Ella, mi debilidad (parte 17)

Era todo confusión en mi cabeza, añoraba verla otra vez pero me daba tanto miedo lo que podría sentir con solo una mirada de ella sobre mi, es que solo puedo decir que ella es mi debilidad, la más grande y la más poderosa que he tenido, y no quería que esas debilidades jugaran en mi contra.

Flor: he esperado mucho tiempo este momento-.me dijo susurrando antes de que nuestras bocas se unieran ante ese ansiado beso-.

....... Continuara........

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Paula:

A la mañana siguiente me dolía el solo abrir los ojos, pesaban más de lo normal, me dolía la garganta de tanto fumar, pensaba en quedarme acostada todo el día, pero como la vida no es tan maravillosa, siempre tiene que haber una persona que arruina tus planes.

Yo: ¡Claudia! ¡Ya cierra esa cortina por dios!  - tapándome con la almohada-

Claudia: ¡te llamo tu papá, dijo que tenías un almuerzo con él y que te pasaría a buscar en dos horas más, pero como eso ya fue hace una hora y cuarto, solo te quedan 45 minutos, así que yo tanto como tu papá apreciaría que te levantes ya, y metas tu trasero a la ducha que te ves espantosa, he dicho!  - yéndose-.

Volví a taparme, hoy vería a papá, lo había olvidado completamente, anoche bebí demasiado, tan solo quería dejar de pensar por un instante, la verdad es que quería dejar de pensar en ella, ver a flor y a Claudia juntas como anoche, tan solo me hace recordar que a mí me hace falta esa parte, esa mitad que deje en España y que no volveré a recuperar. Tal vez debería de seguir con mi vida, pero siento que en cada esquina hay algo que me la recuerda, aunque no hayamos estado las dos juntas aquí, sino a miles de kilómetros de distancia y con un océano de por medio, calcular la distancia entre ella y yo sería como calcular los latidos de mi corazón al pensarla, me pierdo en la rapidez y lo lento que late aquel musculo que de a poco pierde vida.

Me duché y vestí lo más rápido posible, cuando salí del cuarto estaban Claudia y flor cocinando, bueno flor porque Claudia con su poca audacia a penas y sabia cocinar un huevo frito.

Paula: mmm... Que bien huele-. Respirando con suavidad-.

Claudia: ¿verdad que si cuñadita?

Paula: ¿haber, de que me perdí?  - pregunte-.

Flor: estamos juntas nuevamente, pero esta vez nuestro reencuentro es definitivo-. Confeso Sonriendo-.

Yo sin poder creerlo solo me lance sobre ellas a abrazarlas.

Yo: no puedo creerlo. - decía yo volviéndolas a abrazar-.

En eso suena mi teléfono, un número desconocido, conteste.

Yo: diga. - dije al contestar-.

Pero nadie me hablo, la respiración al otro lado de la línea de a poco se comenzó a acelerar, y sin antes poder volver a hablar me cortaron.

Me pregunto quién habrá sido, comimos aceleradamente cuando de pronto llego mi papa acompañado de doña Hilda. Flor y Claudia intentaban disimular que estaban juntas pero la primera en darse cuenta de ello fue doña Hilda que las miro y entendió que la felicidad de su hija era aquella muchacha atrevida que llego a cambiarles la vida, ella solo las abrazo, un abrazo solidario de buena suerte, papa y yo nos apartamos.

Papá: ¿ellas dos son... Novias?

Yo: Si papá, ¿no te molesta tener a dos hijas lesbianas verdad?

Papá: jajá, no, no es eso, solo que flor me sorprendió un poco más, pero son mis hijas, y las amo a las dos tal y como son, a ti con tu fortaleza y a flor con su fragilidad. -dijo mirándome-.

Yo: pues lo agradezco, ya pensaba que saldrías escapando, sobre todo por haberme metido con tu mujer. -dije hablando de Mónica-.

Papá: sobre eso tengo que hablarte. -dijo cambiando el tono de voz-.

Yo: oh no papá, no quiero saber nada que tenga que ver con ella.

Papá: pasa que tienes que testificar contra ella, tu formaste un papel muy importante en nuestra jugada contra ella.

Yo: pero eso no significa que la delatare-. Ni yo creía lo que decía-.

Papá: ¿por qué no?  - pregunto algo furioso-. ¿Acaso te enamoraste de ella?  - dijo cuestionándome-.

En eso llego Claudia a interrumpir nuestra conversación y se lo agradecí con la mirada.

Claudia: ¿por qué no cocinamos algo aquí? ¿Podríamos cenar todos juntos no?  -mirándome-.

Yo: la verdad ya se me quito el hambre, con permiso- dije mirando a todos-.

Me fui a mi cuarto y a los segundos llego flor, yo empecé a leer un libro sin siquiera mirarla, no quería que nadie me dijera ya más nada sobre ella, cualquier error que yo haya cometido ha sido solo mío, no permitiría que me arrebataran su recuerdo, por muy malo que haya sido su final.

Flor: ¿aun la amas verdad?  -dijo buscando mi mirada-.

Yo: - pegada al libro le dije-. No lo sé, talvez si no lo hiciera no dolería tanto el recordarla. -dije al fin mirándola-.

Flor: ella y yo... Bueno hemos hablado, está constantemente preguntando por ti.

Yo: sea lo que sea no quiero saberlo flor, prefiero solo no saber de ella.

Flor: ósea que la amas, pero evitas hablar de ella, lo entiendo, pero dime una cosa, ¿por qué no quieres testificar en su contra?, tu sabes muy bien todo lo que hizo.

Yo: talvez sea porque no sé qué hay detrás de todo, detrás de la historia que sabemos, no me gusta juzgar las apariencias.

Flor: pero tú lo viste, lo viviste, no es solo "una apariencia".

Yo: es que flor tú no sabes... Cada vez que estábamos juntas yo lo vi, lo sentí, cada sentimiento era real, no solo era una apariencia, ella nunca fingió, sé que lo que sentimos fue real, por más que los hechos puedan decirme lo contrario.

Flor: Tengo ciertas cosas que contarte, ¿recuerdas la noche que fuimos con Mónica a buscarlas a un bar? Esa fue la primera vez que quise desistir de la idea que tenía papá y hacerme a un lado, lo digo porque cuando volvimos camino a casa la señora Mónica lloro desconsoladamente todo el camino, y me repitió mil veces que ojalá fuera todo menos complicado, pero que tenía que hacer lo que fuera para protegerte, que ella hubiese querido cambiar las cosas pero que tú eras lo más importante, hasta ese momento no lo entendí, ¿pero y si Mónica se sentía amenazada? ¿Y si era imposible para ella evitarlo?

Yo: ¿y si solo mentía?  -dije de vuelta-. No lo podríamos saber flor, ahora lo importante no es eso, mírame-. Le dije-. ¿Estas feliz?

Flor: ahora sí, desde que la conocí supe que mi felicidad dependería de ella, es tan única, nos esforzamos tanto para estar separadas y aquí estamos nuevamente, juntas.

Yo: te felicito hermana- dije abrazándola-. Solo cuídamela, y entiéndela porque no hay nadie más complicada que ella.

Claudia: ¿están hablando de mí?  -dijo entrando a la habitación-.

Yo: oh si tú el centro del universo- dije burlándome-.

Claudia: tu papá te espera- me dijo-.las espera-mirando a flor-.

Ya nuevamente en la cocina él se me acerco y se paró a mi lado, con cara de culpabilidad, de tristeza, de inocencia y me hizo un puchero, casi igual a los que le hacía yo a mi mama cuando niña para evitar que me regañara, ya veo el porqué de su histeria cada vez que hacia eso, me decía “eres igualita a tu papá”, solo hasta este momento lo comprendí, Javier y Mónica también me lo habían dicho, éramos más parecidos de lo que creí.

Yo: ¿ese es tu complejo de culpabilidad para evitar pedir disculpas? -dije casi en una risa-.

Papá: bueno que te puedo hacer, no se ser padre, tendré que mejorar mi método de disculpa-dijo nuevamente haciendo puchero-.

Yo: también lo siento papá, siento que todo esto pasara.

Papá: nada de esto es tu culpa, fue mi plan, mi juego, no debí de haberte involucrado, ni a ti ni a flor.

Yo: no creo que nada sane lamentándose, por lo menos algo bueno salió de todo esto, tu estas feliz con doña Hilda, y flor con Claudia-mirándolas-.

Papá: y tu hija ¿Tu estas feliz?

Yo: la felicidad es mi responsabilidad papá, y talvez si no lo soy ahora lo seré mañana, pero la pena no es eterna.

Papá: bueno ya que al final no tuvimos la ocasión de estar solos, tengo que compartir una información contigo y con todos-dijo mirando a flor y Claudia-. aquí con Hilda queremos contarles que… nos vamos a casar.

La cara de flor y la mía cayó al suelo, pero de sorpresa, flor fue la primera en felicitarlos, luego Claudia los abrazo, y yo quede para el final, me alegraba, realmente me alegraba.

Yo: los felicito-. Ya en frente de ellos-. Los felicito a los dos, al fin una buena noticia, ¿para cuándo será la boda?  - pregunte-.

Papá: bueno habíamos pensado que, en un mes, pero ya no aguanto, quiero que esta mujer aquí presente sea ya mi esposa-. dijo con felicidad-.

Doña Hilda: para mi felizmente seria mañana mismo, pero con los preparativos y todo creo que nos tardaremos un par de semanas-. Dijo con entusiasmo-.

Flor: pues yo me ofrezco a ayudarles con el banquete y toda la organización de la boda-. dijo también entusiasmada-.

Claudia: yo puedo ayudarte si quieres- dijo mirándola-.

Doña Hilda: tienen que irse preparando, ya que algún día se vendrá la boda de ustedes también-. Acoto y las chicas pusieron cara de miedo enseguida-.

Yo: -sin evitar reírme-. Jajá lo más probable es que va a tener que esperar muchísimo doña.

Claudia: yo no me caso sin antes que se case paula. -dijo mirándome de vuelta-.

Flor: si sabes, yo también pienso lo mismo, primero tengo que ver a mi hermana de blanco hacia el altar, y de ahí puedo casarme tranquilamente.

Papá: bueno, bueno, no me asusten aquí a la niña sino no querrá casarse nunca.

Flor: ¿y donde será la boda? ¿Aquí en chile o en España?

Papá: bueno eso queríamos conversarlo con ustedes, especialmente contigo paula- mirándome-.

Yo: papá yo…

Papá: será solo un día, te aseguro que en un día no pasará nada.

Los cuatro me miraron a modo de súplica…

Yo: no puedo papá, no puedo, antes tiene que resolverse todo ese asunto que me tortura cada día, solo así podre regresar.

Los días fueron pasando, Claudia estaba más que feliz, ya habían arreglado con flor todos aquellos asuntos que tuvieron en el pasado y los enterraron, talvez yo deba hacer lo mismo, volver a empezar, ¡es que Mierda! No sé cuántas veces ya en todo este tiempo me he replanteado hacer lo mismo, volver a empezar, cerrar aquel capítulo de mi vida, como si pudiera hacerlo, como si fuera posible poder olvidarte.

Claudia: ¿Hasta qué hora te quedaste dormida anoche?  -dijo tomando la tasa de café que había preparado-.

Paula: no lo sé en realidad, que se yo ¿5 o 6 de la mañana?

Claudia: queda una semana paula, tienes que tomar una decisión antes de atormentarte cada noche fumándote diez cigarrillos en plena madrugada.

Paula: ¿y qué crees que es lo que hago? He pensado diez mil excusas para inventarle a papa, no puedo volver.

Claudia: deja de tenerle miedo al pasado hermana, eso no te llevara a ningún sitio, aparte es solo un lugar, nadie asegura que la veras, aunque lo más probable es que si ya que…-se quedó callada-.

Paula: ya que, ¿qué?  -pregunte chismosa-.

Flor: buenos días- dijo flor entrando a la cocina solo en una polera-. ¿De qué habláis?

Paula: primero, son cosas nuestras, no seas chismosa, y segundo ponte algo más abrigado flor por favor que ya hace frio.

Flor: Pues aquí esta señorita me prefiere así-. dijo dándole un beso de buenos días-.

Paula: tu-. apuntando a Claudia-. Ordénale que se abrigue.

Claudia: mi amor-. mirando a flor que estaba sentada sobre sus piernas-. ¿Quieres que te vaya a cambiar de ropa?

Paula: ¡ay por dios!  Voy a vomitar -suena mi teléfono-. las manos donde las vea-apuntando a Claudia con la cuchara de café-. Donde las vea- repetí-.

Otra vez lo mismo, esa respiración, me congele en el teléfono, ¿podría ser ella?, o tan solo era todo parte de mi imaginación, o de las ganas que tenia de escuchar su voz.

Paula: diga, ¿hay alguien?  -pregunte por segunda vez-. Por favor háblame-con voz de súplica y los ojos llenos de lágrimas-. ¿Eres tú?

Hola- me contestaron al otro lado de la línea-.

Paula: eres tu…

Lo siento, aun no puedo-cortando-.

Claudia se acercó e inmediatamente se dio cuenta de mi estado absorto en el que estaba.

Paula: Era ella- dije sin mirarla-.

Claudia: ¿estas segura?

Paula: era ella, era su voz-dije limpiando la lagrima que corría por mi mejilla-. Estoy segura de que era ella-.

Flor: ¿Qué ha pasado?  -pregunto acercándose-.

Claudia: Mónica…

Flor: ¿no le has contado verdad?  -dirigiéndose a Claudia-.

Paula: ¿contarme qué?

Claudia: Es complicado…

Flor: como empezar…-sentándose-. Cerraron el caso, papa retiro todos los cargos, Mónica quedo absuelta de todo. -dijo tranquilamente-.

Paula: ¿por qué haría papa eso?

Flor: porque quería solucionarlo todo, no sé, tan solo quiere hacer las paces con ella.

Estaba decidido, la boda seria en dos días, al final había decidido viajar a España, tenía miedo, miedo de encontrármela caminando por la calle, miedo de que se presentase a la puerta y que me pierda en su mirada, pero más que eso una parte de mi deseaba saber la verdad, su versión de los hechos, deseaba sentarme con ella a tomar un café y darle una oportunidad de que me cuente como habían sido todas las cosas, pero otra parte de mi quería solo tenerla en frente para darle una cachetada y reclamarle el porque me había engañado, un toque de odio y de deseo, era todo confusión en  mi cabeza, añoraba verla otra vez pero me daba tanto miedo lo que podría sentir con solo una mirada de ella sobre mi, es que solo puedo decir que ella es mi debilidad, la más grande y la más poderosa que he tenido, y no quería que esas debilidades jugaran en mi contra.

Perdonen la demora!