de Yaiza. Durante la visita por las instalaciones para enseñárselas a Eloy, Yaiza rompió moldes entre los hombres que estaba trabajando, no hubo uno solo que no se girase o mantuviese su mirada nada casta en ella hasta que desaparecía de su línea de visión. Lo que más gracia le estuvo haciendo a Laura durante todo el tiempo que estuvieron juntos, fue que pese a los más que evidentes intentos de la morena por llamar su atención, el único que permaneció impasible a sus encantos fue precisamente Eloy, al punto de que Laura llegase por un momento incluso a lamentarse de que su hermana lo hubiese visto primero, pues empezaba a resultarle un hombre la mar de atractivo o más bien, atrayente para considerarlo como candidato perfecto para pareja... Lo bueno es que por la noche, cuando llamó a su hermana para darla “novedades”, la cabrona se lo soltó riéndose, aunque al otro lado del teléfono, a Cristina, por mucha broma que fuese, no le hizo ni la menor gracia, y con los dos berridos seguidos que le soltó a su hermana, se lo dejo de lo más claro.
Por otro lado, Eloy no era idiota, se dio cuenta casi al instante del juego que se intentaba traer Yaiza con él, fue muy consciente de por quien se había vestido de forma tan, tan sugerente, y no tenía la menor intención, ni de caer en sus garras, ni de darse siquiera por aludido. También vio la mano de Cristina tras la presencia allí de Laura, que su padre se presentase era algo con lo que contaba tras conocerlo cuando estuvo ayudándole, pero no así Laura, o por lo menos, no estando ya su padre presente, y para ser sincero consigo mismo, no pudo evitar sentir un puntito de “alegría” al ver a que extremos preocupaba a Cristina el que cualquier otra se le pudiese adelantar con él, pese a estar en los últimos días tratando de mantener las distancias con ella al considerar que todo iba excesivamente rápido entre ellos.
Esa misma noche recibió una llamada de Bárbara, su amiga de la infancia, y lo que esta le estuvo contando no le hizo precisamente muy feliz, aunque le agradeció su franqueza y valor por decírselo. Un par de horas después de esa llamada, declino la oferta de Yaiza de salir a tomar algo argumentándola que estaba cansado, y por el contrario a lo que era habitual cuando iba con alguien a trabajar, en esta ocasión cerró con llave la puerta interna existente entre sus dos habitaciones, consciente de que en esta ocasión, no podía fiarse de su secretaria. A la media hora de estar acostado abrió los ojos al escuchar un ruido, tras prestar atención, no dudo en absoluto de que procediese del picaporte de esa puerta al tratar de ser abierta, no pudo evitar sonreír al ver lo acertado de sus “precauciones”… Estuvo pensando en bastantes cosas durante más de una hora hasta que el sueño poco a poco nuevamente le fue venciendo, se durmió nuevamente con una sonrisita en sus labios y las cosas un poco más claras.
Tanto Blanca como Carol, el mismo día de escuchar esta por “accidente” los rumores sobre Cristina, estuvieron las dos hablando sobre qué hacer con ese interés tan repentino de la “verdadera” secretaria de Eloy. Llegado un momento, se plantearon si contárselo a su hermana o no, y además también estaba todo aquello que Blanca “escuchó” de que la tal Cristina metió mierda cuando le explotó a Marisa su infidelidad. Si eso era cierto, quizá y solo quizá, ambas pensaron que aún se pudiese hacer algo… aunque lo veían complicadísimo. En eso estaban cuando su hermana Marisa las telefoneo para ir poniéndolas a las dos al día con su nueva vida… y lo que les contó, les dejo a ambas frías al instante.
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Nada más presentarse Marisa en el hospital, se encontró con la agradable sorpresa de que allí tenía a un conocido y porque no decirlo, antaño amigo del trabajo. El Dr. Tom Scott había sido un compañero suyo durante el segundo año del MIR, había estado en el mismo hospital como parte de un proyecto de intercambio entre ambos países, una especie de “Erasmus”. Durante aquel periodo ambos se llevaron genial, y aunque realmente Marisa no se dio cuenta en aquel entonces, Tom trato de tirarle la caña de todos los modos posibles pese a saber perfectamente que estaba casada, pues era una mujer que le había gustado desde el principio, y a la que aun hoy día, no había olvidado.
Si en aquella época se fue dando de bruces una y otra vez contra una especie de muralla levantada a su alrededor, en esta ocasión la encontró mucho más receptiva, y cuando se enteró de su inminente divorcio, se apresuró a convertirse en su “mejor amigo” en aquella tierra extraña para ella, con el fin de que se apoyase en él. Lo cierto es que le costó poco sacarla por ahí a divertirse, aunque el primer fin de semana únicamente consiguió llevársela a un pub, y el siguiente fue con más de lo mismo, si logró sin embargo que aceptase ir con él al siguiente, tanto el viernes como el sábado a bailar y divertirse. En estos dos primeros fines de semana todo fue sobre ruedas y en plan de amigos, ganando poco a poco en estos días confianza Tom sobre Marisa, controlándola escrupulosamente la bebida y demás para poder ir obteniendo terreno en el que avanzar. Sin embargo en el siguiente que salió, la tónica cambio.
Si el viernes fue más o menos igual, pero con Tom tanteando el terreno en el que se movía, el sábado el buen doctor, una vez seguro de por dónde pisaba dejo que Marisa poco a poco fuese bebiendo y perdiendo sus inhibiciones, sobre las dos de la madrugada, ya iba lo bastante contentilla como para permitirle a su “amigo” ciertas confianzas. Durante toda la noche este había estado comiéndole la oreja con el asunto de pasar página, de encontrar a alguien con quien poder lograr eso, con tener la confianza como para sacar un clavo con otro, etc. El resultado final fue el obvio, Marisa que ya de antemano llevaba también un pensamiento similar tras lo hablado entre ellos en las dos semanas precedentes más lo que ya traía con sus hermanas, cuando Tom la beso, cedió al primer intento sin oponer la menor resistencia o pensárselo mucho siquiera.
Esa noche terminaron ambos en el piso de Tom follando como dos descosidos, Marisa desquitándose de la sequía que llevaba desde que Eloy la enfrentase y el sexo pasase a ser algo poco menos que tabú en su vida. Por la mañana cuando Marisa se despertó, hizo lo más obvio en este caso, vestirse apresuradamente y marcharse sin hacer ruido, con la cabeza hecha un auténtico maremágnum sobre todo lo acontecido con Tom. Pero no por el hecho en sí de haberse acostado juntos, pues era consciente de que lo de Eloy estaba acabado y debía de seguir adelante, sino por el hecho concreto de que había disfrutado con Tom, sumado a que se sentía muy bien a su lado y que él estaba clarísimamente interesado en salir con ella, pues tonta no era. En estos días junto a él, era cuando mejor había estado desde que le explotase su infidelidad en los morros, empezó a plantearse muy seriamente la posibilidad de darse una oportunidad de intentar algo, quizá no definitivo para rehacer si vida, pero si al menos, para tratar de que la ayudase a pasar página con más facilidad.
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Blanca y Carol estaban tratando de encontrar un modo de poder interferir con los intentos de la tal Cristina por conquistar a Eloy pensando en su hermana,
cuando esta al llamarlas les dice que está empezando a “darse una oportunidad” con un colega del hospital. Hasta ahí todo fue más o menos bien, justo se empezó a torcer con ambas cuando les especifico que era un colega al que conocía anteriormente de haber estado durante unos meses donde ella hizo el MIR para mejorar en su campo. Cuando colgaron tras que su hermana terminase de contarles, ambas se miraron asombradas, meneando la cabeza sin acabar de creérselo…
- Esto creo que lo cambia todo –dijo Carol muy seria.
- Si, del todo, puede que Marisa no se dé cuenta de ello, pero con esto, si de por si lo suyo con Eloy estaba muerto, ahora lo acaba de enterrar de forma definitiva y para siempre. Ahora ya ni aunque se apareciese la virgen –apuntillo Blanca.
- ¡¡Es que joder con esta tía¡¡ Pero si incluso a mí ahora mismo según me lo ha dicho se me han empezado a despertar ciertas dudas sobre ella. Ahora sí que no me extraña que Eloy las tuviese y que de enterarse, esto medio se las confirme, sean ciertas o no –dijo seria Carol.
- Si, ese hombre por lo que ha dicho estuvo en su hospital cuando hizo el segundo año del MIR, ese periodo que tanto ha hecho dudar a Eloy tras su infidelidad. De verdad que esta es gilipollas desde que nació, se marcha a Londres y lo primero que hace es tratar de rehacer su vida con alguien con esos antecedentes previos a su lado… No sé qué harás tu Carol, pero por mi parte, si Eloy con esa chica, con su secretaria, la tal Cristina, puede ser feliz, me alegrare por él. Lo sentiré por Marisa, pero si cuando se entere le hace daño te lo digo muy en serio, que se joda, que ella misma es quien no hace más que cavar su fosa aún más profunda… y es que no para… no hay forma con ella… -dijo meneando la cabeza con gesto de estar muy enfadada con su hermana mayor.
- Estoy de acuerdo contigo. Sinceramente, no creo que en esa época sucediese nada, no pienso que engañase a Eloy con ese hombre, pero… -Blanca la cortó.
- Carol, yo no estoy diciendo eso, no digo que le engañase ya por aquel entonces, sé que no lo hizo, es más, estoy segura que incluso Eloy sabe eso de sobra, aunque la mente vaya por libre. Pero sí está claro, que nuestra hermana lo único que hace es equivocarse, y ahora con esto, ya ha sido la metedura de pata definitiva. Aun en caso de que Eloy por un milagro decidiese tras un periodo de separación y que ella se marchase de su lado, recapacitase e incluso pensase que se precipitó con Marisa, en cuanto se enterase de esto, sería el final definitivo a lo que pudiese haber creído. Todo regresaría con fuerza a su cabeza, todas esas dudas cogerían nuevos bríos... y sinceramente, con razón en este caso… -apostilló muy seria.
- Estoy de acuerdo, esto ha sido la tumba definitiva… Solo espero que haya sido consciente de hasta qué punto acaba de darse a sí misma la puntilla… acaba de negarse incluso los “milagros”.
- Y si no lo sabe, que espabile, que ya es mayorcita para pensar y no joderla sin parar cada vez que hace algo…
Lo que ocurrió fue lo que he contado, que al llegar a su nuevo trabajo, Marisa se encontró con este antiguo compañero con el que durante su periodo de MIR se llevó francamente bien, sin más, tan solo como amigos. Él estuvo ayudándola a instalarse, a buscar lo imprescindible para poder iniciar allí una nueva vida, en cierto modo también se convirtió en una especie de desahogo para ella. Esta persona, Tom, lo cierto es que a Marisa como hombre también le empezó a atraer, llevaba mucho tiempo en el dique seco, pues desde la última vez con el infausto Alejandro, no había vuelto a tener relaciones sexuales. Desde el segundo día que salieron juntos, en el que ella estuvo más o menos hablando de su divorcio y el de una reciente ruptura, a Marisa se le fue un poco la mano con el alcohol, no excesivamente, pero si lo justo como para perder cierto control. El caso es que ambos terminaron en la cama en el apartamento de ella follando casi toda la noche…
No fue planeado, tampoco es que lo buscase, pero Tom resulto un buen amante, era atento, divertido, considerado y estaba libre… Si algo tenía claro ya Marisa a esas alturas era de como de acabado estaba lo suyo con Eloy, de modo que decidió poner en práctica, eso de que un clavo saca a otro clavo… No es que le quisiese o que se hubiese enamorado de un flechazo ni nada por el estilo, para nada, ella seguía enamorada de su esposo, pero era consciente de que era algo que tendría que superar quisiese o no, y pensó que ese hombre le vendría muy bien para ello. Quizá fuese una idea estúpida, o quizá no, pero era alguien conocido que le atraía aunque solo fuese físicamente y una oportunidad para tratar de reencauzar su vida… Cuando llamó a sus hermanas se lo contó, les explicó que estaba saliendo con él, y cuando habló con sus amigas, si alguna preguntó, ella no oculto tampoco el hecho…
De este modo tan repentino e inesperado, falló la idea de Yaiza para tratar de contrarrestar a Cristina usando a ambas cuñadas de Eloy para que se interpusiesen por en medio. Lo malo de esta situación para Yaiza, es que Marisa ese mismo día no solo se lo contó a sus hermanas, sino a varias amigas, una de los cuales justamente estaba comiendo con Jorge y Bárbara, que obviamente se enteraron. Lo discutieron al llegar a casa durante un par de horas, ya que el primero estuvo en contra de decirle nada, pues pensó que solo le haría más daño, Bárbara no opinó igual, creía que al ser amigo de ambos desde niños era algo que estaban obligados a contarle. El miércoles por la tarde Bárbara se decidió a en llamarle para hablar con Eloy y contárselo. No es que para él esto significase mucho en relación a lo que sentía por Marisa, o que le hiciese aún más daño porque le reafirmase en sus sospechas sobre aquel periodo, pero sí que le sirvió para confirmarse ante sí mismo, que romper de forma definitiva su matrimonio había sido sin duda la mejor decisión que pudo tomar. Esto a su vez, hizo que a Cristina se le abriese prácticamente el camino de par en par hacia Eloy al tumbar sus últimas reticencias respecto a ser o no muy pronto para relanzar su vida, ya que precisamente un poco de ello era por la propia Marisa, por la que pese a todos sus intentos, aún seguía sintiendo algo… y a la que no quería hacer daño.
Al día siguiente, del mismo modo que el anterior, Laura les estuvo haciendo compañía en cada minuto libre que ambos tuvieron, no así el padre de ella, que estuvo en su empresa. Cuando este le dijo a su hija que les dejase tranquilos, Laura le contó que era por petición de Cristina, pero incluso le amplio más, le explicó que su hermana estaba tras Eloy, al igual que esa mujer que le acompañaba, de modo que pensaba estar de sujeta velas mientras estuviesen allí. Cuando Laura se marchó, Carlos se recostó en el sillón de su despacho, no pudo evitar ilusionarse en cierto modo, pensando en que si su hija Cristina lograse conquistar a alguien de la valía de ese chico, sin duda aseguraría su felicidad… y por otro lado, también estaba el hecho de que personalmente, Eloy le caía francamente bien… se dijo para sí riéndose que le serviría a la perfección incluso para yerno. Cuando llegó a casa esa noche se lo comento a su esposa, Cristina madre, opino igual que su marido, que sería el esposo perfecto para su niña, y que ojala pudiese “cazarle”, a ver si de ese modo “sentaba” la cabeza de una buena vez.
Poco a poco todo parecía confabularse para llevarle en dirección a Cristina, aunque desde luego Yaiza no había dicho aun su última palabra al respecto. Esa última noche antes de regresar de nuevo a Madrid, esperó pacientemente a que Eloy regresase de donde fuera con Laura, quien sabía que era hermana de Cristina, y a quienes veía el juego que se traían desde el principio. En cuanto supo quién era esa chica y el hombre que había ido el primer día a recogerles para acompañarles, vio con claridad meridiana el movimiento hecho por Cristina al poner a su familia como “sujeta velas” entre ellos. Eso fue algo que desde luego, enfado lo suyo a Yaiza, y la obligó a pensar como poder contrarrestarlo, o como mínimo, como poder sacarle partido… y tuvo una idea para esa noche. Para prepararlo todo, lo primero que hizó fue conseguir del conserje una copia de la tarjeta y llave de las puertas de la habitación de Eloy, que devolvió a los pocos minutos, confiando en que nadie le comentase nada a él. Pero era consciente de que ese era un riesgo que debía tomar si quería conseguir algo…
Cuando sintió la puerta de este abrirse, pegó su oreja a la que separaba ambas suite, escuchando atentamente para percibir si únicamente había una, o dos personas. Tan solo un par de minutos después, Yaiza estaba convencida de que Eloy estaba completamente solo, por ello se preparó, se ajustó bien su ropa y se perfumo adecuadamente. Encima lo único que llevaba era un negligé junto con unas braguitas a juego como única vestimenta cuando entró en la habitación de Eloy, a quien de inmediato para no darle tiempo para que pudiese abrir la boca al verla “vestida” de ese modo, se dirigió directa a la mesita del cuarto con un montón de papeles, sentándose de modo que dejase perfectamente visibles para el hombre todos sus encantos. Yaiza era una mujer inteligente, sabia de sobra que Eloy la echaría a patadas si era necesario al verla de esa guisa en cuanto reaccionase si no llevaba algo que le obligase a posponerlo por considerarlo más importante. Por ese motivo, nada más sentarse desparramo varias hojas sobre la mesa, empezando a darle explicaciones que lo que según ella, allí había “raro”, en concreto sabía que uno de esos papeles, no lo había podido ver, pues ella misma se lo había escamoteado cuando vio la encerrona de Cristina y se le ocurrió la presente idea. El caso es que le funciono, tras observar los dos primeros documentos que ella le presentó, se olvidó por completo de su forma de ir vestida, centrándose en esos “papeles” ante la sonrisita satisfecha de Yaiza.
Eloy le hizo un par de preguntas sobre aquello, algo a lo que ella adujo no saber bien, pero que sí que podría consultarlo con alguien que llevase más tiempo y fuese capaz de aclarárselo. Se levantó, cogiendo el móvil de empresa de Eloy diciéndole a este que iba a ver si se lo aclaraban, algo que este vio bien, lo que no sabía era a quien iba a llamar esta en realidad, aunque tratándose de su secretaria, no le dio mayor importancia. En lugar de una llamada normal, hizo una video llamada, situando el teléfono de forma que se la viese bien a ella con Eloy justo detrás, que fue justo lo que apareció ante los ojos de Cristina cuando contesto… El impacto sobre ella de esas imágenes, fue devastador, o casi, ya que conocía perfectamente a su jefe, pudiendo observar algo que la hizo sonreír para sí, pese al cada vez mayor cabreo que empezaba a tener con esa “puta zorra”, como mentalmente la denomino al instante.
El caso es que la buena de Yaiza cometió un error de bulto al hacerlo, quizá por no llevar tanto tiempo con él como Cristina paso por alto algo que fue muy importante para tranquilizar completamente a esta. Yaiza lo hizo lo suficientemente cerca de Eloy como para que este, sin ni siquiera volverse, al saber que era Cristina por su voz, le preguntase directamente por el problema, y si sabía que era exactamente, todo ello sin dejar ni por un segundo de trastear con los documentos que tenía ante él. Cuando le llegó la pregunta de Eloy, Cristina estaba muy jodida por lo que veía, pero se recuperó rápidamente al escucharle y más importante aún, al verle.
Ella era su secretaria, por lo que le conocía perfectamente, y lo que veía, le alegró la vida al instante. Tanto por la postura en él, como por su tono de voz, sabía que cuando estaba muy concentrado en algo, lo mismo que ahora veía que hacía que en ese caso, lo ignoraba casi todo a su alrededor, como posiblemente en esos instantes ocurria, incluso aunque pudiese parecer mentira por cómo iba vestida, muy posiblemente incluso a la propia Yaiza. Cristina le respondió lo que quería saber, además de lanzarle una puya sobre qué pensaría cualquiera que viese en su habitación a Yaiza, a solas con él y vestida con ese “conjuntito” tan sexy. Tras decirlo, Cristina colgó de inmediato con una sonrisita malévola en la cara, pues conocía a Eloy y sabia de sobra lo que iba a ocurrir, si no se equivocaba, podía prever los dos próximos movimientos de Eloy, y dudaba que ninguno de ellos fuese a ser del agrado de Yaiza, pero especialmente del segundo si es que llegase a enterarse de ello, pues el error que acababa de cometer iba a acercarle aún más a Eloy.
Cuando Eloy escuchó lo que le dijo Cristina antes de colgar, se volvió a mirar a Yaiza de arriba abajo, diciéndola en ese instante con voz fría, que hiciese el favor de volver a su habitación para ponerse algo más presentable, o bien, aun mejor, que se quedase ya a dormir tranquilamente, pues el mismo se encargaría de aquello, después de eso, también le dio las gracias por descubrir ese extraño problema. Yaiza no tuvo más remedio que retirarse rumiando su frustración por el fallo de su plan, por su tono de voz además, supo que cualquier cosa que hiciese o dijese en esos instantes, solo iría en su contra… se marchó mordiéndose los labios de rabia, llevándosela los demonios contra Cristina, a la que culpó de aquello. Tras esto y en cuanto Yaiza entró en su habitación, Eloy se aseguró de cerrar la puerta desde su lado, para a continuación llamar a Cristina para disculparse por el efecto de la presencia allí de Yaiza vestida de ese modo. Entre pitos y flautas, ambos estuvieron hablando de diferentes cosas durante más de tres horas, cuando Eloy se acostó por fin, eran ya altas horas de la madrugada, y lo hizo muy satisfecho de poder haber estado ese tiempo conversando con Cristina, mientras que esta se descojonaba de Yaiza para sí. Esa llamada le confirmó lo que había pensado que ocurría y pasaría en realidad de estar de verdad interesado en ella, que tras el toque de atención que le dio a su “secretaria”,
la llamaría preocupado para “disculparse” por el “espectáculo”.
El viernes a media tarde salieron los dos de regreso a Madrid en el AVE, Yaiza iba bastante enfurruñada, todo le había salido mal, ninguno de sus planes habían funcionado. Estaba mirando de reojo a Eloy, pensando que si en esos instantes no se tiraba a por el para follárselo es porque estaban rodeados de gente, pero empezó a pensar en serio que quizá esa fuese su única salida, ir directa a por él en plan suicida. Empezó a darle vueltas donde sería el mejor lugar y momento para tratar de follárselo directamente a lo bestia… Empezó a enumerar en su cabeza sitios, empezando por el despacho de Eloy, los dos cuartos de archivo de la oficina, el parking, invitarlo a su casa o presentarse directamente en la suya…
Cuando llegaron a la estación, se despidieron y cada uno se marchó por su lado. Ambos prácticamente a la vez llegaron a sus respectivas casas, se ducharon y se prepararon algo suave para picar mientras sus ojos permanecían perdidos mientras pensaban. También prácticamente a la vez, ambos se decidieron, se vistieron, cogieron sus cosas, llaves, billetera, bolso, etc. y salieron por la puerta de sus respectivas casas. En ambos casos condujeron durante mas o menos el mismo tiempo, ambos con más o menos la misma idea en la cabeza, ambos pensando en cómo seria, como les saldría e incluso si no estaban un poco locos por pensar en hacer algo semejante. Prácticamente también a la vez, ambos aparcaron, se bajaron de los vehículos y se detuvieron ante un portal… Mientras que a Eloy le abrieron, no ocurrió lo mismo con Yaiza… pues donde ella llamaba, ya no había nadie.
Eloy entró, espero al ascensor y subió al piso al que iba. Cuando llegó ante la puerta de este, toco con los nudillos para evitar hacer ruido con el timbre. Cuando Cristina le abrió la puerta se vio sorprendida por la repentina acción del hombre al abrazarla y buscar sus labios con los suyos, aunque eso solo fue durante unos escasos segundos, pues de inmediato se dispuso a colaborar con la mejor de las intenciones, poder follar esa misma noche con el hombre al que quería. Tras hacerle entrar besándola y cerrar a su espalda la puerta, fue conduciéndole hasta su habitación, sin que por eso ninguno de los dos dejase por un solo instante de enredarse con sus lenguas. Una Cristina hiperexcitada empezó rápidamente a desnudar a Eloy nada más llegar al pie de su cama, mientras este trataba de hacer lo propio con ella, una vez conseguido esto, ambos terminaron costados sobre la misma, ella debajo y el encima, con sus piernas rodeando su cintura.
Cristina estaba entregada, abierta bajo su cuerpo, con sus muslos cerrándose sobre su cintura como un cepo, buscando con sus caderas que la polla de Eloy se enterrase en su interior mientras este se lo negaba a la vez que la besaba. Cuando menos se lo esperaba, Eloy se dejó hacer, y cuando sus caderas se alzaban para introducírsela ella misma, fue cuando él le dio un fuerte empujón en dirección contraria, entrando dentro de Cristina como una barrena, arrancándola un fortísimo gemido de placer al sentir como era abierta de aquel modo. Las caderas de Eloy empezaron a moverse, mientras que Cristina acompasaba sus movimientos a los suyos, todo ello sin dejar ni por un instante de besarse mutuamente.
Me gustaría poder decir que se pasaron toda la noche follando, pero no, tan solo dio tiempo a que Cristina se corriese, antes de que la niña les impusiese a ambos su tiranía… Empezó a llorar, obligándoles a dejar sus ganas del otro para un mejor momento, pero con las veces anteriores, fueron ambos quienes se levantaron a atenderla. Algo de lo que sí que se dio cuenta Cristina, es que Eloy tenia buena mano para los niños, era coger a la niña en brazos y esta callarse en el acto para mirarlo fijamente, alzar sus manitas y coger el dedo que Eloy le ponía ante ella, con el que se entretenía mirándolo, haciéndolo moverse… etc… Para Cristina era una imagen de lo más tierna a la vez que angustiosa, ver a padre e hija jugando de aquel modo. Sentía que ya tenía a Eloy prácticamente entregado a ella, que no le costaría mucho hacer que se interesase en empezar una relación y que eso que veía ahora, sería su cruz para el resto de su vida, pues era consciente que quizá nunca le podría contar a él lo que había hecho, o le perdería, igual que su esposa lo hizo cuando le traiciono, su angustia le formo un nudo en la garganta.
Al día siguiente por la mañana, sábado, Eloy se movió rápido al despertarse, cogió las llaves de Cristina y se bajó a la calle con la intención de comprar algo para desayunar los dos. Le dio tiempo a prepararlo todo con tranquilidad, y a ambos a desayunar tranquilos entre bromas por los pelos, pues la pequeña nuevamente decidió intervenir entre ellos. Un Eloy embobado estuvo mirando como Cristina amamantaba a la niña…
- ¡¡Eyyy!!, que te va a dar algo, respira hombre –le dijo Cristina riéndose al ver como las miraba a ella y a “su” hija.
- Perdona, pero es que… -hizo un gesto como de admiración, realmente a Cristina le encantaba que él las mirase de ese modo a ambas.
- Pues nada, nada, tú sigue disfrutando de las vistas…
- Muchísimas gracias, joven mamá, eso mismo hare –le sonrió mirándolas de nuevo embobado otra vez.
- Si es que algunas veces eres tu peor que ella –suspiro Cristina.
- Lo sé, pero me encanta… mirarla… a ella… -dijo entre risas.
- Vaya, gracias, superada ya por mi hija ante el hombre que me gusta y eso siendo solo un bebe… Me siendo vieja… -dijo con cara de pena mientras aguantaba la risa.
- No seas mala anda… que la niña me gusta, pero con la mama hago otras cositas que me gustan más aun… besarla, comérmela, abrazarla, acariciarla el pelo cuando duerme…
- No sé si sentirme bien, o tener complejo de gata…
- Casi mejor, el complejo de Gata… -replico riéndose Eloy
- Al final te araño, pero de verdad… -le contesto enseñándole las uñas de una mano mientras se reía.
Estuvieron ambos un buen rato charlando mientras la niña comía, Eloy no por eso dejo de mírala, le encantaba verla, y cada vez le gustaba más. Cuando la niña por fin terminó, y Cristina la puso nuevamente en su cunita, Eloy le dijo que tenía que hablar con ella, además en un tono tan serio que ella entendió que era sobre algo importante, lo que la puso nerviosa en el acto, pues no tenía ni idea de que podía tratarse, y siempre estaba algo temerosa sobre la niña…
- Ayer cuando regresaba en el AVE me llamó mi abogado, en diez días estará todo listo para que pueda firmar el divorcio con Marisa. Ella lo hará en tres o cuatro días en Londres, luego reenviara los papeles y… bueno, lo que tarden en no sé qué me explico mi abogado que falta después de la firma.
- Vaya, me alegro muchísimo por ti Eloy, por fin vas a terminar con esa pesadilla y podrás reemprender tu vida completamente libre…
- Si bueno, ese es el problema, que quizá no me apetezca hacer algo así, puede que tenga ya a alguien en mente para llenar ese hueco que ha quedado libre en mi vida… -la miro fija e intensamente.
- ¿Te refieres a mí? –preguntó con el corazón latiéndole de forma desbocada.
- Sí, me refiero a ti, aunque creo que tendrías que controlar un poco tus celos, porque eso de ponerme a tu hermana de carabina… -le dijo risueño.
- Bueno, que querías –se encogió de hombros-, estoy pillada contigo-, no podía permitirme dejar que Yaiza se situase libremente a tu lado esos dos días, esa es peligrosa cuando quiere algo o a alguien -terminó mirándole fijamente.
- Si, ya me di cuenta, ya, especialmente con el modelito que se puso para dormir la última noche…
- No fue solo eso Eloy, esa mala puta me llamo con tu teléfono de modo que la viese en tu habitación vestida de ese modo y contigo detrás solo con pantalón corto más un jersey… -soltó enfadada, pues aquello aun la escocia.
- Vaya, no lo pensé de ese modo, la verdad –replico perplejo.
- Lo sé, me di cuenta en cuanto me pediste aquella explicación sin mirar ni un solo momento hacia el teléfono… me imagine la jugada.
- ¿Y eso?, porque sinceramente, no la vi llegar… -preguntó sorprendido.
- Pues fácil, porque probablemente eso mismo es lo que yo hubiese hecho de estar en su lugar…
- ¿Es en serio?
- Del todo. Esto no es una broma Eloy, eres un tío de los que no quedan libres en el mercado por mucho tiempo, tienes que haberte dado cuenta de cómo se han puesto las cosas en las oficinas con las chicas que están solteras –dijo señalándole con un dedo-. Y no te atrevas a hacerte el tonto, que sé que lo has hecho…
- Sí, me he dado cuenta, pero también es cierto que si he estado “a salvo” ha sido en parte gracias a Yaiza, aunque claro, que está también estaba detrás. Pero mejor manejar a una que a veinte, ¿o no? –le guiño un ojo.
- ¿Eso iba con segundas? –replicó con una sonrisa mientras le echaba los brazos al cuello tras dejar a la niña en su cuna.
- Por supuesto, mejor manejarte a ti como novia mía, que a veinte mujeres deseosas de cazarme, ¿no crees?
- Del todo, creo que tienes tooooda la razón… por lo mismo, te digo que desde ya acepto ser tu novia para que me manejes “como puedas”… porque no me pienso dejar… -después de soltar una carcajada, le besó, devolviéndoselo Eloy en el acto y empezando ambos a devorarse... más que besarse.
Mientras se besaban los dos, Cristina poco a poco fue guiándolo hacia el sofá, haciendo que se terminase sentando sobre él, luego se las apaño para bajarle los pantalones y la ropa interior, en poner su pija completamente erecta a su disposición, para terminar por desnudarse también ella. Eso fueron unos tres minutos sin dejar de besarse, el clavarse esa barra de carne en su interior, no le llevo más allá de diez segundos con un largo, profundo y agónico gemido de placer al sentir como le entraba hasta lo más profundo. Segundos después, tras acostumbrarse, empezó a moverse sobre Eloy, a rotar sus caderas mientras se movía suavemente, sin por ello abandonar los besos. Se corrieron tan solo cinco minutos después, lo cierto es que sorprendentemente estaban muy compenetrados, y ambos más salidos con el otro que el pico de una mesa. Cuando terminaron, se quedaron en la misma posición, abrazados…
- Cris, si empezamos algo tan serio los dos como es una relación, no vas a poder ser mi secretaria, ¿eso lo sabes, verdad?
- Perfectamente… pero no pienses que si yo no lo soy, lo va a seguir siendo Yaiza, porque olvídalo, a esa la quiero bien lejos de ti.
- No, si por mi perfecto que tampoco lo sea ella mientras tenga a alguien competente, pero ya me dirás tú… sino regresas a tu puesto, tendrás que ir con herrera…
- Yo volveré a mi puesto, pero como para entonces seré tu novia, lo que hare será cambiar mi puesto con Andrés. Lo he hablado ya tanto con el como con la Sra. Gómez, y por parte de ninguno de los dos hay pega alguna. Cuando yo vuelva, Yaiza ira directa con Herrera.
- Por lo que deduzco con todo esto, ¿también conoces la propuesta que me han hecho de un ascenso, no?
- Si, lo sabía desde hace unos días, conexiones de secretaria eficiente –sonrió-, al tener que viajar mucho menos si aceptas su propuesta, te tendré aquí mucho más tiempo para mí, y con eso, mas ser tu su nuevo jefe, Andrés no tiene pega alguna para cambiarse por mí.
- Ya la acepté –Cristina le miro sorprendida-, cosa que según veo, no sabías… “aun” –recalco riéndose.
- No, nadie me dijo nada…
- Pues sí, acepte en el acto, precisamente pensando en proponerte salir, no pienso cometer contigo los mismo errores que con Marisa. Pero también sabrás que si bien viajare menos, posiblemente termine quedándome más horas en la oficina…
- Sí, pero también que los fines de semana, serás mío y solamente mío… Además, trabajamos en el mismo sitio, con lo que veré a mi pareja siempre que quiera, y ya sabemos también ambos que en tu despacho se folla de muerte, lo que también es una ventaja, ¿no crees? –pregunto insinuante-.
- Pues sí, para que te lo voy a negar, puede ser muy… interesante -sonrió.
Eloy y Cristina empezaron su relación en ese mismo instante, aunque oficialmente y de cara a todo el mundo, no la formalizaron hasta una semana después de regresar está a su puesto y desplazar a Yaiza a ser secretaria del Sr. Herrera. Aunque esta trató de regresar como secretaria de Eloy tan pronto se enteró de que Cristina tenía que dejar de serlo, esta ya tenía su cambio con Andrés atado y bien atado, por lo que se tuvo que conformar con quedarse donde estaba. No por ello Yaiza dejo de intentar ligarse a Eloy, pero Andrés era un muro tan eficiente como en su día lo fueron ella o la propia Cristina. El motivo de que los interesados fuesen tan favorables al cambio, se debió principalmente a que las respectivas parejas de los implicados, también se quedaban mucho más tranquilas, si estos estaban con personas de su mismo sexo… digamos, que entre ambos hubo ciertas sospechas en sus respectivos con lo bien que se llevaban mutuamente.
Si bien la familia de Cristina estuvo encantada de la vida cuando esta les informo de que iba a salir en serio con Eloy, no se podría decir lo mismo de las dos Ex cuñadas de este, a las que definitivamente y pese a lo que se dijeron a sí mismas cuando su hermana, no les hizo ni pizca la noticia, aunque esta fuese oficialmente dada más de dos meses y medio tras ser efectivo el divorcio. Claro que a Marisa le gustó muchísimo menos enterarse de que Eloy estaba empezando a salir con Cristina, con su secretaria, que tenía una niña en un periodo en que estuvo sin pareja… Los celos como malos consejeros que siempre son, le hicieron llamar enfurecida a Eloy para primero acusarlo de haberle sido infiel antes incluso de serlo ella, y segundo, de ser el padre encubierto de esa niña…
Aunque para ser sinceros, no fue ella la única persona que pensó eso. Pero en este caso, Eloy no entró en la discusión, simplemente se despidió de ella, pidiéndole además, que no se olvidase de dar sus felicitaciones a su novio, ese con el que estuvo durante “esa época tan agotadora del MIR”, aunque asegurándola que él sin embargo no había pensado nada raro por ello, colgándole el teléfono inmediatamente después. Lo cierto es que contra lo que pueda parecer, esto último que le dijo Eloy, hizo que Marisa se sintiese como una mierda, ya que ella conocía a su ex y a esa chica, a Cristina, y celos aparte, era consciente de que por mucho que hubiese estado tras él antes de su divorcio, aun en caso de haber sido así, él jamás hubiese permitido que pasase nada de nada. Si algo tuvo claro desde el principio de empezarlo, es que si bien con su nuevo “novio” se llevaba genial y se compenetraban bien en todos los aspectos, él no era Eloy, y a este último, era a quien de verdad seguía amando. Pero no por eso dejo su relación, pues seguía pensando en que antes o después, su ex dejaría el campo abierto para que pudiese sentir más por Tom. Ambos llegaron a casarse dos años después de empezar la relación, ya que Tom logró abrirse poco a poco su propio hueco en el corazón de Marisa… pero sin embargo, aun queriendo a Tom, los sentimientos de esta por Eloy no desaparecieron, o por lo menos, no del modo en que le hubiese gustado que ocurriese.
Año y medio después de empezar a salir, Eloy se casó con Cristina, y esto fue especialmente así en ese momento, porque la peque iba a tener un nuevo hermanito. Tras la boda, Eloy reconoció a la niña con sus apellidos, dejando con ello de ser “de padre desconocido”, asegurándole este a Cristina, que la querría como si fuese suya propia y que no habría distinciones. Aunque Cristina por un momento estuvo tentada de confesarle que en realidad, la niña, la pequeña Cristina que tanto quería, si era hija suya de verdad, no se atrevió a ello por temor a su reacción al enterarse… Era muy consciente de que con Eloy sus hijos siempre tendrían a su padre, pero muy probablemente y en gran parte por la experiencia de su anterior matrimonio, ella perdiese también para siempre a su recién estrenado marido… algo a lo que no estaba dispuesta. Sabía que en esta ocasión el tiempo era su gran aliado, pues contra mas pasase, mas podría demostrarle su amor, y que si en algún momento consideraba que tenía que contarle la “verdad” a su hija sobre su “padre”, esta sería también una gran aliada para no perder a su reciente y flamante marido.
Pese a que lo intentó, lo cierto es que Eloy por mucho que quisiese, no podía darle a su nueva esposa toda aquella confianza ciega que le otorgo a la anterior. Por injusto que pudiese parecerle a cualquiera, y que incluso el mismo reconocía que ciertamente así era, el daño que aquella traición de Marisa le causo, aun coleaba en él. Cristina aun conociendo de sobra ese hecho, no le importo, pues entendía también todo el daño que Marisa le causo y por otra parte, estaba del mismo modo convencida de que sería capaz de hacerle olvidar todo ese efecto negativo día a día al estar juntos, a la vez que le demostraba que para ella no había otro hombre que él.
Y pese a todo lo ocurrido, la vida continuó su curso para todos ellos…
FIN