Ella solo mía...
Continuación de "Ella es depravada, y a mi me encanta", relato con mucas rosas, es verdad, pero que es del placer sin ellas?
¿Saben cuál es la clave para disfrutar del sexo en su totalidad? No tener prejuicios, si, algo tan sencillo como no importarte los gustos o diferencias de las demás personas, hará que tú misma seas libre para disfrutar de tus mismas diferencias.
Me considero una mujer feliz, tengo una novia maravillosa y practico con Ella lo que más me gusta, el BDSM, la comunicación entre nosotras es maravillosa, y aunque tenemos discusiones como todas las parejas, tengo que decir que resolver las asperezas con un par de azotes y buen sexo, no tiene desperdicio.
Me gustaría continuar mis relatos, pero no sin antes decir lo mucho que estoy agradecida por sus comentarios, sus valoraciones y los correos que me han mandado, es gratificante saber que existen personas sin prejuicios en todas partes, y que aunque uno siempre lo dude, nunca se estará realmente sola.
Estaba agotada físicamente, las últimas 24 horas han sido las más intensas de mi vida, cuando abrí los ojos lo primero que pude ver fue el brazo y la pierna de Ella sobre mí, estaba recién entrando la noche ese sábado, como pude me levante sin despertarla, si yo estaba cansada, Ella debería estar molida.
Me quede un rato disfrutando su cuerpo desnudo, era hermoso, a pesar que ninguna de las dos es alta o voluptuosa, su delicada piel blanca contrastada por su pelo corto negro era una mezcla difícilmente comparable con cualquier otra cosa, pude notar que la piel de sus glúteos estaban increíblemente rojos y calientes.
Me entro un sentimiento de culpa brutal, bese con delicadeza sus glúteos y busque en mi baño una crema fría humectante, no haría mucho, pero era lo mejor que tenia, delicadamente le aplique bastante crema alrededor de sus bellos glúteos, intentado siempre no despertarla, aunque estaba tan cansada y dormía como un tronco, aduras penas de quejo un poco cuando le aplique la crema.
Salí de cuarto a preparar algo para cenar, no tenía mucha hambre, pero sabía que cuando Ella despertara estaría famélica, no soy una gran cocinera, pero las arepas amasadas con queso son mi especialidad, y aunque son sencillas de preparar nunca me han dejado mal.
Mientras cocinaba pensaba en las sensaciones que había experimentado con Ella en las últimas horas, no solo las sexuales, sentir la entrega de Ella, saber la confianza que tuvo que tener en mi para dejarse esposar, la forma en que me miraba y me tocaba, eran cosas que no podría describir fácilmente, pero podría resumir como el mejor momento de mi vida.
En un momento empecé a pensar lo que paso en la tienda con la chica de los tatuajes, esa chica era muy linda, tenía una belleza cliché entre las personas de su estilo, ropa negra, pirsin, pelo corto, pero a su vez tenía una personalidad muy dulce, sabía que se había dado dé cuenta de lo que le estaba haciendo a mi novia en su tienda, pero no dijo nada, ese giño al salir y la forma en que me dio su tarjeta me lo confirmaron.
Un corrientazo extraño me recorrió el cuerpo, jamás había siquiera pensado en estar con otra mujer que no fuera Ella, y aunque la chica de los tatuajes era muy linda, no podía seguir pensando en esa mujer, cuando tenía una persona tan espectacular en mi cuarto que me amaba y me entendía de la mejor manera.
Termine de preparar mis arepas justo a tiempo, Ella se despertó precisamente por el hambre que tenia, comimos y compartimos un rato especial, hablamos de todo un poco, sobre todo de las cosas que Ella había experimentado, de cómo nunca pensó que sería una sumisa, ni lo mucho que la excitaría haber estado a mi merced.
Me describió lo mucho que la había excitado cuando la tacaba enfrente de la chica de los tatuajes, como le encanto estar esposada, básicamente todas las cosas que habíamos hecho las últimas 24 horas.
Cuando terminamos de comer Ella lavaba los platos, se había puesto unos pantalones cortos de tela cómodos y una franelilla muy fina, me acerque a su espalda y la abrace, Ella es unos centímetros más alta que yo, aparte un poco su cabello y le bese el cuello con mucha pasión mientras metía mi mano dentro de su franelilla y acariciaba sus duros y erectos pezones.
No podía dejar de besar su cuello, sus hombros, mientras la apretaba hacia mí, Ella era mía, solo mía, la voltee y le di un beso suave pero profundo, nuestras lenguas exploraban cada centímetro de nuestras bocas, Ella hábilmente metió sus manos en mis calzones y empezó a tocarme con mucha fiereza, sabia como me gustaba, metió dos de sus dedos y empezó a masturbarme en plena cocina.
Mis jadeos empezaron a llenar la habitación, Ella quito mi propia franelilla y comenzó a masajear mis pechos, dejo de besarme y fue bajando lenta pero deliciosamente hasta ellos, con la maestría que solo Ella tenía los beso y lamio deliciosamente, pasando su lengua en forma circular por mi aureola y luego apretando con sus labios mis pezones, dios, estaba en la gloria, sus dedos entraban y salían en mi interior.
Ella subió de nuevo hacia mi rostro y me beso con pasión, mordiendo mis labios de la forma más placentera, no tarde mucho en correrme en la combinación de sus dedos dentro de mí y sus besos, jadeante todavía, la mire, su expresión era pura pasión, agarre con mis manos su rostro mordí juguetonamente sus labios.
Me separe de Ella y fui hasta la bolsa con lo que quedaba de las compras del sex shop, el consolador con arnés, me emocione solo con verlo, no era muy grande, pero si grueso, sabía que le encantaría, me lo puse en la propia sala y entre a la cocina donde todavía Ella me esperaba expectante y llena de pasión.
Le ordene que quitara todo y se inclinara en la mesa de la cocina, como toda una sumisa sedienta de placer hizo caso casi de inmediato, agarro sus glúteos y los separo lo mas que pudo para dejar su vagina completamente a mi merced, Ella volteo su rostro y mirándome con la cara mas lacisiva que puedo recordarle, me pregunto. –¿Le gusta así mi Sra?
Su pregunta casi me hace doblar las rodillas, solo pude responder asintiendo y sobando sus rojos glúteos, sabía que por lo menos esa noche no debía azotarlos, pero igual no aguante la tentación de jalar su cabello.
Metí mis dedos en su vagina que ya estaba a reventar de jugos, con esos mismos jugos lubrique el consolador y lo puse la cabeza en la entrada, a pesar de no tener experiencia haciendo esto como tal, lo hice con el mayor tacto posible.
Cuando entro la mitad del consolador Ella estaba ya pidiendo que la llenara completamente, se lo metí hasta donde pudo entrar y empecé un movimiento lento pero profundo de mete y saca como toda una profesional, sus gemidos pasaron a ser casi gritos de puro placer, intente callarla un poco con mis manos, pero era imposible.
No pude hacer otra cosa que jalar su cabello fuertemente y ordenarle que se callara sino quería que azotara tu rojo culo, con sus dos manos tapo Ella misma su boca y seguí penetrándola hasta que se desvaneció con un orgasmo fuerte que incluso mojo un poco mis muslos.
Nos metimos en la ducha para ver una película mientras recuperábamos fuerzas, la noche todavía era joven, y queríamos disfrutar totalmente