Ella...María, tan inalcanzable como deseada

El destino me pone frente a una prueba difícil, he de tener autocontrol

[[Aviso: En Septiembre cerraré la cuenta, por lo que contando este, puedo escribir 4 o 5 relatos más. Si queréis mandarme alguna idea tenéis hasta Septiembre para pedirme que escriba algún relato, ya ha habido casos en los que me lo han pedido y así lo he hecho]]

Ella y yo nunca habíamos hablado mucho, de hecho ni siquiera la veía, y la conocía de oídas, más o menos, solo la he visto dos o tres veces en mis 20 años de vida. Resulta que nuestros padres son amigos desde que eran niños y cuando cada uno de ellos se cogió novia pues ellas también se hicieron amigas, ellos tuvieron a esta criatura, María, y dos años después nací yo, según me han contado mis padres ella siempre venía a jugar conmigo de pequeños, pero luego yo me mudé a los cuatro años a mi actual residencia y no nos vimos en muchos años. Me olvidé de ella, bueno, a decir verdad ni sabía que existía hasta que hace 3 o 4 años se presentó en mi casa una Semana Santa. Ella sí se acordaba más de mí, pero yo no, nada de nada, 0. Volví a verla varias veces más ese año y nos pasamos los perfiles de Instagram.

Actualmente acabo de viajar a B (no voy a decir ciudades), donde está mi universidad, hice dos años en la ciudad donde vivía, pero me ví salpicado en diferentes problemas y acabé mudándome a B, allí alquilé un piso que me salió por un ojo de la cara y que tuve que acabar compartiendo con un capullo integral, menos mal que no le veía el pelo. El primer día de mi universidad allí, en Septiembre me presenté con un poco de miedo, pues no sabía como funcionarían las cosas. Había visitado el campus unos días atrás y me había familiarizado con el ambiente, pero ahora quedaba dar el gran salto, hacer amigos y estudiar. Me dirigí a la cafetería a desayunar y como siempre me pedí un café y un cruasán, mientras desayunaba tranquilamente escuché un "No me lo puedo creer" enfrente mío. Levanté la vista y la ví

Llevaba una camiseta blanca y unos vaqueros azules apretados que marcaban su culito, además sus pechos eran grandes y se le notaba el sujetador. Tenía la tez un poco bronceada y el cabello miel, junto con unos ojazos pardos... Estaba con sus amigas en la mesa de enfrente y se levantó a darme un abrazo

-¿Cómo no me contaste que estabas por aquí?-preguntó ella

-No sabía que estabas aquí-respondí, lo cuál era cierto

-Ay, pues sí, estoy estudiando acá unos añillos, pensé que tú estabas en A-respondió ella

-Estaba, pasado, ahora estoy aquí-respondí yo

-Pues que alegría verte por aquí, verás cuando les cuente a mis papás-respondió ella

-Sí, te dejo, no quisiera llegar tarde mi primer día-respondí yo

Recogí mis bártulos y me dirigí al edificio de clases. Allí pasé el día y a la tarde regresé a la casa, la casa seguía igual de sucia que cuando me fui

-Toni, no has hecho nada-repliqué

-Es tu casa-respondió él lanzando un envoltorio al suelo

Ya me estaba inflando las pelotas con ese tema. Le cogí la cabeza y se la estampé contra el envoltorio

-Me has roto la nariz, bestia-gritó él

-Es tu nariz-respondí encongiéndome de hombros

A partir de ese día se largó y me tuve que encargar yo del alquiler, por lo que llegaba muy justo a fin de mes. Mi relación con María no había cambiado, nos veíamos en la universidad pero nada más, un par de saludos y ya está, pero un viernes quiso el destino que nos encontráramos en un bar cerca de la uni, yo nunca había estado allí, pero ella ya era una conocida y nada más verme se acercó a mí y me abrazó, vestía un vestido azul que se anudaba al cuello

-¿Tu primera vez aquí?-preguntó ella

-Sí-respondí yo terminandome el vaso y levantándome

-¿Ya te vas?-preguntó ella-Acabas de llegar

-Mi presupuesto no me permite grandes cosas-respondí yo

-Ouch, no pasa nada, te invito yo-respondió ella

-No enserio, déjalo-respondí yo

En ese momento me llegó un correo al móvil y lo abrí delante de ella, leí en voz baja y maldije al aire

-¿Qué pasó?-preguntó ella

-Me botaron del apartamento, me retrasé dos meses-respondí, en dos días tenía que estar desalojado

-Habérmelo dicho tonto-respondió ella

-¿Para qué?-pregunté yo

-Podrías quedarte conmigo-respondió ella

-¿Qué dices loca?-pregunté yo

-No pasa nada, si nos conocemos de toda la vida, hay confianza-respondió ella

-No puedo, lo siento-respondí yo, pese a que me estaba muriendo de ganas

-Sí, ya ves cómo mi padre te deja, vente-respondió ella

Volvimos a la fiesta y estuvimos con otras amigas suyas hasta que nos separamos. Al día siguiente me llevó a su casa, era una casa grande, sin llegar a ser de millonarios pero se daban lujos. Su padre era un hombre enorme, con la cabeza rapada y voz gruesa

-Hola Manolito, qué grande estás ya-saludó él

-Hola Pedro-le saludé yo

-Habernos dicho que te venías a estudiar aquí, te hubiéramos acogido macho, que te tengan que echar de un piso para enterarnos-me replicó

-Hola mi niño-me saludó Eva, la madre. Se parecía mucho a su hija, solo que usaba gafas y su cuerpo estaba más...relleno

-Hola Eva-saludé yo

-Te hemos preparado la habitación de invitados, en el piso de abajo-respondió ella

-Gracias-respondí yo

La habitación daba al jardín interior, donde había una piscina enorme, me dejaron un momento solo para que ordenara mis escasas pertenencias y salí a la cocina con ellos

-¿Quieres tomar algo?-preguntó su padre

-Si vosotros vais a picotear algo me uno, sino no, no vayais a sacar nada solo para mí-respondí yo

Comimos bien y comencé a convivir con ellos, era muy fácil y me sentía integrado en el ambiente, ella y sus padres dormían en el piso de arriba y yo tenía la planta de abajo para mí sólo, lo que me daba acceso a la nevera y al salón, respecto a esto he de decir que María se bajaba por las noches a la cocina en pijama, que consistía en un short y una camiseta, cogía un bote de helado y se iba a ver la televisión un rato, me despertaba a mí y nos quedábamos comiendo helado hasta las tantas de la madrugada. Habían pasado 2 semanas desde que me había instalado allí cuando Pedro tuvo que irse a un viaje de negocios, eso me dejó a las dos mujeres solas en casa, me lo iba a pasar muy bien. Ya había observado unas cuantas veces a María dentro de su habitación en ropa interior, pero no había manera de verlas desnudas. Como a los dos días de haberse ido su marido, Eva tuvo que irse porque su madre, que vivía a 150 km, se había puesto enferma por lo que tenía que irse a cuidarla. Nos dejó a nosotros encargados de la casa y a María le prohibió montar fiesta alguna, por lo que me pidió a mí que me encargara de vigilarla, para cabreo de ella, que consideró que con 22 años no necesitaba niñera, pero su madre no cedió.

Aquella noche yo me acosté temprano y ella estaba viendo al tele en el salón, comí una cucharada de helado y me acosté en mi cama. Estaba por dormirme cuando llamaron a la puerta y María fue a abrir, se oyeron voces, saltitos y abrazos, ni siquiera me hizo falta saber que María había desobedecido a su madre, ella abrió la puerta de mi habitación y se metió dentro

-Manu ¿estás despierto?-preguntó. Ya no vestía el pijama que llevaba antes, sino ropa normal

-Sí-gruñí yo

-Que...he invitado a unas amigas ¿ok?-preguntó ella

-Pues vale-respondí yo

-¿Vas a decirle algo a mi madre?-preguntó ella

-No-respondí yo

-Gracias-dijo ella

Cerró la puerta y empezó la fiesta, al principio no se escuchó música, pero como a las 2 horas fui despertado por un fuerte reggeaton, aparte de asquerosa (todo lo que vino después de "Bailando" del 2014 es un asco) estaba tope alto, pero lo solucioné con unos tapones en el oído y me supieron a gloria bendita.

Al día siguiente me levanté y no me sorprendí nada cuando vi el estado de la casa, lo que sí me sorprendió fue ver a María despatarrada en el salón con una pose muy sensual, a pocos metros de mi habitación. En la cocina había un joven que desayunaba cereales en un bol apoyado en la encimera, no llevaba camiseta, no estaba fuerte, pero se notaba que hacía ejercicio, tenía una mancha de nacimiento oscura en el pectoral izquierdo que le llegaba al hombro izquierdo

-¿Tú quién eres?-preguntó el hombre con los carrillos llenos de cereal, tenía el cabello moreno y los ojos pardos

-Largo de aquí-ordené de mala hostia

Dejó el bol en la mesa y se largó, cogiendo su camiseta

-La madre que te parió...-dije en voz baja observando el desastre

Me puse a recoger todo aquello y como a la 13:00 sólo quedó un obstáculo en el suelo, María, que no la había movido, no sabía si despertarla o no, pero en aquel momento sonó su teléfono, que yo había dejado sobre la mesa, era su madre

-Dígame-respondí

-Manu, pásame a mi hija-respondió ella

-Está durmiendo-respondí yo

-Es la 13:05, despiértala que le voy a echar una bronca-respondió ella

-Estuvimos trabajando toda la noche en un proyecto de la uni ayudándonos mutuamente, se ha acostado hace unas horas sólo-mentí yo

-Bueno, sobre las 17 despiertala y que me llame-respondió ella

-De acuerdo-respondí yo

-¿El proyecto bien?-preguntó ella

-Sí, luego si eso se lo enseñamos-respondí yo

-Venga, hasta luego-dijo ella colgando

Dejé el teléfono sobre la mesa y miré aquel cuerpo inerte sobre la alfombra, ni siquiera había cambiado de posición, y sí...? No, no podía ser. Me acerqué a ella y comprobé su respiración, todo normal. La levanté y en mis brazos la llevé a su habitación, allí la desnudé y observé su cuerpo bronceado, sus largas piernas, sus pechos que escapaban por escapar del sujetador de lencería. Me estaba poniendo muy malo así que salí de allí después de arroparla y fui al baño a mojarme la cara y tranquilizarme un poco, era mi amiga, por Dios... Observé mi rostro al espejo, mi mata de pelo castaño imposible de peinar, mis ojos azules y barba pelirroja de unas semanas, con motitas de agua, estaba hecho una mierda, limpiar no me sentaba bien, pero aún así hice un esfuerzo y bajé a preparar la comida, menos mal que era sábado

Cuando estaba sofriendo la verdura para la pasta oigo como María entra en la habitación

-Buenos días dormilona-le digo

-No me hables, menuda nochecita-dijo ella bostezando, llevaba puesta una bata por encima del sujetador y las bragas

-Y que lo digas, ve a recoger el salón-ordené

-Hostia, el salón-dijo ella acordándose del desorden. Salió escopetada hacia la sala pero volvió a la cocina- ¿Has limpiado el salón?

-Y la casa entera, también he echado a moscones-respondí

-Entonces fuiste tú quién me trajo a la cama anoche-dedujo ella

-Hombre, anoche no era, ha sido hace media hora-respondí yo

-Gracias-respondió ella sentandose a la mesa-tengo una jaqueca increíble

-Pa no tenerla, tu madre ha llamado esta mañana-respondí yo

-¿Se lo has dicho?-preguntó ella preocupada

-No, pero me debes una-respondí yo

-Y más de una-dijo ella dandome un beso en la mejilla, en ese momento sentí sus pechos a mi espalda

-Bueno, quítate que esto ya está-respondí sirviendo la comida

-Gracias por todo esto-dijo María

-De nada. Llama a tu madre, le he dicho que estabas durmiendo por que estábamos haciendo un proyecto de la uni hasta tarde. El que me enseñaste ayer por la tarde puede valer-dije yo

-Ahorita la llamo-dijo ella comenzando a comer

-Por cierto ¿quién era el hombre que estaba esta mañana desayunando MIS cereales? Un hombre con una mancha de nacimiento en el hombro-pregunté yo

-Ahhh, era Pedro, mi...novio-acalró ella

-Tienes novio-dije yo, más para mí que para ella

-Sí ¿tú no tienes novia?-preguntó ella

-Soy tan patético que hasta las moscas huyen de mí-dije yo

-No te preocupes, alguna te querrá-dijo ella apretandose contra mí, sentí sus pechos en mi mejilla

A la tarde me propone ir un rato a la piscina, yo la miro como va y acepto. Bikini verde azulado que dejaba ver bastante de sus pechos y una braguita del mismo color que no dejaba nada a la imaginación. El día estaba soleado, por lo que cogió protector solar y se echó en una de las tumbonas boca abajo

-Toma, échame cremita, que no me quiero quemar-me dijo

Yo le puse la crema sobre la espalda y por los brazos

-Se siente muy bien, ponme también por las piernas-dijo ella

Así lo hice y le masajeé las piernas hasta el nacimiento de su braga, que no toqué por miedo a que me dijera algo

-Gracias-dijo ella mirando el móvil

Yo me senté en otra tumbona boca arriba y me quedé dormido. Lo siguiente que recuerdo es caerme al agua, no había salido del agua cuando María cayó a mi lado riendo

-¿Qué haces tonta?-pregunté enfadado

-Venga, juguemos-dijo ella lanzandome agua

-¿Quieres parar?-pregunté

-No-dijo ella

-¿Quieres jugar? Juguemos-dije yo

Me lanzé sobre ella y le estuve tirando agua, le hice una ahogadilla (meter la cabeza de la otra persona en el agua y mantenerla bajo el agua hasta que se libere. Nota: no más de 30 segs) y ella se separó asustada

-¿Qué pasa? ¿No quieres jugar?-pregunté irónicamente, ella no respondió. Le tiré las últimas olas de agua y me salí de ahí

Ella no me habló el resto de la tarde y yo estuve repasando un poco y durmiendo. A la noche ella entró en mi cuarto

-¿Quieres algo?-pregunté enfadado

-Pedirte perdón por lo de esta tarde en la piscina-respondió ella

-Ya me lo has pedido, fuera-dije yo

-No Manu, en serio, perdón-dijo ella abrazandome. Iba a decirle algo feo cuando me percaté de que debajo de la camiseta del pijama no llevaba nada y sus pechos golpeaban mi brazo

-No pasa nada, está todo olvidado-dije yo

-¿Vemos una peli?-sugirió ella

-¿Porqué no?-pregunté yo

Mientras veíamos una peli estuve fijándome más en ella que en la película. La película la había visto unas...300 veces, pero a ella no la había visto tantas veces. Tenía sus piernas subidas encima del sofá, con el culo encima de sus talones y echada a la izquierda. Yo, a su derecha podía verla sin que ella se percatase

-¿Te ha gustado?-preguntó al final de la película

-Mucho, tenemos que repetirlo-dije yo

-Tú lo repites todos los días-dijo ella

-Vale-dije yo sin pillarla muy bien

-Buenas noches-dijo ella. Me dio un beso y me cogió la polla por encima del pantalón

-Buenas noches-dije yo confundido

Me pasé toda la noche explorando el significado de esas palabras y su agarrón de polla, no podía creerlo