Ella y yo

Qué hacer cuando ya no puedes más...

Es jueves. La alarma ha sonado cuando el reloj marcaba las 4:30 h a.m. Aunque ya llevabas rato despierto. Cada vez que vas hacer este viaje, la noche anterior no duermes bien. Los nervios, las ansias…A tu lado tu mujer duerme tranquila. Te levantas con mucho sigilo y te diriges a la cocina en busca de algo que te haga espabilarte para el viaje. Un café…unas tostadas…en la mesa aun está el periódico de ayer. Lo abres y pasas páginas aunque en realidad no estás leyendo nada. Llega la hora, tienes que irte. Vuelves al dormitorio y le das un beso en la frente a tu mujer. Ya te vas? Sí, cariño, sigue durmiendo, es temprano aun. Ten cuidado, llámame cuando llegues. Así haré. Hasta luego.

Coges el coche y te pones en camino. Queda un largo recorrido hasta llegar al destino pero no te importa. Además de gustarte conducir, el viaje siempre merece la pena.

Las horas pasan y siempre piensas lo mismo: Cómo llegué a esta situación? Te lo preguntas en cada camino de ida y vuelta que haces al hotel. Al hotel del encuentro. Los dos buscabais aventura…de un solo día. Ya van 7 meses. 7 meses desde que la conociste y aun sigues haciendo el recorrido que te lleva a ella. Ella siempre está dispuesta para ti. Hace apenas una semana que tuviste un día duro en la oficina, las cuentas no salen y los informes se multiplican, necesitabas verla. Necesitabas oírla. Sabes que su voz te tranquilizará… Dos tonos….."Hola!! qué tal cielo? – Hola cariño, cómo estás? – Bien, echándote de menos, cómo ha ido la reunión? – Uff regular, la semana que viene podrías perderte un día? – Cada vez me avisas con menos antelación, sabes que no es tan fácil – Lo sé, lo siento. Las cosas han surgido así, necesito verte D. – Qué día podrías? – El jueves, es posible? – Vale, te espero allí, donde siempre. Tengo que dejarte, llega el jefe. – Ok cariño, nos vemos el jueves allí. Iré en el coche. Espérame en el parking. – Bien, allí estaré sobre las 11 vale? Voy a reservar el hotel. Un beso cielo, hasta luego. – Voy a comer, envíame algo, sabes que me encanta leerte. – Venga vale. Chao – Chao amor.

Sabías perfectamente que ese día la verías. Hace lo que puede por estar contigo…y tú con ella. Quieres creer que sólo son descargas de rutina, pero en el fondo sabes que no es así. Con una mano al volante y la otra apoyada en el filo de la ventanilla, piensas que tienes que hacer algo. Las mentiras, las excusas…te hacen daño. Pero no puedes prescindir de ninguna de las dos. Has luchado toda tu vida por tener lo que tienes ahora, en cambio…la quieres a ella también. Ella ha hecho que tus principios hayan dado de trizas en el suelo…eras un aventurero de dos días…hoy…ya hace 7 meses…7 meses desde el día que la viste por primera vez. Antes, tras largas conversaciones sabías que aquello era diferente… pero... jamás pensaste que tanto….Intentas mantenerte fuerte…ante ella… te desarmas. Desde entonces nadie te ha parecido más hermosa que ella… nadie te ha hecho sentir igual… es especial… y eso te convierte en un ser especial

Tras largas horas en el coche, con el mismo pensamiento en la cabeza llegas a su ciudad. Es invierno pero allí siempre está el sol radiante. Hace fresco… pero aún así abres las ventanillas, necesitas aire… ya ves el hotel… tu corazón empieza a latir más deprisa, quieres verla… Reprimiendo los nervios, paras en un puesto de flores, le compras una rosa roja…sabes que le encanta, y este mes, es un mes especial, Febrero. Entonces llegas al parking y allí está, preciosa como la rosa que llevas para ella.

Aparcas el coche y te bajas… se acerca…la abrazas….el abrazo se prolonga ante el deseo de tenerla… sientes su corazón, también late deprisa… Acercas tu boca a la suya, un tierno beso en los labios… sonríes… echabas de menos su sabor… Te das la vuelta y sacas del coche la flor, miras sus ojos…brillan ante el regalo… te sientes feliz de verla a ella… te rodea el cuello con sus manos…su boca se vuelve acercar a ti

Recuerdas en ese momento que tienes que llamar a tu mujer para avisarle que ya llegaste y ves como ella avanza hacia delante. Te encanta su sencillez a la hora de vestir. Unos vaqueros y una camiseta de cuello alto blanca ha hecho que no puedas quitarle la mirada de encima.

Has intentado concentrarte en lanzar una excusa para colgar rápido y volver a su lado. Ya en el ascensor, los besos se van acelerando, las caricias, deseas poseerla ya

En la habitación todo se dispara… tus manos con destreza apuran para ver su desnudez…mientras sus manos se deslizan por tu camisa…cuando sientes su aliento tu mente se nubla… al verla desnuda no sientes más deseos que el de entrar en ella… a veces notas que le haces daño… pero nunca se queja. Siempre dispuesta, sí. Siempre para ti.

Después de haber recorrido con tus manos cada centímetro de su piel, de haberle hecho el amor con desesperación… te tumbas a su lado y la abrazas.

Al despertar, la ves desnuda, cubierta por una fina sábana blanca, dormida. 7 meses….y la deseas como el primer día. Recuerdas cuando la viste por primera vez. Los nervios hacían que sus dedos recorriera uno por uno su boca…la observabas de lejos. Ella intentaba ver si llegabas. Cruce de miradas. Latidos. Dulces besos en las mejillas dieron paso a una conversación haciendo crónica de la semana. Tu deseo era tenerla ya. El suyo, también. Recuerdas cuando subíais la habitación, los nervios a flor de piel, el miedo de la primera vez, cómo será? Mágico. Eso pensaste al salir del hotel y coger de nuevo el coche de vuelta a casa. Fue mágico tenerla contigo. Llevabas su perfume en tu ropa. Aun podías sentir su aliento. El olor que desprendía su piel excitada. Sus gemidos. Sus caricias. Su risa. Su voz. Fue la primera vez…y no la última.

Recordaste el momento de llegar a casa. Tu mujer esperaba en el sofá, viendo la televisión. Un beso al entrar y el sentimiento de culpa en el ambiente. Lo habías vuelto hacer. Fuiste al baño a lavarte la cara, el viaje lo hiciste agotado. Era diferente. No te arrepentías de aquello…te arrepentiste de volver. Habrías pasado días y días a su lado y habrían parecido horas. El tiempo a su lado pasaba más deprisa y querías pararlo. Cómo parar el tiempo? No puedes

Al despertarse la miras, te sonríe… se gira hacia ti y un beso en tus labios te vuelve loco… con maniobras te sitúas de nuevo encima de ella, entre sus piernas. Tu sexo despierta con su sonrisa. Entras suavemente. Su cuello es un lugar donde te perderías el resto de tu vida, sus caderas, donde agarrarte siempre para sentirte seguro. "Te quiero" susurras a su oído. "Yo también te quiero, M". Lo dices con el alma. Viertes sobre ella el deseo, tu amor. Se estremece entre tus brazos y la observas. Cierra los ojos y te pegas a sus labios. Otro día más. Otra vez más. Y ya van 7 meses

La amas…desde hace cuánto? Te preguntas en el coche de vuelta a casa. Desde hace mucho. Desde el momento que te diste cuenta que tras pasar un mal día tus dedos marcaron su teléfono. Desde el momento que te diste cuenta que tu mundo giraba a su alrededor. Desde el momento que te diste cuenta que los fines de semanas ya no eran tan fantásticos sin saber de ella. Desde el momento que viste una lágrima rodar por su mejilla en el instante de despedirte de ella. Desde el momento que te diste cuenta que tus ojos se entristecían cuando marchabas.

Una vida, dos mundos, un hombre, dos mujeres, el amor, el conformismo, el deseo… qué hacer?


"Hola cariño, qué tal? – bien, cómo ha ido el fin de semana? – largo sin ti. Y el tuyo? – Con ganas de verte, crees que podrás perderte un par de días en la primera semana de Marzo? – Lo intentaré cielo. Te digo algo en esta semana vale? – Vale, luego hablamos, tengo reunión. – Ok cariño, avísame cuando puedas hablar, un beso. – D. Te quiero – Yo también te quiero M. Chao – Chao.

Otro día más…y ya van 7 meses