Ellis, Aisha(1)
Echamos el agua fuera y lo aclaro, ahora está desnudo completamente, cuando siento que necesito hacer pis al levantarme, no aguanto más...
Ellis, Aisha
Estoy en el hospital Saint Memorial, pregunto por mi hijo, me han llamado diciéndome que lo traían aquí, que había sufrido un accidente compitiendo con unos amigos en un circuito muy peligroso en la montaña.
Por fin lo veo, está intubado y hablo con el doctor, él me da la terrible noticia, no va a poder caminar.
Cuando vuelve en sí, lo abrazo, lo beso, ambos lloramos, ¡está vivo!
Su novia también viene a verle, es buena chica, llora cuando se saludan, ya fuera le comento la terrible noticia, llora más, se derrumba. Me dice que le quiere mucho y que no lo dejará. La consuelo, no es momento para hablar de ese tema.
Pasan seis meses, Theo no acepta su nueva situación, discute conmigo, discute con su novia, discute con los que tratan de ayudarle.
Un año más tarde explota, rompe con su novia, me saca de quicio, no hace nada en todo el día, se le ve cabizbajo. Intento hablar con él, pero no me quiere, rehúye hablar.
Esta noche le he preparado un baño, eso le relaja y le ayuda a dormir. El único inconveniente es que tengo que ayudarle a meterse en la bañera con el agua lista y luego aclararlo, secarlo y ayudarle a salir. Todo un poco aparatoso, pero bueno.
Se que no le gusta que lo vea desnudo, por eso trato de hacerlo lo más natural posible tapándolo cuando puedo con una toalla. Cuando está metido dentro con cuatro dedos de espuma, por fin hablamos.
— ¡Gracias mamá! Últimamente no te las doy.
— Gracias hijo, es cierto, últimamente no me las das.
— Creo que tengo que cambiar, ¡lo haré mamá!
— Eso está bien hijo.
Él echó un poco más de agua caliente.
— El otro día me encontré a Brooke comprando, me preguntó por ti.
Theo no tuerce el gesto, aún le duele hablar de ella.
— Creo que deberías llamarla.
Insisto sin obtener respuesta.
— No quiero hablar de eso mamá —me dice.
— No se hijo, ella parecía querer verte.
Sigue sin mirarme.
— Ya sé que me meto donde no me llama, pero te quería Theo, ¿por qué rompisteis?
— ¡De verdad quieres que te lo diga mamá! —protesta alterado.
— Son cosas vuestras, no tengo porqué saberlo.
— Bien, pues te lo diré, lo dejamos porque no se me levanta mamá, nunca podré hacerlo con ella, ¿entiendes?
Rompe a llorar, le consuelo arrodillada en la bañera junto a su cabeza.
— El doctor dijo que nunca se sabe, hay gente que pasado un tiempo tras la lesión sienten en esa parte.
Le digo para mantener la esperanza.
— Creo que no es mi caso mamá —se lamenta.
Le froto la espalda y se relaja, luego le sigo frotando el resto del cuerpo, hoy no le importa que lo haga, le froto las piernas y voy subiendo, sé que no siente nada, pero hay que lavarse.
Echamos el agua fuera y lo aclaro, ahora está desnudo completamente, cuando siento que necesito hacer pis al levantarme, no aguanto más. Así que se lo digo y lo hago, me bajo las braguitas y me subo la falda discretamente, me siento en la taza y el pipí cae con fuerza, luego me seco con un poco de papel mientras mis bragas están a mitad de mis muslos, lo tiro, me las subo y dejo caer los pliegues de la falda.
Entonces descubro a Theo mirándome.
— ¡Me estabas espiando! —le sonrío.
— ¡No no! —contesta poniéndose colorado.
Me acerco risueña dispuesta a hacerle cosquillas y entonces lo veo, creo que él ni se había dado cuenta aún, lo mira y sorprendidos ambos nos miramos.
Su pene se ha puesto erecto, tiene una buena erección diría yo. No sé qué decir y él tampoco, finalmente se pone colorado y lo admite.
— Perdona mamá, ¡no sé que me ha pasado!
— No hay nada que perdonar Theo, ¡mira, ahí está tu erección! —exclamo sonriente.
Vemos que empieza a bajársele entonces no lo pienso se la cojo y comienzo a movérsela.
— ¡Pero mamá, qué haces! —me grita intentando apartar mi mano avergonzado, casi ni se atreve a tocarme.
— Tenemos que ver si esto se mantiene Theo, vamos, ¡hazlo tú! —le ordeno.
La suelto, Theo lo intenta, pero veo como me mira de reojo, se avergüenza de que lo vea hacerlo.
— ¡Vamos Theo, ha sido el principio, ahora cuando estés en tu cama inténtalo, piensa en algo que te excite! ¿Lo harás?
— Bueno, lo intentaré mamá.
No hablamos más, le ayudo a salir, lo visto y se va a dormir.
PD: "Ellis, Aisha" es una de las siete mujeres que cuentan su historia en mi nueva novela: "Siete Mujeres, Siete Historias", si te gustó el capítulo puedes ver otras muestras de la novela en mi perfil de autor y si también te gustan, la recopilación de 29 capítulos está publicada íntegramente en amazon:
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