Ellen y la Sra. Owens (2/4)

La joven, obligada a ser sumisa, intenta revelarse y lo único que consigue es tener problemas de todo índole bajo la ferrea autoridad de quien pretende ser su dueña.

Capitulo 2.- Revelarse a ser sumisa le ocasiona problemas

Al día siguiente en el trabajo, Ellen apenas podía concentrarse.

Se preguntaba muchas cosas mientras se frotaba el culo… Todavía le dolía sentarse, así que tenía que evitarlo lo más posible... Cada vez que su mano pasaba por su culo, recordaba cómo se sentía cuando la Sra. Owens golpeaba el bastón contra su culo y cómo se reía cuando Ellen gritaba de dolor.

Se estaba mojando sólo de pensarlo… Se mordió el labio y pensó también en lo que la Sra. Owens le había dicho... Entre otras cosas, que ella era superior en todos los aspectos a Ellen, algo que hizo que Ellen se sintiera emocionada y no tenía idea de qué.

En realidad debería sentirse ofendida por ese comportamiento tan grosero, pero cuando la Sra. Owens le ordenaba algo, al instante tenía que hacer lo que decía, aceptar sus palabras como evangelio... Se sintió obligada y no tenía idea de por qué.

Ser forzada a hacer cosas que ella no quería hacer era extrañamente un cambio... Ella siempre ha rechazado besar a una mujer… Solía decir que sexualmente ella necesitaba a un hombre para que fuera agradable.

Ellen no tenía nada en contra de las lesbianas, simplemente no quería ser una... Y sin embargo, se encontró siendo ordenada a realizar actos sexuales con esta mujer… Y a ella le encantó... Todo era muy confuso.

Ver esta noche a la Sra. Owens explicaría más la situación… Tal vez ella le dejaría entrar a Ellen en este extraño fenómeno, esta cosa que no podía explicar… Esta cosa que la hizo sentirse como una puta y que le encantaba.

Su mente le decía que no quería ser una zorra, quería ser una persona normal, vivir la vida, no ser una puta, pero su cuerpo quería entregarse a la Sra. Owens... Quería que hiciera lo que ella quisiera: golpearla, atarla, violarla, usarla para cualquier cosa… Estaba demasiado confusa.

Comenzó a sudar mientras lo pensaba y su mano comenzó a masturbar su clítoris mientras jadeaba.

  • “Ellen”… ¡Joder que susto!... Ella apartó su mano instantáneamente y caminó hacia donde estaba Jerry.

  • "¿Sí?... Dime"… A veces ella odiaba a Jerry, especialmente cuando él le dijo que atendiera a los clientes porque iba a masturbarse... Aunque, para ser justa con Jerry, esto no le sucedía casi nunca.

  • “¿Estas bien?... Vamos a cerrar la tienda, que ya son las 18.30 h... Por lo general, a esta hora ya estas en la puerta y me he extrañado.”

  • "Oh, no es nada, Jerry... Absolutamente nada”… Dijo esto de tal forma que Jerry supo inmediatamente que algo le sucedía.

  • “¿Qué te pasa?... Vamos, Ellen, cuéntame... ¿Problemas en casa?...  ¿Problemas de dinero, familiares?... ¿O son problemas de amor?”

Teniendo en cuenta que vivía sola, ella pensó que muchas preguntas que le hizo eran estúpidas… Pero, al instante, la cara de Ellen se puso roja, al explicarle:

  • “¿Recuerdas que decidí ir a cenar a un restaurante con esa mujer que vino ayer?... Estaba obviamente cautivada... Pero la noche fue muy rara… Ella me trató como a una niña, no, peor, como algo subhumano... Ella no me dijo su nombre, eligió lo que tenía que cenar, incluso me dijo cuándo tenía que sentarme… Y me ordenó que  fuera a su casa… Me puso muy nerviosa.”

  • "¿Así que acabaste negándote a ir a su casa?", le preguntó Jerry.

Ellen se sonrojó de nuevo… La explicación iba a ser incómoda.

  • “No exactamente... Esa es la cosa... Ella tenía ese tipo de poder que me hizo sentir inferior… Fue extraño… Todo muy extraño”… Jerry no estaba sorprendido lo más mínimo y Ellen encontró esto raro.

‘¿Qué clase de hombre acepta esto como normal? ’, pensó.

  • "Entonces, ¿qué pasó?"… Jerry estaba enterándose ahora de lo sucedido mientras que Ellen estaba deseando terminar… No estaba del todo preparada para contarle que una lesbiana la había desnudado y golpeado.

  • “En su casa, ella me ordenó que me arrodillara ante ella y me derrumbé”… Ellen pensó que Jerry la consideraría una puta y la despediría en el acto.

  • “¿Te ordenó que te desnudaras?”, le preguntó Jerry con tanta indiferencia que uno pensaría que ella lo hacía todos los días.

Ellen se quedó sin aliento, sorprendida… Ella asintió lentamente y Jerry suspiró.

  • “Sí… Siempre es lo mismo... ¿Te digo lo que ha pasado, Ellen?”

Ellen asintió de nuevo.

  • “Esta mujer está metida en el sexo pervertido… Ella está en SM y todo eso... No es un problema para algunas personas estar metido en esto… No pensé que te gustaría ese tipo de cosas... Esta mujer sale buscando personas que creen que les gustaría convertirse en sus esclavas.”

  • “¿Esclava?”… Los ojos de Ellen se agrandaron.

‘Ser una puta era una cosa, pero una esclava era una cosa muy diferente… ¿por qué se había dejado llevar hasta esto?’ , pensó

Jerry interrumpió sus pensamientos, diciéndole:

  • “Déjame contarte una historia… Un ex mío, Billy, conoció a un tipo por Internet que estaba interesado en este tipo de cosas... Tuvieron un par de citas divertidas, casi exactamente lo mismo que esta mujer te hizo en la primera cita, y, un mes después, este tipo obligó a Billy a darle todas sus pertenencias y firmó un contrato por el que se convirtió en esclavo… Todavía está en el sótano de ese tipo, siendo violado y golpeado todos los días… Ahora no tiene salida.”

Ellen tembló en su asiento… ‘¿ Qué pasaría si a ella le pasara exactamente lo mismo? ’, pensó de nuevo... Ella debería intentar controlarse, pero la Sra. Owens tenía tal poder sobre ella, que pronto podría estar firmando un contrato de esclavitud y podría estar amarrada en el armario de la Sra. Owens, usada cuando ella lo considerara conveniente y alimentada con restos de comida… Nadie la oiría gritar pidiendo ayuda, ya que estaría atrapada... Siempre… Ella se estremeció… Tenía que romper con la Sra. Owens, antes de que sucediera algo más… Estaba decidido a ello.

7.32… De nuevo llegaba tarde pero esta vez a Ellen no le importó… Se había vestido con su atuendo más desaliñado, usando exactamente lo opuesto a lo que la Sra. Owens había pedido.

Irrumpió en el restaurante y se sentó enfrente de la Sra. Owens… Ella reunió todo su orgullo y coraje, y le habló airadamente.

  • “No sé qué crees que estás haciendo, pero no voy a aguantarlo, ¿me oyes?... Soy una mujer respetable… No soy inferior a ti, no soy tu perra o tu puta… Soy Ellen y exijo respeto de ti… No puedes convertirme en tu esclava… No quiero formar parte de tu sexo pervertido”… Ella se detuvo, sin aliento, mirando a la Sra. Owens, que había estado leyendo el menú todo este tiempo.

  • "Llegas tarde otra vez, Ellen."

Ellen estaba indignada… Ella acababa de poner mucho coraje y enojo en sus palabras y esta mujer fingió no haber oído nada de eso.

  • “Sí… Estoy llegando tarde y no espero que te moleste… Soy una mujer respetable”… La Sra. Owens levantó la mano y la silenció… Ella levantó la vista de su menú y miró directamente a los ojos de Ellen… Una vez más, como la primera noche, se sintió derretirse.

  • “Ellen, cuando eras una niña, ¿te rebelaste?... ¿Lloraste si no te salías con la tuya?... ¿O lo aceptaste, como una buena chica?”… Ellen se sorprendió por las preguntas que le hizo.

  • “He hecho siempre lo que me dijeron, pero realmente no...”… Una vez más, la mano le ordenó silenció.

  • “Así que te criaron dándote órdenes... No te rebelaste, ni trataste de salirse con la tuya... Aceptaste siempre los deseos de la gente”... Ellen asintió de mala gana… La Sra. Owens sonrió.

  • “Naciste para ser sumisa, Ellen… Naciste para seguir órdenes, para ser forzada a hacer cosas que no querías hacer… Naciste para ser una zorra inferior… Hay millones de personas que necesitan que se les diga qué hacer, que necesitan ser dominadas, pero no lo son... Y no lo son porque no quieren admitirlo… Ahora Ellen, tú debes admitirlo... Necesitas ser dominada... Necesitas ser una puta, una perra… Necesitas que te manden, porque, simplemente, Ellen, naciste para ser una esclava, al igual que yo nací para ser una Ama… Somos una pareja perfecta, Ellen… ¿Qué dices?”

Ellen estaba aturdida... Ella podría alejarse y no admitir lo que la estaba volviendo loca o podría quedarse... Quedarse y cumple su destino como una puta… Ella abrió lentamente la boca y dijo:

  • “Sí, Ama... Somos una combinación perfecta”... Ella se mordió el labio mientras decía estas palabras y bajó los ojos… La Sra. Owens sonrió débilmente.

  • “Bien, puta... Ahora, la segunda cosa que debo abordar es que pedí que vistieras más escotada, no menos... Estás usando ropa de abuela… Ven conmigo al baño… Veamos si podemos resolver este problema.”

La Sra. Owens se levantó de su asiento e hizo un gesto a Ellen para que la siguiera… Ella la siguió bajando los ojos y mirando al suelo… Notó que comenzaba a mojarse de nuevo y sonrió.

La Sra. Owens no parecía tan molesta, tal vez ser la perra de la Sra. Owens no sería tan exigente en absoluto… La Sra. Owens entró en el baño de damas, dejando la puerta abierta para Ellen... Tan pronto como la puerta se cerró, cambió dramáticamente.

  • “Puta, establecimos algunas reglas y veamos cuántas has roto.”

La Sra. Owens agarró del pelo a Ellen y la tiró al suelo... Sus ojos brillaban de furiosa que estaba... Ellen gimió… Ella estaba en eso ahora.

  • “Número uno: siempre me dirás Ama y tú no lo hiciste, ¿verdad?... ¿Lo hiciste?”... Ellen se limitó a sacudir la cabeza dócilmente.

  • “Número dos: sólo hablarás cuando te dé permiso... Ciertamente no hiciste eso… Cómo te atreves a hablarme de esa manera, una puta como tú.”

  • “Número tres: te sentarás cuando yo lo diga, que no hiciste eso.”

  • “Número cuatro: llegarás al restaurante a la hora correcta.”

  • “Número cinco: usará la ropa que te dije que te pusieras para la cena.”

La lista siguió adelante, humillando a Ellen cada vez más.

Afortunadamente, nadie fue al baño mientras estaba siendo reprendida por esta mujer… Ellen se echó a llorar cuando la Sra. Owens gruñó más reglas rotas.

  • “Oh, parece que está molesta mi puta... ¿Está mal que te trate como la puta inferior que eres?... ¿Es eso, perra?”

Ellen acachó la cabeza, incapaz de mirar a su Ama a los ojos… Al instante sintió una bofetada de su Ama contra su cara.

  • “¡Mírame cuando te estoy hablando, perra!... Creo que has abusado demasiado esta noche, puta... Especialmente cuando te dije que vinieras sin sostén y bragas y no lo has hecho tampoco.”

  • “Quítate el jersey, ahora.”

Ellen levantó los brazos sobre su cabeza quitándose el jersey y gritó cuando el bastón golpeó su estómago tan pronto como lo tuvo expuesto.

  • “Más rápido, puta… Quítate la falda también.”

Ellen la miró mientras colocaba el jersey en el suelo… Esperaba que ella no la degradaría aquí, en un baño público.

Una vez más, sintió el bastón golpeando su abdomen e inmediatamente comenzó a bajarse su falda y en cuestión de minutos, su blusa también se la quito, quedándose nada más que con sujetador y bragas... Fue a cubrirse de nuevo con sus manos y el bastón golpeo sus brazos.

  • "No hagas eso otra vez, perra… Ya te dije que nunca debes cubrirte… Déjate caer sobre tus manos y rodillas y arrástrate hacia mí.”

Ellen, una vez más, se sintió totalmente degradada... Se encontraba muy indefensa, sumisa y muy dispuesta a someterse a cualquier petición que esta mujer dominante quisiera hacerle… Ella cayó al suelo y se arrastró hacia su Ama, con los ojos bajos… No quería arriesgarse a volver a enojar a la Sra. Owens.

‘¿Cómo tenia tanto poder sobre ella?’ , pensó mientras obedecía.

  • “Bien, puta. Estás empezando a aprender cual es tu lugar aunque muy lentamente... Tendré que hacer algo al respecto más tarde.”

Puso sus zapatos delante de Ellen y le dijo:

  • “Se ven muy sucios, ¿verdad, niña?”

Todo lo que Ellen pudo hacer fue asentir… Se había prometido a sí misma que no dejaría que la Sra. Owens la dominara de nuevo, pero se sentía muy bien… Le encantaba ser una perra pero al mismo tiempo estaba muy confundida.

  • "Ahora, puta, ¿qué debes hacer para limpiar mis zapatos?"

Ellen abrió la boca para hablar, pero en lugar de ello se movió para conseguir un paño para limpiar los zapatos de su Ama, pero la Sra. Owens la agarró del pelo, tiró de ella hacia atrás y le provocó un grito de dolor.

  • “No, puta… Estaba pensando que los limpies de otra manera… Tienes una lengua… Lámelos.”

Ellen miró a su Ama, sorprendida… ¿Lamerle sus zapatos?… Ella no quería hacer eso y por tanto, vaciló en hacerlo.

  • “Parece que has decidido no obedecerme otra vez, puta!”

Al instante, la Sra. Owens agarró el cabello de Ellen y la acercó a su zapato, forzando a su boca a ello.

  • "Chúpalo, perra… Venga… Chupa mi zapato.”

Ellen no podía creer lo que estaba sucediendo… estaba medio desnuda en el baño de un restaurante, obligada a lamer los zapatos de alguien que conoció ayer… Los lamia mientras la Sra. Owens se echó a reír.

  • “Vamos, perra… Puedes hacerlo mejor, ¿verdad?.. Lámelo todo.”

Ella empujó el zapato en la boca de Ellen, que luchaba por respirar mientras intentaba quitarse el zapato de la boca.

Podía escuchar a su Ama riendo mientras ella luchaba por respirar… ¡Su vida estaba en manos de la Sra. Owens, y todo lo que hacía era reírse de ella!... Rezó para que esto terminara pronto… Se sentía muy indefensa con el pie de la Sra. Owens jugando en su boca.

El zapato, por fin, fue retirado de su boca, dejando a Ellen sobre sus manos y rodillas, respirando pesadamente mientras la Sra. Owens se reía de ella e inspeccionaba su trabajo realizado.

  • “Buen trabajo, puta... Me pensaré pedirte que limpies todos mis zapatos”, le dijo mientras Ellen la miraba fijamente, totalmente humillada y tosiendo mucho.

Justo cuando trataba de recuperar la compostura, una mujer entró al baño.

  • “¡Oh!... Lo siento mucho... Me iré, ¿vale?”… La mujer parecía angustiada al ver a una mujer de rodillas medio desnuda delante de una señora mas mayor y no sabía por qué.

  • "No, por favor, querida… Puedo ofrecerte un limpiador de zapatos gratuito”, dijo sonriendo maliciosamente a Ellen mientras decía esto.

"Lo siento, querida, ¿cuál es tu nombre?"

La mujer, obviamente sorprendida, le dijo:

  • “Telma.”

  • “Excelente Telma… Esta es mi puta... Se supone que debe hacer todo lo que yo diga, pero hoy ha sido particularmente mala… La estoy castigando por su desobediencia… Ella tiene que lamer los zapatos de la gente y me preguntaba si te gustaría que los limpiaran ya que están un poco embarrados.”

Telma se rio al escuchar este comentario y le contestó:

  • "Estás bromeando, ¿verdad?... ¿Será una broma?”

La Sra. Owens parecía un poco molesta por el hecho de que aceptara su oferta de esta manera y le respondió:

  • "No es una broma, Telma… Simplemente coloca tu zapato frente a esta pequeña puta, y ella lo lamerá para limpiarlo.”

Telma vaciló, ya que esta extraña situación jamás le había sucedido y comenzó a darse cuenta de ello... Sin pensárselo más, sonrió y empujó su pie hacia adelante.

  • “Oye, ¿puedes lamer mis zapatos?, le dijo mirando a la Sra. Owens, esperando que le dijera el nombre de Ellen... La Sra. Owens miró a Ellen limpiando el zapato y sonrió, respondiendo:

  • "Llámala como quieras, Telma… Ella no se merece algo mejor… ¿No es así, puta?... Y no digas ‘por favor’ o ‘gracias’… Ella es sólo una pequeña golfa y no puede apreciar ese tipo de cosas…  Le ordenas lamer tus zapatos y ella obedecerá.”

Ellen miró a la Sra. Owens y al ver que los ojos helados la miraban, asintió lentamente, odiando la situación en la que estaba... Claro, le encantaba ser una puta, pero esto que la obligaba hacer era ridículo.

  • “Lame mis zapatos, puta”, le dijo Telma sonriendo para deleite de la Sra. Owens y disgusto de la degradada Ellen, que lentamente sacó la lengua para comenzar a lamer los zapatos de Telma.

Telma se echó a reír cuando Ellen gimió al probar barro… Sin embargo, ella continuó lamiendo, deteniéndose de vez en cuando ante el horrible sabor… Y cada vez que hacía esto, la Sra. Owens le gritaba:

  • "¡Sigue lamiendo, perra!"… o… "¡Pon esa lengua de nuevo en ese zapato, maldito pedazo de mierda!"

La Sra. Owens se reiría cuando Ellen comenzaba a lamer de nuevo el zapato alentando a Telma, que le decía:

  • “Vamos, puta!... Pequeña perra!... Eres una golfa sin valor alguno!”

Cada insulto hizo que Ellen se sintiera más y más humillada... Al igual que la noche anterior, comenzó a preguntarse qué le impedía levantarse e irse... Sin embargo, la Sra. Owens y ahora al parecer, Telma, tenían poder y control sobre ella y por tanto, se quedaba.

Siempre odiaba que la llamaran perra o puta, pero en ese momento le encantaba... Y también que estas mujeres la obligaran a hacer lo que ellas quisieran... Casi disfrutaba el sabor del barro porque estaba siendo controlada por estas mujeres... No podía explicarlo, pero le encantaba que la llamaran así, al mismo tiempo que lo odiaba.

La Sra. Owens extendió la mano para evitar que la zorra dejara de lamer... Telma se miró los zapatos, sonrió y le dijo:

  • “Es genial!... Limpiaste bien... Gracias, perra.”

Telma se rió mientras salía del baño dejando a Ellen y a la Sra. Owens en total silencio... Después de unos segundos, Ellen miró a la Sra. Owens y fue a buscar su ropa... De nuevo, su mano salió para detenerla, esta vez para golpearla en el culo.

  • "¿Qué crees que estás haciendo?... ¡Contéstame, perra!"

Ellen apenas podía hablar, en parte porque estaba aterrorizada, y en parte porque había usado toda la saliva en lamer los zapatos de Telma.

  • “Iba a buscar mi ropa, señora”, gritó para diversión de la Sra. Owens.

  • “Es gracioso, niña… No recuerdo haberte dicho que te pusieras la ropa de nuevo.”

Ella comenzó a sonreír con malicia otra vez cuando Ellen se dio cuenta de lo que le estaba diciendo.

  • “Pero Ama… ¡No puedo salir así al restaurante!

  • "Claro que puedes... Además, eres tan aficionada a usar sostén y bragas, a pesar que a mi no me gusta que lo lleves, que creo que no te importará ir así... Vamos, puta”, le dijo echándose a reír mientras tiraba de su pelo, obligando a Ellen a salir del baño con ella.

La Sra. Owens salió arrastrando a Ellen, medio desnuda, escuchándose muchos jadeos de sorpresa... Las mujeres se indignaron y los hombres se excitaron pero fingieron también estar indignados.

La Sra. Owens, tan casual como de costumbre, se sentó en su silla, antes de mirar a Ellen, que estaba en el suelo, sonrojándose.

  • "Puede sentarse, puta."

Ellen se sentó tímidamente, vestida casi sin nada y deseando no haber ido al restaurante esta noche y que la Sra. Owens le pidiese que hiciera tantas cosas degradantes... Nunca había estado tan excitada y avergonzada.

La noche continuó como de costumbre... La Sra. Owens le dijo a Ellen qué debía comer y beber y solo le permitió hablar cuando ella quería... El resto de la gente del restaurante, después de haber superado el shock inicial, se ocupó de sus asuntos o se quejó al gerente por lo que estaba sucediendo... Cuando llegó el plato principal, el gerente se acercó enojado y comenzó a gritarle a Ellen diciéndole:

  • "¡¿Cómo te atreves a venir aquí vestida con ropa tan repugnante y reveladora?... Este es un restaurante con personas decentemente vestidas... Si hubiera sabido que estabas planeando realizar este striptease, te habría prohibido la entrada... Fuera de aquí, guarra.”

Ellen se quedó aturdida ante este sermón verbal y abrió la boca para hablar, pero fue interrumpida por la Sra. Owens.

  • "Lo siento mucho... No sabíamos nada sobre el código de vestir antes de entrar... Mi puta lo lamenta muchísimo y le gustaría compensarte", le dijo sonriendo maliciosamente otra vez e hizo una seña al gerente... Éste se inclinó y ella le susurró algo al oído, haciéndole sonreír.

  • Siento haberles molestado... Por favor, continuar con la comida."

Ellen estaba total y absolutamente confundida, y fue a preguntar qué había pasado, pero otra vez fue detenida por la Sra. Owens.

  • "No te preocupes por eso, perra... Sólo disfruta de tu comida.”

La Sra. Owens sonrió y miró los pechos de Ellen... Sus pezones comenzaban a endurecerse y ella se dio cuenta y le dijo:

  • Mmm, puta... Debe hacer mucho frío aquí... Tienes los pezones muy marcados.”

Se rio cuando Ellen se sonrojó aún más... Al estar sentada no se había dado cuenta de que su coño estaba tan mojada que sus bragas ahora eran básicamente transparentes… Ellen suspiró y siguió comiendo.

Al terminar, la Sra. Owens pagó la factura y miró a Ellen, que ahora estaba con sus mejillas de un color rojo brillante por la cantidad de personas que comenzaron a mirarla.

  • “Vamos, perra.”

Ellen fue a salir, pero la señora Owens se echó a reír cruelmente.

  • “Puta... Recuerda cómo debes ir."

Ellen se arrodilló y se arrastró de rodillas al borde de las lágrimas mientras caminaba y escuchaba todo tipo de insultos llamándola puta, guarra, golfa, etc., aunque ella sentía la necesidad de obedecer y ser tratada de esta manera.

Siguió a la señora Owens y esperaba subir a un taxi... Sin embargo, la Sra. Owens la llevó hacia un callejón oscuro bordeando el restaurante... Ellen abrió la boca para hablar.

  • “Ama... ¿Por qué me lleva aquí?”

La respuesta fue una bofetada en la cara.

  • "¿Te di permiso para hablar?"

Ellen negó con la cabeza y comenzó a preocuparse.

  • "Ahora, Ellen... Quítate el sostén y las bragas.

‘¡¿Más humillación me iba a dar?... !Quiere que esté desnuda en el callejón para que todos me vean!’, pensó Ellen.

Una vez más, una bofetada le llegó a su cara... Esta vez produciendo un poco de sangre... Ellen comenzó a llorar cuando la Sra. Owens le riñó, diciéndole:

  • “No lo dudes, perra!... ¡Hazlo!”

Sollozando, Ellen se quitó el sostén y las bragas y se arrodilló, completamente desnuda, frente a su Ama.

  • “Excelente, puta.”

  • "Ama, ¿por qué tengo que hacer esto?"

A estas alturas Ellen debería saber que no podía decir eso... La Sra. Owens la agarró del pelo y acercó su cara a la de Ellen y le gritó:

  • No hagas preguntas, niña!... ¡Cuántas veces tengo que decirte esto?!”

De nuevo, una fuerte palmada esta vez en el culo hizo que Ellen se quedara callada, interrumpiendo el sollozo... Ella estaba siendo rota de nuevo.

  • “¡Ah!... Ya está aquí está nuestro hombre."

La Sra. Owens esbozó una pequeña sonrisa, mientras el gerente salía del restaurante y se dirigía hacia Ellen y la Sra. Owens.

  • "¿Está lista?”, dijo el gerente mirándola de reojo.

  • “Por supuesto... Sólo me falta ponerle las esposas.”

La Sra. Owens esposó las manos de Ellen a sus tobillos de forma cruzada, lo que significaba que estaba atrapada en esta posición de rodillas... Ellen comenzó a entrar en pánico... No tenía escapatoria.

  • "Bien, bien... ¿Recuerdas que te dejé usar tu ropa interior en el restaurante?... Eso tiene un coste, perra!”, le dijo.

El gerente sacó su polla, ahora completamente erecta, y la apuntó a la cara de Ellen, que ahora estaba asustada de miedo... ¡Iba a ser violada por un hombre!... ¡Iba a ser usada y abusada por alguien que no conocía y no le gustaba!... Ella comenzó a gritar, sólo para que la Sra. Owens la abofeteara de nuevo.

  • “¡Cállate!... Este hombre fue muy amable por no tirarnos!... ¡Aceptarás lo que él quiera!... Y lo que quiere es que abras la boca”, le dijo la Sra. Owens sonriendo mientras el gerente se lamía los labios.

Ellen la miró horrorizada... ¿Cómo podía ella ordenarle hacer esto?... El gerente se impacientó y comenzó a gritarle a Ellen pero ella no podía escucharlo porque el pánico la atenazaba.

La Sra. Owens lo vio y se arrodilló para susurrar al oído de Ellen.

  • “Recuerda mi puta cuál es tu posición?... ¿Quién es la inferior?”

Ellen, ahora llorando, se volvió hacia su Ama.

  • “M-yo, Ama.”

  • "¿Y quién es la superior?"

  • "Tú, Ama."

  • "¿Qué órdenes deben obedecer por completo?"

  • "Las tuyas, Ama."

  • “¿A quién te sometes totalmente?”

  • “A tí, Ama.”

  • "Buena niña... Recuerda tu lugar... Recuerda que naciste para ser esclava... Para ser mi puta, mi perra, no golfa.”

Ellen comenzó a gemir... Se estaba poniendo aún más húmeda por todo lo que le estaba diciendo su Ama, quien finalizó con estas palabras:

  • "Así que, mi puta, haz lo que digo... ¡Abre tu puta boca!”

Al instante Ellen abrió la boca y de inmediato el gerente le metió la polla follándosela hasta su garganta.

Ella podía sentirlo embestir con su polla llegar hasta la parte posterior de su garganta y causarle nauseas, pero sabía que no podía hacer nada... Incluso si ella no estuviera esposada y fuera diez veces más fuerte que el gerente, sabía que la Sra. Owens tenía tanto poder sobre ella que no podía hacer nada... Y, en cierto modo, a ella le gustaba así.

El hombre continuó empujando brutalmente su pene en su boca y ella trató de succionarlo lo mejor que pudo, hasta escucharlo gritar cuando se corrió... Ellen pudo sentir el semen caliente en la parte posterior de su garganta y se atragantó.

  • "Traga, perra... Bebe todo”, le dijo el gerente riendo mientras observaba cómo Ellen tragaba de mala gana... La Sra. Owens miró a Ellen y le acarició el pelo satisfecha por su actitud tan degradante.

  • "¿Y ahora qué le decimos al buen hombre, perra?"

  • "Gracias, señor."

Ellen bajó los ojos al decir esto porque sabía que estas personas eran superiores y no debería mirarlas... Dejó hablar a la Sra. Owens y al gerente... Luego su Ama le quitó esposas de las manos y los pies y vio cómo se puso delante de ella y colocó su pie ante su boca y le dijo:

  • "Bésalo."

Ellen no tuvo otra opción... Lo besó arrodilló, totalmente desnuda, frente a la Sra. Owens y ésta le dijo:

  • “Puta... ¿Fue excitante esto que te ordene hacer, no?”

Ellen asintió... Ella nunca había estado tan excitada.

  • “Mañana te quiero en mi piso, a las 19.30 h... Desnuda... ¿Está claro?

Ellen asintió y la Sra. Owens sonrió.

  • "Muy bien... Te espero."

Le arrojó el sujetador y las bragas a Ellen y se echó a reír.

  • "Esto es toda la ropa que tienes para llegar a casa... Estoy segura de que te las arreglarás, perra.”

Ellen se la puso rápidamente mientras la Sra. Owens se alejaba lentamente hacia el taxi que la estaba esperando... Justo cuando estaba entrando en él, se volvió y llamó a Ellen y le dijo:

  • “No llegues tarde... Puedo permitir errores dos veces... Más, y estarás muy, pero muy arrepentida, puta... ¿Entendido?”

Ellen asintió de nuevo, todavía en topless... La Sra. Owens se rió entre dientes mientras subía al taxi y se alejaba, dejando a Ellen nuevamente totalmente expuesta.

Ellen comenzó su larga caminata a casa sólo con sostén y bragas, procurando ser lo más indiferente posible a los comentarios de la gente con la que se cruzaba que le dijeron de todo... Cada cosa humillante que le sucedió esa noche la puso cada vez más cachonda... Cuando llegó a su casa, sonrió para sí misma y supo que había hecho la transición de mujer respetable a golfa total... Y se encontró muy feliz de ello.

Continuará....