Ellen y la Sra. Owens (1/4)

Una joven sola en la ciudad, queda confusa cuando una mujer le pide salir para una cita... No siéndolo ella, pronto descubre que esta mujer no es una lesbiana normal y más cosas que descubrirá.

Ellen y la Sra. Owens (1/4)

Capitulo 1.- Los primeros pasos de Ellen como sumisa

  • “¡Oye, Ellen, ven aquí!... Tienes una cliente que atender!”

Ellen suspiró… Hacia poco que se mudó a San Francisco desde Redding, una pequeña ciudad de California, y tenía la sensación de que nunca encajaría en esta gran ciudad... Encontró un trabajo y su vida tuvo otro cambio, aunque tendría más sin que ella se lo esperase.

Se fue con apenas diecinueve años porque su padrastro intentó repetidas veces violarla sin que su madre opusiera resistencia por las palizas que le daba... Ella no entendía su comportamiento porque la relación de matrimonio hacía tiempo que había desaparecido de la casa y su madre le daba la sensación de actuar como una autentica sumisa.

Ahora, miró a su jefe con sus grandes ojos azules… Jerry era un gran tipo, aunque un poco agresivo cuando el trabajo lo desbordaba... A pesar de ello, ella se sentía segura con él… Sabía que era gay y por lo tanto no tenía problemas con sentirse atosigada sexualmente.

Ella era una chica más bien pequeña, con cabello largo y rubio y pechos bastante grandes… Eran casi las 5 de la tarde y su turno de trabajo prácticamente había terminado… Se sentó en su escritorio y miró a la mujer que tenía delante.

  • "¿En qué puedo ayudarla?", le dijo.

La mujer parecía bastante tranquila… Sus ojos nunca se encontraron con los de Ellen... Miró a su alrededor con aire de confianza, con sus grandes labios rojos haciendo pucheros con arrogancia... Ella había estado allí todos los días de esta semana pero nunca compraba nada, sólo miraba… Ellen nunca la había escuchado hablar… A menudo se iba con un gruñido de desaprobación… Ellen odiaba a este tipo de clientes.

  • ¿En que puedo ayudarla?, repitió Ellen.

Al instante, la mujer miró a los ojos de Ellen, fulminándola con la mirada… Ellen se sorprendió… No esperaba al final del día encontrarse con una cliente tan agresiva... Se compuso de nuevo y sonrió.

  • "¿Hay algo que le guste, señora?"

  • “Si… Lo hay”, respondió la mujer con una débil sonrisa.

Sus palabras parecían tan frías y duras en comparación con las de Ellen, que la hacía sentirse incómoda.

‘¿Por qué siempre se tocaban a ella este tipo de clientes tan extraños?’, pensó.

  • "Voy a cenar esta noche en Hoppek, y me preguntaba si te gustaría venir."

Nuevamente las palabras de la mujer la cogieron por sorpresa… Estaba acostumbrada a tener citas con chicos, ¿pero con mujeres?... Esta era una experiencia que nunca había tenido... Una cita totalmente novedosa

  • "Oh, no, lo siento, no soy lesbiana"… Ellen trató de reírse, pero pudo sentir la mirada de la mujer cortándola.

  • “Lo sé... A las 19.30 h. te estaré esperando”… La mujer había dejado de sonreír y la invitación se había convertido en una orden.

Y con eso, la mujer de pelo moreno se levanto y salió con los talones haciendo clic en el suelo de mármol… Ellen la vio irse… ¿ Qué demonios acaba de pasar? ... Ella había empezado a sudar un poco... No sabía como reaccionar en estas circunstancias.

  • “Jerry… Mira lo que termina de pasarme… Un cliente termina de pedirme una cita esta noche”

Jerry, que siempre estaba de humor para los chismes, me respondió:

  • “¿En serio?... ¿Era guapo?

  • "Bueno, esa es la cosa… No era un él, exactamente, sino un ella”

  • “¿En serio?...!Dios mío, Ellen, estás atrayendo a los bichos raros de esta ciudad… ¿La decepcionaste?”

  • “Bueno, no exactamente... Ella parecía muy insistente, ¿sabes?”

Ellen ahora si estaba sudando… Ella no había dicho que no y no tenía forma de ponerse en contacto con esta mujer para cancelar la cita.

  • “¿Cómo sabes que ella está pretendiendo conquistarte?... Tal vez sólo te quiere a ti como amiga… Pareces una persona fácilmente accesible y eso gusta a la gente”, le dijo.

Ellen sonrió ante esto… Por supuesto que sería eso… Ella no era lesbiana y se le había dicho esto a la mujer... Quizá la mujer sólo querría que una amiga fuera a cenar con ella.

  • "¿Vas a ir?”, le preguntó Jerry.

  • “Bueno, no tengo muchas opciones… No puedo cancelar su cita y me sabe mal no atender a su invitación.”

Ella se rio un poco… Cómo no tenía ningún otro plan para esta noche y quería encontrar el mayor número de amigos en esta gran ciudad, se despidió de Jerry y volvió a casa para cambiarse para su salida nocturna.

Eran las 19.35 y ella todavía estaba en el taxi debido al tráfico tan intenso que había a esas horas.

‘Maldición… Espero que no sea una de esas personas obsesivas con la puntualidad’ , pensó mientras la lluvia caía por la ventanilla del taxi… Odiaba llegar tarde, pero como era su primer mes en esta gran ciudad, todavía no sabía orientarse bien con el transporte.

Por fin llegó a Hoppek y entró… Vio a la mujer sentada en su mesa completamente sola… Ella se quedó de pie ante la silla y le sonrió.

  • "Hace un tiempo horrible, ¿verdad?"

La mujer la miró con enfado y dijo:

  • "Llegas tarde."

Ellen se quedó por un segundo, sorprendida por su tono... Se dio cuenta que la mujer no era buena con la gente pero trato de disimular ante sus duras palabras:

  • "Bueno, sólo fueron cinco minutos"

  • "Llegas tarde", repitió la mujer… Sus ojos comenzaron a penetrar en ella de nuevo y Ellen comenzó a sudar.

  • “Lo siento”... Se fue a sentar, pero la mujer levantó una mano para detenerla.

  • “¿Te dije que podías sentarte?”

  • "¿Qué?"

  • “¿Te dije que podías sentarte?”

  • "No, ¿pero necesito permiso para hacerlo?"

La mujer no le dijo nada, sólo la fulminó con la mirada... Después de un momento, ella asintió con la cabeza.

  • “Puedes sentarte.”

Ellen se sentó, sorprendida... Ella estaba nerviosa… Las primeras impresiones son siempre las peores… La mujer la miró con esos grandes ojos marrones y le sonrió por fin.

  • "Dime… Cómo te llamas.”

  • “Ellen… ¿Y tú?”

  • “Sra. Owens.”

Ellen se echó a reír.

  • "¿No tienes un nombre de pila?"

  • "No necesitas saberlo."

Ellen puso los ojos en blanco... Había algo extraño en esta mujer que la asustaba y preocupaba… Quiso seguir con la conversación y le preguntó:

  • "Háblame de ti, Sra. Owens... ¿A qué te dedicas?

Silencio... La Sra. Owens se limitó a mirar a Ellen, haciendo que ella temblara un poco… Ellen no pudo mantener el contacto visual por más tiempo y miró al suelo para escapar de la mirada de la Sra. Owens, que con una leve sonrisa, ignoró su pregunta y miró el menú.

  • “Hay pato, creo... Es muy bueno.”

Ellen, sin atreverse a mirarla por si acaso tropezaba de nuevo con esa mirada aterradora, hizo un resoplido. ¿Cómo se atreve a ser tan arrogante para escoger su comida?... Todavía mirando hacia abajo, abrió la boca para hablar, pero fue interrumpida instantáneamente por la Sra. Owens.

  • "Cenarás, pato"… Su voz sonó a orden.

  • “Sí… Está bien”... Ellen intentó sonreírle a la Sra. Owens, pero se encontró impotente para hacerlo… Sus labios apretados y sus ojos ardientes pero ásperos hicieron muy difícil desobedecerla.

La Sra. Owens pidió la cena... Cuando llegó el pato, se veía delicioso, y Ellen estaba cogiendo su cuchillo y tenedor cuando la Sra. Owens la detuvo diciéndole:

  • “¿Te dije que podías comer?”

‘¡¿Qué?!... ¡Esto era ridículo !’, pensó.

Se volvió para mirar a la Sra. Owens (cuya comida había llegado hacía unos cinco minutos) y comenzó a quejarse.

  • “¡No puedes decirme cuándo puedo y no puedo comer!”

La Sra. Owens le dirigió otra mirada y le dijo:

  • "Haz lo que te digo, Ellen."

Ella no estaba segura de lo que sucedió exactamente, pero Ellen se derritió frente a esta poderosa y hermosa mujer… Ella parecía tener control sobre ella y no podía explicar por qué era así.

  • “Sí, Sra. Owens.”

La Sra. Owens terminó su comida y luego permitió que Ellen comiera... Ellen no habló durante el resto de la cena, confundida con lo que estaba pasando… ¡Esta mujer había sido muy grosera con ella!... ¡Le había prohibido que se sentara, comiera, se negó a decirle su nombre y cualquier cosa!... Pero, al mismo tiempo, Ellen se sentía muy impotente para detenerla… Ella se estremeció cuando llegó la cuenta y quería irse cuanto antes... Esto la estaba asustando... Se levantó para irse, pero una vez más, la Sra. Owens logró detenerla.

  • "Vamos a mi casa, Ellen."

Ellen comenzó a entrar en pánico… ¿En qué lio se había metido?... Ella apenas podía decir palabras.

  • “N-n No puedo… Tengo que trabajar mañana y…”

  • "No me importa, Ellen… Vamos a mi casa.”

Ellen agachó la cabeza... No tenía idea de cómo, pero ahora se dirigía al piso de la Sra. Owens… Estaba petrificada porque esta mujer tenía tanto poder y control sobre ella que podía hacer que ella hiciera lo que quisiera… Ellen simplemente no pudo decir que no… Y allí fueron.

  • "Entra, Ellen."

Ellen entró dócilmente en el apartamento de la Sra. Owens... Cada parte de su cuerpo estaba temblando… ¿ Por qué estaba ella aquí?... ¿Por qué no podía irse? ... La puerta del apartamento se cerró de golpe… No había posibilidades de irse ahora.

  • "Ellenh, ¿qué notaste esta noche?"

La garganta de Ellen estaba seca y respondió brevemente:

  • "Yo no noté nada."

  • "Déjame decírtelo de otra manera... ¿Quién fue la más poderosa esta noche?... ¿Quién dijo cuándo debías sentarte, cuándo cenar, venir aquí, quién eligió lo que debería saber y lo que no?”… Ella sonrió a sabiendas… Ellen estaba atrapada.

  • “Usted, Sra. Owens.”

  • "Correcto… Entonces, ¿quién tiene todo el poder en esta relación?

  • "Usted, Sra Owens."

  • " Entonces, ¿quién, lógicamente, manda en esta relación?"

  • "Usted, Sra Owens."

  • "¿Y quién,... quién es la inferior?"

  • "Yo, Sra Owens."

  • “Me alegro de que lo aceptes, Ellen… Toda la noche, parecías pensar que estábamos en el mismo nivel… Soy mejor que tú, Ellen... ¿No te parece?”, le dijo sonriendo.

Ellen se quedó de pie, aturdida.

  • "Sí, sí, Sra. Owens."

  • "Sí, Sra. Owens, ¿qué?"

  • “Sí, Sra. Owens… Usted es mejor que yo.”

  • “Soy superior a ti, Ellen… Debería ser un honor para ti estar en mi casa, en mi salón… Debería ser un honor estar delante de mí… Arrodíllate.”

  • “¿Q-qué?”

  • “Soy superior a ti, Ellen… Por tanto, deberías hacer lo que te digo… Seguramente no necesito explicártelo.”

Ellen cayó de rodillas… ¿Que estaba haciendo ella?

  • "Como ser inferior, siempre debes estar de rodillas cuando estés frente a mí cuando estemos solas, o cuando te lo diga... En un abrir y cerrar de ojos, debes hacer lo que te digo porque yo soy mejor que tú, Ellen… Recuerda eso.”

  • "Sí, Sra. Owens."

  • “Me estoy cansando de tanto Sra. Owens… De ahora en adelante, siempre me llamarás Ama.”

La mente de Ellen se estaba acelerando… ‘¿Qué le estaba pasando?’

  • "Sí, Ama."

  • “Y yo te llamaré como me apetezca, Ellen... De cualquier modo… ¿Lo tienes claro, puta?”

  • "Sí, Ama."

Parecía que la humillación de Ellen no terminaba nunca… Derramó unas lágrimas pensando en qué se había convertido… En ese momento recibió su primera orden:

  • “Desnúdate, puta.”

  • "¿Qué?"… Ellen no esperaba una orden como esta.

  • "¡Puta, dije que te desnudaras!", le repitió dándole una fuerte bofetada en la cara.

  • "No me gusta golpear a las putas, Ellen… Me gusta que hagan  exactamente lo que les digo a la primera.”

  • "¿Por qué necesito desnudarme, Ama?"… Todo había sido tan rápido  que no había tenido tiempo de darse cuenta de que la Sra. Owens no necesitaba una razón para ordenárselo.

  • "¿Nunca escuchas, puta?... Si lo quiero, lo haces... Todo lo que te pida, lo haces... ¡Ahora no me vuelvas a dudar!... ¿Vas a hacer lo que te digo, Ellen?”… Y la abofeteó otra vez, produciendo sangre en su labio.

  • “Sí, Ama”.

Ellen se irguió de rodillas y se quitó la blusa, sollozando mientras lo hacía… ¿ Por qué ella estaba haciendo esto ?... La Sra. Owens no la obligaba a punta de pistola… De hecho, ella era libre de hacer lo que realmente deseaba.

Pero la Sra. Owens tenía tal poder que la  asustaba... Su altura de 185 cm hacía a Ellen sentirse enana… Y mientras sus pechos eran un poco más pequeños que los de Ellen, sus labios y ojos hacían que Ellen se sintiera como si fuera una simple mortal frente a una diosa… Sus pezones comenzaron a endurecerse, y su corazón latía más rápido... Ellen no estaba disfrutando de esto... Se secó las lágrimas… Se sentía tan inútil, tan patética.

Ellen quedó frente a la Sra. Owens con sólo sostén y bragas, y las lágrimas volvieron a correr por su rostro... Sus pezones empezaron a marcarse en el sostén y su coño a humedecerse… La Sra. Owens la miró fríamente y le dijo amenazantemente:

  • “Te dije que te quitases todo, puta."

Ellen gimió de nuevo y comenzó a desabrocharse el sujetador, mostrándole sus grandes pechos... La Sra. Owens enarcó las cejas, mostrando aprobación y excitación por lo que veía… Luego, Ellen se bajó sus bragas y se paró ante la Sra. Owens, mostrándole su afeitado coño... En un intento de pudor intentó cubrir sus pechos y su coño, pero la Sra. Owens se lo prohibió con un grito y la siguiente orden:

  • “Las manos detrás de la cabeza, niña… Las piernas separadas… Los ojos bajos mirando siempre al suelo.”

  • “Si, Ama.”

La Sra. Owens caminó alrededor de su nuevo juguete, sonriendo cruelmente mientras Ellen lloraba en silencio.

  • “Cállate, puta… Las buenas putas no lloran... Escuchan a su Ama y hacen lo que le dicen.”

  • “Sí, Ama… Lo siento, Ama.”

A estas alturas, Ellen se había entregado inexplicablemente a esta mujer, que hace apenas unas horas no había sido más que una clienta… Ahora ella tenía el control total para pedirle lo que quisiera y Ellen sentía que tenía que hacerlo.

La Sra. Owens inspeccionaba su cuerpo palpándola sin ningún pudor y murmurando con aprobación… Le acarició el pecho, mirándolo como un trozo de carne.

  • "Muy bonito, muchacha… Me gustan", le dijo.

De repente, agarró los pechos de Ellen, tirando de ellos, y sonrió cuando la cara de Ellen se arrugó de dolor.

Ellen se quedó sin aliento cuando ella se los soltó… Y se mordió el labio cuando la Sra. Owens le sonrió y le dijo:

  • "¿Te gusta eso que te hice, puta?"

Todo lo que Ellen pudo hacer fue un gesto de asentimiento y un gemido, y ante esto la Sra. Owens se echó a reír.

  • "¿Es que mi pequeña puta disfruta de esto?... ¿Te excita y te gusta la sensación de una mujer tocándote, verdad?”, le dijo.

Ellen gimió de nuevo... Ella no tenía idea de lo que le estaba pasando, pero este dolor le gustaba... Se sintió increíblemente excitada.

Un instante después, la Sra. Owens estaba detrás de ella y le dijo:

  • "Dóblate hacia mí, puta."

Ellen se inclinó, empujando su culo al aire... Su corazón estaba acelerado… Ella no sabía cómo, pero le gustaba cómo esta mujer la usaba y controlaba, pero al mismo tiempo se odiaba a sí misma por hacer esto… Sin embargo, y sin comprenderlo, le gustaba ser su perra.

  • "¡Dije las piernas separadas!... ¿Estás sorda, perra?”

Ella azotó sus piernas, e instantáneamente la confusión de Ellen por todo esto dejó de importarle… Ella tenía que hacer lo que dijo la Sra. Owens... Así que rápidamente separó sus piernas más que antes, mostrando su coño a su Ama.

La Sra. Owens sonrió y se inclinó, colocando su boca junto a la oreja de Ellen para decirle:

  • "Buena niña… Ahora, vamos a jugar un juego... Cada vez que te golpee con mi bastón, contarás y dirás "Gracias, señora"... Si dejas de contar o olvidas darme las gracias, empezaremos de nuevo... Tu objetivo es llegar a los quince… Mi objetivo es golpearte más veces... Si ganas, recibirás un premio… Si gano yo  es  que habrás recibido un duro castigo… ¿Está claro, puta?”

Y mientras le decía esto ella mostraba un bastón frente a los ojos de Ellen, haciendo que su estremecimiento fuera aún más fuerte… Ella se rio mientras dejaba el bastón al lado de Ellen.

  • "Sí, Ama."

Ellen se mordió el labio otra vez… Nunca antes había sido azotada.

Thwack!

Ellen saltó cuando el bastón se estrelló contra su culo dejando escapar un fuerte grito… Le dolió mucho y su culo quedo con una marca que le quemaba… La Sra. Owens sonrió y le dijo:

  • “¡Oh, querida, puta!... Se te olvidó contar y darme las gracias por el bastonazo... Vamos a empezar de nuevo y esta vez, tratar de hacerlo bien… Ok?”

‘Thwack!’

Ellen sintió de nuevo que el bastón dejaba su marca en su culo y que el dolor se transmitía a través de su cuerpo… Después de gritar, fue cubrir su culo, pero la Sra. Owens le grito:

  • “¡Quieta, perra!... ¿Quién dijo que podías poner tus manos ahí?”... La Sra. Owens agarró las manos de Ellen y se las ató con un trozo de cuerda.

  • “Perdón Ama, pero es que duele mucho”, le respondió llorando Ellen.

  • “Espero no tener que hacer eso otra vez, perra… ¡Y todavía no me agradeciste por golpearte!... ¡Estúpida puta!”

Esta vez, la Sra. Owens golpeó el culo de Ellen con más veneno que antes… Estaba furiosa y Ellen sabía que era mejor hacer lo que decía.

‘Thwack!’

  • “Uno… ¡Gracias, Ama!”

‘Thwack!’

  • “¡Oooh, Dios!... Dos… ¡Gracias, Ama!”

‘Thwack!’

  • “OoooWww!... Tres… ¡Gracias, Ama!”

Ellen sintió que el culo le ardía y el dolor era insoportable… Ella comenzó a sollozar de nuevo, y ante esto, la Sra. Owens se detuvo y se puso junto a su puta diciéndole cariñosamente:

  • “¿No disfruta de esto, puta?”

Ellen asintió con la cabeza... En cierto modo, le gustaba lo que su Ama le hacía pero le dolía mucho... Tal vez la Sra. Owens sintió algo de simpatía en ella y le dijo a Ellen:

  • "Creo que no te gusta que te golpee"… Y miró a Ellen apartándole el pelo de la cara.

De repente una bofetada en la cara eliminó la creencia de que la Sra. Owens tenía piedad de ella.

  • “¿Quién dijo que podías elegir, eh?... ¿Quién es la que manda, perra?”

  • "Tú eres la que manda, Ama."

  • “Si soy yo la que manda, ¿quién hace todo lo que digo, eh?”

  • "Yo tengo que hacerlo."

  • "¿Y por qué tienes que hacerlo, puta?"

  • "Porque soy inferior", respondió Ellen mirando al suelo y aceptando su condición.

  • “Exactamente… Y ahora no quiero más quejas… ¿Me oyes?”

Ellen asintió, e inmediatamente la Sra. Owens se puso detrás de Ellen otra vez y comenzó a golpearla nuevamente.

Ellen sollozaba silenciosamente mientras contaba y agradecía a su Ama…

Finalmente, después de que Ellen gritó:

  • “¡Quince!... ¡Gracias, Ama!”

La Sra. Owens frotó el culo de Ellen y se echó a reír.

  • "¿Te hace daño, perra?"

Ellen sólo asintió... Ella se había degradado y humillado en una  noche… Comenzó como una chica respetable en una nueva ciudad y terminó como una sumisa… Lloró mientras la Sra. Owens caminó ante ella hasta situarse detrás… Le desató las muñecas y sonrió.

  • “¿Te has divertido esta noche, niña?”, le dijo.

Ella no pudo explicarlo, pero le encantó... Era una puta, una perra, un coño sucio... Ellen asintió que le gustó lo que le hizo aunque le dolía mucho el culo y todavía no quería admitirlo.

  • "Eso me gusta, puta... Mañana estaré cenando en Hoppek otra vez… A las 19.30 h estarás allí… No me importa si tienes otros planes... Y te pondrás algo un poco más escaso de ropa que esta noche… Una falda, sin bragas, y una blusa sin sujetador… ¿Está claro?”

Ellen asintió de nuevo... Si ella controlaba su vida, ¿por qué no iba a controlar su ropa y forma de vestir?

  • "Buena niña… Ahora gatea hacia la puerta y te dejaré salir.”

Ellen la miró, sorprendida... ¿Salir desnuda al rellano de la escalera?... ¡Cualquiera podría verla!... Eso parecía un poco demasiado… Miró a la Sra. Owens suplicante, demasiado cansada para hablar.

  • "No te preocupes, puta… Te acostumbrarás a vestirte ante personas que no conoces… También te acostumbrarás a estar desnuda la mayoría de las veces.”

La Sra. Owens caminó hacia la puerta, tirando por el pelo de Ellen.

  • "¡Vamos, fuera, puta!"

Abrió la puerta, con Ellen rogándole febrilmente que no lo hiciera y la arrojó al rellano... Ellen se sentó desnuda en el suelo durante unos segundos esperando que la Sra. Owens le tirara algo de ropa.

  • "Me guardo tu sostén y tus bragas, Ellen… No los necesitarás."

Ella se rio maliciosamente y cerró la puerta, dejando que Ellen se vistiera rápidamente antes de que alguien la viera pero tres hombres lograron ver a Ellen completamente desnuda cuando salían de su apartamento... Ellen se sonrojó, aunque en secreto le encantó la exposición.

A ella le encantaba estar sucia, ser usada y forzada a hacer lo que cualquiera deseaba… Simplemente le gustaba ser la puta de alguien… Ella sonrió mientras se ponía la blusa… Iba pensando que sería mejor que se acostumbrase a esta nueva forma de vida, pues nadie de su entorno lo sabría jamás.

Continuará....