Ella solo necesita placer Cap. 2
No es necesario leer el capítulo 1. Esta es una precuela para entender la relación previa entre Vanessa y su novio Tomás, antes de que conocieran a Sebastián García, personajes del primer capítulo.
ELLA SOLO NECESITA PLACER CAP. 2
Esta es una precuela para entender la relación previa entre Vanessa y su novio Tomás, antes de que conocieran a Sebastián García.
INFIDELIDAD PREMEDITADA
Corría un día martes, era de los últimos días de verano que iban quedando antes de entrar a clases. Los días ya cambiaban a menudo y ver un cielo nublado ya se iba haciendo más normal a medida que el verano acababa.
Vanessa y Tomás eran novios desde hace tiempo, habían cumplido 2 años de relación hace poco, Tomás estudiaba Ingeniería y Vanessa Pedagogía en educación Física, Vanessa era preciosa de cabello castaño y ojos marrones, tenía una cara con muy linda, al más puro estilo latino, su belleza siempre era alabada por los alumnos de su facultad, su cuerpo no se quedaba atrás, puesto que ella siempre estaba preocupada de mantenerse en forma, sus senos eran formados, de tamaño preciso, era inevitable mirarla. Su trasero también tenía una forma seductora, con nalgas firmes debido a los constantes ejercicios que realizaba por la carrera que estudiaba, sus piernas eran largas y elegantes.
Vanessa era muy deseada por todos, porque además de ser una mujer exquisita físicamente, también era muy amable y simpática. Ella siempre fue popular, como toda chica popular había tenido bastantes noviazgos en la adolescencia, pero cuándo creció sus gustos cambiaron, puesto que dejó de preferir a los fiesteros para cambiarlos por alguien con quién pudiera proyectarse en la vida y que le otorgara una base estable.
Fue así como conoció a Tomás en la Universidad, Tomás podrán imaginarse no es el hombre más sensual de la Universidad, pero no penséis que es un ogro, al contrario, Tomás es el chico normal que siempre está estudiando para tener las mejores calificaciones, siempre usaba su tiempo en ello, cuando viajaba leía un libro, cuando iba en el tren a algún lugar hacía lo mismo, siempre en cualquier circunstancia que podía sacaba algún libro e ingería de sus conocimientos, puesto que su sueño era ganar una beca en el extranjero para realizar un postgrado, concretamente en Harvard en EE.UU.
Su noviazgo era normal, el sexo, el cariño, el día a día no tenía mayores complicaciones, o al menos eso creía Tomás, puesto que él siempre estaba pendiente más de sus estudios que de cualquier otra cosa. Para él, comenzar a salir con Vanessa si bien fue un golpe de prestigio en la Universidad, significó no sentirse sólo, dado que vivía en una pensión en la ciudad, a raíz de que su familia era de otra región.
Ese día ambos habían convenido ir a una piscina que hay en la ciudad, era ideal dado que tenían tiempo libre y no debería de haber mucha gente puesto que al ser día jueves todos estaban en la oficina, o preparando todo lo necesario para el año escolar que ya comenzaba.
Cuando llegaron no había mucha gente, un par de grupos por aquí y otros por allá, Vanessa escogió un lugar con sombra y colocó las toallas mientras Tomás iba a pagar por unos refrescos, al volver Vanessa le dijo:
-Amor, iré a cambiarme al baño, quédate cuidando las cosas por favor.
Tomás asintió y se recostó mientras su novia de cuerpo trabajado se perdía entre los baños. Tomás miró a los otros grupos y no encontró lo que buscaba, frunció el ceño y cuando sus esperanzas iban a desvanecerse su móvil vibró, lo tomó y lo revisó:
-¿Por qué la cara de enojado gruñón, no encontraste lo que buscabas? Pudo leer Tomás.
Tomás sonrío y miró nuevamente a los grupos, entre un grupo que estaba lejos pudo divisar lo que buscaba, una cabellera rubia con lentes oscuros de sol que de pronto de incorporó pero sin gesticular saludo alguno, sólo sonreía a la distancia, era una chica de unos 22 años, de cuerpo normal que estaba en un bikini azul, no se podía distinguir más por la distancia.
-Disculpa la tardanza Tomás, había fila en el baño. Le dijo su novia centrando su vista en ella nuevamente mientras se recostaba.
No hay problema le dijo él. Tomás se recostó junto a su novia y la rubia que había sido objeto de sus miradas hace unos instantes dejo de ocupar sus pensamientos.
Pasó el día y dio la hora de almuerzo, Vanessa insistió en almorzar temprano y a eso de las 13.00 ya habían almorzado, Tomás sin embargo se excusó de comer demasiado porque le dijo a su novia que no tenía mucha hambre, y que se sentía algo extraño del estómago.
-Ojalá que no te enfermes del estómago por lo que comiste en la mañana Tomás. Le decía Vanessa a su novio.
Tomás no respondía, sus ojos nuevamente miraban a los grupos de jóvenes que habían asistido ese día, había procurado borrar el mensaje que había recibido porque no era estúpido, sabía que dejar algo así era motivo de pelea en cualquier relación.
-¿Te sucede algo amor? Le preguntaba Vanessa, puesto que notaba más raro de lo común a su novio ese día.
-Nada respondió él.
Tomás le dijo que iría a bañarse un rato, a lo que Vanessa asintió, mientras ella se quedaría leyendo una novela que había traído consigo ese día, Vanessa sólo quería tomar sol, le gustaba broncear su figura que era muy trabajada para mantenerse lo más bella posible, en parte para su novio, y en parte por su vanidad.
Mientras tanto Tomás ya se había incorporado en el agua y nadaba en la piscina, era una piscina grande y para esas horas ya había mucha gente, comenzó a buscar entre las personas que estaban en el agua y no encontró lo que buscaba, giró su cabeza y pudo ver que ya se alejaba de la vista de su novia, la cual estaba sumida en la lectura de su libro.
De pronto Tomás sintió un tirón en su pierna izquierda y de su espalda emergió la rubia que había ocupado su interés durante la mañana susurrándole al oído:
-¡Sorpresa!
Tomás soltó una risa y se separó por si su novia miraba desde lo lejos, la rubia le dijo:
-Vaya Tomás, te ves guapísimo hoy, no te había visto tan ligero de ropa…digo, te había visto sin ropa, pero no frente a tanta gente dijo la rubia mientras reía maliciosamente.
-Cállate Mónica, no abuses de las circunstancias, ¿has venido sola?
-No dijo Mónica, mientras acariciaba sus mojados cabellos rubios, he venido con unas amigas de otra Universidad, siempre te preocupas de tu prestigio pequeño cerebrito. Le dijo ella mientras volvía a reír.
-Encuéntrame en los baños que dan hacia el bosque en 20 minutos. Le dijo Tomás.
-Siempre al grano, siempre al grano pequeño cabrón. Le dijo la blonda acompañante.
Tomás se retiró de agua y se dirigió dónde su novia, no se había movido un ápice desde dónde estaba la última vez, absorta leyendo su novela mientras tomaba el sol.
-Amor, no me siento muy bien, iré al baño un rato a tu ya sabes qué, si quieres prueba el agua…está deliciosa. Le dijo Tomás a su novia Vanessa.
Mientras esta le miraba y le decía:
-Tomás, si te sientes muy mal podemos irnos, no hay problema, creo que deberíamos ir al médico, no quiero que estés mal.
Tomás desechó los consejos de su novia y la animó a que siguiera tomando sol, le dijo que volvería al cabo de unos 20 minutos.
Rápidamente y apremiado por el tiempo Tomás surcó el camino llegando a los baños que estaban cercanos a un bosque que había al lado del complejo de la piscina, eran unos baños alejados que nadie frecuentaba precisamente por lo retirado, sólo cuando el complejo se llenaba estos recibían público.
Tomás entró en el baño de varones y buscó a su acompañante, desde uno de los cubículos emergió Mónica con su traje de baño de color azul, si bien tenía un cuerpo normal, sus pechos eran bastante más grandes que los de su novia, no se veían tan duros como los de Vanessa pero si más grandes.
Tomás sin mediar palabras se abalanzó sobre ella y comenzó a besarla con la confianza de haber tenido varios encuentros en el pasado, la manoseaba descaradamente y su acompañante hacía lo mismo con él, sobando el inminente bulto que se iba formando en el traje de baño de su amante.
Tomás comenzó a besar su cuello, pasaba su lengua por todo él con lascivia, subía hasta sus labios y en ocasiones mordía con suavidad el lóbulo de su oreja izquierda, mientras Mónica no paraba de masajearle sobre el traje de baño el bulto que se había creado.
-Mámame la polla, no tenemos todo el día. Dijo Tomás, más dando una orden que pidiendo un favor.
Mónica sin sentirse ofendida bajo rápidamente y sacó al aire la verga de su amante, la miró como si quisiera saludarla, y sin esperar respuesta ni movimiento alguno se la introdujo en la boca, era de tamaño normal con los vellos púbicos depilados, lo que facilitaba que Mónica pudiera engullirla con facilidad.
-Gluc Gluc Gluc, sonaba mientras la saliva comenzaba a salir por la comisura de los labios de Mónica, unas pequeñas lágrimas asomaban por sus ojos debido al choque de la polla con la garganta de Mónica.
-Cómo chupas pequeña puta. Decía Tomás mientras se afirmaba de las paredes del cubículo en que estaban para no caer por la fuerza del placer.
Mónica seguía mamando, sacaba la polla de su boca y la golpeaba contra su cara, estaba dura y venosa, se la restregaba por los pómulos de su cara, ocasionalmente bajaba hasta los depilados testículos de Tomás y los engullía como si fueran caramelos, volvía a subir y con los dientes arremetía con delicadeza en la cabeza de la polla de Tomás. Éste último se doblaba del placer que recibía, Mónica se sacó la polla y le dijo a Tomás:
-¿Imagino que tu novia no nos dio mucho tiempo cierto?
-Imaginas muy bien. Dijo Tomás.
Al terminar la frase Mónica se paró y mirando a Tomás con deseo, se quitó todo el bikini, quedando desnuda y le dijo:
-Entonces a qué esperas, ¡fóllame ya!
Tomas se colocó detrás de ella y tomando su miembro erecto se lo introdujo en la vagina, el coño de Mónica era una laguna de placer, no hizo falta lubricar nada, al introducir la verga esta entro como un cuchillo caliente cortando la mantequilla.
Comenzó un mete y saca apresurado, frenético y violento, Mónica se apoyó en la taza del baño mientras su amante la penetraba con furia por detrás, Mónica comenzó a jadear mientras Tomás no paraba de penetrarla. Tomás veía como su miembro salía lleno de los fluidos de Mónica y volvía a introducirse, adoraba esa imagen, lo encendía, no se cansaba de follarse a esa mujer, aunque su novia fuera mucho más exquisita de cuerpo que ella.
-Me matas del gusto…siii…métemela toda. Podía apenas decir Mónica a la vez que sus senos húmedos por el sudor que ella emitía se golpeaban producto de las embestidas que le daba su amante, mientras Tomás estaba sumido en una vorágine, poseído por el momento que vivía.
-Uuffff, aaahhhhggg, uuuuhhhhh, dame duro, dámela toda, me vas a hacer que me venga cabrón. Le decía Mónica sometida al placer que le otorgaba su amante.
Tomás empezó a sentir que su cuerpo se estremecía, su orgasmo era próximo, sin preocuparse de nada comenzó a perforar con más rapidez, con más violencia y cuando sintió esas sensaciones eléctricas que recorrían su cuerpo avisando lo improrrogable lanzó una última penetrada mientras afirmaba con fuerza las nalgas de Mónica para que esta no pudiera escapar, mientras ella decía:
-Siiiii, que ricooo, dame toda tu leche, lléname todaaaa.
Tomás sacó su verga aún llena de venas mientras veía como su semen caía al suelo, su pene aún goteaba y de la vagina de Mónica salían pequeños chorros que caían en la cerámica del baño, Tomás se incorporó y comenzó a besar a Mónica de una forma apasionada, sus lenguas se revolvían buscando engullirse mutuamente, con su boca bajaba a sus pechos voluptuosos mientras ella volvía a jadear, mientras lamía los senos de Mónica, Tomás manoseaba las piernas de ella, Mónica era su puta, sólo de él.
De pronto Tomás recordó el tiempo que había pasado y le dijo a Mónica:
-Arréglate que debemos irnos, con una frialdad propia de un desconocido que apenas te conoce.
Mónica lo miró y suspirando le dijo:
-Tomás…no creo que tu novia se merezca esto, es una buena chica y la estamos corneando descaradamente.
Tomás miró a Mónica con indiferencia y luego con una sonrisa ensayada acarició su rostro mientras que rápidamente sin que ella se diera cuenta tomó la parte superior del traje de baño que ella aún no se colocaba y la arrojó a la taza del baño, tirando la cadena rápidamente.
-¡¿Pero qué te pasa imbécil?! Dijo Mónica enfurecida.
-Nada, simplemente me gusta verte las tetas Mónica, las tienes mucho más grandes que mi novia. Le dijo riendo Tomás.
-¡¿Y ahora cómo se supone que voy a salir idiota?, no tengo nada que ponerme!
-No sé, es problema tuyo, también debes correr riesgos, estás soltera, mientras que yo tengo una relación hace tiempo, si nos descubren el más perjudicado soy yo…así que hay que hacerlo más interesante ¿no crees? Dijo Tomás mientras soltaba una risita cínica.
Tomás se alejó de los baños sin mirar atrás riendo con desprecio y se dirigió dónde su novia que aún tomaba el sol. Vanessa levantó su mirada del libro que la había atrapado y le sonrió sin soltar su fuente de entretenimiento al verlo llegar.
Antes de que pudiera preguntar por la tardanza, Tomás le comentó:
-Me ha caído mal ese sándwich que comí en la mañana, debí hacerte caso. Dijo mientras reía.
Vanessa sólo le miró y negó con la cabeza diciendo:
-Nunca me haces caso, te dije que debías botarlo a la basura, llevaba muchos días en el refrigerador esa porquería.
Tomás ignoró lo que su novia le dijo y se quedó mirando al cielo, le importaba un carajo lo que su novia pensase, lo único que recorría su mente era la imagen de su miembro goteando los fluidos de Mónica mientras la follaba en el baño, “ha sido un buen polvo” se decía a sí mismo, mientras de reojo miraba hacia el baño a ver si veía salir a Mónica.
Fin.