Eloy y Marisa - 11

Marisa inicia los trámites para su traslado a Londres entre grandes dudas. Cristina por su parte, poco a poco va poniéndole las cosas muy claras a Eloy sobre lo que quiere

Eloy y Marisa - 11

Marisa estuvo una semana preparándolo todo para marcharse a vivir a Londres tras aceptar la oferta que le hicieron. Lo que más le estaba costado decidir era que hacer con respecto a Eloy, si decírselo ella misma antes de irse, o por el contrario, evitarlo hasta que se hubiese marchado y que fuesen sus hermanas quienes se lo dijesen después. En cierto modo temía conocer su reacción, no estaba muy segura de que esta quizá no fuese de alivio por ello, y el verla si se lo decía ella misma en persona, quizá fuese demasiado duro. En el hospital, aun pensando en no regresar, lo que había solicitado era una excedencia, aunque por las circunstancias pensó en pedirla únicamente de dos años, al final se vio obligada a solicitarla de cuatro por la duración de los trámites en ambos casos y la facilidad en conseguirla.

Cada vez era más consciente de que si quería superar todo esto debía de alejarse de Eloy todo lo posible, aunque no había sido de nada serio o que la pudiese molestar, en estos días había sabido de él por lo menos en cuatro ocasiones por medio de amigos comunes que habían ido a verla tratando de “animarla” con lo de su ruptura. Excepto unos pocos muy concretos, el resto no conocían los verdaderos motivos, con ello Marisa también estaba pasándolo mal, pues era consciente de que pese a todo el daño que le había hecho, Eloy en ningún momento había tratado de devolvérselo, era más, había tratado en todo momento de facilitarle todo lo más posible con todo. A cada día que pasaba, a cada momento, con cada cosa que le estaba sucediendo, cada vez se le hacía más obviamente doloroso el hombre al que tuvo a su lado, muriéndose por ella, por satisfacerla en todo lo que podía, por hacerla feliz en lo que estuviese en su mano y al que había perdido por estúpida.

En toda esa semana los pensamientos de Marisa fueron oscilantes, iban de un extremo al otro, tan pronto aparecía completamente decidida a reiniciar su nueva vida en Londres, como entraba en una fase de melancolía en que se planteaba seriamente si debía de abandonar la lucha por Eloy pese a saberla completamente perdida… Carol y Blanca estuvieron preocupadas por ella viendo estos repentinos cambios de humor o de parecer, cada vez estaban más convencidas de que lo mejor era que se fuese cuanto antes a Londres y que se encontrase con los hechos consumados de su decisión de reiniciar su vida lejos del que fue su marido…

Por otro lado, Blanca ya había tomado la decisión de hacer como Carol en su momento, olvidar sus sentimientos por Eloy. Era cada vez más dolorosamente consciente al tratar con Marisa del cisma que se abriría en su familia si por un casual llegase a conquistar a su excuñado, era muy posible que fuese algo que su hermana nunca le perdonase y que a la larga quizá envenenase esa relación.

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Esa misma noche, tras cenar ellos y que Cristina le diese el pecho a la niña, se pusieron nuevamente los dos a ver la televisión, como a la hora más o menos, Cristina se puso en pie, se giró quedándose ante Eloy, de seguido le dijo que ya era hora de dejar de ver la tele e irse a la cama. Él le respondió que en unos minutos, en cuanto terminase el programa se acostaría, que le prometía que el volumen no despertaría a la niña. Cristina entonces puso sus manos en la cintura, mirándole fijamente…

  • Sigues sin enterarte, no quiero que vayamos ya a la cama porque fuésemos a despertar a la niña, quiero que lo hagamos, porque tengo ganas de “charlar” contigo… “Jefe”.
  • Oye Cris… -se quedó mudo.

Cristina nada más terminar de hablar se desabrocho el short que llevaba, dejándolo caer al suelo, quedándose con unas preciosas braguitas de encaje negro, luego de seguido, al pantaloncito le siguió el Top, dejando sus pechos al descubierto. Se dio la vuelta marchándose a su habitación, mientras se retiraba contoneando sus caderas, mostrándole a Eloy los movimientos hipnóticos de sus glúteos…

  • Si dentro de cinco minutos no has ido a verme a mi habitación preparado para “tratarme” como me merezco, prepárate porque vendré a por ti muy, muy, muy caliente y enfadada… Así que ya sabes “jefe”, cinco minutos máximos para “atender” con cariño a tu necesitadísima secretaria…
  • Si… claro… -fue lo único que Eloy pudo balbucear…

Cristina cada día le sorprendía más, pero especialmente estos dos últimos del fin de semana, estaba clarísimo que iba pero que muy enserio, y lo peor, le gustaba lo que hacía, tenía que reconocer que le ponía mucho el morro que le echaba… Le trastornaba un poco sentir como sentía hacia ella con todo lo otro tan reciente, estaba como sin freno, la deseaba, lo cierto es que no sabía bien como había aguantado sentado sin lanzarse a por ella cuando se quedó solo con esa escueta braguita… Casi, casi se podría decir que se movimiento de glúteos había estado a punto de provocar que se fuese a por ella para follársela allí mismo donde la alcanzase sin importarle nada más…

Eloy no se daba cuenta del juego de Cristina que, en cierto modo, estaba comportándose del mismo modo que en su día hizo Marisa para conquistarle. Dada su buena sintonía en el trabajo, que se hicieron amigos e incluso casi confidentes, le había estado hablando mucho de su esposa, su tema de conversación favorito, y aunque de forma dispersa, le había contado muchas cosas sobre esa época en la que empezaron ambos a salir y como se comportó ella para atraerle, lo que le gusto que fuese a por él de aquella forma. Todo cosas que ella se había encargado de ir sonsacándole poco a poco a lo largo de ese tiempo con el fin de ver si podría o tendría opciones de conquistarlo, pese a la poca gracia que le hacía tener que escuchar de su boca las “virtudes” de la “estupendísima” esposa.

Ella, que estaba enamorada de él hasta los tuétanos, se ponía mala con esas conversaciones sobre la “perfección” echa mujer que era Marisa. Pero ahora, con el campo por fin despejado de tal “maravilla” de mujer y Eloy al alcance de su mano, Cristina estaba haciendo uso de toda esa información para tratar de conquistarlo, de atacar sus gustos y puntos fuertes, pues tras lo que averiguó, tuvo siempre claro que su esposa fue así como le conquisto. Fue sistemáticamente atacándole en sus puntos más fuertes, no en los débiles o vulnerables como cualquiera trataría de hacer con cualquier otra persona, no es que lo entendiese muy bien, pero veía que funcionaba..., como en esos momentos, Eloy era una persona con una claridad meridiana al hablar, sin dobleces, y estaba dándole en los morros con ello, siéndole brutalmente clara con lo que quería, pero lo mejor de todo, es que notaba perfectamente la creciente atracción que este empezaba a sentir por ella.

Se quedó quieto durante unos veinte o treinta segundos, respirando pausadamente, tratando de relajarse, de recuperar el control, después hizo lo único que humanamente podía hacer ya, quitarse a su vez la ropa para después seguirla como un corderito, aunque con los colmillos, los ojos y el nabo empalmado de un lobo feroz… Cuando entro en la habitación de Cristina ciertamente le falto poco para reaccionar de verdad como un lobo y ponerse a aullar al verla. Estaba sobre la cama, desnuda, tumbada, completamente abierta de piernas, con los ojos brillantes, con sus dedos pasando sobre su coño, con este dando muestras de lo mojado que estaba, toda su entrepierna brillando por la humedad de sus jugos… Entonces Cristina, clavando sus ansiosos ojos en los de Eloy…

  • ¿Cuánto más piensas esperar ahí de pie para venir a comerle el chocho a la puta de tu secretaria? –su voz sonó jadeante por la excitación y el deseo.
  • Mira que eres zorra Cris… te voy a comer el coño… y luego… te pienso follar hasta hartarme… -dijo Eloy avanzando hacia ella rápido.

Según llego se tendió todo lo largo que era sobre la cama de modo que su cabeza quedase justo contra el coñito de Cristina, al que se amorro en el acto, empezando a hacer uso de su lengua sobre el de inmediato. Le hizo lo mismo que le solía hacer a Marisa cuando estaba como Cristina ahora, así de desesperada, en lugar de atacar el coño, se lanzó contra su clítoris directamente para matarla por sorpresa con un violento orgasmo. Con sus labios muy ensalivados para lubricarlos bien, lo encerró entre ellos, ya que estaba completamente erizado por su calentura, luego uso su lengua para presionarlo, cuando el culo de Cristina se alzó en respuesta él se puso a sorber como si lo hiciese con una pajita… arrancándola un orgasmo y más… al extremo de forzarla a gritar desesperada…

  • ¡¡¡¡HIJOOOOOOOOO DEEEEEE PUTAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA PARAAAAAAAAAA QUEEEEEE MEEEEEEEEE MATASSSSSSSSSSS CABROOOONNNNNNNNNNNNNNN!!!!
  • Te jodes por zorra y por cerda… vas a aprender lo que significa ser la puta de tu querido jefe… Ahora te pienso follar bien follada…
  • De eso nada… me jode todo… a mí ni te acerques so cabrón… -dijo dando un chillidito…

Trato de moverse, pero Eloy se lo impidió, con manos de acero la sujeto por sus gemelos, luego pego un tirón de ellos hacia atrás, dejando su entrepierna al alcance de su polla, en una posición perfecta para poder clavársela sin piedad, que era precisamente lo que tenía pensado hacer. Cristina trato de empujarlo para quitárselo de encima, aunque con tanta fuerza como la de un niño de dos años, su boca decía una cosa mientras su cuerpo, sus acciones y sus ojos pedían otra completamente distinta. Cuando Eloy de un solo empujón se le metió hasta lo más profundo Cristina se arqueo, se puso a insultarle entre jadeos y gemidos, sus piernas se cerraron sobre su cintura en cuanto se las soltó, sus caderas se alzaban a su encuentro… pero no paraba de insultar, quejarse y amenazarle con denunciarle por violarla…

Cristina de repente, y sin venir a cuento, cuando Eloy empezaba a aflojar en sus embestidas, se alzó, situando su boca junto al oído de Eloy, en un susurro le espetó…

  • ¿Qué se siente al follarse a la más puta de todas las MILF del mundo?... Dime Jefe… ¿Qué se siente al follarse a una mamá tan puta como yo?
  • Maldita zorra… -le respondió jadeando.

Fue escucharle decir lo de estar follándose a una MILF (Mom I'd Like to Fuck, traducido “Madre que me follaría”, hace referencia a las mujeres que a una edad madura son sexualmente deseables), aunque no era el caso exacto de Cristina, y luego, lo de una mamá tan puta como ella… eso le llevo al paroxismo… Eloy creyó que por un instante le daba algo, fue como si sus músculos de repente se hubiesen regenerado, recargado de toda su energía de nuevo y más, volvió a darle con todas sus fuerzas, la follada se convirtió en algo brutal, salvaje, terrible… Parecía que la cama fuese a desencajarse del modo en que esta se movía… Cuando ambos estaban a punto de alcanzar el orgasmo, sucedió la hecatombe, algo que les cortó el royo a los dos en el acto… Por el intercomunicador empezó a escucharse llorar a la pequeña Cristina…

A Eloy le quedó muy claro que la vez anterior la resistencia de Cristina era casi simbólica, porque según empezó a llorar la niña esta le descabalgó en unos segundos, no le dio casi ni tiempo a apartarse por sí mismo… Si Cristina se dio toda la prisa posible por quitársele de encima para poder ir con la niña, el no trato de ser menos rápido para eso mismo, el resultado fue Cristina cayéndose de bruces al suelo por un lado de la cama al tropezarse con él, mientras que Eloy rodaba por el otro hasta terminar con sus espaldas contra el suelo por lo mismo.

Se dieron los dos una hostia de cuidado, renqueando y quejándose del golpe se dirigieron a la habitación de la niña. Eloy se quedó en la puerta mientras Cristina cogía en brazos a su niña, estuvo admirando el cuadro que hacían madre e hija y se emocionó. En el cuerpo de Cristina aún se veían las huellas de su reciente embarazo y parto, pero para Eloy, lejos de estropearla, a sus ojos, eso solo le hacía mucho más atractiva, incluso por un instante al verlas así juntas, no pudo evitar preguntarse a sí mismo, si no se estaría empezando a enamorar de verdad de ella. La idea le afectó lo suficiente como para retirarse al saloncito y quedarse pensativo mirando por el ventanal… No sintió a Cristina cuando entro también acunando a la niña en sus brazos…

  • No tardara en dormirse de nuevo –dijo Cristina a su espalda.
  • O quizá no lo haga para evitar que le hagan todo tipo de cochinadas a su mamá –replico sonriendo malicioso.
  • Pero es que a su mamá le encanta que según quien le haga todo ese tipo de guarradillas…. –le sonrió.
  • ¿Entonces cuando la acuestes…? –dijo insinuante Eloy.
  • En cuanto vuelva a dormirse… quiero que sigas exactamente por donde lo dejaste… “mi hombre de Cromañón, argggghhhh” –hizo una especie de rugido mirándole.
  • Te montare como la potranca que eres, te daré polla hasta que te hartes… -replicó, acariciándole las nalgas.

De nuevo la niña como si entendiese de que hablaban los dos, empezó a llorar como una desesperada, haciendo que ambos se mirasen y no pudiesen evitar reírse a dúo mientras Cristina seguía acunándola. Cuarenta minutos después, los dos seguían allí con la niña, Cristina empezando a ponerse de mala hostia con Eloy además, pues este cuando la niña le miraba no cejaba en hacerle gestos, muecas y carantoñas, lo que a esta le hacía gracia y no paraba de reírse con él. Cristina ya le había echado la bronca un par de veces para que dejase quieta a la niña a ver si se dormía, y nada, que no paraba… No es que no se sintiese halagada de que Eloy, al que la niña le había cortado en lo mejor del polvo, estuviese de humor cómo para jugar con ella y no importarle lo sucedido, pero es que se pasaba de castaño oscuro, porque ella quería dormirla y volver a follar de nuevo, mientras que a Eloy parecía que le interesaba mucho más jugar con la hija, que con la madre…

  • Bueno se terminó, ya vale… Eloy, vete de inmediato a la habitación, no te quiero ver cerca de donde este la niña, túmbate en la cama y ni te muevas… ¿entendido? –dijo muy seria y con mala leche.
  • Si claro, a sus órdenes, me voy a la cama –dijo mientras hacia la última carantoña a la niña y se dirigía hacia su habitación…
  • ¡¡Eloy!! –llamó con voz iracunda-, ¿Dónde narices te crees que vas?
  • Pues donde me dijiste, a mi habitación…
  • No, te dije “a la habitación”, no “a tu habitación”… de modo, que no me jodas más, y lárgate de una vez “a mi habitación”, que cuando vaya quiero que sigamos por donde nos quedamos… ¡¡Venga coño, tira!! –le espetó apretando los dientes.

Cuando por fin logró que la niña se durmiese y dejarla tranquilita en su cuna, se dirigió directamente a toda velocidad a su habitación, donde le esperaba Eloy… durmiendo a pierna suelta. Se quedó en la puerta, mirándolo con ojos enojados, con los puños cerrados, medio clavándose las uñas en las palmas por lo fuerte que apretaba, todo mientras observaba al hombre dormir como un bendito, tan tranquilo y confiado… Estuvo pensando maliciosamente en que hacer, varias ideas le cruzaron por la cabeza, pero al final, se impuso la verdadera situación y sus intereses, por lo que simplemente, se tumbó junto a Eloy, se estiro como una gata y se abrazó suavemente a su cuerpo…

  • Veo que no te has atrevido, ¿eh zorrita mía? –le dijo abriendo los ojos y mirándola divertido.
  • ¡¡Estabas despierto todo el rato!!, eres un cabronazo –le dio un golpecito en el hombro.
  • Por supuesto, y ya vi por tu cara que te quedaste con ganas de hacerme alguna putada… -se rio.
  • Da gracias a que aún te esté conquistando, que si llegas a ser ya mi pareja y te hubieses quedado dormido de verdad conmigo tan caliente durmiendo a la niña… te aseguro que te acuerdas para los restos… -se alzó, poniéndose de rodillas y pasando sobre el cuerpo de Eloy, situándose sobre el a horcajadas.
  • Entonces tendré que evitar que me conquistes y únicamente limitarme a convertirte en mi amante, ¿no? –Eloy vio perfectamente como los ojos de Cristina al escucharle relampaguearon de ira por un instante.
  • Te aseguro… que eso… ¡¡uhmmmm!!... no te lo crees… ¡¡arghhh!!... ni tu… Voy a ser tu pareja, tu… secretaria… ¡¡ahhhh!!... tu amante… y tu puta… ¡¡¡Joooooder que pedazo de polla que tienes cabrón!!!, ahhhhh… O todo, o nada… ves pensando en decidir… Como cuesta que entre… ¡¡ahgggggg!!...

Mientras Cristina le aclaraba las cosas a Eloy estuvo sentándose sobre su polla, enloqueciéndolo, porque en esta ocasión, no era precisamente su coño lo que le estaban perforando, sino su culo. Pese a eso, se las apañó para tener pendiente de sus palabras a su compañero, una vez toda la verga estuvo enterrada en su interior, se quedó quieta jadeante, con un rictus en su rostro, mezcla de dolor y placer… Estaba poniendo toda la carne en el asador, nunca mejor dicho… La verdad es que Cristina pocas veces había hecho sexo anal, y no es que le hubiese gustado especialmente, pero sin embargo, ahora, con Eloy, no había dudado ni por un instante en hacerlo, aunque apenas tenía su polla dentro y sentía cierto cosquilleo agradable, a cada centímetro que entraba le dolía...

En su momento lo planifico también como un arma más para atraerle, pero realmente, desde que empezó a acostarse con él, todos sus planes se habían ido al garete, porque simplemente se había limitado a entregarse a lo que su propio instinto le pedía, disfrutar con él, igual que para su sorpresa, lo hacía ahora… Sentía como su culo palpitaba a cada paso, y como su coño era una especie de rio, miraba a Eloy y tenía ganas de que se la follase de una vez, que no esperase a que se acostumbrase, que se la metiese de golpe aunque la destrozase viva… sin embargo… era la consideración personificada, y si por un lado la encantaba, pero por otro la sacaba de quicio…

  • Con calma Cris, estate quieta hasta que te acostumbres, poco a poco, te vas a hacer daño… tenías que habérmelo dicho y hubiésemos visto de dilatártelo antes…
  • En lugar de preocuparte tanto… deberías de empezar a moverte… ¡¡joder!! Que quiero que me folles Eloy, no que me hables… quiero que empujes de una puta vez… a mí me duele a cada paso… métemela tú de golpe…
  • Lo que tenía que hacer es darte dos hostias por hacer lo que has hecho, por gilipollas… -replico enfadado-. Si me hubieses dicho que querías esto lo hubiésemos preparado para que no te doliese tanto…
  • ¿Qué coño no entiendes idiota?, quiero que me duela, quiero que me folles duro… quie… Ahgrrrrrrrrr…  ¡¡¡Hijo de puta!!! Noooooooooo, joder no Eloy… déjame… -empezó a decir muerta de miedo de repente-.

Eloy la descabalgo con un único giro de su cuerpo, después sujetándola por la cintura le alzo las caderas, luego situándose tras ella puso de nuevo su glande sobre la entrada de su ano, que fue cuando Cristina grito su “no” y sus suplicas. De una sola estocada, apretando los dientes pues le dolió un poco, se la volvió a meter despacio, para después de un único caderazo introducírsela de golpe hasta el fondo del culo, haciendo que ella gritase por segunda vez. En esta ocasión, Eloy no se cortó para nada, empezó a follársela sin piedad mientras que en esta ocasión, sí que Cristina trataba de escaparse de verdad, trataba de irse de las garras de Eloy como podía, sus ojos se llenaron de lágrimas de dolor, porque la polla le estaba destrozando de verdad el culo… De repente, todo acabo tan rápido como había empezado, Eloy salió de su interior… Luego…

  • Estate quieta, que vea lo que te he hecho… no te muevas Cris…
  • Eres un salvaje –dijo llorando.
  • No, no lo soy, solo hice lo que me pediste. Y he de decirte que me estas hartando, tu eres quien está jugando no sé a qué coños, yo desde luego no lo estoy haciendo, yo voy enserio contigo hasta donde puedo, sin dobleces… Ahora no te muevas, déjame ver…

Eloy vio como había un pequeño desgarro por el que Cristina sangraba y que le tenía que doler bastante… Se levantó y fue al servicio donde ya había visto un tarro de crema hidratante, que estuvo poniéndole con toda delicadeza allí misma, pues Cristina le había seguido. Mientras lo hacía, no pudo evitar echarle la bronca por su “estupidez”… al final le hizo la pregunta del millón… ¿Por qué?

  • Porque sé que es algo que a todos los hombres os gusta, y quería dártelo yo también… Además, aunque lo cierto es que con mis anteriores parejas no lo hice, contigo te aseguro que me apetecía por mucho que me estuviese doliendo... de verdad que quería... y pensé que si era de golpe sería más llevadero y a ti te agradaría más…
  • Está bien, y créeme que te lo agradezco, me gusta que seas así conmigo, pero no a este precio, no al coste de tener que hacerte tanto daño, hay otras formas. Y desde luego, no me atrae nada todo esto de estar siempre follàndote duro Cris, no digo que no me guste, o que no debiésemos de hacerlo, pero no todo el sexo es eso… hay otras modos que también me gustan y que supongo que a ti también…
  • ¿Te refieres a hacer el amor con cariño y tal? Sí, claro que me gustaría hacerlo así contigo, pero para eso tendrías que quererme, yo si te quiero, pero entiendo que tu no estas aun preparado para algo así con nadie…
  • Pues te equivocas… no te voy a decir que este enamorado de ti, porque no te quiero mentir, y tú conoces de sobre mi verdadera situación. Aunque lo cierto, es que me siento muy unido a ti, no sé si es un paso previo a lo que tú quieres o no, pero me encanta estar aquí viviendo con tu compañía y la de la niña, que me encanta, ya abras visto como se me cae la baba con ella. Sobre hacerlo con cariño creo que ya te lo he demostrado también, y si te gusta duro, lo hacemos duro, pero con cabeza Cris, joder, con cabeza…
  • Y a mí también me gusta estar contigo, y eso que siempre he sido muy independiente, pero me encanta dormir abrazada a ti… estar contigo… estos días están siendo geniales… -replicó, pasando de puntillas por el tema del sexo.
  • Pues nada, entonces a dormir, tal y como estas ahora, no pienso hacer absolutamente nada contigo hasta que no esté todo perfectamente curado.
  • Pues entonces tenemos un serio problema, porque…
  • Oye Cris, ¿supongo que podrías follar ya tras el parto, verdad? La cuarentena… –preguntó repentinamente alarmado Eloy.
  • Si joder, claro, sino no hubiésemos hecho nada… tranquilo –le aseguró.
  • Ostias que susto me diste –respiró aliviado.
  • Anda majo, que a buenas horas te preocupas de eso, ¿no?
  • Me he preocupado cuando he visto que eres una loca medio descerebrada que prefiere joderse el culo solo porque a un tío le guste, aunque ese tío sea yo y te lo agradezca en el alma. ¿Qué quieres?, no seas así de…
  • Quiero que vayamos a dormir antes de que todavía te pegue con algo en la cabeza… -le cortó.
  • ¿Cada uno a la suya? –preguntó inocentemente Eloy.
  • ¿Tú lo que quieres que te pegue de verdad con algo, verdad?
  • OK, vamos a tu habitación…
  • Eso ya me gusta más… mira tú.

Se acostaron juntos a dormir, Cristina se abrazó a Eloy mientras este por su parte, la estrechaba contra sí. Cuando estaban ya apunto de dormirse, la niña de nuevo decidió que no, que lo mejor de la noche era que se levantasen para atenderla a ella. Cristina se levantó corriendo, Eloy algo más despacio, pero ambos estuvieron con ella. En este caso, lo que le ocurria es que se había ensuciado y además, tenía hambre… una vez satisfechas sus necesidades por su madre, se volvió a quedar completamente frita. Después de eso, ambos cayeron dormidos nada más apoyar su cabeza en la almohada.

Al día siguiente, Laura, la hermana de Cristina fue a buscarlos con la sana intención de trabajar un ratito, ambos seguían dormidos, al ir a llamar a su hermana, entro en la habitación, encontrándose con ambos juntitos, dormidos y muy, muy, muy tiernamente abrazaditos… Se marchó de allí aguantándose la risa, o por lo menos lo intento, ya que antes de que pudiese traspasar la puerta, la de siempre nuevamente empezó a berrear… Ambos se levantaron de un salto al escucharla, con lo que ambos se quedaron de pie delante de Laura, tal y como sus respectivas madres les trajeron al mundo. A Cris el que su hermana la viese así, bueno… pero a Eloy desde luego no le vino nada bien, para nada, especialmente porque se levantó con “alegría”, con toda su “dura alegría”… Cristina se puso seria…

  • Tu largo de aquí, al salón, venga –le dijo a su hermana-, y tú, vístete de una vez. Y haz el favor de darte prisa y deja ya de enseñarle la polla a mi hermana leches, ¡¡¡Venga moveos!!! –termino dando varias palmadas.

Ambos se pusieron en marcha, Laura salió de la habitación riéndose mientras que Cristina la empujaba de los hombros delante de ella, Eloy por su parte, rojo como la grana buscaba azorado algo de ropa que ponerse, desgraciadamente, recordó que toda ella había quedado regada por el salón, de modo que no tuvo más que salir hacia su habitación tapándose como pudo con las manos. Al verle pasar así ante ella, Laura no pudo evitar empezar a reírse a carcajadas, atrayendo al salón a Cristina con la nena, que estaba amorrada a uno de los pechos de su madre, disfrutando ya de su desayuno.

  • ¿Qué te pasa ahora?
  • Tu novio, que acaba de pasar completamente desnudo, tapándose con las manos como podía. Por cierto hermanita, por lo que he visto, y bien visto, no sabes hasta qué punto te envidio… ¡¡uhmmm, que noches que debes de pasar!!
  • Bueno ya vale, Eloy es mi jefe, ¿vale?, solo eso…
  • Quizá de momento –argulló Eloy apareciendo mientras se ponía una camiseta-, puede que al final, como tú, también quiera llegar a más que eso…
  • Si, ya… -Cristina se marchó con la niña a vestirse ella y a prepararla para el día.
  • Oye Eloy, perdona si me meto, pero… ¿tú no estabas casado?
  • Estoy casado… aun, como supongo que ya sabrás. Estoy en proceso de divorcio de mi esposa, aunque imagino que todavía me quedan un par de meses de casado hasta que todo se tramite definitivamente…
  • Lo siento, solo quería confirmarlo… ¿vas en serio con mi hermana, o solo es diversión? –preguntó muy seria.
  • Lo cierto es que voy muy en serio, no estoy jugando con ella si es lo que me preguntas, pero en conciencia no te puedo decir que este enamorado de ella. En eso, actualmente la titular es mi futura ex, con la que deberé pasar página, quiera o no quiera. Pero si te aseguro que tu hermana me gusta muchísimo…
  • ¿Aunque tenga un bebe de otro hombre?
  • Aunque tenga un bebe de otro hombre, eso es algo que ya se, si esto avanza, me meto sabiendo ya que arrastra ese pequeño cargamento con ella… Además, te confieso que me encantan los niños, y esa chiquitina es adorable… No, en estas circunstancias no me importa eso en absoluto, como te digo soy consciente.
  • Bien, creo que…
  • Laura –interrumpió Cristina-, basta Eloy, esto es cosa mía, es mi vida, se lo que hago y no voy a permitirle a nadie meterse en ella, eso ya lo sabes.
  • Cris, tu hermana solo estaba preocupada por ti…
  • Lo sé, pero en este caso, prefiero que nadie se “preocupe”, tú no conoces a mi familia, tienden a meter las narices de más. Acepto que yo con mi “historial” no les tenga muy tranquilos, pero en esto, lo tengo muy claro, y tú eres al primero al que se lo he dicho, ¿o no?
  • Sí, eso lo reconozco, has sido bastante explicita además al decirme que me quieres como pareja y que harás lo que sea para conseguirlo…
  • ¿De verdad lo dijo así? –preguntó sorprendida su madre entrando en el salón, tan solo segundos antes de que Laura hiciese prácticamente la misma inquisición.
  • Si, tal y como lo digo, directamente y a la yugular, además, confieso que me gustó que lo hiciese. Por mi parte también fui muy claro con ella sobre mi actual situación personal, mi matrimonio está acabado definitivamente, sin solución, pero aun amo a mi mujer, eso es algo que por mucho que me duela, no puedo evitar de un día para otro, las cosas son como son.

Tras esto se dejó el tema de conversación, aunque un poco más tarde, mientras Eloy se duchaba, las tres mujeres estuvieron hablando, o más bien, Cristina contándoles todo lo que creyó oportuno sobre la ruptura de Eloy a su madre y hermana, pues Eloy al final prácticamente se había sincerado mucho con ella sobre ello. Ambas mujeres se quedaron un poco cruzadas por cómo alguien podía haberle hecho algo semejante, cuando por lo que les contaba Cristina, él había sacrificado tanto. Lo gracioso es que ambas al unísono le dijeron que ni se le ocurriese permitir que se le escapase, que ellas la ayudarían a “acorralarlo”, haciendo que Cristina saltase como una gata sobre el cuello de su madre y hermana, pidiéndoles, exigiéndoles que se mantuviesen al margen para no estropearle todo lo ya había conseguido al tenerle allí y comportarse como lo había hecho…

Para sorpresa de Cristina, su madre le comentó que su padre y ella habían estado hablando sobre Eloy, y que este se había lamentado, en serio, de que su hija no se buscase un hombre como ese “chico”, tan buen tipo, tan centrado, tan responsable, con buen empleo y con una muy buena reputación profesional, fue algo que sinceramente, a esta le sorprendió escuchar de boca de su esposo. En realidad, como ya se explicó antes, desde el momento en que Eloy estuvo hablando con él sobre sus informes, haciéndolo de forma fácil y comprensible, ordenándolo de forma que hasta un niño pudiese entenderlo, pero sobre todo, poniéndole los puntos sobre las ies sin dejarse amilanar, le gustó. Y lo cierto es que si, tal y como dijo su esposa, desde el principio se lamentó de que su hija no hubiese podido encontrar a alguien como ese “chico”. Cristina madre, le dijo a su hija, que si lograba echarle el guante a Eloy, su padre desde luego la apoyaría en lo que hiciese falta en cuanto se enterase de ello, ya que por lo que dijo y como se lo dijo, sabía bien que le encantaría como yerno…

CONTINUARA