Ella, mi debilidad (Parte 8)
Se todas las noches que ambos intentamos encontrar consuelo en la distancia de nuestras habitaciones, sin siquiera poder conciliar el sueño y ahora a un paso de que mi vida sea vencida por el enemigo del tiempo, te escribo para decirte que si, cada noche soñé contigo, cada día me desperté anhelando
- Paula: - baje el peldaño que nos faltaba – termine enamorándome yo...
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Fui yo la que se confesó y fue ella quien sonrió para luego unirnos en la poca privacidad de la mitad de una escalera para besarnos como lo habíamos hecho solo en sueños… ambas estábamos con solo una idea en la cabeza pero sin un lugar donde concretarlo.
Mónica: vamos a mi habitación.
Paula: no, ahí te acostabas con mi padre.
Mónica: vamos a la tuya.
Paula: debe estar Claudia y Gabriela.
Mónica: entonces a la oficina.
Paula: jamás, ahí estabas con Miguel y quizás que bichos habrá.
Mónica: entonces donde?
Paula: donde me di cuenta que te amaba.
Mónica: en la piscina? – me miró asustada – con este frío –.
Paula: entonces tendré que hacer un mejor trabajo para mantener tu temperatura.
Me siguió desconfiada hasta el jardín donde nos íbamos quitando la ropa en cuanto avanzábamos al lugar donde nos encontramos ambas desnudas y frente a la piscina la abrace y ambas tiritábamos nos abrazamos para luego ambas caer al agua, la Luna nos iluminaba y nos permitía encontrarnos bajo el agua donde nos besamos… la apegue a mi aun sumergida y ella fue la primera que rozo mi cuerpo para hacerme temblar una vez más, nos deslizamos por el agua ella con sus muslos en mis caderas se dejaba llevar, el borde de la piscina fue nuestro tope…me miro por unos segundo y aquellos ojos deseosos me dieron pie para deslizar mi mano bajo el agua hasta llegar a su sexo, sus gemidos abrieron mis sentidos y me enloquecieron por completo, las emboscadas no eran tan rápidas por culpa del agua, pero mi fantasía la cumplían sus movimientos y lo que me dejaba ver… a ella por completo… me miró mientras que yo lamia sus pechos y succionaba sus pezones, ella se enloquecía y yo en un acto de poca decencia retire mis dedos en pleno climax… me sumergí en el agua y ella abrió las piernas dejándome entrar en su interior, succione su clítoris hasta que el aire me falto, volví a la superficie solo unos segundos para besarla y luego arremetí bajo sus suplicas, succione por última vez y se vino en mi boca… podía saborearla, era deliciosa, agarra mi cabello y me sube otra vez a la superficie para besarme y jugar con mis pechos, de pronto vimos como una de las habitaciones encendió la luz, eso nos hizo correr por el jardín desnudas en busca de nuestras prendas, las cuales creo… olvide dos… Entre a mi habitación y solo estaba Gabriela la cual dormía profundamente, sentí la puerta de la habitación de Mónica cerrarse y solo pude conciliar el sueño cuando la volví a imaginar entre mis brazos…
Claudia:
Volví a casa y Felipe volvió a irse en cuanto me dejo en la puerta… la casa estaba a oscuras, Doña Hilda, Marcela, Gabriela y mi querida Flor… dormían o eso creía yo, por que en cuanto abrí la puerta apareció la silueta de Flor que salía del comedor.
Flor: encontró a la Señorita Paula? – pregunto preocupada –.
Claudia: si – dije sin mirarla –.
Flor: y donde esta? – busco tras mi espalda –.
Claudia: no se vino conmigo, vendrá luego con Mónica.
Flor: con la Señora Mónica?
Claudia: si.
Flor: se siente mal?
Claudia: no.
Flor: está enferma.
Claudia: no.
Flor: - toco mi frente – está segura?
Claudia: si.
Flor: quiere algo de comer?
Claudia: si.
Flor: que quieres?
Claudia: - fue imposible no tomarlo en doble sentido así solo me reí – nada bonita, me ire a dormir.
Flor: - me miro un poco desilusionada – aun hay algo que tiene que responderme, por respeto aun que sea.
Claudia: que cosa? – dije mientras avanzaba y me sacaba la polera –.
Flor: usted me tiene miedo? – no me miraba ya que estaba solo en sujetadores –
Claudia: - me acerque – yo Flor?, tal vez seas tú quien me tiene miedo – dije mientras me acercaba aun mas y pegaba nuestros pechos en un toque maléfico de mi personalidad –
Flor: señorita – dijo y se dio vuelta –
Claudia: - suspire – si, me aterra enamorarme de tu inocencia y arrebatártela – dije acercándome a su espalda – me aterra robarte esta ternura que hoy me enloquece – le dije en un susurro que provoco que se separara y se ruborizara –
Flor: no quiero que me tenga miedo… - miraba sus manos –
Claudia: - tome aquellas manos para que sea mis manos tuvieran la suerte de tener la atención de esos ojos – no te tengo miedo, me tengo miedo a mi…
Flor: pero si usted es buena – ahora miraba mis ojos –
Claudia: tal vez… pero no me podría comparar a ti – levante su mentón y quise besarla pero me esquivo –
Flor: no aquí, puede venir alguien
Claudia: - me acerque enojada a su oído – algún puto día podré gritar que te quiero sin que a ti te importe que puedan pensar los demás? – subí las escaleras –
Flor: - subió corriendo atrás de mi – usted me quiere?
Claudia: cuantas veces mas tendré que decírtelo Flor? Si, te quiero…
Flor: - se lanzó sobre mi y me beso, ambas caímos al piso y ahí simplemente nos besamos…-
Estábamos en eso cuando sentimos que alguien abría la puerta, por lo que nos arrastramos por la alfombra hasta llegar a la baranda y darnos cuenta que solo era Mónica
Flor: no que venía con la Señorita Paula? – me susurro –
Claudia: lo mismo creía yo…
Flor: y si vamos a ver que paso?
Claudia: y si mejor me besas?
Ahora era yo quien me tiraba sobre ella y la besaba, ambas rodábamos en la alfombra tratando de contener nuestras risas, así estuvimos varios minutos hasta que se escucho moviendo otra vez en la entrada… otra vez gateamos a la baranda para ver como Paula entraba en muy malas condiciones
Flor: esta borracha?
Claudia: supongo que un poco
Flor: un poco? – intento no reírse –
Ambas nos quedamos en silencio cuando escuchábamos tono de discusión pero ninguna lograba escuchar mas que murmullos, decepcionadas vimos como la escena se acababa y ambas iban a nuestra posición, gateamos hasta que la pared nos tapo y nos pusimos de pie para correr al baño.
Claudia: abre la puerta para que escuchemos
Flor: no, déjelas… acaso a usted le gustaría que su amiga nos espiara
Claudia: linda, si mi amiga estuviera en mi posición haría lo mismo… abre la puerta
Abrió la puerta y ahora podíamos ver a las dos subiendo y bajando escalones como las tontas, pero ahí estaban ambas conversando…
Flor: que estará pasando?
Claudia: te bajo lo curiosilla? – le dije mientras le hacía cosquillas –
Flor: - me hizo señas de silencio –
Cuando volvimos abrir la puerta ya no eran escalones lo que las separaba, esperen… nada las separaba, se estaban besando y Flor al verlo cerro la puerta
Claudia: cortaste la mejor parte
Flor: la Señora Mónica también es de las de ustedes? – pregunto aun impresionada –
Claudia: tú que te haces si tu también estas en el team
Flor: ni que team ni que nada… yo solo la quiero a usted – dijo molesta –
Claudia: - la abrace y la bese aunque nos separaban sus brazos cruzados –
Otra vez la puerta nos obligaba a separarnos, las buscamos en la escalera y no las encontramos por lo que entramos a una de las habitaciones la cual estaba llena de cajas y nos dirigimos a la ventana donde pudimos ver como la dos corrían por el jardín… sacándose la ropa, y si Flor se espanto…
Flor: no mires – dijo tapando sus ojos y los míos haciéndome retrocedes y botar unas cajas –
Claudia: tranquila mujer que no es la primera mujer que veo – creo que eso fue peor, ahora no solo me dejaba ver toda la escena también me ignoraba – ninguna tan linda como tu
Flor: yo creo que ha vista a muchas mas lindas que yo
Claudia: - quise reírme por su ternura pero me contuve – ninguna tenía tu pelo – dije acercándome – ni tus ojos, ni tu boca – quise besarla –
Flor: usted cree que soy tan fácil?
Claudia: Dios Flor… todo esto por algo que dije sin pensar
Flor: no, todo esto es por que usted ha estado con demasiadas muchachas
Claudia: ninguna ha sido importante
Flor: y luego a la otra le dirá lo mismo con respecto a mi?
Claudia: que otra? Si yo no me imagino la vida sin ti – la tome de la cintura –
Flor: - cruzo los brazos – si, si, si… muchas palabras bonitas, para mi que son pura mentira
Claudia: - la solté haciéndome la victima – yo? Mentirosa?... eso si que no Flor – quise salir de la habitación pasando sobre las cajas –
Flor: - me tomo del brazo y me hizo devolverme y botar otras 2 cajas – ya oiga, no se lo tome tan a mal
Claudia: usted tampoco se lo tome así
Flor: no me diga usted
Claudia: ve que molesta – le dije tocando su nariz –
Flor: y que están haciendo esas dos ahí? – pregunto mientras miraba por la ventana –
Claudia: - mire yo también a la piscina – si te dijera no mirarías
Flor: - se tapo los ojos en cuanto entendió – vámonos – dijo y retrocedió botando otra caja –
Claudia: deja de moverte o botaremos la casa – dije mientras tomaba su brazo –
Flor: es que su amiga… y por que en la piscina, que acaso son pescados?
Claudia: es su fantasía
Flor: - me miró extrañada – que son raras ustedes
Claudia: nosotras querrás decir?
Flor: - se tapo la cara y luego saco sus manos – bueno si, nosotras – miro hacía el suelo – tenemos que recoger todo esto
Claudia: no… otro día – viendo como se agachaba y levantándola –
Flor: como que otro día? No, no… al tiro nomás
Claudia: Flor no seas cargante… ven.. – la acerque a mi –
Flor: usted se va a ir? – pregunto de la nada –
Claudia: tu te irías conmigo?
Flor: no puedo dejar a mi mamá sola
Claudia: ni yo a Paula…
Flor: entonces?
Claudia: recojamos las cajas? – dije agachándome –
Flor: - se desilusiono otra vez y se coloco de pie –
Claudia: - me puse también de pie y le eche un ultimo vistazo a la ventana – no se te vaya a ocurrir encender la… - muy tarde ella encendía la luz y las dos mujeres de la piscina terminaban su faena – pero Flor… - dije agachándome –
Flor: que cosa? – dijo ella agachándose abajo del interruptor aunque nadie la iba a ver de afuera –
Claudia: - me arrastre sobre las cajas – sabes que te quiero
Flor: si, pero no entiendo que pasa – dijo colocándose de pie y agachándose de nuevo cuando sintió la puerta de entrada abrirse –
Claudia: nada, linda…
Quise reírme por lo estupido de esta situación pero ella coloco su mano en mi boca al sentir los ruidos de la escalera por lo que me quede inmóvil mientras lo que parecía un lápiz se enterraba en mi mano y yo intentaba zafarme pero Flor no se daba cuenta
Flor: que pasa? – dijo después de que me deje caer al piso –
Claudia: - le mostré mi mano haciéndole puchero –
Flor: pero como se lo hizo?
Claudia: tú culpa
Flor: a claro, ahora yo tengo la culpa de todo
Claudia: mira, fue con esto
Tome entre mis manos una agenda la cual ella reconoció
Flor: es de Don Eduardo
Claudia: y el es?
Flor: - me pego con la agenda en la cabeza – el papá de Paula, como tan tontita usted
Claudia: - solo la mire – y que hay? – dije mientras la revisaba –
Flor: - me la quito – no haga eso intrusa
Claudia: ya po… préstamela… - empecé a empujarla con un dedo – lo quiero, lo quiero, lo quiero, lo quiero, lo quiero, lo quiero, lo quiero, lo quiero
Flor: ya, ya… tenga… 3 años, mas no le doy a usted
Claudia: - le sonreí – y que es esto? – le dije ahora sería
Flor: una carta
Claudia: y para quien será? – Dije mientras la giraba y aparecía el nombre de Doña Hilda –
Flor: para mi mamá?
Claudia: - comencé abrirla –
Flor: y usted que hace? – Quitándomela – es de mi mamá
Claudia: acaso no quieres saber que dice esta carta?
Flor: no, son cosas de ella y de Don Eduardo
Claudia: a mi me daría curiosidad, pero bueno… si no quieres
Flor: el principio no más – dijo pasándome la carta –
Claudia: - abrí la carta –
Querida Hilda:
Se todas las noches que ambos intentamos encontrar consuelo en la distancia de nuestras habitaciones, sin siquiera poder conciliar el sueño y ahora a un paso de que mi vida sea vencida por el enemigo del tiempo, te escribo para decirte que si, cada noche soñé contigo, cada día me desperté anhelando encontrarte entre mis brazos en la cama, y se que crees que amo a Mónica y te lo doy a entender así, pero ella… ella necesita mis cuidados tanto como nuestra hija Flor, no te quito mas que tu comprensión y no te regalo nada mas que todo mi amor, para decirte que aunque ella sea mi esposa, que aunque ella lleve aquel anillo tu siempre serás mi mujer… Tu y mis hijas siempre serán lo más importante en mi vida.
Claudia: - mire a Flor, la cual aun estaba en estado de Shock – ósea que tu…
Flor: que mi mamá y Don Eduardo… - hizo señas con las manos –
Claudia: eres hermana de Paula – sonreí –
Flor: de la señorita?
Claudia: hay que decirle – dije tratando de salir de la habitación –
Flor: - me tira otra vez al suelo – no podemos
Claudia: como que no podemos?
Flor: yo soy la sirvienta…
Claudia: tu eres tan dueña de esta casa como lo es Paula… eres la hija del dueño o te lo metes en la cabeza o tendremos varios problemas nosotras
Flor: - se abrazo a mi pecho – él siempre fue como un padre para mi… pero yo… jamás pensé que… - unas lagrimas cayeron –
Claudia: - acaricie su pelo – es tu papá mi amor… es tu papá
Flor: - me miro a los ojos – ósea que ahora son cuñadas?
Claudia: - reí – me estoy comiendo a su hermana
Flor: como que comiendo? Nadie es caníbal aquí
Claudia: agarrando mujer
Flor: a mi usted no me ha tocado nada
Claudia: besando… besando, abrazando y amando
Flor: ahí si…
Cuando llego la mañana solo pude ver a Flor acurrucada junto a mi y tapada con unas cajas… verdaderas vagabundas… la moví un poco y se despertó también.
Flor: como se le ocurre dormirse aquí.
Claudia: tu también te dormiste.
Flor: pero usted tendría que haberme despertado.
Claudia: a si, si, si… todo mi culpa ahora
Flor: ahora me iré a mi habitación y usted a la suya
Claudia: ya… tu sale primero
Flor: no, no, no… usted…
Claudia: no, no… ya las dos
Flor: ya, pero tu abre la puerta
Claudia: por que yo?
Flor: yo la abro y usted sale primero
Claudia: y por que no la abro yo y tu sales primero?
Flor: mejor las dos las dos cosas
Claudia: y por que tu decides todo?
Flor: - me miro enojada –
Claudia: era broma – le sonreí –
Ambas salíamos gateando de la habitación y vimos unas piernas al frente y ambas sabíamos que habíamos sido descubiertas.
Doña Hilda: y ustedes dos que hacen aquí?
Claudia: eh… es que yo
Flor: ordenábamos este cuarto mamá
Doña Hilda: claro y tu en pijama y tu solo en sujetadores
Claudia: es que da calor ordenar – dije aun arrodillada –
Doña Hilda: a claro, y tu, cual es tu ingeniosa explicación por lo del pijama?
Flor: - cerró los ojos y confeso – es que estábamos mirando a la señorita Paula y a la Señora Mónica que hacían no se que cosa en la piscina y botamos muchas cajas y luego entraron y nosotras para que no nos descubrieran dormimos aquí y ahora antes de salir peleamos por que yo sabia que se iba a dar cuenta y luego salimos y la encontramos y después Claudia le dice una tontera, que calor va a tener si estuvo tiritando toda la noche y ahora usted se va a enojar conmigo – recién ahora abría los ojos –.
Claudia: nunca mas jugaremos a las exploradoras juntas
Flor: perdón – dijo en un susurro –
Doña Hilda: si, si… bueno, bajen a desayunar mejor – dijo mientras se alejaba, luego se detuvo y me nos miro – tu cámbiate y usted por favor… vístase
Flor: - me miro – es mi mamá, no le puedo mentir
Claudia: - la mire haciéndome la enojada – estas en la lista de las personas con las que no mataría ni robaría un banco – me puse de pie – lo sabes verdad?
Flor: y eso por que?
Claudia: a claro… después le cuentas todo a tu mamá
Flor: pero si ella si sabe guardar secretos
Claudia: - me reí y esas palabras me hicieron recordar lo de anoche, claro que si sabe guardar secretos – te espero en la mesa para que desayunemos juntas
Flor: bueno – estiro sus labios y me dejo besarla –
Claudia: no te demores, que ya te extraño
Flor: - volvió para abrazarme fugazmente –
Claudia: y eso?
Flor: para que no me extrañes tanto – bajo la escalera y yo me quede ahí vigilando cada paso –.
Hasta que de la habitación sale limpiándose la nariz… Paula.
Claudia: que paso amiga? – dije riendo –.
Paula: el clima de aquí es extraño.
Claudia: - pase por su lado para entrar a la habitación – tal vez sean los lugares donde se te ocurren hacer el amor – entre riendo –.
Continuara….