Ellos...

Ellos y mi esposa. Mi esposa y ellos. El orden es lo de menos...

Ellos empiezan a acariciar sus pechos por encima del sujetador. Van introduciendo sus dedos por los tirantes suavemente para liberarlos y, dejándolos caer, acceder a los pezones de mi chica, rozándolos ligeramente con la punta de sus lenguas.

Ella huele a perfume y el olor de esa hembra caliente les excita. ella los provoca con la mirada, esperando que ellos tomen la iniciativa de empezar a acariciar su clítoris a través del fino encaje de su braguita negra, que deja entrever las transparencias de su chochito y esos finos caracolillos de pelo negro que se escapan entre el tejido de su prenda más privada. Cuando uno de ellos se acerca puede sentir el intenso olor de su flujo caliente y notarlo empapando las bragas, lubricándola y preparándola para ser poseída y rellenada por tantos penes como pueda conseguir.

Mientras, los otros se turnan para lamer y acariciar sus ya desnudas y generosas tetas, que manosean a placer, haciéndola sentir muy sucia y forzando esa sonrisa viciosa que solo ella sabe esbozar para excitarlos. No le han quitado el sujetador por lo que su pecho se sostiene elevado, asomado en el vacío a pesar de su tamaño, desafiando una gravedad que se rebela impotente.

de pronto un dedo se afana por retirar ligeramente las braguitas a un lado para así poder abrirse paso entre los labios de su ya empapada vagina e introducirse, poco a poco, en los rincones mas privados y secretos de mi chica, que deja escapar un suspiro al sentirse penetrada en lo mas intimo.

Él dedo del tío resbala lentamente mas y mas dentro, ayudado por el suave elixir de mujer que fluye por la entrepierna de mi hembra. Ella abre ligeramente las piernas para permitirle llegar aún más dentro en su intento y, agarrando la cabeza del hombre, lo invita a acercarse y lamer su clítoris mientras la sigue penetrando con sus dedos. El accede gustoso y saca sus dedos para lamerlos, antes de dirigir sus deseosos labios sobre el chocho de mi mujer que empieza a jadear de forma entrecortada.

Entre tanto ella ha empezado a acariciar el paquete de los otros, buscando la manera de liberarlos mientras una lengua incansable se afana en dilatar su agujerito ya preparado.

Ante la falta de espacio en la delantera de mi niña, otro de los tíos se agacha por su espalda, besándola y acariciándola mientras desciende hasta su culo. Cuando lo alcanza, desliza sus bragas hacia abajo por las esbeltas piernas hasta dejarlas caer, resbalando. Por sus increíbles gemelos y deteniéndose en sus bonitos tobillos, donde las deja reposar hasta el momento de quitárselas. Me excita como un animal ver la imagen de mi chica de pie, con las bragas de encaje negras caídas hasta los tobillos, esas largas y preciosas piernas ligeramente separadas, semivestida con unas medias de rejilla, en equilibrio sobre unos sexys zapatos de tacón alto, mientras cuatro desconocidos la soban y lamen entera hasta quedar satisfechos.

Sin dilación, el macho que la ha desbragado lame su dedo índice y con el bien ensalivado empieza a introducirlo suave pero firmemente por el culo bien apretado de mi esposa, que enseguida se relaja y se abre, ofreciéndose como una flor, como un regalo que espera el momento de ser abierto.

Al tanto, el que se deleitaba comiéndole el coño, hace rato que introdujo un enorme consolador morado que mi chica tiene para ocasiones especiales, mientras su saliva se sigue mezclando con el flujo que rezuma al penetrarla con el magnífico juguete.

Las tetas de mi mujer están brillantes y tersas, con los pezones duros por el incansable cuidado que los otros dos tipos le procuran para impedir que decaigan. Ella se las acaricia mientras se agitaba lentamente, sintiendo sus agujeros calientes y húmedos bien penetrados, abriéndose y cerrándose rítmicamente al compás de su movimiento de caderas.

En un momento dado y sin saber como, se encuentra tumbada sobre la cálida alfombra del salón, al tiempo que ellos cambian de posición, rotándola para saborear por turnos sus efluvios. Ella los besa en la boca con pasión, comiéndose sus lenguas intentando saborear sus propios jugos en boca de quienes ya la han penetrado por todas partes. Incluso su culo ha recibido varias visitas de ese tipo, dilatándose y dejándolos entrar hasta la profunda negrura de su cuerpo de mujer.

las pollas no tardan en alternarse en ese mete y saca oral que tanto la excitaba, jugando con ellas, chupándolas, acariciándolas en un intento precoz de degustar las primeros emanaciones preseminales, como preludio de las tórridas corridas con las que los chicos a buen seguro la van a obsequiar en breve.

El primer pene que la penetra lo hace por detrás, despacio, agrandando su estrecho agujerito que tanto placer sigue proporcionando a un sin fin de hombres que frecuentemente lo disfrutan. Poco a poco se va abriendo más y mas, entregándose sin límites al poder del macho que la folla. La polla es grande y parece que esta a punto de explotar, pero no es así, demorándose pacientemente entre embestidas para disfrutar a tope del exquisito roce que esas paredes lubricadas del culo de mi chica le están proporcionando. Ella ya las tiene bien entrenadas en el arte de exprimir pollas, pues son incontables el número de tíos a los que ha vaciado sólo con su culo, siendo esa una sensación que aún la fascina. Sentir el caldo bien caliente de una polla tras otra vaciándose en su interior la hace sentir muy mujer y muy zorra al mismo tiempo.

Su coño tampoco cae en el olvido. Una vez extraído el mecanismo infame que lo poseía, las pollas hacen suyo el territorio mas intimo de mi compañera, empezando una furiosa penetración por turnos que hace que mi chica lance pequeños quejidos de placer. Se la están follando a gusto, los cuatro, mientras ella disfruta cada sensación, cada embestida que la ofrecen, por delante y por detrás. Por su boca y en sus tetas.

Alguno de los tíos no aguanta la increíble chupada que ella le propina, estallando en su boca con una cascada de semen espeso y blanco que hace las delicias de mi amor, tragándose todo lo que puede y dejando chorrear por su canalillo los excesos que su boca no puede ya abarcar.

El olor y el sabor de la leche la enloquecen, haciéndola moverse con más furia para sentir a tope las dos pollas que en ese momento la joden sin parar. La primera corrida la enloquece, ya no puede parar y no quedará satisfecha hasta haber saboreado y exprimido varias veces el preciado jugo de los cuatro sementales que la follan.

El segundo no tarda en llegar, esta vez en lo mas hondo de su culo, mientras el tío la magrea, agarrándose con fuerza a sus tetas resbaladizas y llenas de leche. Ella aprieta los músculos de su culo para arrancar hasta la última gota de ese falo ahora adormecido que aún se agita en su interior. Pero no contenta con eso, lo saca y se lo lleva a la boca mientras otro valiente ocupa su lugar.

Lo chupa sin pausa, sintiendo el olor de sus entrañas, llenas ahora con un líquido mas dulce que la miel, mientras el convaleciente pene irremediablemente se empalma de nuevo en su boca.

Uno tras otro se van descargando, cabalgando su culo, en sus tetas, en su boca. Un repetidor lo hace en su coño que aún no había sido bendecido con el ansiado néctar que mi chica adora. Su cuerpo ya está todo embadurnado de espesa leche que ella, generosa, extiende por todas partes con sus dedos, clavándolos después en su coño para juntar dentro de ella los cuatro varoniles jugos.

En ese punto es cuando a ella la encanta que la besen la boca, que la coman el chocho bien relleno, pero claro está que somos pocos los hombres a los que eso nos excita hasta el punto de perder las inhibiciones. Y en mi caso, ella no me cuenta que llega a casa muchas veces bien abierta y con su brecha rellena de leche. Me embauca diciendo que viene muy cachonda y húmeda, para que yo piense que el líquido y el olor que desprende su coño cuando lo beso es tan solo su flujo, el fruto de su excitación. Pero a mi me encanta saber que viene bien follada por todos sus agujeros y me excita sobremanera comerla y besarla entera, sintiendo en su boca el sabor a sexo satisfecho, casi hastiado, mientras me mira excitada pensando que yo no lo descubro, que todo esta oculto. Eso la vuelve loca de vicio y se corre enseguida, descontrolada, lasciva, mientras yo me vacío bien dentro, en lo mas profundo de su cuerpo, sintiendo como mi semen se mezcla con el que baña sus entrañas.