Ella, mi debilidad (Parte 6)

Monica: ahora tu plan es enamorarme? – se fue –. Paula: - la miré por unos segundos y solo pude susurrar para mí – no, mi plan es no enamorarme de ti.

Cuando tuve su mano en frente no pude hacer otra cosa más que reír mientras la tomaba y la hacía caer al agua en medio de sus gritos y pataleos, cuando salió a la superficie la tenía tan cerca que era imposible no respirar el mismo aire, ella se quedó inmóvil, pensé que me golpearía pero no lo hizo… me miro de una forma extraña y de un segundo a otro sentí una vez más sus labios, pero esta vez era diferente, ninguna de las dos lo hacía con rabia u odio o simplemente por conveniencia u orgullo, lo hacíamos por deseo… deseo por la otra.

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Cuando abrí mis ojos ella me miraba de una forma tan extraña que casi no creí que era la misma persona que había venido a buscar, me acerque y tome su rostro con mis manos mojadas y la volví a besar esta vez yo mantuve los ojos abiertos para ver su reacción, ella solo me abrazo bajo el agua mientras me besaba no como en la ducha, no como en la oficina… ahora era todo diferente y ella también lo sintió, se separó luego de hacerme gozar unos segundos con sus labios y me miró, pensé que volvería a ser la misma y que solo me había regalado en esos minutos lo mejor de ella…

  • Mónica: - salió de la piscina y cuando se colocaba la toalla me miró y me dijo enojada – ahora tu plan es enamorarme? – se fue –.

  • Paula: - la miré por unos segundos y solo pude susurrar para mí – no, mi plan es no enamorarme de ti.

Contuve la respiración y me hundí por unos cuantos segundos… abrí mis ojos bajo el agua y las burbujas que salían de mi boca robaban un poco esa concentración que hace dos segundos solo estaba en ella… que voy hacer?.. Así, seguir con el plan…

Claudia:

Subí las escaleras muerta de la risa, sabía que a Paula no le había gustado mucho mi broma… Entre a la habitación y me acosté en boxers y polera, estaba fumando un cigarro acostada cuando tocan la puerta, por supuesto pensé que era Paula, pero no… no era ella.

  • Claudia: - abrí la puerta y vi a Flor, pude haber sido amorosa como siempre, pero algo en mi aún se sentía herida - si quiero un café me lo iré a preparar yo misma a la cocina – dije cerrando la puerta –.

  • Flor: - la detuvo con la mirada gacha – así es como te vas a comportar? – pregunto casi en un susurro –.

  • Claudia: - tome su mentón he hice que me mirara – aquí en frente no está tu patrona, está la mujer que te quiere, así que si me vas hablar te ruego que lo hagas mirándome a los ojos.

  • Flor: perdóname – dijo mirándome –.

  • Claudia: la que tiene que pedir disculpas aquí soy yo – dije entrando a la habitación –.

  • Flor: por qué tú? – dijo aun en la puerta –.

  • Claudia: por esperar que me quieras tanto como yo – hice un gesto para que entrará –.

  • Flor: lo dices como si no te quisiera – dijo entrando tímidamente y cerrando la puerta –.

  • Claudia: no sé lo que tu sientes. Pero sea lo que sea… - dije resignada –.

  • Flor: - tomo mi rostro y me dio un pequeño beso – yo también te quiero.

  • Claudia: - ahora era yo quien no podía mirarla –.

  • Flor: - rio de mi e intento irse –.

  • Claudia: no me dejes sola – dije casi en ruego –.

  • Flor: la señorita Paula debe estar por venir.

  • Claudia: no lo creo, debe estar dándose un chapuzón – dije conteniendo la risa –.

  • Flor: y para que me necesita?

  • Claudia: - me acosté rápidamente en la cama y me tape hasta el cuello, luego la mire haciéndole puchero – para que me hagas tuto.

  • Flor: que es tuto? – pregunto enternecida por mi voz –.

  • Claudia: tuto es dormir – dije con mi voz normal –.

  • Flor: entonces tú quieres que yo te haga dormir? – pregunto riéndose –.

  • Claudia: si – le dije frunciendo el ceño como niña malcriada –.

Le hice un espacio en mi cama y ella se recostó, primero con timidez y luego un poco más relajada, me di vuelta y quedamos de frente, ella se congelo, lo único que quiero es que se sienta cómoda conmigo por lo que bese su nariz y ella sonrió.

  • Claudia: te puedo pedir un último favor? – dije a punto de dormirme a causa de sus caricias –.

  • Flor: cuál? – preguntó ella sin detenerse –.

  • Claudia: me das un beso antes de que te vayas cuando me duerma? – dije con los ojos cerrados –

  • Flor: para qué? – pregunto acariciando mis labios –.

  • Claudia: - abrí los ojos –  para que me dejes un poco de ti y así no extrañarte tanto.

Los volví a cerrar solo cuando pude verla sonreír, y me dormí, miento… me hice la dormida para que ella me besara, lo hizo tocando suavemente mis labios con los suyos… susurro un te quiero y me fue inevitable sonreír.

  • Flor: - río nerviosa –  pensé que dormías, mentirosa.

  • Claudia: pero si estaba durmiendo, tú me despertaste.

  • Flor: de verdad? Lo siento

  • Claudia: - la abrace para pegarla más a mí – no quiero dormir, quiero que me des besitos – dije estirando los labios –.

  • Flor: no, puede venir alguien – me corría la cara –.

  • Claudia: si no quieres mis besos tienes que decirlo – le dije aun con la boca estirada –.

  • Flor: - me tomó el rostro y me acaricio –  tengo miedo.

  • Claudia: yo no te haré daño – le dije preocupada por su cara –.

  • Flor: no lo digo por eso, pero te acusas sola – dijo entrecerrando los ojos –.

  • Claudia: entonces por qué? – pregunte mientras le sonreía –.

  • Flor: le tengo miedo al tiempo.

  • Claudia: ¿lo dices porque me voy?

  • Flor: si, por que solo estarás 6 meses aquí.

  • Claudia: pero en seis meses pueden pasar muchas cosas – le dije coquetamente haciendo que se sonrojara –-

  • Flor: tonta – me dijo y me abrazo – no quiero que te vayas pero no dejaría que te quedes.

Creo que podría quedarme aquí pero mi futuro está en mi país con mi familia y nuestros amigos, solo son 6 meses y cuando escuche su miedo, también se transformó en el mío, tenía razón por más que intentará mirarla relajada por dentro tengo un nudo de dudas con lo que haré para no enamorarme de ella, la acerque a mí para besarla y justo entro Paula… ella se asustó y se levantó de inmediato

  • Flor: señorita, disculpe

  • Paula: - contenía la risa – no te preocupes Flor…

  • Claudia: linda, si no estábamos haciendo nada malo

  • Paula: ni siquiera se basaba, despreocúpate

  • Flor: - se retiró sonrojada –

  • Paula: y? que le pudiste robar? – mirándome coquetamente –

  • Claudia: unos cuantos besos y me pego uno de sus miedos

  • Paula: que miedo?

  • Claudia: te has puesto a pensar que pasaría si nos enamoramos?

  • Paula: si tú te enamoras de ella querrás decir

  • Claudia: no Paula, que pasa si tú te enamoras de Mónica y yo me enamoro de Flor?

Paula: vacile unos segundos, tenía razón… acabo de besarla en la piscina como si fuera la mujer con la que quisiera pasar el resto de mi vida, y a ella la encuentro en la cama con una niña a la cual ninguna de sus anteriores pretendientes la iguala, que iba a pasar si nos enamorábamos? Nuestro amor queramos o no tenía fecha de vencimiento, pero aun peor teníamos a una enemigo en común, la vida… la misma que había puesto a Mónica en el papel antagónico de esta historia, la misma que puso a flor y a Claudia en un abismo social del que tendrían que lanzarse juntas para sobrevivir, la misma vida que me ponía a mi ahora a temblar al pensar en sus labios y en qué pasaría si me enamorara de mi peor enemiga… mi madrastra…

  • Claudia: Paula te estoy hablando

  • Paula: ah ¿sí?, como se te ocurre que me voy a enamorar de Mónica – me puse de pie y me saque la ropa mojada –.

  • Claudia: ¿qué paso en la piscina?

  • Paula: ¿cómo sabes que fui a piscina?

  • Claudia: entonces te measte? Porque estas empapada.

  • Paula: ah sí, claro – dije palpando mi ropa – nada.

  • Claudia: le mientes no solo a tu mejor amiga sino también a tu hermana.

  • Paula: la bese.

  • Claudia: ¿eso te costaba decirme? Ya la has besado antes.

  • Paula: pero no como ahora, ahora fue diferente.

  • Claudia: ¿qué cambio?

  • Paula: todo, desde el beso hasta su mirada.

  • Claudia: te estas enamorando – dijo tapándose con las sabanas –.

  • Paula: por supuesto que no.

  • Claudia: tu no viste ese brillo en los ojos que te acabo de ver a ti.

  • Paula: no seas tonta – le tiré una almohada –.

  • Claudia: ¿se te haría más fácil si yo lo digo primero?

  • Paula: ¿decir qué?

  • Claudia: creo que me estoy enamorando de Flor, ¿y tú Paula? ¿Te estas enamorando de Mónica?

  • Paula: - lo pensé unos segundos –.

  • Mónica: – entro a la habitación – yo también quiero escuchar esa respuesta.

  • Paula: ¿qué haces aquí? – dije tapándome –.

  • Mónica: ¿te estas enamorando de mí? – me pregunto –.

  • Paula: - le sonreí altaneramente bajo esa mirada que parecía pedirme con gritos de ternura que me confesara – sueña linda – salí con mi ropa directo al baño –.

Escuche sus pasos y vi su sombra en la pared, sabía que entraría conmigo y lo peor de todo es que sabía que no la detendría, iba casi desnuda por el pasillo y cuando entramos al baño deje que ella cerrara la puerta y hablara primero bajo la mirada atenta de mi ansiedad.

  • Mónica: ¿por qué no quisiste responderle a tu amiga?

  • Paula: a la que no quise responderle fue a ti.

  • Mónica: ¿por qué? ¿tienes miedo a decirme que te enamoraste de mí?

  • Paula: - reí – tenía miedo de romperte el corazón.

  • Mónica: - se acercó  a mi dejando sus pechos en contacto con los míos – deja de mentir, deja de hacerte la fuerte por favor.

Le creí, por unos malditos segundos le creí pero recordé sus mentiras y quise irme, pero me atrapo entre sus brazos, los cuales me abrazaron dejándome inmóvil, se acercó no para besarme sino esperando que yo lo hiciera, y yo no pude hacer otra cosa más que caer en los encantos de sus melodiosos respiros como si fuera una cobra, me acerque y cuando estábamos a punto de volver a caer, escuchamos un auto llegar.

  • Mónica: mierda llegaron – dije posicionando sus manos sobre su cabeza –.

  • Paula: ¿quién llego?

  • Mónica: supongo que no conoces a tu tía Marcela y su hija adoptada Gabriela.

  • Paula: ni siquiera sabía que mi papá tuviera hermanos.

  • Mónica: bueno, tendrás la suerte de conocerla.

Abajo tocaban la bocina como locas, por lo que tuvimos que bajar, me vestí rápido y Claudia me esperaba afuera del baño.

  • Claudia: si pides mi opinión, la hija está mejor que la madre, pero la experiencia que se le ve en las manos no las cambiaría por la inocencia de la hija.

  • Paula: es mi tía y por consecuencia ella es mi prima.

  • Claudia: ah, todo queda en familia – dijo mientras bajábamos las escaleras –.

Si quieren mi opinión Claudia tenía razón la hija era bellísima, las fuimos a saludar y claro Claudia beso primero a mi tía mientras yo me dirigía a la que legalmente era mi prima…

  • Claudia: entonces ustedes se quedarán unos días aquí?

  • Marcela: claro, si Mónica nos permite quedarnos.

  • Paula: ella las dejará quedarse encantadas – mire primero a Marcela y luego a Gabriela que le prestaba más atención a la casa que a mí – y yo también estaría encantada de convivir con ustedes.

  • Marcela: eres igual a tu padre – dije tocando mi rostro –.

  • Paula: lamento decirle que no es ningún cumplido.

  • Marcela: -río –  me imagino, hija ven – dijo tomando el brazo de Gabriela – espero que sean amigas con mi hija.

  • Paula: encantada – dije mirando a Claudia que entendía mi doble sentido –.

  • Mónica: Flor por favor ve y prepárale la habitación a la Señora Marcela y a Gabriela.

  • Claudia: Gabriela se puede quedar en nuestra habitación – ¿alguien se puede imaginar la cara de Flor? –.

  • Marcela: entonces prepara una habitación linda – dirigiéndose a Flor –.

Mónica como de costumbre pidió permiso y se retiró al estudio, la Señora Hilda preparaba un café para Marcela y Gabriela, mientras yo miraba a mi hermosa prima y Claudia no le quitaba los ojos de encima a mi tía.

  • Paula: - golpeando su brazo – y tú que no estas enamorada de Flor?

  • Claudia: amor y sexo amiga, totalmente diferente…

  • Paula: Flor te miró con tremenda cara cuando dijiste que Gabriela se podía quedar en nuestra habitación.

  • Claudia: se le pasará el enojo cuando se dé cuenta que hice eso solo para no dejarte sola y poder escaparme segura a su habitación mientras dejo tu primita como guardiana de tus sueños.

  • Paula: - la golpee – cállate.

  • Claudia: - río –.

  • Marcela: ¿por qué no se toman un café con nosotras?

  • Claudia: por supuesto – dijo ella sentándose junto a Marcela –.

  • Marcela: ¿y dónde está la viuda negra?

  • Paula: ¿Mónica?

  • Gabriela: ¿quién más?

Acabo de tener un paro cardiaco, si pudieran escuchar su voz, su acento si pudieran ver sus gestos creo que se enloquecerían tanto como yo, la mire tanto que ella se sonrojo.

  • Claudia: si fueras hombre se te hubiera parado – me dijo al oído, provocando mi risa –.

  • Paula: ¿vamos a fumar? – le pregunté a Claudia –.

  • Gabriela: ¿tienen cigarros? – preguntó –.

  • Paula: si, vamos?

  • Claudia: vayan, no quiero dejar a Marcela sola.

Disimule un golpe bajo la mesa, salimos Gabriela y yo y encendimos un cigarro.

  • Gabriela: ¿y hace cuanto estas acá?

  • Paula: como tres días – reí –. Aunque se me ha parecido mucho más.

  • Gabriela: ¿habías venido a España antes?

  • Paula: no, jamás.

  • Gabriela: ¿y te gusta?

  • Paula: tiene mujeres muy lindas – le sonreí coquetamente –.

  • Gabriela: ¿ah sí? – Con la misma sonrisa-.

  • Paula: pues las pocas que conozco no han hecho otra cosa que impresionarme con su belleza.

En eso aparece el cabrón de miguel interrumpiendo bruscamente nuestra coqueta conversación.

  • Paula: y tú qué haces aquí?

  • Miguel: pues no vine a verte a ti niñita.

  • Paula: si pues si no lo sabes esta también es mi casa.

  • Miguel: Jajá! No lo será por mucho tiempo.

  • Paula: ¿a qué te refieres?

  • Miguel:- solo me miro Con una sonrisa totalmente irónica-.

Al parecer este tipo se está salvando de muchas porque en ese instante llego Mónica a salvarle el trasero, como la mayoría de las veces.

  • Gabriela: uy! Ese tipo es un pasado.

  • Paula: dímelo a mí, no hace otra cosa que pasearse por esta casa como si fuera el dueño… a veces me dan ganas de…

  • Gabriela: matarlo?

  • Paula: jaja! No nunca llegaría a ese extremo.

  • Gabriela: mmm…

  • Paula: ¿Qué?

  • Gabriela: tus ojos me dicen otra cosa.

  • Paula: no mataría a una persona eso te lo aseguro, pero si daría mi vida por muchas.

  • Gabriela: eso es un poco más creíble.

  • Paula: Me alegro de que me creas.

  • Gabriela: no es por ser metida ni nada, pero hay muchos rumores de que ese tipo era amante de Mónica, e incluso cuando estaba con tu papá.

  • Paula: ¿por qué me dices eso?

  • Gabriela: solo lo digo porque Mónica me parece una persona despreciable, capaz de hacer cualquier cosa con tal de quedarse con toda la fortuna de tu papá, y no es por nada pero mi tío era bastante estúpido y podrían haberlo engañado de la forma más sencilla.

  • Paula: ¿te cuento un secreto?

  • Gabriela: Dime- me dijo con la voz sexi de toda española-.

  • Paula: Todo lo que dijiste de Mónica… es posible que yo también lo crea, quise darle una oportunidad, tal vez conocerla mejor, pero sus secretos con ese tipo me cabrearon, pero lo soporto solo porque al igual como tú dices que mi papa era un imbécil puede que yo también lo sea, con la condición de que lo mío es solo un contrato que se cancela cuando yo quiera… si yo quisiera ahora mismo me marcho y esta casa pasa a ser directamente donada a un hogar de caridad.

  • Gabriela: ósea que… tienes algún plan o algo?

  • Paula: tal vez en un principio si…-quedándome callada a media frase-.

  • Gabriela: pero ahora…-dijo mirándome expectante-. Ay! No me digas.

  • Paula: ¿qué?

  • Gabriela: ¿te enamoraste de ella?

  • Paula: ¿disculpa? ¿Cómo? Haber… ¿cómo te diste cuenta?, ósea no… pero…

  • Gabriela: ¿sí o no?

  • Paula: no lo sé.

  • Gabriela: pues tus ojos me dicen otra cosa.

  • Paula: ¿Qué te dicen mis ojos?

  • Gabriela: me dicen que tienes miedo, de que si se te acerca a más de dos centímetros de tus labios no vas  a poder detenerte, de que no puedes simplemente soportarlo, la amas, pero prefieres mil veces odiarla porque es más fácil, pero te digo una cosa, solo el amor ahuyenta el miedo, el resto solo tienes que hacerlo tú.

  • Paula: wow! Saliste toda una gurú del amor-sonriéndole-.

  • Gabriela: por favor ponte seria.

  • Paula: lo siento, es que me niego a aceptarlo ¿sabes?

  • Gabriela: el miedo es completamente natural, tienes que dar el paso, no creas que eres la única, todos en este mundo hemos tenido miedo, miedo a que nos rechacen, a quedarnos solos, no huyas a lo que sientes, ese es el consejo que puedo darte yo.

  • Paula: mmm, ¿sabes que me das a pensar?

  • Gabriela: ¿qué?

  • Paula: que alguien te rompió el corazón, ¿o me equivoco?

  • Gabriela: no quiero hablar de eso.

  • Paula: no te preocupes, tenemos tiempo, me has caído súper…

  • Gabriela: tú también a mí, aunque me caerías mejor si le dijeras todo a ella, por más mal que me caiga Mónica, no te voy a decir que no lo hagas porque es tu decisión.

  • Paula: gracias.

  • Gabriela: ¿iras?

  • Paula: si deséame suerte.

  • Gabriela: suerte.-me dijo mientras yo corría por las escaleras-.

Cuando uno piensa que las cosas al fin le van a resultar justo ahí es cuando se cruza ese inmenso muro y chocas y te caes, y se es muy difícil pararse, mentiría diciendo que no me dolió, una maldita mentira, sentí el corazón partirse en mil pedazos, sensación nunca experimentada en mi vida.

Fui a la oficina de Mónica y lo primero que vi fue ella encima de ese tipo, de ese asqueroso, que sujetaba con sus manos el trasero de Mónica, la repulsión que sentí en ese momento es indescriptible, el asco y el deseo de romper todo a mi alrededor… la desilusión y dolor, sentimientos encontrados.

Solo fui capaz de mirar con la cara llena de odio, y con el llanto en mis ojos, aquellas lagrimas que aún no corrían por mis mejillas pero que bastaba solo una mirada de ella para que comenzaran a recorrer y no parar, y así fue. Cuando ella se dio cuenta de que yo estaba ahí, quedo paralizada, su cara fue de sorpresa, de ¿perdón?, que podía hacer yo ahí, ya lo había visto todo. Me dirigí a ningún lado, aun no recobraba la conciencia.

Claudia: paula! Pau!- acercándose a mí y moviéndome de los hombros-.

Paula: me largo de aquí.

Continuara……………….

Mis disculpas a todos aquellos lectores que quedaron colgados con la historia, mi intención  no fue demorar “tanto”, pero las circunstancias así lo quisieron…también agradecer a todos los que la leen, por los comentarios ;D , no prometo volver pronto, pero tratare, aquí la conti.